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DERECHO AL TRABAJO
FACULTAD : DERECHO
2018
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DEDICATORIA
Agradecimiento
Al todo poderoso Dios, a mi tutor virtual, por el tiempo
que dedica a esta hermosa profesión, por su dedicación, por
sus esfuerzos, por su paciencia y compromiso, es nuestra
base fundamental de nuestro desarrollo como personas, con
el cual por sus consejos, enseñanzas y sabidurías, estamos
aprendiendo a afrontar de la mejor manera los problemas
y obstáculos que a diario se nos presentaran en el devenir
de nuestra ardua carrera profesional.
Gracias.
Vaya el sincero agradecimiento a Dios todopoderoso y a
nuestro tutor virtual quien con su vasta experiencia nos orienta
en el mundo del Derecho. Es sabido que esta carrera demanda
de una gran responsabilidad, como cualquier otra, sin
embargo, somos conscientes que debemos estar preparados
para impartir justicia en todos los ámbitos y exclusivamente a
aquellos que son víctimas del abuso en sus centros laborales.
Es por ello, que reiteramos nuestro reconocimiento por esta
ardua labor.
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INDICE
Portada 01
Dedicatoria 02
Agradecimiento 03
Índice __________________________________________ 04
Titulo 05
Resumen________________________________________ 06
Introducción_______________________________________ 07
Conclusión xx
Bibliografía xx
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BASE LEGAL:
PREÁMBULO
TÍTULO I
DE LA PERSONA Y DE LA SOCIEDAD
CAPÍTULO I
Nadie está obligado a prestar trabajo sin retribución o sin su libre consentimiento.
ANTECEDENTES:
EL TRABAJO EN EL IMPERIO INCAICO
Las tareas eran asignadas a unidades domésticas y no a individuos y era este grupo, el
que tenía bajo su responsabilidad, la existencia de niños, ancianos, viudas, huérfanos y
lisiados. El trabajo, para hacer casas, sembrar, barbechar, hacer carreteras,
fortalezas, sistemas de riego, andenes estatales, almacenes de alimentos, etc., se
convertía en trabajo de la comunidad. El trabajo, la energía de los hombres y mujeres,
se empleaba también por el Estado y al Kuraka, que lo representaba, al igual que
el trabajo social del ayllu. El trabajo era una obligación. Había comercio de trueque de
productos, el ciclo comercial era muy limitado, no podía adquirirse artículos de lujo,
porque no existían. El capital no producía ningún interés. Lo que se adquiría, se repartía
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trabajo, las horas extras, el trabajo nocturno, la CTS que son tan extendidas en nuestra
sociedad y en nuestro país.
Convenios estos que se deben caracterizar porque tienen que respetar en todo
momento la legislación laboral existente. En concreto, se pueden establecer dos tipos:
los convenios de empresa, en los que ejercen de interlocutores los delegados sindicales
o los comités de empresa, y los convenios de rango superior donde son los sindicatos
los encargados de tener la representatividad.
Aparición del Derecho del Trabajo o Derecho Laboral
El Derecho del trabajo surge de las nuevas relaciones que se establecieron durante
la revolución industrial. Frente al poder económico y político que adquirieron los
industriales capitalistas y grandes empresarios, surgieron primero de forma espontánea
y esporádica diversos tipos de protestas, como las manifestaciones, paros, marchas y
huelgas, la ocupación de fábricas y el sabotaje, que precedieron a la formación de
organizaciones de trabajadores (los sindicatos) que demandaban mejoras
socioeconómicas que no podían conseguirse a título individual. Por parte de los nuevos
capitalistas se sostenía que los Estados no debían legislar interfiriendo en la "libre
contratación" entre empleadores y trabajadores, por lo que en primera instancia el
Estado intervenía en los conflictos laborales limitándose durante mucho tiempo a la
represión de las protestas, consideradas ilícitas, mediante la acción policial o militar; por
parte de los sindicatos y trabajadores se demandaban mejoras tanto salariales como en
las condiciones de trabajo y una regulación que protegiera a la parte más débil en la
supuesta libertad de contratación, esto es al trabajador.
Durante el siglo XIX fueron naciendo diversas corrientes que desde ángulos distintos
exigieron la intervención del Estado en defensa de los trabajadores, como las escuelas
intervencionistas y las escuelas socialistas. Las escuelas intervencionistas quieren que
el Estado proteja, por medio de una política adecuada, a las clases sociales
perjudicadas con la libre distribución de la riqueza. El socialismo, particularmente en su
desarrollo formulado por Karl Marx, procuraba sustituir la estructura capitalista por un
régimen en que no existiera la propiedad privada de los medios de producción ni la
explotación por unos seres humanos de la fuerza de trabajo de otros. El objeto del
socialismo es la emancipación de los proletarios por obra revolucionaria de los mismos
proletarios.
El surgimiento de las primeras leyes laborales data desde la segunda mitad del siglo
XIX, y más tardíamente en unos países que en otros.
RESUMEN
El Derecho del Trabajo es un desprendimiento del Derecho Civil. Para comprender las
razones de esa escisión, debemos reparar en un dato jurídico de inmensas
repercusiones sociales, que es el de los principios que inspiran el ordenamiento civil.
Se proclama que todas las personas son formalmente iguales y libres, por lo que pueden
concurrir al mercado a comprar o vender cualquier bien. Como este mercado está regido
por una ley natural de la oferta y la demanda, las condiciones de dicha adquisición son
fijadas por ésta. Las partes pueden en esta operación, acordar sin restricciones lo que
convenga a sus intereses, en virtud de la autonomía privada individual. El Estado debe
garantizar que los sujetos puedan celebrar el contrato y luego lo cumplan según lo
pactado, pero no debe intervenir en la determinación de los derechos y obligaciones
establecidos en aquél. Si hubiera alguna ley que señalara el contenido de las relaciones
jurídicas, ésta tendría carácter dispositivo, por lo que cualquier regulación diferente del
contrato prevalecería sobre aquélla.
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La aplicación de este esquema en el campo de las relaciones laborales, más aún con la
rigidez propia del liberalismo entonces en auge, mostró que los valores consagrados por
el Derecho Civil no se verificaban en la realidad: el trabajador sólo dispone de su
energía, que debe ofrecer a quien la vaya a utilizar, que será un empresario, a cambio
de una retribución; pero como la necesidad de obtener un empleo, es mucho mayor que
las probabilidades de encontrarlo, la voluntad única del empleador establece los
derechos y obligaciones entre las partes. Esto condujo a un régimen de extrema
explotación de la mano de obra, sin precedentes en la historia: jornadas extenuantes,
salarios miserables, pagados muchas veces en vales, pésimas condiciones de
seguridad e higiene, etc. Hay multitud de testimonios de este cruel período, en la
historia, la filosofía, la economía, la literatura.
No tardó en surgir una reacción de los mismos afectados por este sistema, alentada por
el pensamiento anarquista y socialista (en el Perú no puede omitirse, además, al
aprista). El instrumento por excelencia en esa lucha estuvo en la organización sindical.
Pese a que los ordenamientos penales consideraban un delito la existencia y
funcionamiento de los sindicatos, éstos se formaron y consolidaron hasta llegar a
constituir una verdadera amenaza contra el régimen económico y político. Los
trabajadores tenían conciencia de que sólo por esa vía podrían presionar al Estado para
la fijación de reglas básicas para las relaciones 6 laborales, así como a sus propios
empleadores, en dirección de lograr un régimen de trabajo menos abusivo.
En este contexto, el Estado se vio forzado a abandonar su posición de abstención en la
determinación del contenido de los derechos y obligaciones de los sujetos laborales
individuales, que iba acompañada de una intervención represiva sobre las acciones
sindicales. Allí, el contrato que vinculaba al trabajador con el empleador, entonces
llamado arrendamiento de servicios, fue extraído del Derecho Civil, para poder apartarlo
de los valores antes mencionados y sujetarlo a otros distintos y hasta contrarios. Este
es el origen del contrato de trabajo y del área que se ocupa de todas las relaciones
derivadas de él: el Derecho del Trabajo.
Los supuestos del nuevo ordenamiento laboral son muy distintos a los del civil. Se
entiende que los sujetos de la relación laboral son materialmente desiguales, porque
uno tiene poder económico y el otro no, y, por tanto -también en la esfera sustancial-, al
último de éstos le falta libertad. La autonomía privada individual puede, por consiguiente,
constituir el vínculo entre las partes, pero la regulación está limitada desde afuera por la
ley. Esta se ocupa, pues, no sólo del acceso y la ejecución del contrato, sino además
de su contenido, y lo hace de modo relativamente imperativo: fijando beneficios mínimos
en favor del trabajador, que por autonomía privada pueden incrementarse pero no
reducirse. Constatado el desequilibrio real entre los sujetos laborales individuales, el
propósito del Derecho del Trabajo es el de compensarlo con otro desequilibrio en el nivel
jurídico, de signo opuesto al anterior: La protección del contratante débil. Este es el
sentido de la intervención tuitiva del Estado en esta área.
Pero el único vehículo de nivelación no es el que proviene del Estado: La Ley; sino que
hay otro surgido de la relación directa entre las organizaciones sindicales y el
empleador: el convenio colectivo. La autonomía privada se ensancha desde entonces
para abarcar, además de la individual, la colectiva. De allí nacen múltiples y complejas
relaciones entre la ley y el convenio colectivo en la regulación de las relaciones
laborales, que varían mucho en los modelos democráticos y los autoritarios.
La creación del Derecho del Trabajo supuso, en definitiva, que la regulación de las
relaciones laborales que había estado tradicionalmente a cargo de fuentes de
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