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INTRODUCCIÓN

La prueba es, sin duda alguna, el tema medular del proceso civil, toda vez que
casi toda la actividad de las partes está dirigida a crear convicción en el
juzgador acerca de la veracidad de los hechos alegados que sustentan la
pretensión; mientras que la actividad del juzgador igualmente está enderezada
a obtener certeza sobre los mismos a fin de emitir un fallo arreglado a derecho.

Los medios de prueba son instrumentos de los que se valen las partes para
llevar al proceso las afirmaciones que ha de corroborar las vertidas en sus
escritos.

De ahí que, entre las normas procesales, se hayan considerado ciertas reglas
que permitan un control y manejo adecuado de la actividad probatoria, con el
objeto de excluir del análisis de la prueba cualquier cuestión que tienda a
distorsionar o perturbar dicho análisis, sea por falsedad o nulidad de los medios
de prueba que se ofrezcan, por su impertinencia o irrelevancia respecto del
asunto discutido, o por cualquier otro motivo fundado.

Así, el Código Procesal Civil, regula las denominadas cuestiones probatorias,


que no son otra cosa que herramientas procesales que pueden utilizar las
partes para cuestionar o poner en tela de juicio la procedencia de algún medio
probatorio y, consecuentemente, evitar su actuación o restarle mérito
probatorio. Estas cuestiones probatorias son las tachas y las oposiciones,
siendo estas últimas materias del presente informe.

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