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LA REGULACIÓN DE ACCIDENTES INDUSTRIALES Y LA TEORÍA SOCIAL: TRES

ASPECTOS DEL CAMBIO SOCIAL

LAWRWNCW FRIEDMAN Y STEWART MACAULAY

EL CONCEPTO DE RETRASO CULTURAL

En un libro famoso escrito en 1922, el sociólogo William Fielding Ogburn


utilizó el ejemplo de la compensación laboral por accidentes industriales para
verificar su “hipótesis del retraso cultural”.”Cuando una parte de la cultura
cambia primero”, decía Ogburn “como consecuencia de un descubrimiento o
de un invento, y a su vez ocasiona cambios en otro sector de la cultura,
dependiente de ella, ocurre frecuentemente un retraso…La duración de ese
retraso puede variar, pero puede extenderse por años, durante los cuales es
posible hablar de un desajuste”. En el caso de la compensación laboral por
accidentes de trabajo, el periodo de retraso difícil desde el momento en que
los accidentes industriales se hicieron numerosos hasta el momento en que
fueron aprobados leyes que establecían la compensación del trabajador a
cargo del patrono por esas casusas, “casi medio siglo desde 1850-70 hasta
1915. Durante este periodo, “la vieja cultura en adaptación, el common law
sobre la responsabilidad del patrono, persistió aún después de haber
cambiado las condiciones materiales en cuanto a los accidentes industriales”.

El concepto de retraso cultural todavía se usa ampliamente…. Y la noción de


que el derecho no suele o no es capaz de respodner rápidamente al llamado
de cambo es sostenida con frecuencia. En el lenguaje popular se dice
frecuentemente que éste o aquel aspecto del derecho está “retrasado” cpm
respecto al cambio social. Esta idea es tan recurrente que merece un
comentario independiente de la consideración que hoy día tiene en el
pensamiento sociológico.

La lección que nos da la regulación de los accidentes industriales puede


resultar totalmente la opuesta a aquella extraída por Ogburn. En un sentido
puramente objetivo, los procesos sociales –y el sistema jurídico- no pueden
ser descritos adecuadamente mediante el uso de la idea de “retraso”.
Cuando un “arreglo” social persiste tercamente a pesar de que se hayan
producido cambios en la tecnología o surgido nuevos problemas hay razones
sociales para ello, existen necesariamente explicaciones de por qué no se ha
producido un cambio o por que éste ha sido muy lento. El sistema jurídico es
parte de la cultura total; no es una máquina que opera sola. La velocidad de
respuesta del derecho al llamado de cambio es mayor o menor dependiendo
de individuos y grupos que interactúan. La velocidad del cambio depende del
tipo de interacción. Decir que las instituciones están retrasadas, es decir
simplemente que ellas han sido lentas en hacer cambios de un determinado
tipo. Pero ¿Por qué han sido lentas? Con frecuencia la respuesta reposa
sobre el hecho de que estas instituciones están controladas por o responden
a grupos o individuos que se oponen a estos cambios específicos. Esto puede
calificarse de retraso sólo en el caso de que podamos afirmar con seguridad
que esos grupos o individuos están equivocados en lo que concierne a sus
propios intereses así como los de la sociedad. Evidentemente, la gente con
frecuencia se equivoca en cuanto a sus propios intereses; los hombres
pueden ser y son frecuentemente, miopes, ignorantes y torpes. Pero este
tipo de ignorancia existe tanto entre los progresistas como entre los
conservadores –entre aquellos que quieren el cambio como entre lo que se le
oponen. La resistencia al cambio es “retraso” sólo cuando existe una sola
definición “verdadera”- y sólo una solución “verdadera del mismo”.

Existieron razones importantes para que tuvieran que transcurrir cincuenta


años antes de que la compensación laboral por accidentes de trabajo fuera
consagrada por el derecho. Como consecuencia de las condiciones que
produjo el desarrollo industrial, los norteamericanos fueron cambiando sus
puntos de vista con respecto a la seguridad personal y al bienestar social. El
decano Pound ha señalado que en el siglo XX acepta la idea de asegurar a
aquellos que no pueden soportar pérdidas económicas, a expensas de la
persona más próxima que sí esté en condiciones de soportar esas pérdidas.
Esta concepción era relativamente desconocida e inaceptable para los jueces
del siglo XIX. La regla fellow-servant (según la cual, en materia de accidentes
industriales, un empleado no podía demandar a su empleador por daños
causados por la negligencia de otros de sus empleados, sino sólo por aquellos
daños que fueran consecuencia de la negligencia personal del empleador) no
puede ser sustituida hasta tanto la afluencia económica, las condiciones del
comercio y el desarrollo de la tecnología sobre la seguridad hiciera posible
una solución más social, los sindicatos de mediados del siglo XIX no exigían
planes de indemnización por accidente de trabajo, ellos se preocupaban de
cuestiones más básicas (y más prácticas), tales como los salarios y horas de
trabajo…

La seguridad social, tanto como el seguro privado, requieren estandarización


y racionalización de las empresas, predictibilidad del riesgo y solidez y
responsabilidad financiera de las instituciones económicas. Todo ello estaba
presente en 1909 pero no en 1850.

Antes de que se establezca la compensación al trabajador por accidentes de


trabajo, el sistema jurídico reflejó los conflictos de valores existentes de
manera muy clara. Las frecuentes y variadas excepciones que se hicieron a la
regla que regulada esta materia (fellow-servant rule) y las primitivas
regulaciones sobre responsabilidad civil, son testigos de este hecho. Ellas no
eran síntomas de retraso; más bien eran muestras de los ajustes constantes
que necesariamente tiene lugar dentro de un sistema jurídico, que no está
aislada de la sociedad global sino que es parte integral de la misma.
Evidentemente, los tribunales reflejan con frecuencia los valores de la
comunidad empresarial, así como también lo hicieron las legislaturas, sin
embargo, con facilidad se encuentran expresiones populistas, legislaturas y
jurados. En ausencia de un sofisticado instrumento de mediación de la
opinión pública del pasado –y de conceptos elaborados, sobre el papel que
cumplía la opinión pública en la sociedad del siglo XIX- ¿cómo podría
sostenerse que el sistema jurídico estaba “retrasado· frente a una hipotética
voluntad general del público o una hipotética solución correcta?

El concepto de retraso también puede emplearse al hacerse la crítica del uno


del control de la constitucionalidad de la legislación por parte de los
tribunales, con el objeto de retardo la eficacia de la legislación sobre el
bienestar social. En 1811, el tribunal de apelaciones del estado de Nueva York
declaró la inconstitucionalidad de la ley estatal que establecía la
compensación obligatoria por accidentes de trabajo. Como consecuencia de
esta decisión la Constitución de ese estado hubo de ser enmendado –dos
años más tarde- para que fuera jurídicamente posible en el estado de Nuevo
York, el establecimiento de la compensación por accidentes de trabajo.
Como resultado de la experiencia del estado de Nueva York, seis estados
también enmendaron sus constituciones y otros aprobaron planes
voluntarios de compensación. Este asunto no se resolvió definitivamente
hasta 1917, cuando la Corte Suprema de los Estado Unidos declaró la
constitucionalidad, tanto de la compensación obligatoria como de los planes
electivos. Pretender explicar la lentitud de estos cambios mediante el empleo
del concepto de retaso cultural contribuye muy poco a la compensación de
los procesos sociales. Los tribunales no actúan `por el propio incitaba. Cada
caso de revisión jurisdiccional de la constitucionalidad fue instigada por un
litigante que representaba a un grupo dentro de la sociedad que luchaba por
sus intereses tal como la percibía; se trataba evidentemente de intereses
concretos y reales, no de intereses sentimentales o de mera inercia. Y esto es
completamente aparte de la consideración que podamos hacer de cuáles
fueron los intereses sociales que los tribunales creían estar resguardando o
sirviendo al decidir estos casos –intereses que una visión retrospectiva puede
condenar como fútiles o equivocados; pero que en ese momento tenían vida
y representaban cuestiones de actualidad.

También surgieron conflictos de valores cuando las legislaturas comenzaron a


considerar la aprobación de leyes que establecían la compensación laboral
por accidentes industriales. La Comisión investigadora del Estado de
Massachusetts de 1903 introdujo una proyecto de ley sobre compensación
laboral en la legislatura del estado, proyecto que murió antes de nacer, con
base en el argumento de que Massachusetts no podía permitirse incrementar
el costo de los bienes fabricados en ese estado. De nuevo la posibilidad de
establecer la compensación dependía de la percepción que se tuviera de la
inevitabilidad de la misma –que podía anular el detrimento a los negocios en
los estados particulares donde se dictaran leyes sobre compensación- y el
beneficio económico general que derivaría del nuevo sistema. No basta con
la sensación de que existe un problema social. La acción colectiva racional
exige información relativamente detallada y precisa sobre el problema y
exige determinar claramente a quien corresponde la responsabilidad de
proponer e implementar una solución. Durante muchos años las legislaturas
sencillamente no consideraron que fuera su responsabilidad de proponer e
implementar una solución. Durante muchos años las legislaturas
sencillamente no consideran que fuera su responsabilidad el hacer algo en
relación con los accidentes industriales. Como ellas no percibían esos
accidentes como un problema social importante, y por cuanto las legislaturas
estables eran estructuras débiles desde el punto de vista político, ellas se
sintieron satisfechas en un principio con dejar la solución del problema social
importante, y por cuanto las legislaturas estatales eran estructuras débiles
desde el punto de vista político, ellas se sintieron satisfechas en un principio
con dejar la solución del problema a las disposiciones sobre responsabilidad
civil por hecho lícito y a los tribunales. Es más, hubo relativa tardanza en
delegar en organismos gubernamentales la tarea de recolectar información
sobre la naturaleza y extensión de los accidentes industriales. La legislatura
del estado de Winconsin creó una Oficina de Estadísticas Laborales e
Industriales en 1883, pero no ordenó la recolección de datos sobre
accidentes industriales hasta 1905. Al percibirse la necesidad de dictar leyes
sobre accidentes de trabajo, algunos legisladores individuales, por presión de
sus electores, comenzaron a introducir proyectos de leyes sobre
indemnización por accidentes de trabajo. Algunos de estos proyectos habían
sido elaborados de forma inadecuada, la mayoría eran escasamente
entendidos. Con el objeto de evacuar legislación potencial se crearon
comisiones investigadoras para recolectar información determinar los costos
y señalar soluciones alternativas.

Lo que algunos perciben como era de “retraso” fue en realidad un periodo en


el cual se definieron colectivamente las cuestiones y se plantearon soluciones
alternativas, y durante el cual los grupos de presión negociaron para lograr
formulaciones favorables de la legislación. Fue un periodo de “falsos
comienzos” –inestables formulaciones de compromiso, realizadas por
quienes en ese momento debían tomar decisiones en base a escasos datos,
sin maquinaria que le permitiera organizarse y enfrentado grandes y a
menudo contradictoras- demandas provenientes de muchos públicos
diferentes. No existía una solución fácil y adecuada, en vista del problema
del alineamiento de los distintos poderes involucrados. En efecto, la
compensación al trabajador por accidentes industriales –que hoy en día
aparece como una solución estable- era sólo un compromiso, una respuesta
aceptable para suficientes gentes y grupos de intereses como para perdurar
durante un periodo razonablemente largo de tiempo.

Parte entonces de lo que posteriormente se llamó “retraso”, es este periodo


de falsos comienzos, de inadecuados compromisos o que llegaban las
decisiones, enfrentados o intereses contradictorio que presionaban por
imponer soluciones inconsistentes. Es posible que no existiera una
“solución”, considerando la alineación de intereses y poderes con relación al
problema en ningún momento determinado. Quizás sólo es posible una
“solución” de compromiso. Lo que posteriormente aparece como la
respuesta final, es ella misma de hecho, un compromiso, uno que permanece
estable durante un periodo de tiempo significativo. Sociológicamente
hablando, en eso cosiste la “solución” de un problema: no es otra cosa que
un compromiso estable, aceptable, para un número suficiente de personas y
grupos de interés, como para mantenerse durante un periodo significativo de
tiempo. Teóricamente, por supuesto, es posible la victoria total de un de los
interés en competencia y la total derrota de otro. Sin embargo, en una
sociedad democrática en funcionamiento, las victorias y las derrotas totales
son raras. La derrota total significaría que el grupo perdedor carecí de poder
hasta el punto de que no podía ejercer en absoluto ninguna presión en favor
de sus intereses; la victoria total de igual forma, implicaría un poder
ilimitado. En la lucha que se liberó a propósito de la regulación de los
accidentes industriales, ninguno de los intereses involucrados podría
calificarse de esa manera. Diferentes percepciones del problema, basados, al
menos parcialmente, en los diferentes intereses económicos y sociales en
juego, dieron lugar a diferentes puntos de vista sobre la legislación existente
y la legislación potencial. En las áreas en las que esos puntos de vista colidían
se forjaron los compromisos. La compensación al trabajador tomó forma, no
porque fuera perfecta, sino porque representaba una solución
suficientemente aceptable para suficientes interés en juego como para
sobrepasar los costos de la continuación de la lucha y de las negociaciones. Si
hubo “retraso” en el proceso, consistió en la admisión de soluciones
aceptables para el momento, que resultó no ser adecuadas o estables en
definitiva. “Retraso”, equivale entonces, cuando mucho, a adoptar un
pragmatismo del momento más bien que a optar por con planificación
racional a largo plazo.

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