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Los efectos en el cerebro son asombrosos

Shutterstock/Beatriz Gascon J
Shutterstock/Beatriz Gascon J
Como decía, distintos estudios se han realizado con el paso del tiempo, y en ellos se ha
encontrado que la música, por ejemplo, afecta la química del cerebro. Y es que la música que
nos es agradable hace que liberemos dopamina, una neurohormona liberada por el
hipotálamo, y que se le relaciona con el placer; sin embargo, tiene otras benéficas funciones
como estar presentes en los procesos de aprendizaje, comportamiento, actividad motora, el
sueño, el humor, la atención.

Es por esto que otros estudios han encontrado en la música la relación en la mejora de la
actividad motora en el tratamiento de pacientes con parkinson o el incremento del
razonamiento espacial en pacientes autistas y apoyo en terapias de pacientes que sufren
convulsiones.

Cuando escuchas música...

Tu cerebro se activa en distintas áreas. Debajo puedes ver las partes que se activan, de hecho
este gráfico, que pertenece a un estudio realizado por la Universidad de Florida, sugiere que la
música activa más partes que cualquier otro estímulo humano.

Cerebro-y-musica-1
Cerebro-y-musica
La música:

Regula el nivel de hormonas relacionadas con el estrés.


Fortalece la memoria y el aprendizaje.
Afecta la velocidad de las ondas cerebrales.
Recrea recuerdos.
Y mucho, mucho más, en el siguiente video se nos aclaran algunos puntos al respecto:

Cuando tocas música...

Shutterstock/prapass
Shutterstock/prapass
Tu cerebro entra en procesos que a simple vista no parecieran tan poderosos. Pero lo son. Un
estudio en niños demostró que niños que tenían una educación musical de 3 años o más,
presentaban un incremento en su motricidad fina, así como en la discriminación auditiva (esto
indispensable para el estudio de idiomas distintos a la lengua materna). También esos niños
presentaron un mejor vocabulario, mejores habilidades en su lenguaje no verbal y su
entendimiento de la información visual, distinguiendo con mayor facilidad las similitudes, las
diferencias de formas y los patrones.

Cuando haces música en grupo

Shutterstock/Volt Collection
Shutterstock/Volt Collection
Si alguna vez has cantado en un coro o has hecho música con alguien más sabrás a qué se
refiere este punto. Un estudio muy interesante encontró la respuesta científica a esa sensación
de trabajo en conjunto o las olas de emoción que corren cuando estás cantando junto a otras
personas. Y es que literalmente se sincronizan. Se encontró por ejemplo que un canto al
unísono hace que los corazones de los cantantes aceleren y desaceleren de forma simultánea.

La música como energizante

Shutterstock/Itz
Shutterstock/Itz
Se dice esto de la música ya que escucharla afecta el latido del corazón, el pulso y la presión
arterial. También, como mencionaba líneas arriba, la música es capaz de cambiar la velocidad
de ondas cerebrales, así pues, la música con un pulso de unos sesenta beats por minuto puede
cambiar la conciencia beta hacia el rango alfa, esto mejora el estado de alerta y el bienestar
general, algo muy parecido a lo que sucede con la meditación y la yoga.

Benéfica y más

Shutterstock/l i g h t p o e t
Shutterstock/l i g h t p o e t
En otros estudios se ha encontrado que la música incide directamente en el fortalecimiento del
sistema inmunológico, esto debido a la actividad del cerebro que se presenta, al bienestar que
se puede sentir, así como el decremento de los niveles de ansiedad. De hecho se encontró que
escuchar música durante sólo quince minutos podría aumenter los niveles de una familia de
proteínas asociadas con la sangre y la producción de plaquetas, estimulación de linfocitos y la
protección celular contra el SIDA, el cáncer y otras enfermedades.

La música puede fortalecer el sistema inmunológico

También se ha encontrado que escuchar música mientras nos ejercitamos nos puede ayudar a
"confundir" a nuestro cerebro y anular sus constantes señales de fatiga que envía lo cual
desembocaría en detener la actividad. El ritmo que utilicemos para hacer ejercicio puede
resultar beneficioso. De hecho se encontró en otro estudio que los ciclistas que escucharon
música requieren 7% menos de oxígeno para hacer el mismo entrenamiento que los ciclistas
que lo hacen en silencio. Acá una pequeña gráfica con el tipo de ejercicio y los beats que
necesitas poner en tus listas de reproducción para incrementar tus resultados.

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Música no tan benéfica

Ahora bien, luego de repasar algunos beneficios de la música y en sí como estimula nuestro
cuerpo, también es cierto que la música puede afectarnos de forma negativa. Y es que la
música que nos desagrada genera estrés, el volumen al que se escucha también incide en los
beneficios de la música, si este es muy alto, puede también puede generar ansiedad. A su vez,
sabemos de algunos casos en que la música se ha utilizado como forma de tortura y es que el
nivel emocional al que se conecta es realmente poderoso, así como el nivel de atención que
nos requiere y que puede, literalmente, hacernos pedazos si se usa para dichos propósitos.

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Por último, ¿alguna vez haz tenido un "ear worms"? Esta desastrosa situación en que no
puedes quitarte una melodía de encima también ha sido objeto de estudio de los científicos.
Lo que se ha encontrado es que los "gusanos musicales" son melódica y rítmicamente simples,
que ocasionan que los circuitos neuronales se atasquen en un bucle que repite una y otra vez.
Puede, incluso, ser tan perjudicial que eleva los niveles de ansiedad de las personas. En estos
casos se sugiere escuchar otras melodías o sonidos que ayuden a salir del bucle en que se
encuentra el cerebro.

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CIENCIA
Los once de Kanner
TWITTEAR COMPARTIR Ángela Bernardo - Abr 2, 2015 - 12:29 (CET)
En el Día Mundial del Autismo, recordamos la figura de Leo Kanner. Este psiquiatra infantil fue
capaz de reconocer y diagnosticar el síndrome que padecían once niños en 1943. Setenta años
después, numerosos interrogantes rodean al trastorno del espectro autista.

autismoDubova | Shutterstock
Hay instantes, individuos, circunstancias que cambian por completo nuestra concepción del
mundo. Copérnico, Newton, Darwin, Curie, Fleming o Franklin se citan entre esos ejemplos
raros. Personas que son capaces de ver un bosque donde otros sólo perciben árboles.
Caracterizados por un extraordinario sentido de la observación, una apasionante curiosidad
por descubrir el mundo, y especialmente, una poderosa inteligencia, su historia es la de
aquellos investigadores que supieron ver más allá. Como le ocurrió a Leo Kanner, el psiquiatra
infantil que diagnosticó por primera vez el autismo.

Kanner, nacido en Klekotiv en 1894, había emigrado con su familia a Estados Unidos sólo tres
años después de graduarse como pediatra en la Universidad de Berlín. Pese a sus sueños
juveniles de convertirse en poeta, el médico austriaco comenzó a trabajar en un hospital de
Dakota del Sur, lo que le permitió asistir al congreso de la American Psychiatric Association. Allí
conoció a Adolf Meyer, quien le ofrecería trabajar en el recién creado servicio de psiquiatría
infantil en Johns Hopkins.

Un universo en la cabeza

Su frustrada carrera como poeta no le haría olvidar el lado más humano de su profesión. Ahí
donde otros veían sólo simples síntomas relacionados con una posible esquizofrenia, el médico
supo apreciar características diferenciales de los niños que recibía. Entre ellos se encontraba
Donald T., el paciente cero del autismo. "Consideraba a cada paciente como una persona que
debía ser entendida frente a su complejidad biológica y social", describe una investigadora
sobre el perfil humanista del psiquiatra.

Donald T. fue el primero, pero en realidad hubo más. Once jóvenes diferentes, únicos,
especiales. Los once de Kanner. Niños cuyos síntomas habían sido confundidos previamente
con otros trastornos como la esquizofrenia. Leo Kanner los recibía en su consulta, exploraba el
universo que habitaba en sus mentes, observaba intrigado su conducta. Esos rasgos extraños
que veía cuando los más pequeños jugaban. Parecían felices cuando estaban solos.

autismo
Donald T., el primer paciente diagnosticado con autismo
Antes de examinar a Donald, había recibido una larguísima carta de su padre. El psiquiatra leía
con asombro en las 33 páginas la detallada y obsesiva descripción de aquel hombre,
desesperado por el comportamiento de su hijo de cinco años. "Es más feliz cuando está solo,
mientras dibuja en una concha embebido en sus pensamientos, distraído de todo lo que
ocurre a su alrededor".Kanner descubrió que los niños parecían desconectados de la realidad
exterior

El padre relataba de forma dolorosa el comportamiento de su hijo, empeñado en hacer girar


juguetes y mover de un lado a otro su cabeza. Cuando Donald T. acudió por primera vez al
hospital, Kanner también apreció que el pequeño hablaba de sí mismo en tercera persona,
repitiendo frases y palabras inconexas. El universo que se encendía en su cabeza era más
complejo de lo que inicialmente pensaba, algo que Kanner describió como "peculiaridades
fascinantes" en el artículo Autistic disturbances of affective contact.

El psiquiatra examinó a Donald T. en 1938. En los años posteriores, la correspondencia entre la


familia y Kanner se mantuvo, al igual que los exámenes médicos. El niño era capaz de leer,
memorizar palabras e incluso aprendió a tocar algunas notas al piano. Era evidente que no
padecía un retraso mental, sino que su cerebro parecía desconectado de todo lo que sucedía a
su alrededor.

autismo
Donald Triplett, el paciente cero del autismo, durante su adolescencia
Cuatro años después, Leo Kanner observaba el comportamiento de Frederick. La conducta
antisocial que el médico había percibido en Donald se repetía. "No quiere jugar con las cosas
normales con las que otros niños juegan", explicaba su madre. Ignoraba por completo a los
invitados que acudían a su casa, y sin embargo, mostraba un inmenso terror a los ascensores.
Algo similar a lo que padecía Richard con sólo tres años. Inteligente y curioso a partes iguales,
sus padres veían atemorizados como el niño era incapaz de comunicarse con nadie. No es que
no pudiera. Es que tampoco parecía importarle.

Lo mismo le ocurría a Paul, Barbara, Virginia, Herbert, Alfred, Charles, John, Elaine. Niños que
gozaban de buena salud, tranquilos, calmados y en los que, sin embargo, algo fallaba. En su
famoso artículo, Kanner rechaza la descripción otorgada por otros médicos de 'idiotas' o
'retrasados mentales'. No, no lo eran. El psiquiatra sospechaba que aquellos once jóvenes
compartían un mismo síndrome autista, que hacía que se encerraran en su pequeño
caparazón. Atrapados por su propia mente, pueden permanecer horas, días, semanas sin
distraerse con lo que ocurre a su alrededor. Como si las personas que tuvieran al lado no
existieran.

Los niños congelados

Entre las décadas de los cuarenta y los sesenta, el médico recibió en su consulta a muchos más
niños. Las notas que recogió fueron resumidas en el artículo de 1943, en el que el médico
tomó prestado el concepto 'autista' del psiquiatra suizo Eugen Bleuler. Los jóvenes se
caracterizaban por presentar comportamientos repetitivos en los que mostraban su carácter
introvertido, rayando lo antisocial, con importantes problemas de lenguaje.El autismo tiene un
origen genético, no está relacionado con la conocida como frialdad afectiva

En todos los casos, los síntomas eran los mismos. Kanner, en un primer momento, describió su
conducta como 'fría'. Esta aparente ausencia de calor humano hizo que la sociedad no
entendiera qué era el autismo. En 1967, el escritor Bruno Bettelheim publicó The empty
fortress, un libro que popularizó la teoría -incorrecta- de la frialdad afectiva. Según este
psicólogo, los niños autistas parecían 'congelados', interpretando erróneamente el origen del
autismo.

De nada sirvió que Leo Kanner escribiera años después diversas publicaciones en contra de la
hipótesis de la frialdad afectiva. El psiquiatra condenaba la terrible acusación que Bettelheim
había vertido sobre las madres de aquellos niños, a las que culpaba de su trastorno. Pero el
daño ya estaba hecho. Durante aquellas décadas, muchos jóvenes con autismo fueron
sometidos a vejaciones con la tristemente famosa terapia del electroshock. Otros
neuropsiquiatras, como Lauretta Bender, decidieron probar tratamientos alternativos,
llegando a administrar LSD a los más pequeños. Y es que no hay nada más cruel que culpar a la
familia de los problemas médicos de un niño.

autismo
Dubova | Shutterstock
Los interrogantes que aún se ciernen sobre este trastorno, como su heterogeneidad, la
influencia de factores genéticos o ambientales y los parámetros cognitivos, muestran la
complejidad que representan las personas con autismo para la investigación. Considerado
dentro del trastorno del espectro autista, hoy sabemos que no existe una única causa que
explique su desarrollo.

La ciencia ha logrado identificar diversos genes relacionados con el autismo. Numerosas


investigaciones apuntan también que la epigenética podría jugar un papel esencial en el
desarrollo del espectro autista. Sea como fuere, este trastorno no cuenta todavía con análisis
preventivos, métodos de diagnóstico o terapias adecuadas.

El trabajo realizado en la descripción de 'los once de Kanner' resulta imprescindible para


conocer este síndrome, y especialmente, evitar la estigmatización de los pacientes que lo
sufren. Por ello merece la pena recordar el documental María y yo. En él conocemos la historia
del dibujante Miguel Gallardo acerca de la relación con su hija María, diagnosticada con
autismo cuando sólo tenía ocho años:

"Con el tiempo también fuimos descubriendo que María era como una isla en el medio del
mar. Una isla a la que no podíamos llegar. Sólo de vez en cuando bajaba la marea y podíamos
acercarnos por unos instantes hasta donde ella estaba".
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CIENCIA
Piñas rosas y tomates púrpuras: ¿son peligrosos los organismos modificados genéticamente?
TWITTEAR COMPARTIR Santiago Campillo - Abr 2, 2015 - 12:29 (CET)
La desinformación y el desconocimiento es reina en el mundo de los OGMs. Las asociaciones y
lobbies atacan sin cuartel. La industria promueve sin compasión. Y entre medias está el
consumidor y el agricultor, ambos confusos sobre el tema.

organismos modificados genéticamenteTomate modificado para contener antocianinas


(antioxidantes naturales).
Cuando la palabra "genética" aparece en la conversación, se hace un silencio mental y algunos
puños se contraen. Y si en esa misma charla, amena, se habla de organismos modificados
genéticamente, también conocidos como OGM, la tensión se vuelve palpable. ¿Qué ocurre con
ellos? Hoy día el mundo está dividido en dos bandos, los que defienden su uso a capa y espada
y los que solo ven inconvenientes y problemas en ellos. ¿Tanto peligro hay? ¿Tan seguros
resultan? ¿Qué beneficios y perjuicios pueden traer? La industria está muy implicada en este
escabroso asunto, por supuesto. Pero la fama de los organismos modificados genéticamente
no solo proviene de la práctica comercial e industrial. Los agricultores y los consumidores
tenemos mucha culpa de la desinformación que hay. Vamos a hablar un poco de los OGM en la
actualidad.

Lo natural y "lo genético"

Como decíamos, la frase "genéticamente modificado" despierta muchísima suspicacia. Pero lo


cierto es que esto se debe principalmente a que una persona sin formación no conoce
adecuadamente los mecanismos genéticos por los que se rige la vida. ¿Qué ocurre con nuestra
genética? Todo lo vivo, con el tiempo, se modifica genéticamente. Esto ocurre por procesos
naturales, como es la reproducción sexual, promoviendo ciertas características en vez de otras.
La diferencia con los organismos modificados genéticamente es que los inducimos para que
tengan las propiedades que queremos (como una mayor resistencia a la sequía o un tamaño
mayor), dirigiendo esta selección de genes.

organismos modificados genéticamente


Así podría ser la piña rosa con licopeno. Pero no, ésta es falsa. Fuente: Freakingnews
Pero esto ya lo venimos haciendo desde que la agricultura es agricultura, seleccionando el
grano que más nos interesa o las manzanas más dulces. Otra diferencia fundamental es la
velocidad con la que lo hacemos. Los organismos modificados genéticamente se seleccionan
rápidamente con ciertas características, no mediante "prueba y error" ni durante
generaciones. Podemos tomar un organismo y quitarle lo que no nos interesa al tiempo que
promovemos lo que queremos de él en una sola generación. Para ello, por supuesto,
necesitamos herramientas especiales que nos permitan eliminar estos genes que no nos
interesan y "poner" otros que queremos. Por ejemplo, actualmente se trabaja en una línea de
piñas que sean de color rosa, gracias al licopeno que le da el color rojo a los tomates, que son
completamente comestibles (y protegen contra los efectos de los radicales libres). La
producción de anticancerígenos naturales, como el licopeno o las antocianinas es solo un
ejemplo de lo que se puede hacer con los OGMs.

Organismos no modificados genéticamente


Maiz variedad Carl's Glass, seleccionada de manera tradicional. Fuente: Mother Earth News
Ahí es dónde entra la ingeniería biológica y la biotecnología. Otro aspecto importantísimo, y
muy mal entendido, es que comer "genes modificados" no implica absolutamente nada. Al
igual que cuando te comes un plátano (por muy natural que sea, lleva genes, obviamente) no
te conviertes en un híbrido de hombre plátano, ni nada parecido. En esta aclaración, que para
muchos puede que sea innecesaria, radica el 80% de la desinformación de la gente no formada
en ciencia. Lo genético, es natural. Lo natural (si está vivo) tiene "genes". Y lleva toda la vida
teniéndolo. Unos genes puestos ahí a voluntad no implican una reacción adversa, a no ser que
estén puestos para producir una sustancia peligrosa. Pero en ese caso, dudo mucho que llegue
a tu mesa. No, los peligros de los OGMs han de estar en otro sitio.

Luces y sombras de los organismos modificados genéticamente

Los organismos modificados genéticamente están rodeados de muchísimos mitos. Muchos de


los cuales son infundados. Otros son promovidos deliberadamente tanto por un bando como
por otro. En primer lugar, por ahora no hay evidencia científica directa de que los OGMs sean
perjudiciales para la salud. Los únicos casos de alergias y sensibilidad a un organismo
modificado podría haber ocurrido con cualquier otro o ha sido algo muy puntual y
característico. Lo OGMs son seguros para consumo. De hecho, a pesar de que ahora está muy
de moda marcar con un sello, los OGMs están en tu mesa día sí y otro también. Llevamos
haciendo mutagénesis dirigida (modificando genéticamente los organismos) desde hace más
de 50 años. Solo que hace unos 20, nada más, que usamos una técnica aún más rápida
denominada "transgénesis". Ésta última es la que está Los OGMs han permitido que la comida
llegue a todas partes en el mundoen el centro de los debates. Pero como decíamos antes, es
por una cuestión de desinformación, principalmente, al menos en cuanto a la opinión pública.

Porque los organismos modificados genéticamente sí pueden tener peligro, pero no para la
salud. Los principales peligros de los OGMs son de carácter ecológico. Estudiar un ecosistema
es complicado y difícil. Necesitas de muchos factores, años y recursos para comprender como
funciona. Un organismo modificado, al fin y al cabo, es un organismo preparado para tener
una serie de ventajas con respecto a otros "salvajes" o menos preparados. Esto puede
"contaminar" la especie con genes "artificiales" lo que puede resultar éticamente muy
reprobable o peligroso para el ecosistema. De hecho existen varias pruebas contundentes de
que esto ha ocurrido. La homogeneídad genética, es decir, que todos los Pueden tener
consecuencias ecológicas adversas si no se usan con responsabilidadindividuos de una especie
tengan unos genes muy parecidos, es algo malo y puede acelerar la extinción ante problemas y
enfermedades.

Otro problema que suscita inquietud es la evolución de estos genes modificados


genéticamente. Como hemos visto, los genes van modificándose y seleccionándose
naturalmente. ¿Qué ocurrirá, entonces, con los que hemos puesto nosotros? Bueno, lo peor
que puede pasar es que dejen de funcionar. Que estos genes muten para ser perniciosos
(tanto para la propia especie como para nosotros) tiene tantas posibilidades como que lo haga
cualquier otra característica natural del organismo. En este teatro tan complicado entra
siempre el proceso de regulación y legislación. Los intereses por parte de compañías entran en
conflicto con los de asociaciones que también tienen sus propios intereses. Y en medio están
los consumidores y pequeños agricultores que observan una batalla desde el centro mismo del
fuego cruzado. En conclusión, comer OGMs es completamente seguro y tan sano como los
organismos "naturales". En general su uso ha permitido dar de comer a una gran parte del
mundo que necesita de dichos OGMs. Pero su utilización también puede tener consecuencias
negativas si no se distribuyen con cabeza y paciencia científica. Así que, solo queda decir, lo
mejor será mirar dos veces y mantener un pensamiento escéptico y crítico ante los hechos.

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CIENCIA
¿Por qué le echamos la culpa a la Luna?
TWITTEAR COMPARTIR Santiago Campillo - Abr 2, 2015 - 12:29 (CET)
¿Qué tiene la Luna llena? ¿Por qué nos empeñamos en culparla de numerosas cuestiones, a
cuál más rocambolesca y complicada? No, la culpa no es de la luna. La culpa es de nuestra
manera de ver las cosas.

Luna llenaFuente: Shutterstock


¿Qué demonios pasa con la luna llena? La gente dice que durante esas noches hay cierta
tensión en el aire. Los hospitales, comentan, se llenan de heridos y locos. Al mundo le da por
volverse un poco más inquieto en esos momentos. ¿Verdad? Pues en realidad no. Sin
embargo, es un mito increíblemente extendido. Sanitarios de todo el mundo creen que,
efectivamente, durante la luna llena ocurren más incidencias, a pesar de las evidencias que van
en su contra. Tanto es así que han tenido que realizarse varios estudios para desmentir esta
creencia. Y es que las creencias, sobre todo si están relacionadas con la sanidad, cuestan
dinero y salud. Montones son los mitos asociados a las noches de luna llena y montones las
pruebas que los contradicen. Y sin embargo, siguen estando ahí. El sesgo de confirmación
sigue jugando en nuestra contra. Al fin y al cabo, somos humanos y es muy difícil librarse de los
viejos fantasmas.

No, la luna no tiene la culpa de nada

Desde el inquietante aullido de los lobos a la locura transitoria, la luna llena ha sido bautizada y
nombrada tradicionalmente como la madre del misterio. Algunos de los mitos más extendidos
en nuestra sociedad se relacionan con la salud. Hay quién cree que la luna llena, como con las
mareas, incide en nuestros "humores" vitales, provocando un aumento de la enfermedad. Es
más, también hay quien cree que la demencia, debido a un proceso parecido, se agrava
durante estas noches. Otra increíble creencia se refiere al aumento de los errores médicos
durante las noches de luna llena, lo que hace que mucha gente tema operarse (y esto lo digo
por experiencia propia) durante estos días. También hay quién cree que durante la luna llena
los animales son más agresivos y se producen más Los lobos no aúllan a la luna, al igual que no
hay más violencia durante la luna llenamordeduras y ataques. Si sumamos todo esto, el
resultado es claro: los hospitales deben ser un infierno durante las fases de luna llena.

Pero nada más lejos de la realidad. Porque no, la luna no es la causante de ningún aumento de
ningún tipo. Son cientos los estudios que contradicen semejantes creencias. La admisión de
enfermos es exactamente igual, estadísticamente hablando, en una noche cualquiera que las
noches de luna llena. No hay más crímenes, ni más accidentes, ni aumenta el cáncer. Tampoco
los partos, ni los embarazos. Y, sí, alguien se ha dedicado a contar y a estudiar si esto es cierto
o no. Los estudios muestran un patrón claro: el mismo que cualquier otra noche. El mito de la
luna llena no deja de ser eso mismo, un mito, romántico y bonito, pero falso. Aún así hay quién
seguirá afirmando que esos estudios son incorrectos y que su experiencia les dice lo contrario,
lo que puede parecer algo anecdótico, pero no lo es.
El maldito sesgo de confirmación

El problema principal, lo que nos hace creer a pesar de las evidencias en algo que es falso suele
ser el llamado sesgo de confirmación. Éste es uno de los más sencillos y a la vez más
extendidos y potentes. Básicamente, este sesgo consiste en valorar más (y mejor) los
resultados que se ajustan a nuestros valores, a lo que esperamos y creemos, en contraposición
a los resultados que contradicen a nuestra experiencia. Experiencia que no tiene por que ser
real. Es una especie de "amimefunciona" a un nivel más básico. El sesgo de confirmación actúa
tanto en las creencias sobre la luna llena como en otras pseudociencias. Es algo natural para
nuestra mente, ya que la experiencia suele ser la base de la supervivencia. Pero esto tiene una
implicación muy grave. En sanidad, por ejemplo, Por cada estudio que avala la pseudociencia,
existen al menos 40 que lo contradicen o demuestran que no está bien hechotomar medidas o
la decisión de un supervisor ante una noche de luna llena puede costar dinero al hospital.

También puede incrementar la cola en la lista de cirugía si los pacientes optan por poner
excusas. Y esto es un caso real. En otros ámbitos, como con los antivacunas o la homeopatía,
este mismo sesgo cuesta no solo dinero, sino también vidas. Aunque existen estudios que
tratan de demostrar que la luna llena tiene influencia en nuestras vidas, por cada uno que hay,
existen al menos 40 que lo contradicen o demuestran que no está bien hecho. Esto también es
muy común en las pseudociencias. Hay que identificar lo que parece ciencia pero no lo es. El
caso de la creencia en la luna llena es un ejemplo perfecto, y asumible, que puede tener
consecuencias positivas para enseñar como una mala interpretación o un sesgo puede cambiar
nuestra forma de ver las cosas. Y para mostrar su poder, vamos a listar algunos de los mitos
más extendidos sobre la luna llena:

Los lobos no aúllan a la luna llena


No hay más accidentes durante las noches de luna llena
No hay más partos durante la luna llena
Las personas no se inquietan durante la luna llena
No hay más reyertas ni conflictos durante la luna llena
No hay más detenidos durante la luna llena
Los animales no son más agresivos durante la luna llena
La mujer no es más fértil (en general) durante la luna llena
El pelo no crece más durante la luna llena
La luna llena no deprime más a la gente
No hay más complicaciones quirúrgicas durante la luna llena
Y podríamos seguir. Todos estos mitos han sido estudiados directa o indirectamente (como los
de comportamiento animal), sin encontrar relación alguna. Con esto no debemos caer en una
falacia. Estos ejemplos solo sirven para mostrar que todos deberíamos considerar dos veces
cualquier afirmación, aunque esta pudiera concordar con lo que creemos adquirido por la
experiencia. La experiencia es algo necesario, pero a veces es también bastante mentirosa.

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