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El Carro Del Sol
El Carro Del Sol
Un hombre vestido como cirquero de los años 30's entra sujetando con una mano un maletín y
con la otra a cuatro hombres con una soga amarrada al cuello. Los cuatro sujetos portan una
mascara con cara de caballo, no tienen ninguna prenda en la parte de arriba y en la parte de
abajo, de la cintura a los pies están cubiertos de pelo.
Cirquero: Sigan bestias, no paren el paso, (el cirquero azota a cada uno de los hombres-caballos,
éstos caminan torpemente), deténganse salvajes, aquí, aquí nos quedaremos (jala bruscamente
de la cuerda a los hombres hasta que cesan el paso. Mira a su alrededor, derecha, izquierda y
después al público). Parece que aún no llega nadie, ni los niños, ni las damas, y de los caballeros
sólo quedo yo, (pensativo) quizá todos se han ido: hemos llegado tarde. (Golpea a los caballos).
Os he dicho que saliéramos temprano, pero nunca pueden entender cuan importante es divertir
a la gente, ¡bestias!
Pone la soga en sus boca y abre el maletín, saca cuatro moños rimbombantes, cierra el maletín.
Va hacía el lugar de cada corcel y le adorna el cuello con el moño.
Cirquero: (Sonriente, al primer caballo) Tú serás Flegonte, amigo, (al segundo) y tú Aetón (le
acaricia el osico. Mira al tercero) a ti te llamaré Pirois, (al cuarto) y a ti Éoo. (Suelta la cuerda. Los
mira paternal) Mis hermosos corceles, mis fogosos amigos: subordinados del sol y ayudantes de
Helios, gracias, gracias al sol y a ustedes por traerlo a dejar luz, (les acaricia el rostro), ¿qué sería
mi vida sin su resplendor, su brillo y su calor?
Suelta a los caballos. Su cara se torna triste y enseguida a enojada. Toma una soga y los azota:
los caballos relinchan.
Cirquero: sería mejor que ahora. No haría tanta luz en medio de las tinieblas, animales bárbaros.
No quemaría tanto el viento, ni el suelo asaría mis pies. Habrían personas y árboles y dioses,
pero no hay nada (se echa a llorar) no dejaron nada desde que prendieron fuego al mundo y en
la tierra una fogata clandestina dejaron.