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BIBLIOTECA DE PSICOLOGA. : 723 /, 14 (Disigia por Fosé M. Gondra) 'e * OMAR FRANCA-TARRAGO Sar Nea Mer. SORALIDAD, por Pree Les ETICA PARA PSICOLOGOS Introduccion a la Psicoética BIBLIOTECA DE PSICOLOGIA DESCLEE DE BROUWER 4 Responsabilidad ética ante la ley Tal como lo define RAPPEPORT 1982! hay dos éreas distintas de contac- to entre psicologa,psiquiatia y Ley. Una es el temeno de la pricologtay ps uiatrfa juridica: en cuyo caso el profesional trata de asistr a los responsables } de administrar Justicia en la tarea de Hvar a cabo sus responsabilidades. Otra ( es el amplio campo de aquellos asuntos de Ia préctica del psicdlogo o psi- Quiatra que son punibles legalmente, es el campo de la “mala préctica”, \ A.LA PSICOLOGIA Y PSIQUIATRIA JURIDICA 1. Aspectos éticos generales de la labor pericial El dea de interrelacién entre le psiquiatria~psicologie y la Ley conforma Jo que se puede lamar Psiquiatrfa y Psicologia juridica (Hamada también “Legal” o “Forense”). Retomando la distincién que hace DIAMOND® hey dos tipos de intervencién del profesional. La primera es cuando un psie6logo © psiquiatra ya est tratando a un paciente, éste se ve envuello en astintos legales ye profesional es llamado a testimoniar ar como experto. El segundo 1 RAPPEPORD | Ethics and forensic pychiary En BLOCH,S. CHODOFEP. Pycisuis ethles New You Oxford Univ. Press 1981. También, Diferences berveen forensic and general Paychiarry, Asn, 2) 331-34, 2. DIAMOND, B The Paychiirsr as Expert Winess, Psyatric Ci North. Am, $97 (1985). 12 [RESPONSABTLDAD ETICA ANTELALEY caso serfa propiamente 1a psicologfa y psig forense, que es cuando el profesional no esté atendiendo a la persona, pero igual es Namado por el juéz adar su i ico. Ambas situaciones pueden estar relacionados con las siguientes probleméticas: 11 diagndstico de credibilidad de un testigo judicial. 2 diagn6stico de culpabilidad de un acusado, +" sus derechos como persona, (@) diagnéstice de capacidad para tener en custodia a menores o para suprimir la patra potestad a quienes la ejercen, © ‘responsabilidad de acusar a personas en ciertas circunstancias (cuan- do hay abuso de menores, ancianos, discapacitados, etc). (© cuando se acusa a otros profesionales de mala préctica, Los psicélogos o psiquiatras muchas veces son requeridos para dar testi- monio,en aquellos casos en que es necesario establecer el estado emocional 0 mental de una parte directamente implicada en un litigio judicial, El Juez penal, por su parte, puede solicitar a los profesionles un informe pericial sobre el estado mental de un acusado. Pero, como es sabido, aunque los psi- o6logos hagan miltiples tests de personalidad, de canes. te watane de averiguar las caracteristicas del suj lo podrfan encontrar indicios de peligrosidad o de una personalidad trastornada en el momento actual. Pero no existe nigiit test ni instrumento alguno de otto tipo, que permita diagnosti- ce “2 renospectie: sobre Tas jon’ lié piidicron haber existido 0 el estado psicolégico del individuo en el moment 3 meén._.Un psicdlogo esté en condiciones: de tsupor cio civil de ia jones'¢ 5 -anoque sin ningina certeza— qué.dadas las caracteristicas de personalidad actuales del sujeto, éstas también fueron asi en el pasado (por ej.: casos de trastornos severos de le personalidad del tipo de Ia psicosis, esquizofrenia, personalidad psicopéti- muestra alteracién alguna de Ja personalidad. En estas circunstancias el diagndstico psic 0 se vuelve sumamente dad como para tomar una problematico. Considerarlo con alta yalider 0 fi etfa comer el riesgo de, cometer graves equivocaciones por jogo plantee sus inferencias respec- nro, como totalmente ciertas y seguras, implica- imprudente o temeraria del profesional. cin del psiquiatra os legales abarca tam- bign el Derecho civil. Con frecuencia se lo requiere para que haga juicios sobre si un determinado padre o madre esté en condiciones de seguir mante- ‘rca paRaPncdocas 413 niendo o no a su hijo bajo custodia. La misma situacién se da cuando se trata de juzgar si deteminiados padres estén en condiciones de adopter a un hijo que no es propio. En ninguna teorfa psicol6gica se ha delineado con satisfac- cin una caracterizacién de -cudles son los padres que deban ser considerados (@es-En todo caso, aunque algunas lo hayan int io, no hay acuerdo en.el terreno de la psicologia ni de la psiquis~rfa a prop6sito de lo que debe ser la ‘patemidad”. Se sabe que algunos rasgos de los padres ~en determinadas cir- cias pueden hacer dafio al hijo; pero nadie puede asegurar que la pre- esos rasgos sean suficiente justificacién como para separar al hijo ‘de sus padres. {Cual debe ser el camino correcto en caso de que te esos rasgos patemos— el hijo, igualmente, quiere continuar {Conviene separarlo y que nunca més los vea? jconviene que s6lo los visite?. La soluoiGn a estas preguntas supone complejas dificultades que estén mucho més allé del diagnéstico que pueda dar el psicélogo o psi- Quiatra. No obstante, ia sociedad y a veceé el mismo psicélogo.o psiquiatza- arecen créét qiie los profesionales de Ja salud mental tienen une palabra con- -cluyente al respesto. Y esa creencia puede tener graves consecitencias para Jos individuos.. En otras ocasiones ~ya sea en el Ammbito def Derecho Penal o en el Civil- el profesional puede ser requerido por el Juez para dar su opiniéa sobre regis- ttos de datos anteriores (de cartas u otros materiales biogréficos) pero sin tener contacto con el sujeto implicado. Tal es el caso del psiquiatra o psicélo- go que tiene que opinar sobre el estado mental del individuo en el momento en que escribi6 su ‘‘iitima voluntad”;-o cuando un delincuente se niega a entrevistarse con un terapeuta y s6lo se disponen de sus datos escritos ante- riores. Obviamente, serfa ético dar una opiniGn sobre documentos escritos de individuos implicados en asuntos judiciales pero-nunca sin haber tenido una entrevista personal con el afectado. Y si esto no es posible, debe dejarse com- pletamente claro la limitacién del diagndstico. ‘Tres problemas éticos fundamentales se presentan ea Ja préctica del psicé- Jogo o psiguiatra cuando acta como forense: 1.” La honestidad ¢ impercialidad en Ja selecci6n de las fuenté3.a par Ge Tas cuales elabora la informacién que va a presentar al Juez, Si resado, el psicdlogo quiatra tiene tambi puesto que éste ~coz la justificacién de que quiere pagar sus honora- "3: “Eo tinguna parts ~de acuerdo con To que yo conozco~hay investgnlones o ei iagréstico o criteris d fermedades 0 Manval de Diagnéstic y Es ae ng RESPONSABILIDADSTICA ANTELA LEY tios— puede ejercer sobre el profesional una coaccién més o menos fuerte en el sentido pecuniario, 2. La honestidad e imparcialidad de ia presentacién 9 redacci6n del infor- ‘me, La responsabilidad etica fundamental del profesional que participa como experto en cualquiera de las circunstancias arriba aludidas es afir- mar lo que ha sucedido de la manera ms objetiva y honesta posible; sin ocultar datos, sin disimularlos con restricci6n mental y sin intentar dar aquellos datos que sélo favorezcan a uno de los contrincantes en la controversia Los informes deben estar tasados fun¢amentalmente 2 hallazgos objetivos y en impresiones ciertas, no en hipétesis. Si es necesario afirmar una hipStesis es licto hacerlo con tal de que se diga explfcitamente que se trata dé glucubraciones probables y no de hechos probados. El psicélogo o psiqtiatra forense que haga un juicio de este tipo, deberd sefialar clara y abiertamente cules son las limitaciones que tienen sus propios instrumentos de diagndstico. Recordemos a propdsi- to de esto la conviceién de COLEMAN —quizd con mucho de exagera- cién‘- cuando decfa que la capacidad o “el poder” de hacer determinadios diagndsticos ~que la sociedad atribuye a la psiquiatria oa 1a psicologie— estén més basados en Ja fe que en larazén. |. No esta de més afirmar con total claridad que el diagndstico de culpabili- dad juridica y de competencia, pertenecen al juez y no al psicdlogo o psi- | Quiatra, Estos, lo tnico que pueden hacer es juzgér la situacién clinica del paciente en el momento actual; no pueden hacer inferencias seguras sobre lo que sucedi6 en el pasado ni sobre lo que sucederé en el futuro, 3. La gonfidencialidad y la labor pericial. Cuando un psicélogo o psi- quiatra participa como testigo -a pedido del paciente~ nada hay que objetar desde el punto de vista ético puesto, que aquelio que diga el PsicGlogo ante el Juez habria sido coa Ia autorizacién explicita de la persona involucrada. Pero un caso muy diferente desde el punto de vista ético es cuando el psi- célogo se presenta 2 un inculpado ante la Justicia con la intencién de ayudar- Jo psicoldgicamente cuando, en realidad, trata de hacer un informe pericial para el Juez, El deber del psic6logo en ese caso es actuar honesta y abierts- mente e iniciar su “peritaje” informéndole al individuo de sus intenciones, De sa manera deja a salvo le Libertad del sujeto para decidir qué cosas conversat on el psicdlogo después saber de antemano que cualquiera de ellas podrén ser reveladas a terceros. 4 COLEMAN, L., The reign of error (psychiatry, authority and law), Boston: Beacon Press, 1984, mca PARA PCSLoCos us 2. Confidencialidad y “privilegio” terapéutico Privilegio es un concepto legal que se aplica en algunos pafses y que se refiere al derecho que tiene todo psic6logo 0 psiquiatra a que munca se le san- cione si se niega a revelar a la Justicia las confidencias que un paciente le haya hecho en el transcurso de Ia relaci6n psicolégica, Serfa el equivalente profesional -reconocio por la ley del “‘secreto de confesién” que tienen los sacerdotes de la Iglesia Catdlice. También se reconoce este “privilegio” al abogado defensor de un delincuente cuando. no e: el juez, a propésito de lo que sabe, Bn alguncs c mismo privilegio a uno de los miembros de la pareja matrimonial, cuando el otro es el implicado en una acusacién. DUBBELDAY' se inclina a favor del reconocimiento legal del privilegio terapéutico, por el hecho de que asf se garantiza: 1. la proteccién de la rela- cién de confianza y verdad entre el profesional y sus clientes. 2. a apertura por parte del paciente a decir todo lo que le pasa. En trario, la ausencia de -gio actuarfa dificultando que el paciente buscara Ja ayuda necesaria para su situacién emotiva; en particular, si se trata de una persona acusada de delito. : Para que puede reivindicarse el derecho a ejercer to ante requerimiento del juez creo que deberfan darse las siguientes condi- ciones* 1*, La comunicacién del sujeto al psicoterapeuta debe haberse hecho con Ja conviccién de que no serfa revelada a terceros. 2. La inviolabilidad de esa confidencia es considerada esencial a los propésitos y a la continuidad de la relaci6n psicolégica; y su ruptura, ‘un grave perjuicio para el individuo afectado. El tipo de relacién es dé tales caracteristicas que, en opinién mayori- taria de la sociedad, siempre merece ser celosamente amparada con el privilegio terapéutico. El acusado no esté poniendo en riesgo la vida de terceros, ni practicando abuso sexual o maltrato fisico 0 ps‘quico cuya tinica { % manera de averiguarlo sea la informacién que dispone el profes : 3 4 nial privilege: defining the profes DUBBELDAY, C. Tae prchoterapisr ved, Emory Lav Journal 16 RESPONSABE-DAD EMIGAANTELA LEY Dadas estas condiciones creo que es moralmente obligatorio abstenerse de brindar al juez la informacién requerida que se ha obtenido en la relaci6 terapéutice, Por su parte, todo Juez deberia respetar este derecho ampariindo- € en todos los recursos que le permita le ley al efecto. Lo contrario seria, de alguna manera, convertir al psicdiogo o psiquiatra en un detective més 0 un ayudante del fiscal. El Poder Judicial debe proceder por sus propios caminos para realizar su funcién sin romper la especielisima relacién entre terapeu- ta-paciente, que s6lo puede ser comparable a la que se establece entre el sacerdote y penitente, 3. Diagnéstico de futura peligrosidad Una ocasi6n de particular gravetiad por las implicaciones éticas que trae consigo es cuando el Juez quiere tener datos psicolégicos de Ia presumible conducta peligrosa o agresiva de un determinado sujeto, en orden a decidir qué destino darle, Muchos estudios han cuestionado fuertements el diagnds- tico psiquidtrico y psicoldgico de peligrosidad. Si ~como decfamos més arri- ba~ hay serias dificultades para juzgar sobre la peligrosidad actual de una persona, mucho més respecto a la futura peligrosidad. Uno de los estudios mas célebres respects’ a este asunto fue un segui- miento de casos hecho por HUNT y WILEY! en el que 969 pacientes inter- nados en un hospital psiquidtrico de seguridad (precisamente por haber sido iagnosticados como pacientes peligrosos) fueron transferidos a hospitales comunes después de haber cumplido su sentencia criminal. Al afio de esto, el 72% no habia presentado ningiin problema, el 18 % habfa sido dado de alta (pasando a Ja comunidad), 6% habia pasado a cuidados de convalescen- cia y el 2% Habfa muerto. Slo 7 pacientes (de los 969) dieron problemas de manejo y resultaron peligrosos en realidad, Muchos afios después, 27% de estos pacientes estaba viviendo en la sociedad, solo 9 habfan sido acusa- dos de erimenes y 3% estaban en hospitales correccionales por considerés- seles enfermos criminales. Este caso -llamado Operacién Baxtrom— generé una serie de preguntas respecto a la capacidad de los psiquiatras y psic6lo- gos para predeci la peligrosidad de os inviduos con metodologia los enfermos en hospitales psiquidtricos, una vez que hubiesen cump! lidad de le condena Judicial, Hace unos afios atrés (1987) se reaviv6 la polémica en este senti- do, al descubrirse con ciertos estadios cos, que la Justicia en el ~~ nica forma de ponerse de relieve es le del profasional. En ese caso es su obligacign rom. _per el secreto y revelar tl sito 8. HUNT & WILEY, Operation Baxtrom. After one year, Am, J. Psychiatry 124 (1968) 974 Erica pana rstcdocos 17 Estado de Nueva York, tendfa a considerar més culpables y reos de muerte, a 40s negros, que a los blancos’. Mis alld de la polémica entre quienes defienden’” las posibilidades de , los psicblogos y psiquiatras para predecir futuros delincuentes y quienes , niegan" esa peticia especial, es evidente que todo diagnéstico profesional de ese calibre debe ser extremadamente prudente. Sin negar la iegitimidad que tiene la sociedad de protegerse de los sujetos probablemente peligro- | sos, creemos que este problema de inseguridad en el prondstico de peligro- sidad pone un punto de interrogaci6n en el papel que los profesionales de | ia salud mental puedan jugar cuando acttan como peritos en ese sentido. * En cualquier caso, tanto el psicdlogo como el psiquiatra tienen que extre- { mar al méximo las medidas de prudencia como para no dejarse influir por cualquiera de los condicionantes antes aludidos y para no hacer afirmacio- nes seguras cuando s6lo pueden ser probables o hipotéticas. No podemos profundizar mAs en el tema pero hemos querido apuntar parte de su com- plejidad. 99, Sean hecho estudios que evaldan la importancia que adquieren ea a percepcidn y valo- Sogo como el Juez— respecio al delincuente, cieros deta- raciga que hacen ~tanto el Iles que uno pens Jjuiio del pricélago 0 de toward a second gentration of the: ‘5, Mohanan afirma que en este idad como para decidir sobre ciertas polfticas”. ‘que parece mostrarse que el diagndstico de peli ‘Careers of the crim LAm.Acad Psy & Law 5 dangerousness in em RUBIN, Prediction of Dangerousessn Met 397-398, 18 RESTONSABILDAD ETICA ANTELALEY B. DEPERITO A INCULPADO: LA “MALA PRACTICA” { Una tercera ocasién en le que el profesional de la salud mental se podria | er involucrado con la Justicia es cuando los pacientes demandan judicial- mente al profesional acuséndolo de haberlos perjudicado a través de la utii- \ zacién de determinados conocimientos o préctices psicolégicas 0 \ psiquidtricas. | La “mala préctica" puede definirse como" el fallo en el ejercicio de la ido- |-neidad que puede ser razonablemente esperada en un psicdlogo, cuando actiia | poniendo en préctica las pericias propias de su profesién, Se contrapone a la Practica considerada “normal” entre los colegas de un determinado lugar y tiempo. Dentro de la “mala practica” suele hablarse también de otros tes \ conceptos: la imprudencia, imperiéia y negligencia. Imprudencia ser‘a la osad{a desproporcionada en Ja que incusre un psicé- logo al usar métodos 0 procedimientos que, estando dentro del conjunto de conocimientos o précticas de la profesién, requerirfan un entrenamiento espe- cffico no recibido por un determinado ‘logo. Tambfen podria ser impru- dencia ei uso de procedimientos o prdcticas complejos, inciertos -0 al Ifmite de su capacidad~ y con resultados dudosos™. Negligencia serfa la conducta del profesional cuando, sabiendo y cono- ciendo deferminada terapéutica 0 procedimiento, no pore en préctica con exactitud esa informacién y pericia y causa un perjuicio al paciente; tambien, cuando deja de poner los medios usuales para llevar a cabo aquel patrén de conducta esperado normalmente de un profesional. Ampericia seria cuando el perjuicio provocado al paciente se produce por €1 ts0 de précticas 0 procedimientos que el psic6logo no conoce 0 no ha sido capacitado para usarlas. El perjuicio puede definirse como cualquier consecuencia dafiina recibida por el paciente debido a palabras o acciones hechas por el psicoterapeuta durante el tratamiento, Muchos discuten si puede existir realmente el concep- to de dafio mental provocado por un psicélogo, dado que no hay acuerdo sobre cuales son efectivamente los resultados que puede tener una psicotera- pia. Por otra parte es dificil comprobar que un determinado problema psicolé- gico haya sido efectivamente provocado por un psicdlogo. Y todavia més, demendante tendrfa que demostrar que ese perjuicio ha sido debido a la impe- ricia del psicdlogo. Esta dificultad se ve agravada por el hecho de que no existe una nocién consensuade entre los colegas, de qué se entiende por trata- miento “standard”. De ahf que sea bastante imposible medir la “razonabili- dad” y “adecuacién” dei tratamiento psicolégico aplicado por un 12, SMITH, J., Medical malpractice. Psychiatric care, Colorade: Shepard’ s/McGraw Hil, 1986, 5,98 13, ASSUMPCAO, E. apraxis, Noticias 46 (ag 1990) p.14-15, rica ara ptcorogos 11g psicoterapeuta, a un determinado paciente. Més fécil serfa, si se tratara de un tratamiento psiquidttico, puesto que las terapias orgdnicas se aplican con cri- terjos més uniformes y con una aceptacién més generalizada entre los profe- sionales respectivos. S En consecuencia, para que una acusacién de mala préctica sea valida | como causa en contra de un psicdlogoo psiquiatra, el Juez debe comprobar 4 | condiciones: I*. que el profesional debfa al paciente un determinado patrén | de conducta en cuanto a li que debido a ese abandono / del deber, el paciente sufti6 un dasio psiéolégico; 4. que la'conducta del pro- | fesionel fue Ia causa proxima del dag, ese a las dificultades antes mencionadas las acusaciones de perjuicio por malaprictica contra los psicélogos o psiquiatras pueden ser muy diversas. Podriamos clasificarlos.en los-siguientes rubros fundamentales de probie- Faas": CD) Explotacién. Inctuye: a. explotacién econémica o aprovechamiento de Ja ascendencia sobre el cliente para Iucro del psicélogo; ocultacién inicial.o aumentos injustificados y desproporcionados de los honora- tios en el transcurso de una terapia. Puede suponer, también, acusa- cién de “influencias indebidas” levadas a cabo por los psicélogos que trabajen con ancianos; acusaciones de miembros de terapias gru- pales porque consideran que el psicdlogo los ha introducido en ellas, no por su mejor interés, sino por motives econémicos 0 de conve- niencias no terapéuticas; b: Explotacién sexual: cuando hay abuso de autoridad para el aprovechamiento sexual del cliente. () sncompetencia. Comprende genéricamente todos aquellos casos en ‘jos que el psicoterapenta, habiendo acordado llevar a cabo un deter- minado tratamiento, luego no lo puede hacer por insuficiente forma- ciéa; 0 Io hace, pero provocando dafio en el sujeto a causa de le impericia, negligencia o imprudencia. Ethical KEITH-SPIEGEL Ethics in..0. [RESPONSABILIDAD ICA ANTELALEY 1) @ causa de que un tratamiento, normaimente ‘ado inefectivo y se atribuye a su mala aplicacién, 2.2) por el mal uso ~con eventuales complicaciones emociona- les~ de determinadas técnicas mas o menos sofisticadas como el biofeedback, las comportamentales, racionales-emotivas (tipo Ellis), técnicas de grupos o familiares, , a.3) a causa de los proce- dimientos perjudiciales seguidos en la atencién de nifios 0 perso- nas psiquicamente incompetentes, 2.4. Por uso irregular de técnicas psicolégicas de evaluaci6n e intervenci6n 0 uso de tests Por personas que no son psiclogos pero que estén avalados por psicdlogos; a.5. explotacién de alumnos en formbcién para que se desempeiien comno psicblogos atendiendo pacientes, b. Por negligencia: b.1) Puede darse este caso cuando ua psicélogo Bo femiie un enfermo sériamente deprimido aun psiguiatra y el” enfermo se suicida; b.2) por negligente uso de las psicoterapias de clinica individual y grupal. En ese sentido se dard una creciente importancia al hecho de-que el paciente haya sido vélidamente informado por el psicélogo antes de empezar una terapia y haya dado explicitamente su consentimiento. b.3) a causa de no haber recomendado el empleo de determinados tratamientos de corta duraci6n; o por no haber derivado a un psicélogo que los supiera hhacer en caso de que dichos tratamienios hubiesen sido suficientes para la problemética conereta del consultante, c. Por imprudencia temeraria c.1, no haber derivado a los pacien- tes depresivos al psiquiatra y haberlos tratado sélo con psicote- rapias verbales. c.2) abuso del castigo con metodologia comportamental. iio por utilizar a la persona paré un experimento sin su consenti- miento; 2.2) falta de consentimiento previo para registros escritos y grabaciones 2.3) uso de tests (en am laborales 0 escola res) que Violan el derecho a la autonomia y a la decisién informa- da previa, sin coacciones ni intromisiones a la intimidad. b. Pot informes escritos. b.1) Problemas respecto a los informes no periciales a los que se considera falsos, engafosos o inductares 2 engafio debidos a su esquematismo, vaguedad o ambigtiedad. b.2) Quejas contra informes periciales en casos de atribucién de guarda y custodia de nifios o incompetentes; dudas acerca de la legitimi- dad y contrastaci6n cientifica de los procedimientos utilizados en esos informes SE Diseriminacion mca FARA 10610008 at zafiosa; anuncios que generan falsas espectati- titulacién indebida, promesas sobre éxito de tra- i6n de honorarios falsos. Por formacién 0 capacitacién insuficiente, Comprende las false- Gades en fa formacion de psicéiogos tales como irregularidades en madores 0 en los programas de formacién respaldados poz io6logos (profesores no titulados, oferta indebida de titulos, for- mucin engafioss) entrenamiento para el falseamiento de tests 0 informaci6n al piblico de las respuestas correctas. 4) Falseamiento de datos cientificos, especialmente en los trabajos de investigact6n; én; plagio de trabajos hechos por otros investigadores. & Ruptura del secreto 0 confidencialidad. Por alteraciones de la reserva debide y secreto profesional; irregularidades en la custodia de docu- mentos psicolégicos; violacién de la intimidad por la presencia de ter- ceros (alumnos); uso de técnices de evaluacién que invaden Ja __intimidad IL Abandono. Comprende aquellos casos en que el psicélogo deja de atender a la persona haciendo que ésta se sienta rechazada 0 abando- nada en un momento de vulnerabilidad y de riesgo personal. Puede arse en la terapia familiar cuando algunos miembros de la familia sienten que el psicélogo no les da Ia atencién que estiman debida e, insatisfechos con los resultados obtenidos, se consideran lesionados y acusan al psic6logo de no haberles advertido previamente, tigactén, Son acusaciones que suelen prove- nir de grupos sociales minoritarios (homosexuales, extranjeros, reli- gios6s, etc.) que se sienten afectados por los informes prejuiciosos 0 por las conductas discriminatorias de psicblogos o psiquiatras. VIL. Comportamiento deshonesto entre colegas: 2) Por intrusismo de los ~“ psiodlogos en campos de otras profesiones; b) Dafio a la imagen ilblica de 1a Psicologia o epropiacién indebida ~por terceros~ de los simbolos del Colegio; c) cobro incorrecto de honoratios por debajo de os minimos; d) Impedimentos a la indepeadencia profesional; e) indignidad en el ejercicios profesional: carencia de contratacién labo- zal 0 de servicios adecuados, remuneracién injusta, despidos, defensa de sus compet intereses entre los psicélogos, actuaciones irre; oposiciéa y comisiones de seleccién; f} “traspaso” y capataci6n inde- bida de clientes; ejercicio de monopolio; g)reproduccién i 0 de equipos no homologados po: a las escuelas psicol6gicas que gozan de cre- sin, h) falta de respet | 12 aseonsaBnupaDica Are LA2SY Adibilidad cientifica y profesional; i) etiquetamiento discriminatorio de colegas. Todas estas causalidades de demandas judiciales son una muestra de la | ereciente conciencia que hay en la sociedad de los abusos perpetrados por ciertos profesionales inescrupulosos o mal intencionados y de los derechos que, tanto clientes como pacientes, saben que les corresponde. + Al profesional de la psicologfa o de la psiquiatria Je compete prevenir le mala préctica, a través de una formacién y entrenamiento permanente y de! uso de medidas que reduzcan o eliminen los malentendidos, falsas expectati- | vas o manipulaciones. Pero si se egara a perjudicar a algin paciente, la iinica salida éticamente honesta que le corresponde al psicdlogo imiplicado es la defensa de su dignidad como persona y como profesional, si es acusado injustamente; o le virtud de la ver8cidad, si efectivamente ha cometido un error, No se degrada como persona 0 como profesional, quien reconoce su { exzor, sino quien oculta la mentira y se ampara en el engafio. Las implicacio- | nes econémicas que pueda tener el reconocimiento del error, forma parte del | riesgo de un ejercicio profesional Hevado con honestidad. Comresponde afirmar un ctiterio ético bésico ante una acusacién de mala préctica: que el psicdlogo se debe a la verdad. Reconocer verazmente que ka existido una negligencia, una imprudencia o una impericia es un deber funds- mental del psicélogo. Este debe ser honesto y sincero en el reconocimien de su responsabilidad. Pero deberse a la verdad, ser honesto y sincero con ‘uno mismo y con los dems, no esté en contradiccién con una defensa justa de sf mismo". Sin embargo no hay que confundir una defensa justa con una defensa malintencionada que busca, como primer objetivo, el disimular las propias responsabilidades; ya sea por motivos econdmicos u otros no menos prosaicos. 15. Tesucrist, que babl6 de poner Ia otra mele comse metdfora Ge wa ax ir més ald de la violencia y destric gv “cfreulo vice i6n cuando un soldado Ie io u meji cl, emuéstralo en qué, pero si he hablado bien ipor qué me peas el vencer @ le violeacis por medio del amor no tiene nada que ole mentira. Una respuesteparecide tuvo San Pabl apéstoles principales de Jests~ cuando el Consejo supremo de Israel (Sane iio, Estando ante el Consejo, su Presidente mandé que uno de los asist i. Pablo reaccion6 diciendo: "iA tite va.a golpear el mismo Dios, pared blanque- at sentado para juzgarme conforme a lo que manda la ley zpero la violas mi endo que me peguen?” (ich 23,3). Este discipulo de Tests ~que reiterada habiado de que por ads més importante, ai siquiera la fe © Ia esperanza (1 Cor 13)~ se neg6 acepter que lo juzgara el tribunal local y us6 su derecho a apelar al Emperador para que se hiciera justciay no se lo seusare con meniras. pegare — ‘mearara sicéao0s 123 Casos y textos para la diseusion Dependencia irresponsable TD ha estado en psicoterapia con MC durante afios, ¢ iba una vez por semana, Ella ba afronta- | do ya los asuntos que primero la tajeron a! tratamiento pero he evolucionado a una progresiva 35 sesiones, Aunque no ha habido real cambio en el estado emocional | hecho ningtin esfuerzo pera terminar el tratamiento, Su filosofia es: “Mientras piense que me | necesita, vendrd a verme” (Citado por Keith Spiegel, 246), ‘Autonoma para desir el proceso terapéutico EA ha estado en tratamiento con DD de forma intemiteate durant un perfodo de 3 aos. Ha tenido conflicts nearéticos de larga data conta los cuales ha luckedo ambivalestemente, EA empeas a cuestonar durante Its sesiones con DD i la terapia ie esuba ayudando en algo, EA recgnoefe que quia tabs ‘en los asuntos personales, pero tenfa sentimfentos mezclados acerca de ellos. Sugisi, pues, que quizé otro psicélogo que no fuera DD podia ayudarlo més, DD interpret estos comentarios como un medio para evitar asuntos importantes del watamien- to, pero sugirié que a AE le podts venir bien obtener una segunds opiniGn, Le procaré a AE iferentes nombres de profesionales bien entrenados. AE seleccioné uno de ellos y lo fue a ver durante 2 sesiones, luego de las cuales, tanto el cliente como el consultado decidieron que debia continues tratando de enfrentar la dificaltad de los conflicts con DD, a quien conocta ‘bien y a quien consideraba que ere [a persona cepaz de enfocar mejor el problema que cual- quier otro terspeata nvevo, (Ib, 130) Confidencialidad e intereses econémicos 4 BB de 23 alios do edad suis un accidents en automévil, experimentando pétdida de memoria y otros varios problemas newol6gicos. Su condicién mejoré gradualments, pesar de que empezd a tener sintomas de depresiOn y ansiedad al preocuparse si se iba 2 recobrar completamente. | ‘Tuvo una entrevista inicial con MM porque queria un diagndstico desu estado emocioaal e ine- Jectual. Luego continu le psicoterapia con 4 para tratarsu ansiedad y depresia. MB informé 2 MM que ells habfa tenido psioterapia a le edad de 18-20 afios para tatarse por los mismos asuntos que la preocupaban en ese momento y que estaban en relacin a problemas failares, ‘Diez meses después del accidente, BB todavfa estaba siendo tatada por MIM y hebfa hecho uz nototio progreso. Dado que un abogado estaba haciendo la defense del conductor de! el abogado de BB qi amar « MM com fin de documentar el dolor emecional que I ae ios que aquel le habia causado,(Keith- pensa econsmica mayor por los ‘Diagnéstice'de peligrosidad en jucios legales conta ots y acerca de su elite. A pesar de que HI no responsabilidad penal en el momento en que babi tenfa informacion defendido {ariliarzado con el 1 et ER 124 . ESPONSABEIDADETICA ANTELALEY Consecuencia legal del juicio sobre custodla CC es ua psicblogo que ha estado tratando a una mujer con muchos problemas de ajuste psicol6gico y en trémite de divorcio. Después que trabajé con ella durante 6 meses, el abogado de éta Te pregunt6 si estabe dispuesto a tstficar a favor de ella yen apoyo a que continuare Ia custodia de su hijo de 7 afios, como parte de ls procedimientos legales del divorefo. CC esti- vo de acuerdo y testificé ante el juev muchos dstos respecto del buen ajuste psico-afectivo de 1a mujer y del hijo. Algunos considerazon que no estabs entzenado en el trabajo con nifos, que ‘nance habfa entrevistado al nifio y que hable sido, en general, negligente al dar su opiniga. A. ‘pesar que el aifio estaba en tratamiento con otro psicdlogo, CC no buse6 informacién de este ‘olega 0 del padre del nifi. CC coaocia poco acerca de la custodia de nifos y ain respecto al iagnéstico elfnico de nifics. Ud. p. 228) ‘Testimonio e intereses contractuales. ailfo, se habia comunicado con la mae ray brev antes y después de las sesiones teni- das con el nio, y nunce se habia encontrado con el padve, a pesar de que el testimonio ers ea ‘elecin al funcionamiento de la totalidad de Je familia, En contraste, el terapeuta contratado por el padre habfe visto a la totalided-de la familia durante varios meses de terapia familiet (Citado por Huber y Baruth 1987, 72) ‘Muertos por terapla aplicada Los métodos utilizados durante 16 aos por tes psiquiatras australianos para curar enfermeda- des mentales cansaron Ja muerte de 24 personas, segin se desprende de una investgacié que bbe durado 18 meses. Tres psiquiatras serén acusados formalmente de concucta profesional nepligente ¢ incorrecta por la aplicaciéa desu terapia, que también se sospecha fue la cause de 05 tantos suicidios entre mAs de mil personas sometidos a ella. La terapia consistia en pro- ‘yocar un suetio profundo que hacia quedar a los pacientes en estado semicomatoto mediante la utzacién de grandes eantidades de batbitiricos" (Publicado por el Diario El Pafs de Monte- Video 21 marzo 1991, 4) (Cédigos de Fitica Profesional Psicblogo-as de Espatia ‘An.25 "..En cualquier caso, se evita ia menipulacién de las personas y se tender hacia el logro de su desarrollo y autonomi”

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