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La identidad masculina Deber, pruebas, demostraciones

son palabras que nos confirman la


existencia de una verdadera carre-
ra para hacerse hombre . "La virili-
dad no se otorga, se construye, se
fabrica", dice la autora .
ublicado en Francia en 1992 y Los estudios sobre las mujeres
P traducido al castellano al año
siguiente, "XY. La identidad mas-
(y más recientemente sobre los
hombres) evidencian que la clase
culina" de Elisabeth Badinter, nos social, la edad, la raza o la pre-
propone un provocativo análisis ferencia sexual, se han converti-
de masculinidad a la luz de las ac- do en factores de diferenciación de
tuales polémicas sobre las identi- las identidades genéricas, donde
dades y las relaciones de género. cada vez es más necesario hablar
Autora de ¿Existe el instinto ma- de feminidades, así como de mas-
ternal? (Barcelona, 1991), Badinter culinidades .
realiza ahora una exhaustiva ex- Pero el reconocimiento de esta
ploración de lo masculino, desmis- diversidad de identidades no pue-
tificando al hombre como paradig- de ocultarnos la comunidad de
ma de la humanidad para hacerlo características y los pactos entre
visible en sus reales dimensiones los hombres . El feminismo occi-
de sujeto en transformación . dental se ha encargado de comen-
Partiendo del hecho de que la zar a romper las barreras ances-
masculinidad experimenta, desde trales que colocaban a las mujeres
hace tres décadas, la pérdida de en desventajas de vida, mostrando
sus evidencias milenarias, en una así al hombre desnudo. Las mu-
de sus más profundas crisis, Ba- jeres "al poner punto y aparte en la
dinter se introduce en las debili- distinción de papeles, incorporán-
dades de quienes hasta ahora han dose en aquellos territorios hasta
detentado la imagen de "fuertes y entonces reservados a los hom-
dominantes" . bres, han provocado el desvaneci-
La evidencia cromosómica "x" miento de la característica univer-
"y" no es suficiente para que se sal masculina : la superioridad del
reconozca socialmente a un hom- hombre sobre la mujer".
bre. "Ser hombre" implica un tra- La compresión de la actual po-
bajo adicional exigido constante- lémica de la masculinidad y de las
mente por los propios hombres y identidades de género se opone a
quienes lo rodean como un : "de- dos corrientes feministas que de-
muestra que eres hombre" . fienden la igualdad de los sexos :

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una conocida como feminismo di- escape en las dos guerras mundia-
ferencialista o de la diferencia, ba- les . Esta crisis ha vuelto a estallar a
sada en el dualismo esencialista de partir de los años sesenta y se en-
los géneros y la diferencia bioló- cuentra en pleno apogeo .
gica irreductible entre los sexos ; El cowboy, Tarzán y posterior-
la otra corriente es del feminismo mente Rambo y Terminator y de-
constructivista o de la igualdad, más héroes-modelos, no son más
basada en la similitud de los sexos que una sublimación irreal de una
y en la existencia de infinidad de masculinidad que da pánico per-
géneros humanos . der, en una realidad social donde
En esta última corriente, la mas- cada vez es más difícil ostentarla .
culinidad no constituye una esen- Hay bastantes motivos, dice Ba-
cia, sino una ideología que tiende a dinter, para provocar el vértigo
justificarla dominación masculina . entre los jóvenes que deben en-
Por lo mismo es cambiante, sub- frentar dos escollos : "no ser su-
sistiendo hasta ahora el poder que ficientemente macho o serlo de-
el hombre ejerce sobre la mujer . masiado" .
La masculinidad se aprende, se Para comprender esta crisis, la
construye y, por lo tanto, se puede autora nos propone examinar el
cambiar . Los más radicales plan- proceso mismo de adquisición de
tearán que el género masculino no la masculinidad, cuya realización
existe, que es una invención (Marc plantea una serie de dificultades .
Chabot), y piden el fin de la mas- Nacido de una mujer y criado
culinidad (John Stoltenberg) o abo- por ella, el niño macho está con-
gan por el estallido del dualismo denado a marcar diferencias, exis-
de los géneros (Judith Butler) . tiendo sólo por oposición a su ma-
En lo que sí parece haber con- dre y a su feminidad . Así, durante
senso es en detectar que actual- la mayor parte de su vida tendrá
mente hay elementos suficientes que convencerse y convencer a los
para hablar de una nueva crisis de demás de tres cosas: que no es una
la masculinidad dominante . Las mujer, que no es un bebé y que
anteriores crisis, durante los siglos no es homosexual . Este constante
XVII y XVIII en Francia e Inglaterra, esfuerzo por diferenciarse acom-
afectaron principalmente a las cla- paña la existencia de los hombres
ses dominantes; el malestar mas- desde el embrión (primariamente
culino más extenso y profundo se femenino) hasta su muerte .
dio a partir de finales del siglo XIX, Esto explicaría en gran parte la
y encontró posteriormente vías de fragilidad, la vulnerabilidad y el

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carácter secundario de la mascu- nos revela Badinter . Protesta que


linidad, manifestada en las mayo- se dirige primeramente hacia la
res dificultades que tiene para so- madre, diciéndole : "no soy ella" ;
brevivir el embrión y el niño, y en "no soy como ella"; "estoy en con-
una media de vida casi ocho años tra de ella" .
menor que la de las mujeres, así La creencia en el "instinto ma-
como en el predominio de trastor- ternal" de las mujeres y la imposi-
nos psiquiátricos y "perversiones" bilidad social de experimentar sen-
como el fetichismo, el travestismo timientos de afecto y cuidados por
y el transexualismo . parte del hombre para con sus hi-
No basta con ser "x" "y" y po- jos, hacen de la relación madre-
seer un pene funcional para sentir- hijo una pesada carga que condi-
se hombre . La primera etapa de la ciona al niño varón su identidad
diferenciación masculina empieza masculina y sus futuras relaciones
con "x" "y" sigue con la mirada con las mujeres .
de los padres ; luego, seguirá una La inevitable identificación del
segunda etapa de larga lucha por niño con sus pares masculinos es
demostrar que se es "un hombre" . una condición para que la sepa-
La separación de la fusión origi- ración de la madre se lleve real-
naria y la diferenciación de la ma- mente a efecto . Numerosos ritos
dre será una ardua tarea que ten- masculinos de pubertad en diver-
drá que realizar el niño, más difícil sas culturas, dan cuenta de esta
cuanto más larga e íntima sea la necesidad de separar a los hom-
relación madre-hijo y cuanto más bres del mundo femenino para que
lejos esté el padre de interrumpir logren una "auténtica identifica-
dicha simbiosis . ción" con los demás hombres y
Así, la interiorización de la mas- con la masculinidad dominante .
culinidad se constituye en una Los contactos íntimos entre hom-
protesta contra la pasividad y la bres y una cierta "pedagogía ho-
impotencia del recién nacido, lo mosexual" son parte de la tras-
cual lleva a los hombres a mono- misión de la virilidad y la heterose-
polizar la actividad y reprimir to- xualidad adulta . Las subculturas
da expresión de pasividad y fe- de los grupos de pares entre los
minidad . adolescentes hombres (como son
La masculinidad, desde la in- las bandas, los boy-scouts y los equi-
fancia hasta la edad adulta, cons- pos deportivos, en muchas socie-
tituye mucho más una reacción y dades urbanas actuales), son una
una protesta que una adhesión, forma importante de afirmar la vi-

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rilidad contra el universo materno pugnada" (macho=mal) que el fe-


y las fuerzas de la feminización . minismo ha difundido a partir de
Badinter incursiona también en los años ochenta . Esto ha genera-
la heterosexualidad como una ca- do una pérdida de identidad para
racterística de la identidad mas- toda una generación de hombres
culina, como un hecho que ha sido que se debaten entre "la mutila-
considerado natural a todo hom- ción de su feminidad o la muti-
bre que se reconozca como tal en lación de su virilidad", entre el
las sociedades patriarcales . Por "hombre duro": machista e irre-
ello, analiza el surgimiento de la conciliado con los valores mater-
homosexualidad como una forma nales y el "hombre blando" : falto
de clasificar y controlar conductas de una "virilidad efectiva", educa-
que históricamente siempre han dos por sus madres y por "padres
existido. Los Gay's Studies han con- que faltan", carecen de seguridad
tribuido a la crítica de las institu- y de una identificación positiva
ciones masculinas heterosexistas y con la imagen masculina .
a los privilegios de los machos . Ser La tercera vía propuesta por
hombre significa, entre otras cosas,
Badinter como salida a esta nueva
no ser homosexual, y esta homofo-
y profunda crisis de la masculini-
bia impide toda posibilidad de ero-
dad, es la del "hombre reconcilia-
tismo masculino y de contacto cor-
do", aquel que "ha sabido reunir
poral entre padre e hijo.
padre y madre y que ha devenido
Un hombre enfermo y mutila-
do, incapaz de conciliar su heren- hombre sin herir la feminidad ma-
cia materna y paterna, ha sido pa- terna".
rido por la sociedad patriarcal, fe- Este hombre será posible con
nómeno que se ha radicalizado en el advenimiento de la androginia,
las sociedades industriales de pa- entendida no como la feminiza-
dres alejados y ausentes. ción de los machos, ni la simulta-
Los Men's Studies han destacado neidad fusionada de lo masculino
esta escisión en los hombres y la y femenino, ni como una neutrali-
negación de la bisexualidad inte- dad genérica; sino como la culmi-
rior . El odio hacia lo femenino ge- nación de un proceso de adquisi-
nera y refuerza el dualismo sexual ción de la identidad de género. Los
y la represión de una parte de sí hombres la lograrán una vez que
mismos, sembrando las bases de la adquieran su identidad masculina,
misoginia. para ir al encuentro de su femi-
A esta negación, la autora agre- nidad interior, y culminar en la
ga "la censura de una virilidad im- posibilidad de jugar y alternar con

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elementos complementarios se- to como un hombre y que un padre


gún la situación lo requiera : el vale lo mismo que una madre".
hombre que es capaz de ser "fe- También pasa por que las mujeres
menino con su bebé y viril con un permitan que sus compañeros se
niño mayor; maternal y jugador involucren y se ocupen de sus hi-
de rugby" . jos, compartiendo el poder, que a
Esto sólo se logrará a partir de costa de cansancio físico y psíqui-
una "gran revolución paterna que co, les ha dado la maternidad . Sin
exige un cambio radical en las embargo, advierte la autora, no se
mentalidades y las condiciones de trata de hacer a los hombres "vícti-
la vida cotidiana" . Se trata de la mas de las mujeres que no los de-
maternización del hombre, que lo- jan ser padres", pues sólo en una
gra conectarse con su feminidad pequeña minoría están dispuestos
primera y aprender a jugar con su a hacer "un poco más", mientras
bisexualidad, aceptando su propia que una gran mayoría no quiere
homosexualidad latente. Ha llega- ceder los privilegios que el "hom-
do el momento, dice la autora, "de bre duro" les proporciona, pero
que se le permita al padre lo que que al mismo tiempo les impide
se ha permitido a la madre toda la darse la oportunidad de ser padres
vida . . ." . maternales .
Implica la participación del pa- El hombre reconciliado no sur-
dre en la crianza de los hijos en girá de un día para otro, pues de-
un rol de padre/madre o madre berá realizar un profunda trans-
masculina, para luego "movilizar formación de su identidad que im-
toda su virilidad para transmitirla plica un "peligroso triple salto : el
a su hijo" y evolucionar hacia "el cuestionamiento de una virilidad
padre/mentor". La masculinidad, ancestral, la aceptación de una
entonces, no se organizará en tor- feminidad temida y la invención
no a la radical diferenciación de de otra masculinidad compatible
lo femenino y maternal, sino en con ella".
torno a "sutiles diferencias, igual-
mente esenciales para el mañana Eduardo Liendro
que las que ayer se engloban en el
dualismo oposicional" . Elisabeth Badinter, XY La iden-
Para esto deben darse condi- tidad masculina, Alianza Editorial,
ciones donde los gobiernos com- Madrid, 1993, trad. de Monserrat
prendan "que una mujer vale tan- Casals, 254 pp .

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