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Capítulo I:

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Después de muchos años, frente al pelotón de fusilamiento el
coronel Aureliano había recordado aquella tarde cuando su padre
lo llevo a conocer el hielo. Macondo era entonces veinte casas
construidas con barro y caña brava al lado del rio de agua claras
que estaban en un lecho de piedras blancas, pulidas y enormes
como huesos prehistóricos el mundo era tan nuevo que muchas
cosas no tenían nombre y para mencionarlas había que señalarlas
con el dedo. Todos los años en marzo una familia de gitanos que
se instalaban con una carpa al lado de la aldea y con mucho ruido
daban a conocer sus inventos. Primero llevaron un imán. Un
hombre grande con barba que se llamaba Melquiades hizo una
presentación pública arrastrando dos lingotes metálicos al lado de
las casas y las personas se asustaron por ver las cosas que se
movían. Melquiades dijo que las cosas tenían vida solo tocaba
despertarles el ánimo. José Arcadio Buendía, con su loca
imaginación pensó que con ese invento podía sacar el oro
escondido en la tierra. Melquiades era un hombre honrado le
advirtió que para eso no sirve José Arcadio Buendía no creía en la
honradez de los gitanos, así que cambio su mula y dos cabras por
los lingotes imantados. Úrsula, su esposa trato de convencerlo de
que no lo hiciera pero él dijo que les iba a sobrar el oro. José
Arcadio Buendía paso varios meses buscando oro pero solo
encontró una armadura de soldados del siglo xv dentro tenía un
esqueleto calcificado que llevaba en el cuello un pequeño relicario
de cobre con un riso de mujer. En marzo volvieron los gitanos con
nuevos inventos el catalejo y la lupa. Pusieron a una mujer a un
extremo de la aldea y por el precio de cinco reales las personas
podían observar en el catalejo. Trato de convertir la lupa en un
arma de guerra.
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José Arcadio Buendía trato de enviar un mensaje con las mulas del
correo. Aunque el viaje a la capital era en aquel tiempo imposible
pero el prometía intentarlo tan pronto como el gobierno se lo
exigía para demostrar los usos de la lupa en la guerra solar. Pero
fracaso entonces el gitano mostro su honradez y le devolvió los
doblones de oro a cambio de la lupa y le regalo unos mapas
portugueses y varios instrumentos de navegación y de la propia
mano del gitano le dejo a su disposición para poder servirse del
astrolabio, la brújula y el sextante. José Arcadio Buendía se
construyó un cuartito al fondo de la casa para que nadie lo
interrumpiera y perturbara sus experimentos. Paso noches
enteras vigilando los astros y casi sufre una insolación por tratar
de establecer cuando era el mediodía. Navego por mares
incognitos visito territorios deshabilitados. El adquirió el
Habitó de hablar solo. Abandono por completo las obligaciones
domésticas y dejo a su esposa y sus hijos se partían la espalda .De
pronto su actividad fue suspendida por una especie de
fascinación. Estuvo varios días como hechizado repitiéndose en
voz baja unas sartas de asombrosas conjeturas de un golpe
entendió. Un martes de diciembre a la hora del almorzar los niños
recordarían como su padre temblaba de fiebre y la angustia que
tenía por liberarse de lo que tenía atrapado en su cabeza. La tierra
es redonda como una naranja Úrsula perdió la paciencia pero él
no se dejó intimidar Úrsula rompió el astrolabio contra el suelo
pero construyo otro reunió a los hombres del pueblo y les
demostró con teorías que para todos les resultaba imposible, la
posibilidad de regresar al punto exacto de partida viajando asía el
oriente la gente creyó que José Arcadio Buendía se había vuelto
loco pero en ese momento llego Melquiades para demostrar de
que lo que había dicho José Arcadio Buendía era una teoría ya
comprobada en la práctica pero desconocida en macondo. Le
ofreció un regalo un laboratorio de alquimia. Para esa época
Melquiades avía envejecido por tantos viajes hechos alrededor del
mundo. Usaba un sombrero grande y negro y un chaleco de
terciopelo.
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Pero a pesar de su sabiduría y su misterio tenía un peso humano
y una condición terrestre que lo mantenía enredado en los
problemas cotidianos. Se quejaba por sus enfermedades y
problemas económicos había dejado de reír ya que por el
escorbuto perdió sus dientes. Ese sería el inicio de una gran
amistad. Los niños estaban fascinados por sus relatos pero Úrsula
conservo un mal recuerdo de aquella visita ya que entro al cuarto
cuando Melquiades rompió un frasco de bicloruro de mercurio
que olía fuerte. En su laboratorio rustico dotado por los metales
de los siete planetas y dibujos. José arcadio Buendía cortejo a su
esposa por varios días hasta que la convenció de darle monedas
de oro para procesarlas pero su intento fue un desastre quedo
reducido a un chicharon carbonizado en el fondo del caldero.
Cuando regresaron los gitanos Úrsula había indispuesto a la
población en contra de ellos pero la curiosidad pudo más. Pues los
gitanos con su gran bulla anunciaban el hallazgo de las naciones.
Todos fueron a la carpa y por un centavo vieron a un Melquiades
joven con dientes nuevos y radiantes. Pues quienes lo recordaban
viejo y decrepito se asombraron y lo hicieron aún más cuando se
quitó los dientes y se los volvió aponer. José Arcadio Buendía
consideraba aquellos conocimientos de Melquiades había llegado
a un extremo pero fue aún más el alboroto cuando Melquiades le
explico asolas sobre su dentadura postiza eso le pareció sencillo
pero prodigioso y de pronto el perdió el interés por las
investigaciones y sufrió una crisis de mal humor, no comía y daba
vueltas por su casa y le decía a Úrsula en el mundo ocurren cosas
increíbles, mira al otro lado del rio hay toda
Clase de aparatos mágicos mientras nosotros vivimos como
burros. Quienes lo conocían se asombraban por su forma de
cambiar bajo la influencia de Melquiades.
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Al comienzo era como un patriarca juvenil que daba instrucciones
para la siembra y concejos para la crianza de niños y anímales y
colaborado con el trabajo, velaba por la buena marcha de la
comunidad, su casa era la mejor de la aldea, allí vivían en armonía
en el huerto varios animales, los únicos que no eran permitidos en
la aldea eran los gallos de pelea.
Úrsula era muy trabajadora gracias a ella todo era limpio. Gracias
a José Arcadio Buendía macondo era la aldea más organizada con
300 habitantes y donde nadie había muerto. Lleno de variedad de
aves las cosa de la aldea. La primera vez que Melquiades llego a
vender bolas de vidrio para el dolor de cabeza dijo que se había
orientado por el canto de los pájaros. Pero ese espíritu de
iniciativa social desapareció en poco tiempo por la fiebre de los
imanes, los cálculos astronómicos y los deseos de conocer las
maravillas del mundo. Paso de ser emprendedor y limpio a una
persona de aspecto holgazán, descuidado y barbado. Pero aun los
más convencidos de su locura lo siguieron en su idea de abrir una
trocha para unir a macondo con las ideas o grandes inventos José
Arcadio ignoraba la geografía de la región, sabía que al oriente
estaba la sierra impenetrable y al otro lado de la sierra la antigua
ciudad de Riohacha donde según le había contado, su abuelo
cazaba caimanes y los rellenaban de paja para llevárselos a la reina
Isabel. Durante su juventud ellos con mujeres niños y enseres
domésticos intentaron buscar salida hacia el mar pero se rindieron
fundaron macondo. Al sur estaban los pantanos cubiertas de una
eterna hasta vegetal y la ciénaga grande que según los gitanos
navegaban durante seis meses por ella antes de llegar a tierra por
donde pasaban las mulas del correo. Según los cálculos de José
Arcadio Buendía la única posibilidad de contacto con el mundo y
la civilización era el norte. Así que doto de herramientas y armas
de casería a los hombres que lo acompañaron en la fundación de
macondo, hacho en su mochila los instrumentos de orientación y
emprendió su aventura. Os primeros días avanzaron sin
obstáculos por la rivera del rio hasta el lugar donde habían
encontrado la armadura y penetraron al bosque.
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Al término de la primera semana mataron y asaron un venado,
guardaron la mitad para los próximos días y evitar seguir
comiendo guacamayas cuya carne azul sabia a almizcle. Luego
durante diez días no vieron el sol y el suelo era blando y húmedo,
se alejaban cada vez más del canto de los pájaros y la bulla de los
monos. El mundo se tornaba triste y se sentían abrumados por sus
recuerdos. Durante una semana casi sin hablar avanzaban
Como sonámbulos alumbrados por insectos luminosos. No podían
volver porque la trocha. Que Iván abriendo se volvía a cerrar. Con
nueva vegetación. Pero José Arcadio Buendía decía no importa, lo
esencial es no perder la orientación y pendiente de la brújula los
guiaba a un norte invisible, hasta que una noche sin estrellas
lograron salir de la región encantada, cansados por la travesía
colgaron sus hamacas y durmieron como nunca en dos semanas,
al despertar vieron un galeón español ligeramente volteado a
estribor estaba lleno de musgos y flore y daba el aspecto de estar
allí hace mucho tiempo, esa era una muestra de que cerca estaría
el mar y se preguntó cómo llego el galeón hasta allí. Luego de
cuatro días de viaje a doce km del galeón estaba el mar espumoso
y sucio y grito ¡carajo! Macondo está rodeado de agua por todas
partes.
Dibujo un mapa de macondo peninsular exagerando las
dificultades de comunicación y le decía a Úrsula que allí se iban a
pudrir sin recibir los beneficios de la ciencia. Encerrado en su
cuarto paseando de un lado a otro se le ocurrió la idea de trasladar
a macondo a otro lugar pero Úrsula ya había hecho su labor con
las otras mujeres de la aldea para impedirlo así fue que sus planes
se enredaron y quedaron solo en ilusiones, sin embargo seguía
empacando las cosas de su laboratorio.
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Cuando Úrsula lo vio desmontado la puerta de su laboratorio le
pregunto por qué lo hacía y este dijo: pues ya que nadie quería
irse nos iremos nosotros solos, pero ella dijo que no se irían
porque allí tenía a su hijo pero él insiste en que uno no es de
ningún lugar mientras no tengo muertos bajo tierra y ella replico
que prefería morir. José Arcadio Buendía trato de convencerla con
la promesa de un mundo prodigioso pero fue imposible, Úrsula le
pide que se olvide de tanta novelería y se ocupe de sus hijos que
están abandonadas igual que los burros. Esas palabras se
instalaron en la mente de José Arcadio Buendía que se quedó
mirando a sus hijos descalzos y pensando por un largo rato broto
lágrimas de sus ojos que limpio con su mano y le pidió a Úrsula
que les digiera a los niños que lo ayudaran a desempacar. José
Arcadio el hijo mayor con catorce años con carácter voluntarioso
como su padre nació en la travesía de la sierra y el otro, Aureliano
con seis años el primer habitante nacido en macondo era
silencioso y retraído, José Arcadio siempre fue ajeno a la
existencia de sus hijos y consideraba que su infancia era un
periodo de insuficiencia mental. Pero desde esa tarde dedico sus
mejores horas a ellos. En su cuarto les enseño a leer y escribir,
sacar cuentas, les hablaba de las maravillas del mundo de las
cuales tenía conocimiento y otras que imaginaba. Esas ideas
quedaron grabadas en la mente de los niños hasta que años más
tarde segundos antes de dar la orden de fuego al pelotón de
fusilamiento el coronel Aureliano Buendía revivió aquella tarde de
marzo en
Que su padre interrumpió las lecciones de física con la mano
arriba, ojos inmóviles y escuchando a los gitanos.
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Que llegaban a la aldea pregonando su último descubrimiento de
los sabios de Memphis. Estos era jóvenes y más alegres con loros
pintados con muchos colores que recitaban romanzas italianas y
gallinas que ponían centenares de huevos de oro al son de la
pandereta y el mono amaestrado que adivinaba el pensamiento y
la máquina que servía para pegar botones y bajar la fiebre, el
aparato para olvidar malos recuerdos y otros inventos, los
habitantes de macondo se vieron perdidos en sus propias calles
con tantos inventos. Eran tantos que José Arcadio quería inventar
la máquina para la memoria y no olvidar ninguno. Había tanta
multitud y saltimbanquis y se abrió paso en busca de Melquiades
pero no entendió su lengua hasta que llego al punto donde hacia
su tienda donde le pregunto al gitano que estaba allí y este le
respondió que se había muerto. José Arcadio Buendía aturdido
por la noticia trataba de sobreponerse pero otros gitanos le
confirmaron la noticia y sus restos fueron echados al mar.
Los niños querían ver el último descubrimiento de los sabios de
Memphis tuvo que pagar treinta reales para entrar a la tienda. Allí
había un gigante con torso peludo y cabeza rapada una cadena
pesada en el tobillo y un anillo de oro en la nariz custodiaba un
cofre pirata que al abrirlo salió un aroma glaciar y dentro había un
bloque transparente con agujas en las que se despedazaba en
estrellas de colores. Desconcertado José Arcadio dijo que era el
diamante más grande que había visto pero el gigante le dijo que
no era un diamante intento tocarlo pero le toco pagar cinco reales
más puso la mano sobre el hielo durante varios minutos mientras
su corazón se hinchaba de alegría ante el misterio y pago otros
diez reales para que sus hijos vivieran la misma experiencia pero
el pequeño José Arcadio se negó a tocarlo y Aureliano si lo hizo
pero al tocarlo dijo “está hirviendo y s asusto” pero su adre no le
prestó atención pues él estaba fascinado por el gran invento de
nuestro tiempo.
Capítulo II:
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Cuando el pirata Francis Drake asalto a Riohacha en el siglo XVI la
abuela de Úrsula se asustó tanto con el sonido de sus cañones que
cayo sentada en el fogón encendido sufriendo quemaduras en su
cola de ahí en adelante no volvió a caminar y no dormía en su
alcoba porque tenía pesadillas, su esposo invirtió mucho dinero
en medicinas y termino
Vendiendo su negocio y se fueron a vivir lejos del mar a una
ranchería de indios donde le construyo un dormitorio sin ventanas
para que no tuviera pesadillas.
En esa ranchería vivió tiempo atrás un cultivador de tabaco donde
José Arcadio Buendía con quien el bisabuelo de Úrsula creo una
sociedad productiva de ahí se conocieron y se casaron Úrsula y
José Arcadio Buendía y cuando se disgusta con su marido recuerda
y maldice esa época en que Francis Drake asalto Riohacha. Como
eran primos sus familiares se ponían a esa relación por lo que
podría engendrar iguanas pues ya había un caso en su familia que
unos tíos primos tuvieron con cola cartilaginosa. Pero José Arcadio
Buendía decía no importa tener cochinitas; siempre que puedan
hablar. Así que se casaron e hicieron una fiesta de tres días.
Hubieran sido felices si la mama de Úrsula no la hubiera
atormentado con tantos cuentos tanto que Úrsula se negó a
consumar su matrimonio y temía que su marido la violara dormida
por eso se ponía para dormir pantalones rudimentarios que su
mama hizo con lona reforzada y con correas con cierre o hebilla
de hierro así vivieron varios meses, el pastoreaba gallos de pelea
y ella bordaba en bastidor con su mama durante el día en la noche
forcejeaban con violencia hasta que José Arcadio escucho un
rumor de que Úrsula seguía virgen pero ella le dijo: déjalos que
hablen, los dos sabemos que no es cierto.
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La situación siguió igual por otros seis meses hasta que José
Arcadio un domingo le gano una pelea de gallos a Prudencio
Aguilar quien enfureció y le dijo a gritos: te felicito, a ver si ese
gallo le hace el favor a tu mujer José Arcadio cogió su gallo y le dijo
vuelvo en seguida y le dijo a Prudencio que se armara porque lo
iba a matar. Al rato volvió con la lanza del abuelo y desde la puerta
de la gallera velaban a Prudencio él fue a su casa y clavando la
lanza en el piso e ordeno a Úrsula que se quitara el pantalón de
castidad diciendo le que no habrían más muertos en el pueblo por
su culpa, y si habría de parir iguanas pues criarían iguanas, pasaron
la noche despiertos pero es quedo un sentimiento de culpa tanto
así que unas noches después Úrsula salió a tomar agua y vio en el
patio a Prudencio con el hueco en la garganta y expresión triste.
Luego lo vio en el baño, o paseándose bajo la lluvia y le contaba a
José Arcadio lo que veía pero él le dijo que los muertos no se
levantan eso era solo el sentimiento de la culpa.
Ya cansado de las alucinaciones de Úrsula se armó con la lanza y
salió al patio, al ver a Prudencio le dijo ¡vete al carajo! Cuantas
veces regreses te volveré a matar pero ni Prudencio se fue ni José
Arcadio fue capaz de lanzar la lanza. Pero no pudo volver a dormir
en paz. Cada vez se atormentaban sus apariciones, un día que
Úrsula lo vio destapando las ollas comprendió lo que buscaba y
empezó a dejarle agua por todas partes en tazones. Una noche
que José Arcadio lo vio limpiando su herida en su habitación le
prometió que
Se irían del pueblo y no regresarían nunca para que pudiera
descansar en paz. Fue así que emprendieron camino en busca de
la tierra que nadie prometió y otros habitantes jóvenes con esposa
e hijos los siguieron. Enterró la lanza en el patio y con ella uno tras
otro los gallos de pelea confiando que así daría un poco de paz a
Prudencio. Lo único que llevo Úrsula fue un baúl con algo de ropa
unos pocos útiles domésticos y un cofre con monedas de oro
heredados por su padre. No tenía itinerario solo caminaba en
dirección contraria a Riohacha para no encontrase a nadie
conocido, fue un viaje absurdo. A los catorce meses dio a luz un
hijo con todas sus partes completas, había recorrido la mitad del
camino en una hamaca cargada por dos hombres pues sus piernas
estaba hinchadas y sus venas reventaban como burbujas.
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Los niños resistieron el viaje mejor que los padre y a ratos la
pasaban bien aunque daba lastima su aspecto. Después de dos
años de travesía una mañana fueron los primeros mortales que
vieron la sierra occidental desde lo alto contemplaron la extensa
llanura pero nunca encontraron el mar, una noche después de
varios días de travesía y lejos de los últimos indígenas que habían
encontrado acamparon a la orilla de un rio. Años después el
coronel Aureliano Buendía durante la segunda guerra civil trato de
ser de esa ruta para tomarse a Riohacha por sorpresa y seis días
después comprendió que era una locura. Esa noche los huéspedes
tenían aspectos de náufragos sin escapatoria pero aumentados en
número estaban dispuestos a morirse de viejos. José Arcadio soñó
que en ese mismo lugar se levantaba una ciudad ruidosa con casas
de paredes de espejo y pregunto qué ciudad era esa y le respondió
macondo al otro día convenció a sus hombre que nunca
encontrarían el mar y ordeno derribar árboles para hacer un claro
a orillas del rio y fundaron la aldea y comprendió el significado del
sueño con casas de paredes de espejos el día que conoció el hielo.
Pensó que en el futuro podría crearse bloques de hielo en gran
escala con agua y con ellos nuevas casas en la aldea. Macondo
dejaría de ser un lugar ardiente para convenirse en una ciudad
invernal. No persevero la idea de la fábrica de hielo porque estaba
ocupado en la ubicación de los hijos en especial Aureliano: quien
había mostrado más interés por los inventos de su padre
desempolvando el laboratorio y revisando las notas de
Melquiades para doblar el oro de su madera del fondo del caldero.
El joven José Arcadio apenas observo y se alejó pues era un
adolecen te voluntarioso. Un día su madre lo vio desnudo
alistándose para dormir y se asustó pues lo vio tan bien dotado
que pensó que no era normal; por esos días le ayudaba otra
señora quien leía cartas de la baraja a quien le conto lo que vio y
ella le respondió que él sería muy feliz. Esta domestica un día en
el granero lo toco y dijo que bárbaro y el joven buscaba estar
siempre cerca de ella y fue a visitarla pero no fue lo mismo pues
la encontró distinta que en el granero. Tomo el café y regreso a
casa decepcionado. Después ella lo busco y lo llevo
A la habitación con el pretexto de revelar secretos de la baraja y
lo toco con tanta libertad y le pidió que fuera a buscarla. El joven
dijo que si pero sabía que no era capaz.
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