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Inflación y paro

Reflexiones sobre el enemigo público nº1: La inflación

En todos los países del mundo, la avaricia y la


injusticia de los príncipes de los Estados
soberanos, abusando de la confianza de sus
súbditos, han disminuido gradualmente la
cantidad verdadera de metal que
primitivamente contenían sus monedas. Adam
Smith en La Riqueza de las Naciones.

La inflación es un fenómeno que se produce por el envilecimiento del dinero.


Se produce cuando la cantidad de moneda crece más rápidamente que la
producción.

Normalmente se dice que la inflación es un aumento generalizado de los


precios; cuando en realidad es la pérdida de calidad de la moneda.

Durante los años 70’s del pasado siglo XX en Europa la mayor tasa de inflación
la encontrábamos en la ya desaparecida comunista Yugoslavia, y la más baja
en la Alemania occidental, aunque la Gran Bretaña llegó a colapsar por su
descontrolado incremento de precios.

Por ello, podemos concluir que la inflación se produce, fundamentalmente,


por un crecimiento rápido de la cantidad de dinero, en comparación con
la producción.

De hecho, definir la inflación como el “aumento general de precios” es un error


común incluso en muchos libros de texto. Pues la inflación es una variación de
los precios relativos, no aumentos generales. Lo que tiene efectos destructivos
al impedir el cálculo económico.

Al concluir que la inflación es un fenómeno fundamentalmente de “Prensa de


Impresión”. Pero decir que la inflación se produce por imprimir dinero, es sólo
comenzar a entender el problema.

En la serie de televisión “Libertad de


Elegir” de 1980, el profesor y premio
Nobel Milton Friedman se planta
delante del botón rojo que detiene la
máquina de imprimir dólares en la
Fábrica de Papel de Potomac en
Washington declara que ha terminado
con la inflación.

Milton disfruta al apretar el botón rojo.

De esta forma, los responsables del proceso inflacionista no son quienes suben
los precios, sino quienes envilecen el dinero imprimiendo en exceso.

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Inflación y paro

Es evidente que la emisión de más dinero nunca crea riqueza.

Hay que preguntarse ¿Por qué se imprime tanto dinero?.

En ocasiones, como ocurrió tras La Conquista de América, se produjo la


llamada “Revolución de los Precios” debido a la enorme afluencia de oro y plata
procedente del nuevo continente.

Y lo mismo ocurrió a mediados del siglo XIX en los EEUU cuando se produjo la
llamada “Fiebre del Oro” por los hallazgos de este metal en California y
Australia.

Sin embargo, en los años 70’s del pasado siglo XX el exceso de dinero creado
lo era por voluntad de los gobiernos. Que lo creaban para pagar sus gastos. De
manera que si pensamos que más de la actividad económica está en manos de
los estados, podemos concluir que entre una cuarta parte y un tercio de la
actividad se financió mediante la creación de nuevo dinero. Pues los
gobiernos no sólo pueden obtener sus ingresos (dinero) de la ciudadanía
mediante la tributación, sino también imprimiendo más dinero, es decir,
generando inflación.

¡Qué buena idea! Si no tenemos


dinero lo creamos y todo el mundo
feliz.
feliz. Pero por desgracia esto no
pasa

El auténtico costo de gobierno es lo que gasta, independientemente de cómo lo


financie.

Así que se puede hablar de “impuesto-inflación”, cuya base tributaria es el


total del dinero que tienen los habitantes de un país. Pues la inflación toma
destruye los ahorros del público.

La inflación equivale a un impuesto sobre la riqueza monetaria de los individuos


del que se apropia el Estado (Gobierno) y sus grupos afines.

Sin duda se trata de un impuesto muy tentador para los Gobiernos, pues puede
ser introducido sin pasar por ningún parlamento, sin que aparezcan titulares de
prensa el día de su puesta en funcionamiento, y por tanto, sin oposición de
ningún tipo.

El aumento de impuestos siempre ha creado


problemas políticos para aquellos que ostentan el
poder. Muchas carreras políticas han sido destruidas
cuando los votantes se vuelcan en contra de aquellos
que aumentaron sus impuestos. Algunas veces la
reacción del público ante un alza de los impuestos
puede escalar hasta revueltas armadas, como

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Inflación y paro

aquellas que llevaron a la guerra de independencia de


los Estados Unidos, a la decapitación de Carlos I de
Inglaterra, al asesinato del Ministro Mallorquín Miguel
Cayetano Soler.

Todo esto sin considerar los daños reales que se


provocan al conjunto de la actividad económica.

De hecho, se pueden perder unas elecciones o provocar una revuelta popular


por incrementar la presión tributaria. Eso no ocurrirá cuando se pone en
marcha la máquina de imprimir dinero; al menos no ocurre al principio.

Por ello, cuando un país se enfrenta a un periodo de inflación; Hay un solo


camino, solamente uno ¡Sólo uno!. Consiste en reducir los gastos del gobierno.
Y recordemos una vez más, que el verdadero coste del gobierno es lo que
gasta, no lo que ingresa.

Desde luego, la inflación es un impuesto muy productivo, pero también muy


destructivo. Pues desaparecen los incentivos al ahorro, resulta difícil conocer
las empresas que ofrecen los mejores precios, e incluyo resulta difícil
determinar cuando podremos llevar a cabo un determinado gasto. Además, la
distribución del PIB se acabará pareciendo al poder de negociación de los
diferentes colectivos. Así, empleados de sectores estratégicos y otros grupos
capaces de paralizar el país mediante huelgas estarán mucho mejor retribuidos
que aquellos colectivos que carezcan de tal poder.

Por supuesto, con inflación resulta casi imposible canalizar los ahorros
(recursos) hacia las oportunidades de inversión más eficientes.

Durante un proceso inflacionario los gobiernos siempre dicen que no hay riesgo
de inflación, que cuando se dispara la culpa es de algún ente extranjero o
conspiratorio. Los franceses de la época de la revolución culpaban a los
malvados comerciantes, los hitlerianos alemanes a los judios… y
frecuentemente a los perversos mercados y, sobre todo, lo más fácil: ¡a los
especuladores!.

La galopante depreciación de la peseta española entre 1955 y el año 2000 .


La inflación se situó en el 3.865%, o lo que es lo mismo, una
media del 8,5% anual. Aunque también podríamos decir que
quién hubiese tenido unos ahorros de un millón de pesetas
(6.000 euros) en 1955, apenas habría conservado un valor de
25.000 pesetas (150 euros) en ese lapso de 45 años.

Desde luego, en una época de inflación quienes están en posición de repercutir


la pérdida de valor del dinero trasladarán la merma a quienes no pueden
hacerlo. De esta forma, cuanta menos competencia haya más fácilmente serán
los consumidores los paganos finales.

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Inflación y paro

Tan pronto como la inflación se dispara se comienzan a generar problemas


sociales por la subida de precios de todos los productos esenciales. Esos
problemas crecerán como la espuma si la inflación se agrava. Las huelgas
reivindicando mejoras salariales se sucederán en todos los sectores con poder
de negociación, en especial de los trabajadores de servicios públicos
esenciales.

En ese momento, la reacción del Gobierno que causó la inflación será


proclamar el control de precios, es decir, el establecimiento de precios
máximos sobre los productos que considere que le proporcionan más rédito
político.

Pero, como sabemos, los precios máximos sólo consiguen agravar la situación,
ya que provocan un desabastecimiento de los productos sometidos a control.
Que sólo se podrán conseguir en los mercados negros a precios
astronómicos.

En la década de 1970 esta política de establecimiento de precios máximos, se


hacía conjuntamente con los llamados agentes sociales, esto es, sindicatos y
patronales, recibiendo el pomposo nombre de “política de rentas” lo que le
confería una especia de plus de legitimidad social, aunque las consecuencias
eran las mismas ya conocidas.

De esta forma, si el control de precios se generaliza, se producirá una caída de


la actividad económica que provocará un mayor malestar.

Mientras tanto el Gobierno habrá cedido a las presiones de los huelguistas de


los principales servicios públicos, quienes momentáneamente tendrán la
sensación de haber mejorado su situación respecto a sus conciudadanos.
Auque la alegría durará poco.

Para hacerlo más difícil, la inflación impide el cálculo económico, de manera


que los precios dejan de transmitir la inflación sobre los deseos de los
consumidores y la abundancia o escasez de materias primas y otros input: el
caos económico se generaliza.

Por todo ello, durante los años 70’s del siglo XX muchos Gobiernos declararon
a la inflación como el enemigo público número 1.

El oro siempre ha sido considerado ideal para este


propósito, ya que la oferta de oro en el mundo, por lo
general, no puede incrementarse rápidamente. Cuando el
papel moneda es convertible en oro con el solo
requerimiento del portador, entonces se dice que el dinero
está respaldado por oro. El dólar estadounidense era
canjeable por oro tan sólo con solicitarlo hasta 1933.

Por todas estas consecuencias tan negativas de la inflación, los autores


austriacos se muestran partidarios del regreso al llamado patrón oro, por el

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Inflación y paro

cual la cantidad de dinero queda limitada a la cantidad de oro que se pueda


utilizar para respaldar la moneda.

Lo sucedido en Francia los años de la Revolución ilustra a la perfección el


esquema que se ha repetido una y otra vez:

Entre 1790 y 1793 en Francia se emitieron 3.500 millones


de papeles llamados Asignats, que pronto perdieron el 95%
de su valor inicial, al inundar el sistema de moneda artificial
no soportada por bienes reales y ahorro.

La consecuencia fue, obviamente, un fuerte incremento de los precios de los


alimentos básicos.

El girondino Ministro de Finanzas Clavière, por supuesto,


echó la culpa a los tenderos y a los perversos
comerciantes, y prometió forzar la máquina e imprimir más
dinero.

Los precios, claro, continuaron subiendo inexorablemente.


De forma que el Gobierno en pleno decidió subir los
impuestos y confiscar propiedades. Lo que hundió la
inversión real y el comercio de todo tipo de bienes por falta
de seguridad jurídica.

Finalmente los jacobinos introdujeron la “Ley del Máximo” que establecía


precios máximos, castigando con la cárcel o, incluso, con la guillotina a
quienes violaran la ley rechazando el pago con el papel moneda a los pecios
establecidos.

La consecuencia fue que las tiendas cerraron, y con ello aumentaron las
revueltas por falta de pan que caracterizaron todo el proceso revolucionario.

Desde entonces todos procesos de totalitarismo han ido acompañados de


episodios inflacionarios.

Los costes del Menú

Las empresas cambian sus precios con poca frecuencia porque la modificación
de precios tiene costes. Los costes del ajuste de los precios se llaman costes
del menú. Sin duda, la inflación eleva los costes del menú que soportan las
empresas, y una inflación elevada los puede hacer insoportables.

Durante uno de los muchos procesos inflacionarios vividos en


Argentina aparecieron los llamados “subidores de precios”, personal
que cada dos horas iban por los supermercados actualizando las
etiquetas.

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Inflación y paro

La inflación es mala, pero la deflación puede ser mucho peor.

La deflación es un síntoma de problemas económicos muy profundos.


Normalmente se produce cuando se da una contracción monetaria que reduce
la demanda agregada de bienes y servicios en la economía. Reducción que
conllevará una reducción de la renta y, por tanto, un incremento del desempleo.

La deflación no se combate imprimiendo más dinero, sino realizando los


cambios estructurales profundos que puedan llevar a nuevos crecimiento
económicos.

La imposibilidad del cálculo económico: Inseguridad y confusión.

El dinero es el patrón con el que medimos las transacciones económicas, es la


unidad de cuentas de la economía, lo utilizamos para marcar precios y registrar
deudas.

La inflación erosiona el valor real de la unidad de cuentas. Lo que genera


confusión e inseguridad.

Entre 1992 y 1993 la peseta española se devaluó un 30% con respecto al


marco alemán, y sin embargo, el paro se mantuvo por encima del 20% hasta
seis años después.

Los precios son como las señales de


tráfico. Sino son se forman libremente se
produce el caos.

El dinero es un medio de información.


Expresa el valor que conjuntamente
asignamos a bienes y servicios. El hecho
de que lo aceptemos como modo de pago es esencial. El dinero es confianza.
Y si destruimos esa confianza el impacto es brutal.

Estos costes son difíciles de determinar, pero son tremendamente elevados; la


legislación tributaria mide incorrectamente los costes tributarios, los contables
miden incorrectamente los costes empresariales, las familias miden
incorrectamente los costes de sus consumos y se ven imposibilitados en la
realización de planes.

Sobre todo, los inversores son incapaces de plasmar en un papel sus planes
de inversión, con lo que aumenta sobremanera el riesgo y la incertidumbre.

Nadie es capaz de distinguir claramente las empresas que son rentables de las
que no lo son.

A todo eso lo llamamos la imposibilidad del cálculo económico.

Esa imposibilidad del cálculo económico introduce el llamado coste de suela


de zapato, pues las familias tienen que recorrer con mucha frecuencia su

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Inflación y paro

ciudad para conocer cuales son los establecimientos que les ofrecen mejores
recios.

La hiperinflación se produce cuando los gobiernos tiran la toalla y deciden


afrontar todos sus gastos mediante la emisión de nuevo dinero. La más
conocida fue la alemana durante los años veinte del pasado siglo cuando
tuvieron que funcionar día y noche 150 fábricas de papel y más de trescientas
imprentas para la fabricación de un dinero que, lógicamente, se depreciaba
minuto a minuto.

En la Rusia de los primeros soviets pasó lo mismo, aunque no hubo producción


de papel moneda suficiente para alcanzar los niveles que se llegarían a
experimentar en Alemania.

La inflación conlleva otro fenómeno: La devaluación de la divisa. Lo que


altera el resultado de la balanza comercial. Aunque para algunos es, como la
inflación, una política de estimulo a la actividad económica al abaratar los
productos nacionales en relación a los de los otros países la realidad, una vez
más, es muy distinta.

Si reducciones moderadas del tipo de cambio no consiguen incrementar de


manera sustancial las exportaciones o que los ciudadanos nacionales
sustituyan importaciones por productos locales, la depreciación fracasará en su
empeño estimulante. De hecho, las depreciaciones pueden incrementar el
desempleo y el desequilibrio exterior. Por ejemplo, si un país carece de
petróleo y de sustitutivos del petróleo, una depreciación del 5% no llevará a se
compre menos oro negro, sino, simplemente a que se pague más caro.

El resultado neto de envilecer la moneda acaba en déficit exterior y menor


producción interna.

Ventajas Desventajas

La deflación puede desencadenar un círculo La peligrosidad de esta situación viene de que es


vicioso: al bajar los precios de todos los productos difícil salir de esta situación ya que se crea un
del mercado el sueldo real de los trabajadores círculo vicioso por el que al caer la demanda, las
aumenta, la cantidad de cosas que estos pueden empresas ven reducidos sus beneficios al tener
comprar con la misma cantidad de dinero es que reducir los precios para conseguir ventas,
mayor. Lo que provoca que los empresarios como consecuencia de ello, tienen que reducir
tengan incentivos a sustituir trabajadores por costes, lo que significa que tienen que recortar
máquinas (capital). Lo que a su vez provoca un empleados. A su vez, si hay gente que se queda
desplazamiento desde la industria de “consumo” a en paro, la demanda seguirá disminuyendo ya que

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Inflación y paro

la de “capital”. estos dejarán de comprar también.

Los trabajadores mejoran su productividad al tener


más equipo capital disponible lo que conduce a un
nuevo aumento en sus salarios, y, posiblemente, a
más deflación.

La certeza de que el dinero valdrá más en el futuro


crea un aumento del ahorro, lo que ayuda a
disminuir aun más los precios de los bienes de
consumo y también aumenta la cantidad de dinero
en los bancos destinado a préstamos en forma de
cuentas a plazo fijo; de esta forma, al haber una
gran oferta de dinero destinado para crédito el
precio de los préstamos baja, es decir la tasa de
interés, esto también ayudado con el hecho de que
una moneda más valiosa atrae capital extranjero, y
todas las nuevas inversiones extranjeras que se
dan en el país donde la deflación está teniendo
efecto, disminuyen la demanda de préstamos
bancarios nacionales.

Las causas de la deflación pueden ser una (a) insuficiencia de la demanda o un


(b) exceso de oferta. De forma que forma que, una vez, más los economistas
keynesianos preferirán actuar sobre la demanda agregada desplazándola hacia
la derecha, mientras que los clásicos y los hayekianos preferirán reestructurar
liberalizando, de forma que la empresas tengan más facilidades para cambiar
de sector, desde los más saturados a los menos.

Todo eso nos conduce a una distribución de rentas arbitraria.

Como hemos visto más arriba, la inflación conduce a que la distribución de la


riqueza se aleja de los cánones establecidos en los mercados en donde las
retribuciones están en función de la productividad marginal aportada por cada
persona, es decir, la inflación redistribuye la riqueza de una forma que nada
tiene que ver ni con los méritos, ni con las necesidades.

Normalmente, quien tiene rentas que se revisan más en el tiempo, y quienes


pueden presionar para que esto sea así, son los que se llevarán el gato al
agua, independientemente de que contribuyan o no al incremento de riqueza
de su comunidad.

Es justamente esa arbitrariedad la que provoca la sucesión de huelgas,


protestas y malestar social.

La inflación no es el “coste de la vida alto”.

No hay que confundir un coste de la vida alto con una tasa de inflación alta.
Hay que distinguir entre el “nivel general de precios” y la velocidad a la que los
precios aumentan.

Es normal que la vida sea más cara en París que en Mahón, porque en París
las oportunidades de ganar dinero son mucho mayores; y por tanto, lo que

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Inflación y paro

cobremos por la ocupación o producción que elijamos tendrá que


compensarnos de otras actividades gananciosas sacrificadas.

Pero esta diferencia de coste de vida no implica que los precios estén subiendo
más deprisa en París que en Mahón. Es posible que la inflación parisina sea
menor que la menorquina.

El mayor coste de vida de la capital francesa indica mejores oportunidades


reales.

Medición e la inflación:

IPCn +1 − IPCn
∏ n.n +1
=
IPCn
x100

Así, por ejemplo, el coste de la cesta de la compra en 2002 fue de 256, y el de


2003 subió a 261, entonces Tasa Interanual de Inflación fue:

IPCn +1 − IPCn 261 − 256


∏ n.n +1
=
IPCn
x100= ∏2002.2003 =
256
x100 = 1,9

La inflación y las deudas.

La inflación beneficia a los deudores al reducir el valor de las deudas. De


manera que cuando hablamos del impuesto encubierto de la inflación, éste es
especialmente relevante en el caso de los acreedores.

Es otro de los motivos por lo que los Gobiernos muy endeudados siempre
tienen la tentación de generar inflación.

Conclusión.

En definitiva, el gran problema con el dinero creado por el gobierno es que


aquellos que están a su cargo se enfrentan siempre a la tentación de crear más
y más dinero para gastar más y más. Ya sea entre los reyes de la antigüedad o
entre los políticos modernos, esto ha sucedido una y otra vez, a lo largo de los
siglos, produciendo inflación y los muchos problemas económicos y sociales
que le siguen. Por eso muchos países han preferido utilizar oro, plata o algún
otro material cuya oferta sea naturalmente limitada, como dinero. Ésta ha sido
una forma de quitar a los gobiernos el poder de expandir la oferta monetaria
hasta niveles inflacionarios.

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Inflación y paro

Reflexiones sobre el Paro


El salario debe ser igual a la productividad marginal del trabajador (es decir, al valor de
la producción del propio trabajador, con su producción cada trabajador debe producir
el valor de su salario) para hallarse en equilibrio. Cuando los salarios son superiores
entonces aparece se produce un exceso de oferta de trabajo que conocemos con el
nombre de PARO.

Ocupados
Población
activa

Población total de
un país o región Parados

Inactivos

Población activa, la suma de los ocupados y de los parados.


Ocupado, personas que trabajan en un empleo remunerado.
Desempleado o parado, personas que no trabajan deseándolo hacer.
Inactivo, personas que no desean incorporarse al mercado de trabajo.

Tasa de desempleo.

Es el porcentaje de la población activa que está desempleada.

NúmeroDesempleados
TasaDesempleo = x100
PoblaciónActiva

Tasa de Actividad.

Mide el porcentaje de población adulta total que pertenece a la población activa, indica
la proporción de la población que ha decidido participar en el mercado de trabajo.

PoblaciónActiva
TasaActividad = x100
PoblaciónAdulta

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Inflación y paro

El paro y el crecimiento económico

En muchas ocasiones se dice que existe un umbral de crecimiento


económico necesario para generar ocupación; umbral que depende
de la estructura laboral de cada país, y sobre todo, de la
configuración de mercado laboral, esto es, regulación del mismo.

En España, por ejemplo, hasta la Reforma Laboral de principios


de 2012 se decía que la economía debía crecer a ritmos superiores
al 2,5% para crear puestos de trabajo. Lo que era así debido a las
rigideces de la legislación laboral que hacía que las empresas sólo
incrementasen sus plantillas ante unas perspectivas muy
consolidadas de crecimiento.

Con la reforma se ha podido comprobar como la flexibilidad en la


contratación se traduce en que se pueden generar puestos de
trabajo a partir de umbrales de crecimiento menores.

Es cierto, que cuando la actividad económica se estanca puede producirse una


reducción del paro sin que simultáneamente se creen puestos de trabajo. Pues puede
aparecer la figura que se conoce con la denominación de "trabajadores
desanimados", que son aquellas personas que consideran que ya no vale la pena
apuntarse a las listas del paro, pues ni hay posibilidades de encontrar un trabajo, ni de
reclamar un subsidio.

Los "Trabajadores desanimados", en caso de ser extranjeros pueden optar por volver
a sus países de origen, reduciendo de esta forma el paro por la vía de la reducción de
la población activa.

Paro friccional.

Una parte del paro se conoce con el nombre de FRICCIONAL que son aquellas
personas que están en tránsito de un trabajo a otro. Esta clase de paro en nuestro
país es pequeña, ya que, debido al sistema de indemnizaciones, cuando se abandona
un trabajo no es para buscar otro mejor, tal como ocurre en otros países con otras
legislaciones más favorecedoras del empleo.

La indemnización por despido improcedente se fija en función de los años que se lleva
trabajando en una empresa, de forma que si se decide dejarla para conseguir un
trabajo mejor se pierde. Por ello el paro friccional en España es pequeño.

No ocurre así en Austria en donde el trabajador conserva el derecho a indemnización


aunque cambie de trabajo, lo que produce un incentivo a buscar trabajos mejores tanto
desde el punto de vista salarial como desde el punto de vista de las condiciones
laborales.

La complejidad del mercado de trabajo.

El mercado de trabajo es mucho más complejo que el de hortalizas o el de


automóviles. Estos últimos son bienes duraderos, por lo que en el mercado
surgen formas de garantía y revisión que suplen las dificultades de conocer que

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Inflación y paro

el vehículo a comprar está en buenas condiciones o por el contrario tiene algún


vicio oculto.

En el mercado de contratación de personas la información es mucho más


costosa. El empleador no puede evaluar con facilidad el capital humano de los
candidatos: pide informes, examina el curriculum vital, exige un período de
prueba, etc. De forma que preferirá un contrato a largo plazo.

Por su parte, la persona que busca empleo tiene que decidir qué conocimientos
de tipo genérico ha de poner al día o adquirir, una necesidad de inversión que
le empujará a buscar también un contrato a largo plazo.

Todo eso lleva que exista un desempleo friccional importante en número. Ya


que resulta muy difícil igualar la oferta con la demanda. Si a eso se añade una
legislación excesivamente prolija que no permite que ambas partes negocien y
se pongan de acuerdo, fácilmente se explica la existencia de este
desagradable fenómeno social.

Paro estructural.

Se llama PARO ESTRUCTURAL a aquel que existe con independencia del ciclo
económico. Los países de la OCDE lo cifran en torno al 5%, mientras que en nuestro
país puede tener unos guarismos de casi el doble. Un vez más debido a una
legislación rígida que no incentiva la creación de puestos de trabajo.

Un salario mínimo excesivamente elevado puede provocar un paro estructural


elevado al fomentar una oferta de trabajo sin cualificación ni experiencia que no
encontrará demanda suficiente, aunque la carga emocional de este tema hace que el
análisis frio y objetivo no suela producirse nunca. Y lo mismo se puede decir de la
generalización de los "convenios colectivos sectoriales" en donde se marcan los
salarios sin tener en consideración de productividad marginal de cada una de las
empresas participantes. En este caso también se puede ver incrementado el paro
estructural.

Históricamente, parece que en el primer lugar en donde se estable un salario mínimo


por vez primera fue en el Estado Australiano de Victoria en 1894 con la intención de
implantar una mayor retribución para los trabajadores.

Ahora bien, cuando se impone un salario mínimo, tal como vimos en microeconomía,
todos los trabajadores cuya contribución (o productividad) quede por debajo del
mismo quedarán fuera del mercado (parados).

Este hecho fue especialmente llamativo en Haití cuando tras la ocupación


norteamericana de 1915-1934, estableció un salario mínimo en 1931 que dejó fuera
de la ley a un gran número de los trabajadores del país; muy posiblemente motivados
por un sentimiento racista.

Antes de la implantación del salario mínimo, los empleadores sustituían a los


europeos más caros, por trabajadores locales más baratos.

También se actuó de forma similar durante los primeros años del apartheid
sudafricano.

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Inflación y paro

Más recientemente, en California, se ha visto como una medida que puede contribuir
a reducir la inmigración, puesto que se considera que ocupan puestos de trabajo que
no deberían existir.

Así pues las rigideces en el mercado de trabajo constituye una de las causas por las
que existen diferencias de paro entre países de un mismo entorno económico, como
puede ser el caso de la UE. En donde la media de paro se sitúa sobre el 12%,
mientras que en España es del doble.

La reforma laboral de 2012 va encaminada a implantación paulatina de convenios


colectivos de empresa en lugar de sectoriales para, de esta manera, acercar los
salarios a las productividades marginales de los trabajadores.

Ciertamente, unos salarios elevados también tienen otro efecto: la preferencia


empresarial por la inversión en capital. Pues la producción de bienes y servicios se
obtiene mediante la utilización de recursos humanos (trabajo) y máquinas o
instalaciones (capital). Cuando de forma directa o indirecta se encarece el factor
trabajo, las empresas tienen a sustituirlo por mayores dotaciones de capital.

Entre las diferentes comunidades autónomas también encontramos tasas de


desempleo muy diferentes, siendo, normalmente Navarra, País Vasco, La Rioja y
Baleares las que presentan menores tasas de paro, mientras que las mayores
proporciones las encontramos en Extremadura y Andalucía. Lo que probablemente
está relacionado con su estructura productiva (empresas más dinámicas comportan
menos desempleo) y con la prolongación en el tiempo de subsidios desincentivadores
de la ocupación.

Formas de medir el paro en España

A la hora de abordar el problema del desempleo es imprescindible contar con datos


adecuados y de calidad. En España existen dos formas de medir el volumen de paro.
La primera es la Encuesta de Población Activa (EPA) confeccionada por el Instituto
Nacional de Estadística (INE), mientras que la segunda es el llamado Paro Registrado
que controla el Ministerio de Empleo y Seguridad Social a través del Servicio Público
de Empleo Estatal (SEPE).

La cifra de paro ofrecida por la EPA suele ser sensiblemente mayor que la del paro
registrado, entorno al 20% superior.

Desde luego, no es lógico que para medir un paro tan decisivo se produzca una
discrepancia tan notable. Se deberían tener datos más exactos a fin de obtener un
mejor conocimiento de la realidad de este auténtico drama.

1.- La EPA es una investigación por muestreo llevada a cabo por el INE1 con
periodicidad trimestral; se realiza sobre la población que residen en viviendas
familiares del territorio nacional y su finalidad principal es obtener datos de la
población en relación al mercado de trabajo: ocupados, activos, parados e inactivos.
Esta encuesta se realiza mediante entrevistas personales y telefónicas sobre una
muestra de 65.000 familias (unas 200.000 personas de dieciséis o más años de edad).
La información que se solicita en la encuesta es referente a la semana anterior a la
realización de la misma.

1
El INE en 2012 contaba con 4.175 empleados y un presupuesto total de 216 millones de
euros.

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Inflación y paro

La EPA ha sufrido diversos cambios metodológicos para adaptarse a la normativa y


las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Unión
Europea.

Desde 2005 para que una persona sea considerada desempleada se exige que ésta
haya tenido un contacto con las oficinas públicas de empleo con el fin de encontrar
trabajo; además se utilizan proyecciones de la población para tener en cuenta el
crecimiento de la inmigración en nuestro país.

Por otro lado, 2.- el paro registrado en los servicios públicos de empleo
comprende al conjunto de las personas desocupadas que permanecen inscritas en las
oficinas públicas de empleo demandando un empleo el último día de cada mes,
siempre que no se pertenezca a alguno de los colectivos excluidos expresamente del
paro registrado, y que afecta entre otros, a personas que tienen disponibilidad limitada
de trabajar.

Estas exclusiones y las significativas discrepancias entre los conceptos de paro


registrado (como dato administrativo del Ministerio) y de parado (como dato derivado
de la encuesta) explican las diferencias entre el número de parados registrados y el
que se desprende de la EPA.

Estar dentro del colectivo de paro registrado depende de la voluntad de la persona


para inscribirse en el SEPE, con independencia de que esté buscando o no
activamente empleo, ya que la obligatoriedad de la inscripción se limita a los casos en
que el desempleado tiene derecho a percibir alguna prestación o subsidio por
desempleo o a beneficiarse de las medidas derivadas de las políticas activas de
empleo, e incluso algunas políticas sociales de orden municipal.

Sin embargo, el encuestado de la EPA no tiene por qué estar inscrito en ningún
servicio de empleo público, aunque sí debe manifestar que ha buscado activamente
empleo la semana anterior a aquella en que se realiza la encuesta.

Por tanto, existen situaciones en que un parado según la EPA no será un parado
registrado. En concreto, no se excluyen del paro según EPA y sí del paro registrado
los siguientes demandantes de empleo:
1. pensionistas por invalidez.
2. personas de edad igual o superior a 65 años.
3. solicitantes de empleo para un período inferior a tres meses o con
jornada inferior a veinte horas semanales.
4. quienes estén cursando estudios de enseñanza oficial reglada, siempre
que sean menores de 25 años o que, superando esta edad, sean
demandantes de primer empleo.
5. los inscritos para participar en un proceso de selección para un
determinado puesto de trabajo determinado.
6. demandantes de empleo para el extranjero.
7. afectados por un expediente de regulación de empleo.
8. los fijos discontinuos apuntados al paro fuera del período de actividad.

14
Inflación y paro

9. otros.

A esto hay que añadir que a pesar de las recomendaciones de los organismos
internacionales cada país mide el desempleo de forma diferente, lo que dificultad
sobremanera la realización de comparaciones.

La participación de las mujeres en el mercado laboral


balear. Las mujeres optan con más frecuencia a puestos de
trabajo del sector servicios, de manera que cuanta mayor
dimensión tenga éste más oportunidades de empleo hay para la
población femenina.

La economía de las baleares se caracteriza por estar muy


tercializada, esto es, por tener un gran peso del sector servicios,
mucho mayor que en el resto del país y buena parte de la UE.
Es por ello, que la tasa de ocupación femenina en Baleares
también es mucho más alta que la del resto del país y que
muchos otros países de la Unión.

Políticas de fomento del empleo.

Políticas de demanda, fiscal y monetaria.


Políticas de oferta, liberalización y privatización.
Políticas activas de empleo. Facilitar el transito de un sector a otro,
mejorando la empleabilidad de los trabajadores.

La importancia de la formación.

La importancia de la formación en la configuración del modelo laboral es de


vital importancia. Así por ejemplo, la economía española perdió 3,8 millones de
empleos durante la crisis. Pues bien, de acuerdo con los datos de la EPA de
julio de 2013 la contratación total de personas con educación superior no ha
caído en absoluto desde el tercer trimestre de 2007.

Se sigue en los mismos 6.5 millones de empleos de entonces. Los empleos


que se han visto más afectados son aquellos que requerían un menor nivel
educativo. Los ocupados que sólo tienen la educación primaria han caído a la
mitad, de 3 millones que eran a sólo 1,5 millones. Lo que acabaron sólo el
primer ciclo de secundaria han perdido casi un quinto de sus empleos, de 5,6
millones a 4,6 millones. Y los que completaron la segunda etapa de secundaria
han perdido otro millón de ocupados, cayendo de 4,9% a 3,9%.

Es decir, que el 100% de los empleos perdidos por la crisis entre 2007 y 2013
corresponden a niveles educativos no universitarios.

De lo que se puede inferir que el desempleo español está relacionado con un


mal encaje del nivel educativo.

Éste es un fenómeno que se produce en todo el mundo, en donde en las


últimas décadas el número de empleos que no requieren un nivel educativo
avanzado a caído para no recuperarse nunca. De ahí la vital importancia de
concienciase de la dedicación de tiempo y esfuerzo a los estudios.

15
Inflación y paro

En un contexto como el español en donde el paro se ceba especialmente en


los trabajadores menos cualificados, las políticas activas de empleo juegan
un papel relevante, aunque este tipo de políticas muestra retardos muy
significativos.

Políticas activas de empleo.

¿Qué políticas son más efectivas? Principalmente la ayuda a la búsqueda de


empleo, seguida por la formación en las aulas o en el trabajo. También se halla
que la formación aparece como menos efectiva cuando se miden sus efectos a
corto plazo pero gana en impacto al alargar el plazo. Las políticas menos
efectivas son la creación de empleos en el sector público y, en segundo lugar,
en el sector privado. Este resultado es muy importante para España, donde
prácticamente todo el gasto en políticas activas se destina a subsidios a la
creación de empleo privado. En cuanto a los parados que son objeto de los
programas, funcionan mejor los que no se orientan específicamente a ningún
grupo de edad o sexo. Tampoco se observan grandes diferencias en cuanto a
su duración.

Los objetivos de las políticas activas de empleo son, básicamente, tres:


1. Hacer más eficiente la relación entre oferta y demanda de puestos de
trabajo
2. Mejorar la formación y la adaptabilidad de los parados a los empleos
demandados por las empresas
3. Crear empleo directo por parte del sector público o, subsidiar para que lo
haga el privado.

Tradicionalmente este tipo de políticas han resultado poco eficaces en relación


a las grandes cantidades de recursos empleadas, aunque posiblemente por no
estar correctamente enfocadas. Ya que el primer objetivo requiere que los
trabajadores de los centros de intermediación estén correctamente incentivos.
El segundo que sea el propio trabajador el que elija la formación que crea
necesaria, mientras que el último tiene que estar muy bien orientado a los
colectivos de mayor debilidad, como discapacitados, en riesgo de exclusión,
etc.

El peligro de la inadecuada orientación de este tipo de políticas es que se


genere una “industria del paro”, que lógicamente estará interesada en que
continúe el problema social.

La Curva de Phillips.

En 1958 William Phillips (1914-1975), un economista


neozelandés que había hecho la guerra en Europa
consiguiendo un puesto docente en LSE con su máquina
MONIAC2, publicó en la revista Económica un artículo
científico que relacionaba los datos de desempleo con el

2
Máquina que dio lugar a la divulgación del modelo del flujo circular de la renta.

16
Inflación y paro

cambio porcentual de los salarios monetarios en el Reino Unido para un


período de tiempo considerable: 1861-1957.

La curva basada en esos datos mostraba una relación inversa entre paro e
inflación. Es decir, que el paro disminuía cuando los salarios monetarios
aumentaban más deprisa por efecto de la inflación.

Tasa de desempleo

Curva de Phillips

Tasa de inflación

Bill Phillips acompañaba su famosa curva con un diagrama de observaciones


ene. Que las bajadas de paro coincidían con la intensidad de las subidas de los
salarios monetarios y que, cuando los salarios monetarios dejaban de crecer, el
paro aumentaba.

Si esta conexión entre variables no se debía a la casualidad, sino que como se


podía observar era razonablemente estable a lo largo de casi un siglo,
entonces podía inferirse una relación de causa efecto inversa entre inflación y
paro.

Para Phillips, como para muchos keynesianos tardíos, la inflación es manejable


por las sabias autoridades educadas en buenas universidades. Por lo que los
Gobiernos tiene en sus maños una palanca con la que ahorrar sufrimiento a su
población. Eso sí, como los objetivos de paro e inflación son contrapuestos los
sabios ministros debían decir cuanta inflación tolerar para conseguir una
mejora del empleo.

Crítica de Friedman en Estocolmo a la Curva de Phillips.

Friedman piensa que efectivamente hay un caso en el que la inflación creada


por las autoridades monetarias sí que influye en el empleo: cuando era inflación
imprevista. Sólo entonces era posible que la inflación redujera el desempleo, tal
como demostraba la evidencia empírica.

17
Inflación y paro

La existencia de contratos a largo plazo en un mercado de trabajo libre indique


que:
1. La dificultad de obtener información sobre los empleados por parte de
los trabajadores.
2. La misma o mayor dificultad de los buscadores de trabajo de obtener
información suficiente sobre los empleadores y las posibles alternativas
de empleo.
3. Lo aleatorio de acumular capacidades (capital humano) por parte de los
empleados.
4. Lo opaco de la información sobre el capital humano de los candidatos
para los empleadores.

Y cuando los partícipes en el mercado de trabajo piensan en términos de largo


plazo, los cambios en los precios monetarios les trastocan las bases del
cálculo, en otras palabreas, los engañan.

Sin embargo, cuando las expectativas de inflación son estables, son


compatibles con cualquier tasa de paro.

Si hubiese una expectativa general de que la inflación iba a ser del 20%, todo
el mundo añadiría un 20% a los precios y los salarios cada año. De forma, que
desde un punto de vista real todos se comportarían como si la tasa de inflación
fuera cero. Sin embargo, en un mercado con compromisos a largo plazo, como
el del trabajo, una subida de la inflación de precios y salarios inesperada
tendría dos efectos distintos:
• A los empresarios les importa sobre todo el precio de su producto en el
mercado. Si éste sube y no lo ven como efecto de la inflación,
aumentarán su demanda de mano de obra.
• Por su parte los trabajadores los trabajadores tienen mucha más
dificultad que los empresarios en distinguir lo inflacionario de lo real,
pues a ellos les importa la cesta de la compra, compuesta por muchos
productos; tardarán en ver que el alza de sus salarios monetarios es en
realidad un espejismo.

De ahí deduce Friedman que, a corto plazo, la inflación puede reducir el paro,
tanto por el lado de la demanda como el de la oferta.

En la medida en que empleadores y empleados tardaban en formarse las


expectativas correctas, entonces en el corto plazo reaccionarían
equivocadamente. Pasado un plazo, sin embargo, descontarían los efectos de
la inflación y la tasa de paro volvería a estar en donde solía.

Friedman concluía que la “tasa de paro natural3” es compatible con cualquier


tipo de inflación. Es decir, la tasa de paro que está gobernada por las
condiciones reales de la economía.

3
La que acaba prevaleciendo cuando las rigideces de los salarios monetarios se han descontado o
disuelto en el tiempo.

18
Inflación y paro

En conclusión, si el Banco Central provoca un aumento en el alza de los


precios de una vez para siempre, la tasa de paro volverá paulatinamente a su
nivel natural.

Como ocurre una y otra vez en economía, aunque las realidades no sean
excesivamente complicadas, existe una gran dificultad para liberarse de la
maraña de falsos mitos y concepciones.

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