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La Carta de Jamaica es un texto escrito por el político y militar venezolano Simón Bolívar el 6 de

septiembre de 1815 en Kingston, capital de la colonia británica de Jamaica, en respuesta a una


misiva de Henry Cullen, un comerciante jamaiquino de origen británico residente en Falmouth,
cerca de Montego Bay. Bolívar expuso las razones que provocaron la caída de la Segunda
República en el contexto de la independencia de Venezuela. La carta, cuyo título era Contestación
de un Americano Meridional a un caballero de esta Isla, pretendía atraer a Gran Bretaña y al resto
de potencias europeas hacia la causa de los patriotas independentistas americanos. La edición en
inglés de la carta tuvo el título de A friend y en español, «Un caballero de esta isla». El original más
antiguo que se conocía es el manuscrito borrador de la versión inglesa conservado en el Archivo
General de la Nación (Bogotá), en el fondo Secretaría de Guerra y Marina, volumen 323. La
primera publicación conocida de la Carta en español apareció impresa en 1833, en el volumen XXI,
Apéndice, de la Colección de documentos relativos a la vida pública del Libertador, compilada por
Francisco Javier Yánez y Cristóbal Mendoza.

No se había podido localizar el manuscrito original español ni se conocía copia alguna entre 1815 y
1883, salvo las dos publicadas en inglés de 1818 y 1825, hasta que el 4 de noviembre de 2014 el
presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, informó del hallazgo en un archivo ubicado en Ecuador
del manuscrito original en idioma español del documento.

Las reformas introducidas por los Borbones (especialmente por Carlos III) provocaron un
sentimiento de frustración entre ciertas élites criollas que creyeron amenazada su dominación
social a causa de la pérdida del control de los cargos de la administración colonial a favor de
funcionarios llegados de la península, además de tener que soportar una mayor presión fiscal y el
reforzamiento del pacto colonial que obligaba a las colonias a comerciar solo con la metrópoli.
Este sentimiento condujo a algunos de los miembros más ilustrados de las élites criollas, como el
propio Simón Bolívar, a pensar que la solución a sus "agravios" era la independencia de la
metrópoli (la misma solución que habían emprendido con éxito los protestantes de habla inglesa
de las trece colonias británicas de América del Norte y que había dado nacimiento a los Estados
Unidos).

Tras conocerse las “sucesiones de Bayona” (como llamó Bolívar a las abdicaciones de Bayona) de
mayo de 1808, se formaron en las principales ciudades americanas, al igual que en la península,
unas juntas que asumieron el poder en nombre del rey ausente, Fernando VII, la primera en Quito
el 10 de agosto de 1809 que declaró la independencia. Estas juntas enviaron representantes a la
Junta Suprema Central de Sevilla. La ruptura con la metrópoli se inició cuando algunas de ellas, en
la ciudad de Bolívar, en abril de 1810) no reconocieron la autoridad de la Regencia que se formó
en Cádiz, ya que al haberse disuelto la Junta Suprema volvían a quedarse sin representación en
España y por esta razón se proclamaron independientes, destituyendo a continuación a las
autoridades coloniales.

La ruptura se consumó definitivamente cuando a principios de 1814 se conoció que Fernando VII
había abolido la Constitución de 1812, poniendo fin así al intento de las Cortes de Cádiz de
establecer una relación más igualitaria entre España y su imperio (proclamada en el artículo 1º de
la Constitución que decía: «La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos
hemisferios»), y que asimismo se proponía restaurar el orden colonial anterior a 1808 (entre otras
razones porque los impuestos procedentes de "las Indias" eran imprescindibles para restablecer el
maltrecho estado de la Hacienda pública). Así, un ejército realista enviado desde la península
desembarcó a principios de 1815 cerca de Caracas y rápidamente dominó Venezuela, ordenando
confiscar los bienes de los criollos "patriotas" (entre ellos, los de Simón Bolívar) y más tarde Nueva
Granada (actual Colombia) donde restableció la autoridad de la Monarquía. En mayo de 1815
Simón Bolívar huía de Cartagena de Indias y se exiliaba en la isla de Jamaica, una colonia británica,
donde escribió la proclama independentista conocida como Carta de Jamaica. Nueve años después
el proyecto de Bolívar se había hecho realidad y el Imperio español en América había dejado de
existir (excepto sobre Cuba y Puerto Rico).

Alrededor de 1800, Bolívar estudió la política y las ideas de la época de revolución en Francia.
Bolívar como muchos de los criollos no era ajeno de las teorías sobre el derecho natural y el
contrato social y estas ideas eran pilares en su manejo político y su defensa de la libertad y la
igualdad, claras premisas ilustradas. En la carta de Jamaica se ve claramente la influencia de la
ilustración y sus grandes pensadores, Bolívar incluye conceptos de Montesquieu cuando habla de
«despotismo oriental» para definir al Imperio español.

Bolívar tenía en Montesquieu a su autor favorito, para él El espíritu de las leyes era una obra a la
que recurría siempre a la hora de definir posturas y disertaciones sobre el futuro y presente de los
pueblos coloniales sudamericanos. Bolívar tuvo que diseñar su propia teoría de la liberación
nacional y, como hemos señalado, esta fue una contribución a las ideas de la ilustración, no una
imitación de ellas.

John Lynch

Aunque la Carta estaba originalmente dirigida a Henry Cullen, está claro que su objetivo
fundamental era llamar la atención de la nación liberal más poderosa del siglo XIX, Gran Bretaña, a
fin de que se decidiera a involucrarse en la independencia americana. No obstante, cuando los
británicos finalmente accedieron al llamado de Bolívar, este prefirió la ayuda de Haití.

En la carta, Bolívar justifica la rebelión de los criollos «patriotas» de la América española y hace un
llamado a continuar la lucha para alcanzar la independencia (ya que «rara vez la desesperación no
ha arrastrado tras de sí la victoria»). Para ello Bolívar recurre a dos argumentos.6

El primero se refiere a la ruptura por parte de la Monarquía del contrato social supuestamente
pactado entre la Corona española y «los descubridores, conquistadores y pobladores de América»
en tiempos de Carlos V (es decir, al inicio de la formación del Imperio en América) según el cual
estos tenían derecho a dirigir los nuevos territorios mientras la Corona se reservaba únicamente el
«alto dominio» (como si se tratara de una propiedad feudal). Este contrato, según Bolívar, fue roto
por la Corona —especialmente por la nueva dinastía de los Borbones— al imponer «leyes expresas
que favorecen exclusivamente a los naturales del país originarios de España en cuanto a empleos
civiles, eclesiásticos y de rentas» en detrimento de los criollos —los «naturales» que se han visto
despojados «de la autoridad constitucional que les daba su código»

El segundo argumento se refiere a la política represiva adoptada por la Regencia, primero, y por
Fernando VII, después (tras volver a asumir sus poderes absolutos en abril de 1814) respecto a las
«juntas» americanas que se habían proclamado «independientes» tras las sucesiones de Bayona
(la abdicación de Carlos IV y de Fernando VII a favor de Napoleón en mayo de 1808) y la posterior
disolución de Junta Suprema Central a principios de 1810, sustituida por una Regencia. Según
Bolívar esta política represiva había convertido a España de madre patria (que en la Constitución
de 1812 ha reconocido al menos en teoría a los criollos como españoles en igualdad de derechos
que los peninsulares) en madrastra. Antes, afirma Bolívar, «todo lo que formaba nuestra
esperanza, nos venía de España, pero ahora sucede lo contrario… y se nos quiere volver a las
tinieblas… ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos».

PRIMERA EXPRESIÓN DE LIBERACIÓN DEL CONTINENTE AMERICANO

La carta fue uno de los documentos en el que se fundó la independencia de las colonias españolas
en Latinoamérica. La obra buscaba demostrar la intención del Simón Bolívar de romper los lazos
que existían con la corona española, que representaba una fuente de yugo y opresión para el
pueblo de América.

La visión que se tenía de la corona de España es que esta habría violado, en contrato social, un
acuerdo entre la monarquía y los pobladores de nuestro continente, por el hecho de favorecer de
manera parcializada a las personas nacidas en España en cuanto a la asignación de cargos
importantes y otros empleos, sin tomar en cuenta a los criollos.

Bolívar se basaba en la represión que ejecutaron los hispanos europeos para con los
independentistas americanos, después de las renuncias en favor de Bonaparte, expresando que
España ya no era más la "madre patria" sino más bien una "madrastra".

NUEVA IDENTIDAD DE LAS COLONIAS INDEPENDIENTES DE LA CORONA ESPAÑOLA

Bolívar indicó la necesidad de que cada nación tenga su propio régimen de gobierno, organizado y
competente, en el que se respetaran los derechos del hombre y se reconocieran las diversas razas
que existen en cada una de ellas. Asimismo, destacó la diversidad originada por el mestizaje, y el
consecuente surgimiento de una nueva “especie media”, mezcla de blancos criollos, aborígenes y
afroamericanos que tendrían derechos como “legítimos propietarios del país”.

PROPONE LA INTEGRACIÓN DE LAS NACIONES LATINOAMERICANAS

El Libertador expuso una visión de la región en la que prevalece la unión de los países americanos
por medio de la lengua y la cultura, con la diversidad como base fundamental. El tema puede
servir como una guía a través de los años como la integración en las formas actuales de
organizaciones como la CELAC, UNASUR, MERCOSUR, sobre todo en el aspecto de unión y respeto
de las culturas particulares de cada nación.

VALOR LITERARIO Y FILOSÓFICO

La Carta constituye una obra de corte filosófico, puesto que se considera como una extensión del
pensamiento originado por la Ilustración. Una evidencia de esto es la inclusión de conceptos
desarrollados por Montesquieu, al igual que otras concepciones como el contrato social y el
derecho natural.

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