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BALADA

Muchos cantantes gritan


que vivir
sin la persona amada equivale
—sólo dios sabe cómo—
a seguir suspirando
angustiado
pero sin respirar
(aunque cantando, claro,
que lo sentimental no quita
que de eso se viva o se trate
de hacerlo).
.
Voy a aguantar el aire hasta que tú me quieras.
Me volveré morado y mis ojos
parecerán paletas
de caramelo rojo en forma esférica
y rellenas de chicle:
el anhelado centro al que llega el paciente y devoto a lamidas,
pero el enamorado muerde
y rompe.
Idioteces así,
con los pulmones llenos
del aire del que, dicen,
no quieren saber nada de ahora en adelante
si no voltean a verlos.
Ángel Ortuño

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