En un merendero de la Alexanderplatz oí el siguiente diálogo:
En torno a una mesa de mármol falso había tres personas de pie, dos hombres y una mujer mayor, bebiendo cerveza blanca. Uno de los hombres le dijo al otro: —¿De modo que ha ganado usted su apuesta? El interpelado lo miró a la cara en silencio y, a guisa de conclusión, se tomó un trago de cerveza. La mujer mayor dijo entre vacilante y atenta: —Usted ha adelgazado. El hombre que había callado un segundo antes, calló también esta vez. Y también esta vez observó interrogativamente al hombre que había iniciado el diálogo y que ahora lo cerró con estas palabras: —Sí, ha adelgazado. Este diálogo me pareció tan importante y denso como cualquier otro. FIN