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Motores Stirling, capaz de producir electricidad a partir del calor producido en la combustión de la biomasa.
Briquetas obtenidas a partir de residuos de madera de haya, preparadas para combustión en calderas y chimeneas.
Residual
Es aquella que corresponde a los residuos de paja, aserrín, estiércol, residuos de mataderos, basuras
urbanas, etc. El aprovechamiento energético de la biomasa residual, por ejemplo, supone la obtención
de energía a partir de los residuos de madera y los residuos agrícolas (paja, cáscaras, huesos...),
las basuras urbanas, los residuos ganaderos, como purines o estiércoles, los lodos de depuradora, etc. Los
residuos agrícolas también pueden aprovecharse energéticamente y existen plantas de aprovechamiento
energético de la paja residual de los campos que no se utiliza para forraje de los animales.
Los residuos ganaderos, por otro lado, también son una fuente de energía. Los purines y estiércoles de las
granjas de vacas y cerdos pueden valorizarse energéticamente por ejemplo, aprovechando el gas (o biogás)
que se produce a partir de ellos, para producir calor y electricidad. Y de la misma forma puede aprovecharse
la energía de las basuras urbanas, porque también producen un gas o biogas combustible, al fermentar los
residuos orgánicos, que se puede captar y se puede aprovechar energéticamente produciendo energía
eléctrica y calor en los que se puede denominar como plantas de valorización energética de biogas de
vertedero.
Biomasa seca y húmeda
Según la proporción de agua en las sustancias que forman la biomasa, también se puede clasificar en:
Biomasa seca: madera, leña, residuos forestales, restos de las industrias madereras y del mueble, etc.
Biomasa húmeda: residuos de la fabricación de aceites, lodos de depuradora, purines, etc.
Esto tiene mucha importancia respecto del tipo de aprovechamiento, y los procesos de transformación a los
que se puede ser sometida para obtener la energía pretendida.
Autobús que emplea biocarburante obtenido de la soja.
Biomasas sólidas: 180 centrales térmicas producen 6600 millones de kWh de electricidad (un 1,5% del
total). Más de mil centrales térmicas suministran calor a grandes edificios, ciudades o comarcas; más de
80.000 hogares consumen bolitas de madera procedentes del procesado de restos forestales. Se cubre
de este modo el 6% de las necesidades de calor.