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XIÍ/ABC ABC fíícrarío 2 mayo-1987

Pensamiento y ciencias sociales


A humano o en el progre-
I
L
sangrienta
pp a y a s a d a
maoísta de Sen-
Hay un sendero más luminoso so t é c n i c o o en el
mayor ahorro; eso es
dero n
I—i Luminoso no es la Hernando de Soto, er¡ colaboración con Enrique Ghersi, Mario Ghibellini y el Instituto Liber- el desarrollo, pero su
verdadera revolución tad y Democracia. El otro sendero. La revolución informal. Prólogo de Mario Vargas Llo- causa anida en el mar-
peruana. Existe un ca- sa, Editorial El Barranco (Lima, 1986), 317 páginas co institucional, cuyas
mino más luminoso, falencias explican el
trazado por miles de alza de la economía
empresarios y trabajadores, que forman la sen necesarios. El resultado fue espectacular: negra. Por lo tanto, lo que el Perú necesita,
economía sumergida o «informal» de Lima. comprobaron que las once licencias requeri- concluyen los autores, es un profundo cambio
Tal la apasionante historia que narra El otro das para abrir e! taller supusieron doscientos de la ley y la burocracia, pero no para perse-
sendero. ochenta y nueve días de trabajo. En diez guir a los informales, sino para «formalizar-
Los lectores de ABC ya tienen referencias oportunidades se les ofreció acelerar los pa- los» y aprovechar la descomunal energía em-
de la obra, porque este diario publicó en Ter- sos a cambio de dinero; en dos de ellas hubo presarial que ostentan. La dificultad estriba
cera, en varias entregas, el elogioso prólogo en que políticos y legisladores suelen tener
que escribió Mario Vargas Llosa. El novelista presente más a la distribución que a la pro-
peruano, más que mero prolonguista, fue el ducción, sin percibir que la producción tiene
gran impulsor de este interesante trabajo que costes y que no podrá aumentar si dichos
se ha convertido en un impresionante éxito costes son sistemáticamente empujados ha-
editorial en el Perú y cuya fama se ha exten- cia arriba.
dido también a muchos otros países. Encuentra Soto un paralelo entre esta si-
El libro se inicia con un vivo relato sobre la tuación y el llamado «mercantilismo», visión
constitución del Perú urbano; masas de cam- económica característica de la Europa de los
pesinos abandonan sus tierras y acuden a siglos XVI-XVIM, pero que ha sobrevivido has-
Lima, pero su migración resulta inasimilable ta hoy, marcada por la necesidad de la inter-
por una sociedad aún estructurada según cá- vención del Estado en la vida económica. Las
nones antiguos. El único recurso de los re- páginas dedicadas al mercantilismo coronan
cién llegados es la economía informal, es de- el libro, pero -apoyadas en bibliografía cono-
cir, vivir al margen de la Ley, pero con objeti- cida y frecuentemente muy antigua- no apor-
vos legales: producir, construir su vivienda, tan nada nuevo e incluso confunden al dar la
trabajar, etcétera. impresión de que fuera del Perú el mercanti-
El otro sendero es un estudio de esa «re- lismo virtualmente no existe. Encuentran sen-
volución informal». Como no podía ser de tido sólo cuando se observa que Soto no de-
otra manera, se trata de una labor colectiva, sea simplemente «blanquear» a la economía
que duró seis años, dirigida por el empresario negra para estimular el crecimiento económi-
arequipeño Hernando de Soto, con la colabo- co, sino también para asegurar la paz. Aquí
ración de E. Ghersi, M. Ghibellini y un grupo aparece la única mención a la guerrilla comu-
de investigadores del ILD (Instituto Libertad y nista; según Soto, existen dos revoluciones
Democracia). El libro está al alcance de cual- peruanas: una es abiertamente violenta, la de
quier lector, aunque los especialistas podrán Sendero Luminoso, y la otra, la de El otro
obtener del ILD los tres volúmenes de apén- sendero, no es flagrantemente insurreccional
dices con sus fundamentos técnicos y esta- aún, pero los autores temen que, en un país
dísticos. que no ha experimentado una revolución in-
dustrial, pueda serlo en el futuro.
Soto y sus colaboradores revelan la exorbi-
tante dimensión de la economía subterránea Es esta encrucijada lo que quizá suscite
del Perú; quien lea podrá maravillarse al mayor rechazo en el lector español que pro-,
comprobar que casi la mitad de los limeños cure emplear el análisis del ILD para auscul-
habitan viviendas informales, frecuentemente tar a la informalidad en nuestro país, puesto
edificadas sobre terrenos cuya «propiedad» que en España la economía sumergida no al-
se originó en una inversión. Esas viviendas que pagar, porque en caso contrario el proce- canza contornos tan desorbitados ni parece
son mejoradas y cuidadas, y las comunida- so no hubiera podido seguir adelante. Y el amenazar ineluctablemente la estabilidad de-
des en las que se levantan no son anárqui- colmo de lo kafkiano: en ningún momento las mocrática. Pero de este lado del Atlántico
cas sino que están permeadas por una «nor- autoridades descubrieron que se trataba de también hay informalidad, burocracia, corrup-
mativa extralegal» que garantiza la protección una simulación. Si en lugar de instalar un ta- ción y demagogia; a tal respecto tenemos
de los derechos adquiridos. La implantación ller, el experimento hubiese sido el de regis- mucho que aprender todavía. El otro sendero
de la vivienda informal enseña que - a l revés trar legalmente una vivienda, entonces las es un libro sobre los límites del Estado como
de lo que muchos piensan- lo que el pueblo tramitaciones habría durado ¡siete años! agente del desarrollo y sobre la fuerza de la,
desea es la propiedad privada. Soto advierte que la economía informal sur- economía oculta, frecuentemente despreciada
La informalidad no estriba tan sólo en la vi- ge no sólo porque es difícil y costoso acceder merced tanto a la soberbia de la derecha
vienda, sino que se extiende también al co- al plano legal, sino que también !o es perma- como al paternalismo de la izquierda; pocos
mercio (más del 80 por 100 de los mercados necer en él; en efecto, la permanencia recla- quieren ver a un trabajador convertirse en
limeños son informales) y los transportes (en ma una gran cantidad de recursos para trámi- empresario y muchos erran al concebir que el
la capital son informales en un 90 por 100). tes y sobornos de variopinta suerte. problema estriba en la economía informal y
Soto abunda en ejemplos sobre las diversas Con todo lo aventurero que tiene la econo- no en la formal.
formas en que la economía sumergida se mía negra, no hay en este libro un endiosa- Por ello, las líneas generales del programa
manifiesta én estos sectores y en otros - e l miento de dicha epopeya: Soto no es un ad- de Soto son perfectamente aplicables a otros
crédito- y añade, asimismo, magníficas foto- mirador de la realidad informal; lo que preten- países: desregular y simplificar la economía,
grafías. de es llamar la atención sobre el enorme abrir a. la comunidad la elaboración de las
Tras la exposición surge inevitablemente la potencial que representa, pero al mismo tiem- leyes, utilizar ia energía de los informales y
pregunta: ¿Por qué la informalidad? Soto y po advertir que si la formalidad tiene costes, saber leer su mensaje. Los informales —gen-
sus colaboradores destacan el peso" de los la informalidad tampoco carece de ellos: es tes humildes en su aplastante mayoría, no se
costes de la formalidad. El grupo de ILD reali- menos productiva, también dilapida recursos, olvide- hacen algo impresionante: buscan la
zó un experimento revelador; simuló la crea- impulsa una estructura tributaria irracional, et- economía de mercado, no la encuentran y...
ción de un pequeño taller de confección textil cétera. la crean.
e intentó hacer las cosas por las buenas y ¿De qué depende el desarrollo económico?
atravesar todos los trámites legales que fue- Soto niega que se base en el mayor capital Carlos RODRÍGUEZ BRAUN

ABC (Madrid) - 02/05/1987, Página 60


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