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Corrección de la acidez
En comarcas cálidas el principal defecto que puede aparecer en la uva es una baja
acidez. El tratamiento más sencillo para elevarla es añadir una cierta cantidad de
ácido tartárico en polvo. Es muy soluble en el mosto y menos en el vino. Si se añade
al mosto se vierte directamente en el depósito y se remueve; cuando se incorpora
al vino conviene diluirlo con un poco de vino y luego mezclarlo con el depósito.
Una acidez baja se puede detectar de tres formas: cata, análisis de laboratorio y
mediante un peachímetro. La cata es la más sencilla. El mosto ha de tener un cierto
gusto ácido a la par que dulce; si no lo tiene, falta acidez y hay que corregirlo.
Un análisis de laboratorio nos informa de la acidez total, que puede venir expresada
en gramos de ácido tartárico o de sulfúrico por litro de mosto. Si la acidez total está
por debajo de 5 gramos por litro, declarada en ácido tartárico, o de 4 gramos por
litro, si viene expresada en ácido sulfúrico, se debe añadir ácido tartárico hasta
lograr esos valores.
El peachímetro mide el pH, la acidez. La lectura normal debe estar entre 3 y 4. Si
es más alto de 3,5 (peligroso) se debe añadir ácido tartárico para reducir esa cifra.
El peachímetro hay que calibrarlo cada vez que se use.
Las adiciones suelen estar entre 0,5 y 1,5 gramos de ácido tartárico por litro de
pasta o de mosto. Ejemplo: Mosto con acidez de 3,7 gramos por litro en ácido
tartárico. Si deseamos llevarlo hasta 5 gramos por litro tendremos que añadir 5-
3,7= 1,3 gramos de ácido tartárico por litro.
Si la acidez con un pH- metro y obtenemos un valor de 3,6; si queremos bajarlo a
3,4. Cada gramo de ácido tartárico reduce el pH en unas tres décimas
aproximadamente. Como en este caso queremos rebajar sólo dos décimas,
añadiremos 0,75 gramos por litro de mosto.
SIEMBRA DE LEVADURAS
Las uvas traen de forma natural su carga de levaduras pegada a la pruina o cera
que recubre la superficie. En circunstancias normales son suficientes para asegurar
una buena fermentación del mosto. No obstante, también pueden detectarse
anomalías.
1.- Tratamientos fitosanitarios demasiado intensos o cercanos a la fecha de
vendimia. En dicha situación, es muy conveniente realizar una siembra de
levaduras en el mosto recién estrujado para asegurar que haya una fuerte población
activa.
2.- Años muy húmedos en la época de vendimia. Las pudriciones están muy
extendidas y no se puede evitar que llegue la uva rota a la bodega. Esto crea un
caldo de cultivo de bacterias perjudiciales. Una potente siembra de levaduras
favorece la competencia de las mismas, estimula un fuerte crecimiento inicial de la
población y les asegura el control del campo de batalla contra las bacterias.
3.- A modo preventivo.
3.1. Provocar un arranque rápido de la fermentación para evitar oxidaciones
en el mosto;
3.2. Facilitar el buen fin de la misma sin apenas azúcares residuales;
3.3. Preservar los aromas frutales.
4.- Vendimia con lluvia. El agua elimina las levaduras salvajes de la pruina.
La siembra de levaduras en el mosto se realiza de dos formas:
1.-Un pie de cuba con levaduras autóctonas
Porción de mosto que se encuentra en plena fermentación y que se añade al mosto
recién estrujado.
Coger algunos racimos sanos y con buena acidez, prensarlos, airear el mosto y
dejarlos en una garrafa. Al cabo de dos o tres días comenzará a fermentar.
Conducido a baja temperatura (menos de 25ºC), a los cinco días estará pujante.
Entonces se puede añadir a otro poco de mosto, que se activará enseguida, o a la
cosecha vendimiada. Ha de existir una proporción entre el pie de cuba y la
vendimia. La relación ideal, reside en que el pie de cubra represente entre el 5 y el
10% de la cosecha.
2.- Siembra de levaduras seleccionadas (desecadas por congelación) y
previamente activadas.
Las levaduras secas contienen alrededor de 25.000 células vivas por gramo. Se
comercializan en paquetes de 0,5 hasta 1 kilogramos. Suelen estar liofilizados y
envasados al vacío. Una vez abierto, se conservan bien durante toda la temporada
si se cierra el envoltorio y se guarda en la nevera aislado de la humedad. De una
año a otro pierden su vitalidad.
Las levaduras liofilizadas se activan echándolas en un poco de agua templada y
algo de azúcar. (20 gramos de levaduras por cada 100 litros de mosto).
Preparación: 20 gramo se disuelve en un vaso de agua (mínimo 200 centilitros) a
unos 40ºC. Se añade una 3 - 4 g de azúcar bien disuelta. Se espera unos dos
minutos y se remueve la disolución. Tras unos cinco o diez minutos después de
verter las levaduras en el vaso con agua azucarada, se aprecia que están activas
pues se ponen a fermentar el azúcar y provocan espuma. Al cabo de 30 minutos ya
se pueden añadir al mosto.
Sulfitado
El anhídrido sulfuroso es un gas formado por azufre y oxígeno (SO2), que se genera
a partir de otras sustancias, como azufre o metabisulfito potásico, o se guarda en
forma de gas en bombonas a presión. Los efectos principales del sulfuroso en la
vinificación son los siguientes:
1.- Prevenir la oxidación de mostos y vinos
2.- Entorpecer o impedir la actividad de las bacterias, en primer lugar, y si la
cantidad es abundante, también de las levaduras.
La oxidación
Muchas sustancias desarrolladas al abrigo del aire tienden a oxidarse cuando notan
la presencia de oxígeno. Esto le puede ocurrir al mosto y al vino. El primero es más
susceptible que el segundo y puede consumir la misma cantidad de oxígeno en dos
minutos que el vino en 24 horas. Algunas sustancias del mosto, del tipo de los
taninos, se oxidan y cambian de color.
Interesa airear los mostos para oxigenarlos y favorecer la reproducción de las
levaduras, en la primera fase de la fermentación; no es conveniente que los mostos
se oxiden demasiado, pues conduce a la pérdida de aromas afrutados.
Una de las formas de prevenir la oxidación es vendimiar sólo las uvas sanas. Lo
siguiente que se debe hacer es el estrujado, despalillado y prensado con rapidez y
pulcritud; finalmente, hay que favorecer el arranque rápido de la fermentación.
Formas de añadir el sulfuroso
1.- Con bombonas de gas
Directamente a los depósitos de vino
2.- Pastilla de azufre
Cuando se quema azufre se produce gas sulfuroso en forma de humo. Sistema
idea para desinfectar las tinas una vez fregadas y secas, pero no es oportuno
utilizarlo con envases de cemento, porque lo ataca. Para asegurar la total
desinfección de los depósitos limpios es conveniente dejar que el gas haga su
efecto durante algunos minutos antes de llenado de mosto o vino. Con este sistema
nunca sulfitaremos demasiado el caldo. La parte de sulfuroso incorporada al vino
es mínima. Su función primordial es evitar que el vino entre en contacto con el
oxígeno de la barrica. El liquido, al ir ocupando la barrica llena de gas desde abajo,
lo va desplazando hacia arriba, absorbiendo muy poco, pero durante la operación
tampoco disuelve oxígeno y no se oxida. Si queremos que se disuelva más
sulfuroso, debemos dejar caer el vino desde lo alto del chorro y no introducir la
manguera dentro del líquido.
Un gramo de azufre produce teóricamente 2 gramos de sulfuroso, si bien en la
práctica sólo se consiguen 1,5. Las pastillas de azufre se suelen fabricar de 2,5 y 5
gramos. Las que más se usan son las primeras, pues con esa cantidad de azufre
que puede quemarse dentro de una barrica de 225 litros se consume todo el
oxígeno.
Desinfectar barricas limpias y también como medida de precaución en los trasiegos
en la crianza.
Metabisulfito potásico
El metabisulfito es un polvo blanco que al disolverlo con agua y otros líquidos
reacciona desprendiendo gas sulfuroso. Hay que perservarlo del aire, pues se oxida
y pierde su efectividad. Conservarlo en envases lleno y herméticamente cerrados.
Se mezcla con mucha facilidad con el mosto y con el vino removiéndolo con fuerza
durante unos minutos.
Mezclar el metabisulfito con agua caliente, removerlo bien y echarlo al mosto o al
vino. Al contrario que la pastilla de azufre, una cierta cantidad de metabisulfito
produce la mitad de su peso en gas sulfuroso.