Está en la página 1de 3

Y entonces lo comprendí.

Habíamos sido unos magníficos compañeros de


viaje, pero, en definitiva, no éramos más que dos solitarios pedazos de
metal trazando su propia órbita cada uno.

De nuestros miedos nacen nuestros corajes, y en nuestras dudas viven


nuestras certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible, y los delirios
otra razón. En los extravíos nos esperan los hallazgos, porque es preciso
perderse para volver a encontrarse.

En algún momento hay que decidirse. Los muros no mantienen a los demás
fuera, sino a ti dentro. La vida es un caos, somos así. Puedes pasarte la vida
levantando muros, o puedes vivirla saltándolos. Aunque hay algunos muros
demasiado peligrosos para cruzarlos. Lo único que se, es que si finalmente
te aventuras a saltarlos, las vistas al otro lado son fantásticas.
La única manera de vivir a plenitud es asumir lo que somos,
independientemente de lo que los demás quieran que seamos.

También podría gustarte