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Tras un par de días reposando envuelto un su trapo blanco, tomad el pan y cortad

rodajas de un dedo de gruesas. Con cariño y calma. Poned a hervir leche entera con
una ramita de canela y unas rayaduras de limon y naranja. No olvidéis el azucar.
Bastante amarga es la vida. Solamente un golpe de ebullición, no se trata de
hervir, solamente añadir olor a primavera a la leche.
En una bandeja, extended las rebanadas y bañadlas en la leche preparada. Oledla
bien. Es el olor de la Semana Santa.
Llamad a los amigos, poned una sartén hermosa en el fuego, un par de dedos de zumo
de oliva y calentar bien. Muy bien. Escurrid la rebanadas y freid de una en una.
Por la dos caras.
Al sacarlas no olvides espolvorear cada torrija con una mezcla de azucar y canela
en polvo. Que aproveche.
Silencio. Llega la Dolorosa, ya se oyen los tambores.

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