-Cual es, pues, el papel del Estado
sewn ua economia global?
EL Estado vuelve a tener un lugar en el
do. Se siente la necesidad dd ones requaion
mtr los abusos del mereado, lo que significa
Jeromno de la politica. Cuando hay dificultad
fe redescubre para qué sirve un Estado firme
‘on poderes. En EE UU, los ciudadanos han gf
tado en masa la mirada hacia el Gobierno fed
tal para que les ayude a salir de las ersis po
yy econémica, en cuanto éstas han sobrevenido.
detenda la tendencia de tantos aos
rnfianza hacia el intervencionismo de
seers ‘puiblicos. Segiin un sondeo de la Uni
Versidad de Michigan, citado en Tbe Angeles
ys, a mediados de la década de 1960, e1 62%
Tos ciudadanos norteamericanos tenia ¢
‘confianza en el Estado Federal; treinta afios d
pués, en 1994, ese poreentaje se habia reduc
31 19% Si, como parece, después del 11 de
fiembre de 2001 ha variado de signo esta t
ddencia, supondrfa el més importante cambio
ciol6gico en una generacién.
164
Sin duda es pronto para hablar del final del
neoliberalismo, aunque no de una crisis signifi-
cativa. Conociéndolos como conocemos a los.
neoliberales, no es arriesgado pensar que una
vver que la economia salga del fondo y se haya
domefado la amenaza terrorista, volverin a la
andadas y nos hablarin de la sacrosanta eficacia
del mercado. Pero les sera diffcil engafiarnos
otra ver.con tanta facilidad.
La amenaza terrorista global ha anticipado
tuna muestra de los confictos a los que el mun-
do se vers abocado en la era de la globalizacién,
con bastante mas profundidad que antes. En
tiempos de conflictos globales, el principio ba-
sado en la sustitucién de la politica y el Estado
por la economia y el mercado pierde su capaci-
dad de conviecién. Ese Estado que vuelve no es
smpre, Sino que ha de transmutarse a las
necesidades de los nuevos tiempos. A la vista de
la amenaza del terror global, pero también de
las catistrofes draméticas, de las migraciones,
de las sustancias nocivas en los alimentos, de la
delincuencia organizada en bandas mafiosas
tmultinacionales, Ulrich Beck opina que «la tni-
ca via que lleva a la seguridad nacional es la de la
cooperacién transnacional: Hay que aplicar un
principio paradéjico: el interés nacional de los,
Fstados les fuerza a desnacionalizarse y a trans-
165nacionalizarse, es decir, a renunciar: as soberas
na para resolver sus problemas nacionales en
tun mundo globalizada [..]. La amenaza terro-
recisamente a un renacimiento del Estado
ional sino al descubrimiento y al despliegue
Jo que yo denomino Estados transnacionales
rrantes. La capacidad de los Estados se vuelve
descubrir y a desplegar més alld de la soberani
y dela autonomia nacionales, en la forma y con
el interés de la cooperacién interestatal, an
‘una amenaza mundial comtin. Esto se esti des
cubriendo y comprendiendo ahora en las repen:
tinas cuestiones geopoliticas de la “seguridad
interior” privada de fronteras en los Estados
cionales; pero también puede trasladarse a cu
tiones tales como la amenaza de una catéstrof
climatica, de la pobreza global, de los derecho
hhumanos y del quebranto de la dignidad hum
‘na en el mundo estatal poscoloniab»
Beck llama la atenci6n sobre uno de los p
ligros centrales de esta época que iniciam
Tecorte de libertades a que puede conducir la I
cha contra el terrorismo global. El mayor ps
igro de estos tiempos de turbacién seria que
forjase una politica de «autoritarismo democré
tico», que se comportara de forma flexible haci
166
GLettetion, frente a los mercados mundiales, y
de modo autoritario hacia el interior. Quienes
se beneficien de la globalizacién deberfan su
suerte al neoliberalismo, mientras que entre log
perdedores de la misma se avivarfa el miedo al
terrorismo y al extranjero y se «suministraria
bien dosificado el veneno de la reetnizacién»,
Si asistimos al final de algo es a Ia idea de
aque se puede tratar el mundo como un gigan.
kesco mercado, y basta, Ambas crisis —Ia poli,
ca y la econémica— indican que necesitamos
mis globalizacién, no menos. No debemos
apartarnos de la globalizacién, sino que ésta
debe estar vinculada al derecho int ,
fomento de normas universales de derechos hue
manos politicos y econémicos, a una accién
concertada para afrontar las principales cuestio.
hes que han planteado los globofobicos. En de.
finitiva, ala globalizacién altemativa que esta.
mos defendiendo.
Se trata de domesticar Ia globalizacién sin
destruirla,
Las dudas sobre la globalizacion se resuel-
ven con mas globalizacién. Son mayores los
problemas de la no globalizacién que los de la
slobalizacién. La ideologia de dejar todo al do-
tminio del mercado no funciona, ya lo estamos
viendo, y el Estado debe desempeftar un papel
167‘mis importante que el que los técnicos del neo-
Tieralisimo le hab programado. La fase his-
t6rica en la que se crefa (y nunca mejor aplicado
el concepto «creencia») que el mercado era la
mejor solucién para todo, ya ha terminado. El
efecto combinado de crisis econdmica y terro-
rismo bélico haré que los gobiernos vuelvan
plantearse au papel, empujados por los ciudax
danos en busca de una mayor proteccién polit
cay social. Si entendemos que ef anarquisma
global de los mercados ha sido ereado por I
‘eologia neoliberal, emergeri esa confianza en
1o paiblico. Si el G-7 y en general los paises de
‘mocréticos empiezan a reconocer la importan
cia del sector pblico reducido hasta la exte
nuacién por décadas de privatizaciones,
utilizar su influencia en los organismos mul
terales (FMI, BM, OMC, OCDE...) para qui
devengan en instrumentos del bienestar glob
¥ no Gnicamente del eapitalismo global. Se
un paso més hacia la creacién de una opinié
piiblica global, de una sociedad civil global.
Cada vez que se produce un acontecimient
extrem, los Gudadanos redeseubvines de.
‘ma aguda la necesidad de lo colectivo, el
de estar gobernados, la importancia de-los
ios pablicos y su buen funcionamientos
nueva sensibilidad esta transformando al
de las claves que parecfan inmutables en el anti-
guo orden neoliberal; por ejemplo, las ayudas
paiblicas a las empresas y sectores, que parcefan
Hegar a su fn, han recobrado su antiguo-prota,
Bonismo; también se ha puesto fin al mito del
Superavit fiscal en un mundo con necesidades,
{Las resistencias a limitar el secreto bancario han