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59.

Kant: uso teórico de la razón


1. Prólogo KrV 2ª edición

“Es imposible indicar un libro, como se puede, en cambio, señalar los Elementos de Euclides y decir:
he ahí la metafísica, ahí encontraréis el nobilísimo objeto de esta ciencia, el conocimiento de un ser
supremo y de un mundo futuro, facilitado por los principios de la razón pura”. Este pasaje del prólogo de
la KrV ilustra el punto de partida de la investigación kantiana sobre la racionalidad teórica. Ante el
innegable avance de las matemáticas y las ciencias naturales en la historia, la metafísica parece desandar
una y otra vez sus pasos sin lograr suscitar el consenso de los filósofos. A partir de esta evidencia, Kant
emprende una investigación trascendental para determinar cuáles son los conocimientos que la razón
pura puede aspirar a conseguir con independencia de la experiencia, es decir, cuáles son los límites del
alcance de la metafísica, entendida no como disposición natural de los seres humanos a interrogarse
sobre la realidades últimas ni tampoco como actividad crítica, que Kant acepta, sino como disciplina que
pretende ampliar mediante procedimientos dogmáticos nuestro conocimiento de Dios, el alma y la
inmortalidad.

Por “investigación trascendental” Kant entiende el discurso acerca de las condiciones puras
presentes en el sujeto que hacen posible el conocimiento de objetos. “Puro” se distingue de “empírico” y
de “subjetivo” en la medida en que la razón pura no se identifica con el yo de un sujeto, sino que hace
referencia a una disposición cognitiva común para todos los seres humanos. En la terminología de Kant,
“puro” es sinónimo de “a priori”, pero no en el sentido de anterior en el tiempo o innato, sino como
universal y necesario. Kant coincide con Hume en que estos dos conceptos no pueden derivarse de la
experiencia, pero la explicación psicológica del filósofo escocés le resulta insatisfactoria:” todo nuestro
conocimiento comienza con la experiencia, pero de ello no se sigue que todo él proceda de la experiencia”.
El conocimiento a priori es posible, la cuestión entonces será: ¿cómo es posible?

Kant aborda este problema distinguiendo entre dos tipos de juicios o proposiciones: analíticas y
sintéticas. Las primeras son explicativas porque el predicado está contenido en el sujeto y su verdad
descansa únicamente en el respeto del principio de contradicción (p.e “todo cuerpo es extenso”).
Mientras, las sintéticas sí amplían nuestro conocimiento de la realidad predicando propiedades, las cuales
no es evidente que se encuentren contenidas de por sí en el sujeto (p.e: “todos los miembros de la tribu
X son bajos”). La clave aquí es que Kant postula la existencia de un tipo de juicio inédito en la filosofía, que
rompe con la noción aristotélica de verdad como adecuación: los juicios sintéticos a priori. Así, de acuerdo
con una “hipótesis copernicana”, no es el entendimiento el que se adecúa a los objetos, sino los objetos
al entendimiento (p.e: todo lo que es, tiene causa”). Kant caracteriza de esta manera a la razón como “un
juez que interroga y obliga a responder a la naturaleza siguiendo un plan investigador”.

La estructura de la obra ‘Crítica de la razón pura’ queda definida en base a dos grandes divisiones.
La primera, doctrina trascendental de los elementos, incluye la estética y la lógica trascendental. La
estética estudia las condiciones a priori de la facultad de la sensibilidad, y la lógica las de la facultad del
entendimiento. Estas facultades no se corresponden con la percepción y la reflexión del empirismo en el
sentido de que Kant no considera a la primera una facultad meramente pasiva mientras que la segunda
no trabaja sólo con ideas que descansan sobre la experiencia, sino también con conceptos a priori. La
lógica trascendental se divide a su vez en analítica y dialéctica trascendentales, la segunda dedicada al
examen de la facultad de la razón, que trabaja con los objetos de la metafísica (Ideas trascendentales:
Dios, alma, mundo). Este último punto se ve ampliado en la segunda parte de la obra, doctrina
trascendental del método, donde Kant desarrolla su plan general de una ciencia dedicada a “conocer
nuestro modo de conocer objetos, en la medida en que este conocimiento es posible a priori”.

2. Estética trascendental

Kant denomina estética trascendental a la investigación acerca de las condiciones presentes en el


sujeto que hacen posible la experiencia sensible. La sensibilidad (Sinnlichkeit) es la facultad por la que
estos objetos (Gegenstände) nos son dados a través de representaciones (Vorstellungen), también
denominadas “apariencias” (Erscheinungen). Es posible distinguir además entre la materia y la forma de
una apariencia en la sensibilidad, la primera es lo que corresponde a la sensación (Empfindung) y se
constituye a posteriori, mientras que por forma de una apariencia Kant entiende la disposición a priori de
la propia sensibilidad en base a dos nociones: el espacio y el tiempo.

El espacio constituye “la forma de todas las apariencias de los sentidos externos”, una condición
subjetiva de la sensibilidad necesaria para posibilitarnos la intuición externa. En cuanto al tiempo, se
define como la “forma del sentido interno, esto es, de nosotros mismos y de nuestro estado interno”. Por
tanto, todas las apariencias se nos representan en el tiempo, pero no todas lo hacen en el espacio. Aquí
surge evidentemente la cuestión de si el tiempo y el espacio pierden así todo estatus ontológico en el
idealismo kantiano, a lo que el autor contesta que dichas formas a priori de la sensibilidad son
empíricamente reales en la medida en que están presentes en toda experiencia del sujeto y son condición
a priori de su posibilidad, pero admite que, desde un punto de vista trascendente, constituyen formas
ideales.

A continuación, Kant desarrolla la exposición trascendental del espacio y el tiempo, es decir, la


explicación de dichas nociones como principio a partir del cual es discernible la posibilidad de otros
conocimientos sintéticos a priori. Dicho conocimiento son las matemáticas, en concreto, la geometría y
la aritmética. La geometría es posible como ciencia en tanto que basa sus investigaciones en el espacio
como forma pura de la sensibilidad humana, determinando de manera sintética y, sin embargo, a priori,
sus propiedades. En cuanto a la aritmética, no determina las propiedades del tiempo, pero sí que se basa
en la noción de sucesión, que surge de dicha forma a priori de la sensibilidad.

Queda demostrado así cómo es posible el conocimiento matemático, es decir, de dónde procede
el carácter necesario de los juicios matemáticos en la experiencia, teniendo en cuenta que es una forma
del saber que prescinde por completo de la misma en sus investigaciones. En efecto, considerando que el
espacio y el tiempo no son conceptos sino formas a priori de la sensibilidad, las matemáticas pueden
aplicarse a la realidad empírica porque son condición de toda representación de dicha realidad en el sujeto
y su forma viene impuesta a priori por el mismo, explicando de esta manera por qué las proposiciones
matemáticas amplían nuestro conocimiento de la experiencia.
3. Lógica trascendental I: analítica

En la siguiente sección de la KrV, Kant se ocupa de exponer las funciones del entendimiento
(Verstand), que se define como la “facultad de producir espontáneamente representaciones”. Esta
producción debe suceder en base a ciertas reglas, las cuales serán descubiertas a través de una
investigación trascendental que cuyo objetivo es estudiar los conceptos y principios a priori del
entendimiento en cuanto condiciones necesarias para pensar objetos (Lógica trascendental). En efecto,
“sin la sensibilidad no nos sería dado objeto alguno, y sin el entendimiento ningún objeto sería pensado.
Los pensamientos sin contenido son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas”.

Para Kant, el entendimiento es la facultad de pensar, y pensar significa juzgar, esto es, la facultad
de subsumir lo particular como referido a una unidad. Dicho de otra manera, un juicio es una síntesis: un
acto de la espontaneidad de la facultad de representación (entendimiento) por el que este establece una
conexión, consciente o inconsciente, entre una multiplicidad de la intuición. Ser pensado o conocido
significa ser subsumido dentro de un juicio, porque el conocimiento no consiste en un mero flujo de
representaciones sin conexión. El entendimiento será entonces considerado como una potencia
unificadora. Para descubrir cuáles son los conceptos a priori/categorías del entendimiento, Kant propone
un método de deducción trascendental tomando como hilo conductor (Leitfaden) los diferentes tipos de
juicio: se pueden hallar todas las funciones del entendimiento si se consigue exponer completamente las
funciones de la unidad en el juicio. El resultado de dicha deducción es la siguiente relación de categorías,
cada una de ellas derivada a partir de un tipo de juicio.

Hay que observar que la tercera de cada grupo de categorías es el resultado de la combinación de
las dos anteriores: así, la totalidad es el resultado de predicar lo particular dentro de lo universal, etc. Por
otro lado, Kant subraya la unidad de entendimiento y sensibilidad en el yo-pienso (apercepción
trascendental), es decir, que debe darse una unidad trascendental y espontánea entre el objeto
perceptivo (multiplicidad) y el objeto pensante (unidad), sea de manera consciente o inconsciente, pues
de lo contrario podría estar representado en el sujeto algo que en cambio no podría ser pensado: la
representación sería imposible o, al menos, no sería nada para el sujeto. De aquí se sigue que toda
experiencia posible es mediata, por los conceptos puros a priori del entendimiento que sintetizan la
multiplicidad de la intuición.

Al profundizar en la conexión entre la intuición y las categorías, surge la cuestión de cuál es la


regla que establece esta dependencia. Kant introduce entonces a la imaginación (Einbildungskraft) como
facultad o potencia mediadora entre entendimiento y sensibilidad a través de la producción de esquemas,
los cuales consisten en determinaciones temporales a priori por las que pueden referirse la multiplicidad
de los fenómenos a la unidad de los conceptos a priori/categorías. En palabras de Kant, un esquema es
una “aplicación de las categorías a las apariencias que se hace posible por medio de la determinación
trascendental del tiempo. Como ejemplos, los esquematismos de las categorías de substancia, existencia
y necesidad son, respectivamente, la permanencia de lo real en el tiempo mientras todo lo demás cambia,
el ser en un determinado tiempo, y el ser un (mismo) objeto todo el tiempo.
Juicios Categorías

1. Cantidad 1. Cantidad

a) Universal a) Unidad
b) Particular b) Pluralidad
c) Singular c) Totalidad

2. Cualidad 2. Cualidad

a) Afirmativo a) Realidad
b) Negativo b) Negación
c) Indeterminado c) Limitación

3. Relación 3. Relación

a) Categórico a) Inherencia y substancia (substancia y


accidente)
b) Hipotético b) Causalidad y dependencia (causa y efecto
c) Disyuntivo c) Comunidad (reciprocidad entre agente y
paciente)

4. Modalidad 4. Modalidad

a) Problemáticos a) Posibilidad/imposibilidad
b) Asertóricos b) Existencia/inexistencia
c) Apodícticos c) Necesidad/contingencia

Finalmente, desde la deducción de las categorías y sus esquematismos, Kant establece cuáles son
los principios sintéticos a priori del entendimiento, en relación con las cuatro categorías:

 Cantidad (“axiomas de la intuición”): todas las intuiciones son magnitudes extensas;


 Cualidad (“anticipaciones de la experiencia”): en todas las apariencias, lo real que es objeto de la
sensación tiene magnitud intensiva (de grado)
 Relación (“analogías de la experiencia / modi del tiempo”): i) en todo cambio aparente se
conserva el “quantum” de una substancia ii) los cambios suceden de acuerdo con las leyes de
causalidad iii) todas las substancias, en cuanto percibidas como coexistentes en el espacio, se
encuentran en interacción.
 Modalidad (“postulados del pensamiento empírico en general”): i) lo que concuerda con las
condiciones formales de la experiencia (sensibilidad y entendimiento) es posible. ii) lo conexo con
las condiciones materiales de la experiencia (sensación) es real. iii) aquello cuya conexión con lo
real está determinada según las condiciones generales de la experiencia es (existe como)
necesario.
De lo anterior se sigue que, si bien la física natural no es en sí uno ciencia pura, sí que existe una
ciencia pura de la naturaleza entendida como propedéutica de la física a posteriori, es decir, que la física
consta de proposiciones sintéticas a priori determinadas por los principios del entendimiento arriba
mencionados, los cuales permiten establecer la necesidad de las leyes físicas y la posibilidad por tanto de
predecir el curso de la naturaleza. Kant consuma de este modo su revolución copernicana de la filosofía,
derivando la necesidad física de los principios a priori del entendimiento, por lo que la ciencia de Newton,
efectivamente, logra ampliar nuestro conocimiento de la realidad. La conclusión de toda esta sección es
que todos los principios a priori del entendimiento puro son estricta y exclusivamente principios a priori
de la posibilidad de experiencia, cuyos objetos posibles (lo que aparece) se denominan “fenómenos”.

4.Lógica trascendental II: dialéctica

A continuación, Kant examina las ideas de las que se ocupa la metafísica, las cuales tienen la
característica fundamental de expresar la máxima generalidad respecto del mundo de lo fenoménico y de
lo nouménico, sin ser dadas nunca, no obstante, a nuestra sensibilidad. Estas ideas extra-fenoménicas las
denomina ideas trascendentales: Dios, alma, mundo. ¿Por qué trascendentales? Porque son condición de
posibilidad del juicio: en la medida en que expresan la búsqueda de lo incondicionado, estas ideas
contienen la aspiración de una unificación cada vez mayor del conocimiento. “Todos los hombres son
mortales; todos los estudiosos son hombres; luego, todos los estudiosos son mortales”, pero, ¿por qué
todos los hombres son mortales? Siempre es posible convertir la premisa mayor de un silogismo en la
menor de un prosilogismo que busca una premisa más general que dé cuenta de una unidad más
comprensiva de un conocimiento. Esta tendencia virtualmente infinita de la razón cristaliza en las ideas
de mundo (máxima generalidad del mundo fenoménico), alma (mundo nouménico) y Dios (totalidad
nouménica y fenoménica). Las tres ideas trascendentales representan así las relaciones más generales
que la razón pura puede representarse. Sin embargo, Kant insiste que, al margen de su valor regulativo
como tendencia de la razón a subsumir la multiplicidad en una unidad cada vez más incluyente, estas ideas
carecen de valor cognitivo ni podemos ampliar nuestro conocimiento sobre ellas en la medida que las
categorías del entendimiento sólo pueden aplicarse a los objetos de la experiencia y el objeto último de
estas ideas se sitúan necesariamente fuera de ella. Kant las examina una a una revelando de dónde surge
el engaño de las investigaciones metafísicas, la “apariencia de verdad” (dialéctica = lógica de la apariencia,
razonar sofístico).

Sobre la idea de alma, Kant observa que la confusión surge de lo que denomina paralogismos de
la psicología racional: lo que no se puede pensar más que como sujeto no existe más que como sujeto y
es, por tanto, substancia; sin embargo, un ser pensante no se puede pensar sino como sujeto; por tanto,
el sujeto existe como substancia. En este silogismo, el uso que se hace del término sujeto es ambiguo,
dado que en la premisa mayor el sujeto se toma objeto mientras que en la premisa menor significa ser
pensante. Por lo tanto, aunque ambas premisas son materialmente verdaderas, de ahí no se sigue que el
ser pensante sea una substancia. Este rechazo a la reificación del yo de Kant sigue la estrategia de
mantenerlo dentro de lo nouménico y sustraerlo así al condicionamiento del mundo fenoménico,
permitiendo postular la libertad del ser humano.
En cuanto al mundo, la metafísica se enreda en lo que Kant condensa en una relación de cuatro
antinomias de la cosmología especulativa. Kant construye cuatro ternas de afirmaciones contradictorias
siguiendo el esquema tesis, antítesis, síntesis donde la tesis representa la postura del racionalismo
respecto al mundo fenoménico y la antítesis la postura del escepticismo. Así, las antinomias expresan las
contradicciones de que el mundo tiene y no tiene un comienzo, que las substancias constan y no constan
de partes simples, que la causalidad es y no es la única razón del movimiento, que pertenece y no
pertenece al mundo algo que existe de modo necesario. Estas antinomias se siguen, según Kant, de aplicar
las categorías del entendimiento a objetos que están más allá de lo fenoménico, en este caso, al “mundo”.

Por último, sobre la idea de Dios, Kant refuta los argumentos teleológicos y establece la imposibilidad
de determinar la naturaleza de la existencia de Dios a través de la razón.

 Sobre el argumento ontológico: la existencia no es una propiedad


 Sobre el argumento cosmológico: el principio de razón suficiente no puede aplicarse a objetos
más allá de lo fenoménico
 Sobre el argumento del designio: el juicio busca un orden a priori en el universo, pero este
principio ordenador pertenece a la razón pura y no a la materia. Juicio teleológico formal a priori.
Independencia de la existencia o inexistencia de sus objetos. Apariencia de finalidad.

5. Idealismo crítico vs. Desarrollos → legado

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