Está en la página 1de 7

CULTURA Y CURRÍCULUM

Coll argumenta que: “El currículum supone la concreción de los fines sociales y culturales, de socialización
que se asigna a la educación escolarizada o de ayuda al desarrollo de estímulo y escenario del mismo” i, además
que el currículum tiene que ver con una instrumentación concreta, en la que describen las funciones de la escuela,
el docente y el alumno enfocado a un momento histórico y social determinado, de acuerdo a las tradiciones de cada
sistema educativo, de la orientación filosófica o pedagógica, en base a lo anterior se determina la función, selección
y organización de los contenidos debido a que cada nivel tiene una función social diferente.

Coll expresa que el currículum es una práxis, y como proyecto concreto “ en un plan construido y ordenado
hace relación a la conexión entre unos principios y una relación de los mismos, algo que ha de comprobarse y que
en esa expresión práctica es donde concreta su valor” ii , y que en dicha práctica se establece un diálogo entre
agentes sociales, elementos técnicos, alumnos y profesores, a su vez menciona que el currículum se expresa en
una práctica y toma significado en la misma, pero ese proceso no es sólo función del currículum sino que está
determinado por diversas variables, por ello es muy importante el análisis del currículum, tanto el contenido como la
forma es necesario para comprender la función de la escuela.

El currículum es el reflejo de los intereses de la sociedad ya que en él influyen las situaciones e intereses
políticos, sociales, económicos y culturales que están detrás de la educación con toda una historia de antecedentes,
las metas establecidas se convierten en estrategias y objetivos de aprendizaje. Por lo que en su mayoría surgen
conflictos entre los intereses de la sociedad y los valores dominantes de la educación, por ello es que Sacristán
expresa que al analizar el currículum podemos conocer la escuela, su función, estructuras, etc.; y que son
instituciones culturales y socializadas que contribuyen a dar seguimiento a un proyecto global de educación, por ello
la enseñanza es el proceso en desarrollo para lograr la finalidad.

En la pedagogía moderna actúa la psicología como predominio, se apoya en el desarrollo humano y en


status, en tanto que al hablar de la discusión de la calidad de la enseñanza “el contenido es condición lógica de
enseñanza, y el currículum es, antes que otra cosa, la selección cultural estructurada bajo claves psicopedagógicas
de esa cultura que se ofrece como proyecto para la institución escolar” iii.

Sacristán considera que para hacer la selección de los contenidos curriculares, se debe partir de un
concepto de educación y éste establece una relación con la cultura para integrar el currículum, se toma en cuenta la
ideología y tiene una intencionalidad, la cual el docente debería manifestarla, el docente realiza la interpretación, y
para ello es imprescindible conocer y comprender la cultura.

Es imprescindible tomar en cuenta el marco histórico de la cultura, para profundizar el conocimiento


enfocado a la generalidad analizada, el diseñador del currículum básico u original debe conocer dichos elementos.

En cuanto a la enseñanza obligatoria, ésta se expresa en un currículum que aborda la cultura de manera
global, “la enseñanza ha de pensarse como una oferta cultural válida para todos” “aceptando a los alumnos tal como
son en un ambiente dado”iv. La enseñanza obligatoria tiene varias justificaciones como son:

*0 Se argumenta tener un carácter social ya que todo individuo tiene derecho a la cultura y la preparación para
la vida y la participación en la sociedad, se organiza como servicio público, se debe eliminar las desigualdades entre
los ciudadanos del país.
*1 Es un proyecto de socialización, la posibilidad de una cultura común, homogeneizando las características de
la sociedad tratando de mantener el orden dentro la compleja sociedad.
*2 La sociedad exige preparación, la evolución de los procesos de producción, etc.

Por lo tanto, es un conflicto al que se enfrentan los diseñadores curriculares al “decidir qué es lo esencial
aprender en la sociedad y en la cultura o dentro de un área o asignatura determinada”, “es una imposición
incongruente con la diversidad de valores y culturas de una sociedad abierta y pluralista, es superficial” v. Además de
todo lo antes mencionado el currículum común debe ser integral.

Selección de los contenidos del currículum


La selección de los contenidos curriculares tiene fundamento en el marco legal, conforme a los artículos
correspondientes de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos promulgada en 1917, en la que
menciona en un fragmento, que la educación debe ser obligatoria, manifiesta que debe ser de igualdad y equidad,
debe propiciar el desarrollo integral del alumno, etc. y una serie de aspectos más, por lo que la selección de
contenidos se torna aún más compleja, las intensiones educativas concretadas se ordenan en el diseño respetando
los principios del aprendizaje significativo, esto lleva a una secuencia de contenidos de lo simple a lo general, el
currículum se apoya en fuentes básicas de análisis: sociológico, antropológico, psicológico, epistemológico y
pedagógico.

Los planes y programas se fundamentan en el enfoque constructivista, por lo que la mayoría de los
docentes nos vamos con la idea de querer que nuestros alumnos sean constructivistas, sin darnos cuenta que quien
debe ser constructivista es el docente, los métodos, las estrategias, las herramientas que utilicemos, no el alumno,
es propiciar el aprender a aprender.

La concreción lleva las intensiones a la práctica. Respecto al diseño curricular César Coll menciona los
componentes de la enseñanza obligatoria, un esquema del diseño curricular y su correspondiente explicación de
ambos, “Primer nivel de concreción: incluye el enunciado de los Objetivos Generales de Ciclo, el establecimiento de
las áreas curriculares y de los Objetivos Generales de cada una de ellas, así como la formulación de los Objetivos
Terminales, de los bloques de contenidos y de las orientaciones didácticas” vi. En este nivel indica el qué enseñar,
ofrece criterios-guía sobre cómo enseñar y evaluar.

Por ejemplo: al analizar el Programa de Educación Preescolar se observa que el Marco Legal básico se
fundamenta principalmente en el Artículo 3ro de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual
argumenta que la escuela debe propiciar el desarrollo integral de los niños, fomentar el amor, los valores, así como
la identidad nacional, a lo que se pone en duda la realización de dicho decreto en la realidad de muchas de las
escuelas tanto particulares como de gobierno, ya que se dedican a cuidar o dar estancia a niños para cubrir el
tiempo establecido en sus contratos y les paguen, encontramos también los Objetivos generales enfocados al
desarrollo del niño en las diferentes áreas, posteriormente se presenta la metodología propuesta manejada por
proyectos, manifiesta los Bloques de contenido a manejar y como guía de ubicación de los contenidos, y actividades
para propiciar el desarrollo integral del niño...

En el segundo nivel de concreción trata sobre la secuenciación y temporalización de los aprendizajes, se


refiere a hechos, conceptos y principios, procedimientos, valores, normas y actitudes, las cuales todas y cada una
de ellas deben estar en congruencia con los objetivos y bloques de contenido implícitos en el primer nivel de
concreción.

Aquí se refiere a los conceptos presentados en los manuales y libros de apoyo para el docente donde se
especifican los conceptos que se manejan a lo largo del programa, o la intención y el enfoque con que se expresa,
manifiesta la secuenciación de las actividades diarias, el manejo de los proyectos, las actividades y temas
propuestos, para guiar el proceso de construcción del conocimiento de acuerdo a la metodología propuesta. En
cuanto a los dos primeros niveles de concreción es necesario conocerlos y comprenderlos, únicamente.

Comentarios personales

Antes que nada debo manifestar que concibo al currículum desde el punto de vista de Gimeno Sacristán,
como un configurador de la práctica, solo una orientación o guía para el docente, con cierta flexibilidad para dar
oportunidad a la implementación, que debiera realizar el docente, todos los docentes realizamos una transposición
didáctica, un proceso de traducción del currículum sólo que algunos de manera consciente, realizan la planeación
de la adaptación, mientras que otros lo realizan inconscientemente y lo realmente lamentable es que en ocasiones
este proceso de convierte en transgiversación del currículum a momento de trabaja. Lo ideal es que tomáramos
conciencia de la labor que realizamos y analizar lo que realmente hacemos, para enseñar y evaluar de manera
congruente, esto es parte de moldear el currículum, adaptación.

Si bien, es cierto que el currículum está basado en los interese de la sociedad en común y por ello se debe
los contenidos abordados de manera general, implica una cultura globalizadora, sin embargo, existe la flexibilidad
del libro abierto para dar oportunidad de que el docente incorpore los intereses y necesidades de los alumnos de
manera específica y particular, por eso el enfoque constructivista de la educación actual.
Existe un gran conflicto referente al proyecto nacional y el regional o estatal, por la diversidad de culturas,
valores, ideologías, etnias, etc. al momento de analizar este tema en grupo me percaté de que realmente no
comprenden la diferencia, justificación e importancia ni la relación que existe entre ambos, todos se niegan a
participar dentro de un currículum establecido por los intereses del gobierno y la sociedad, sin detenerse a pensar
que todos estamos dentro de ese país, de esa sociedad y que para poder crecer como nación debemos empujar
hacia la misma dirección y no contra la corriente, no tenemos la atención de ver más allá de lo que tenemos
enfrente, quizás si por lo menos la mayoría de los docentes realizáramos nuestra labor encaminada realmente al
currículum regional y a su vez con el proyecto nacional nos dejarían perplejos los resultados que se obtendrían.

APROXIMACIÓN A LA RELACIÓN ENTRE CULTURA Y CURRÍCULUM EDUCATIVO


En la actualidad, según Da Silva, nos encontramos sumidos en una lucha decisiva por la definición de lo que
significa una «buena» sociedad, una «buena» educación, del significado de la propia identidad social que queremos
ver construida. Para este autor, en estos momentos el proyecto hegemónico es un proyecto social centrado en la
primacía del mercado en los valores puramente económicos, en los intereses de los grandes grupos industriales y
financieros. De allí, que el currículum educativo se haya convertido en el tema mayor debatido en los ambientes
decisorios de la educación, por cuanto constituye el proyecto de vida institucional donde se materializa el deber ser
de los modelos y proyectos educativos, del ser humano y de la sociedad que se aspira. Por consiguiente, no es
ninguna coincidencia que el currículum educativo sea el objetivo de las reestructuraciones y reformas educativas
que se están discutiendo en nombre de la eficiencia social y económica; ya que constituye el espacio dónde se
concentran y desdoblan las luchas alrededor de los diferentes significados de lo social, lo educativo y lo político.
Especialmente, sí se entiende como el lugar donde los grupos sociales dominantes expresan su visión del mundo,
su proyecto social y su verdad respecto a la política educativa.
El currículum bien como texto o como discurso constituye un elemento simbólico primordial del proyecto social de
los grupos de poder. Por tanto, es cada vez más urgente la discusión acerca de la concepción de cultura en la que
se fundamenta la concepción dominante del currículum la cual constituye una vía para la producción de identidades
como productos acabados y abstractos, representados en el ser humano “objeto”. Cuando en contraste, emergen
perspectivas paradigmáticas que reclaman el retorno del sujeto y el entendimiento del currículum como una noción
esencialmente dinámica de la cultura.
En este sentido, es necesario entender la cultura sin el velo del afán homogenizador de la sociedad y de la
educación propia del sistema imperante que caracteriza un estilo predominante de educación en la cual la cultura es
concebida como un producto de consumo pasivo que esconde las pistas del proceso de su construcción, por la
imposición, internalización y uso de códigos y simbolismos preelaborados que se reproducen y justifican a través del
currículum y su praxis.
En el proyecto hegemónico se abstrae la cultura de su proceso de producción para convertirla simplemente en una
cosa objetivada. Visión tradicional de la relación entre currículum y cultura que se asientan en una concepción
estática de la cultura. Ésta es concebida como un producto finalizado, como resultado de la formación humana..
De esta manera, el trabajo incierto e indeterminado de la cultura, el proceso abierto y vulnerable de la formación
simbólica, tiende a quedar fijado, inmovilizado, la significación queda reducida al registro y la transmisión de
significados fijos, inmóviles, intrascendentes.
De esta manera, la concepción de cultura se legitima a través del currículum con el sello de una razón técnico-
instrumentalista propia de la ideología empirista y positivista. De allí, el reclamo urgente para develar y enfrentar
esta situación con la identificación de sus condicionantes y la toma de conciencia de la necesidad de transformación
y recreación de lo ideológico epistemológico y doctrinario que avalan las políticas y proyectos educativos.
Estas características de la cultura y del currículum proyectan una función educativa del Estado donde sólo existe lo
planificado y lo previsto sometido a políticas concretas bajo el disfraz de la objetividad, la cientificidad y la
neutralidad. Razones que impiden detectar el carácter problemático del núcleo principal del sistema educativo,
representado por las intenciones o propósitos de la educación, y en el cual nunca aparece visible quién, cuándo y
dónde se decide lo que debe enseñarse. Interrogantes que responden a la existencia de un currículum oculto que va
implícito y contiene lo ideológico subyacente de los proyectos educativos.
La política curricular del Estado se expresa y legitima por medio de los textos, las pautas, las guías, las normas, etc.,
lo que ha generado en la actualidad una “industria cultural” alrededor de la escuela y lo educativo, con razones que
desplazan ciertos procedimientos y conceptos epistemológicos, para imponer un tipo de conocimiento y
metodologías, ya predeterminadas como válidas. Tales declaraciones, revelan el ser del currículum y el significado
que tiene como instrumento de poder, cultura e identidad, como proyecto en que lleva en sí, de manera implícita y
explícita, la razón de la sociedad y la persona que se aspira alcanzar, con la educación oficial institucionalizada.
Por estas razones, el currículum es simplemente el reflejo, la reproducción condensada del conocimiento existente,
que es a su vez, como ya vimos, es un reflejo de un tipo de realidad. Las concepciones estáticas de la cultura y las
concepciones realistas del conocimiento que componen el entendimiento más difundido sobre el currículum se
hayan estrechamente vinculadas a las relaciones de poder.
Puede decirse que la concepción actual de la cultura, en la que se basa la concepción dominante del currículum, es
fundamentalmente estática. En esta concepción, la cultura es vista apenas a través de su aspecto como producto
terminado. Como consecuencia de ello, la cultura sólo puede ser dada, transmitida, recibida.
Por otra parte, las perspectivas culturalistas emergentes con una visión transformadora y emancipadora del dominio
de la razón instrumental, con otro modo de concebir al ser humano y las relaciones de la sociedad y de la
educación, fuera de esa estructura de poder- sometimiento, proponen la puesta en práctica de otros códigos de
significación que restituyan la reflexión y la acción, con el propósito de que se origine la humanización de los
espacios de realización humana y se restablezca la educación como espacio de construcción y recreación Pérez.
Para esta visión cualitativa, una concepción renovada del currículum debe basarse en una visión dinámica de la
cultura como creación, como producción. En lugar de su carácter final; se trata de resaltar la capacidad que tiene la
cultura para trabajar los materiales recibidos, mediante una actividad constante de deconstrucción y desmontaje por
un lado, y de creación, construcción y recreación, por el otro. La cultura como proceso vivo en constante
transformación: vista menos como producto y más como producción, producción de sentido, como práctica
significante de la diversidad humana en todas sus dimensiones y manifestaciones. Para Da Silva, el trabajo de
producción de la cultura se da en un contexto de relaciones sociales, en un contexto de relaciones de negociación,
conflicto y poder. En este sentido, el currículum educativo, lo mismo que la cultura, se comprenden como prácticas
de significación, prácticas productiva de relaciones sociales, que engendran relaciones de poder y producen
identidades sociales.

CURRÍCULUM EDUCATIVO, CULTURA E IDENTIDADES SOCIALES

El individuo moderno homogeneizado, objetivado e identificado, representa la unicidad, el producto logrado por la
educación recibida, en fin el producto concluido. En el proyecto positivista economicista, la educación se ha
entendido como el vehículo instrumental para alcanzar metas económicas compatibles con sus aspiraciones e
intereses. Una educación que va a producir y quiere producir por un lado un grupo de individuos “objetos”,
adaptados; a históricos; individuos obedientes al sistema económico y por el otro lado, un grupo de individuos
privilegiados; seleccionados para la dirigencia.
Así lo reafirma Da Silva6 cuando expresa: El trabajo de la educación se reduce al proceso de fijación y
naturalización del sentido, a una proyección idealizada, al de la producción dualista de dos tipos de
sujeto, por un lado, el sujeto optimizador del mercado, el individuo triunfante y depredador del nuevo
orden mundial. Y, por otro lado, la producción de la gran masa que sufre el presente con desesperación
y que contempla sin esperanza de futuro los esfuerzos monótonos y repetitivos por alcanzar un status a
través de una educación que conduce a una identidad marcadamente eficientista y rentista .

De allí, se sostiene que el currículum establecido maneja ciertos códigos disciplinares, ciertos saberes y prácticas;
incluye a ciertos individuos y excluye a otros; establece diferencias, construye jerarquías y produce identidades.
Se reconoce por tanto, que la educación institucionalizada y el currículo se encuentran en el centro del proceso de
formación de esa identidad requerida. Los gerentes de la educación oficial condensan en los proyectos educativos y
curriculares bien preparado y empaquetado el sentido y el significado de lo social, lo político y lo educativo: es el
pensamiento de la desregulación, la competitividad , la adaptación al «nuevo orden mundial» y la globalización7 .
Hoy día, es innegable que esa identidad hegemónica ha hecho crisis en el sujeto de la educación. Ésta ya no es tan
firme y segura, se encuentra amenazada, es el centro de las disputas por la representación y por la distribución de
recursos materiales y simbólicos; en ella se focaliza el reclamo por el retorno del sujeto, de ese ser humano perdido,
alienado y cosificado. Nuevas identidades sociales emergen y las identidades reprimidas cuestionan, se rebelan y
la identidad homogeneizada soberana, asentada en una localización aparentemente firme y segura se ve
estremecida8).
Ahora, desde la perspectiva culturalista las identidades se definen a través de un proceso de producción de la
diferencia, de un proceso que es fundamentalmente cultural y social. La diferencia y por tanto la identidad son
producidas en el interior de prácticas de significación en las que los significados son contestados, negociados,
transformados.
La identidad al igual que la cultura ya no puede concebirse como producto acabado, no se trata ya de cosas. Ambos
procesos humanos son objeto de una construcción incesante y los resultados de esa construcción, lo mismo que las
prácticas de significación a las que están vinculadas, son siempre inciertos, indeterminados, imprevisibles. Lo que
indica que debe pensarse en la identidad como una producción que no está nunca completa; constituida en el
interior de relaciones multiculturales y diversas que están siempre en proceso, procesos humanos siempre en
movimiento, en lo individual y lo colectivo.
Las identidades son categorías inherentemente sociales y políticas. La identidad, más que una esencia, es una
relación y un posicionamiento. Y, desde esta perspectiva, el currículum se concibe como un espacio de creación y
recreación de identidades sociales . El currículum está implicado en aquello que somos, en aquello que seremos o
nos convertiremos. El currículum produce , el currículum nos produce.
i
José Gimeno Sacristán y Ángel I. Pérez Gómez. “Aproximación al concepto de currículum”. Análisis curricular.
Antología básica. UPN. México. 1994. p. 24.
ii
IDEM
iii
IDEM p. 27
iv
José Gimeno Sacristán. “La cultura de la enseñanza obligatoria”. IDEM. p. 72
v
IDEM. p. 74
vi
César Coll Salvador. “Un modelo de currículum para la enseñanza obligatoria” IDEM. p. 96

También podría gustarte