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Según Carter (2011), los sentimientos de ansiedad tienen una explicación neurobiológica:

cuando el niño experimenta ansiedad (Ej. La madre lo acaba de dejar en el preescolar y él no


quiere separarse de ella), esto genera una estimulación neurobiológica que hace que el niño
tenga una respuesta de llanto, rechazo del maestro y búsqueda continua de la madre hasta
que el proceso de tranquilización comienza. Sin embargo, si este proceso de estimulación
neurobiológica sucede constantemente sin un adecuado proceso de tranquilización, o cuando
el proceso de autorelajación es muy primitivo o no hay apoyo parental, la experiencia de
ansiedad puede convertirse en algo insoportable y abrumador para el niño.

Por lo tanto, el maestro y/o el psicólogo entra a jugar un papel muy importante al ayudarle al
niño a comenzar un proceso de relajación a través de diferentes actividades que serán
discutidas a continuación.

“El Collage de la Alegría” (adaptada y traducida de P. Goodyear-Brown, comunicación


personal, Mayo 2010).

Invite al niño a que haga un dibujo de un lugar en donde él se sienta feliz y seguro. Proveer
diferentes materiales para que el niño lo decore (colores, crayolas, marcadores, recortes de
revistas, colbón, algodón, etc…). Hágale preguntas acerca de ese lugar: a qué huele, qué
sonidos hay, texturas, sabores, etc.

Explíquele al niño que puede cerrar los ojos e imaginarse estando en este lugar en momentos
en los que está asustado o ansioso. El collage puede ser utilizado como una herramienta de
apoyo que le recuerde este lugar en aquellos momentos de ansiedad.

Anterior a la actividad, se les puede pedir a los padres que les den fotos que los niños puedan
incluir en sus collages como un medio para recordarlos y calmarse cuando no están con ellos.
(Es importante estar atentos en casos en que el niño crea un lugar en el cual no hay felicidad
o seguridad, o cuando el niño se pone más ansioso al cerrar los ojos, pues puede ser un
indicativo de trauma).

“Contar Hasta Cinco” (“Five-Count Breathing”, adaptada y traducida de Goodyear-


Brown, 2010)

Los niños deben de inhalar durante un conteo de cinco, retener el aire durante otro conteo de
cinco, y exhalar durante otro conteo de cinco. Se puede dibujar una estrella trazando una línea
de ésta cada vez que se cuenta hasta cinco (P. Goodyear-Brown, comunicación personal,
Mayo 2010):

“Sube y Baja” (“Rise and Fall”, adaptada y traducida de P. Goodyear-Brown,


comunicación personal, Mayo, 2010)

Es importante enseñarle al niño la respiración diafragmática. El niño se acuesta en el suelo y


se pone una pelota en el estómago. Al respirar diafragmáticamente la pelota sube al tiempo
que el estómago sube. El objetivo es hacer que la pelota caiga al suelo debido al aire que
hace subir el estómago.

“Respirando con Burbujas” (“Bubbles in Breath Work”, adaptada y traducida de


Goodyear-Brown, 2010)

Se le explica al niño las diferentes formas en las que se pueden soplar burbujas y se hace la
demostración:

1. “Si respiro y boto el aire rápidamente, no salen muchas burbujas”.

2. “Si respiro profundo y boto el aire con fuerza, puedo hacer muchas burbujas”.

3. “Pero si respiro profundo y boto el aire lentamente, tan lento que ni siquiera puedo
escuchar mi propia respiración, puedo hacer una burbuja muy grande”.

Luego se permite que los niños ensayen y practiquen las tres formas motivándolos a que
produzcan una burbuja grande (como en la tercera forma).

Esto también puede realizarse con chicle (goma de mascar). El niño debe tratar de hacer una
bomba tan grande como pueda sin explotarla (Carter, 2011).
“Molinos como Puntos Focales” (“Pinwheels as Focal Points, adaptada y traducida de
Goodyear-Brown, 2010)

Los niños crean su propio molino y lo utilizan como un objeto que les ayude a enfocar su
respiración. Inicialmente, el niño debe sostener el molino cerca de su boca y soplarlo. Luego
debe de sostenerlo cada vez más lejos de su boca hasta que su brazo esté completamente
estirado hacia el frente. De esta manera, el niño tiene la oportunidad de practicar respiración
profunda, pues cada vez hay que respirar más hondo con el fin de hacer girar el molino. Debe
hacerse énfasis en respirar diafragmáticamente (que no suban los hombros cuando se inhala
sino que suba el estómago).

Los molinos pueden ser decorados con imágenes de objetos que generen relajación en el
niño, como por ejemplo una foto de su juguete, libro o comida favorita.

“La Caída de las Burbujas” (“The Bubble Fall”, adaptada y traducida de Goodyear-
Brown, 2010)

Las burbujas pueden ser utilizadas para desarrollar relajación muscular progresiva, la cual es
una intervención que ha sido utilizada para combatir la ansiedad. Se comienza creando un
ambiente de relajación (prender una luz tenue, poner música suave) y se invita al niño a que
se acueste en el suelo sobre su espalda. El maestro y/o el psicólogo luego sopla burbujas en
el aire y el niño debe concentrarse en el aterrizaje de estas burbujas en su cuerpo. Luego se
les pide a los niños que tensionen su cuerpo (puede hacerse por grupos de músculos, primero
los músculos de la cara, luego los brazos, luego las piernas…) y comenzarlos a relajar a
medida que las burbujas van aterrizando en su cuerpo. De esta manera, el niño relacionará la
caída de las burbujas con la relajación y esta imagen puede ser recordada en momentos de
estrés o ansiedad.

“La Cabeza en las Nubes” (“Head in the Clouds”, adaptada y traducida de Goodyear-
Brown, 2002)

Esta actividad puede utilizarse con el fin de promover habilidades de imaginación para que el
niño aprenda a volver a estas imágenes en momentos en los que se sienta ansioso. Se
comienza contándole al niño una historia sobre una nubecita que se perdió del resto de las
otras nubes y comenzó a tomar la forma de diferentes cosas que iba viendo (ej. Un tiburón, un
payaso, un sombrero, “la nubecita tomó la forma de dos árboles porque le gustó la manera en
que los árboles nunca se movían y estaban siempre en un mismo lugar”). Luego se le pide al
niño que imagine qué forma le gustaría ser si fuera la nubecita y que la cree con crema batida.
Si se está trabajando en grupo se les puede pedir a los niños que cierren los ojos y que
imaginen que están tomando la forma que cada niño creó, y al final se les puede pedir que
creen una nube entre todos. La posibilidad de tocar la crema batida y tener una experiencia
sensorial incrementa la posibilidad de que el niño recuerde la actividad. Posteriormente el niño
puede recordar estas imágenes en momentos de estrés y ansiedad.

Los niños también pueden ir afuera, acostarse en el pasto, mirar las nubes y encontrar
diferentes formas que puedan tener. Esta actividad es en sí misma relajante.

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