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Desarrollo de la Autovaloración en el Adolescente

CÓMO DESARROLLAR LA AUTOVALORACIÓN


EN EL EDUCANDO
(Psicopedagoga Ma. Elena Toso)

“ LA CONFIANZA EN UNO MISMO

ES EL PRIMER SECRETO DEL ÉXITO”


Emerson

AUTOCONCEPTO Y AUTOESTIMA

La imagen personal o autoconcepto es lo que cada persona “se dice a sí misma sobre sí misma”. Se
relaciona con aspectos cognitivos pues implica la percepción e imagen que cada uno tiene de sí mismo.
El concepto de sí mismo es la base de la autoestima.
El término autoestima indica los aspectos evaluativos y afectivos. Describe la sensación interna de
satisfacción o insatisfacción consigo mismo. La autoestima determina que la gente se quiera, o, por el
contrario, esté descontenta consigo misma. La autovaloración involucra las emociones, los afectos, los
valores y la conducta.

No son conceptos excluyentes. Todo lo contrario. Se implican y se complementan. Un


autoconcepto positivo lleva a una autoestima positiva y viceversa.
El autoconcepto y la autoestima son el resultado de un largo proceso, determinado por un gran
número de experiencias personales y sociales. Los éxitos y fracasos, las valoraciones y comentarios de las
personas que rodean al niño, el ambiente humano en que crece, el estilo educativo de padres y

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profesores y los valores y modelos que la sociedad ofrece van cincelando de forma casi imperceptible, el
autoconcepto y la autoestima.

Algunas personas con profundos sentimientos de ineptitud se valen de defensas consistentes en


“representar un buen papel”. “Sus esfuerzos no se concentran en ser sino en parecer”. (Horney).

El verdadero yo de tales individuos no tiene oportunidad de desarrollarse. Los niños o


adolescentes “completamente seguros de sí mismos” pueden ser ejemplo de personas que alientan
sentimientos ocultos de ineptitud. Al no sentirse capaces en el interior, conceden particular importancia
al hecho de parecer competentes desde el exterior. De manera inversa, el que se siente firmemente
capaz no necesita mostrar siempre a los demás una imagen perfecta de sí mismo.

DIMENSIONES DE LA AUTOESTIMA

 Física: es la percepción que una persona tiene tanto de su apariencia y presencia físicas como de sus
habilidades y competencias para cualquier tipo de actividad física.

 Social: es la consecuencia de las relaciones sociales. Implica sentirse aceptado o rechazado por los
demás, capacidad para solucionar problemas interpersonales, sentimiento de pertenencia.

 Afectiva o Emocional: Se refiere a la autopercepción de características de personalidad tales como


sentirse simpático o antipático, estable o inestable, valiente o temeroso, tímido o desenvuelto,
tranquilo o inquieto.

 Académica: describe la autopercepción de la capacidad para enfrentar con éxito las situaciones
escolares. La valoración de la capacidad intelectual. Es el resultado de todo el conjunto de
experiencias, éxitos y fracasos escolares del niño.

 Ética: se relaciona con el hecho de sentirse una persona buena y confiable o, por el contrario, mala y
poco confiable. También incluye atributos como sentirse responsable o irresponsable, trabajador o
flojo.

Cuando el niño es pequeño, su visión sobre sí mismo depende de la opinión de los otros,
especialmente de sus padres y docentes; no es todavía capaz de criticar “lo que se dice de él”, y tiende a
decir sobre sí mismo lo que otros han dicho de él.
Por lo tanto, mientras más positiva sea la imagen que trasmitimos al niño sobre sí mismo, mejor
será para su desarrollo emocional.

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RECUERDE:

 Lo que la persona siente respecto de sí misma afecta su manera de vivir la vida.


 La autoestima elevada se funda en la creencia, por parte de cada uno, de ser digno de amor y
valioso.
 El niño-joven debe saber que importa por el mero hecho de existir.
 El alumno debe sentirse competente en el manejo de sí mismo y su entorno. Necesita sentir
que tiene algo que ofrecer a los demás (dimensión trascendente de la autovaloración)
 La alta autoestima no es engreimiento; consiste en que la persona se sienta serenamente
cómoda de ser quién es.

EL ENTORNO Y LA FORMACIÓN DE LAS PROPIAS IMÁGENES

 Todo niño posee los elementos necesarios para gustar de sí mismo.


 El niño-joven aprende a verse a sí mismo tal cual lo ven las personas importantes que lo
rodean.
 Construye su autoimagen de acuerdo con las palabras, el lenguaje corporal, las actitudes y los
juicios de los demás.
 La alta autoestima surge de experiencias positivas.
 La conducta del niño se ajusta a su autoimagen.
 El niño-joven puede tener confianza en sí mismo en un terreno y en otros no; su forma de
actuar nos da claves para deducir si siente que opera desde una posición fuerte o débil.
 Cuando el alumno se considera inepto, espera fracasar y actúa en consecuencia. La seguridad
personal, en cambio, le da el valor y la energía necesaria para salir al paso de cualquier tarea;
le permite esperar vencer; y también actúa en consecuencia.

Las personas que logran realizar lo que se proponen, no es que tengan más capacidad, sino que
creen y confían en sí mismas. Estas personas tienen gran esperanza en sus proyectos, ponen de ellos
mucha energía y esfuerzo, no esperan que las cosas les sucedan, sino que toman la iniciativa, buscan
activamente la forma de llegar a la meta y una vez pensado y decidido el camino, emprenden con
entusiasmo la tarea y ejecutan las acciones para llevar a cabo lo que quieren conseguir.

Una persona que se quiere y se valora,

también logra querer y valorar a los demás.

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AUTOESTIMA Y RENDIMIENTO ESCOLAR

El rendimiento escolar está íntimamente ligado al desarrollo emocional del niño y del adolescente.
Desde pequeños se evalúan sus logros y fracasos, los cuales van dejando huellas difíciles de borrar en su
autoestima. El éxito que obtengan les permitirá desarrollar la confianza en sí mismos, valorarse y sentirse
dignos de ser queridos. Un niño con un buen nivel de autoestima establece mejores relaciones
interpersonales y es capaz de respetar los principios y las ideas de los otros sin por ello dejar de tener
ideales propios.
Un niño que se valora a sí mismo es capaz de trabajar con perseverancia para conseguir las metas
que se propone, porque siente que es capaz de hacerlo, no se siente disminuido cuando necesita ayuda,
porque al reconocer su propio valor le es fácil reconocer el valor de los demás.

Por el contrario, el alumno que no confía en sus capacidades no tendrá la motivación necesaria
para enfrentar los desafíos que se le presentan en la vida, menos aún, los de un año académico. Teme
tomar decisiones porque se anticipan al fracaso y está preocupado por lo que los demás piensan de él.
Suele ser inhibido, crítico, poco creativo, o como conducta compensatoria, puede desarrollar una
tendencia a menospreciar los logros de los demás, así como a tener conductas agresivas o desafiantes.
Con esto, a su vez es rechazado por los otros. Así, mientras menos valora a los demás es, a su vez, menos
valorado por el mundo externo.

La adolescencia es un período crítico para quienes tienen problemas de autoestima. La necesidad


de ser aceptados y queridos, junto con la mayor autonomía que tienen los jóvenes de hoy, es un factor
de riesgo que los predispone a presentar problemas de tipo conductual como adicciones, etc.

La familia y el colegio deben tomar conciencia de que el joven buscará aceptación en el lugar
donde pueda encontrarla. Las heridas a su autoestima que pueda sufrir en esta etapa no sólo tendrán
efectos a corto plazo, sino que pueden mantenerse más adelante.

Vivimos en una época donde se privilegia la utilidad del conocimiento. La sociedad exige formar
personas útiles, productivas, competitivas en el ámbito comercial y económico. Este hecho provoca un
deterioro en la formación de nuestros alumnos, pues se prioriza ante los requerimientos del medio la
entrega de conocimientos sobre la formación espiritual, social y artística, componentes insustituibles de
la realización pena de la vida del ser humano.

Es necesario que los padres y docentes, asuman un rol activo en el desarrollo de una autoestima
positiva y tomen conciencia de los efectos emocionales que tienen la aprobación y el rechazo.

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“Debemos tener en cuenta que la meta del sistema educativo no es sólo el lograr que los alumnos aprendan, sino que

también sean personas felices, sintiéndose competentes, aceptados y queridos” . ( Saffie Ramírez)

PYGMALIÓN y GALATEA en el AULA


(Extraido de :Bonet, José V., Manual de autoestima. (1997) Sal Terrae. 7° Edición.)

Cuenta Ovidio en su Metamorfosis que Pygmalión, rey de Chipre, esculpió una estatua de mujer
tan hermosa que se enamoró perdidamente de ella. Luego invocó a sus dioses, y éstos convirtieron la
estatua en una bellísima mujer de carne y hueso, a la que Pygmalión llamó “Galatea”, se casó con ella y
fueron muy felices.
A este conocido mito cultural, escritores y pensadores de todo tipo, en especial psicólogos y pedagogos
contemporáneos, le atribuyen el sentido siguiente: las expectativas que una persona concibe sobre el
comportamiento de otra pueden convertirse en una “profecía de cumplimento inducido”.

El “efecto Pygmalión” es un modelo de relaciones interpersonales, según el cual las expectativas,


positivas o negativas, de una persona influyen realmente en otra persona con la que aquélla se relaciona.
Este modelo ha sido cuidadosamente estudiado y comprobado en el comportamiento de niños y jóvenes,
tanto en el aula como en el hogar; y también en otros muchos grupos humanos.

La clave del efecto es la AUTOESTIMA, pues las expectativas positivas o negativas del “pigmalión”
emisor se comunican al receptor, el cual, si las acepta, puede y suele experimentar un refuerzo positivo o
negativo de su autoconcepto y autoestima, que, a su vez, constituye una poderosa fuerza en el
desarrollo de la persona.

Ser “pigmalión” positivo NO consiste en abrumar a la otra persona con fabulosas e ilusorias
expectativas que pueden hacerle creer, equivocada y peligrosamente, que es el centro del mundo, ni
tampoco en proponerle metas que no estén realmente a su alcance, creándole tensiones destructivas que
pueden empujarle a la ruina. No consiste en imponer, sino en acompañar.
Ser “pygmalión positivo” consiste en una actitud de cálido aprecio e interés por la otra persona,
por su bien, por su felicidad, por su desarrollo...Una actitud que le hace permanecer alerta a cualquier
signo de bondad, de capacidad, de talento, y que incluso le permite descubrir y adivinar los valores
latentes en la otra persona. Una actitud que inspira palabras, gestos y acciones que ayuden al otro a
descubrir y utilizar sus propios recursos, a descubrirse a sí mismo y a seguir su camino.Y todo ello con

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paciencia y benevolencia, con rigor y disciplina, dando libertad, alentando y animando, confirmando y
apoyando...y, cuando parezca oportuno y provechoso, corrigiendo y sancionando.

EJERCICIO
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 Pregúntese si ha conocido “pigmaliones” positivos o negativos a lo largo de su vida.


Haga una lista de los “pigmaliones” positivos. Recuerde con detalle los momentos y los modos en que
ejercieron su función.

 Recuerde aquellas ocasiones en que usted haya ejercido de “pigmalión positivo”, visualice el rostro de las
personas, y saboree la satisfacción de haberlo hecho.

LA AUTOESTIMA EN EL AULA

Por el año 1964, Rosenthal, profesor de la universidad de Harvard, decidió comprobar el “efecto
Pygmalión” en el caso de estudiantes desaventajados en una escuela de una pequeña ciudad de
California. Se planteó la siguiente cuestión: las expectativas favorables del educador ¿inducen, por sí
mismas, un aumento significativo en el rendimiento escolar de los alumnos?
Todo apunta a la conclusión de que las expectativas del docente constituyen uno de los factores
más poderosos en el rendimiento escolar de sus alumnos. Un profesor que espera buenos resultados de
sus alumnos, el rendimiento de éstos se aproximará mucho más a su capacidad real que si los espera
malos.
Las expectativas positivas y realistas del educador influyen positivamente en el alumno; las
negativas lo hacen negativamente.

Las expectativas positivas y realistas del “pygmalión positivo” no funcionan por arte de magia, sino
que potencian lo que ya está latente en el alumno, creando en el aula un clima más conducente al
crecimiento y aprovechamiento de éste, suministrándole más información, respondiendo con más
asiduidad e interés a sus esfuerzos, ofreciéndoles más oportunidades para que le haga preguntas y le dé
respuestas... El educador, con sus palabras y el modo y momento de decirlas, con la expresión de su
rostro, con sus gestos, con su contacto visual..., en suma, con su manera de considerar y de tratar al
alumno, comunica a éste el concepto positivo que le merece su persona, despertando en él un mayor
aprecio y confianza en sí mismo; una mayor autoestima, en suma, que le alienta y le motiva a rendir más y
mejor.

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La efectividad del “efecto Pygmalión” depende en gran medida de la autoestima del propio
“Pygmalión”. Podemos afirmar que el mejor “pygmalión positivo” de sí mismo es el mejor “pygmalión
positivo” de sus alumnos.

El educador que posee una alta autoestima suele ser el más efectivo a la hora de inspirar en sus
alumnos una autoestima elevada.

SUGERENCIAS a EDUCADORES interesados en la autoestima de sus alumnos:

Esforzarse por robustecer su propia autoestima como persona y como docente, pues los
estudiosos de este tema están de acuerdo en que los educadores que poseen actitudes afirmativas hacia
sí mismos, es decir, que se aceptan, se respetan, se aprecian, están mucho mejor preparados para
infundir autoconceptos positivos en sus alumnos.

Tener en cuenta que la modificación de la autoestima del alumno es un proceso posible, gradual y
lento, en algunos casos más que en otros; y que por tanto, requiere mucha paciencia. La dinámica del
“efecto Pygmalión”, no se puede aplicar mecánicamente: presupone que creemos en las posibilidades del
alumno y apostamos por él, lo cual no siempre es fácil.

Considerar que, no podemos no comunicar nuestras actitudes positivas o negativas hacia el


alumno. Directa o indirectamente, con palabras o con gestos no-verbales (muchas veces más elocuentes
que las meras palabras), con lo que hacemos o dejamos de hacer, consciente o inconscientemente, no
podemos dejar de comunicar nuestra actitud hacia el alumno, el cual suele percibirla, aunque no siempre
sea capaz de conceptualizarla. De ahí la importancia de que el educador tome conciencia, de vez en
cuando, de su actitud hacia todos y cada uno de sus alumnos.

Recomendaría a los educadores que se esforzaran por crear en sus aulas un ambiente
caracterizado por los siguientes factores:

RETO, es decir, proponer metas altas, pero alcanzables, para que el alumno pueda descubrir su capacidad
de mayor rendimiento.

LIBERTAD de equivocarse, para que el alumno aprenda a tomar decisiones por su cuenta, sin miedo a que
le rechacen o le humillen, y se sienta libre de amenazas y chantajes.

RESPETO visceral hacia la persona del alumno, porque, si le tratamos con verdadero respeto, su auto-
respeto aumentará, y él aprenderá a respetar a los demás.

CORDIALIDAD, pues se ha demostrado que existe una correlación positiva entre la cordialidad del
educador en el aula y la autoestima del alumno.

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DISCIPLINA, porque se ha comprobado que los jóvenes educados en un entorno excesivamente permisivo
suelen tener menos autoestima que los formados en un entorno razonablemente estructurado, firme,
exigente y, a la vez, cordial. O sea, una disciplina que brote del interés cordial del educador por el alumno.

ÉXITO, es decir, un estilo educativo orientado más a promover y facilitar el éxito que a subrayar y corregir
el fracaso, porque, generalmente, nos damos cuenta de nuestros recursos más a través del éxito que del
fracaso. El elogio apropiado es más conducente al rendimiento escolar que la crítica y la corrección
punitiva.

En resumen . . .

Se ha comprobado que la concurrencia en el aula de reto, libertad, respeto, cordialidad, disciplina


y éxito contribuyen poderosamente a desarrollar la autoestima del alumno y a propiciar su rendimiento
escolar. Y, por el contrario, cuando falta alguno de estos factores, su autoestima se resiente.

ÉXITO Y FRACASO

La valoración de la imagen que el niño va formándose de sí mismo depende, además, de la forma


en que él va percibiendo que cumple las expectativas de sus padres y docentes, en relación a las metas y
a las conductas que se esperan de él. Si siente que no logra lo que se espera de él, va a pensar que no es
como debería, se sentirá poco capaz y poco valioso, lo que irá menoscabando su autoestima.

Las experiencias de éxito y fracaso son decisivas para la imagen personal, por ello es necesario
planear las exigencias, de tal manera que la mayor parte de las veces el niño pueda cumplir lo que se le
pide.

Si se le solicita que realice tareas más difíciles que sus habilidades, el fracaso le hará sentir que sus
capacidades son insuficientes para cumplir las expectativas de los demás.
Cuando una actividad es muy difícil y le “queda grande” al niño, no sólo lo desalentará para hacer
esa tarea, sino que se sentirá incapaz en relación con esa habilidad en general.
Si las exigencias se planifican de una manera apropiada, los niños aprenderán que son capaces.

Por eso es desaconsejable adelantar a los niños en el colegio en relación con su edad cronológica.
Es preferible que sientan que les sobra capacidad a sentirse sobreexigidos, especialmente ante las
primeras experiencias escolares.
Por otra parte, la medida en que el estudiante atribuye el éxito o el fracaso a factores internos o
externos influye en el logro de la tarea. Por ejemplo, un alumno de buen rendimiento que tiene éxito, lo

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atribuirá a su propio esfuerzo o a su habilidad; mientras que el adolescente de bajo rendimiento que
tiene éxito, lo atribuirá a que la tarea era muy fácil o a que tuvo suerte. A la inversa, cuando fracasa,
atribuirá su bajo rendimiento a que la tarea fue excesiva o a que tuvo mala suerte.
¿APROBACIÓN O DESAPROBACIÓN?

La aprobación y la desaprobación son dos mecanismos que contribuyen a formar imágenes


personales positivas o negativas.
Si se tiende a desaprobar continuamente lo que el alumno hace, y siempre se señala lo que le
falta por hacer en vez de lo que ha logrado, la atmósfera será crítica, y por lo tanto, él será inseguro,
apático o bien rebelde.
Si por el contrario, la relación tiende a ser de “valoración positiva” y a especificar lo que se ha
hecho, más que lo que le falta por hacer, el niño será más seguro y positivo para autovalorarse.
Siempre es preferible aprobar que criticar, y no es bueno mezclar la aprobación con la crítica.
Si es imprescindible hacer una observación negativa conviene elegir un momento tranquilo y privado.
Cuando un niño o joven tiene experiencias positivas, acompañadas de valoración positiva, sentirá
que es capaz de hacer muchas cosas y subirá él mismo sus metas. Por el contrario, si le salen mal las
cosas y, además, es criticado sentirá “que no es capaz de hacer lo que se espera de él” y, por lo tanto, sus
metas llegarán a ser bajas.

El tener metas altas animará al alumno para plantearse con iniciativa y fuerza todo aquello que se
propone frente a la vida.
Sin embargo el elogio excesivo incomoda a los niños y más aún a los jóvenes y pueden sentirse
presionados a destacarse cada día.

INTERVENCIÓN DEL DOCENTE


EN LA AUTOESTIMA DEL ALUMNO

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Los docentes y preceptores tienen los medios para hacer que los niños y jóvenes adquieran
confianza, se sientan bien consigo mismos y logren una motivación intrínseca para alcanzar lo que ellos
quieran.
En relación a la formación de la autoestima en estudiantes, Reasoner sugiere algunas pautas que
pueden sintetizarse en pautas:
 Cree un ambiente de seguridad en los alumnos con el fin de que éstos pierdan el miedo al ridículo
y la vergüenza.
 Propicie un clima de aceptación y de mutuo respeto para que los estudiantes obtengan el máximo
de beneficio de las actividades.
 Explicite los cambios advertidos en sus alumnos para que ellos observen sus progresos.
 Permita la expresión de sus puntos de vista y opiniones aunque discrepen con la suya. Favorezca el
diálogo y la reflexión.
 Evite exponerlos a una posición en la que tengan que compartir información sobre sí mismos, a
no ser que se sientan cómodos al hacerlo. Debe dárseles el derecho a abstenerse de responder si
ellos no lo desean.
 Sea cuidadoso con la información proveniente de conversaciones confidenciales que mantenga
con sus alumnos.

Por otra parte, el investigador concluye que es importante crear las siguientes condiciones básicas
en los alumnos dentro del aula:

 Sentido de seguridad
 Sentido de identidad y autoconcepto
 Sentido de pertenencia
 Sentido de propósito
 Sentido de logro personal

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DIFICULTADES ESPECÍFICAS DE APRENDIZAJE Y AUTOESTIMA

Al alumno con dificultades de aprendizaje le es difícil estudiar y/o lograr buenos resultados. Este
niño, desde que nace y comienza a aprender, percibe que es distinto porque siempre va un paso más
atrás que sus iguales.

Su imagen se deteriora, se da cuenta que sus trabajos no están tan bien hechos como los de sus
compañeros, que a pesar de dedicar tiempo al estudio no logra sacarse buenas notas, su expresión se
minimiza, pierde espontaneidad y disminuye su creatividad.

En los hogares de estos estudiantes, la importancia atribuida al “rendimiento escolar” provoca en


la mayoría de los casos una dinámica familiar alterada. Los padres se angustian y transmiten ese
sentimiento al hijo.
Cuando el niño cree que su inteligencia es limitada, tiene pocas razones para el optimismo y la
esperanza en la interacción con sus padres, éstos adoptan el mismo razonamiento.
Al intervenir como mediadores, es necesario hacer ver a los padres la importancia de adoptar una
visión dinámica de la inteligencia de sus hijos, como una capacidad susceptible de variación y cambio.
Según la concepción de la inteligencia de Feuerstein, R., ésta se visualiza flexible, que puede moldearse a
voluntad, aunque no niega que haya una herencia básica. Este autor afirma que con un entrenamiento
adecuado, el niño puede rendir y desarrollar su potencial de aprendizaje.

Es importante que el alumno sienta que su docente está interesado en él, lo identifica con su nombre,
sabe lo que le gusta y también sabe lo que para él significa esfuerzos mayores.

Para el adolescente es importante que el adulto reconozca sus ideas y creaciones, le haga ver y sentir que
son valiosas.

Cuando el joven percibe un clima de confianza y respeto por parte del adulto, acepta ser guiado a través
de preguntas y sugerencias, porque el afecto es un factor importante para el buen crecimiento emocional
y un armónico desarrollo intelectual.

Se deben brindar espacios y tiempos para que los alumnos resuelvan sus problemas, tomar decisiones
eligiendo sus estrategias de estudio y de trabajo escolar, para que descubran su propio estilo cognitivo
que los llevará a ser cada vez más hábiles, más sociales, más afectuosos y que sepa que no está solo
frente a su aprendizaje, que sienta que hay un adulto a su lado que confía en él y en su capacidad.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Ramírez, N. S.¿Valgo o no valgo? Autoestima y rendimiento escolar. Chile. (2000). Ed. Lom.
2. Briggs, Dorothy CEl niño feliz. España. (1999). Ed.Gedisa, S.A.

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3. Milicic, Neva, Vivir en familia. Chile
4. Bonet, José V., Manual de autoestima. (1997) Sal Terrae. 7° Edición.
5. Gardner, Howard, Inteligencias múltiples.
6. Gómez, M. y Coronado M., Lista para evaluar las inteligencias múltiples de los estudiantes.

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