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Encuentro Intrapersonal
Fritz Perls, con mucho humor decía: todo lo que necesitaba era su destreza,
la colaboración del paciente, algunos pañuelos desechables, la “silla caliente”
y una silla vacía.
La idea del encuentro intrapersonal es bastante simple: hacer que dos o más
lados de una persona se relacionen entre sí de modo que se establezca un
diálogo.
Ejemplo
Una mujer explica que le gustaría recordar el sueño que tuvo la noche anterior. Se
le instruye a que llame al sueño, que se dirija a él directamente, y ella dice con una
voz muy baja y monótona: “Ven, sueño, quiero recordarte”. Cuando se le hace
prestar atención a la falta de sentimiento en su llamado, vuelve a intentarlo varias
veces, pero sin éxito.
Muchos de los encuentros, y tal vez los más importantes, son en formas particulares de una
muy diseminada división en la personalidad: el “yo debiera” versus el “yo quiero”.
Sólo entonces se escuchará mutuamente los dos maestros. Una vez que llegan a sus
sentidos (en este caso, que se escuchen el uno al otro), se abre la puerta de la integración y
la unificación. La oportunidad de hacer una persona entera a partir de la división, se hace
cierta.
Asimilación de proyecciones
Cuando decimos “se siente bien” en lugar de “yo me siento bien en relación
con...”, “se siente incómodo” en lugar de “yo me siento desagradado”, nos
estamos proyectando en el “ELLO”. Puede ser un asunto de lenguaje o para
disimular nuestro compromiso personal, minimizar nuestra asertividad o
enmascara la responsabilidad de nuestras reacciones.
Ejemplo
T: Por favor, repite esto ahora como tu propia afirmación acerca de ti misma y ve
si calza.
P: Soy aburrida. Soy poco interesante y no puedo creer que yo te agrade o que
quieras brindarme tu atención, ya que no puedo darte nada que valga la pena. Por
supuesto. Esto es exactamente lo que pienso.
Asimilación de proyecciones.