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Mito Juarez
Mito Juarez
Título inadecuado
Cabe señalar que el título de “benemérito de las Américas” es ilegítimo para Benito
Juárez, ya que la legislatura colombiana que así lo nombró, no tenía, ni podía
tener jurisdicción en las demás naciones del Continente Americano, ni
autoridad para otorgar un título que fuera reconocido por todas ellas. 3
Presidencia ilegítima
El Tratado McLane-Ocampo
1
Castillo Peraza, Carlos. México: de la frontera conflictiva a la construcción del mundo, en Palabra, revista
doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional, Año 12, No. 48, abril-junio, México 1999, p. 22
2
Ibid., p. 21
3
Cf. García Gutiérrez, Jesús. Apuntes para una vida del Lic. Benito Juárez, México (s.f.).
4
Schlarman, Joseph H.L. México, Tierra de Volcanes, de Hernán Cortés a Miguel de la Madrid Hurtado,
Porrúa, México 1993, p. 357
2
El gobierno de Zuloaga había sido reconocido por todas las potencias, inclusive
por el de Estados Unidos que tenía esperanzas en obtener lo que ya les había
prometido Comonfort: la cesión de una parte muy considerable del territorio
nacional y el paso a perpetuidad por el Istmo de Tehuantepec. Como John
Forsyth, ministro plenipotenciario de los Estados Unidos recibió una rotunda
negativa de Zuloaga para aceptar estas vergonzosas proposiciones, se apartó del
gobierno de Zuloaga y se dirigió al de Juárez. Forsyth llegó al extremo de tener en
su propia casa a los jefes de la revolución juarista para que conspiraran a
mansalva.
Francisco Bulnes (notable polemista liberal y autor de los famosos libros: “El
verdadero Juárez y la verdad sobre la Intervención y el Imperio” y “Juárez y las
revoluciones de Ayutla y de Reforma”; la publicación de estas obras entre 1904 y
1905 causó un gran revuelo a nivel nacional) señala que si las proposiciones de
los Estados Unidos hechas por Forsyth hubieran sido aceptadas por el gobierno
conservador, “la marina de guerra americana hubiera arrojado a Juárez de
Veracruz, el efecto de los 25 millones hubiera sido dar el triunfo a la reacción y el
Presidente Buchanan hubiera dado todo su apoyo material y moral a Miramón.
Los reaccionarios sacrificaron sus intereses de partido a su aversión por vender
territorio a los Estados Unidos”.5
5
Ibid., p. 358
6
Cf. Márquez Montiel, Joaquín. Historia de México, segundo año, JUS, México 1969, p. 161
7
Schlarman, op. cit., pp. 360-361
3
En realidad, Gómez Farías, liberal masón, fue un gran traidor y mil veces traidor
porque dejaba morir de hambre al heroico ejército de Santa Anna que – al decir de
Pereyra – no podía sostenerse, pues le faltaba el alimento hasta para los heridos
(671); y en cambio, se solazaba a cada triunfo del invasor. Cuando los marinos
estadounidenses desembarcaban en la isla de Sacrificios gritó hecho un loco:
8
Márquez Montiel, Joaquín. Apuntes de Historia Genética Mexicana, JUS, México 1950, p. 79
4
“quemen cohetes, repiquen, viva la libertad, esto está concluido” (Cuevas, p. 261).
Y como si esto fuera poco, numerosos oficiales del ejército mexicano, que eran de
filiación masónica, confraternizaban con sus “hermanos” del ejército enemigo,
como lo asegura un autor insospechable, el masón Mateos (Historia de la
masonería, pp. 106 y 111).9
En este sentido, Efraín González Luna escribía sobre el siglo XIX en México: Las
logias sembraban y cultivaban intensivamente; las ideologías tóxicas eran
fertilizantes activísimos: la ambición y el rencor reclutaban copiosamente
voluntarios de la fácil aventura del poder político, que lo era también de la riqueza,
de fanatismo sectario, del ensayo social a costa ajena y de la impunidad.10
El sitio de Veracruz
A principios de 1860 Miramón sitió a Veracruz para impedir que Juárez siguiera
legislando desde ahí bajo la égida estadounidense.
Cuando Juárez supo que los buques de Miramón iban a bloquear Veracruz, lanzó
una circular declarando piratas a los buques el 25 de febrero de 1860. Asimismo
se puso en comunicación con Mister Twyman, cónsul estadounidense en
Veracruz, y por su medio con el Capitán Turner, encargado de la flota
estadounidense, la cual se hallaba entonces en la bahía de Veracruz. Como
resultado de ello, tres buques de guerra estadounidenses, el Saratoga, el Wave y
el Indianola, llevando izada la bandera de los Estados Unidos, atacaron en aguas
de México y pusieron fuera de combate a los buques mexicanos de guerra (6 de
marzo de 1860) y éstos, con su cargamento de armas para Miramón, fueron
enviados a Nueva Orleáns, acusados de piratería. Allí las autoridades
estadounidenses rechazaron la acusación de piratería y censuraron a Turner por
su acción; pero ya Juárez se había salido con la suya, y Miramón, a consecuencia
de esa intromisión injustificada de los buques estadounidenses, tuvo que levantar
el sitio de la plaza.
confiscación estaba prohibida por el artículo 22” (leyes de Reforma, pp. 2 y 38).
Así pues, esa ley, como todas las de Reforma, fue una adición que desgarraba
cada artículo de la ley fundamental a la cual Juárez tenía por bandera y reformaba
a cañonazos, que dijera Rabasa (La organización política de México, p. 162).13
Fue patente el despilfarro que se hizo de los bienes de la Iglesia y del saqueo de
que fueron víctimas algunos templos, como las catedrales de México, Morelia,
Zacatecas, y la Colegiata de Santa María de Guadalupe. Jamás gobierno alguno
del México independiente había tenido tantos recursos a su disposición
como el de Juárez en 1861, a consecuencia de la nacionalización de los bienes
eclesiásticos, que importaron más de 60 millones de pesos. Pero jamás tampoco
había habido el despilfarro que entonces. Los bienes se regalaban por casi
nada y en realidad sólo sirvieron para enriquecer a unos cuantos.
Según las leyes civiles, no podía venderse ninguna propiedad nacional si no era
en subasta pública y previo avalúo. Nada de esto se observó entonces. Las
ventas se verificaron por contratos secretos, los cuales desaparecieron cuando
Juárez marchó a San Luis Potosí. Como ejemplo de venta censurable se cita la
del Colegio de Puebla tasado en 200 mil pesos y vendido en cinco mil. 14
13
Ibid., pp. 115-116
14
Gutiérrez Casillas, S.J., José. Historia de la Iglesia en México, editorial Porrúa, México 1984, p. 317
15
Cf. Conferencia del Lic. José González Torres. La Constitución, el pensamiento liberal y Acción Nacional,
en Romero Silva, Gabriel. Memorias del PAN (1957-1959), Tomo V, EPESSA, México 1993, pp. 23-26
16
Vasconcelos, José. Breve Historia de México, Colección Linterna Mágica, No. 30, editorial Trillas,
México 1998, p. 296
7
Eso resultó ser un gran bocado para los ricos sin escrúpulos, golosos de tierras...
A esos ricos los llama Molina Enríquez “Nuevos Criollos”, en cuyas venas ni
siquiera corría siempre sangre española.17
Gobierno en bancarrota
En efecto, tan pésima fue la administración del gobierno juarista, que en poco
tiempo se encontraba en bancarrota y tenía que pedir un préstamo forzoso y
ordenar, por medio del Congreso “que se faculta al gobierno para que se
proporcione recursos de cualquiera manera que sea con el fin de destruir a la
reacción” (Cuevas). Por su parte los Estados Unidos por conducto de su
representante Mr. Corwin, ofrecieron a Juárez un préstamo con hipoteca de
terrenos baldíos en varios Estados del norte, pagaderos en seis años so
pena de perder México esos terrenos baldíos. Juárez aceptó el convenio, no
así el Senado norteamericano. Además, Juárez consintió, por medio del
convenio “Wike-Zamacona” que los agentes consulares ingleses cobrasen
directamente de las aduanas, o más bien, de los importadores, las asignaciones
para los tenedores de bonos, autorizándolos para examinar los libros. El liberal
Vigil confiesa que este convenio “hubiera equivalido a perder nuestra soberanía
sin disparar un cañonazo, incompatible absolutamente con el honor y la
independencia de la República”.19
17
Schlarman, op. cit., p. 444
18
Ibid., p. 367
19
Márquez Montiel, Historia de México, op. cit, pp. 167-168
8
Por temor al poder político de los porfiristas, Juárez le ofreció a Porfirio Díaz el
puesto de Presidente de la Suprema Corte de Justicia, aunque era evidente su
20
Schlarman, op. cit., pp. 445-448
9
El gobierno de Juárez se encontró, al triunfo del partido liberal, con una situación
por demás dolorosa. Los capitales habían huido al extranjero; la industria se
encontraba en bancarrota; las personas de verdadero valer habían emigrado o se
habían retirado de la política; el bandolerismo se hallaba en su apogeo y, para
colmo de desgracias, el gobierno, con sus reformas legales a la Constitución y su
persecución religiosa contribuyó a aumentar el caos y la anarquía.
Otras incongruencias
Juárez gobernó durante 15 años, más del doble que Antonio López de Santa
Anna, quien apenas pudo sumar unos seis años de gobierno. Santa Anna,
ambicioso y petulante, astuto y despótico, fue más que nada, Santaannista, y si es
verdad que reprimiendo el vandalismo hizo bien al país, con todo, su dictadura,
particularmente la de 1853-1855, hizo gemir de dolor al pueblo. Y sin embargo,
debe advertirse que esta última vez, para evitar la anarquía que se extendió sobre
la nación después de la infame guerra que nos hizo Estados Unidos, fueron los
mismos yorkinos los que lo reinstalaron en el poder, ya que yorkinos fueron
Gregorio Dávila y Benito Juárez que lo llamaron a la presidencia, y yorkinos
también Basabre y Miguel Lerdo de Tejada, que fueron a traerlo hasta su destierro
de Colombia, como lo asienta el masón José M. Mateos en su “Historia de la
masonería en México” (cap. XVII, p. 124).22
Casi todas las acusaciones que se hicieron a Maximiliano, podían con igual
derecho hacérselas a sí mismos Juárez y sus secuaces; pero a Juárez le
importaba tremendamente la sentencia de muerte del Emperador... Hasta supo
21
Márquez Montiel, Historia de México, op. cit., pp. 202-203
22
Márquez Montiel, Apuntes de Historia Genética Mexicana, op. cit., pp. 98-99
10
Además de esto, no hay que olvidar que la mayor parte de los liberales se adhirió,
con todo el pueblo, a la intervención y al Imperio. Risa da, pues, la estúpida ley del
25 de mayo de 1862, promulgada por Juárez, en que se declara traidores a los
intervencionistas y monarquistas porque – como lo apunta Pereyra – “declaraba
prácticamente culpables a todos los mexicanos, puesto que la autoridad de
Maximiliano fue reconocida por la gran mayoría del pueblo”... Los mismos
liberales no pudieron menos de servir a quien les ayudaba a vivir en orden y
tranquilidad, porque para ellos el Imperio – como dice Bulnes – “fue la verdadera
gloria, la verdadera Patria, la verdadera doctrina política” (463). En vista de esto
no es de extrañar que Payno haya encontrado – después del Imperio – ciento
cuatro mil solicitudes de empleo al gobierno de Maximiliano, hechas por los
liberales, por lo que Lerdo de Tejada le dijo: “si publica usted la lista nos
quedamos sin partido liberal” (Bulnes, 577). Pero, qué más: el mismo Juárez pidió
desde el Paso, Texas, donde vivía, a su apoderado en México, que revalidara los
bienes eclesiásticos que se adjudicó, reconociendo por ese hecho la autoridad
del Emperador...
25
González Luna, Los católicos y la política en México, op. cit., pp. 44 y 46. Para comprender cómo fue
posible que una minoría anticlerical, antirreligiosa, a veces fanáticamente antirreligiosa, lograra tomar el
poder y fuera capaz de imponer contenidos doctrinarios, así como una Constitución que no estaban de acuerdo
con las convicciones de la gran mayoría del pueblo mexicano, puede leerse el interesante y esclarecedor
estudio de psicología social del doctor Juan Auping Birch (México y la modernización: la autoimagen
compleja del mexicano en el cambio, en México en el Cambio, Fundación Konrad Adenauer, México 1992,
pp. 34-44), quien explica cómo a raíz del trauma del mestizaje se cristalizaron conductas desordenadas
durante una evolución cultural de siglos, que hasta cierto punto fueron causa de rezagos económicos y
políticos de México.
26
Loza Macías, Dr. Manuel. El Pensamiento Económico y la Constitución de 1857, editorial Revista
Milicia, A.C. (Congregaciones Marianas), México 1984, pp. 280-281. (Primera edición, editorial JUS, 1959).
Previamente doctorado en economía por la Universidad Católica de Milán, el autor presentó esta tesis con la
que obtuvo el doctorado en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Cabe mencionar que
el expresidente Miguel de la Madrid realizó su tesis de licenciatura en derecho con similar título: “El
pensamiento económico en la Constitución mexicana de 1857”, en la que poco aborda temas económicos y sí
bastante más cuestiones de orden jurídico. La política económica de tendencia neoliberal (de la Madrid-
Salinas de Gortari-Zedillo) se inicia en el sexenio de Miguel de la Madrid, el cual estuvo marcado por una
galopante inflación, controlada al final de su mandato por un pacto de “solidaridad” económica con control de
precios y bajos salarios. Fue en dicho sexenio cuando los comerciantes comenzaron a poner rejas al interior
de sus negocios debido al aumento de robos.
27
Castillo Peraza, Carlos. La primera oficialidad, en Palabra, revista doctrinal e ideológica del Partido
Acción Nacional, Año 3, No. 10, octubre-diciembre, México 1989, pp. 106-107. Castillo Peraza también
señala que se ... puede cotejar los de la generación fundadora de Acción Nacional con los de quienes dieron
vida, empuje y alma a una organización ejemplar: la Unión Nacional de Estudiantes Católicos, la célebre
UNEC. Las coincidencias son notables y bien puede afirmarse que la primera oficialidad – “mandos
intermedios” o “cuadros”, diríamos ahora – que tuvo el PAN, estuvo mayoritariamente constituida, en
calidad y en cantidad, por unésicos. P. 104
12
28
Cf. Loza Macías, Manuel. México: ¿una Revolución malograda?, Cuadernos para hoy, No. 17,
Secretariado Social Mexicano, México 1967
13
El destacado historiador José Bravo Ugarte afirma que: ... es de notar que el
hombre símbolo de la Constitución de 1857 violase tan manifiestamente, con el
plebiscito, su artículo 127, que reservaba toda reforma constitucional al Congreso
y a las Legislaturas. Salvo pequeñas interrupciones, Juárez usó siempre, aun
durante este Periodo Constitucional, de “facultades extraordinarias”, dándoles la
mayor amplitud posible: comenzó por prorrogarse las que se le habían concedido
para hacer frente a la Intervención Francesa, alegando que, no habiéndose
firmado la paz, subsistía el estado de guerra, aun cuando no hubiera ya un solo
soldado francés en nuestro territorio... La muerte encontró a Juárez en pleno y
amplísimo uso de facultades extraordinarias... el presidente de la Constitución de
57 “no gobernó nunca con la Constitución”, como dice Rabasa... Juárez había
perdido prestigio en el partido liberal por el anticonstitucional plebiscito con que
deseaba reformar la Constitución y por las reformas que hizo a la Ley Electoral
(14 de agosto de 1867)...
Comenzando 1887, el gobierno trató de unir sus programas con los de Juárez por
medio de una manipulación oficial del mito de Juárez que consistía en
celebraciones, estudios laudatorios y libros de texto... Juárez existe principalmente
como un mito en México... El mito de Juárez consiste de tres elementos
principales: el hombre ligado a una realidad histórica, los significados asociados al
nombre (formando, en conjunto, el símbolo) y finalmente el grupo, institución o
individuo específico que crea y emplea el símbolo. Este mito ha sido parte integral
de la historia mexicana desde 1867... Las conmemoraciones en honor de Juárez,
en la ciudad de México, a menudo se convirtieron en demostraciones de elogio de
los ocupantes de la silla presidencial... Los representantes del PRI tomaron
siempre parte y a menudo hicieron discursos... Organizaciones estudiantiles y
laborales, formadas generalmente por empleados gubernamentales con el día
libre, formaban las necesarias “masas”... Las publicaciones del gobierno ayudaron
a los presidentes de la República en su esfuerzo para aprovechar y elaborar el
mito de Juárez... En 1959 un decreto estableció una Comisión de Libros de Texto
Gratuitos... El patrocinio gubernamental de los centenarios de Juárez culminó con
la proclamación de 1972 como “Año de Juárez” en México... Ya en 1972 los
gobiernos mexicanos tal vez se habían convertido en los agentes más importantes
en el desarrollo y perpetuación del mito de Juárez en México.32
Weeks afirma que el Partido Acción Nacional trató a Juárez como una creación
“oficial”, algo diferente del hombre real, y de importancia para los que lo alababan
sólo como medio de afianzar sus intereses. Por ejemplo, el periódico (la revista)
del PAN, “La Nación”, reaccionó ante la celebración del 21 de marzo de 1953 y
dijo que fue un asunto en el que los participantes usaron a Juárez sólo como un
medio para promover su causa.34
“La Nación” atacó lo que consideraba la corrupción del gobierno de Alemán, por
medio de una referencia a Juárez: “Si – dijo La Nación – de acuerdo con la frase
de sus mismos partidarios, Juárez guardó – sin aplicar – la Constitución para
salvarla, las cosas se ponían más fáciles. Y el general Sánchez Taboada se siente
dispuesto a ‘salvar’ la Constitución y hasta la democracia, mientras no falten los
regalitos a cargo del presupuesto”.36
En 1971 “La Nación” señaló que los seguidores de Echeverría, el candidato del
PRI, emplearon la celebración del nacimiento de Benito Juárez con el fin de atraer
apoyo para su candidato,37 reseñó Weeks.38
34
Cf. 21 de marzo, en revista La Nación, 29 de marzo, México 1953, p. 4
35
Cf. La familia en el monumento: con sus acarreados, en revista La Nación, 29 de marzo, México 1959, pp.
3-4; Ver también: El finado don Benito, en revista La Nación, 26 de julio, México 1947, pp. 3-4
36
18 de julio. Cómo fue el anti-constitucional juramento de la Constitución, en revista La Nación, 24 de
julio, México 1950, p. 24
37
Cf. Revista La Nación, 1º de abril, México 1971, p. 8
38
Weeks, op. cit., pp. 154-155.
39
Wilkie, James W., y Monzón de Wilkie, Edna. México visto en el siglo XX: entrevistas con Manuel
Gómez Morín, JUS, México 1989, p. 115