n lo que se refiere al tema que nos ocupa, el hecho de que un niño
aprenda a controlar sus impulsos le puede ayudar a superar demandas importantes que generan estrés (tareas, exámenes, etc.), a aprender a esperar su turno, a aprender a escuchar y a aprender a pensar antes de actuar. Saber controlar los impulsos también favorece la relación de un niño con sus iguales, con sus profesores y con otros adultos con los que se relacione dentro del marco educativo