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INSTITUCIONALIZACIÓN

La sociedad se descubre como una realidad objetiva, es decir, exteriorizada;


independiente de los autores que la producen y como objetivada; constituida por mundos de
objetos separados de los objetos. Es este doble proceso de exteriorización y objetivación, en la
medida en que se apoya en el conocimiento común tipificador y en las interacciones cara a
cara, lo que alimenta los procesos de institucionalización en sentido amplio: la
institucionalización se manifestaría cada vez que las clases de actores efectúan una tipificación
reciproca de las acciones habitualizadas. Considerando que Berguer y Luckman parten desde
la idea de“que la realidad se construye socialmente y que la sociología del conocimiento debe
analizar los procesos por los cuales esto se produce” se hace necesario entonces, para poder
acceder a este proceso desde una manera más entendible, poder reconocer cómo se da esta
tipificación.

A diferencia de otros animales, el ser humano como organismo termina de constituirse


en interrelación con el medio ambiente. En este proceso de desarrollo, se va interrelacionando
no sólo con un ambiente natural determinado sino también con un orden cultural y social
específico, en donde este organismo carece de los medios biológicos necesarios para
proporcionar estabilidad al comportamiento humano dado que sus relaciones con su ambiente
se caracterizan por su apertura con el mundo.

La existencia humana así, se desarrolla empíricamente en un contexto de orden,


dirección y estabilidad que está precedida por un orden social dado que la transforma en una
relativa clausura al mundo. La inestabilidad inherente al organismo humano exige como
imperactivo que el hombre mismo proporcione un contorno estable a su comportamiento; el
mismo debe especializar y dirigir sus impulsos. Estos hechos biológicos sirven como
presupuesto necesario para la producción del orden social, en donde la especialización y el
rumbo de la actividad que faltan en el equipo biológico del hombre están provistos por las
acciones habituales. Es la habituación la que permitirá, gracias al cúmulo de conocimientos,
reproducir con economía de esfuerzos y tiempo, diferentes actividades.

En palabras de Berger y Luckman, la institucionalización aparece cada vez que se da


una tipificación recíproca de acciones habitualizadas por tipos de actores, y por ende, toda
institución es toda tipificación de esta clase. Sin embargo, es preciso subrayar la reciprocidad
de las tipificaciones instituciones y la tipicidad de las acciones, pero también de los actores en
esas instituciones. La propia institución tipifica a su vez, a los actores y a las acciones
individuales. En tanto estas tipificaciones se comparten y son accesibles a todos los integrantes
de un determinado grupo social, siendo esta accesibilidad, una característica fundamental de
las instituciones.

Al mismo tiempo, las instituciones implican historicidad y control, adquieren cierta


solidez y estabilidad gracias a la acción de la historia, a través de fenómenos de cristalización
de las tipificaciones y los hábitos y de su sedimentación en curso del tiempo, pero no sólo en
reservas comunes de conocimientos. En lo que respecta a su carácter controlador, como
expresan los autores, es inherente y está aislado de cualquier mecanismo de sanción que se
establezca para su mantenimiento, en donde éstas controlan el comportamiento humano
estableciendo pautas, definidas de manera previa, que lo canalizan en una dirección
determinada. Respecto a esta dimensión, el sociólogo francés Pierre Bourdieu, considera a la
institucionalización como una “economización del ejercicio del poder”; ya que por medio de las
instituciones, se ejerce la disciplina como técnica racional de dominación para poder lograr el
efecto normalizador.

Así mismo, las instituciones, que en la experiencia concreta se manifiestan


colectividades que abarcan grandes cantidades de gente, deben especializarse en un proceso
de división de trabajo en donde los propios actores desempeñaran, en función de cada
institución, roles sociales diferenciados. Esta división del trabajo y las innovaciones llevarán a
nuevas habituaciones, ampliando más el trasfondo común a ambos individuos. En otras
palabras, estará en vía de construcción un mundo social que contendrá en su interior las raíces
de un orden institucional en expansión.

En consecuente de todo lo anteriormente explicitado, para mantenerse, los universos


institucionales requerirán de legitimaciones de orden cognitivo y normativo que son formas
simbólicas que permiten su conocimiento y que les confieren valor. Además, la
institucionalización al ser transmitida a otra generación se perfecciona y, tomando lo que
expresa el sociólogo Emilio Tenti Fanfani, los conceptos ad hoc se convierten en instituciones
históricas y estas formaciones adquieren así, objetividad. Por todo esto expresado es que, las
instituciones se vuelven administradoras de la realidad, del “así se hacen las cosas”.

Aunque esta objetividad del mundo institucional pueda parecerle masiva al individuo,
es una objetividad de producción y construcción humana, ya que justamente, es mediante el
proceso de objetivación que los productos externalizados de la actividad humana llegan a
alcanzar el carácter de objetividad.
Mediante todo este proceso de institucionalización, es que el mundo institucional se vuelve
una actividad humana objetivizada, así como lo es cada institución de por si, en donde la
relación entre el hombre –productor- y el mundo social –su producto- se vuelve y sigue
siendo dialéctica de manera que el producto vuelve a actuar sobre el productor, interviniendo
en ese proceso dialectico continuo, la externalización, la objetivación y luego la internalización,
en donde cada momento de la realidad social se corresponde con una caracterización esencial
del mundo social. De esta manera, se regresa al punto de partida: como expresan Berger y
Luckman “la externalización es la sociedad entendida como un producto humano, mientras
que, a la objetivación le corresponde la sociedad percibida como una realidad objetiva y para la
internalización, el hombre es un producto social”.

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