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Daniel Canogar CIUDADES EFIMERAS Exposiciones Universales: Espectaculo y Tecnologia Imaginario JULIO OLLERO EDITOR Agradecimientos: Por su generosa aportacién de material fotogrifico: Soledad Alvarez-Coto en EXPO 92, ea Buckminster Fuller Institute en Los Angeles, Davis, Brody and Associates en Nueva York, Dawn Geigerich en el Queens Museum of Art, Albert Khan & Associates en Detroit, Moshe Safdis & Associates en Summit, Mass. ‘A Rafael Canogar, Marga Clark y Ann McKenzie por sus numerosas sugerencias y cuidadosa lectura del manuscrito, © 1992 Daniel Canogar © 1992 JULIO OLLERO EDITOR Campomanes, 8. 28013 MADRID ‘Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducci6n total 0 parcial de esta obra sin consentimiento previo, y por escrito del editor. ISBN: 84-7896-037-6, Depésito Legal: M-15.815-1992 Composicion: Anjana Ediciones, S.A. ImpresiOn: Grafur, S.A. Encuadernacion: Ramos, S.A. CAPITULO PRIMERO TERRENOS DE TRANSICION: LA GRAN EXPOSICION INTERNACIONAL DE LONDRES DE 1851 LA GRAN EXPOSICION INTERNACIONAL DE LONDRES DE 1851 ES CONSIDERADA como la primera Exposicién Universal, e inaugura un fenémeno social de trascendentes consecuencias para la cultura occidental. La exposicién fue una oportunidad para demostrar al mundo la superioridad industrial britdnica a mediados del siglo XIX. La libertad de comercio, las virtudes del sistema democrético y la coexistencia pacifica de todas las naciones, fueron algunos de los lemas que acompajiaron la organizacién de la muestra. La Gran Exposicién Internacional, también llamada la Gran Exposicién de los Productos de la Industria de Todas las Naciones, 0 simplemente la Exposicién del Palacio de Cristal, es ademas un supremo monumento a la ingenierfa victoriana. De todos los productos industriales que se mostraron en la exposicién, fue Ja estructura de hierro y cristal del Palacio de Cristal la que mejor representaba el espiritu emprendedor de la época. El autor de esta formidable estructura fue Joseph Paxton, conocido por los invernaderos que habja construido para el Duque de Devonshire en Chatsworth. Inspirado por las fibrosas costillas que recubrian la superficie del victoria regia, el mds grande de los nentifares, Paxton finalmente soluciona el problema estructural de los invernaderos que queria construir en Chatsworth. Serdn estos mismos principios vegetales que Paxton empleard en el Palacio de Cristal. EI proceso por el que la construccién de Paxton Ilegé a materializarse ha quedado ampliamente documentado en diversas crénicas de la época. El Principe Alberto, marido de la Reina Victoria, habia presidido durante varios afios la Sociedad de las Artes. Esta sociedad venfa organizando exposiciones anuales que premiaban objetos industriales y de las artes decorativas. Fue Henry Cole, miembro destacado de la Sociedad de las Artes, quien propuso al Principe Alberto la posibilidad de internacionalizar la exposicién anual. La respuesta del Principe fue alentadora, sugiriendo Hyde Park como el lugar donde se deberfa celebrar tal evento internacional. 23 Con la bendicién de la Casa Real se puso en marcha la maquinaria coordinadora de esa gran muestra. Se creé un Comité de Construccién, solicitando proyectos para el edificio que albergaria la Gran Exposicién. Se recibieron un total de 254 planos, incluyendo 38 del extranjero, pero fueron rechazados todos. En su lugar, el Comité preparé una sintesis de varios proyectos enviados, proponiendo un gigantesco edificio de ladrillo y argamasa con una ctipula de metal en su cima. Este proyecto recibié duras criticas por parte del Parlamento y de la prensa, ya que la solidex. de los materiales de construccién significaria la presencia de una estructura permanente en el preciado Hyde Park londinense. El publico se mostré particularmente indignado, ya que este garrafal edificio amenazaba la existencia de varios olmos que crecfan en el terreno elegido para su construccién. La solucién a este problema fue dado por la estructura transparente del Palacio de Cristal. Se cuenta que en el transcurso de una reunién del Comité de Ferrocarriles en Derby, se observé a Joseph Paxton dibujando bocetos sobre papel secante. Al final de la reunién tenia un esquematico dibujo de lo que unos meses despues serfa el Palacio de Cristal. Tras llegar a su casa en Chatsworth se quedé trabajando toda la noche en un boceto mas desarrollado del edificio. Los préximos ocho dias trabajé incesantemente en los detalles de su disefio con la ayuda de William Henry Barlow, un ingeniero especializado en la construccién de ferrocarriles. El 20 de junio de 1850 Paxton presenté su proyecto en Londres, si bien el Comité de Construccién no acababa por decidirse. Indignado, Paxton tomé las riendas de la situacién, y consiguié que su disefio fuera publicado en el Illustrated London News del 6 de julio. El cardcter provisional del edificio, y la clegancia de su disefio, recibié una aprobacién undnime por parte del ptiblico, que vefa con este proyecto, la salvacién de los olmos de Hyde Park. Otra de las ventajas del proyecto de Paxton era la rapidez con el que se podfa levantar el edificio, debido a la prefabricacién masiva de los multiples elementos idénticos que componfan la estructura total. Es en la fibrica ~y no sobre el terreno que recibe el edificio— donde ocurre la verdadera construccién del Palacio de Cristal. Este sistema de prefabricacién en masa captaba la esencia de una era plenamente contagiada de la fiebre de los procesos industriales. Se emplearon un total de 3.500 toneladas de hierro colado para las 3.230 columnas y las 2.141 vigas que sostenian la edificacién. Ademés, se usaron 550 toneladas de hierro forjado, 83.238 metros cuadrados de cristal, 46 kilémetros de canales de desagiie, y 307 24 kilémetros de barillas para las ventanas de guillotina. El resultado final fue un colosal edificio con una longitud total de 564 metros 6 1.851 pies, un juego numérico con el afio en el que se celebraba la Exposicién. Su anchura era de 124 metros. La nave tenfa una altura total de 20,31 metros, pero llegaba a los 33 metros en los cruceros que atravesaban la nave central. Este incremento de la altura en los cruceros tenfa la misién de adaptar los grandes olmos al interior del edificio. El total de espacio encerrado por la concha de cristal era de 74.000 metros cuadrados. Unos pasillos elevados recorrfan lateralmente la estructura del edificio, aumentando el espacio total de exposicién en 20.000 metros cuadrados. Las vastas dimensiones superaban cuatro veces el tamafio de la Catedral de San Pedro en el Vaticano. Nunca antes se habfa conseguido encerrar bajo un mismo techo un espacio didfano tan grande. EI Palacio de Cristal era el nuevo templo de una sociedad transformada, cuya nueva religién era el culto a la maquina. En la prensa, el Illustrated London News comenzaba una serie de suplementos semanales dedicados a la Exposicién con las siguientes palabras: “El tema de la Gran Exposicién Internacional, y sus consecuencias presentes y futuras sobre la mentalidad y el caracter de la época, no sélo en el Reino Unido, sino en todo el mundo, es demasiado vasto para ser rapidamente agotado. La opinién publica apenas puede captarlo en toda su magnitud”', El cronista muy acertadamente intufa la importancia que esta exposicién iba a tener en la transformacién de la “mentalidad y el cardcter de toda una época.” El Palacio de Cristal deja de ser una mera hazafia de ingenieria para pasar a ser el escenario sobre el que se desarrolla una experiencia catértica colectiva. La Gran Exposicién Internacional de 1851 fue un rito inicidtico que transformé para siempre al puiblico briténico, dejando atras sus revolucionarias inquietudes adolescentes, para entrar en la madurez de una sociedad plenamente industrializada. En los meses anteriores a la inauguracién de la Exposicién, la prensa siguié con gran atencién la milagrosa levitacién del Palacio de Cristal. Su quimérica ingravidez parecfa obra celestial més que fruto de la ingenieria humana. Cuando por fin se abrieron sus puertas el uno de mayo de 1851, la visita a la Gran Exposicién se hab(a convertido en un obligado peregrinaje para las nuevas masas urbanas. Fueron muchas las facilidades que se dieron para que hubiera una asistencia masiva del pueblo. Los dias de admisién reducida, a un chelin, consiguieron atraer a los sectores més humildes de la poblacién londinense. Para aquellos que vivian lejos de Londres se crearon 25 diversos viajes organizados. Las excursiones de Thomas Cook, empresario del Midland Railway, inclufan por un precio médico el pasaje en tren a Londres junto con el billete de entrada al Palacio de Cristal. A las 165.000 personas que eligieron las excursiones de Cook, se les regalaba ademés una guia ilustrada de las vistas mas importantes que el pasajero podria ver durante el trayecto en tren. Fueron estos viajes los que popularizaron en gran medida el excursionismo dominguero en tren. La Gran Exposicién Internacional fue un éxito que superé las expectativas més optimistas de los organizadores. Cuando la Gran Exposicién se clausuré el 11 de octubre de 1851, habfan pasado por sus puertas 6.039.195 personas, haciendo una media espectacular de 43.000 personas diarias. EI magnetismo de la Gran Exposicién sélo se puede comprender si se contrasta con la degradacién urbana de las principales capitales europeas. Cuando el publico entraba por las puertas del Palacio de Cristal dejaba atras la estrechez de las viviendas de la clase proletaria, la insalubridad y pestilencia de los barrios més humildes y la aglomeracién sofocante de las masas en las pocas zonas peatonales que no habjan sido tomadas por el tréfico de carros. Existia una necesidad imperiosa por crear espacios piiblicos para las nuevas masas urbanas. Por otra parte, la sociedad industrial habfa trastornado por completo los esquemas ideoldgicos que durante siglos se habfan mantenido en la era preindustrial. Con la metamorfosis del campesino en proletario, el trabajador, cortado de sus ancestrales lazos de unién con la tierra, se siente completamente alienado en su nuevo entorno urbano. Los muros medievales que rodeaban las ciudades por razones militares, si bien ya resultaban tacticamente anacrénicos, separaban drdsticamente la ciudad del campo, y las pocas zonas verdes dentro de la ciudad no consolaban mucho al desdichado ciudadano. A esto hay que afiadir las duras jornadas laborales en las fabricas, en los que el proletario se siente fisicamente absorbido por el engranaje de sistemas mecanizados de produccién industrial. En estos sérdidos ambientes propios de una novela de Dickens, el ciudadano tenia un deseo irreprimible por escaparse a mundos de fantasfa y ensuefio. La Gran Exposicién Internacional de Londres de 1851 sustituye los muros medievales de las antiguas capitales europeas por la béveda acristalada del Palacio de Cristal. En su interior, la ciudad y sus conflictos sociales se desvanecian. El refugio del ciudadano bajo su burbuja cristalina era un retroceso onirico al mundo acogedor del estado fetal, un mundo templado y protegido de las amenazas exteriores. El cristal es lo que permite 26 realizar esta tajante separacién y aislamiento del entorno. El cristal es una presencia en ausencia. Su inescrutable existencia sdlo se detecta cuando refleja su entorno. La gran paradoja del cristal radica en poder dar forma a lo que aparentemente no la tiene, Estas espectrales propiedades del cristal lo han hecho un material especialmente asociado con procesos misticos, migicos y de transformacién espiritual. El Antiguo Testamento describe el templo del Rey Salomén como una estructura de oro y agua. El cardcter reflectante de estos materiales creaba un fantéstico mundo de espejismos. Posteriores leyendas judfas y arabes transformaron el templo de Salomén en tuna estructura de cristal. La Alhambra del siglo XI (la que existe hoy es del siglo XIV) se convirtié en la encarnacién del Gran Templo del Rey Salomén. La arquitectura islimica mostré un gran interés por estructuras fantisticas, frecuentemente combinando el vidrio con agua y luz. En el Nuevo Testamento, la visién de San Juan del Nuevo Jerusalén tiene muchos vestigios de la leyenda Saloménica. La luz, el vidrio, las piedras preciosas y el of0 se convierten en sinénimos perfectamente intercambiables que aluden a una trascendencia espiritual. Esta asociaciones misticas tendran gran importancia en el uso de vidrieras en las catedrales gética’. El Palacio de Cristal es una monumental expresién de la leyenda Saloménica. Resucita nuevamente el simbolismo del cristal que tan vivamente capté la imaginacién del ser humano a lo largo de los siglos. La desmaterializacién quimérica del edificio generaba asociaciones espirituales que santificaban la gran empresa de la Revolucién Industrial. La magnitud de esta estructura de cristal impacté de una forma desmesurada a la poblacién briténica, provocando reacciones cercanas a un fervor religioso. El dfa de la inauguracién de la Exposicién encontramos en el diario de la Reina Victoria las siguientes palabras: “La vista a través de las puertas de hierro del crucero del edificio, las ondulantes palmeras y las flores, los cientos de personas llenando las galerfas y los asientos de alrededor, junto con el sonido de las trompetas mientras entrabamos en el edificio, todo esto me dio una sensacién que nunca olvidaré, y me senti profundamente conmovida. Cuando llegamos a la mitad del edificio, donde se habfan colocado unos escalones y unas sillas justo enfrente de la maravillosa fuente de cristal, la vista era magica, tan enorme, tan gloriosa, tan sobrecogedora. Uno se sentia lleno de devocién”’. Conmocién, sobrecogimiento, devocién, la Reina Victoria no encontraba palabras para describir lo que habia sido una experiencia practicamente mistica. La gran orquestacién del momento sin duda colaboré en esta respuesta emotiva a la 27 inauguracién de la Exposicién. Sin distincidn de clases sociales, el Palacio de Cristal afectaba a todo el que se acercara a su cristalina estructura. Para un provinciano que jamés habfa visto Londres, 0 cualquier otra ciudad de cicrto tamafio, el impacto de la Gran Exposicién debié ser sobrecogedor. Un visitante de Nottingham apenas podia contener su agitacién emocional: “;Qué espectéculo hay alli! No hay pluma o lapiz que lo pueda captar; las palabras no sirven para describirlo adecuadamente. Un palacio de hierro y cristal de una magnitud asombrosa, tal como el mundo jamés ha visto anteriormente; puede que sea clasificado como una de las maravillas del mundo. Estaba pasmado viendo el exterior del edificio, pero cuando enuré por la puerta del crucero sur contemplé una vista que me dejé perplejo. Los mejores productos de las artes y las ciencias de casi todas las tierras del mundo civilizado se extendian delante de mi. Contemplé con asombro. No sabfa qué direccién tomar”. Se publicaron diversas guias explicativas para orientar al visitante en la enormidad de la Exposicién. Como misales religiosos, estas guias ritualizaban la visita con una sucesién metddica de estaciones o paradas. Al entrar en el Palacio de Cristal, el visitante se incorporaba a una ordenada procesién, que en su recorrido a través de las galerias, le permitia absorber de una forma racional pequefias cdpsulas de informacién. La divisién homogénea del interior del edificio en idénticas secciones intercambiables fomentaba esta ordenada experiencia sensorial. El ceremonioso transitar por el interior del Palacio de Cristal obligaba al visitante a realizar un viaje mitico en el que revivfa el devenir de la sociedad industrial. En una seccién apartada de la exposicién, el visitante se encontraba con la corte medieval, una habitacién con muebles, vasijas, candelabros ¢ incluso libros decorados al estilo medieval. En este apartado de la muestra, el visitante de la Exposicién retrocedia a una época legendaria en el que se estaba gestando el futuro glorioso del Imperio Britanico. En el ala occidental det Palacio de Cristal, junto a las exposiciones de los productos industriales ingleses, las colonias briténicas mostraban sus materias primas. La explotacién de las reservas naturales de la India, de Ceylin, 0 de las Bahamas, es lo que alimentaba el crecimiento industrial de la sociedad britdnica: el origen més inmediato del florecimiento del Reino Unido. Finalmente, la sala de méquinas agricolas en el que se presenté la primera segadora mecénica, ponia al visitante de la Exposicién en contacto con el prometedor futuro de la nacién. En su transcurrir por las galerias del Palacio de Cristal, el individuo recorria el pasado, el presente ¢ incluso el futuro del Reino 28 Unido. El racionalismo fue la pauta ideolégica que dirigid esta peregrinacién mitica a través de los tiempos, reorganizando para siempre la identidad colectiva de las masas que asistieron a la Exposicién. Las anchas avenidas que cruzaban el interior del Palacio de Cristal racionalizaban el caos urbano que el visitante acababa de abandonat. Unos afios después de la Gran Exposicién Internacional de Londres, el Baron Haussmann transformaba del dia a la noche la configuracién urbana de Paris, construyendo anchos bulevares que ordenaban espacialmente la ciudad. En este sentido, la Gran Exposicién de Londres fue un laboratorio experimental de la ciudad racionalista del futuro, presagiando el tipo de cambios que iban a modificar el paisaje urbano de las principales capitales europeas. La Gran Exposicién Internacional catalogaba, como un museo de ciencias naturales, la diversidad del globo bajo un mismo techo. Este impulso enciclopedista significaba inevitablemente una simplificacién estereotipada de la heterogencidad y riqueza propia de cada nacién. El imperialismo expansionista de las potencias europeas se legitimaba por el montaje contiguo de paises geogréficamente distantes y filoséficamente opuestos. El exético “primitivismo” de las naciones coloniales participantes quedaban malparado cuando era comparado con los tiltimos avances tecnolégicos europeos. La estructura de hierro del Palacio de Cristal arropaba toda la exposicién de la misma forma que el Imperio Britanico extendia sus tentéculos a los puntos més lejanos del planeta. La Exposicién en realidad era una esquemitica miniaturizacién del globo terréqueo. Las avenidas que entrecruzaban el interior del Palacio de Cristal imitaban las principales vias marftimas y terrestres del planeta. Los visitantes de la exposicién, en constante movimiento de una zona a otra del edificio, reproducian inconscientemente la perpetua circulacién del comerciante en buisqueda de nuevos mercados. El planteamiento planetario de los organizadores de la Exposicién en realidad enmascaraba una competencia econémica entre las principales potencias occidentales. La Gran Exposicién se convirtié en una plataforma para demostrar la superioridad industrial de una nacién sobre otra. El aspecto visual del interior del Palacio de Cristal fue estudiado hasta el mas minimo detalle. El resultado fue un artificioso paisaje visual en el que la mirada del espectador era guiada en cada instante. Los pasillos tenfan fuentes 0 esculturas que servian de imanes visuales que atrafan al espectador hacia las diversas galerfas. Los colores elegidos para decorar la sobria estructura del edificio, rojo, amarillo y azul, fueron aplicados con una 29 maestria propia de un pintor impresionista. Fue Owen Jones el que ided los efectos dpticos de la coloracién interior del edificio: en la cercania los colores resultaban llamativos y contrastados, pero la vista de la perspectiva de la galeria principal de un extremo a otro, ocasionaba que los tres colores se diluyeran en un tono griséceo. Este gradual desvanecimiento cromético acentuaba la profundidad del espacio interior del edificio, imitando las técnicas coloristas que uno puede encontrar en las pinturas de Turner. Las extensas vistas de la galeria principal quedaban enmarcadas por el esqueleto estructural del interior del edificio, formando vectores visuales que dirigfan la mirada hacia un punto de fuga imaginario. La convencién pictérica de la perspectiva cénica renacentista queda aqui materializada espacialmente. Al entrar en el recinto de la Gran Exposicién Internacional, el visitante experimentaba tridimensionalmente una cuidada composicién pict6rica. El peatén se transfiguraba en un espectador hipnotizado por un mundo més cercano a la imaginacién que a la realidad. La perpetua creacién de efectos alucinatorios y espectaculares en, el interior del Palacio de Cristal debié causar una borrachera mental semejante al producido por los primeros viajes en tren, o el frenético ritmo de la circulacién de cartos y peatones en las grandes ciudades. Tanto el viaje en ferrocarril como la vida en las urbes asaltaban sensorialmente al individuo con una informacién fragmentada que no podia absorber. Esto provocaba un distanciamiento de la realidad, y la buisqueda de refugio en un mundo imaginario interior. En la Gran Exposicién Internacional el retraimiento interior del visitante quedaba extrapolado a la fantasia envolvente del Palacio de Cristal. La exteriorizacién de la imaginacién del individuo sobre un paisaje altamente fabricado permitfa un mayor control psicolégico sobre el potencialmente subversivo escapismo mental del individuo. De todas las exposiciones que uno podia visitar en el Palacio de Cristal, la sala de méquinas en movimiento fue sin lugar a dudas, la més popular de todas. La estruendosa cacofonia de diversas maquinas funcionando simulténeamente a pleno rendimiento acrecentaba la emocién de los espectadores, avidos por aprender cudles eran las tiltimas novedades de la Revolucién Industrial. Por medio de un sistema de ejes y correas, las diversas maquinas de produccién masiva quedaban conectadas, de tal forma que el vapor de una gran caldera situada en el exterior de la exposicién activaba todas las méquinas en cadena. Al desplazar la fuente energética fuera de la vista del publico, las méquinas parecian funcionar solas por arte de magia. Se conseguia de esta forma una abstraccién de los factores de 30 produccién, sublimando una tecnologia que en realidad estaba desplazando al trabajador. La sincronizada orquestacién de los diversos aparatos trabajando al un{sono espectacularizaba los procesos mecénicos de la sociedad industrial. Pero esta espectacularizacién ocultaba la agresién fisica y psicolégica que realmente significaba el sometimiento del trabajador al ritmo mecénico de los procesos industriales. El perfecto engranaje de los diversos componentes de la sala de maquinas desafiaba los torpes movimientos del ser humano. La admiracién del pueblo por la sala de maquinas era en realidad una fascinacién thandtica, ya que venfa acompafiada de un certificado de muerte, la muerte en este caso del trabajador artesanal. La vitrina fue utilizada por la mayoria de los expositores en el Palacio de Cristal. El objeto colocado en el interior de una vitrina quedaba potenciado como un fetiche. Los doseles que arropaban los productos expuestos creaban una expectacién visual que incitaban la curiosidad del espectador. El cristal de la vitrina era un testimonio tacito del distanciamiento del ptiblico de los objetos producidos industrialmente. El publico ya no examinaba la calidad de los productos expuestos, ni la nobleza de los materiales que se habfan empleado en la fabricacién del objeto. Sdlo apreciaba la imagen visual de los productos colocados detras de un cristal. El vidrio permitfa un acercamiento visual, a la vez que creaba una separacién intangible del individuo al producto. El distanciamiento del producto industrial fuera del alcance de la mano era lo que despertaba el instinto posesivo del piiblico. Los objetos expuestos no eran copias exactas de articulos de uso cotidiano; mds bien tendian a ser de una extravagancia fuera de lo comin. La exposicién de los Estados Unidos, por poner un ejemplo, presentaba dientes postizos, una maquina de coser, revélveres Colt, la segadora mecdnica de McCormick, una maqueta de las cataratas de Niagara y diversos productos de caucho de la compafiia Goodyear. La aproximacién fisica de objetos tan dispares creaba un montaje surrealista que mantenfa al piblico en vilo. Flaneur es un término francés de dificil wraduccién, que intenta designar al mirén paseante que anda por las calles de la ciudad sin destino fijo. Los pasajes comerciales de principios del XIX fueron el escondite favorito del flaneur. Estas calles peatonales cubiertas con cristal fueron los primeros espacios urbanos construidos especificamente para ensalzar los productos de consumo y mostrarlos ptiblicamente de una forma visual. El flaneur encuentra su verdadero elemento en el Palacio de Cristal. Las intensas 31 dindmicas visuales de la Exposicién estimulaban un perpetuo movimiento del érgano ocular. En este enrarecido ambiente altamente visual, el mirén se encontraba como pez en el agua. Las galerfas superiores del edificio eran especialmente propicias para sus actividades voyeuristas, ya que le permitian observar desde las alturas sin ser visto. En la Gran Exposicién Internacional de 1851, el visitante era sometido a un riguroso entrenamiento sensorial que le preparaba en su papel de consumidor de la nueva abundancia de productos de consumo. Los 13.937 expositores mostraron més de 100.000 articulos diferentes. Tal abundancia de productos debié agotar la atencién del visitante hasta limites desconocidos. Pocos afios después de la Gran Exposicién Internacional de Londres aparecen los primeros grandes almacenes. Bon Marché se inauguré en 1853 en Parfs, considerado como el primero en su género. El paseante era invitado a deambular en el interior del almacén, para dejarse seducir visualmente por los productos expuestos. EI personaje del mirén voyeurista, o laneur, quedaba de esta forma institucionalizado como el actor principal que activaba la sociedad de consumo. En el Palacio de Cristal ocurrfan similares operaciones de seduccién psicolégica, sdlo que en lugar de venderse productos, se estaba vendiendo una forma de vida. El visitante de la exposicién mordié el anzuelo sin reparos. El Palacio de Cristal sdlo era una pequefia incursién en Jo que ha Ilegado a ser el eje primordial de nuestra economia: el consumo masivo de productos industriales. Una de las vitrinas mas concurridas de todas las que hab{a en la Exposicién, fue la que contenfa muestras de las flores artificiales de Constantin. Esta artificiosa recreacién vegetal dentro de una cdpsula de cristal, reproducfa el cerramiento del Palacio de Cristal sobre los olmos de Hyde Park. Al igual que las famosas mufiecas rusas de madera que Progresivamente se van achicando una dentro de la otra, las innumerables vitrinas que podemos encontrar en la Gran Exposicién de Londres aluden miméticamente a la gran vitrina que en realidad era el Palacio de Cristal. Las flores artificiales de Constantin eran un sintoma de la angustia que existia a mediados del siglo pasado por el deterioro de la naturaleza. La protesta por parte de los londinenses ante la inminente pérdida de los olmos de Hyde Park fue el factor determinante que decidié la construccién del Palacio de Cristal. Esta voz popular es la que en definitiva levanta la estructura del Palacio de Cristal, y resuena en su interior acristalado. El Palacio de Cristal fue un simbolo del deseo popular por preservar una naturaleza amenazada. Quizés por un sentimiento de culpabilidad ante lo 32 destructivo del proceso industrial, surgié una aproximacién nostdlgica hacia la naturaleza. Esta se convirtié en un escapismo que permitia al individuo de mediados del siglo XIX refugiatse de la creciente mecanizacién de la vida cotidiana. Lo salvaje, lo esponténeo, lo primitivo, fueron términos que entraron en el léxico de diversos discursos estéticos. La naturaleza se transformé en un romédntico producto pintoresco digno de contemplacién estética. El individuo urbano de la era industrial ya no se relacionaba con la naturaleza en su estado elemental. Sdlo la comprendia de una forma altetada, solidificada como un gigantesco bodegén pictérico. Durante el ensamblaje del Palacio de Cristal habfa cierta preocupacién por una colonia de gorriones que anidaban en los olmos. Los excrementos de estos pdjaros sin duda podrian incomodar a los visitantes de la exposicién. Afortunadamente para los organizadores, los pajaros abandonaron el drbol justo antes de que se acristalara la parte superior de la nave central. Con el vuelo de los gorriones, el espiritu de los olmos se disipé. Los Arboles se desnaturalizaron, para transformarse en decorados indnimes sobre el escenario teatral que suponfa la Gran Exposicién del Palacio de Cristal. Esta teatralizacién de la naturaleza ocurria especialmente en los invernaderos del siglo XIX, que tanta influencia tuvieron como tipo arquitecténico en la aparicién del Palacio de Cristal. En estos célidos espacios actistalados, las diversas plantas tropicales quedaban expuestas explicitamente para la contemplacién humana. Si la naturaleza quedé trastocada por la industrializacién de la sociedad, la tecnologia se disfraz6 como algo natural. La combinacién de cristal y hierro del Palacio de Cristal emulaba visualmente los procesos de cristalizacién de las sales minerales. Igualmente, la imitacién de la estructura vegetal de un nenufar fue lo que paraddjicamente permitié construir este monumento dedicado a la industria. La acumulacién de conocimientos sobre los procesos naturales en los campos de la boténica, la quimica, la fisica, la geologfa, etc., fueron las que en definitiva permitieron el despegue de la revolucién industrial. La mirada inquisitiva del cientifico lleva consigo un insidioso deseo de aniquilar la materia estudiada. La acumulacién empftica de informacién significa autoridad, dominio y eventual victoria sobre el objeto de estudio. La naturaleza fue la que cay6 victima de esta revolucién cientifica. El Palacio de Cristal creé un arbitraje entre la naturaleza y la tecnologia, entre una sociedad agricola y la era industrial. Esta mediacién del Palacio de Cristal permitié negociar la dificil e incluso traumdtica transformacién del 33 orden preindustrial a una sociedad plenamente industrializada. La luz del sol, tamizada por el cristal, iluminaba naturalmente a los productos industriales expuestos en el interior del edificio, inyectdndoles un aire natural que realmente no posefan. La aparente naturalidad de la tecnologia cumplfa la funcién de amortiguador psicolégico que suavizaba el impacto de lo nuevo. Tanto los invernaderos como el Palacio de Cristal suponfan una reconciliacién de naturaleza e industria, pero dentro de la ciudad y a través de la industria. No presenciamos una vuelta a la naturaleza, sino la humanizacién de la industria a través de una naturaleza alterada. EI Palacio de Cristal de Paxton materializaba los suefios utépicos de una perfecta armonizacién de naturaleza e industria. J.C. Loudon, por ejemplo, habfa propuesto en 1823 una compleja planificacién urbana basada en grandes parcelas de tierra cubiertas por cristal, donde agricultura e industria se complementarfan perfectamente. En las comunas socialistas de Fourier, las que bautiz6 con el nombre de “falansterias”, diversos pasadizos cubiertos con cristal regulaban el tréfico entre los diversos apéndices de la comunidad. Unos afios después de la celebracién de la Gran Exposicién de Cristal. Paxton presenté un estrafalario proyecto al Comité de Mejoras Urbanas, que consistia en la creacién de un pasadizo cubierto de cristal que rodeara como un anillo el distrito financiero de Londres. El cristal se convierte en un elemento primordial de todos estos fantasiosos proyectos urbanisticos. En su Passagen-Werk, Walter Benjamin proclamé que “toda arquitectura colectiva del siglo XIX proporcioné un hogar para el ensuefio colectivo”’. Efectivamente, los pasajes comerciales, la aparicién de los grandes almacenes, la enorme popularidad de los invernaderos publicos, los museos de arte y de ciencias naturales, los dioramas que salpicaban las plazas principales de las capitales europeas, todos estos tipos arquitecténicos constitufan escapismos del tumulto callejero. Estos locales de fantasia colectiva son la infancia de los espectaculos audiovisuales de masas que tanta importancia van a tener en el siglo XX. Ante todo, materializaban de una forma especialmente puntual el impulso colectivo hacia un rettaimiento onirico lejos del caos urbano. El Palacio de Cristal era en realidad una simbiosis de todos estos tipos arquitecténicos. Su estructura transparente imitaba el cerramiento con cristal de los techos de los pasajes comerciales. La inclusién de arboles, palmeras y demas plantas tropicales en su interior era idéntico a los macroclimas creados en el interior de los invernaderos. El despliegue de productos comerciales en el Palacio de Cristal, y las avenidas interiores que organizaban las diversas secciones de la Exposicién, imitaban 34 igualmente la organizacién interior de los grandes almacenes comerciales. Finalmente, la experiencia de ver los productos de varios paises concentrados bajo un mismo techo recreaba el viaje simulado a lugares exéticos que los dioramas hicieron tan populares a principios de siglo. El Palacio de Cristal fue por tanto una construccién fundamental en el desarrollo de una arquitectura de fantasfas colectivas. Representa una doble implosién: de la vida publica hacia espacios interiores y del retraimiento mental del individuo del XIX hacia espacios subjetivos. El mundo de ensuefio recreado en su interior reflejaba sintomaticamente las angustias subterréneas del inconsciente colectivo. El andlisis de este mundo interior del Palacio de Cristal oftece por esta raz6n una reveladora percepcién de la sociedad de mediados del siglo pasado. “Cuando termine la exposicién, el edificio desaparecera como una exhalacién de vapor”, declaraba un cronista del Illustrated London News. Esta alusién vaporosa es especialmente pertinente para describir la quimérica naturaleza del Palacio de Cristal. Su estructura cristalina capté perfectamente la transitoriedad de una época en la que cambios brutales desestabilizaban los cimientos més sdlidos de la sociedad. Los organizadores de la Gran Exposicién Internacional de Londres mantuvieron su palabra al desarmar el edificio, el cual desaparecié de Hyde Park en el otofio de 1851 con la misma rapidez con el que fue erguido. El éxito del Palacio de Cristal motivé que se buscara una nueva localizacién para el edificio. Sydenham Park, a las afueras de Londres, fue el lugar elegido para hospedar el renacido Palacio de Cristal, el cual fue utilizado durante afios para la celebracién de diversos eventos expositivos. Finalmente, el Palacio de Cristal cayé victima de las llamas en un fulminante incendio que arrasé por completo el edificio en 1936, tragico final con el que desaparece un testimonio histérico de la infancia de la sociedad industrial. 35

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