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Universidad de Chile

Vicerrectoría de Asuntos Académicos


Programa Académico de Bachillerato
Psicología

Seminario de Investigación Bibliográfica

Efectos del sueño sobre la memoria

Profesora de cátedra Margarita Bórquez Quintas


maga.borquez@gmail.com
​ icardo Palma Fuentes
Profesor ayudante R
rlmpf@hotmail.com
Grupo Nº 7 Integrantes:
-David Guerrero
-Roberto Leiva
-Matías Matus
-Javiera Muñoz
-Matías Olivares
Fecha de entrega: 24 de mayo del 2015
Abstract
El sueño es un fenómeno fisiológico que actualmente llama la atención de varias
investigaciones científicas, debido al descubrimiento de la compleja actividad que un organismo
lleva a cabo durante este, a pesar de que el nivel de conciencia es mínimo durante su
desarrollo. En este trabajo se pretende encontrar una serie de relaciones que puede tener el
sueño con un fenómeno psicológico presente permanentemente en la cotidianeidad de las
personas: la memoria. Se presentan las características básicas más relevantes en el estudio
tanto del sueño como en el de la memoria, incluyendo las clasificaciones entre fases y tipos
que podemos encontrar en estos y la relevancia o funciones que estos tienen en distintos
aspectos de la conducta de los humanos y otros animales. Luego, mediante una revisión y
análisis de las investigaciones existentes que relacionan estos dos fenómenos se pretende
comprobar cuáles serían las relaciones entre estos dos fenómenos. A grandes rasgos se puede
mencionar que el sueño tiene efectos sobre la consolidación de la memoria a largo plazo y
sobre el desempeño en distintas tareas que tendrían relación con la memoria de trabajo.
Finalmente se hace una reflexión sobre los hábitos del sueño que mantiene gran parte de la
sociedad actual, particularmente los estudiantes, y cómo estos se pueden ver beneficiados o
perjudicados en sus propósitos o en su salud según lo indique la evidencia científica.

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Introducción
El sueño es un estado o proceso fisiológico que surge a partir de la necesidad biológica
de garantizar el reposo y la autorregulación de los organismos animales. Se contrapone al
estado de vigilia, que es cuando los organismos presentan mayor actividad fisiológica y
respuesta a los estímulos externos. De ser considerado un fenómeno pasivo, se ha pasado a
considerar al sueño como una instancia en la que el organismo realiza una serie de procesos
complejos necesarios para su desempeño y sobrevivencia. Según el Instituto de
Investigaciones del Sueño (2015) durante el sueño podemos llegar a tener una actividad
cerebral tan activa como en la vigilia y en el que ocurren grandes modificaciones del
funcionamiento del organismo. El valor que tienen los procesos fisiológicos que se
desencadenan durante el sueño es una de las interrogantes que más inquieta a la comunidad
científica. Conocer las consecuencias que puede tener una alteración en el sueño es
fundamental para comprender este proceso. Gran parte de la investigación científica y clínica
sobre el sueño se ha enfocado en los efectos de este sobre el Sistema Nervioso Central (SNC)
y sobre los procesos que se desencadenan en el mismo. Una de las técnicas más significativas
que se emplean para estos estudios y a la cual nos referimos en este estudio es el
electroencefalograma (EEG), una “técnica de exploración funcional del sistema nervioso central
mediante la cual se obtiene el registro de la actividad eléctrica cerebral en tiempo real.”
(Ramos-Argüelles, F., Morales, G., Egozcue, S., Pabón R.M. & Alonso, M.T., 2009). Cabe
mencionar que para el propósito de esta investigación el término “sueño” refiere al estado
anteriormente descrito y no a las “ensoñaciones”, que son manifestaciones mentales oníricas
de imágenes, sonidos, pensamientos y sensaciones en un individuo ​durmiente​. Entendemos
entonces que el sueño es un estado o proceso biológico fundamental para garantizar el buen
desempeño, la conducta, los procesos cognitivos y el aprendizaje, el cual es objeto de múltiples
investigaciones que buscan descifrar los procesos fisiológicos que ocurren en este y cómo
estos afectan a la conducta. Para estudiar cómo el sueño se relaciona con la conducta, en esta
investigación se trata el fenómeno psicológico que es la memoria.
La memoria según Etchepareborda & Abad-Mas (2005) es “la capacidad de retener y de
evocar eventos del pasado…”. Se presentarán los procesos básicos mediantes los cuales la
información llega al SNC y cómo esta es luego ‘almacenada’ y consolidada, para más tarde ser
recuperada y empleada para realizar distintas tareas. En esta investigación se hará un análisis
de en qué consiste precisamente la memoria y qué funciones cumple. Adrover-Roig, Muñoz,
Sánchez-Cubillo, & Miranda (2014) han tratado los tipos de memoria tanto desde el punto de

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vista fisiológico como psicológico. Estos aportes, como también los de otros autores, han sido
citados en esta investigación con el propósito de orientar al lector hacia una comprensión del
complejo fenómeno que es la memoria y al enfoque científico de su estudio.
A través de la revisión bibliográfica presentada en esta investigación se evidencia cómo
el sueño tiene efectos sobre los procesos cognitivos básicos de los seres humanos. Entonces
surge la pregunta “¿Qué efectos tiene el sueño sobre la memoria?”. El objetivo de este
documento es el de dar respuesta esta pregunta mediante una revisión bibliográfica de las
investigaciones experimentales publicadas al respecto. Más allá de las comparaciones entre
distintas corrientes hipotéticas sobre la relación sueño-memoria, se presenta un análisis de las
evidencias empíricas que sustentan en distinta medida a cada una de ellas y en base a 5
relaciones obtenidas de estas, se responde a la pregunta de investigación planteada.
Un objetivo secundario al cual se ha extendido esta investigación es el de realizar una
relación en base a lo que se ha investigado, de forma de relacionar la importancia del sueño
con el proceso de aprendizaje. Etchepareborda & Abad-Mas (2005) son algunos de los autores
citados en esta investigación que han profundizado en la relación entre la memoria de trabajo y
la memoria a largo plazo en la realización de tareas sencillas y complejas como parte del
proceso de aprendizaje. Por otra parte, Se entiende entonces, que la memoria juega un papel
fundamental en el proceso del aprendizaje y que por lo tanto una alteración en el sueño que
pudiera tener efectos sobre la memoria tendría efectos sobre dicho proceso. En base a ello y a
la investigación realizada se presenta una reflexión sobre la importancia de la calidad del sueño
(la higiene del sueño, el tiempo, entre otros) en personas que se encuentren en pleno proceso
de formación académica y cuya capacidad de aprendizaje se ve constantemente exigida.
En base a lo anteriormente expuesto, en el desarrollo de esta investigación se
presentan los conceptos básicos de sueño y de memoria, para permitir la comprensión del
tema de parte del lector. Luego se presenta el análisis de los estudios experimentales
realizados que sugieren ciertas relaciones entre sueño y memoria, especificando los tipos de
sueño y los tipos de memoria que se verían implicados en cada caso. Finalmente se expone la
reflexión sobre los hábitos del sueño en base a las relaciones ya especificadas.

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Desarrollo
El sueño
Se define sueño como un ciclo fisiológico de disminución de la sensibilidad o grado de
reacción del cuerpo, ​del que los individuos salen espontáneamente (El Shakankiry, H, 2011).
Este proceso ​no es homogéneo, por el contrario, (en mamíferos y especialmente en primates y
gatos) se distinguen las siguientes etapas, que difieren significativamente entre ellas,
organizadas según la profundidad del sueño que se da en cada una: REM (Rapid Eye
Movement) y NREM (Non Rapid Eye Movement), siendo esta última dividida en 4 niveles. A su
vez, a medida que avanzan los niveles NREM la actividad detectada por un EEG decrece, por
lo que los niveles 3 y 4 se separan de los primeros dos y se agrupan en el término SWS (Slow
Wave Sleep), por la baja frecuencia de las oscilaciones según un EEG. (Walker M., 2009).
Profundizando en las fases dentro del sueño NREM; en la primera comienza la
disminución de los movimientos corporales y la capacidad de respuesta. En la segunda,
disminuye la tensión muscular, frecuencia cardiaca y respiratoria y los movimientos oculares.
Alrededor de la mitad del sueño transcurre en esta etapa, y a partir de aquí se considera que el
individuo está “dormido”. La tercera y cuarta etapa son muy similares, de ahí a que se
clasifiquen juntas, se caracterizan por una relajación general del cuerpo más profunda, así
como una disminución mayor en la actividad cerebral, haciéndose más difícil que el individuo
responda a estímulos. El sueño SWS suele ocurrir en las primeras horas de sueño (El
Shakankiry H, 2011).
Por su parte, la fase REM se caracteriza por un movimiento rápido de los ojos bajo los
párpados cerrados, así como un registro de encefalograma que evidencia una actividad en la
corteza cerebral similar a la del individuo despierto. Además, si bien es posible tener
ensoñaciones durante el sueño NREM, es en el REM donde se registran estos episodios más
frecuentemente, siendo de un carácter mucho más vívido e ilógico que las ensoñaciones
durante el sueño NREM. Cabe destacar que una ensoñación es recordada solamente si el
individuo despierta mientras está soñando, por lo que muchas de las ensoñaciones que
efectivamente ocurren no son conscientes a la persona que las tiene (Crick F. & Mitchison G.,
1983). En humanos, durante una noche de sueño normal, los niveles REM y NREM se alternan
periódicamente. Hasta ahora no han habido estudios concluyentes que hayan determinado la
existencia de animales que no duermen. En muchos casos si bien el sueño no se da de la
misma manera que en primates, ocurre de una forma equivalente. Un ejemplo de esto son los
delfines, que han desarrollado el llamado “sueño unihemisférico”, en el que se reduce la

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actividad de la corteza de un solo hemisferio cerebral a la vez, por lo que mientras duermen
con un hemisferio, pueden permanecer alerta gracias al otro. El hecho de que los delfines
nunca dejen de estar totalmente conscientes ha llevado a que muchos los clasifiquen como
“animales que no duermen”, principalmente debido a que no se han realizado investigaciones
sobre el grado de inhibición de respuesta a estímulos por parte de estos animales durante
periodos de sueño unihemisférico. Sin embargo, el hecho de que se haya desarrollado este
grado de especialización respecto al sueño en lugar de desecharlo indica que es una función
vital de la que no se puede prescindir (Cirelli C. & Tononi G, 2008).
Además, se sabe que en mamíferos la privación del sueño lleva a la recuperación del
mismo posteriormente, ya sea aumentando la profundidad de este (disminuyendo las ondas
cerebrales durante el sueño NREM) o volviéndose menos propenso a ser interrumpido. Por otra
parte una privación del sueño prolongada tiene consecuencias nocivas, pudiendo causar la
muerte. En un experimento con ratas en el que se les impidió dormir durante períodos
extensos, estas desarrollaron síndrome de neuropatía periférica, caracterizado por el aumento
de la tasa metabólica y disminución de peso, y culminando con su muerte al cabo de dos a
cuatro semanas. Síntomas similares se han observado en otros animales e incluso humanos
con insomnio familiar fatal, comenzando con un severo deterioro cognitivo por la falta de sueño
(signo más fácil de estudiar en humanos que en otros animales) y terminando también en la
muerte del sujeto (Montagna P., Lugaresi E., 2002 citado en Cirelli C. & Tononi G, 2008). Esto
confirma que el sueño cumple un rol vital en el organismo (Cirelli C. & Tononi G, 2008).
Lo anterior ha llevado a los investigadores a teorizar que la función del sueño, en
especial la de la fase REM no es la de generar ensoñaciones como se creía antiguamente, sino
que la función de esta fase radica en los procesos inconscientes que tienen lugar en ella (Crick
F. & Mitchison G., 1983). Estudios tanto en modelos animales como en humanos muestran que
la inhibición del sueño REM afecta la consolidación de la memoria de eventos ocurridos en un
plazo de dos días, así como también la tasa de sueño REM aumentó luego de la adquisición de
datos más complejos de ser procesados y recordados. Sin embargo, la memoria asociada a
distintos tipos de tareas y/o información se ve afectada de distinta manera por la privación de
sueño REM (Smith C, 1995). Cabe preguntarse entonces si dichas funciones del sueño pueden
verse alteradas por la calidad, duración o privación del mismo.

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La memoria
Etchepareborda, M.C. & Abad-Mas, L. (2005) definen la memoria como “la capacidad de
retener y de evocar eventos del pasado, mediante procesos neurobiológicos de
almacenamiento y de recuperación de la información, básica en el aprendizaje y en el
pensamiento”. Además según estos autores, el sistema de la memoria está integrado por tres
procesos básicos: la codificación de la información, el almacenamiento de la información y la
evocación o recuperación de la información.
Tipos de memoria
A continuación se presenta la clasificación de los tipos de memoria según D.
Adrover-Roig, E. Muñoz, l. Sánchez-Cubillo & R. Miranda (2014) y las colaboraciones
específicas de otros autores. ​Una clasificación temporal cuantitativa, es decir, según la
permanencia de la información en la memoria, divide los tipos de memoria en los siguientes:
Memoria inmediata o memoria perceptiva.
Según M.C. Etchepareborda & L. Abad-Mas (2005) este tipo de memoria está
relacionado con lo que se denomina registro sensorial. Está vinculada con la información que
no ha sido procesada y que viene de los sentidos. Esta información entra, permanece un lapso
de tiempo y luego se procesa o se pierde, ya que los estímulos no fueron significativamente
atendidos. La memoria sensorial puede retener representaciones efímeras de prácticamente
todo lo que vemos, oímos, gustamos, olemos o sentimos.
Memoria de corto plazo o memoria de trabajo (MT).
Según Baddeley, (1983) un estímulo, al ser percibido y atendido, se transfiere a la
memoria de trabajo. Esta memoria capacita para recordar la información, pero es limitada y
susceptible de interferencias. La MT se trata de un mecanismo de almacenamiento temporal
que permite retener a la vez algunos datos de información en la mente, compararlos,
contrastarlos, o en su lugar, relacionarlos entre sí. Se responsabiliza del almacenamiento a
corto plazo, a la vez que manipula la información necesaria para los procesos cognitivos de alta
complejidad. Varios autores, han relacionado la MT con la capacidad de generar relaciones
entre la información y mejorar el desempeño de las tareas que se ejecutan. Según Richardson
(1996) “la MT es un sistema complejo responsable del almacenamiento y procesamiento
temporal de la información. Esta capacidad tiene un gran efecto sobre la manera de
aproximarnos a las tareas cognitivas”. Según Morgado (2005) “La llamada memoria de trabajo
(MT) consiste en la representación consciente y manipulación temporal de la información
necesaria para realizar operaciones cognitivas complejas, como el aprendizaje, la comprensión

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del lenguaje o el razonamiento. Su relevancia se acrecienta por su contribución a la memoria a
largo plazo y por su relación con la inteligencia fluida, es decir, con la capacidad de
razonamiento general y de resolución de problemas.
Memoria diferida o a largo plazo.
Según Tulving (1972) este tipo de memoria almacena el conocimiento en forma verbal y
visual, cada uno independiente aunque se encuentren de manera interconectada. Corresponde
a todo lo que sabemos o lo que hemos aprendido. A su vez la memoria a largo plazo se divide
según el criterio categórico en dos grupos:
El primer grupo es la Memoria Declarativa o Explícita. Este tipo de memoria hace referencia
tanto al conocimiento general como al personal. Esta información ha sido adquirida de forma
consciente y puede ser fácilmente expresado a través del lenguaje. Existen tres tipos de
memoria declarativa:
1. Memoria episódica: se utiliza de forma voluntaria para codificar eventos y experiencias
de las cuales somos conscientes que se han vivido en primera persona.
2. Memoria espacial: es aquella responsable de registrar aquellos recuerdos que
contienen información sobre el propio entorno y su orientación espacial.
3. Memoria semántica: es aquella que posee la información sobre las palabras, símbolos
verbales y su significado. Es esencial para la comunicación ya trae esta información a la
consciencia de forma lógica y coherente. Este tipo de información es relativamente
independiente del contexto temporal y espacial en el que ha sido adquirido, por lo que
se le denomina impersonal.
El segundo grupo es la Memoria No Declarativa o Implícita. Esta memoria no requiere de la
recuperación de la experiencia adquirida para manifestarse mediante el lenguaje. El
aprendizaje implícito no depende de la voluntad del individuo. La memoria implícita es más
rígida y difí​cilmente modificable que la memoria explícita, y tiene un carácter más duradero que
ésta, siendo más resistente a las alteraciones que cursan con déficit de memoria y al
envejecimiento normal. Se divide en cuatro tipos principales:
1. Memoria Procedimental: es la que almacenas técnicas, estrategias y habilidades
motoras que una vez aprendidas nunca se olvidan, las cuales, llegan a ser automáticas
e inconscientes.
2. Priming: es un mecanismo que permite formar memorias que permiten mejorar el
desempeño de una tarea, mediante la facilitación de la detección o la identificación de

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estímulos iguales o similares a los anteriormente presentados junto con la tarea a
realizar.
3. Condicionamiento: refiere al aprendizaje asociativo. Se distinguen el condicionamiento
clásico (asociación entre dos estímulos) y el condicionamiento operante (asociación
entre la respuesta emitida ante un estímulo y las consecuencias de dicha respuesta).
4. Aprendizaje no asociativo: se produce por la mera exposición a estímulos, sin que opere
ningún proceso asociativo entre los propios estímulos o entre las acciones y sus
consecuencias. Se distinguen habituación (consiste en la reducción de la magnitud de la
respuesta conductual ante un estímulo presentado con frecuencia) y sensibilización
(consiste en una respuesta más intensa de lo normal por haberse presentado
anteriormente un estí​mulo que ha causado un sobresalto inicial).
Consolidación de la memoria
Cabe preguntarse cuáles son los parámetros que llevan a cierta información
permanecer como memoria inmediata, a corto plazo o memoria a largo plazo. En 1949, el
psicobiólogo canadiense Donald Hebb propuso la plasticidad asociativa como el mecanismo
por el que la coincidencia de actividad pre y postsináptica podría modificar las conexiones
neurales en determinadas estructuras del cerebro. Es decir, serían las modificaciones de las
conexiones neuronales las que generarían un nivel mayor o menor de la conservación y
consolidación de cierto recuerdo en un tipo de memoria.
Estudios posteriores llevados a cabo por Bliss & Lomo (1973) descubrieron que una
estimulación de frecuencia moderadamente alta en la misma vía producía incrementos estables
y duraderos de la respuesta postsináptica, lo que se denominó potenciación sináptica a largo
plazo (PLP). Diferentes trabajos actuales sobre iniciación y mantenimiento de la plasticidad
sináptica en el hipocampo muestran que tanto el aprendizaje como la PLP artificialmente
inducida producen cambios morfológicos en las espinas dendríticas, que podrían constituir la
base estructural de la memoria. Cambios moleculares tanto en la los receptores de la neuronas
como en los filamentos de actina que conforman su citoesqueleto llevarían a la formación de
nuevas asociaciones intercelulares producto de los cambios morfológicos de estas células.
Lamprecht & LeDoux (2004) son de los investigadores que más han tratado este tema, y
plantean que la consolidación de la memoria se trata del fenómeno mediante el cual la
interacción molecular mantienen la PLP y con ello consolidan la memoria.
La memoria en el aprendizaje

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Tal como se mencionó en la descripción de ‘​Memoria de corto plazo o memoria de trabajo
(MT)’, varios autores han profundizado en la relación que tiene la memoria en el proceso de
aprendizaje y el desarrollo de las tareas cognitivas reflejadas en el desempeño. A continuación
se presentan algunos de los postulados sostenidos al respecto:
1. Según Morgado (2005) “Junto a las fuerzas selectivas de la evolución, el aprendizaje y
la memoria son el medio principal de adaptación de los seres vivos a las modificaciones
inciertas de su medio ambiente. Llamamos aprendizaje al hecho de que la experiencia
produce cambios en el sistema nervioso (SN) que pueden ser duraderos y se
manifiestan en el comportamiento de los organismos. La memoria, un fenómeno
generalmente inferido a partir de esos cambios, da a la vida un sentido de continuidad”.
2. Adrover-Roig D., et al. (2014) plantean que “el entorno modifica el comportamiento, en
tanto que es capaz de introducir cambios en el sistema nervioso. Los mecanismos
principales por los que las experiencias modifican la conducta se hallan íntimamente
relacionados con el aprendizaje, ya que este constituye el proceso por el cual se
adquiere nueva información o conocimiento. Por su parte la memoria constituye el
mecanismo por el que este conocimiento es codificado, almacenado y, más tarde,
recuperado”.
Entendemos entonces, que la memoria juega un papel fundamental en el proceso de
aprendizaje y en la capacidad de reproducir este en tareas cognitivas internas y tareas de
desempeño externas. Además, el aprendizaje es fundamental para la adaptación de los
organismos a su ambiente, para su sobrevivencia y su desarrollo.
Investigaciones sobre la relación sueño-memoria
Existen diversas investigaciones con respecto a la relación que puede tener el sueño en sus
distintas etapas con la memoria. Estas investigaciones han hecho que se generen hipótesis
que pretenden explicar dichas relaciones, estas no son totalmente opuestas, pero difieren en
algunos aspectos.
1. La primera (“dual process hypothesis”) asume que diferentes etapas del sueño sirven
para la consolidación de diferentes tipos de memoria.
2. La segunda hipótesis en cambio, (sequential hypothesis) busca destacar la importancia
de la sucesión ordenada de sueño NREM - REM para la consolidación de la memoria,
ya que actúan complementariamente (Rauchs, Desgranges, 2005).
3. Otra hipótesis más reciente (active system consolidation hypothesis) señala que la
consolidación de la memoria se debe a la reactivación repetida durante el sueño SWS

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de las memorias recientemente adquiridas, consolidándolas así como memorias a largo
plazo.
Las tres hipótesis, aunque difieren en varios aspectos, tienen una amplia cantidad de
sustento empírico. Pero en el presente trabajo procederemos a presentar parte de dicho trabajo
empírico para desarrollar nuestra pregunta de investigación, en vez de evaluar o discutir
directamente la validez de estas hipótesis.
Walker, Brakefield, Morgan, Hobson & Stickgold (2002) evalúaron el aprendizaje
procedimental (el cual a su vez, incluye a la memoria procedimental) a través de una tarea de
digitación veloz de números en computador. Los resultados indican notoriamente un aumento
significativo en el desempeño de la tarea cuando los sujetos dormían durante 10 horas entre la
sesión de aprendizaje y volver a hacer la tarea. Otros estudios demuestran que tanto el sueño
REM como el NREM son importantes para este tipo de consolidación de la memoria (Payne J.,
2011).
Existen estudios los cuales indican la relación entre la memoria de tipo episódica y el
sueño NREM. Un estudio realizado en la Universidad de Düsseldorf, Alemania, desarrolló dos
experimentos con estudiantes universitarios, en los cuales relacionaba el efecto de siestas de
corta y larga duración, en la memorización de palabras. En el primer experimento se evaluó la
memorización de 30 palabras después de 60 minutos de retención. En esta hora los sujetos
debían tomar una siesta o realizar diversas actividades, manteniéndose así despiertos. Los
resultados obtenidos con este experimento demostraron que los sujetos que pudieron tomar
una siesta, que en promedio duraron 25 minutos mostraron un mejor desempeño en la labor de
recordar las palabras. En promedio recordaban 8 palabras, mientras que los que no durmieron
durante la hora de retención recordaban en promedio 6 palabras. En este experimento no se
consideró la correlación entre la duración de la siesta y el desempeño en la tarea. En el
segundo experimento, en cambio, se agregó un grupo más al método anterior, a los cuales no
se les permitía dormir más de 6 minutos, los sujetos de este experimento no participaron en el
primer experimento. El primer grupo, durmió en promedio 35.8 minutos (siesta larga), y
recordaron un promedio de 9.1 palabras; El segundo grupo, se le permitía dormir solamente 6
minutos (siesta corta) y lograron un desempeño de 8 palabras en promedio; El tercer grupo, el
cual no dormía durante esa hora, logró un desempeño de 7 palabras en promedio. (Lahl O.,
Wispel C, Willigens B. & Pietrowsky R., 2007)
Otro estudio realizado por Walker (2009), investiga la relación entre la adquisición de
memoria emocional (un tipo de memoria declarativa) y privación del sueño, y se señala que la

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privación del sueño afecta negativamente en la retención de estímulos tanto negativos como
positivos. También se han hecho estudios con privación del sueño REM en roedores. Estos
sugieren que la privación del sueño, luego de sesiones de aprendizaje altera la regulación de la
señalización a nivel del hipocampo, lo que afectó la memoria asociativa a largo plazo de los
roedores (Davis C., Harding J., & Wright J., 2003). Craif (2011) demostró experimentalmente
que estudiantes sometidos a pruebas que implicaron memoria de corto plazo después de una
privación del sueño por 24 horas, podían tener un mejor desempeño durante un corto periodo
de tiempo. Según él, esto se debía a que el organismo reacciona defensivamente frente a la
privación del sueño. Sin embargo, Craif también señala que estas mejoras en el desempeño
son temporales, y que finalmente la privación del sueño afecta negativamente en el desempeño
tanto de la memoria a largo plazo, como también en las tareas en las que el sujeto debe
responder a múltiples estímulos.
Por lo tanto, en base a estos estudios podemos hallar las siguientes relaciones:
1. El sueño, tanto NREM como REM, impacta significativamente en la adquisición de
memoria procedimental, mejorando grandemente el desempeño de estas tareas
después de dormir.
2. El sueño de corta duración o siestas (sueño donde no está presente la etapa REM)
aumenta el desempeño de los sujetos en la consolidación de memoria episódica.
3. La privación del sueño puede afectar negativamente en la adquisición de nueva
memoria asociativa, tanto emocional como neutra, en estímulos positivos, negativos o
neutros.
4. La privación del sueño puede mejorar temporalmente la adquisición de memoria de
corto plazo, pero la mejora es momentánea y esta misma privación termina afectando
negativamente en la consolidación de nueva memoria.
Estas relaciones ayudan entonces a responder la pregunta de investigación. Las interrupciones
o privaciones de el sueño, ya sean parciales o totales, REM o NREM, afectan directamente la
consolidación y adquisición de la memoria. La relación entre el sueño y la memoria es
indudable, y actualmente la discusión científica no se centra en debatir su importancia, sino que
se enfoca en identificar si las distintas etapas del sueño tienen efecto en distintos tipos de
memoria. Una alta calidad del sueño es imprescindible para que nuestros procesos
relacionados con memoria se lleven a cabo eficientemente.

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Reflexión sobre hábitos del sueño en el ámbito académico
Debido a las presiones ejercidas por el medio o simplemente por la excesiva cantidad
de contenidos que se deben aprender en poco tiempo, muchas veces los estudiantes de ven
forzados a reducir su tiempo destinado al sueño dentro de un día, con el objetivo de mejorar el
desempeño académico. Sin embargo se debe tener especial consideración con esta medida ya
que puede según nos indica la evidencia anteriormente mencionada puede conllevar más
efectos perjudiciales que positivos para el desempeño académico. Tal como se señala en ‘​La
memoria en el aprendizaje’, entendemos que la memoria juega un papel fundamental en el
proceso de aprendizaje, por lo que si ésta se ve afectada, perjudica también dicho proceso. En
el año 2014 Lucero et al. llevaron a cabo un estudio que relaciona los trastornos del sueño y
vigilia (TSV) con el desempeño académico de estudiantes de medicina de quinto año en la
Universidad Nacional de Córdoba. Los datos fueron obtenidos a través de encuestas, para
evaluar trastornos del sueño se usó una encuesta basada en el SLEEP-50 Questionnaire; por
otro lado para evaluar somnolencia se aplicó la escala de somnolencia de Epworth (ESE). Los
datos obtenidos lograron identificar la presencia de TS en los estudiantes, demostrando que
factores como la privación del sueño, horarios inadecuados del inicio del sueño y otros factores
influyeron en la aparición de hipersomnia diurna. Además fue evidente que los TS influyeron en
el rendimiento académico, ya que los alumnos con peor rendimiento académico presentaban
trastornos más severos.
En conclusión, los malos hábitos en relación a la regulación de las horas de sueño
pueden afectar directamente a la memoria, la cual cumple un rol fundamental en el proceso de
aprendizaje y la capacidad de reproducirlo en tareas cognitivas. Los trastornos del sueño y los
malos hábitos, según estudios, suelen desencadenar en un pobre desempeño académico y no
solo eso, sino además gatillar trastornos como la somnolencia diurna y bajos niveles de alerta
en el periodo de vigilia.

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Conclusión
A través de la lectura y revisión de esta revisión bibliográfica se aprecia que los
fenómenos del sueño y la memoria son complejos y están integrados en muchos aspectos y
etapas distintas. El estudio científico y clínico de estos fenómenos, aunque profundo e
innovador en algunos aspectos, es en la actualidad limitado respecto a su capacidad para
responder a todas las interrogantes que surgen a partir de la observación de estos fenómenos.
Se evidencia que los vacíos dentro del estudio del sueño deben a que es un fenómeno
históricamente susceptible a múltiples interpretaciones, lo cual ha retrasado el campo de acción
científico en su conocimiento. Además, el hecho de que los individuos al estar durmiendo
tienen un mínimo nivel de conciencia, suma otra variable difícil de superar en los estudios
empíricos, los cuales hoy en día han sido posibles principalmente gracias al avance de
técnicas derivadas de otras disciplinas, como es el EEG.
En el caso de la memoria, existe aun discusión sobre las clasificaciones y funciones que
se le atribuyen a cada una, y las presentadas en este trabajo corresponden a las mayormente
aceptadas, aunque existen otras que difieren en su método de análisis y consecuentemente en
su clasificación. Sin embargo, los avances de la biología molecular han permitido presentar en
esta investigación algunas de las teorías más innovadoras y empíricamente válidas sobre
fenómenos asociados a la memoria, como es el caso de ‘​La consolidación de la memoria’.
Actualmente se han logrado dilucidar algunas relaciones fundamentales entre el funcionar del
SNC y los fenómenos psicológicos, lo cual parece ser uno de los campos de estudio más
prometedores en el futuro desarrollo de las ciencias que permitirán entender las relaciones
entre lo tangible y lo aparentemente intangible del ser humano.
El análisis de las investigaciones existentes que relacionan el sueño y la memoria nos
permiten entender que distintos tipos de sueño pueden afectar o verse involucrados en la
consolidación o la utilización de distintos tipos de memoria. Existe actualmente un gran vacío
sobre las relaciones concretas que hay entre cada aspecto que integra estos fenómenos, ya
que como se mencionó anteriormente son muy complejos y su estudio científico está en etapas
tempranas. Sin embargo, las investigaciones aquí estudiadas nos permiten esbozar una idea
de las relaciones que existen entre estos fenómenos, sobre cómo el sueño afecta a la memoria
y lo más fundamental de todo: nos indican sin lugar a dudas que las relaciones entre ambos
existen y son de importancia en la conducta de los animales. Cabe también mencionar que en
base a la experimentación empírica existente y disponible, este trabajo se ha orientado al
análisis más bien general de las relaciones entre el sueño y la memoria y no a características

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más acotadas, como lo podrían ser la calidad, la duración, la sucesión entre sus etapas o la
privación del sueño sobre la memoria; ya que la experimentación sobre estos aspectos
particulares son todavía aspectos de debate en muchos casos. En base a lo anterior se sugiere
que en futuras investigaciones de carácter bibliográfico se busque indagar en uno de estos
temas más acotados, contraponiendo las diferentes hipótesis y opiniones respecto al tema.
Finalmente, la reflexión que se presenta, hace hincapié en la importancia de informarse
sobre estos estudios, analizar las variables involucradas y los resultados obtenidos en cada
uno de ellos, a modo de poder revisar de forma autocrítica los hábitos cotidianos personales
que se llevan a cabo en la sociedad actual y los efectos que estos pueden tener en los
objetivos perseguidos o la salud de los seres humanos. En el caso específico de esta
investigación se hace un llamado a la reflexión por parte de las personas que están
constantemente sometidos a exigencias académicas y que requieran de una alta capacidad de
aprendizaje y memoria; a considerar estas investigaciones aquí expuestas para contrastarlas
con hábitos mantenidos que, sin parecerlo, pueden tener más efectos negativos que positivos.

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Referencias
Adrover-Roig D., Muñoz, E., Sánchez-Cubillo, I., & Miranda, R. (2014). Neurobiología de los
sistemas de aprendizaje y memoria. En Redolar, D. Neurociencia Cognitiva. (pp. 411-438).
Barcelona: Panamericana.

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