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CARL GUSTAV JUNG Y EL CONCEPTO DE PERSONA

SOBRE CARL G. JUNG

Nacido en 1875, en Kesswil, Suiza, hijo de un pastor protestante —lo que marcó su
tendencia al misticismo. Tras graduarse en medicina en 1902 por las universidades
de Basilea y de Zürich, con un amplio bagaje intelectual en biología, zoología,
paleontología y arqueología, comenzó sus trabajos sobre las asociaciones verbales:
las respuestas de un paciente a unas palabras estímulo ponían de manifiesto lo que
Jung llamó 'complejos'. Estos estudios le darían renombre internacional, llevándole
además a un periodo de estrecha colaboración con Freud.

Sin embargo, con la publicación de Transformaciones y símbolos de la libido


(1912), se separó del maestro y de su interpretación sexual de la libido. Dos años
después, abandonó la presidencia de la Sociedad Internacional Psicoanalítica para
fundar un movimiento denominado psicología analítica.

Durante los 50 años restantes de su vida, Jung se dedicó a desarrollar sus teorías,
desplegando una amplia erudición en mitología e historia, y viajando a conocer
diversas culturas (en Nuevo México, India, o Kenya), además de trabajar sobre los
sueños y fantasías de su infancia. En 1921 publicó otra de sus principales obras,
Tipos psicológicos, donde trata la relación entre lo consciente y lo inconsciente
proponiendo la distinción de tipos de personalidad extrovertida-introvertida,
después tan popular.

El enfoque terapéutico de Jung se dirigía a reconciliar los distintos estados de la


personalidad, que él no sólo dividía en extroversión versus introversión, sino entre
sensación versus intuición o sentimiento versus pensamiento. Comprendiendo
cómo se integra el inconsciente personal con el colectivo, el paciente alcanzaría un
estado de individualización, o totalidad en sí mismo. Jung escribió numerosas
obras, en especial sobre los métodos analíticos y las relaciones entre psicoterapia y
creencias religiosas. Murió en 1961 en Küsnacht, Suiza. (Baudouin, 1967).

LA PSIQUIS EN JUNG: INCONSCIENTE PERSONAL E INCONSCIENTE


COLECTIVO

Freud concibe a los contenidos inconscientes como tendencias infantiles


reprimidas, debido a la incompatibilidad de sus características con el ambiente. De
esta forma es cómo surge la represión, que se establece en la primera infancia y
sigue durante toda la vida.

Sin embargo, el inconsciente no solo tiene contenidos reprimidos, sino también


todo aquel material que no haya traspasado el umbral de la conciencia. Es por ello
que el inconsciente está constantemente ocupado en la agrupación y reagrupación
de sus contenidos. Para Freud lo inconsciente son adquisiciones de la existencia
individual, lo cual según Jung, significaría un número limitado de éstas; en
consecuencia, se puede dar un agotamiento del inconsciente por el análisis o un
inventario completo de sus contenidos.

Jung postula un inconsciente de diversos estratos psíquicos, organizados según


grados de profundidad y antigüedad. El más primero de ellos es el llamado
Inconsciente personal, conformado por materiales de naturaleza personal ya que se
caracterizan por ser "adquisiciones de la existencia individual y factores
psicológicos reprimidos que podrían volver a ser conscientes al reconocerlos."
(Jung, 1936. Pp. 66) En otras palabras, los contenidos de este inconsciente, son el
pasado personal del individuo.

El inconsciente personal y sus contenidos son parte integrante de la personalidad;


su ausencia produciría en la conciencia una inferioridad en cualquier sentido. Esta
inferioridad de personalidad para Jung, no es con respecto a un defecto congénito
ni a una carencia orgánica, es más bien en relación a una omisión, por la que se que
experimentaría un conflicto moral del yo, o sea, no habría una idea del bien y del
mal.

Durante la terapia, estas las cualidades morales del individuo son las que mediante
la comprensión de la necesidad o, indirectamente, mediante el sufrimiento de la
neurosis le obligan a asimilar partes de su propio inconsciente y a mantenerlas
conscientes. El paciente que prosiga por este camino de realización de su propio
inconsciente, necesariamente trasferirá a su conciencia el contenido del
inconsciente personal, ampliando de ese modo el área de su personalidad.

El término ampliación, se refiere en primer lugar a la conciencia moral, ya que los


contenidos del inconsciente liberados por el análisis y aportados a la conciencia
suelen ser contenidos por lo pronto desagradables y, por eso mismo, reprimidos.

Al parecer el inconsciente almacena también contenidos de procedencia muy


distinta a las adquisiciones personales. Estos son imágenes perfectamente
colectivas, cuya existencia étnica es conocida hace muchísimo tiempo; con respecto
a esto, Jung dice: “el cerebro humano (...) sigue funcionando del mismo modo que
en el tiempo de los antiguos germanos". Así por ejemplo, en la obra consultada para
este escrito se relata el caso de una paciente que tiene un sueño; ella se ve en un
campo de trigo acariciado por el viento, donde se encuentra con el padre en la cima
de una colina. Él tiene la altura de un gigante y la toma en sus brazos como a una
niña pequeña; de esta forma la mece, así como el viento mecía las espigas.

La imagen divina del sueño- el padre, que también simboliza al amado y al médico-
se pueden adjudicar a la idea consiente de Dios que tiene la paciente. Sin embargo,
ella estaba situada en una posición crítica y agnóstica frente a la religión y además
sus ideas acerca de un ser divino estaban ya en la abstracción completa.

Al contrario, la imagen del sueño corresponde- según Jung (1936)- "a la


representación arcaica de un genio pagano de la naturaleza" (Pp. 67). Esto se deriva
de un antiguo axioma que versa: "Dios es un espíritu" y si se traduce literalmente al
griego, veremos que "espíritu" corresponde a "Neuma", o sea, viento: "dios es el
viento, más fuerte, más grande que el hombre; ente formado por hálito
invisible"(Op.Cit. Pp. 67) Así, los sueños desarrollan una Imagen divina arcaica
que difiere muchísimo del concepto que Dios forma en la conciencia.

De esta forma es como llegamos hasta las imágenes primitivas o "arquetipos", los
que se almacenan en el inconsciente en forma de "categorías heredadas"; estas se
encuentran junto con los contenidos personales, a lo cual Jung expresa: "He
establecido la hipótesis de que el inconsciente en sus estratos más profundos, posee
contenidos colectivos, relativamente animados, y por lo mismo he propuesto el
término Inconsciente colectivo".

CONTENIDOS SUPRAPERSONALES DERIVADOS DEL INCONSCIENTE


COLECTIVO.

Según Jung, el análisis y transformación de contenidos inconscientes en


conscientes durante la terapia, conduce a la aparición de una tolerancia en base a un
sentimiento de superioridad, gracias al cual llegan a "aceptarse" fragmentos
relativamente difíciles de aceptar en la conciencia. Esta comprensión más
completa, la unión de lo que antes estaba separado y la aparente superación del
conflicto moral, otorgan la sensación de superioridad.

Al contrario, existen otras reacciones antes los contenidos del inconsciente que no
siempre son agradables. Por ello, hay algunos individuos que al adquirir los nuevos
conocimientos los se toman demasiado en serio y se entregan completamente a su
depresión. Dudan y reniegan de todo lo que son y se olvidan de que sus semejantes
también poseen debilidades. Sin embargo, cuanto más se retire y oculte más crecerá
en él la necesidad de ser comprendido y reconocido; aunque hable de su
inferioridad, en su interior no cree en ella.
Ambos casos son netamente opuestos; son demasiado grandes y demasiado
pequeños a la vez. Ambos van más allá de lo humano- en su grandeza y en su
pequeñez- por ello Jung los denomina "semejantes a Dios". Sin embargo, él dice
que para quienes consideran inapropiada esa metáfora, les propone el término de
inflamación psíquica. Esto significa una extensión de la personalidad más allá de
los límites individuales; esto se da por la adquisición de contenidos y propiedades
que se encuentran fuera de los límites, en el inconsciente colectivo. Estos
contenidos "suprapersonales " no son indiferentes o inertes para el individuo, sino
más bien ejercen una influencia atractiva en la conciencia. Es así como la
identificación con el cargo u ocupación tiene algo magnético, lo que en
consecuencia construye hombres que no son más que la dignidad que se les
concede en sociedad. Al interior de esta cáscara sólo se encontrarían grandes
insuficiencias personales.

Asimismo, mientras muchos se pierden en los títulos sociales, otros desaparecen en


una visión interna y se pierden de los otros individuos. En estos casos se encuentran
las transformaciones incomprensibles, como lo es la "escisión del alma" o
"esquizofrenia". Este tipo de inflamaciones patológicas es debida a una debilidad
de la personalidad frente a los contenidos colectivos inconscientes. De este modo el
inconsciente colectivo, al igual que la sociedad, cobija cáscaras atractivas; esto
lleva a la relación entre la psiquis personal y la psiquis colectiva a ser similar a la
observada entre individuo y sociedad.

LA PERSONA: DERIVACIÓN SOCIAL, DEFINICIÓN Y FUNCION.

El individuo no es un fenómeno aislado, sino un ser social; de igual modo el


espíritu humano no es un ente aislado, sino un hecho colectivo. Es así como
también tiene ciertas tendencias que, por su naturaleza colectiva, están en conflicto
con las necesidades individuales. El nacer con un cerebro altamente diferenciado le
brinda al ser humano la posibilidad de ricas funciones espirituales que no ha
adquirido ni a desarrollado por sí mismo. El parecido universal de los cerebros
rinde una posibilidad de funcionar espiritualmente de forma universal; eso es lo que
realiza la psiquis colectiva.

Si se acoge erróneamente al inconsciente colectivo en el conjunto de las funciones


psíquicas personales, sobreviene lo que se llama una disolución de la personalidad
en sus pares antagónicos. En el inconsciente colectivo están contenidos las virtudes
y vicios del ser humano, así como todo lo demás. Sin embargo, sólo los pares
antagónicos morales- por ejemplo, el bien y el mal- son los que se han hecho sentir
o que fueron transformados artificialmente en concientes. La disolución surge hasta
que se da comienzo a un desarrollo personal de la psique, con lo cual la conciencia
vislumbra la naturaleza incompatible de los antagonismos. De esta forma comienza
la represión; se quiere ser bueno y se debe suprimir lo malo. La represión del
inconsciente colectivo no es más que la simple necesidad del desarrollo que la
personalidad.

En los pueblos primitivos, el desarrollo de la personalidad- o Persona- es un asunto


de prestigio mágico. El carácter especial de los distintivos exteriores crea una
separación del individuo; en el hechicero su aislamiento se subraya aún más por la
posesión de especiales secretos rituales. Utilizando semejantes medios, el primitivo
consigue para sí mismo un revestimiento que podrá designarse como Persona. El
individuo favorecido se queda aparentemente separado de la esfera colectiva, lo
que significa adquirir un prestigio mágico.

La sociedad experimenta la necesidad de tener una figura que actúe mágicamente;


con la enorme importancia del prestigio personal, la posibilidad de su
desintegración regresiva en la psiquis colectiva significa un peligro, no solamente
para el individuo, sino también para sus semejantes. Sin embargo, al alcanzarse la
aceptación general, la Persona se convierte en una verdad colectiva.
Este menosprecio de lo individual significa una casi anulación del ser aislado, con
lo que se extermina el elemento de diferenciación en una comunidad; sólo florece
la sociedad y todo lo colectivo en el individuo. Todo lo individual queda condenado
a desaparecer, o sea, a la represión; así lo individual pasa al inconsciente, donde se
transformará en lo malo por naturaleza. Es por ello que mientras menos individuos
tengan un cuerpo social, mejor quedará garantizada la individualidad de sus
componentes.

Los instintos colectivos, formas fundamentales del pensar y sentir humanos, son
para la personalidad consciente una adquisición que no se acoge sin un trastorno
esencial. En consecuencia, si la psique colectiva se interpreta como un accesorio
del individuo, significa una reducción de la personalidad que difícilmente podrá
vencerse. Es absolutamente necesario saber la diferencia entre los contenidos
personales y los colectivos; pero esta diferenciación no resulta fácil, puesto que lo
personal está estrechamente relacionado con lo colectivo.

Entonces, la personalidad consiste en una suma de hechos que para el individuo son
"personales". Este término- personal- expresa la pertenencia exclusiva a este
individuo determinado; una conciencia solamente personal acentúa sus derechos de
propiedad y de autoría referente a sus contenidos, con lo cual intenta crear un todo.
Pero todo contenido que no encaja bien con este conjunto, se descuida, se olvida, se
reprime o se niega. Es por esto que tienden la sacrificarse demasiados factores
humanos a favor de una "Imagen ideal" en la que se quisiera transformar el
individuo.
Aquí entra en juego la facultad del ser humano más útil para el colectivo: la
imitación; no hay ley en la base de la sociedad, sólo imitación. Con el fin de un
"diferenciación personal" se utiliza de igual forma este mecanismo; se imita a
alguna personalidad eminente o atractiva, con la que se llega a conseguir –
aparentemente- una diferenciación con el prójimo. Semejantes individuos
"personales" son muy sensibles; con facilidad surge en ellos algo que les suele
recordar a su consiente algún detalle poco grato de su carácter verdadero.

Este recorte de la psique colectiva es llamado por Jung como "Persona". Este
término es muy adecuado, puesto que persona significa originariamente la máscara
que llevaba al escenario el actor. La persona es "una máscara que aparenta
individualidad" (Jung, 1936. Pp101), es sólo un papel desempeñado en el que habla
la psiquis colectiva. Si se analiza la Persona, se saca la cáscara y se descubre que en
el fondo es colectivo lo que parece ser individual. La Persona no tiene nada de real,
es más bien "un compromiso entre el individuo y la sociedad, referente al papel que
ha de desempeñar por el hecho de tener un nombre, adquirir un título o desempeñar
el cargo de tal o cual personaje". (Op. Cit. Pp. 101).

Es así como la "Persona" en un complicado sistema de relación entre la conciencia


individual y la social. Sus funciones principales son producir determinada
impresión a los demás individuos y, también, ocultar la verdadera naturaleza
individual. Sin embargo, quien esté completamente identificado con la "mascara",
comprende que la segunda función es meramente superficial ya que no conoce lo
que debe esconder.

La sociedad espera- y exige- que cada individuo desempeña su papel a la


perfección; todo esto es una especie de garantía para la estabilidad social. Por
ejemplo, Jung dice que un zapatero y un poeta son dos personas distintas, las que
un individuo no puede tomar a la vez. Si es así, este individuo sería visto como
diferente a los demás, lo que suscitaría recelos. A estos individuos, en el mundo
académico se les llama "eclécticos", en la política son factores imponderables, en
religión son llamados "librepensadores". Sobre ellos cae la sospecha de la
informalidad, ya que la sociedad solo considera válidos los productos y servicios
provenientes de individuos que solamente se dedique a su "Persona".

Por último, las identificaciones con el papel social son fuente abundantes de
neurosis; el ser humano no puede simplemente deshacerse de sí mismo, para
identificarse con una personalidad artificial. La construcción de una persona
adaptada a lo colectivo, significa una formidable concesión hecha al mundo
exterior, un verdadero sacrificio del individuo, que exige sin consideración al "yo"
a identificarse con la "Persona" al punto que existen realmente gentes que la
representan.

Sin embargo, la "ausencia de alma" es sólo aparente, porque el inconsciente no


tolera de ningún modo ser desplazado de su eje. Es así como el solo intento de
anular la verdadera naturaleza, desencadena una serie de manifestaciones
inconscientes: caprichos, estados de ánimo, afectos, angustias, debilidades, vicios,
entre otros.

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