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INTRODUCCION

El Estado ha sido una categoría de permanente redefinición histórica, no sólo ha


preocupado su papel y sus elementos sino que también se ha reflexionado sobre
su origen e incluso sobre su extinción. Las teorías y enfoques no han sido pocos y
todos ellos han dado cuenta de la sociedad y el tiempo en el que se las formulo.
Aparece así de manera inicial la discusión acerca de la existencia de la realidad del
Estado y las diferentes teorías que explican su origen: La teoría de la lucha de
clases, teoría del contrato social y la teoría de la naturaleza del hombre.

El Estado es una concepción social que va cambiando, depende más de la


sociedad que de un Estado establecido, un claro ejemplo es la evolución histórica
que ha pasado el Estado desde los pequeños grupos de familia formando
sociedades prepolíticas entre ellas tenemos: la horda, el clan, la tribu y la
confederación tribal, posteriormente con la aparición de sociedades políticas;
dejando en evidencia que el Estado con el transcurso del tiempo va a ir cambiando
de acuerdo como la sociedad misma va avanzando ya sea politicamente,
economicante y tambien culturalmente.

La autonomía del Estado respecto de la sociedad es evidente, a pesar de que su


actuación también responde a presiones e influencias de distintos orígenes debido
a las diferentes naciones que existen en la sociedad y el pensamiento tan distinto
que tiene cada uno de ellos. El Estado no puede estar divorciado de la sociedad,
aunque tampoco estar supeditado a ella.

Por eso se dice que el Estado actúa con autonomía pero siempre al tanto de los
beneficios de la propia sociedad y también velando por la democracia de sus
naciones que le constituyen.

Hoy en la actualidad el Estado tiene una estructura organizada conformada por


poderes del Estado que son el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder
Judicial que ha permitido que exista un equilibrio en las funciones que desempeña
el Estado.
6. ELEMENTOS DEL ESTADO
Pueblo, territorio y poder son los tres elementos del Estado. Si se añade
que el poder existe para realizar el bien común, la definición se completa.
Algunos autores consideran como un cuarto elemento al ordenamiento
jurídico, pero nosotros creemos que tal arquitectura de normas es la
producción del Estado, a la vez que el sistema que lo estructura. Refleja
la voluntad que dicta las normas, es decir, el Poder. Esencialmente, el
Estado es poder, impuesto inicialmente y más tarde institucionalizado.
Derecho y Estado se entremezclan y se suponen recíprocamente. Los
actos coactivos que caracterizan al Derecho y al Estado son los mismos.

6.1 POBLACIÓN
Que habita ese territorio y, que por ello se encuentra sometido a su
autoridad, que es objeto y sujeto del Estado.

El Estado está conformado por un conglomerado social, política y


jurídicamente constituido y permanente en el tiempo; este conglomerado
humano es lo que se denomina población. La población se compone por
seres razonables que cumplen un ciclo vital durante el cual buscan la
realización de objetivos, que según el caso pueden ser individuales o
colectivos.

En el conglomerado humano se encuentra la totalidad de los habitantes


del Estado sin distinción en cuanto a calidades como nacionales,
extranjeros, mayores o menores de edad, domiciliados y transeúntes;
se hace esta inclusión tan amplia para mayor cobertura de los fines del
Estado contemporáneo, puesto que actualmente este es un medio para
satisfacción de necesidades de la población.

Se entiende por población al conjunto de personas que se encuentran


dentro del Estado sometidas a la Constitución y a las leyes de ese
Estado.
Pueblo: Se refiere a aquella parte de los habitantes asentados en un
determinado territorio que ejercen derechos políticos como sede del
sistema democrático y que sobre ellos recae la autoridad de la
jurisdicción y de la política, lo que se denomina soberanía.

6.2 TERRITORIO (elemento físico o material del Estado)


Es el elemento fundamental para la constitución de un Estado, pues
sin territorio no hay Estado. El territorio es una parte de la superficie
del mundo que pertenece a una nación; dentro de esa superficie se
crea un país que es habilitado por un pueblo que tiende a tener las
mismas costumbres y hábitos, país que mediante el uso de fronteras
o límites territoriales delimita su territorio respecto del territorio de las
naciones vecinas, y delimita a los Estados hasta dónde puede llegar
su poder. La noción de territorio implica la existencia de límites.

Sin embargo, el territorio no se conforma únicamente a partir de


determinadas porciones de tierra, no se reduce a lo geográfico y
mucho menos a lo topográfico; el territorio también está compuesto
de elementos ficticios inmateriales que son creados por la ley, como
por ejemplo, las embajadas, los consulados, las naves y aeronaves
que tengan la bandera colombiana, Todas estas figuras son ficciones
de territorio, y en caso de invasiones o ataques, el Estado puede
defender legítimamente su soberanía sobre ellas.

Así el territorio es una función espacial que depende de una norma


jurídica, pues allí se establecen sus límites y definiciones.

El territorio, como parte fundamental del Estado, cumple las siguientes


funciones respecto al Estado:

 Existe para ejercer la jurisdicción de manera exclusiva. El carácter


exclusivo de la jurisdicción evita la formación de guerras continuas. La
franja de Gaza es un ejemplo representativo de la consecuencia
funesta de no exclusividad en la jurisdicción pues allí dos figuras la
ejercer: una organización que se equipara a un Estado y un Estado
legítima y legalmente constituido.
 Sirve para desarrollar los propósitos y fines objetivos y subjetivos de un
Estado. Sirve además para que el Estado garantice la permanecía en
el tiempo y logre durar.

 El territorio es la unidad integradora de la comunidad del Estado.

6.3 PODER
Alude a la capacidad de una persona o de un grupo de personas para
determinar, condicionar, dirigir o inducir la conducta de los demás.
Expresa una combinación de energía y capacidad al servicio de un ideal.
El poder es el recurso de que dispone la autoridad para dirigir y hacerse
obedecer.

Se trata de un fenómeno que se encuentra presente en todas las


relaciones coexistenciales. Así, en cualquier núcleo humano
encontraremos a alguien que conduce y a otros que obedece y son
guiados. Como afirmara Santo Tomas de Aquino, el poder “es la acción
de una voluntad sobre otra voluntad”

El poder es una fuerza social destinada a imponer comportamientos


humanos en la dirección que fija quien la ejerce. Se trata de una acción
vigorosa que expresa una cualidad dominante de la voluntad personal o
de lado un conjunto de hombres. La dimensión de esta acción no es
cuantitativa, sino cualitativa implica una preminencia ético política que
mueve a la obediencia por consentimiento voluntario. Su núcleo
característico es su fundamento moral.
7. FINALIDAD DEL ESTADO
7.1 EL BIEN COMÚN

Para la comprensión de las instituciones es necesario conocer su finalidad. La causa


final del Estado es el bien común, es decir, el bien de la comunidad. Así lo definió
Aristóteles y ha quedado como una verdad firme, de modo universal. El orden jurídico
es un elemento fundamental del bien común, pero no es el fin del Estado, sino un
producto social que se inspira en el bien común. Poder y fin están contenidos en el
orden, al cual remodelan. El poder esta antes del orden, pues lo dicta, y el fin está más
allá del orden, pues lo inspira.

El bien común consiste en un conjunto de condiciones sociales que favorecen la


existencia y el desarrollo del hombre. Es el medio social propicio para que la persona
se realice. No es una masa de bienes por repartir, sino un orden justo, más allá del cual
existen para el individuo un fin último. La consecución del bien particular es favorecida
o franqueada por la existencia de un orden que brinda seguridad y justicia, a través de
los servicios públicos. (Ferrero, 1975 pp.145 -146)

El Estado tiene la responsabilidad de establecer una comunidad que alcance su


propio “bien”; vale decir, que acceda al perfeccionamiento y al bienestar
mancomunado. En ese contexto, apunta a que los miembros del conglomerado
social puede desarrollar a plenitud sus potencias físicas, psíquicas, espirituales
e intelectuales; amén de alcanzar condiciones materiales de vida óptima.
7.2 LA DETERMINACIÓN DE LOS FINES DEL ESTADO

A nuestro modo de ver, los fines del Estado son plurales a saber: la
conservación del grupo social, la juridificacion de la vida coexistencial y la del
fomento del bien común.

Al respecto, veamos lo siguiente:

a) El fin de la conservación del grupo social

El Estado tiene la responsabilidad de alcanzar un nivel de seguridad y defensa


a favor de sus miembros. Ello al extremo de considerarlo como el fin primario
por excelencia.

Para tal efecto deberá diseñar y establecer un conjunto de acciones y


previsiones que permita la supervivencia del grupo social y su propia
permanencia en aras de poder cumplir los fines restantes.

b) El fin de la juridificación de la vida coexistencial

El estado tiene la responsabilidad de establecer un orden jurídico que permita


definir las relación generales del comportamiento social; la designación de la
autoridades del ejercicio del poder y su encausamiento dentro de los valores
socialmente deseados; y asegurar el restablecimiento de la armonía y la
convivencia frente a actos perturbatorios de la coexistencia.

c) El fin del fomento del bien común

El Estado tiene la responsabilidad de establecer una comunidad que alcance


su propio “bien”; vale decir, que acceda al perfeccionamiento y al bienestar
mancomunado. En ese contexto, apunta a que los miembros del
conglomerado social puede desarrollar a plenitud sus potencias físicas,
psíquicas, espirituales e intelectuales; amén de alcanzar condiciones
materiales de vida óptima.
7.2.1 LOS FINES DEL ESTADO
El Estado es una creación colectiva y artificial destinada a ordenar y servir a la
sociedad. Su existencia solo tiene justificación por los fines que históricamente
le corresponde cumplir.

Dichos fines tienen una naturaleza política y un carácter continuo; vale decir,
acreditan una esencia o sustancia referida a un orden de convivencia
organizado e institucionalizado bajo el gobierno de una autoridad ininterrumpido
despliegue de energía y fuerzas sin solución de continuidad. En ese sentido, la
razón a los fines del Estado es improbable revivir a este en un momento dado
en situación de reposo e inmovilidad.

El conocimiento de los fines estatales implica necesariamente encontrar las


razones justificables de su existencia: las que correspondiendo cumplir al
Estado son las que orientan su accionar y, que, por tales pautan la dirección y
alcance de sus actividades.

El conocimiento de la teleología exige una reflexión acerca de la articulación de


los motivos y las propuestas del accionar estatal.

Jean Dabín señala que “el fin que persigue al Estado es incontrastablemente
uno de los signos que permiten reconocer entre los demás fines sociales (…)
el fin es el principio especificador y animador; proporciona la razón de ser el
estado y de lo que cae bajo ese concepto”.

Al respecto, es importante ilusionar sobre si el Estado es la meta postrera de la


actividad social o es simplemente un instrumento al servicio de los seres
humanos; es decir, existe la necesidad de determinar la condición del Estado
como fin o como medio. Este proceso de dilucidación la efectuaremos al
desarrollar las teorías vinculadas con el problema de la teología estatal.
7.2.1.1 TEORÍAS
En la doctrina aparecen, entre otras, las siguientes teorías relativas al
problema de la determinación o inexistencia de los fines estatales: Teoría
jurídico-formalista, Teoría absolutista, Teoría limitativa y Teoría relativista.

Al respecto veamos lo siguiente:

7.2.1.1.1. Teoría jurídico – formalista

Esta concepción plantea que el Derecho Constitucional debe prescindir de


investigar sobre los fines del Estado, ya que ello rebasa largamente su
campo de estudio. En esa óptica, Hans Kelsen que el Estado es un sistema
de normas cerrado y lógicamente autárquico que no necesita de ulterior
justificación ante una instancia externa a ese orden. No es que se afirme que
el Estado “carezca” de fin, lo que se afirma es que no tiene sentido indagar
sobre el mismo.

En esta teoría, el Estado se reduce a una forma jurídica capaz de ser


utilizada al servicio de cualquier fin social que la ideología política desee
asignarle; el cuerpo político es un medio o instrumento para la realización
variopinta de fines sociales cuya valoración es política.

Por ende, por ser, el fin, algo extraño al fenómeno jurídico, deviene en ajeno
al mundo del Derecho Constitucional.

En ese contexto, dicha teoría establece que el orden estatal afirma su validez
con prescindencia de toda legitimación supra. Así Hans Kelsen [ob. cit.]
expone que “el Estado no es más que un medio para la realización de todos
los posibles fines sociales ”.
7.2.1.1.2. Teoría absolutista

Esta concepción parte de la base según la cual el Estado exige y se


desarrolla de manera natural y espontanea; en consecuencia es un fin de
sí mismo, una institución que tiende hacia sí y se concreta en sí. Por ende,
persigue metas u objetivos cualitativamente diferentes a los del conjunto
de sus miembros. Más que una configuración histórica específica, se
inspira en una concepción ideal y arquetípica del cuerpo político.

Gustavo Garcés [ob. cit.] señala que “así, el hecho mismo de existir per
se es lo que otorga al cuerpo político una finalidad”; su sola presencia
justifica su función, accionar y utilidad.

Al convertirse el Estado en un fin en sí mismo, obliga al concurso de todos


los seres humanos para que se pongan a su integral disposición y servicio,
“a efectos de acrecentar el poderío y engrandecimiento del mismo
mediante la unificación de todos los elementos y factores que se
encuentren integrando lo social y económico”.

En razón de lo expuesto, el fin del Estado se agota en sí mismo, cuando


exige a sus miembros solventar instrumentalmente con su esfuerzo, su
construcción, consolidación, conservación y engrandecimiento.

La aplicación de esta teoría en la realidad lleva a que el Estado devenga


en un centro de absorción de fuerzas que extrae su vigor institucional de
la autonomía de la persona, de forma tal que mientras aquel se vuelve
una potencia dominadora e irresistible, el ser humano pierde toda su
significación.

Esta teoría convalida el autoritarismo estatal al hacer que los operadores


del poder político no respondan por las actividades que desarrollan,
haciendo inútil cualquier sustentación de la vigencia de los derechos
fundamentales. La historia reciente demuestra la peligrosidad de la
concepción del Estado como fin en sí mismo, testimonio de lo cual fue el
Estado fascista.
7.2.1.1.4. Teoría limitativista

Esta concepción parte del conocimiento de los linderos o parámetros que


por propia naturaleza tiene el Estado, así como de los deberes positivos
de este con relación a sus miembros integrantes.

En relación con lo primero, queda claro que por naturaleza el Estado no


puede crear o inmiscuirse en nada de lo que pertenece exclusivamente a
la vida íntima de los seres humanos. Georg Jellinek [Teoría General del
Estado. Buenos Aires: Albatros, 1954] señala que el cuerpo político no
puede instituir, producir, ni engendrar nada de aquello que sea obra
exclusiva de la vida interior (por ejemplo, la sensibilidad ética, religiosa,
artística, etc.; a lo sumo puede propender a crear ciertas condiciones que
resulten favorables para el afloramiento de dicha sensibilidad). El Estado
no tiene más papel que aportar un ambiente y condiciones propias para la
subsistencia o el incremento de las manifestaciones humanas en los
campos de la ética, la ciencia, la cultura, etc.

Con originalidad, Héctor Rodolfo Orlandini consigna históricamente cada


Estado tienes fines enteramente privados condicionantes de su peculiar
proceso político. Así, señala que ello se evidencia de la Antigua Roma con
su vocación de conquista; la España feudal con su impulso en pro de la fe
católica; los Ausburgos y su meta hacia la unidad de la fe; y la Rusia
zarista hacia la colonización y civilización del norte de Asia.

7.2.1.1.5. Teoría relativista

Esta teoría hace referencia a la delimitación teleológicamente estricta de


una actividad estatal guiada por parámetros enmarcados en la triada de
seguridad, libertad y derecho. Este trino objetivo es tal en razón de que la
seguridad es consecuencia de la vigencia plena e integral del derecho,
como la es la libertad, que es el producto de la realización y verificación
efectiva del fenómeno jurídico.
Esta noción es criticada ya que la seguridad, la libertad y el derecho como
fines del estado, también se encuentran sujetos a circunstancias políticas
y valorizaciones subjetivas sobre sus alcances y contenidos, lo que en la
práctica hace poco confiable el supuesto “confinamiento” del Estado al
cumplimiento de dichos objetivos.

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