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Nocionesbasicasmorfologia Liguistica PDF
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Para esto nos ocuparemos de presentar algunas clases de palabras con sus
correspondientes morfemas, clasificaremos los morfemas y veremos, de modo muy
elemental, cómo se componen las palabras.
Definición de morfema
Cada nivel de articulación está compuesto por unidades de diferente naturaleza: las
del primer nivel serían los monemas o morfemas (unidades mínimas con significado) y
las del segundo nivel serían los fonemas (unidades mínimas sin significado, pero que
pueden operar cambios en el significado). Los morfemas o monemas, en la
terminología de Martinet, corresponden a la primera articulación.
A partir del nivel morfológico a todas las unidades puede atribuírseles significado,
por lo que pueden ser objeto de estudio de la semántica lingüística.
Tenemos entonces que las mínimas unidades lingüísticas que poseen significados son
los morfemas.
a. leona sustantivo
b. amoroso adjetivo
Los sustantivos
gat/ito
perr /ito
niñ/ita
La barra que agregamos separa una parte de la palabra de otra parte. Si no estuviera
la secuencia “gat-”, “perr-” o “niñ-” no seríamos capaces de comprender diferentes
significados cuando usamos estas distintas palabras. La información que otorga este
primer segmento de la palabra es definida y semánticamente cargada. Llamaremos
morfema léxico o lexema a este primer tipo de morfema.
Nos ha quedado la segunda parte de las palabras sin analizar. La inspección de las
palabras nos hace saber que “gatito” no solo informa sobre un contenido semántico
definido como ser el de ”felino doméstico”, sino que nos trasmite la idea de que se
trata de un gato pequeño. De modo tal que, “gatito” no es “gato”, ni “gatazo” o
“gatote”. Sin embargo, “gatito” es semejante a “perrito” e incluso a “niñito” en
cuanto a esta información.
gat/ito
perr /i to
niñ/ita
Nos quedan aun otros datos que obtenemos a partir de la forma de la palabra y que
sugieren otras divisiones. Sabemos que es un solo “gatito” y no varios, en cuyo caso
sería “gatitos”, y sabemos que no se trata de una hembra, sino de un macho.
“Gatito” se diferencia de “gatitos”, pues, por ser singular y plural, y de “gatita” y
“gatito”, por referir al género. Reconocemos aquí categorías aprendidas desde la
enseñanza primaria.
Tenemos, entonces, diferentes tipos de informaciones que nos dio la palabra por su
forma, y que están representadas de algún modo en la palabra que seleccionamos
para analizar. Nuestra intuición como hablantes de Español, nos ayuda mucho a
obtener estas informaciones automáticamente cuando escuchamos o leemos, o
cuando buscamos expresar esos significados en alguna forma audible o leíble. Sin
embargo, al igual que como sucedía con la identificación y el análisis de las unidades
fonológicas, si no tenemos algunas nociones gramaticales se nos dificulta saber,
fundamentalmente, dos cosas:
- cuáles son todas las unidades de la lengua que llamamos morfemas,
precisamente, por tener algún tipo de significado;
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Los morfemas bases o raíces, pues, son aquellos que recogen el contenido semántico
de la palabra. Por ejemplo, en la palabra “gatos” o “niños”, el morfema base es
“gat-” /niñ-“, ya que es la parte de la palabra que introduce el significado de animal
felino o ser humano no adulto.
Encontramos los morfemas de género (/o/ para masculino y /a/ para femenino), los
morfemas de número (/0/ para el singular y /s/ o /es/ para el plural). Así, por
ejemplo, en la palabra /niños/ tenemos el morfema /o/ que introduce el género
masculino y el morfema /s/ que introduce el plural. Así, esta palabra se puede
oponer a “niña”, donde aparece el morfema flexivo /a/ señalando género femenino y
el morfema flexivo /0/ o casilla vacía señalando singular.
Cabe señalar que si bien “niños” y “carros” contienen similar morfema de género, en
realidad éste se diferencia en el hecho que en el caso de “niños” el morfema indica
el sexo del referente y tiene la posibilidad de aparecer en femenino. Se habla de
esta caracterización morfológica en términos más generales como moción. En cambio
en el caso de “carro”, el morfema de género indica exclusivamente el género
gramatical, que no tiene nada que ver con el sexo del referente (porque, entre otros
aspectos este no tiene sexo) por lo que, obviamente, no existe la posibilidad de decir
“*carra”.
No hay que confundir los casos de distinción a/o de género de los casos en los que
esta distinción morfológica ofrece otro valor semántico, como sería el caso de los
que indican la diferencia entre árbol y fruto como es el caso de
“manzano/manzana”, “naranjo/naranja”; o bien cuando indica distinciones de
tamaño o categoría: leño/leña.
Antes de pasar a hablar de los adjetivos que son parientes cercanos de los
sustantivos, mostremos algunas diferencias en la forma de los sustantivos que
escapan a las regularidades expuestas antes.
No todas las palabras que pueden ser portadoras de género y número lo expresan en
los morfemas que la componen. ¿Cómo sabemos en qué género o en qué número está
“crisis” o está “caos”? “Crisis” o “caos” terminan en una “s”, expresión que
reconocemos habitualmente como morfema de número plural, pero no podríamos
decir que siempre que hablamos o escuchamos hablar de “crisis” y “caos” se trata de
varias “crisis” y de varios “caos”.
De acuerdo con Lyons (1981) las palabras pueden clasificarse en palabras que son
segmentables (o analizables) en sus morfemas, y palabras que no son segmentables
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(o inanalizables) en sus morfemas. Los sustantivos “crisis” y “caos” son palabras que
son no segmentables o analizables como lo era el caso de “niño”, por lo que no se
pueden encontrar los morfemas flexivos de género y número, sin embargo, el género
y el número de estos sustantivos se refleja a través de la concordancia que se realiza
con artículos y adjetivos:
En el caso de los sustantivos, serán los adjetivos y los artículos (en los que sí
aparecen evidentes los morfemas de género y número) los encargados de
mostrar el género y número de los sustantivos inanalizables, como por
ejemplo “crisis” o “caos”.
Así, no es posible decir “*el crisis”, sino que se debe usar el artículo en femenino (“la
crisis” “la aguda crisis” “una crisis espantosa”), dado que la palabra tiene género
gramatical femenino. Del mismo modo pasa con la relación entre singular y plural.
Diremos “las crisis”, en oposición a “la crisis”, “las crisis positivas”. Asimismo, el
número no varía, por lo que se sabrá si contiene información de plural o de singular
por las palabras con que se relaciona. Como la palabra no se puede segmentar no se
puede saber dónde está un morfema y dónde está el otro, como puedo fácilmente
hacer en “niños” o en “carros”.
crisis reloj - es
} indivisibles } divisible en número
caos menor -es
No todas las palabras admiten subdivisión de género como vemos en algunos de los
casos anteriores. Si no fuera por nuestro conocimiento de la lengua o por el
aprendizaje de las reglas y excepciones que suponen algunas palabras en la
definición de su género, no podríamos estar seguros del género al cual pertenecen.
Pero veamos como nos auxilian las relaciones de concordancia con otras categorías
de la lengua.
Algunos ejemplos:
reloj
Sabemos que es de género masculino porque se dice “el reloj” y no “la reloj”.
sartén y mar
pentagrama
muerte
agua
Si bien se dice “el agua”, igual sabemos que es de género femenino porque en el
adjetivo se mantiene el femenino: “el agua blanca”. En este caso se usa el artículo
masculino porque es una palabra que comienza con la vocal /a/ acentuada y si se
usara el artículo femenino quedaría difícil de pronunciar.
Los adjetivos
Así, por ejemplo, la oposición del morfema /o/ y el morfema /a/ funciona de forma
bastante regular en los adjetivos (rojo/roja, lindo/linda, pequeño/pequeña).
Sin embargo cuando los adjetivos terminan en /e/ no tienen esta variación
morfológica. Por ejemplo: verde, grande, potente. De modo que tenemos:
El verbo
El verbo constituye una clase de palabra que puede conjugarse adoptando morfemas
de tiempo, aspecto, modo, persona y número. Estos morfemas se clasifican también
entre los morfemas flexivos. El verbo conjugado es de fundamental importancia en la
oración, al punto, que algunos criterios de definición de una oración exigen que
cuente con un verbo conjugado.
“La casa en el borde del camino” (sin verbo conjugado, no es una oración)
Los morfemas flexivos del verbo en las formas conjugadas del verbo se diferencian
claramente de sustantivos y adjetivos. Los infinitivos, gerundios y participios, sin
embargo se definen como formas no personales del verbo, puesto que no adoptan
morfemas gramaticales de persona, número y modo. Analizar la morfología del verbo
es muy complejo, hay de hecho, distintas versiones gramaticales sobre cómo
especificarla. Por eso nosotros nos limitamos a una referencia muy general, que en
nada alcanza a mostrar estas dificultades.
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Gerundio
Infinitivo Participio
saliendo,
salir, cantar salido, cantado
cantando,
beber bebido
bebiendo
Formas no personales del verbo
Por ejemplo, en el infinitivo “salir”. “Salir” es el nombre del verbo, así como
“venir”, “cantar”. Esta palabra está compuesta por dos morfemas: el morfema
lexical o raíz /sal/ y el morfema derivativo /ir/ que señala que el verbo está en
infinitivo. Estas palabras pertenecen también a la categoría de sustantivo ya que
puede adoptar funciones de sustantivo e ir acompañados de los mismos
complementos, artículos y otras partículas.
La conjugación del verbo supone agregar a la raíz del verbo los morfemas flexivos
que implican su conjugación, por ejemplo, en “cantaba”, el morfema flexivo agrega
las informaciones de persona, número, tiempo, modo y aspecto que mencionamos
anteriormente. En el ejemplo que dábamos, “cant/aba” o “salió”, podemos
analizarlos en:
Hemos visto hasta ahora algunas distinciones básicas, que son parte de un análisis
morfológico elemental. Veamos algunas consideraciones generales que sirvan para
comprender en mayor profundidad algo de nuestra lengua y de las complejidades que
implican nuestros procesos de comprensión, producción y adquisición del lenguaje.
En este capítulo comenzamos por señalar que había palabras, como ser conjunciones
y preposiciones, que no podían analizarse más que considerando su unidad, sin
posibilidad de división morfológica.
En cambio, algunas de las distintas clases de palabras que poseen significado léxico
se componen de distintos morfemas gramaticales, algunos pueden ser comunes entre
ellas y otros diferentes.
A grandes rasgos podemos dividir los morfemas en las grandes clases que se
visualizan en el recuadro. Hasta el momento explicamos los morfemas léxicos o
lexemas y los morfemas flexivos, en el punto siguiente explicamos los morfemas
derivativos que completan el cuadro y las clases de morfemas que podemos
encontrar.
Poseen No poseen
Clase de palabra contenido contenido Permiten un análisis de los siguientes morfemas
léxico léxico
Flexivos Flexivos
Lexema
Nominales verbales
Número Género Derivativos
modo tiempo
sufijos,
número
Ejemplos prefijos
persona
infijos
aspecto
Sustantivos x X
X
Adjetivos X x X
Verbos X x
No variables en género
Adverbios X
y número
Artículos x x x
Conjunciones x
Preposiciones
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Por último, cabe señalar que, como en el caso de los fonemas teníamos alófonos, en
el caso de los morfemas contamos con alomorfos que son las diferentes realizaciones
de un determinado morfema.
El plural en español, por ejemplo, se puede realizar con el agregado de “s” o “es”.
Los prefijos, sufijos e infijos (o interfijos) se catalogan dentro del grupo de los
afijos. Los afijos son morfemas que se unen al lexema y le otorgan nuevos
significados manteniendo la misma categoría de palabra o cambiándola.
Ejemplos
De verbo a sustantivo
Proponer proposición
En este caso se sustituyó el morfema “er” que señala infinitivo por un sufijo que
cambia la palabra de categoría.
Los sufijos se colocan después del lexema o base (por ejemplo “-ez” en “niñez”).
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Los afijos producen un cambio en el significado del lexema primitivo, ya sea porque:
b. porque transforman el lexema primitivo en una noción más general, abstracta. Por
ejemplo, en el caso de “niñez” se observa como el sufijo “ez” transforma a la base
primitiva “niñ-” en una unidad de significado más abstracta y general que refiere a
una etapa de la vida.
Cambia la in+lexema
categoría
de la palabra in-viable
in-visible
Cualidad
Con sufijo Posibilidad Despectivos Doctrina Inclinacíón
abstracta
Aunque la categoria de palabra es muy útil y cuenta con una lagra tradición en los
estudios lingüísticos, ha representado serias dificulades para ser definida. Así, en el
seno de distintos paradigmas lingüísticos y cognitivos, hay poco acuerdo sobre qué se
puede entender por palabra. El punto crítico es que, a juicio de algunos autores, la
palabra no puede ser explicada por ningún criterio de tipo fonológico, morfológico o
semántico indiscutible, y de hecho, habría unidades lexicales que reunirían más de
una palabra.
Así por ejemplo, en la lengua se observan frases lexicalizadas, esto es, frases que no
se pueden modificar y que funcionan como unidad o palabra (verbos, sustantivos,
etc.). Por ejemplo, “morder el polvo” es una frase lexicalizada, con la idea de
“morir”. Se puede decir que es una unidad lexicalizada porque no tiene posibilidad
de ser analizada, es decir, descompuesta en sus constituyentes. No sería muy
habitual decir “mordió brutalmente el polvo” para decir “murió brutalmente”, ya
que la frase lexicalizada tiende a restringir la posibilidad de modificación. Un
ejemplo de frase lexicalizada con valor sustantivo es “mesa de luz”.
Sintaxis
Si salimos del nivel de la palabra, que es el nivel que está conformado por los
morfemas y las reglas morfológicas, llegamos al nivel de segmentos independientes
que pueden combinarse para formar oraciones. Esto es la sintaxis. En este material
haremos una muy breve referencia a su caracterización, dada la complejidad del
punto.
La sintaxis opera sobre las palabras de dos maneras simultáneas: por un lado otorga
valor de categoría a cada palabra. Esto supone que a cada palabra le va a asignar un
valor como verbo, como adjetivo, pronombre, sustantivo, artículo, conjunción o
adverbio) y por otro lado, aplica reglas de combinación sobre las categorías. Sería un
lenguaje muy poco económico si la sintaxis tuviera que tener una regla para cada
palabra, en cambio al tener reglas sobre categorías o clases de palabras se disminuye
enormemente la cantidad de reglas necesarias para producir o comprender una
oración. De esta manera no existe una regla para utilizar la palabra sustantivo
“mesa” dentro de una oración, sino que existe una regla sintáctica que se aplica a los
sustantivos.