El estado autoritario. En términos generales, la criminología Mediática
impulsa la tendencia a un estado autoritario, aunque no en el sentido más tradicional. Nicos Poulantzas (1936-1979) advertía esto en 1978. Si bien sostenía que la legitimización de la violencia mediante su pretendido monopolio estatal configuraba el elemento determinante del poder incluso cuando esa violencia no era ejercida en forma directa reconocida también la otra dimensión represiva en los mecanismos de miedo. Señalaban que las democracias estaban experimentando una transformación hacia una nueva forma de estado, un estatismo autoritario, que intersecaba el control sobre todas las esferas de la vida socioecomicas combinada con una radical declinación de las instituciones de la democracia política y una limitación draconiana y multiforme de las llamadas libertades de las llamadas libertades formales. Días pasados vimos como treinta años más tarde Jonathan Simon verifica el avance de este fenómeno y enuncia su tesis de la govemance por el crimen y el miedo. No es “ley y orden”, es otra cosa. Siempre se han conocido campañas de ley y orden (Law and order, Gezetz und Ordnung), que en Europa suelen desatarse contra partidos de centro a izquierdo en el poder. También se sabe que estos partidos, para neutralizar la imputación de caóticos o desordenados que les formulan las derechas, optaron muchas veces por sancionar legislaciones más represivas aunque estas.