Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Universidad de A Coruña
cc
The principle of the unit on "The Geneal Theory of Law" from Bobbio is a statement in
relation to the derivation of all the norms from one or several legislation from the same
fundamental rule, as if this rule refered to the unity of all the rules between them. This is
made by the labour of the interpret of law. He must eliminate, when resolving a concret
case, the possible antononyms and he must also integrate the actual vacuums with
norms that proceed from the same systems or from other partial ones.
Nevertheless, this last factor of unity is not obtained in full form or absolute
form,althought the law interpretation shows the constant effort of jurisprudence to
consider law as a coherent and full system.
La temática en la que ha centrado sus estudios es, pues, muy amplia. Con predilección
por el género ensayístico, siendo la mayor parte de sus obras compendios de ensayos o
de apuntes universitarios, abarca ámbitos tan distintos como la Filosofía Política, la
Sociología Jurídica, la Teoría General del Derecho, la Filosofía Analítica, el Derecho
Internacional, la Teoría de la Justicia, los Derechos Humanos y la Historia de la
Filosofía2
Dentro de esta variada gama de estudios jurídicos, destaca Bobbio su predilección por
los problemas de la Teoría General del Derecho, afición procedente de la lectura de
Carmelutti. Asimismo, es decisiva su influencia kelseniana, de acuerdo con el cual
desarrolla una teoría normativista y formalista. A esta materia ha dedicado gran
cantidad de ensayos, destacando los apuntes universitarios correspondientes a dos
cursos académicos, publicados inicialmente con la denominación de a
, en 1958 y laa , de 1960. Estas dos
publicaciones, por su conexión y continuidad, serían recogidas en un sólo volumen, con
la denominación de a
.Siguiendo esta argumentación romanista, Bobbio considera también que, pese a que la
idea de norma jurídica es clave para definir su concepto de Derecho como sistema en el
que esas normas se integran en su totalidad, el concepto de Derecho no puede definirse
desde el punto de vista exclusivo de la norma jurídica aisladamente considerada, sino
que se hace imprescindible ampliar la perspectiva hasta tomar en consideración el modo
en que una norma es eficaz10 gracias a una compleja organización que determine la
naturaleza y entidad de las sanciones, las personas que deben aplicarlas y su ejecución.
Tal organización integrada por un complejo sistema de normas, recibe la denominación
de ordenamiento jurídico11. Así pues, el problema de la definición del Derecho ha de
ubicarse en el ámbito de la teoría del ordenamiento y no en el de la teoría de la norma.
Además, explicar el criterio que diferencia a las normas jurídicas de las demás normas
es complejo, resultando más sencillo desplazar el interrogante a la expresión
"ordenamiento jurídico", y demostrar que toda norma que pertenece a un ordenamiento
jurídico es jurídica12. Sólo desde la teoría del ordenamiento todo fenómeno jurídico
encuentra su explicación adecuada. Si para Bobbio el criterio que caracteriza una norma
jurídica es que su ejecución esté garantizada por una sanción externa e
institucionalizada, el que existan normas jurídicas sin que lleven aparejadas de manera
directa una sanción, se explica por el hecho de que al estar integradas en un sistema de
normas, el requisito de la acción organizada hace referencia no a la sanción
aisladamente considerada, sino al elemento normativo en su conjunto. Por tanto, la
juridicidad de un ordenamiento viene determinada porque la mayor parte de las normas
del sistema, y no todas, impongan sanciones13. También el problema de la eficacia de
la norma se desplaza al ámbito del ordenamiento jurídico. Así, una norma puede ser
válida14 sin ser de aplicación real y efectiva. Sin embargo, la eficacia es un requisito
imprescindible para que un ordenamiento jurídico tenga validez15 . Por tanto, no
estamos ante un ordenamiento jurídico porque contenga normas jurídicas, sino que
existen normas jurídicas porque existen ordenamientos jurídicos distintos de los no
jurídicos. Deviene así inválida la clasificación entre normas jurídicas y normas no
jurídicas. La juridicidad de una norma viene dada por su pertenencia a un ordenamiento
jurídico16. Partiendo de todas estas consideraciones Bobbio llega a la conclusión de que
la expresión Derecho se refiere a un determinado tipo de ordenamiento. Pasa a
continuación a definir el ordenamiento como un conjunto de normas, lo que presupone
negar la existencia de un ordenamiento integrado por una sola norma17
A) En relación al modo en que se articulan las diferentes fuentes del Derecho en una
estructura jerarquizada, derivando todas las normas de la norma fundamental. A esta
cuestión la denominada "el problema de la unidad" en sentido estricto.
- Si un ordenamiento jurídico tiene unidad es que todas las normas de sus diferentes
fuentes estructuradas jerárquicamente se derivan de una única norma superior.
- Para que un ordenamiento jurídico tenga existencia en cuanto a tal, tenga validez, ha
de ser eficaz.
- La eficacia del ordenamiento jurídico requiere una norma fundamental que establezca
la necesidad de obedecer al poder originario o constituyente, dotándolo del ejercicio de
la fuerza como instrumento necesario para ejercer el poder, y que a su vez legitima su
ejercicio por las normas sucesivamente inferiores, que necesitarán del uso de la fuerza
para cumplir las prescripciones impuestas por la norma de inmediato rango jerárquico, y
así sucesivamente hasta alcanzar la norma fundamental, en la que radica la unidad,
configurándose por tanto en la norma de cierre del sistema .
Una vez expuesta la idea de unidad del ordenamiento jurídico siguiendo la línea
argumental de la norma fundamental de Kelsen, Bobbio pasa a plantearse si tal unidad
se identifica con una "totalidad ordenada", o sea , si está integrado por "un conjunto de
entes entre los cuales existe un cierto orden"43. Pero, aquí el concepto de orden ha de
entenderse referido no exclusivamente a la unidad de todas las normas en la norma
superior, sino que además todas las normas han de estar en relación de coherencia, no
ser incompatibles entre sí44. No obstante, Bobbio considera que en el ordenamiento
jurídico existen normas incompatibles, a las que denomina antinomias, que
perteneciendo al mismo ordenamiento jurídico y coincidentes en los cuatro ámbitos de
validez45: temporal, espacial , personal , y material, ofrecen soluciones contradictorias.
Según Bobbio el intérprete del Derecho está vinculado por tres reglas a la hora de
resolver las antinomias 47
.Pero, el problema se plantea cuando a dos normas incompatibles entre sí se les puede
aplicar al mismo tiempo más de un criterio de los señalados, y de tal aplicación resultan
soluciones distintas. En este caso nos encontramos ante un conflicto entre criterios, al
que Bobbio denomina como "antinomia de segundo grado"49
También hay supuestos en los que la aplicación de algunos de estos criterios resulta
inoperante a la hora de resolver la antinomia, pues se trata de normas contemporáneas,
de un mismo nivel y ambas generales. Es el caso relativamente frecuente de dos normas
generales e incompatibles que se encuentran recogidas en un mismo Código54
Pero, en caso de no ser aplicables las reglas derivadas de los tres criterios: jerárquico,
cronológico y de especialidad, la solución queda exclusivamente en manos del
intérprete del Derecho, que habrá de valorar a la hora de tomar su decisión la
oportunidad de la misma, para lo cual utilizará todas las técnicas de la hermenéutica55
- la unidad de cada una de las normas del ordenamiento jurídico con las demás normas,
lo que exige si no la ausencia de antinomias, sí que estas se subsanen con la
interpretación .
El problema de las lagunas guarda una estrecha relación con el de las antinomias, y
ambos pueden reconducirse al concepto de unidad. Así, en el caso de las normas
incompatibles es preciso eliminar la antinomia por medio de la interpretación para
alcanzar la unidad. Si por el contrario hay una laguna, no existe ninguna norma que
regule un supuesto concreto, por lo que para alcanzar la unidad de todas las normas
entre sí hay que buscar una norma aplicable, no pueden existir zonas de anomia,
ámbitos de actuación no regulados.
Mientras que un ordenamiento jurídico puede estar integrado por normas incompatibles,
la ausencia de lagunas es un requisito imprescindible de todo ordenamiento en el que el
Juez esté obligado a juzgar todas las controversias que se le presenten59, fundándose
para llevar a cabo tal labor en normas que pertenezcan al mismo60
Otro tipo de lagunas presentes siempre en los ordenamientos jurídicos positivos son las
ideológicas o impropias, que suponen no ya la ausencia de una norma destinada a
regular un determinado comportamiento, sino que tal norma sea justa, que se trate de
una norma satisfactoria desde un punto de vista moral64
- Los principios generales del Derecho, que Bobbio identifica con las normas
fundamentales y más generales del ordenamiento jurídico70
Por tanto, según esta concepción, al analizar la estructura de un ordenamiento, hay que
tener en cuenta su probable relación con otros ordenamientos jurídicos que operan en su
entorno, pues la estructura jerárquica de un ordenamiento puede prolongarse fuera del
mismo, si tal ordenamiento está subordinado a otro superior, o éste reenvía a otros
ordenamientos menores o parciales la regulación de determinados comportamientos, o
el ordenamiento superior absorbe las normas de un ordenamiento inferior.
Así, los ordenamientos estatales además de ser complejos, integrados por varias fuentes,
son compuestos, al configurarse como un producto de la estratificación secular de
ordenamientos diversos, que se amalgaman en un único ordenamiento estatal vigente.
Tal estratificación se puede llevar a cabo a través de dos procedimientos.
- Absorción por parte del ordenamiento estatal de las normas de otros ordenamientos
parciales que tenían especial importancia en la vida de la comunidad, como el Derecho
comercial o el Derecho de la navegación. A este Derecho se denomina de recepción79
Que el principio de unidad haya de predicarse no sólo en relación a las normas internas
de un Estado, sino que también abarque a las relaciones entre tales normas con las de
los ordenamientos superiores, como por ejemplo el Derecho internacional, y con las que
pertenecen a los ordenamientos menores o parciales, como en el supuesto de un código
deontológico de una profesión determinada, supone que la exigencia para alcanzar tal
unidad de la eliminación de antinomias y lagunas haya de extenderse a las relaciones
entre todas las fuentes de esta estructura piramidal más amplia. Por tanto, el intérprete
del Derecho a la hora de aplicar una norma ha de optar, siguiendo algunos de los
criterios expuestos (jerárquico, cronológico o de especialidad), o de acuerdo con su libre
apreciación si éstos no resultan aplicables para resolver la antinomia, por alguna de las
normas existentes tanto en el ámbito del ordenamiento interno estatal, como en el
ordenamiento supranacional o en el de alguno de los ordenamientos menores. También
en el caso de la existencia de lagunas el intérprete del Derecho podrá integrar el
ordenamiento interno no sólo recurriendo a normas o principios del Derecho interno
(autointegración), sino también teniendo en cuenta las normas del Derecho Natural y de
otros ordenamientos positivos contemporáneos con los que tenga relación, como pueden
ser los de cualquier otro ordenamiento estatal o los del ordenamiento canónico
(heterointegración).
En este sentido, la idea de unidad de todas las normas entre sí, se refuerza teniendo en
cuenta que éstas además de derivar de una norma fundamental, han de tender a
configurarse como un conjunto de entes entre los cuales exista un cierto orden,
eliminando las posibles antinomias y tratando de integrar las lagunas, teniendo en
cuenta también las normas de ordenamientos superiores, así como menores o parciales.
Si bien, Bobbio entiende que las antinomias son subsanables a través de la
interpretación, no ocurre lo mismo con las lagunas, pues aunque éstas se integren a
través de los procedimientos de autointegración o heterointegración, no se subsana el
problema de las lagunas, puesto que el Juez al aplicar a un caso no regulado una norma
del mismo o de otro ordenamiento superior o menor, integra la laguna, pero no significa
que ésta desaparezca, pues sigue sin existir regulación específica para ese supuesto. De
esta argumentación deriva el rechazo de Bobbio, de la absoluta coherencia y sobre todo
plenitud del ordenamiento jurídico, a diferencia de Kelsen, para el que estos supuestos
resultan superados siempre y en todo a caso a través de la interpretación jurídica del
ordenamiento como un todo dotado de sentido81
.Por tanto, el principio de unidad dentro de la Teoría General del Derecho de Bobbio es
predicado tanto en relación a la plena unidad de todas las normas del sistema en la
norma fundamental, como haciendo referencia a la unidad de todas las normas entre sí,
a través de la labor del intérprete del Derecho que ha de eliminar a la hora de resolver
un supuesto concreto las posibles antinomias, así como ha de integrar las lagunas
existentes con normas procedentes del mismo ordenamiento o de otros superiores o
parciales. Sin embargo, este último factor de unidad no se consigue de forma plena o
absoluta, pues existen siempre supuestos de antinomias o lagunas, pese a los esfuerzos
del intérprete del Derecho a la hora de cumplir el mandato legal de resolver el caso
controvertido, optando entre las frecuentes normas antagónicas o acudiendo, en caso de
lagunas, a los criterios de autointegración o heterointegración. Pero, pese a tales
esfuerzos, en todo ordenamiento jurídico seguirán existiendo supuestos de falta de
coherencia y de ausencia de plenitud entre sus normas, por lo que no podremos utilizar
la expresión de ordenamiento jurídico en este sentido con carácter absoluto o pleno, y
menos aún la expresión sistema jurídico, ya que entiende por sistema una totalidad
ordenada de tal modo que haría imposible la existencia de normas incompatibles o de
vacíos legales. Sin embargo, Bobbio estima que existe una tendencia constante por parte
de la jurisprudencia a considerar el Derecho como sistema, precisamente por el afán de
eliminar antinomias y lagunas, concebidas como defectos que el intérprete ha de
superar82