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C oi .abqradqhes
HISTORIA ECONOMICA,
POLITICA Y SOCIAL
DE LA ARGENTINA
(1880- 2000)
HEDIClOflES mflCCHI
BUENOS AIRES - BOGOTA - CARACAS - MEXICO, DF
I.S B N.: y50-537-583-2
Segunda edición
Todos los derechos reservados
Hecho el depósito que marca la ley i 1.723
M A C C H I G RUPO liD ITQ R S.A.
2003 0 by ED IC IO N E S M A C C H l
Córdoba 2015 - (C ! 120AAC)
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CApiiub 1
E l M o d e lo A q R O E x p o R T ftd o R ( 1 3 8 0 ' 1 9 ] 4 )
Gipíiulo 2
E c o n o m ía y s o c ie d a d rw lo s a ñ o s ' 2 0 (3 9 1 4 - 1 9 5 0 )
CAjiiiulo J
(1950-1945)
3 . 13. La Segun da Q u errá M undial y sus rep ercusio nes e c o n ó m ic a s .......................... 333
3 .1 3.1 . Los problem as del c o m e rcio exterior y el * e c to r a g ro p e c u a rio ........... 333
3 .13.2, Los efectos de la guerra so bre el sec to r in d u s tria l, ................................. 3 3il
3.14. E l C o n sejo ríacional de Posguerra y los debaLes sobre la industrialización .... 341
C A p ÍT u Io 4
L o s q o b iE iíw o s p e r o n is t a s ( I 9 4 6 .- 1 9 5 5 )
4.5. Pob lación, p o lítica social y cond icio nes de v i d a ................................................. 371
Capítulo 5
U na décAflA de ¡NESiftbilidAd (1 9 5 5 ^ 1 9 6 6 )
Capítulo 6
C a [)Íi i Io 7
L a dicTAduiíA m í I ítar y I a c r í s í s e c o n ó m íc a ( ] 9 7 6 - 1 9 8 5 )
C a p ítu lo f l
R e t o r n o a U d e iv io c n A c iA y NE0l¡t>ERAl¡sM0 (1 9 8 5 - - 1 9 9 9 )
CftpÍTtilo 9
Bibliografía 1 107
I n t r o c I u c c íó n
(1) Uno de ellos, escrito en los artos '40, se llama directamente, flrgentlnc Ridcllr (El
enigmaargentino), Fur. mérito por FluxWcil, yes uno d t los m is penetrantes ensayos sobre
la sociedad angcntiria de la época.
Puede ser que Icnga que ver con ello una serle de mitos qutí se han instalado
en lasociedad y que perturban la visión de ese pasado. Cuanto másgrarifles fueron
c n algú n momento [as ex peclativas y Ios sueños de la gen te. t uviesen o no u na base
real, más se tiende a mitificar lo que ocurrió y a mirar con un lente deformante la
idealidad que nos circunda. Aunque el conocimiento de la historia no tiene la
alquimia que nos permita descubrirel oro de la verdad, si sus basesse correspon
den con percepciones erróneas, es mayor el riesgo quecorremOS ele equivocarnos
en la apreciación de nuestro presente. O d e_que nos induzcan a apreciarlo
equivocadamente, si esos milos son utilizados, como sucede con frecuencia, para
justificar políticas en curso.
Esto, en verdad, no constituye un defecto propio de los argentinos. Hace pocos
años, en un libro sugestivo, un economista e historiador be lija, F'mn BArnocn. puso
en cuestión una quincena de milos que pueblan la historia económica mundial, y
que son comúnmente aceptados no sólo por la opinión pública en general, sino
lambién por mu clios estudiosos, dem ostra ndo la falsedad o poca sol idez em pírica
de todos ellos ('). Baihoch demuestra en ese libro, entre otras cosas, y a través de
un amplio manejo de hechos y estadísticas, que el siglo XIX no constituyó el
reinado del librecambio absoluto, sustentado en las lecturas de Atjam Smitmy David
Ricardo, como los especialistas suelen afirmar. Esa fue apenas una realidad que
existió a partir de mediados de! siglo y para la paite dei mundo dominada
económicamente por la presencia industrial y íinancieradel Imperio Británico, De
haber sido tal como la imagen mítica nos lo presenta, los Estados Unidos y
Alemania serian hoy, quizá, países del Tercer Mundo, productores de materias
primas y productos scrnielaborados y compradores de bienes de capital y
manufacturas. Pero los hechos no sucedieron asi. Esas naciones se transformaron
en potencias industriales practicando un cerrado proteccionismo, basado en tas
ideas de HAr-nucin y List, un norteamericano y un alemán, y no en las de los
economistas clásicos británicos, que sirvieron, en cambio, para la expansión y
consolidación de su propio país como potencia hcgcmónica de la época.
|2) El libro de I^IJI, l>uiux II su tiLuIa en Ingles. Cc:onom¡cs aad Warlcl llistory ^N ythes and
P jtniüaxes y Tire publicado también en francés, cuya edición utilizamos en nuestra bibliogra
fía. Sobrelafíguniynbraílc Uaikoch, fallecí do recientemente, cf. Bhobiii, Ansiar, 'FanlIJalroch
(1930-1999)' en Ciclos en la historia, la econom ía y ln saciedad, ri’ 15. segundo semestre
de 1999- La palabra 'm it o ' aplicadatilo s renómenuseconómicos, penque también puede
extendeise a los pnliticusy sociales. tal romo la dellne Bmimcmy que nosotros acoplamos,
constituye 'la falsa percepción de un fenómeno de la h is t o r ia económica compartida por
muclíos economistas y especinilila s e n cien cías sociales as i como por la opinión pí¡ bllea c n
general". Su origen viene del (¡riego nivllros, y significa fábula o leyenda, aunque los
diccionarios reconocen que los mitos simbolizan determinados aspectos profundos de la
vida Humana y representan una forma primaria de encarar la experiencia.
En un libio también reciente, Amjo Femíh señala cómo se lia creado otro mito
acerca del proceso de globalización, que representaría un punto de in f l e x i ó n en
la historia de la humanidad y caracterizaría a la sociedad de nuestra época. Aunque
la idea de un mundo globalízado, en el que toctos los habitantes del planeta sienten
cl impacto de hechos que suceden a gran distancia de sus propios hogares y en
forma casi simultanea, tiene que ver con los inmensos cambios tecnológicos
acLuales, responde, en realidad, a un proceso que posee una antigüedad de cinco
siglos, cuando se verifican "simultáneamente dos condiciones: el aumento de la
productividad de trabajo y un orden económico mundial. En ausencia de una o
ambas de estas condiciones —afirma Ff.Ritf.H-— no se plantea el dilema del
desarrollo en un mundo global" y este dilema comienza en el siglo XV
Del igual modo, los mitos que predominan en la historia argentina son también
numerosos. Como, por ejemplo, la idea de que el país estuvo alguna vez, hacia las
primeras décadas del siglo XX, entre los más avanzados del mundo por el nivel de
vida de sus habitantes (o también que fue cl "granero del mundo"), O cl que
sostiene que la decadencia argentina comenzó en los años '40 con cl proceso de
industrialización y las polillcas económicas intervencionistas. O los que surgen de
creer que las alternativas económicas se reducen a tomar decisiones sobre un
puñado de antinomias que no pueden evitarse. O, si nos referimos al ámbito
político, aquel que señala que en los años '30 Se interrumpió un proceso de
cincuenta anos de gobiernos constitucionales, dañando seriamente las institucio
nes democráticas y comenzando un ciclo de inestabilidad e incertidumbre que se
mantuvo hasta el fin de la última dictadura militar, en ¡a década de 1980,0, para
finalizar con los ejemplos, el que afirma que un error fundamental de los gobiernos
argentinos estuvo en la creciente tendencia a la autonomización del país con
respecto al mundo y, sobre todo, en sus niveles de confrontación con las grandes
potencias hcgemónicas.
Ho es casual que la gente se pregunte por qué el país al que muchos
intelectuales y estadistas prestigiosos le predijeron un porvenir semejante al délos
Estados Unidos, y al que vinieron esperanzados millones de inmigrantes, padece
desde hace décadas crisis interminables y no puede despegar del segundo pelotón
de naciones en desarrollo; pera sí resulla extraño que se despierten nostalgias de
un modCío agroCíportador, exitoso en ciertos aspectos pem !¡mítado e irrcpelible,
que la Argentina nosapo superar para equipararse alas sociedades industrializadas
modernas.
Tampoco parece razonable que se asocien muchos de los fracasos de los
últimos sesenta aftos a un proceso de industrialización y de participación del
(35 Fruncn, Auia Historia de la jjIoDaiizadón. Orígenes del orden económico mundial,
Buenos Aires, 1396. pág. 12. Cf. también Bnmno, Miun J.; BcnriMHujn, Rumn U; Qmcm Hni.irtA.
fuinMino K. ySMWíiKJ..loku&H. £.. Historia económica y social general, Buenos Aires. IUQE;
RAiT3rDHT, M a ib ií , “La globatizaclón económica; ideologías, realidad, historia', en Ciclas en la
historia, tu economía y la sociedad, I T 12, p r im e r s e m e s t r e d e IÍ1Ü7,
Estado en la economía que fue, sin embargo, la base del despegue económico en
otros países. En este caso, la respuesta debería estar, como veremos a lo largo fiel
libro, (10 tanto en el éxito o el fracaso del proceso en sí. Sino en la combinación
de circunslandas políticas y económicas que desembocaron en el caos y
desintegración de los años 70.
Cu la comprensión de las políticas económicas tos mitos toman también la
forma de opciones aparentemente inevitables: endeudamiento externo vs. ahorro
interno; hiperinflncíún vs. convertibilidad y desocupación; estatizadón is. libertad
absoluta de los mercados; políticas de bienestar vs. flexibilidad y Competitividad.
En los últimos tiempos, una nueva antinomia, yloballzacion vs, políticas naciona
les, hace asumir a muchos lo exlstenciadeun proceso económico irreversible, que
no reconoce fronteras ni alternativas y cuya aceptación constituye una decisión
obligada.
Otra cuestión crucial que atraviesa la historia argentina es la interrupción de
los procesos democráticos a través de las intervenciones militares. Sin embargo,
los flolpes de Estado, en los que también participaron civiles, no fueron, como
suele pensarse, los únicos que aLacaron los fundamentos del sISLema democráti
co, sino también tuvieron que ver [o existencia de gobiernos fraudulentos, las
proscripciones tic distinto tipo, la utilización del aparato de Estado, aun en
gobiernos constitucionales, para mantener o afirmar et poder a costa de los
adversarios y, sobre todo, las violentas rivalidades políticas que recorren todo
nuestro pasado.
Respecto de la vinculación con el mundo, la historia parece también no ser
bien leída por algunos sectores. Desde fines del siglo XIX, la Argentina estuvo por
muchos anos más cerca de Europa que de Latinoamérica; los capitales, la mano
de obra, las costumbres, las modas, venían todos del Viejo Mundo, fue con el
respaldo de sus vínculos europeos que el país (al menos en el pensamiento de
ciertos círculos dirigenics) pudo amenazar erigirse en un rival potencial de ios
Estados Unidos en el continente. Las corrientes nacionalistas que surgieron en los
años '30 y se prolongaron con el primer peronismo continuaron, aunque con un
signo distinto, la tradición de dispuLas con el pais del norte, sin embargo, lo que
a fines de la década de 1990 se anunció como una novedad, el acoplamiento a la
política norteamericana en el mundo, es decir, a la potencia hegemónica del
momento, resultó más bicn'una vuelta al pasado, cuando algunos pensaban que.
el país era una ‘colonia Informal" del Imperio Británico, lo que en ese entonces se
daba a conocer eufemisticamente como "relaciones privilegiadas".
liste libro prelende ayudar a resolver éstas y otras cuestiones. Para ello, se
alieve a romper los muros muchas veces existen Les entre ios fenómenos econó
micos, políticos y sociales. Cada uno tiene su espacio y se halla, a su ver, articulado
con los otros. Como veremos, las crisis económicas y sociales y las crisis políticas
no se correlacionan siempre, aunque es difícil explicar la evolución económica y
social sin examinar los cambios políticos o viceversa.
Cada capitulóse abre, por otra parle, con un análisis económico y político de
la coyuntura internacional, Hueslra propia historia está insertada en la del mundo
y es imposible Comprender, por ejemplo, procesos económicos o políticos como
el de la intervención del Estado en los años '30. el de los gol|>es militares en los
años "00 y '70. o el de las privatizaciones en los años '90. sin comprender lo que
ocurrió en el contexto mundial en esas épocas (crisis económica, predominio de
las doctrinas de la 'seguridad nacional", derrumbe del comunismo y liberalización
de las economías, respectivamente).
liemos tratado también de compatibiiizar. en la medida de lo posible, los
tiempos históricos. Elegimos asi una periodización de los capítulos en función de
los procesos o acontecimientos, políticos o económicos, que. a nuestro juicio,
mejor los encuadraban. Por eso, algunos de ellos coinciden con la gestión de
determinados gobiernos y otros con periodos históricos más extensos. En la
lectura de cada uno se encontrará la justificación de la elección realizada.
Preferimos, por ejemplo, analizar los orígenes del peronismo en el cap. 3 y la
gestión de los gobiernos de este signo político en el cap. 4. Fue una decisión difícil,
porque la llegada del peronismo cerraba una época, aunque abría, asimismo, una
nueva. Los lectores dirán si esa elección resultó o no acertada, pero comprobarán
que no se pierde continuidad entre uno y otro capitulo.
Otro desafio fue separar, en tanto fuera factible, las políticas económicas de
la evolución de los sectores económicos. Esto nos crea un problema adicional de
pciiodización. pero creemos que no dificulta ni la facilidad de la lectura ni su
comprensión. En cualquier caso se examinan, por un lado, el impacto de las
políticas económicas sobre las distintas variables que marcan al evolución de la
economía y, por otro, los procesos estructurales que se desarrollan más allá de los
efectos de esas políticas y vienen del pasado.
Estudiamos también en forma separada los acontecimientos políticos de los
que corresponden a la historia de los movimientos sociales y de las organizaciones
socioeconómicas, dando un espacio especifico a los problemas de población y
condiciones de vida. Dedicamos, además, un apartado especial a la ubicación del
país en el mundo y a su política exterior, vinculándolas estrechamente con la
política interna y la evolución de la coyuntura internacional. Esto nos brinda una
visión integral de los procesos históricos.
Finalmente, consagramos el último capitulo a un análisis de los caminos que
llevaron ai actual proceso de integración regional a partir, sobre todo, del seguimien
to de l.is relaciones entre la Argentina y Brasil, asi como de un estudio histórico
comparado de los principales indicadores económicos y políticos de ambos países.
Podemos determinar, de esc modo, los impulsos y obstáculos que marcaron la
construcción del Mercosur, evaluando los grados de convergencia actuales y sus
perspectivas futuras.
El libro abarca un vasto periodo, desde la consolidación de la unidad nacional
en 1880. hasta el último gobierno de M m . finalizando el siglo que se fue. En este
sentido, no nos inquieta acercarnos a la actualidad aunque podamos perder algo
de perspectiva o de rigor histórico. Lo fascinante de la historia es que constituye
un camino de doble vía. Nos remite al pasado para entender las señales del
presente, pero nos da también los instrumentos para encontrar en el presente las
huellas indelebles del pasado.
El Modtlo AgnoExpoRiAtioH ( 1 8 8 0 ' 1 9 1 4 )
H evh y S k .u u i c k . 1885
IX A N D K O N . A L tM , 1 8 9 0
J uan B. J is t o , 1899
1 .1 . LA ECONOM IA MUNDIAL Y EL ROL DE GRAN BRETAÑA
(31 Cf. AriusjMi, Oiovas-i. The Long Twcntícth Ccntury. UHuiros 1004.
el librecam bio com enzaba a ser la "excepción", y el proteccionismo, la "icgla".
pues, com o ocurrió en distintas etapas de la historia del capitalismo, las políticas
liberales no constituyeron una causa, sino m ás bien la consecuencia del alto nivel
de desarrollo económ ico previo (y protegido) de los países que las practicaban y
que les daban condiciones superiores de competitivídad (*). De todas formas,
(rente a ese desalío, el Reino Unido procuró dar una respuesta expandiendo sus
exportaciones de capital y dirigiendo su com ercio hacia los mercados protegidos
de su imperio y hacia los del mundo periférico.
Se abrió asi una nueva etapa en la econom ía internacional, caracterizada por
la diversificación del poder económ ico mundial, una estructura comercial con
mayores restricciones y un nuevo y creciente rol de los m ovimientos de capital.
La comparación entre las tasas de crecim iento a largo plazo de los principales
países industrializados en el periodo 1070/71-1015 muestra la lentitud del
desarrollo de la econom ía británica en esa época y la mayor compctitividad de sus
rivales.
Fucnlc Alocuo t, Dmm H. (ccrnp ), The D ew lepm cnl ot Bnt.sh Induslry and Fcrcign
Compdibon 1875-19U Londres, 1508
Gráfico I, I. fasas de crecim iento a largo plazo (porcentaje anual 1870/71 - 1913)
de Gran Bretaña. Estados Unidos y Alemania.
(4113x1*00!. t’*i>L, iVrt/ies e l ¡hiuidoxcs de I liisto lrc iconom iquc. I’arív 1995. [>.iqv 31-
47. Ll principal teórico del proteccionismo (uc el economista aloman l'wtiwicn List, en su libro
The National Sjntrm o l ro lilic a l Cconomy. editado por primera vez en IB41.
La desaceleración del ritmo de crecimiento de la economía insular se advierte
si comparamos los cincuenta anos que van de 1820 a 1870. que registran tasas
de crecimiento del 3 al 5.5 'Vi anual, con el ¡x'riodo posterior, hasta la Primera
Guerra Mundial, cuando esas tasas variaron entre un 1.5 y un 2.8 anual. Este
proceso de declinación se observa claramente en los sectores básicos de la
Industria, donde Oran Orclaña se vio desplazada del primer lugar, hacía linos de
siglo, por otras naciones. Cn 1890, los listados Unidos ya la superaban cn la
producción de hierro y acero; y cn 1914, fue aventajada |>or Alemania. Aun en la
industria carbonífera, uno de los pilares del desarrollo económ ico británico, se
produjo una pronunciada declinación de la productividad |>cr cápila. que descen
dió de 403 toneladas en 1881 a 509 toneladas cn 191 I. V aunque a comienzos
de la Primera ü u e n a Mundial la producción y las exportaciones de carbón
provenientes de las islas siguieron aumentando, desde 1900. los lita d o s Unidos
se encontraron también a la vanguardia cn la producción de esc mineral, que cn
aquella época era el principal ptoduclo energético (').
Las razones que se han dado para explicar esta situación son de diversa índole;
económicas, políticas, y aun sociológicas. Pero no c.ibc duda de que el principal
motivo debe buscarse cn la usura que significó para el Reino Unido ser el primer
poder industrial del mundo y mantenerse durante largo tiem|>o en posiciones de
liderazgo, tilo le dificultó modernizar su estructura productiva a fin de ponerla a
la altura de la de sus jóvenes rivales, que se iniciaron con tecnologías m ucho más
avanzadas y en rubros hasta entonces no desarrollados por la industria británica,
como materiales eléctricos, productos químicos y nuevos tipos de maquinarias.
Kn verdad, las acum ulaciones pasadas de riqueza, la expansión colonial, la
existencia de mercados "cautivos" y el |>odcr financiero de la "City" (que permitió
expandir las inversiones externas y regular los movimientos internacionales de
capital) privaron a la economía inglesa de incentivos para la renovación tecnoló
gica o el cambio de sus estructuras.
El comercio exterior, elemento vital para el crecim iento de esa economía, se
vio también afectado. En 1070. la participación británica en el comercio mundial
llegaba casi al 20 i y en el orden interno representaba para cada habitante la suma
de 17.7 libras esterlinas, mientras que cn el caso de franela su com ercio exterior
per cápila era de (5.5 libras.- en el de Alemania, de 5.6 libras, y cn el de los Estados
Unidos, de 4,9 libras. A partir de la década de 1000, sin embargo, dicha
participación comenzó a declinar: ya era del 18,2 . cn el periodo 1891-1895 y del
14.5 en 1911-1915. Esa evolución adversa irá acom pañada por cambios
significativos cn la dirección del intercambio y cn la composición de la balanza de
pagos.
(5) I4*u*ui. P. 5. 5 Ni-uv, G. L., tiritar» and A n ic rita/i. ,4 Stutly o f Cconomic C/MW|e.
landres. 1970, 154 y siglos.: p K Ju nfn iJi. II. ti., y OsMt. J.. H istoih)
económ ica ile l.i Europa moderna. México. 1957. pág 203.
r.ntrc 1870 y 1913. el comercio tic exportación c importación británico
experimentó im poitantcs modificaciones. En ese periododisminuyeron las ex|>or-
tacioncs a Europa y a los Estados Unidos en más de un 8 [:i). mientras que se
incrementó en igu.il proporción la participación de los países periféricos. Asimis
mo. las importaciones de m alcrías primas y alimentos desde los Estados Unidos
y los países europeos lucron reemplazadas paulatinamente por las de las áreas de
nuevo poblamicnto. colonias y países atrasados.
Tuvo particular importancia la reducción de algunas exportaciones norteame
ricanas de productos primarios, cuando el país del Norte se orientó decididamente
— luego de la guerra civil— a profundizar su proceso de industrialización y su
mercado interno comenzó a absorber parle de los saldos exportables agrarios.
Oran Bretaña, cuyo propio desarrollo industrial dependía de esos productos, logró
sustituir a su antigua colonia acelerando la incor|x>ración al mercado mundial de
nuevos países proveedores, entre ellos, la Argentina.
En cuanto a la balanza de pagos, en la década de 1870 los ingleses ya
financiaban una parte do sus importaciones con los llam ados‘ ingresos inv isibles*.
Desde mediados de siglo, el Reino Unido se estaba transformando en un gran
exportador de capitales, especialmente a través de empresas ferroviarias y
prestamos gubernamentales y. en menor medida, de industrias extractivas o de
transformación de productos primarios, plantaciones, compañías de tierras,
bancos y empresas de servicios públicos. El retorno de esas inversiones, altamente
rentables, junto con los ingresos provenientes de fletes, seguros y otros servicios
financieros compensaron ampliamente los repetidos déficit en la balanza comer
cial. Entre 1870 y 1913 los capitales colocados en el exterior se incrementaron casi
cuatro veces, mientras que el flujo de ingresos invisibles pegó un sallo aun mayor:
aumentó más de seis veces entre mediados y fines del siglo. En la década i U(>-1
1873 sólo el 12 % de las importaciones se pagaba con esos ingresos en tanto que
para 1894-1903 esa proporción se había duplicado y llegaba al 23.9 °h . En forma
paralela, también se modificaron las áreas de inversión, tiacia 1850, Euro|>a y los
Estados Unidos habían recibido el 50 c.'j del total de las inversiones externas, pero
en 1890 entre los países del Imperio, y en especial los dominios "blancos"
— Canadá. Australia. Mueva Zelanda y Africa del Sur y los países latinoamericanos,
y en este caso sobre todo la Argentina donde se radicó el grueso de las inversiones
realizadas en el subcontinente— poseían el 67 de esos capitales ('). El cuadro
I . I refleja estas alternativas.
El sistema se completaba con la existencia tlel llamado "patrón oro", tiran
Bretaña habia establecido una equivalencia entre el metal \ la libra esterlina en
1816. Otros países, siguiendo estrictamente un patrón oro o un patrón bimetálico
loro y platal, lo instauraron entre 1870 y 1890. ti patrón oro permitía establecer
un m ecanism o de cam bios fijos entre las distintas divisas con base en su
correspondencia común con el metal.
O u Citribucion Se tos rg.-eses in.is.bics correspondo a tos periodos !863-1374, 1895-1904y 1E00-1KS.
(“ ) las rvers-ones cn el ei'.cr.ct ca-responJc-n a tos anos 1670.1635 y 1913
Elaboración ptcp-3
Fuente B»o»€u.P, yMvui. G . BrOtivrtAtrerxjn ASíjdyelEccr.orxCnange. 1859(930, Londres, 1970;
tactor-es Uroías, ti finjnciVKitnto etierno <¡eAts.-.cj Uíra. Nw>va YorX. 1964
Cuadro 1,1. B tlú n zí de pagos británica. Inversiones e ingresos Invisibles (1870-1913) (en
m illones de libras esterlinas).
(7) Cf. Mohssawm, !>k J., 1.i era del hniHTW, IU75 I9 I4 . Buenos Aires, I99U.
(O) 1Smmikm, P. (1995', pátis. 02*65.
En realidad, aunque Oran Bretaña parecía en la cúspide de su poder económ i
co y financiero (lo que era cierto, sobre lodo para la "C ily" londinense que
conservaba su predominio en las finan zas internacionales), existía ya una plurali
dad de centros económicos de nivel similar que se disputaban los mercados
mundiales. I’.l comercio internacional estaba abandonando las formas típicas del
librecambio para depender cada vez más de los movimientos de capital, de la
creciente concentración del |x><1er económico en pocas empresas y de la expan
sión colonial: centrada esta última no solamente en la conquista de nuevos
mercados y fuentes de abastecimiento, sino también en la necesidad de contener
la presencia de las otras potencias y extender las áreas de influencia.
Inglaterra, en particular, compensó la pérdida de mercados intensificando sus
relaciones con los paises del Imperio y con el mundo subdesarrollado; pero, como
dice ttoRSMwM, la economía británica vivía ya de "los restos de su monopolio, del
mundo subdesarrollado. de las acum ulaciones pasadas de riqueza y del auge de
sus rivales; era. en realidad, una economía parasitaria' (“>.
Es preciso destacar esle hecho, porque, com o vimos, el comienzo del fin de
la importancia del Reino Unido en la economía mundial puede situarse ya a
principios de siqlo, cuando aparecen algunos signos inquietantes de declinación
en su poder industrial. Para poner una fecha, la Primera Querrá Mundial es la que
decide la suerte de Inglaterra, ya que cae en forma abrupta su participación en el
comercio mundial y crece la de otros paises del mundo occidental, fundamental
mente la de los Estados Unidos.
De lodos modos, hacía fines del siglo XIX y principios del XX. los factores de
la producción, el capital y la m ano de obra se movilizaban hacia los paises
periféricos, en especial los 'espacios abiertos’ de escasa población y grandes
recursos naturales, mientras se recibían en retorno dividendos c intereses, lo que
acrecentaba la acumulación de capitales y materias primas y alimentos, estimulan
do la exportación de manufacturas. En el caso de la mano de obra, se aliviaban
también las consecuencias de la crisis económ ica europea de lines de siglo que
afectó sobre todo a las zonas más atrasadas del continente. Pero el libre
intercambio de productos estaba condicionado por esos movimientos de capital
y por la competencia de los paises centrales.
Para muchas naciones, como la Argentina, la inserción en los mercados
mundiales iba a asum irlas características de una relación cada vez más asimétrica,
y el sistema multilateral de comercio y pagos reforzaba esle fenóm eno en vez de
limitarlo. Los ciclos económicos de las economías periféricas estaban subordina
dos a los de los paises industrializados, impidiendo un m anejo propio de los
instrumentos económicos y financieros, lo que se ponía en evidencia en ocasión
de las profundas crisis de balanza de pagos. La llamada 'coyuntura Inversa” , es
decir, la relación "inversa" entre las fases coyunturalcs de Inglaterra y la de las
naciones periféricas vinculadas a ella, posibilitaba que en las fases ascendentes
(10) Cf. IVt.-mh. Km:. Obras. l ’J IO I'JA'J. tomo IV. IJuenos Aires. 1991-1993.
En esa ¿poca se elabora el cuerpo doctrinario de ¡deas que dará íorirui a lo que
algunos «tutores denominaron 'proyecto del '8 0 '. Que constituyó más bien una
asociación significativa entre un conjunto de ideas y de hechos, gestada en las
décadas previas c impulsada ¡>or pensadores y estadistas que. com o A lbckdi, M ithí:.
S ahmifjtto, A vuiatcoa . V hixí S aks:u u >y otros, combatieron a Rosvs. y luego de su
caída pugnaron por reorganizar el pais con criterios modernos y ópticas de signo
liberal que correspondían a intereses y grupos de poder cuyo difícil proceso de
homogencizacíón se lograría a través del accionar polítíco de Roca, años más tarde.
Air.íKin. el principal mentor ideológico del liberalismo argentino, señaló la
superioridad del empresario privado sobre el Estado en tanto agente promotor del
progreso económico. Siguiendo a A dam S nijm . sostuvo que "...las sociedades que
esperan su felicidad de la mano de sus gobiernos, esperan una cosa que es
contraria a la naturaleza (...I; no hay medio más poderoso y eficaz de hacer la
grandeza del cuerpo social, que dejar a cada uno de sus miembros individuales el
cuidado y poder pleno de labrar su personal engrandecimiento" ( " i.
Criticaba, además, explícitamente, los sistemas económicos cn los cuales se
basaban los dos modelos más importantes de democracia política que existían
entonces: el francés y el norteamericano. Respecto del primero, decía que había
desconoc ¡do y iierseguido la libertad de comercio haciendo de las aduanas un arma
de guerra. En cuanto al segundo, tampoco era un ejemplo ni cn materia económica
ni en política exterior, pues protegía su industria y su marina contra la competencia
externa, mientras que cn la Argentina no había "fábricas ni m arinas' ('-).
Pero el espectro ideológico no se agotaba allí, pues también surgieron, aunque
más confusamente, modelos alternativos, com o el de Mamado P kagitiko cn el
gobierno de la Confederación, que tenía acentos nacionalistas y socializantes. O
el de aquellos que cn el famoso debate sobre la Ley de Aduanas, entre 1873 y
I87G. cn plena crisis económica, planteaban un cam ino también diferente,
basado en el proteccionismo y la industrialización, com o V iccstc fioii Lorcz, C arlos
Prj.U'.QKRi o Mm i x i Case .
Esta última confrontación resulta particularmente interesante, por cuanto la
mayoría de los proteccionistas que cuestionaban la |x>lítíca del gobierno provenían
de las élites tradicionales y formarían parte, años después, del grupo que consolidó
el modelo agroe.xportador. de carácter eminentemente librecambista. Es que los
debates ponían de manifiesto el agotamiento de un ciclo económ ico (el de la lana)
y político (caracterizado aún |ior el conflicto entre Buenos Aíres y el interior) y la
apertura de un breve pero intenso lapso de discusión sobre la dirección de las
transformaciones por venir. La confluencia de experimentos exitosos cn materia
(141 liotAN*. fUm io. "El proceso político: la era conservadora. I8 8 0 -I9 I6 ". cn C urso
integral de historia arqcnt/na. Buenos Aires. 197!), pág. 17,
1 .3 . L A EVOLUCION POLITICA
(15) Ovílak, Oma*. La form ación d e l Estado argentino. Buenos Aires. 1997. p.ig. 26*.
(16) tknuvi. flMHjn. O orden conservador. Buenos Aires, 1985. pág 127.
de hegemonía gubernam ental' desplegado 'tanto sobre la gran mayoría de la
población, pasiva y no intcrvlnienle. com o sobre los miembros pertenecientes al
estrato superior que emprenden una actividad opositora' l ” ).
La construcción del Estado nacional implicó la integración social, política y
económ ica del pais en un orden coherente con las necesidades del crecimiento
económico. Para este objetivo, las autoridades nacionales contribuyeron decisiva
mente a la configuración de una clase dirigente nacional resultado de una alianza
entre Buenos Aires y el interior, con hegemonía de los sectores terratenientes
pampeanos, "cuya forma organizativa será la Liga de los Gobernadores y sobre
todo el Partido Autonomista n acion al' (PAN)
De esta manera, emergió un Estado estrechamente ligado a determinados
sectores económicos y sociales. La alta burocracia gubernamental que condujo
este proceso se integraba con hombres provenientes de la Universidad de buenos
Aires — y en menor grado de la Universidad de Córdoba— . sobre lodo de las
facultades de Derecho y Ciencias Sociales. Por ejemplo. Daimacio Vr.try SAHsrinn.
poderoso terrateniente bonaerense, fue un abogado prestigioso y, com o autor de
los códigos de Com ercio y Civil, contribuyó a delimitar el contenido jurídico de las
principales instituciones de carácter privado. "Era típico que los hijos de las clases
altas completasen su educación formal con un diploma de abogado, porque la
carrera política era también vocación común entre sus miembros y la preparación
para este rol era el estudio del Derecho" (''•).
Los políticos profesionales que operaban en el orden nacional —además de
pertenecer a familias en las que la educación universitaria era una norma—
poseían orígenes sociales similares y formaban un circulo muy cerrado: familias
tradicionales, estancieros, miembros de clubes selectos, com o el Club de Amias,
la Sociedad Kural y el Club del Progreso. En consecuencia, para posicionarse
dentro de la élite estatal, era más importante la pertenencia a estos grupos que la
afiliación a los partidos políticos; las dos terceras partes de los miembros del
Congreso pertenccian. por sus orígenes ocupacionales y educacionales, a la clase
alta. Los vínculos familiares y de amistad constituían un sólido reaseguro frenie a
las vicisitudes de los cam bios políticos. Era una oligarquía que se enriquecía y
disponía del poder político, al tiempo que, com o señala Frieis, "enviaba a sus hijos
a las escuelas privadas inglesas y hacía construir palacios en la avenida Klcbcr.
mientras que dejaba que en su paisse acumulara, al llegar 19 1A. el mayor volumen
per cáplta de intereses extranjeros de cualquier país del mundo" (•'").
(26) Rh-.wdo y B w rrJ K » , SvaiMio. Cl l'.n tiík í Demócrata nogresista. Buenos Alies.
1903. p.íg 17.
(271 Q.U.LO. E¿r.Q<tci, 'Política y .sociedad en Argentina. 1070-1916*. en Bernrii, LrMI:
(edil ). H istoria de A m érica Latina, lomo lo. Barcelona. 1992. púg. 62.
cn la década .siguiente' (*'’). En 1S75. un grupo conformado por artesanos,
pequeños |>atronos y algún empresario industrial de cierta importancia, muchos
de ellos inmigrantes europeos, creó el Club Industrial. Exigían la protección de los
intereses del pais y criticaban la política liberal de los gobiernos argentinos. En
1887. esta entidad se fusionó con el Centro Industrial, que representaba a los
propietarios agroíndustrialcs: dueños de Ingenios azucareros, vinateros, bodegue
ros o estancieros que tenían saladeros o frigoríficos. Así surgió la Unión Industrial
Argentina (UIAI. cuyos cargos relevantes fueron ocupados por miembros del
Centro que. cn ciertos casos, también ocupaban puestos prominentes cn la
Sociedad Kural. Los aqroindustrialcs sostuvieron posiciones intermedias entre los
librecambistas y los proteccionistas industriales. Ltwis opina que cn la bolsa de
Comercio (creada cn 1883). cn la Sociedad Rural o cn la Cámara Argentina de
Com ercio "se concertaban los acuerdos comerciales, y a menudo era en esas
oficinas, más que cn el Congreso o la Casa Rosada, donde se tomaban las
decisiones realmente importantes para el país’ <-'*►.
Los arrendatarios también se organizaron cn defensa de sus intereses. El
aumento del precio de los arrendamientos, dispuesto por los terratenientes,
agudizó el malestar de los agricultores del sur de Santa Fe y noroeste de Buenos
Aires. En 1912. una huelga iniciada cn Alcorta iSanta fe ) precipitó el nudcam icnto
de los arrendatarios cn la federación Agraria Argentina, tras el objetivo de
contribuir al mejoramiento material y moral de los agricultores.
El sistema impuesto por el roquismo. que consideraba las inversiones
extranjeras y la inmigración com o los elementos fundamentales del progreso era.
com o dijimos, cxcluyentc desde el punto de vísta político. Pruraun. aliado y amigo
de Roca, rompió con este en 19 0 1, por sus diferencias respecto de una propuesta
de hipotecar las rentas aduaneras a un consorcio de bancos extranjeros para
consolidar la deuda pública, c inmediatamente se transformó cn partidario de una
reforma electoral, a fin de terminar con los "gobiernos clcctorcs" leí presidente
saliente elegía su sucesor) y permitir una mayor participación ciudadana, f ue
creciendo entre los miembros más lúcidos de la clilc la ¡dea de realizar cambios
institucionales a nivel político, frente a la amenaza que representaban los
levantamientos radicales y la aparición de otras fuerzas opositoras fuera de
control. Surgió así en el marco de esa oligarquía un sector reformista, encabezado
por Josr. F iocihoa A lcoxta y Ro q ix S aemz Pr„iA. que sentaría las bases para esa reforma
electoral.
|2B) C iii« a >k >s i i . Jo>c C . 'L a crisis de 1866 y el proteccionismo argentina cn la década
del 70". cn DiTru.s. ToncuAruy ttAumm Dosbni, Tuuo. Los fragmentos del poder. Uui-nos Aires.
I9G9, pág. 210.
Í29l l.r.i»is. I’vui. La crisis del capitalismo argentino. Huirnos Aires, 1993. pág. 37.
En definitiva, ninguna de las manifestaciones violentas contra el orden
conserv ador, como las generadas por la crisis de 1890. las revoluciones radicales
de 1093 y 1905. las huelgas obreras de la primera década del siglo XX. o los
movimientos agrarios, plantearon un cucstionam icnto profundo de las políticas
económicas liberales. Pero provocaron tensiones que precipitaron la división de
las élites dominantes y la sanción, cn 1912. de la ley electoral estableciendo el voto
universal, obligatorio y secreto. Con esta norma, el régimen oligárquico se abrió
a la participación de la oposición cn el ejercicio del poder político.
<301 t i. Paxawso, J v i v . Debutes y trayectoria de l.i ¡xM icn exterior argentina, buenos
Alies. 1993,
Al concluir la guerra de la Triplo Alianza, la Argentina mantuvo una dura disputa
con las autoridades paraguayas en torno a la región ch aq u eta ubicada entre el rio
Paraguay y el l'ilcomayo. Esta cuestión quedó saldada en 1878 mediante el
arbitraje del presidente estadounidense K. B. Hmcs. quien falló a favor de los
reclamos del Paraguay. Com o el Brasil había respaldado las pretensiones de
Asunción, la relación entre Buenos Aires y Rio de Jan eiro se fue deteriorando, hasta
tal punto que fue llevando a ambos países a una situación cercana a la ruptura y
casi a la guerra. Eslos recelos aumentaron por la controversia que las dos naciones
sostenían sobre la antigua región de las misiones jesuíticas y los ríos circundantes.
El casó se resolvió en 1895, cuando el arbitraje de otro presidente norteamericano.
Ghou x C i- f.v u A - i). falló a favor de las pretensiones del Brasil.
La cancillería argentina tuvo también una controvertida disputa con el Uruguay
por la cuestión limítrofe en el Kío de la Plata, y con Bolivia. referida a territorios
chaquenos. la Puna de Atacama y la provincia de Tanja. Pero la más grave de todas
las controversias fronterizas y la que más cerca estuvode llegar a un enfrentamiento
militar fue la que se sostuvo con Chile y se prolongó, combinando ciclos de
hostilidad con otros de relativa distensión, a lo largo de tres décadas.
Ante sucesivas reivindicaciones del espacio patagónico por parte de las
autoridades chilenas, la Argentina logró concluir en 1881 un tratado de limites con
el país vecino. Pero surgieron nuevas desavenencias entre las dos naciones dada
la diferente interpretación de dicho acuerdo, lo qucgencró una carrera armamentista
por parte de am bas tuerzas Annadas. alcanzando gran tensión hasta mayo de
1902 en que suscribieron los llamados 'Pactos de Mayo" que pusieron fin al
conflicto.
Estas querellas repercutían de modo desfavorable sobre la marcha de la
economía. Durante losarlos '90. la dinámica del conflicto con Chile se imponia |>or
la gravitación de hechos que parecían Irremediablemente destinados a desembo
car en una guerra. Com o es natural, el clima de intranquilidad que generaban estos
acontecimientos no era el más adecuado para alentara los inversores, a la vez que
las presiones presupuestarias derivadas del equipamiento militar producían
fuertes desequilibrios en las cuentas públicas.
En torno a estas cuestiones los debates en el seno de la dirigencia argentina
enfrentaron a idealistas contra realistas, a pacifistas contra belicistas, a quienes
detendian la prioridad del com ercio contra los partidarios de la política de poder
c influencia. Terminaron imponiéndose los intereses ligados a privilegiar el
crecim iento económ ico que propiciaban la solución negociada de los difeiendos
y la moderación en los gastos militares. Según la consigna roquista. era necesario
preservar el clima de paz y orden para que el país pudiera dedicar su esfuerzo en
dinantizar los factores de la producción. La proyección de estas tendencias tuvo
su expresión más visible en la adhesión de la diplomacia argentina a los
procedimientos arbitrales. Sin embargo, las diferencias de criterio sobre la política
exterior que separaban a los integrantes de la oligarquía provocaron una verdadera
fractura en su interior en ocasión de la íin ua de los Pactos de Mayo. Y. en ese
contexto, losconccptos de C a k i o s Pri u m m reflejaban con precisión el pragmatismo
de los sectores realistas en referencia a posiciones más americanistas del grupo
de los idealistas: "...no es |>osible crear vínculos artificiales entre pueblos que no
tienen intercambio comercial; tenemos que vivir cn nuestra época y hoy esc
intercambio y los intereses que de el nacen es lo c|uc informa la |>olitica
internacional de todas las naciones" (•” ).
Las controversias internas de la dirigencia argentina entre 'am erican istas' y
"curopcistas" pareció dirimirse a favor de estos últimos cn ocasión de la primera
Conferencia Interamericana celebrada cn 1880 cn Washington. Este Congreso fue
convocado por el sccietario norteamericano Ja*vs Bijurr. bajo el influjo de la
Doctrina Monroecn un marco mundial de repartos imperialistas, motivo |>orcl cual
los Estados Unidos comenzaron a insinuar su interés por el m ercado latinoameri
cano. Durante las reuniones, la delegación argentina planteó fuertes resistencias
al proyecto norteamericano de confonnar una unión aduanera (” ). Al respecto, las
declaraciones de los representantes argentinos fueron elocuentes; “ ...es absurda
la máxima de America para los am ericanos cuando cn la República Argentina el
comercio, el crédito, los capitales, la inmigración vienen de Europa y ésos son los
factores reales del prodigioso progreso del pais' (” ). Culm inando su actuación cn
la Conferencia. Roque Sawz P u a hizo lam osa una frase que. según Mamold Po usoa,
resonaría durante décadas en los pasillos panamericanos: "¡5ea la America para
la humanidad!" (M).
La economía gravitó cn forma cxcluyente cn los desacuerdos con los Estados
Unidos, y cn este aspecto, la díte argentina mostró menos fisuras dado que la
mayoría de sus Integrantes optó por proteger el vinculo privilegiado con Europa en
general y con Oran Bretaña cn particular. Al respecto, las expresiones de C a h i o s
PruroKiii con respecto a las inversiones británicas en la Argentina fueron elocuen
tes: "...no hay nación en el mundo donde el capital extranjero haya acudido cn lalcs
proporciones. Sólo los que quieren ignorar estos hechos y la influencia determi
nante cn las relaciones internacionales de estos poderosos vínculos económicos
pueden hablarnos de doctrinas monroistas y creer que semejanzas de institucio
nes o igualdades de longitudes pueden sobreponerse cn la orientación de la
política internacional a los grandes intereses económicos" ( " l .
1311Lasca*!. Vieron M„ Am erica y la [Hílilica argentina. Buenos Alies. 193H. págs. 175-178.
(3 2 ) C f. M fO A m .T n o n A iF .. Argentina, Estados Unidos y el.sistema Interam ericano. IfitiO -
I9 I- I. Rueños Alies. iDfiO.
( 3 3 1 Luí S.. "La historia diplomática", en Historia argentina contem poránea. 1862-
I *>30 Buenos Aires, 1964, pág. üfl.
134) i’rrrjtto'. HahoUíI'.. La A rg e n tita y los Estados Unidos, I. I H I O I O t l . Buenos Aires,
1985. pág 332: Buo h o t. Cabios. "Voces de alerta contra la Conferencia Panamericana de
1889", en Ciclos cn la historia, la econom ía y la sociedad. N 17, primer semestre «le 1999,
pág. 160.
(35) B<ui, Scrqio. Argentina en e l m undo, México. 1961. pág. 71.
Esta alianza tácita, sustentada cn generosos flujos económicos no implicaba
una subordinación automática a los dictados de Londres, ni impedía actitudes
como la asumida por la cancillería argentina cuando Oran Bretaña. Alemania e
Italia, con el asentimiento expreso de los Estados Unidos, emprendieron cn 1902
una acción militar contra Venezuela, cn represalia por la suspensión del pago de
su deuda pública. En esa ocasión, el ministro Lus Mama Diiaoo sostuvo ante
Washington la ilegitimidad del empleo de la fuerza para el cobro de las deudas,
imponiendo en el derecho internacional la doctrina que después llevaría su
nombre. Como señala F e r r a r i . "el Departamento de Estado recibió con sorpresa la
nota de Draou. dado que el gobierno norteamericano percibió esta iniciativa como
un peligro de multilatcralizar la doctrina Monroc, que hasta entonces Washington
había administrado díscrccionalm cntc" (v ). También en este caso, los caminos de
la Argentina y los Estados Unidos parecían cruzarse.
Las diferencias con el Brasil fueron otras de las cuestiones más controvertidas
en la política exterior argentina de principios de siglo. Aunque con los anteceden
tes favorables de Mmit. y su alian/a para la querrá contra el Paraguay, y de la
segunda presidencia de Kika. que impulsó una política de colaboración y coope
ración con el país vecino, la presencia com o cancilleres del barón de Kío Branco
cn el Brasil y de E s t a n is l a o Z c k a u o s en la Argentina generó una ela|>a de fricciones
entre ambos países. Estose debió, sobre todo, a factores cstralcgíco-mililarcs. que
se tradujeron cn una carrera armamentista que duró varios años. Entre 190-1 y
1900. se habló incluso de una 'paz armada* entre los vecinos. El acercamiento del
Brasil a los Estados Unidos y a Chile chocaba con la vocación curopcista de los
gobiernos argentinos que. para contrarrestar los propósitos brasileños, procuraron
aproximarse más a Bolivia y Perú, cn lo que se llamó la "ixjlítica de las alianzas
cruzadas". La renuncia de Zr.r a l l o s , primero, y la asunción de Roqs:. S a í -i / Pt -a a la
Presidencia, m ás tarde, distendieron las relaciones con Río de Janeiro. Como
muestra de este cambio, el nuevo mandatario argentino pronunció cn esa ciudad,
cn ocasión de un viaje al Brasil, cn 1910, una frase famosa: 'todo nos une. nada
nos sep ara' (” ).
(36) TfcMuic. CXstavo, Esquema de la política exteriorargentina. Buenos Aires. I 98I p.íg. fi3.
(371 Lu ntrAKi.r,imuía. Rotrnto. Historia de las relaciones Internacionales antentinas.
Buenos Aires. 1970. págs. 38-41.
uno de los cuales fue la Ley de Enfiteusis. en la época de R iv a o a v ia . en I82G. un
sistema de arrendamientos que permitió las apropiación de grandes extensiones
de tierras por parte de pocos cnfilcutas. que con el tiempo se convirtieron en
propietarios
Pero el crecimiento de la producción agropecuaria, la base principal de la
riqueza del país, dependía de la incorporación de nuevas tierras, lo que llevaba a
una permanente disputa por el espacio con el "indio" en procura de ampliar el área
de producción. Un inmenso territorio, hacia el sur y el oeste del pais. que
comprendía toda la región patagónica e incluso parte de la provincia de buenos
Aires, y otras zonas del interior, estaban bajo el dominio del "indio" (indígenas que
reconocían como propios territorios que ocupaban antes de la llegada de los
españoles) y que lanzaban invasiones, llamadas "m alones", contra estancias y
poblados. especialmente para el robo de ganado y la toma de cautivos.
Con posterioridad a la declaración de la independencia se habían llevado a cabo
dos campañas de conquista, bajo las administraciones de R iv a d a v ia y R o s a s , que
permitieron desplazar paulatinamente la frontera. Sin embargo, en la década del ‘70
el espacio comenzaba a ser nuevamente insuficiente. Se pasó, entonces, de una
concepción defensiva del territorio, como la encam ada en la "zanja de Alsína" aún a
ofensiva, bajo el mando del Oral. J u u o A. R o c a , que pronto permitió disponer de todo
el espado económicamente utllizable. El éxito de la nueva estrategia se vio facilitado
por nuevos desarrollos tecnológicos, que desnivelaron a favor del ejército la lucha
contra el indígena. El telégrafo hacia posible la comunicación entre los distintos
fortines, concentrando rápidamente el grueso de las tropas en los frentes de batalla,
lo que pcmiitia una superioridad numérica. Los fusiles rémington. por su parte,
permitían abatir al enemigo antes de que éste pudiese llegar a un combate cuerpo
a cuerpo para utilizar sus lanzas y boleadoras. Por último, la debilidad de los indios
frente a enfermedades como la viruela contribuyó a debilitar la capacidad de
resistencia de la población indígena, que al momento del inicio de la campaña se
encontraba en condiciones sanitarias muy delicadas.
De esa forma, se logró la apropiación completa de la región pampeana, en una
operación denominada "Conquista del Desierto". En realidad, esc rótulo es un
cruel eufemismo, destinado a justificar la apropiación de un territorio supuesta
mente vacío y desviar la atención sobre la necesidad de an iq u ilaro d csp laz arasu s
ocupantes. Sin embargo, las estimaciones admiten para 1879 la existencia en ese
"desierto" de una población indígena de unos 20.000 habitantes. El balance
trazado p o r R o c a ante el Parlamento daba cuenta de lo ocurrido por dicha
población; 1.313 indios muertos. 2.320 guerreros y 10.539 m ujeres y niños
prisioneros y 480 cautivos liberados. A éstos debia añadírseles los que habían sido
<30) Cf. a este respecto los trabajos de Sim ón , MiROI. Aspectos económ icas del
talcraU sm o argentino, Buenos Aires. 1975. y O k *>'I\ j A c m r o . l a burguesía terrateniente
argentina. [Sueños Aires. 1975.
desplazados a la Patagonia y que serian diezmados en sucesivas incursiones
posteriores (•'“ ). Com o señalan B railovsky y Foolci kam. el discurso oficial trataba de
eludir la contradicción de los términos: 'era necesario conquistarlo, precisamente
porque no era un desierto' <*“ ).
L is tierras conquistadas se encontraban cn gran parte distribuidas antes de la
campaña de Koca. La conquista dem andaba un gran esfuerzo de recursos, que
fueron obtenidos por medio de la ley 947 del 5 de octubre de 1878. cn la que se
autorizaba a emitir un empréstito internacional para tal fin. garantizado por las
tierras a conquistar. El empréstito se configuró con la suscripción de 4.000
obligaciones de 400 pesos. Cada una daba derecho a una legua cuadrada (2.500
has), pero no se podía hacer ninguna adjudicación inferior a 4 obligaciones, de
manera que los suscriptores se aseguraban un mínimo de 10.000 has. flso
implicaba que antes del inicio. 10.000.000 de has ya tenían dueño. De todos
modos, el nuevo territorio era todavía más vasto, de manera que cn 1882 se
sancionó una nueva legislación para realizar un remate cn las embajadas argen
tinas cn París y Londres que limitaba la extensión de las parcelas, imponiendo un
to|ie de 40.000 has por comprador, y destinaba lotes con un tamaño de entre 25
y 400 has a la agricultura, aunque las disposiciones limitantes fueron eludidas con
la utilización de testaferros.
Por último, cn 1885 se sancionó una ley de premios para los militares
participantes de la campaña, que. de acuerdo con su rango, recibirían entre 8.000
has para los jefes de frontera, y 100 has para los soldados. Pero como los militares
de todas las graduaciones no habían cobrado sus salarios entre 1878 y 1885, la
mayoría debió vender de manera inmediata sus tierras a compañías inmobiliarias
para poder hacer frente a las deudas que había acumulado. Con esta ley también
se autorizó al gobierno a pagar con tierras las deudas con los proveedores del
ejército, cn especial a los constructores de las lincas telegráficas (*').
Con la normativa sancionada entre 1878 y 1885. el proceso de apropiación
de la ticrTa fue casi tan veloz como la misma conquista. Señala QxioruHO que 'la
totalidad de Lis lionas pampeanas ya teniadueñoen 1884". Desde ese año 'el país
no tiene más tierra agrícola que ofrecer a los inmigrantes europeos que comienzan
a llegar cn olas cada vez más poderosas, atraídos por la perspectiva de hacerse de
una propiedad cn las tierras vírgenes que la Argentina acababa de incorporar al
espacio nacional' (*')•
La distribución de las nuevas tierras reforzó el carácter latifundista de la
propiedad rural que había caracterizado a la Argentina cn el pasado, como se
observa cn el siguiente cuadro.
l43l Cf, P k¿ mm :ii . R a li. 'Historia m ondaria argentina: anulaciones sobre nuestro medio
circulante. 1776-ltítlS". en M. (IÜIUH.
(4-t) Coi-rui. O var. Qhio, trroi irt. y O C m - n i, A*n«o. 'L a generación del '80 y su
proyeclo: antcccntcsy consecuencias', en l>i Tixla. To«ci*ro; O a w i . Qwo y Gka< i«n;nA. Jome.
A ryeM liK i: sociedad d e masas. Buenos Aires. 1905. pág. 19.
Nombre Superii:* Nombre Superé ie Nombre Superficie
(en has) (en has) (en hat)
Maci im: 325000 Msk » 75000 Bjtjc 500»
Da>so*u 3200» G.cw* k¡ 70.000 Le.ku 50.»3
UxTjí 270.003 Pt".0 700» Eivmkz 50 0 »
SoiíhA-Tieréxi
LaM Co 2 0 KO P:>n-j 70 » 0 50 0 »
Suo< 2 » H o« 220000 Sha* 70 » 0 Mcjjw 50.0»
C»st[i 170003 BtUWKJ 7 0.0» PfíCP» SO 000
D-m m 140 G » Mesuro *0 .0 » C**> SOCCO
Uian uoow Gjw.- *0 .0 » Luojucí so 000
luso 1400» Fewukclí 700» G»*:» J7 Í0 0
PtNáO 130.0» Navora 625» Chuis ■55.0»
Dt.Ostv. 130.0» Bchkc 00 0 » Ar u K * 4 5.0»
120030 eooco V txm .t'c 45 » 3
j i ■í 120030 C»s*s 60 000 ¡kwucie0 40.0CC
De A inui 1C5C00 U w w .í 60 000 43.OCO
PctorK l 105.C00 A,i> ; 6 0.0» Dm h ü 40CC0
Fc*n » 102.500 A rj Psswal Ass 6 0.0» Di »c -o 40 0 »
StRAMIS 102 5 » 5 7.5» Govti rti Cwtuio 40CC0
OWAN* 1 02 5» P«ts 57 5 » VuVMí 40 » 0
Pnno 102500 E io u w i 55 0 » 40 000
5 5 .0 » A ra io o x 52 5C0 C ctTiA sM T. 40 0 »
A vo r* fM» 92KO C 530» Coso 40 0 »
Lcru 90.000 P*«<!A 50000 40000
B*-'CS 90 M0 Oj .'CíCx 50.0» Uui> 40 0 »
T&SMXIjl 90.000 £ i1, 50.000 VlXKi 40 0 »
A is :» 85.CC0 Sous MOM Mmi 40X0
U¿mik 60.000 Ccwtn MOCO Gooor 40 000
S‘■LKl'jKtU-l 63.0» De u Ploi 5:0:0 M V! 40 K0
H.vi'xxi: 75.0» CaptR* MOCO O .w u 400»
1 ,6 . LA IN V ER SIO N EX T R A N JE R A
Fuente V k u m i. j o m H . AigctSKl « M a S c n i' T tiác u n t o Incc m c x tie Paper M m y IÍ8 0 -1900. Harvard. 1920.
(4fl) rr.iCT», II. S. (1974). págs. 407 y 400: fono. Aixr Q „ 'La Argentina y la crisis (te 5aring
tic 1890'. en O w fu ZunoiA, Muiros. M ateriales para el estudio de la olk¡arquia argentina.
Buenos Aires. 1977, págs. I2í!ysrgtes.
El ferrocarril permitió la puesta en producción de extensas regiones, especial
mente en la Pampa Húmeda y aseguró un transporte rápido y barato de los
productos agropecuarios exportables hacia los grandes puertos, f’or otro lado,
facilitó la introducción de las manufacturas importadas en el interior del pais.
completando asi la integración en el esquem a de división internacional del trabajo.
Pero si bien incorporó algunas economías regionales, como Tucumán y Cuyo, a la
estructura productiva nacional, sus beneficios recayeron sobre todo en la zona del
Litoral, incluyendo a regiones hasta entonces desaprovechadas como el sur de
Córdoba. También consolidó la situación de Buenos Aires como principal centro
económ ico del pais. centralizando las terminales del sistema en esa ciudad >
conform ando el llamado "país abanico', tal como lo señalaba A leja .ioro Binar.
1910 1917
Distribución por ¿ctrvidad económica
USS % USS *.
Pi'a la dist-i>uc.cnpor tüuOaatt ecocwcas se l-jn corv.ift.S5 Us c¡f-as en pesos oraa dotares di arLC.-docon
las s^j entes 13SJS ce cario. 1pesooro=2,27pesos papel ! sotar =2.36pesos papel ootiziocnes «gentes en
esos aftos También se ha corre-;.;»las strfcuciónpcr aotvtíades eeononoas para 19i7sgy*pdo ndcjoenes do
t w e » Bjwa. Los vaiores de la primera cotunna en u dtsf bución per ca-ses caatsfcta» a 1901 Los toases
por a:t.vid3d ecow.ca y por países no comcden por prgvtrvr de dstrtas fuentes
cllío'acon propia.
Fuentes Miinw¿.Aif¿aroB.yLE«*«cc»>i. M^kcc.í. A'jen;jr1íaaXX’ S«'le. P.v.S. 1512.a.^-.Aitjjucfc.los
C3p.!a!es eitranierosen la flep-jísiicaArjentna’. en Rf-ns.'jdeE cm m a Argentina. Buceos A:rcs, 1926; FIE!.. las
/íveruoníi t linceas en laAment.ru 3uenos A-es '973; CEPAi ElOfSJTO'J ccyKmcaayertrtó. Santiajo de
CMe. 1958
Cuadro 1.6. Inversión externa p o r actividad económ ica y p o r p a ite s de origen (1910 y 1917)
(en m illones de dólares).
f.n 1914. las principales compañías británicas, los ferrocarriles Suri y Oeste y
el Central Argentino, representaban 127.4 millones de libras esterlinas de inver
sión y 14.200 kilómetros de viasférreas, mientras que el General de Buenos Aires
y el Rosario a Puerto Belgrano, de capitales franceses, constituían un capital de
13.0 millones de libras (* '>.
f'n cuanto a los resultados de la explotación de los ferrocarriles cn las años de
su expansión, las estadísticas oficiales no reflejaban los reales beneficios de las
empresas debido a que no existía un suficiente control sobre sus actividades y a
que el negocio ferroviario incluía ventajas adicionales que no figuran cn esas cifras.
Como se desprende fie sus propios balances los dividendos que pagaron las
principales compañías ferroviarias británicas com o el Ferrocarril Sud. el Central
Argentino o el Oeste, no bajaron en aquellos anos del 6 o 7 c.b anual (v ).
Promedio Lor.g:1u3 C jp.U ics Pasajeros Cargas Entradas Gastos Entradas Intereses
d« los de v i» invertidos miíes m iícs de miles de miles de liquidas ( \ sobre
quinqué- peí km miles de toneladas mSn mSn miles de capitales
n ia l mSn m$n invertidos)
(51 ' Qi isrrn» Rvfcy», A*'■.(.. Tesis ctoctor.it. Mueva York, 1950. pág. 105.
(52) Coht! ^Comir.. K 'rrMii U i econom ía an/entina cn e l larc¡oplaio. Buenos Aires, 1997,
pág. 159. Para un análisis de los distintos enfoques teóricos cn Id interpretación del modelo
agroexjxirtador ver Ti m»u c.t. ,'Iakta. 'Interpretaciones económicas y problemas tiistóric os la
historiografía argentina y la etapa agroe»; portadora". en C irios en 1.1 historia, /a economía y
la so cle d M . ¡V 13. segundo semestre de 1997.
Otros rubros de inversión del capital extranjero, adem ás de los empréstitos y
los ferrocarriles, fueron los bancos y las com pañías de seguros, em presas de
servicios públicos, obras portuarias, empresas Industríales casi todas de transfor
mación de productos primarios y de las cuales los frigorílicos constituyeron, por
la magnitud de sus capitales y su importancia económica, las más relevantes, y
compañías de tierras y explotaciones agropecuarias.
Las instituciones financieras y de seguros se contaron entre las más lucrativas
del conjunto de la inversión externa y sus dividendos alcanzaron en la década de
1910 niveles cercanos al 20 % anual. Su participación fue creciendo dentro del
sistema financiero argentino y entre 1900 y 1914 el dinero depositado en ellas
representó en promedio un 35 de los depósitos de todas las insliluciones
bancadas y su cartera de préstamos el 33 % del total de préstamos del sistema.
Servicio de ta
Nuevos Saldo de deuda como
Servicios de
Periodos empréstaos la balanza Exporta cicr.es porcentaje
la deuda
e inversiones comercial de las
eiportacicr.es
En 1631 so s jíp c rtííj ti p j j j de la S."-■daen-: rra ijus te rea- jdóen 1334 A part»de 1900 noeiislen esl macones
A s fc r.i es de t i prcüan-cs extra.-,eres, para el calculo se-lu vircn en cu ;ría las ests-tatones g'cijlc-s del iclal do
prestamos elect^ldos per B fv tw ü A^ en: í
Eaboracon propj
Fuentes W - iw s. ¿ » « H . A 'g e tx iu « « M íe n » ' Tn3¡¡ tfW ff la c z m e rttk ! Paper Kbney, 1630- f900 Harvard.
1320. Tcrct'censo naccr. jl. )9 M .lo n o V i¡i;3 r.»M vj A u v * . W tv - i.E ls c n io o o c ic a p ta lc ifta .-fx o y H c s rtic l
ó í c j r i c s Uenico. 1354
Cuadro 1.B. Em préstitos e ir¡ versión extranjera, servicio de la deuda externa y saldo de la
balanza com ercial (1881-1914) (en m illones de pesos oro).
T h efive r Plato
Ftcsh f.'c3! Ce Británico 22500» Campana 10.5 20.0 0.6
Cía S o n sic- j A ijü n tro ■S500.CC0 La Negra 7,1 i6.a 23.6
Las Painas a la r io 2.400.000 Las Patrias 11.0 17.5 10,0
.‘¿BcniPnO xigCa N c tsjm c'e a .» 1 500 003 La 3:anoo 19.3 5.1 12.3
La Plata Cotí
Ssoraje Norteamericano 5000000 La F:ata 33.7 16.0 35.7
T>í Sr.itr'icla
S Arg Mc.il Co Británico t 250 000 Z-1-.iie 7.0 11.5 1.6
The New
M ea Prescivrg ¿
CcU StcraQC Norteamericana 2 £03 007 fl.DGa egos, — — 2.9
Son Ju U n
S A F n ja itc o
Argmüno A ijm trx) 2 000 CC0 Arjontro 6.J 11.1 53
ei¿5c-acOT copia
Fuentes Dí te t •, Ptr*o. X a mdi»! - J de comes de Hgprifeo en la RtpuL ca A.-gen¡/u’, en Añiles Ce la S x k x M
R j : j i A r g c r tn t,| i c-agasta de 1913 Estad's-’ c is o c lK nsíen o de AjtcuTuM y G onW ífia d e t i H i x n
i53) Itamo.i, 5-»>i Q-. Anfcntlnc Mc.lt ¡w d tltc Biitish M jrkct. Stanford. 1938, |>¿gs. I tí-»7.
l'.l capital extranjero tenia, pues, una lucrtc incidencia cn la vida económ ica
del país y contribuía a diseñar su perfil agroexportador. listaba íntimamente
relacionado con el comercio exterior, su financiamlcnto, la elaboración de
productos primarios, el transporte interno, las obras de infraestructura los
servicios públicos y el transporte de ultramar. Excluyendo la producción
agropecuaria, donde jugó un rol secundario, todas las etapas del proceso
productivo lo tuvieron cn esos años como protagonista.
Totales 2973 971 2 025 819 241 271 154 569 182 097 178 766 940.199 6.756 712
Cuadro 1.10. N acionalidad de los inm igrantes de segunda y tercera clase de ultram ar
llegados en el periodo 1857-1939.
155) V.«ai:tí-P*ritr«>. V. 11971). págs. 9fly 100, y Smnrir, J \-irs Revolución en Ijs p*tmfKts.
1060-l‘ittl. Buenos Aires. I9(>0. pág. 74.
Puede constatarse la importancia de la inmigración en el aum ento de la
población a partir de los flujos y saldos migratorios, asi como analizarse el
comportamiento de la lasa de crecim iento anual de la población mediante la
combinación de esos flujos con el incremento meramente vegetativo. En términos
generales, según el Departamento de Inmigración, entre 1857 y 1930 ingresaron
en el pais 6.296.340 inmigrantes y salieron 2.098.689. por lo que 3.397.651
inmigrantes decidieron permanecer en la Argentina.
Analizando con mayor detalle, en tres quinquenios. 1885-1890, 1905-1910 y
19 10-1915. la lasa de inmigración neta superó a la de crecimiento vegetativo, y en el
primero de ellos fue más del doble: mientras que aquella alcanzó el 38 % , la segunda
fue sólo del 16.1 % . Entre 1885 y 1869 la inmigración representó en promedio el
76 *■« del crecimiento anual de la población y entre 1904 y 1910 el 58 % <v ).
Los saldos migratorios hasta 1880 no habían excedido los 10.000 inmigrantes
anuales, pero en el decenio 1880-185*0 llegaron a un promedio de 64.000. El máximo
anual fue alcanzado en la primera década del siitfo XX ( I 12.000 de promedio) y. en
particular, en los anos inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial.
Según Boi.wot. "la coyuntura económ ica argentina impone el ritmo del m ovi
m iento' a la comente inmigratoria transoceánica. "Las fases de expansión — de
1860 a 1873. de 1880 a I8 8 9 .d e 1903 a 1913 y de 1919 a 1929— coinciden con
los periodos de afluencia masiva de inmigrantes. Inversamente, las crisis cíclicas
de 1873. 1880. 1890. 1896. 1901, 1913. las prolongadas rccesiones de 1890a
1902. de 1929 a 1939 y las dos guerras mundiales interrumpen o reducen la
corriente. La oferta de empleos en el país receptor determina directamente el flujo
de inmigrantes* (” ).
T au Tasa
Año Poblac. de crec. Inm ij Eiaig. Saldo Ano Poblac. d« e rte inmlg. Emlg. Saldo
anual anual
taso 2 452 _ 41.60 20.30 21.30 1806 4 357 2.93 95.10 53.58 41,60
1331 2.565 2,93 47 40 22.30 25.10 1899 4.477 2.75 11.00 62,20 •51.20
1532 2.635 2.33 51.50 8.70 42.60 1900 4.607 2.90 105.90 55,40 50.50
1533 2.716 2.92 63 .20 9,50 53.70 1S01 4 740 2.83 12590 58,20 45.70
1584 2 797 2,93 77.90 14 40 63.40 1K2 4 871 2.76 96.00 79,40 16,60
1655 2 630 2.97 188.70 14.50 94.20 1903 4 976 2.16 112.63 74.70 3 7 .»
1E96 2 966 2.93 93,10 1 3 .» 79.20 1904 5103 2.55 161,00 66,50 54,58
1897 3 056 3.03 120.60 13.60 107,20 1905 5 253 3.64 221,60 9270 133 50
1689 3153 3.34 155,60 16,80 133.80 1906 5524 4 49 302,20 133 5-8 155.40
1833 3 265 3.33 260,90 40.60 220.30 1907 5821 538 257,90 133,08 119.90
1390 3 377 3.43 110,50 80.20 30 30 19C8 6046 4.71 303 10 127.00 176.10
t56> Vjuqi u I’mmiu. V. (1971). pág. 92; Vimuwun , Jo-,r. Cl ->AK, 'Kasgos de la IHililu o
económica argentina, 1870-1914'. en t'F.PA. Documenta de Trabajo H* -V Buenos Airr_v
1978. pág. 40
(571IV* «uc. Quv. Buenos Aires: urbanización c inmigración. Buenos Aires. 1977. pág. 130,
1891 34» 3 35 52 CO 81.90 •29 93 1939 6 331 4,03 278,10 137.50 140 60
1892 3 607 3.35 7320 43 80 29.40 1910 6 566 4.17 345.20 136.40 2C8 83
1833 3 729 335 84 40 48,70 35.70 1911 6913 3.38 281.60 172.00 1C960
1894 3 656 3.41 80,60 41,30 33.30 1912 7.147 4 63 379.10 172.» £«20
1895 3 95é 2.54 60.90 36,80 44.10 1913 7*82 5.33 36410 191 .£0 172.60
1896 4 071 2.91 135.2-3 45.90 83.30 1914 7885 5.00 18260 221.00 ■38.40
ílatorjción prctia
Fuenle: V«ix«-Pi<£st30, Viaxri. Estadísticas teóricas argertrjs. IB7S-I9I4. Buoncs A.-es.1971
Cuadro 1.11. P oblación y m ovim ientos m igratorios 1880-1914 (en miles d r habitantes).
Fuente As-woaru W o uu. Brete de ü K m f f 'J m !em xM n»l desde ISSO. Ms«ico. 1973
i«>01 Amivuwtii. IV iu ivi. tfrc \ c histo ria <U' Li c c o n o m i.i¡n tc iiu ic io tlá l Oc m I c 11150. México.
l?*7fl. páfts 233 y 234; K., (I9 H 9 I. pág. 305. y Cirurx. U cm . "L l crecim iento
Industrial argentino hasta 1914 y la le o n a del bien prim ario exportable', en Cjnt.-rv 7 v ¡mv
M m u » . E l régúnoir oH gjniulca. Buen os Aires. 1975. pág. I9 S .
Censa Argentinos % Entrsnjeros N Pob. rural % Pob.urbana S Total
16C9 1 526 734 87,9 210232 12.1 1.164.026 67.0 573 000 33.0 1 737026
1655 2950 384 74.6 1 004 527 25 4 2294 000 £8.0 1X61 000 42.0 3 554 911
1911 5527:85 70.2 2357 952 29.6 3 312.000 42 0 < 573 000 58.0 7685.237
Elabotacico propj
Fuente Comeé N3oor.il tío Gcogra! a 11Ü 2 )
(fin IV-«.r. A u u n n o . Una nueva Argentina. Buenos Aires. 1984. pág. 17. La edic ión
original es de 1940.
Esos indicadores indirectos -sugieren la existencia de una marcada polarización
cn la apropiación de la riqueza creada anualmente. Los propietarios terratenientes
y quienes controlaban el comercio exterior lograron incrementar de manera
notable su riqueza, hecho que se puso de manifiesto cn el proceso de concentra
ción de la tierra cn muy pocas manos, en la construcción de amplios palacetes o
cn las excentricidades a la llora del turismo. Como narra fríos, 'c n los centros de
placer europeos la palabra a/gentino se convirtió cn sinónimo de riqueza y lujo.
Los grandes palacios de la aristocracia cn lom o a la Plaza San Martin, cn Rueños
Aires y los p e lits lio te ls del Barrio Norte rivalizaban con las residencias urbanas de
la aristocracia inglesa. Los magnates alquilaban para su uso particular vagones de
ferrocarril y hasta Irenes enteros para transportar a sus familias y servidumbres de
sus mansiones urbanas a sus residencias de veraneo. Un estanciero se llevó
consigo vacas lecheras a Europa |>ara asegurarse de «pie sus hi jos tuvieran buena
leche para beber durante el viaje" ('•).
Com o señala un autor, miembro de una familia aristocrática de la época y
conocedor de ese mundo: 'e l fomento y el desarrollo desenfrenado de los
negocios, de los capitales, de las obras públicas, de las concesiones, de los valores
reales o ficticios y de la especulación engendraron una irresistible ola de agio en
todos los terrenos, de tal suerte que convirtió al país en una inmensa casa de juego.
Ello trajo com o consecuencia la corrupción, el despilfarro, el afán del oro. la
riqueza fácil y el lujo improvisado que dio lugar al tipo denominado xastacu eio . cn
su acepción de rico que deslumbraba en Europa con sus dilapidaciones y la
exhibición de su fortuna tan rápidamente adquirida como gastada. Esa embriaguez
corruptora se extendía a lodos los terrenos, públicos y privados, administrativos,
comerciales y particulares. Los excesos suntuarios llegaban a su extensión
máxima enjoyas, cn coches tirados por los famosos caballos rusos, en muebles,
cn palacetes, cn objetos de arte de dudoso gusto que convertían las nuevas
moradas en bazares heterogéneos' ('■’).
Si existen pocas discrepancias sobre las condiciones de vida de los estratos
más altos. Lis de los sectores populares resultan más controvertidas. Sobre este
punto. frío s sostiene que una parte de la riqueza se filtraba had a las capas
inferiores de los principales centros urbanos como Buenos Aíres y Rosario, donde
los sectores |>upularcs habrían estado bien alimentados, decentemente vestidos
y educados hasta cierto grado r *1. El autor no aborda lo que ocurría en el interior,
pero al lom ar a dichas ciudades com o casos específicos deja entrever profundos
desequilibrios regionales en la calidad de vida. Sin embargo, otros autores, como
(62) fric-s, II S.. í-.l A njcntinj. [Sueños Aires. 19(13. páiv 155.
(631 lrwu.t Kr.1 , Caru». L i historia que he vivido. Buenos Aires. 1999. H5.
fcn-v 11. S (19831. págs. 155 y 150.
Pa-
i et iio m . sostienen que el vertiginoso aumento de las poblaciones y el desarrollo
urbano impulsados por la inmigración produjeron en las principales ciudades un
considerable aumento de la mano de obra disponible, lo que originó una paga baja
y condiciones de trabajo precarias y extenuantes ('•').
Las altcrnati vasdel ciclo económico condicionaron el nivel de los trabajadores
urbanos de Buenos Aires. Pxnrrriuu sostiene que "a partir de mediados de los años
'80 comienza un largo período de deterioro del salario real, com o consecuencia
de la inflación creciente y los efectos de la crisis de 1890. situación que se prolonga
hasta promediar la última década del siglo", Entre 1885 y 1891, "el salario real del
obrero expcrim cnló una reducción del 54 °u*. Desde 1096. superados los últimos
efectos de la crisis de 1890. los salarios parecen haber repuntado hasta 1899.
Entre esle año y 1903. la carestía volvió a deteriorar el nivel de vida de los
trabajadores. Un Importante incremento de la dem anda de m ano de obra favoreció
un aumento general de salarios entre 1904 y 1906. "Pero en los años siguientes,
y hasta 1914. se produjo una constante y considerable aceleración en los precios
y alquileres que anuló las mejoras logradas en los años anteriores". Frente a estas
circunstancias, las familias trabajadoras, según señalaban estudios del Departa
mento nacional del Trabajo en 1908. recurrían al trabajo de m ujeres y niños y a
la industria a domicilio com o recursos para suplementar sus magros ingresos y
equilibrar sus presupuestos I'"1)- Para el periodo que transcurre entre 1886 y 1896,
también Ju v i A ivaw z advierte un notorio descenso de los salarios reales, atribuido
fundamentalmente a la depreciación de la moneda. Sostiene que los precios se
ajustaban a una velocidad mayor que los salarios a la desvalorización del peso
frente al oro, tendencia reforzada [>or la especulación de los comerciantes. Así,
aunque el salario nominal subió de S 2,80 a $ 4.35 entre I88G y 1896, el salario
real descendió en dicho periodo de $ 2 a $ 1,47, encontrando su punto más bajo
en S 1.13 para 1894. Dado que para el primer año la depreciación ya había
comenzado. A lvakiz supone que la disminución del salario habría sido aún más
pronunciada (*’).
Los análisis de Ccmits Cormr sobre la evolución de los salarios arribaron a otras
conclusiones. Durante el periodo 1883-191 I se produ jo —según él— un increm en
to de los salarios reales del 1.4 % anual que benefició tanto a los trabajadores
urbanos no calificados como a los rurales. Con el fin de ponderar los efectos de
la inconvertibilídad monetaria sobre los salarios, el autor dividió el periodo
estudiado en dos subperiodos. Entre 1883 y 1899. los salarios reales de ambas
categorías de trabajadores se incrementaron a una tasa anual del 2.6 % . En
cambio, entre 1901 y 1912, los salarios iniciaron una declinación que se prolongó
(G5) P»'tntr*i, Jov.. U is primeras leyes obreras. ISuenos Aires. I9B4. pAg. 7.
(Ü6I Pvim ifJii. Jom . Arxjentlna: historia tic un país periférico. IlltiO - 191 4. Buenos Aires,
I9B6. págs. 107-191.
(671 Alvmux J i v , tas guerras civiles argentinas. Buenos Aires. 1984. p.Vivv 113-1 10. la
edición original es de 1910.
hasta 1909 |wra rccupcrai.sc entre 1910 y 1912. Mo obstante, cn este sub|>eríodo
los salarios reales por hora crecieron a una tasa anual del 0,9 % . Para explicar las
mejoras producidas cn el primer subperiodo. el autor sostiene que. pese a la
depreciación de la moneda y la fuerte emisión monetaria, 'lo s precios subieron
menos que en el otro isubperiodo) cn el que existió estabilidad monetaria". Los
precios de los artículos de consumo, principalmente los alimentos, no sólo
dependían de las oscilaciones de la tasa de cambio, sino que también estaban
influidos |>or los precios internacionales. Asimismo, el autor menciona otros
factores de no m enor importancia para el com|>ortamicnto de los salarios. Mientras
q u een el primer subperiodo. a partir de 1090. se produ jo una caída del flujo anual
de inmigrantes que redujo su incidencia sobre la oferta de trabajo, en el sequndo.
el número de inmigrantes creció sustancial mente. Además, la rápida expansión del
área cultivada entre 1880 y 1900 permitió la absorción de gran cantidad de mano
de obra, mientras que a partir de 1900 la expansión de cultivos se mantuvo. |>ero
a un ritmo decreciente, finalmente, también los alquileres tuvieron su incidencia
sobre los salarios: descendieron cn los anos '90 y experimentaron una fuerte alza
a partir de 1907 (M).
Los alquileres constituyeron un rubro de incidencia considerable en el
presupuesto obrero. I'.l crecim iento |>oblacional y el masivo asentamiento de los
inmigrantes en la ciudad de liuenos Aires provocaron un desequilibrio entre la
oferta y la dem anda de viviendas populares. Esto determinó que propietarios c
intermediarios impulsaran eiaum entodc los alquileres, destacándose la duplicación
de los alquileres, producida entre 1904 y 1912 y señalada (ior el Anuario del
Departamento de Trabajo, lista circunstancia motivó, cn 1907. una insólita huelga
de inquilinos que iniciada cn la Capital federal se extendió al interior del pais. cn
reclamo de una rebaja sustancial de los alquileres y de la mejora de las condiciones
higiénicas de los inmuebles.
El problema habitacional tuvo otro aspecto que im pació negativamente sobre
las condiciones de vida de los sectores populares urbanos. Las casas de inquilinato
o conventillos pasaron a ser las viviendas de muchos inmigrantes extranjeros, de
migrantes nacionales, artesanos, pequeños comerciantes y vendedores ambulan
tes. También de person.is dedicadas a actividades económicas, más o menos
marginales, y de un alto porcentaje de asalariados manuales. Alojados en aquellos
viejos inmuebles, estos habitantes, según una descripción del ministro E ihakmo
IViide , sobrevivían hacinados en cuartos que. además de dormitorio para las
familias, eran "comedor, cocina y despensa, patio para que jueguen los niños y
sitio donde se depositan excrementos, a lo menos temporalmente. de|kisito de
basura, almacén de ropa sucia y limpia, si lo hay: morada del perro y del gato,
depósito de agua, almacén de combustibles: sillo donde arde de noche un candil.
(Gfl) CuKTtiConoc. Rommo, Ll prvgrcso ,in]cnlino 1880-1914. Buenos Aires. t‘J 7 ‘J . páqs.
237-240.
una vela o una lámpara; en fin. cada cuarto de éstos es un pandemónium donde
respiran, contra todas las prescripciones higiénicas, contra las leyes del sentido
común y del buen gusto y hasta contra las exigencias del organismo mismo, cuatro,
cinco o más personas' ('■*).
Fuenie cuwo eaborjda p* S;¡ooEU&. a pülir do cí'.ícs n-un¡cip.sles. Se estad Ocas n w c p tlti y del loto
3e N.;»as Brso Wo-'í>c. Bitoncs A res, puerto <¡e<R e óe Ij Pira, capt í1de it A-ger:nj. Buenos Aires. 1933
(7 11 St or.it. J « > , H e y o lu iió n en la s pam pas IH 6 0 IU IU . Buenos Aires I f)C>H. pág, fiG
(721 Kia^ik nt Winiurj». Liliana, *í.os forjadores del cereal", en
C I. H is to r ia in te g r a l
a r g e n tin a . CEAI, buenos Alies. 1 9 8 0 , págs. 152-155.
(731 B ia iit M xssr, Joam. I n f o r m e sot>re e l e s ta d o d e la s c la s e s o b r e r a s a r g e n tin a s a
c o m ie n z o s d e l s ig lo , tn m o 1 . B u e n o s A lie s . I !)Ü 5 .
reclutaban. Los salarios, inferiores a los de un trabajador urbano, se abonaban con
vales que debían cambiarse por producios que vendían cn el alm acén de la propia
empresa. [Siurr Massc. cn el informe arriba mencionado, describió situaciones
similares cn los obrajes del nordeste del pais. en las fábricas de tariino y cn los
ycrbatales del Paraná, y concluía señalando que 'desde Sania l e a Ju ju y, el
almacén o proveeduría y el crédito al obrero sobre su salario, son las armas que
esgrime la explotación para estrujarle, sin reparar cn fomentar vicios... mantenién
dolo cn un estado de embrutecimiento y de degeneración física y moral que
constituye un peligro público" ('*)-
Esto no implica que con el tiempo, especialmente para los inmigrantes que
venían de Europa, las condiciones de vida y de trabajo mejoraran y se produjeran
fenómenos de movilidad social ascendente, como cn otras naciones en desarrollo
en condiciones similares a la Argentina de la época, ('ero, al mismo tiempo, se
mantuvieron |K>r m uchos anos condiciones de desigualdad y pobreza cn gran
cantidad de regiones del pais, que tenían que ver con factores institucionales y
sociales difíciles de cambiar.
|75| Cf. Hilsm. Enauu»!, La l'OHA y el rao*¡m íenloobrero. 1900'I i) 10, Buenos Alies. 1985.
««'produciendo la pugna ideológica que. desde hacia años, se desarrollaba en
Europa, los anarquistas enfrentaron a los socialistas (>or la dirección del m ovim ien
to obrero. Su prédica no pudo ser contrarrestada por los socialistas determinando
la prevalencia anarquista en las primeras luchas sociales de la Argentina.
Algunas condiciones particulares de nuestro pais favorecieron la notable
difusión del anarquismo. Maisusmita destacó las siguientes:
El hecho de que los com|K>ncnlcs más numerosos de los sectores
trabajadores eran inmigrantes provenientes de Italia y Esparta, donde ya
liabian recibido la influencia anarquista.
La situación en que se encontraban los obreros inmigrantes no era tan
promisoria como lo prometían las com pañías de inmigración. En especial
después de la crisis de 1890 y el ciclo económ ico recesivo, la condición
de los inmigrantes sufrió un gran deterioro.
Los inmigrantes estaban marginados de la política ya que. si no se
nacionalizaban, no tenían derecho a volar. En consecuencia, el único
recurso al que podían recurrir eia la acción directa propugnada por los
anarquistas. Puede suponerse que. dad oqueestam aigínalidad y la miseria
eran comunes a muchos trabajadores nativos, también éstos fueron
atraídos por el anarquismo.
El desarrollo precario de la industria nacional, caracterizada |>or la
preeminencia del sector artesanal, fav oreció la extensión del anarquismo.
En general, la prédica anarquista atraía mas a los trabajadores artesanales
que a los Industriales
En contraste con los socialistas que propugnaban la acción política por la via
electoral y parlamentaria, losanarquistas, atendiendo a las condiciones dcscriptas,
se orientaron hacia enfrentamientos sociales de envergadura y de suma violencia.
Su preferencia por la acción dilecta ponía énfasis en la huelga general como
método de lucha de los sindicatos.
El periodo que se extendió entre 1900 y 1910 se caracterizó por una fuerte
confiictividad. Lasindicalizaciónse expandió acom pañada por conflictos y huelgas
generales. Sobre la base de la mano de obra concentrada en talleres medianos y
pequeños, con un porcentaje considerable de obreros con cierta calificación y.
fundamentalmente, de los trabajadores del sector del tra n s a rte , surgió un
movimiento obrero activo y dinámico, que se proyectó a nivel nacional. Con esla
característica surgieron dos cenitales obreras: la anarquista Federación Obrera
Argentina — EOA— (creada en 1901. y denom inada EOKA en 19041 y la socialista
Unión General de Traba jadores (IJGT) en 1902. La EORA se transformó en la central
más dinámica y activa del periodo. A su prédica antiestalisia y apoliticisla añadió
el impulso a las prácticas de acción directa que caracterizaron al movimiento
obrero durante buena fiarte de su historia.
t76íCI. Matvvcia, t1i«ox«. Movimiento t)tn i'n } argentino 1 1945. Buenos Aires, I1UÍ.V
Entre 1902 y I y 10 se produjeron ¡»¡etc huelgas generales e importantes
manifestaciones callejeras. El paro de mayor duración tuvo lugar cn mayo de 1909
y su detonante fue el ataque sorpresivo de la policía a una columna obrera que
conm em oraba el I ' de mayo. O cho obreros fallecieron y cuarenta resultaron
heridos. La respuesta de am bas centrales obreras fue un llamado a la huelga
general que se prolongó durante una sem ana (??).
Meses después, un joven obrero anarquista asesinó al Je fe de Policía. Han o i
I- Falcon. Como cn otras oportunidades durante el |>criodo, el gobierno decretó el
estado de silio. Durante dos meses se detuvieron y deportaron numerosos
dirigentes obreros; se clausuraron locales gremiales y se impidió la edición y
circulación de la prensa obrera.
En enero de 1910. se reanudó la agitación sindical. El creciente número de
huelgas amenazó paralizar las obras de preparación de los festejos del Centenario
de la Revolución de Mayo. El movimiento social alcanzó en esos días el máximo
nivel de agitación de toda la década. Antes de ladcdaración de otra huelga general,
el gobierno estableció el estado de silio. Por su paite, grupos parapoliciales,
compuestos por miembros de las clases altas y medias, asaltaron las instituciones
obreias. I,a represión se prolongó durante varios meses, descabezando al m ovi
miento. A partir de entonces, el anarquismo perdió su papel hcgernónico sobre el
m ovimiento obrero y la organización sindical se. debilitó.
El socialismo fue la otra vertiente ideológica que influyó cn el movimiento
obrero. Más moderado que el anarquismo, desde sus comienzos repudió la huelga
general como estrategia sistemática del anarquismo, dcnunciandosu avenlurerismo
revolucionario. Propuso corno alternativa la constitución de organizaciones óbre
las fuertes, estables, con un funcionamiento orgánico, mejor pautado y menos
laxo que el típico de los sindicatos anarquistas. En lo político, fomentó la
participación electoral de los argentinos y la naturalización de los extranjeros con
el mismo objetivo. En lo económico, propuso la organización de cooperativas. Y
cn lo social, desarrolló el mutualismo y la educación del adulto y del menor,
transmitiendo su fe en la ciencia y la moral. A través de la UGT, el socialismo logró
su hegemonía sobre una fracción importante del movimiento obrero, compuesta
por una mayoría de trabajadores insertos cn actividades ligadas a los servicios.
Un éxito político provocó un debate en el interior del socialismo. Con motivo
de ser elegido Altreuo I.. P a l a c i o s —cn 190-1— diputado por la Capital federal,
vaiios militantes y un sector de la dirección partidaria subrayaron el valor del
sindicato com o embrión de la sociedad futura y postularon que la actividad
revolucionaría debía desplegarse dentro del mismo, cuestionando la estrategia
parlamcntarísta del ala liderada por Ji- v 15. Ji.sro. lo s críticos fueron expulsados
en 1906. formando una nueva corriente ideológica dentro del movimiento obrero;
el sindicalismo revolucionario. Adhirieron a los métodos de acción directa y a la
(781 Cf. Zimmijotvi, Coi <k:k> A., U )s liberales rclom nslas. Z-.I cuestión social cn /a
AnjciUíiM . 1000-1916. Buenos Aires. I!>95.
Ju n to a esta política <lc represión del anarquismo y. en menor medida, del
socialismo, sectores del gobierno impulsaron la creación de una legislación acorde
con las nuevas relaciones cnlre empresarios y asalariados, t i 6 de mayo de 1904,
JoAQtii V. González, ministro del Interior en las postrimerías del segundo mandato
de Roca , presentó al Congreso un proyecto de Código Nacional del Trabajo. tn la
fundamcnlación del mismo, Oomt.cz sostenía que el objetivo del proyecto era
'elim inar, en lo posible, las causas de las agitaciones que se notan cada día más
crecientes en el seno de aquellos gremios, cuyo aumento y organización, paralelos
con el desarrollo de nuestras industrias, del tráfico comercial interior e internacio
nal y de los grandes centros urbanos, donde se acumulan las fuerzas fabriles y se
producen los fenómenos de la vida colectiva, hacen cada vez más necesario que
el legisladoi les preste una atención más profunda y busque soluciones definitivas
a las cuestiones de Estado que con ella se vinculan* (” ).
MI proyecto contemplaba algunas de las principales demandas del sector
laboral. Instituía el contrato de trabajo, sus formalidades, el salario y las condicio
nes de pago, las responsabilidades de las partes, su duración y extensión,
restablecía la obligación empresaria de indemnizar los accidentes de trabajo.
Implantaba la jo m a d a laboral de 8 horas tsemana laboral de 48 horas para los
adultos y de 44 horas para los menores de entre IG y 18 anos), fijaba el descanso
dominical; regulaba las condiciones laborales de mujeres y menores, y de
seguridad e higiene en los lugares de trabajo. Disponía la creación de la Jun ta
Nacional del Trabajo, dependiente del Ministerio del In lcrio ry con jurisdicción en
la Capital federal, para asesorar al gobierno en materia laboral, recopilar estadís
ticas y estudios y con poderes para inspeccionara los establecimientos sometidos
a su jurisdicción. También se creaban los Tribunales de Conciliación y Arbitraje
para dirimir controversias derivadas del contrato de trabajo, inspirados en
instituciones similares establecidas en Australia y los testados Unidos.
Pero las disposiciones referidas a las asociaciones profesionales fueron
rechazadas |>or las organizaciones obreras. El proyecto establecía que la personería
jurídica se otorgaría sólo a aquellas sociedades que no tuvieran fines contrarios a
las leyes o la Constitución y que no negaran a los trabajadores la libertad de
contratar y de trabajar, t i título re s p e tiv o del proyecto facultabaal Poder Ejecutivo
a disolver toda asociación que Incurriera en el delito de rebelión, alzamiento contra
las leyes, alteración de la paz y el orden público. Tanto la fOHA como la IIOT
repudiaron el proyecto. Y. en definitiva, el primer intento serio de legislación
laboral no fue aprobado en el Congreso.
Igualmente, los empresarios industriales objetaron el proyecto. Kn un m emo
rándum. dirigido a la Cámara de Diputados en 1905. la Unión Industrial Argentina
ptoponia como alternativa la formación de una comisión de industriales y obreros
para estudiar la sanción de proyectos sobre accidentes de trabajo, sobre la
ocupación de m ujeres y niños, seguridad e higiene y reglamentación de las
(791 Citado un rwir.nxn, Jtnr. /.os trnb-tjudarcs. Unenos Aires, I9H2. páfis. 1tiI y 162.
sociedades obreras. U i UIA argumentaba que la industria local no podía afrontar
los costos adicionales que imponía la legislación propuesta y que su sanción
colocaría a dichas industrias cn inferioridad de condiciones (rente a la producción
extranjera.
El fracaso del intento de codificar las relaciones laborales en el país dio paso
al desarrollo, menos ambicioso, de nueva legislación social. En 1905, impulsada
por una propuesta del diputado Airarix» P alacios. se logró la sanción de la ley de
descanso dominical, aunque el beneficio quedaba limitado al ámbito capitalino.
Una vez más. la UIA. si bien no se o|ionia al descanso hebdomadario, cuestionó
la obligación de pagar los jornales el día de descanso.
En junio de 1!)06, P alacios presentó un proyecto de regulación del trabajo de
mujeres y niños, pero recién a mediados de 1907 se inició su tratamiento cn la
Cámara de Diputados. La ley finalmente sancionada, procurando la protección de
la salud, la seguridad, la instrucción y la moralidad de los menores y délas mujeres,
establecía, entre otras disposiciones, que los menores de IG anos no trabajarían
más de 8 horas por día. ni más de -MI horas sem anales; prohibía el trabajo de éstos
cn horarios nocturnos y determinaba que las obreras podrían dejar de concurrir a
sus lugares de trabajo hasta los treinta días después del alumbramiento, debiendo,
entretanto, conservársele el puesto.
Cabe señalar que el cumplimiento de esta ley, como el de otras normas
laborales, dejó mucho que desear. l.os propios organismos oficiales denunciaron
cn repel Idas oport unidades su incumplimiento como, asimismo, la inacción de los
organismos de inspección encargados de vcrilicarlo.
1.a conflictívidad social de la primera década quedó clausurada hacia 19 12. Al
agotarse la coyuntura económica favorable, se generó un excedente de mano de
obra que presionó sobre el movimiento obreroy sus posibilidades reivindicativas.
La crisis económica, iniciada cn 1913. com o consecuencia de la declinación de las
exportaciones y la caída de la construcción provocada (>or el cese de los préstamos
y las inversiones extranjeras, se tradujo cn un abrupto crecim iento de la desocu
pación. El estallido de la Primera G ucria Mundial acentuó los efectos de la crisis,
lo que llevó al gobierno a publicar dos informes sobre l.i evolución del desem pleo
cn la Argentina.
Elaborados por Au-iviimo B l-hii ., director de Estadísticas de la Dirección
nacional de Trabajo, los informes señalaban el impacto negativo sobre la
ocupación. El princi(>al fue atribuido, fundamentalmente, al descenso de la
actividad en la industria de la construcción. Por otra parte. ISciqc puntualizó la
deficiente estructura de distribución de la m ano de obra, característica del modelo
agroexportador. Existía una oferta excesiva de m ano de obra |>or lo que aconse
jaba la creación de mecanismos estatales que regularan la distribución de la
misma. Además recomendaba una selección restrictiva de la inmigración t‘ j.
El gobierno, con critcrio asiste ricial isla. Irató de atender las necesidades de los
desocupados. Mediante dos decretos de agosto de 11) 14. formó una comisión de
socorros que coordinaba la acción de las instituciones de caridad y que seria
dirigida por la presidenta de la Sociedad nacional de Beneficencia. Asimismo, se
ordenó a la Dirección de Inmigración que proveyera transitoriamente de alojamien
to y m anutención a los desempleados sin medios de subsistencia, certificados ¡>or
la comisión de socorros. Forsu paite, la Municipalidad de Buenos Aires estableció
"cocinas populares", donde se servían 8.500 com idas diarias, con la contribución
de particulares y gremios, no obstante estos cambios de actitud del Estado hacia
los trabajadores, perceptibles desde principios de siglo, la mayoría de las
organizaciones obreras no variaron su posición frente al poder público. El
apoiiticísmo y el a ni ¡estatismo conservaron su vigencia, caracterizando el ascen
dente discurso del sindicalismo revolucionario, después del Centenario.
1,9,1. La agricultura
Trigo Maíz
I 2.529
1910-1905 1 ~
1896-1800 28.063
M J¡8 1
1891-1895
E3 Cosechadoras H Trilladoras
Fuente Scooic. Jawis. Revolución en /js pampas. 1860-1910. Busncs Aires. 1960
Gráfico 1.2. Im portaciones de maquinarias agrícolas (1891-1895/1906-1910).
(851 Vuiarritj-, Ji»r. 'Las ventajas competitivas de la pampa' en Ciclos en l.i historia. la
economía y l.i sociedad. M’ 3. Buenos Aires. 1992. págs. 40 y 41.
Iflfi) G aiomahu. K. (1989). pág- 345.
(87) Cf. Autmw. Jr*c*Y, 'nnanclamiento y expansión agrícola en la Argentina y el Canadá.
IB90-19 14‘ en Cirios en la historia, la economía y la sociedad. IV 3. Buenos Aires, i 992.
(88) rniKk. M. 5.. (1983). págs. IC3 y 164.
1,9,2. La ganadería
60
40
20
0
I I I
1088 1895 1908 1914
I Vacunos H Ovinos
ií)0) Cí. Ojbcki». c... H istoria económ ica eJc /<)ganucterúi argentina, Buenos Aireas,
líKil
Prometío de Vicuña Vacjr.3 Ovira enfriada Cvne
enfriada congc'oda yccnjclida Tasa,o ccmervídj Oíros Titiles
quinquenios
1B70-t37-í _ — _ 33776 _ _
E Oración propj.
Fuente: Carreó Naaonal esoGoogralu H342)
Total ñe publica
Buenos A ir»
Santa Fe
Elaboraren popa.
Fuente Censo raciona íe 1914.
i*J5t 0 i« Alejandro, Owuo*. Ensayos sobre lahhUotLi económ ica.mjt'rl/rrM, Buenos Aires.
1975. pág. 200.
í9Gt Citado por Friuíhki. Ki*,ruo. Síntesis cíe (a historia ín tica de la economía argentina.
Buenos Aires. I1B3. pág. 70.
Raión entre el valor
Porcentaje del total de arancelarlo de las
Porcentaje del total de
derechos de Importación con inportaciones y su valor
Año* derechos de importación con
respecto al valor real de la» real en porcentaje o nivel de
respecto al valor arancelario
importaciones de mercaderías disminución de la
protección O
N* % K* \ % Mj Ics % Miles N %
m$n mSn
A irreríaacn 4.936 21.3 18 993 38.9 284.9 226 496 47.4 763 773 42.7 237.2
Vestido y tocador 5 713 24.7 7M I 14.5 23.9 45.C37 9.4 100.178 5.6 122.2
Coísst-MCíion 3 9?5 17.3 8 582 17,6 114.8 46 532 9.7 216 182 12,0 364.6
M x K es y rodados 2 259 9.8 4 411 9.1 97.1 23.010 4J 62 639 3.5 172.2
Aftsieoydecm aw 949 4.1 996 2.0 0.5 6 569 1.8 14 546 0.8 69.8
Metates y ansias 3163 13.7 3275 6.7 0.3 26 479 5.6 107.620 6.0 j:6 4
Prod químicos 317 1.4 667 1.2 110.4 12 902 2.7 33 013 2.1 194,6
A.-.PS j'a 'c a s «27 1.8 1439 3.0 137,0 9010 1.9 32 582 1.9 266.1
Fibras hitadas
y te das — — 2458 6.0 — — — 34 423 1.9 —
Varos 1 367 5.9 957 2.0 •33.0 79.727 16.7 417306 23.4 423.4
Tetaos 23.126 100.0 48.779 too.o 110.9 477 812 1GO.O 1TB7 Ü 2 100.0 274.1
HP S HP % *, N" % N* % %
A!*ncntac&l 35 373 59.5 164 653 24J 365.9 48 656 29.1 134.832 32.9 177.1
Vestdoy t x ¡ l x 1 CÓ6 2.B 5 764 0.9 243.1 32 559 19.5 57.764 14.1 774
Construcción 10 ¿36 17.6 44 570 6.6 325.0 30159 18.3 67 317 21.3 186.1
V u ct'cs y rocatíos 696 1.1 90 » 1.3 1 196.8 12 721 7.6 29 007 7.1 128.0
Artisico y <fc ornato 25 — 442 — 1.663,0 2.560 1.5 4 294 10 67.9
Metales y aneK» 2122 3.6 17 935 2.6 745.2 14 631 8S 29 327 72 100.4
Prod qu-niccs 1 eso 3.1 4915 0.7 165.7 4.712 2.8 9.9Í6 2.4 111.9
Aries g rata s 459 1.0 3 059 0.5 556 2 5 080 3.0 13266 32 161,5
Fibras hiadas
y teirias — — 10 203 1.5 — — — 15.560 3.8 —
Vanos 6.730 11.3 418.033 61 6 6.111,6 15.757 9.4 23 515 7.0 82,9
Testes 59.427 100.0 670757 100.0 1.042.2 167.195 100.0 410 201 ICOjO 145.9
Elascracjon popa. En 1655 el secia Fibras. hiatos y tei<tos so rtíuyo en M usirás vanas Dtrl.-c del scd y
AJmer'jción se han «capera;*: en 1895 indusirát que (juraban pe-’ separado Fngot.licc* y saladcos. Me nos
harneros; Ing^-os arjca'cfcs. Viro, cerveza y des! lenas de afccf.cl Para 1895 no se tienen dales sotre el Val»
tío !a Piodjccisr.
Fuentes: Segur,Jo etnso natxni!. 1855 y Teter censo nazcan. 19 U
(90) CCPAL. t:i desarrollo económ ico argentino, Santiago de Chtlc. I95H.
marcha ascendente: el litm o de crecimiento del valor de estas últimas será mayor
que el de las primeras, ayudado por una mejoro significativa en los términos del
intercambio que entre I9 0 3 y I909sut>cnsostenidam cntc,dc 109.6a 151,7
Así. en los tres últimos quinquenios del periodo la balanza comercial será
fuertemente positiva. 1.a coin|>osición de las exportaciones por grupo de productos
testimonia el cs|>cctacular incremento de las exportaciones agrícolas que de
representar un 6,7 % del total cn 1880-1884 elevaron su participación hasta cerca
de un 6 0 % en 1905-1909, desplazando de su tradicional primacía a los pioductos
ganaderos. Mientras que la exportación de estos últimos creció a un ritmo regular
desde principios de la década de 1890. las ventas al exterior de productos agrícolas
aumentaron siete veces y media cn el mismo periodo, teniendo cn cuenta los
valores medios anuales.
(99) 1)1 TtiiA. ü liix ) y ZvnrxnMi, M v w , las etapas del desarrollo económico .injrntinn.
Buenos Aires. 1967. págs. 2GU y 269,
Prod. Prod. Oíros
Prom eto de
% agrícolas % producios
Tetil
% (iRl'ore
lasperísdes |->ganaderos
O'K-sdfrr.Sr) l*vonetl> irjn| lu an es de rin |
sde m$n|
1871*1874 92 94.5 _ 0.3 3 5.2 95
1675-1679 101 93.0 3 2.3 2 4.7 106
16K-1E54 124 69.1 9 6.7 6 4.2 139
1E65-1BS9 163 &0.7 35 16.6 6 2.7 209
1B90-1B34 155 66,4 67 288 11 4.6 233
1635-1693 192 W.2 93 31.1 14 4.7 299
1900-1904 219 48.7 2» 46.6 21 4,7 449
1905-1903 298 39.2 434 57.5 25 3.3 761
1910-1914 442 45.1 437 50.8 41 4.1 960
1568
61 ARGENTINA i 300.000
2) EE UU n * W F - ' 1- 3.900.000
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1907
4) RUMANIA H 2 B H H O M 3 2C0.000
ELlScrjcicn prepa
Fuentes Anwras tü ccmercxi CJíírsy ygc «frj. Vics.!ti-P«uso. Vianu, EtutXitets h .U xa s argentinas.
1875-1314. Bucros Aires. 1971
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1&37 101 :s 4 •9.1 113 102 7.1 8.9 142 9.4 36 6.0 1.0 4.3 13,3 13.2 —
1M Í 17.5 yí.2 23 3 175 130 12.1 6.5 7.8 165 B.6 25 58 35 3.1 12.5 12.9 —
IBS? 12.2 343 30.3 152 138 9.1 6i 7.0 134 es 38 6.1 29 27 17,5 14 1 -
IE iO iee 43.» 263 13.7 11.4 85 5.9 6.7 119 7.7 3.0 6.C 2.3 26 23.7 165 —
1611 160 41.8 233 11.9 11.2 90 39 44 175 9.0 3.4 6.0 09 22 23.8 15.7 —
te?; 176 333 24 7 11.5 14.5 109 7.4 77 *29 71 3.2 8.7 2.2 22 13.1 136 —
•■VA *97 354 182 ice 113 10 8 4.9 10 8 12J 9.7 3.0 97 2.6 1.6 2S.1 21.1 —
'V A *25 41 1 167 95 108 11.6 7.5 6.3 12 3 7.9 29 105 1.3 2.6 20 4 13.5 15;
15* 12.4 397 197 107 ii 1 12.1 55 9.8 132 7.6 30 •0 3 09 2.7 214 7.1 «53
h i: 12.9 36.6 218 112 •39 11.2 e4 13.1 89 9’ 39 107 1.5 3.0 21 8 9.1
1E>5 14.2 36.3 72.4 9.3 143 15.7 45 13.2 1C.1 ee 4.1 12.6 0,7 23 15.4 99 •2.7
16"? 11,6 37.2 222 9.3 15.7 1C7 4,3 128 13.0 7,1 2.7 11.5 08 26 14.6 ei 15.4
E lotera: ce propj
FuctiIc A:w nojdeccníO O í«?fnw j.^enfnci;Várautz-PKC St».Via> r«,Fsüctsícash-sfóncttjrpflrv*nj5 I87S-
19U . Buencs A res. 1971
Babcracian (w pía
Fuente E> jt«. A.r j x m >. U economía a-geetna, Buenos Aires, 1930
Cuadro 1,26. Principales artic u lo * exportadoa e im portados hacia y desde e l R eino U nido
en 1900 y 1914 (en m illones de pesos oro).
11021 Cl. Pkuim n. R u t, ' Anotaciones sobre nuestro medio circu lan te', cn Revísta de
Ciencias r.canúinlcM . Buenos Aires, enero de 1022.
1103) Ioku, Aire G.. Cl patrón oro. IIUIO 1‘J I ■). tttg l.ilr.m i y Argentina. Buenos Aires.
I9 ü {j. págs. I5 fl y 159. y 104.
(104) fYKKr.K. Au*>. U t cconom ni argentina. Buenos Alies, pág. 75.
11051 Jm in u . K *r« i. evolución m onetaria argentina. Buenos Aires. 1íJCiU. pág 44.
Las monedas de oro y plata comenzaron a exportarse o fundirse, en tanto se
autorizaba al Banco Nacional, y luego al Banco de la Provincia y a bancos privados,
a emitir billetes de curso legal sin obligación de convertirlos. A partir de 1885 van
a existir en la Argentina dos sistemas monetarios: el pa(>cl moneda nacional que se
usaba internamente, y el oro o libra esterlina, que se aplicaba a las transacciones
internacionales. Se iniciaba un período caracterizado por la ampliación de la
circulación monetaria que, cnlre 1885 y 1890, crecióa una tasa anual del 50 % ( l(yi).
Una de las razones del aumento de la emisión monetaria fue el elevado
increm ento del gasto público, que sostuvo, en buena parte, la expansión econó
m ica del periodo, a pesar del signo liberal de los distintos gobiernos. Como apunta
KrijAisnr. en 1884 los gastos superaban en un 56 *’,b a los ingresos, lo que generaba
un enorme déficit fiscal. La expansión del gasto público no era 'solam ente un
resultado de una optimista apreciación del crecimiento de la recaudación", sino de
las |x>s¡b¡lidadcs que ofrecía el endeudamiento externo t‘07>.
1 1081 Sob re t.i H istoria d el Ban co de la Pro vin cia «le Buen o s A ires. Dr Km -.a. Ai aturo y
Cj:w iAiBiAfm , N o tn ilco m p s.). Historia d e l Oanco etc la Provincia ú c H um o s Aires. 11122 ■I <19?.
lom o s I y II. Buen o s A ires. 11)98.
1 109) ftebusin. Ammu. "B an ca y cap italism o cn la A rgentina. 1850-1030. Un ensayo
critico ", cn Ciclos en la historia, la econom ía y la sociedad. n- 10. segundo sem estre de 1999.
II 101 P w riv ji. Raía.. "H istoria m onetaria arg en tin a...', en Kworoitr. M. ( 1988>. pá<ss. 140-142.
1 ,1 2 .3 . La crisis de 1890 y U balanza de pagos
111 11 IVm m v .Ion-i lt.. Anjcntin .1 InlcrnM iunnl Tr.ulc tiiitle r Inconvenible /'.i/>rr Ploncy.
lfínn-1900. Harvard. 1920, 114.
11 12) Citado cn IUuuivsm . A-aormi I IIIH 0 -I9B 2. H lstari.r de I,is crisis argcnfin.is. Vn
s a c iifíc io im itil, buenos Aires. 1002. pág. 4(i. La novela de J w » M w rn se llama
significativam ente La üolsa
Por otra parte, el crédito bancarío se increm entó espectacularmente, se
multiplicó doce veces entre 1001 y 1889. siendo el que más se expandió el Raneo
Nacional, debido a la cantidad de emisiones que le fueron autorizadas. También
se ampliaron las actividades crediticias de los otros bancos provinciales, de las
instituciones privadas y. especialmente, el crédito hipotecario después de la
creación del (Janeo Hipotecario nacional ( " 5).
Con ello aum entaba también el consumo, com o señalaba Josr. A. T ekkv que
llegó a ser ministro de Hacienda entre 1093 y 1094, "en proporción al derroche
bancarío. El lujo y los gastos improductivos se habían multiplicado. Todavía se
descontaba el porvenir por millones de millones. Se había perdido la noción del
valor del dinero..." (‘ '*). El emisionismo excesivo y la especulación de lodo tipo se
asociaban a un consumo sunluario que agravaba las cosas.
Ciertos autores sostienen, sin embargo, que los bancos garantidos tuvieron un
efcclo estimulante, al menos en un primer tiempo, sobre las econom ías provincia
les, y que frente a un presidente oriundo del interior del pais. como el cordobés
J i 'a k « CniAM. los intereses porteños incidieron para desestabilizar su gobierno,
incluso ante los prestamistas extranjeros l1*'). Pero puede argumentarse, [rorotro
lado, que el presidente dispuso la privatización de activos estatales, com o los
ferrocarriles Andino y Central norte, para obtener recursos propios, a fin de
mantener el elevado gasto público
En lodo caso, et crecim iento de la deuda pública externa entre 1885 y 1009
fue notable ( " ' I . En ese periodo, la deuda contraída por las provincias superó los
100 millones de pesos oro y la de los municipios los 20 millones de la misma
moneda. IV iuiams es el primero en hacer notar que no existen registros respecto de
la deuda de las empresas privadas —cuestión de la que directa o indirectamente
se hacia caigo el Estado— : sin embargo, un dato que parece corroborarse a través
de otros comentarios de contemporáneos a los hechos, es el que trae Q u -iiih o
lUvnv Según este autor, 'u n a fuente acreditada Ise trataría de Jost Mahia Rosa,
ministro de Haciendal calculó que la deuda privada con el exterior era, en 1090,
de 400 millones de pesos oro y los sen icios anuales de la misma demandaban 24
millones de pesos oro"
(119) W iu ivu . J . II. (IU2Ü), según un Informe del ministro de Hacienda. Oku»
pág. 100.
( 1 20) Cf. Kim, F r m J . , Rritish Im vstm cnt inLatín American. Minncápolis. 1959.
Debido a ello, luego de intimar ¡il gobierno a que hiciera frenlc a sus
vencimientos para evitar que entrara cn liquidación, la casa Baring debió cerrar
provisoriamente sus puertas y lúe salvada, in CXtrem is, por cl gobierno británico.
En la Argentina, algunos de los principales bancos se declararon cn bancarrota y,
una vez fracasados los intentos pata ayudarlos, entraron cn liquidación, fin alm en
te. se otorgó una moratoria general mientras que cl premio del oro llegaba a un pico
máximo del 364 % y la cotización de los títulos y acciones de los bancos y em presas
más importantes declinaban en forma csjicctacular: las del Banco nacional
cayeron más de un 90 % entre agosto de 1889 y jun io de 1891, las del Banco
Constructor llegaron prácticamente a careccr de valor y los Ijoiios gubernamenta
les. así com o las acciones de las principales compañías ferroviarias, tuvieron un
descenso más moderado pero igualmente importante, con caídas que llegaron, en
algún caso, al 80 %
Cn su primer discurso presidencial, cn agosto de 1890. Carlos P cuccnsii. que
reemplazó en cl caigo al renunciante Mig u j -Jijahez C u ma', daba un panorama negro
de la situación: "Necesitamos — decía— de ocho a diez millones de pesos para
iwgar en Londres cl 15 del corriente mes, es decir, de aquí a nueve días, el servicio
de la deuda externa y la garantía de los ferrocarriles: en cl (Sanco Nacional no
tenemos nada, si no payamos, seremos insci iptos cn cl libro negro de las naciones
insolventes. jKeclamo de ustedes esa ayuda cn nombre de la patria!*. III honor de
la patria estaba ligado ahora al de un irresponsable endeudam iento externo ( '" ) .
Pero cl compromiso fue asumido y cl gobierno argentino inició Iratativas que
lo llevarían a un acuerdo con sus acreedores extranjeros, firmado en enero de
18 9 1. y negociado con un comité que los representaba, que había sido nombrado
por cl Banco de Inglaterra y encabezaba cl barón Koniscnii.n. Por este trato, la
Argentina quedaba dispensada de la necesidad de remitir fondos a Europa por tres
artos y se 1c conccdia una empréstito de consolidación garantizado por sus rentas
aduaneras. Además, por igual cantidad de años, las autoridades locales no podían
solicitar nuevos préstamos cn cl exterior. Poslcriom icnte. este acuerdo fue
abandonado y sustituido por cl llamado "Arreglo Komcro* por cl cual se alargaban
los plazos para el pago de la deuda, cuyos servicios com pletos volvieron a
abonarse normalmcnle a partir de 1897.
Sin embargo, desde 1891 la balanza comercial comenzó a hacerse positiva,
cn parte debido a la fuerte disminución de las importaciones, pero también gracias
al aumento de las exportaciones. Las inversiones de los años anteriores estaban
(1 2 1>Wuuxns, Jotin II.. "La crisis y cl naneo Baring. 1UÍK) 1891*. en ftctis la de Ciencias
Económicas, noviembre de 1921, pág. 122.
1122 1 Citado en Bailstiu. J. *1934} Qué pensaría de e-se h o n o r tic la pa tria .lt>>r r>t 5xn
M w iii. cu.meto, sin los barcos necesarios para emprender su expedición libertadora al l'erü,
d ecia :“ f'-l que no tiene más con su madre se acuesta", y agregaba: "Yo marcharé aunque me
lleve el diablo", rilad o en Pxmx.au, PxtiuriA. 5a/i Martin. l a fuerza de la m isión y la soledad de
la gloria. Rueños Aires. 1999. pag. 2fiO
dando ya sus frutos, produciendo una rápida expansión de la producción
agropecuaria. También se creó el liarle o de la nación Argentina, organizado sobre
la base del liquidado Banco Nacional, que, a partir de allí, aunque en condiciones
m ás rigurosas, jugaría un rol central en el financlamiento del gobierno y de las
actividades económ icas y comerciales.
Cuando en 1095 se reanudó la rorriente de préstamos, la situación de la
balan/a de pagos difería radicalmente de la del periodo lili! 1-1090. Ahora, según
IVii liams. el balance de préstamos, debido a la fuerte carga de la deuda externa,
resultaba negativo, mientras que el saldo de la balanza comercial tenia un signo
crecientem ente positivo y compensaba por demás el desnivel financiero. El
resultado de ello fue que. salvo en 1897. en los demás anos, hasta principios del
siglo XX. la balanza de pagos experimentó una notable mejoría. Aunque la
ausencia de algunos registros estadísticos pueden alterar estos resultados en un
sentido menos favorable ('*').
Cabe notar que el incremento de las exportaciones no se debió al aumento de
sus precios, que se encontraban en baja, sino al del volumen exportado debido a
la mayor demanda internacional. De todos modos, el mejoramiento del comercio
exterior provocó, desde 1895. una declinación del premio del oro sin que
disminuyera la cantidad de papel moneda en circulación. Se inició asi un proceso
de apreciación del peso que sólo seria frenado por la l.ey de Conversión de 1899.
En el cuadro siguiente puede apreciarse la evolución de la balanza de pagos
entre 1001 y 1900. y sus relaciones con los movimientos de la circulación
monetaria y del premio del oro.
P ré sta S e r v .d e B c e .d e B a la n z a B aü ru ad e C ir c u í, P r im a d e l
Exp. tm p .
Ano m os la d e u d a C4 PÍ1. com erc. pagos m o n e t. o ro 1 8 8 4
3 4
t 2 1 - 2 3 - 4 S a le s (m ifl, rrvSn| par
112 3 » W h.ua.M
-s, J . t i. ( 1 9 2 1 í, p á g s . 1 5 2 y 1 5 5 .
1394 _ 20.1 ■30.6 101.7 928 8.9 21.7 299 357
'895 172 30,6 •21.0 120.1 951 25.0 4.0 295 344
1396 37.1 33.2 ■2.7 116,8 1122 4.6 1.9 295 296
1897 33.3 44.0 •5.7 101.2 933 2.9 -2.8 293 291
1S93 46.0 50.5 •4.5 133.8 1074 26.4 21,9 292 253
1339 25.0 54.7 •29.7 164.9 1169 65.0 38,3 291 225
1S00 27.5 53.5 -31.0 154,6 1135 41,1 9.0 235 231
Elatoraoon prcpo.
Nou: Li coÁnru ¿c b iin í 3 ao pagos re!jye. en «l colculod e iu w í. ereoíos rus dc£ tas. Los créditos ugr-.ican
f.'o;:iTcs f « etpzr.iz>zrcs. les Occ-:s. pagos per tos sevetos do la Scjís tass mportasenes L i balanza tío
rogos. t<ilempos cor*jüej no Sebe Car si-ios rx-jitvos r pcvtvcs. perocn c cifcüode Wuuuis no rcluye «ros
Sero. coro as remesas Ce los rrr ¡yantes tos gistos fie ¡unSas y cfcss, p w rc í speoer Se datos sufocntes.
Fuente: WmwS. Jswi H . Arpertn» In’ernjíorj/ ¡,-ndcr Ir.&totKtk' PjporMoney, 1893-(900 Harvard. 1920
Cuadro 1,27. Balanza da pagos, circulación monetaria y prima del oro 1881-1900
(en millones de pesos).
(131) IVwn, A. <I‘H>6 >; t on:). A. (Ií>77) y Fcmn. A iri, "Com ercio exterior e inversiones
extranjeras. IB f ln t !) 14". cn rriawn. Gummi» y O vn i. E/r-uun. icon ip .l. La A rgentina <ielt10.il
Centenario. liuenos Aires. I9H5. págs. 497-512.
externos y frenaba las corricnlcs <lc capital. La imprudente |>ol¡t¡camacroe<:onóm¡ca
de los años '80 facilitó una expansión desmedida del crédito antes de que
maduraran las inversiones cn cl seclor agroex|>ortador. que no fue sufícicnlc para
cubrir los necesarios pagos externos. I.os términos del intercambio, por la caída
de los precios internacionales de las materias primas agrícolas, se sumaron para
hacer inevitable la crisis.
La originalidad del enfogue de Fohi> estriba cn guc consideraba a las exporta
ciones como una variable exógena. cn función de la dem anda externa, concentra
das en |iocos productos primarios y cn mercados con precios internacionales
únicos. Las importaciones, por su parte, dependían de un aum ento de los ingresos
y éstos del de las exportaciones, que eran "función directa del nivel de actividad
curo|)ca'. Por ello, los mecanismos del patrón oro 'a través de los precios" fallaban
en la Argentina <l51l.
La convertibilidad se pudo mantener a partir del momento cn que las
exportaciones dejaron un excedente tal. que permitiera cubrir las ¡m|>orlacioncs
y los servicios de la deuda. A su ve? —sostiene Fono— . en el |ieriodo de mayor
crecimiento de las exportaciones, las presiones de los exportadores y de los
terratenientes influyeron .sobre l.i autoridad económ ica para mantener o abando
nar la convertibilidad y evitar, de esta manera, una valorización de la m oneda que
perjudicara sus intereses.
Aun cuando en ciertos aspectos no se aleja tanto de lo que plantean W iu iams
y P rerscm, Pokd concluye, más enfáticamente, que la crisis de 1890 fue esencial
mente una "crisis de desarrollo". Pto advierte, sin embargo, que las crisis del seclor
externo en la Argcnlina son seculares y continuaron desde entonces afectando la
economía del pais. aunque de su análisis puede inferirse que no todas las crisis
responden, desde un punió de vista productivo, a las mismas causas ni llenen las
mismas consecuencias.
Cn un trabajo más reciente. KoBCKioCorursCo-iiir. sostiene una lesís distinta de
la de los otros tres autores, al señalar que las recurrentes crisis del período
agroexportador fueron originadas por problemas monetarios, v no <orno resultado
de los desequilibrios del balance de pagos C " l.
Comí s Cosnr aplica a la cpoca cl modelo de "expectativas racionales", según
cl cual. |>or cl aumento del crédito y la oled a monetaria, cl público compraba oro
ante las ex|>eclativas de devaluación de la moneda, producto de la mayor oferta
monetaria, lo cual conducía al agotamiento de las reservas y a la depreciación del
|>eso (” *).
Por otro lado, los recursos fiscales provenían en su mayor paite de los
derechos aduaneros sobre las importaciones, y estas dependían, a su vez. de las
exportaciones y del endeudamiento externo. Esc crecimiento estaba sustentado,
enlonces. en diversas formas de endeudamiento, sobre todo externo.
Los mecanismos del proceso que describimos, analizados muy sintéticamente,
venían funcionando desde los arlos '20 (recordemos el famoso empréstito Baring
de 1824. primer modelo cn este sentido), pero alcanzaron otra magnitud a partir
de década de i 870. cuando las corrientes de capital externo comenzaron a afluir
cn cantidades importantes y el sistema bancario y financiero adquirió mayor
envergadura C57).
Cn síntesis, la Argentina que caracterizaba al modelo agroexportador era una
economía abierta hacia el exterior, en donde el Estado tenia un papel importante,
pero basada cn mecanismos de endeudamiento externo que estimulaban proce
sos de expansión y traían graves consecuencias en los periodos depresivos; ciclos
que se hallaban condicionados, además, por el comportam ienlo de los ceñiros de
11371 Sobre el empréstito Bañng de IB24 véase Fcieu, II. (1974); 5c ai*.['k:-.i Oku/. Rali.
ro litica británica cn e l liio ríe la ríala. Buenos Aires. 1957. El empréstito Barlng fue c itado
por varios autores como uno de los primeros hechos de corrupc iún en la Argentina, a lo que
se agregaba que sus fondos no se destinaron a los fines para los cuales hablan sidn
solicitados ien lugar de inversiones de Infraestructura, se utilizaron para financiar la guerra
con el Brasil).
poder económ icos mundiales. Mientras tanto, se consolidaban y se derribaban
fortunas y se iba conformando un sector económ ico y financiero dominante
vinculado al capital extranjero, a la producción agropecuaria y al comercio de
exportación e importación, con raíces cn procesos anteriores al mismo modelo.
La escasez de dalos, los errores en los registros y sobre todo los primitivos
métodos de calculo hacen pensar que nunca se podrá saber cuál fue la magnitud
real del endeudamiento externo argentino y la cantidad de divisas que cl país debía
exportar cada ano. f'ero, de lo que no cabe duda — aun cuando no se pueda medir
la profundidad real del signo negativo cn los balances de pagos— es de que las
cuentas de capital dependieron de la continuidad de las corrientes de capital
externo y de que la moneda, cuyo respaldo crecía con la entrada de oro y se diluía
con la fuga de él, sufría en esas continuas fluctuaciones, que poco tenían que ver
con el crecim iento o no de la economía, sentando las bases de una inestabilidad
económ ica y financiera que se hizo crónica.
Los primeros anos del nuevo siglo se vieron marcados por una fuerte recesión
económ ica, y esto influyó sobre la Caja de Conversión que no tuvo saldo alguno
cn sus arcas. Recién a partir de 1903, cuando se produjo la combinación de
grandes cosechas y precios internacionales favorables y se reanudó la corriente de
préstamos, cl balance de pagos comenzó a arrojar fuertes superávit. El oro afluyó
a la Caja al tipo fijado por la ley y el sistema em|>ezó a funcionar de acuerdo con
cl propósilo de sus inspiradores. Las importaciones netas de oro. resultado de los
balances de pagos superavitarios. determinaron una expansión monetaria que
acom pañó cl crecim iento de la economía Com o la emisión fue, entre 1900
y 1914, inferior a las posibilidades que brindaba cl ingreso neto de oro. el encaje
metálico aum entó cn esos años en forma constante.
Las estadísticas siguientes nos muestran la relación entre las importaciones y
exportaciones de oro, las existencias cn la Caja de Conversión y la emisión de
billetes entre 1900 y 1914.
E!abora:&i piejo
Fuentes Fono, K s c G. Ei pjj-cn cío 1SS0-19I4. Inglalen y Argentina. Baenos Aire*. 1966 Ccmtá Gocgrár.ca
Arjonlro |1942).
i ! 3 8 b i s ) C f. TiHitr. r . i : i r t ( 2 0 0 0 ) . p á g . 1 60 ,
< 13 9 1 C f. S .M rM . Vim.il. C u l u n q c C o n t r o l a n d tltc A r g c n l i n c M a r k e t . n u e v a Y o r h . I*> 40 .
m icos que provocaron quiebras y conflictos sociales. Algunos. como el banquero
E ricsto Toknoi isr. señalan que el oro recién llegó a los bancos unos años más tarde,
situando el nuevo ciclo de auge hacia 1907 ( IM).
En todo caso, a partir de 1904/5 se verifica un aumento continuo del medio
circulante. La entrada de oro por superávit comerciales y por las corrientes de
capital externo condujo a una emisión mayor, contribuyendo a la expansión de los
negocios, pero también al incremento de las actividades especulativas.
i :i nuevo periodo de prosperidad económica, el más prolongado del modelo
agroexportador. locó a su fin. no obstante, hacia 1913. En mayo de dicho año
comenzó a dejarse sentir un proceso recesivo, que fue adquiriendo mayores
proporciones según transcurrían los meses. Durante 1913. los activos de entida
des cn quiebra se elevaron a una cifra igual al doble de la correspondiente a 1912
y el triple de la que tuvo cn 1911 ( m t.
Ocurrió que, desde 1910. el aum ento del oro fue producto en lo fundamental
de las corrientes de capital externo, pero no del monto de los excedentes del
comercio, pues adem ás de verificarse malas cosechas, que redujeron la produc
ción de cereales, descendieron también lew precios internacionales. Eslo produ jo,
incluso, cn 1911, un déficit significativo en la balanza comercial t1*-). Por otra
parte, la gran especulación cn bienes raíces que se habia iniciado varios años atrás
y se habia acentuado con motivo del crecimiento de los centros urbanos, encontró
su techo. Algunos terrenos habían alcanzado ya precios irreales y comenzarían a
bajar abruptamente. Aun antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial, los
indicadores de la actividad económ ica venían cayendo.
Considerando el período 1911-1912 se verifica un pequeño superávit cn el
comercio, que resultaba insuficiente frente a los pagos exigidos por la deuda
— dice Q um kko Ramos— y fue el capital externo el que permitió controlar la situación
dando un signo positivo a las cuentas de la balanza de pagos. Sin embargo, las
entradas de capital se redujeron radicalmente hacia 1913, mientras subían las
exigencias por los servicios de la deuda. Asi. las exportaciones, sum adas a la
entrada de capitales, resultaron insuficientes frente a las importaciones y los
renglones invisibles, invirtiendo el signo del sector externo ('*').
El cuadro 1,30, que muestra la balanza de pagos en esos años, fue elaborado
por Ka l i P kcbiscm, y permite apreciar con m ás detalle la situación descripta. Tanto
Pkumsui com o Q uktuko Hamos coinciden en que si no comenzó la recesión en el
verano de 1912. fue porque el capilal externo siguió afluyendo al pais. pero ya a
fines de ese año, cuando los flujos de capital se cortaron, y los que habían llegado
por el corto plazo abandonaron la plaza, la crisis estalló produciendo quiebras cn
Cuadro 1,30. La balanza de pagos y la crisis de 1913 (en m illones de pesos oro).
Fuente CW Aiunicfo. Cmics. Er.U)^ set.v ü h&yu cccnyncj irjtrtria. Suírc» Ates. 1975
Cuadro 1,31. Indicadores del crecim iento económ ico de la Argentina {1865-1869/ 1910-1914).
11-171 CoKtr** C.o-nr. Kor.tKin, (I994t. pá*|. 19: Mammv*'". v L'ccotu»nlc montUiile.
1t ijíl i 992. A n.il) m' cl stM ¡slii)ues. Parts. 1995. pág. 21.
(148) V'nrxu, tji .i 11 K-to. Los ilt» sifik» de 1.1 Argentina. Ilisto ri.i nuntunica comparada.
Unenos Aires. 1999. (>*kj 121.
1 1491 Pono. A. O.. ( 1977). pág 130.
Esto explica el carácter cíclico del crecimiento, como lo ha señalado B crtoia.
La tasa de crecim iento es muy alta en los inicios, periodo 1877-1088. con 4.8 % ,
luego desciende al 4.4 % en I888-189G y al 2.7 % en 1896-1905. para ascender
levem ente en el periodo 1905-1912 al 3.5 c;'i>
I-a crisis de 1890, que fue denominada por algunos autores "crisis de
crecimiento", y la expansión que se produjo desde principios de este siglo hasta
los años previos a la guerra revelaron los limites del modelo agroexportador. Esc
crecim iento tenia por base el endeudamiento externo y un continuo balance
favorable del com ercio exterior; cualquier alteración en el sector externo o en la
estructura productiva que constituía su fundamento podía producir rápidamente
una interrupción del proceso.
Com o señala C arlos Manchal en su análisis de la historia de la deuda externa
latinoamericana, "los empréstitos inyectaban capital en America Latina, pero, al
mismo tiempo, propiciaban un llujo inverso de fondos en la forma de pagos de
intereses y de amortización... a largo plazo todos los paises deudores se veian
obligados a devolver una suma mucho mayor que la que habían recibido" (•**).
La cuestión estaba en las posibilidades que tenia el pais de mantener su
crecim iento en forma ininterrumpida sobre la base de ese endeudamiento y del
dinamismo de las exportaciones agropecuarias. En realidad, según apuntó en la
época AixJAiwto Benoe. "después de 1908 la Argentina... -era-... un pais estático
desde el punto de vista de su organización económica". La zona pampeana había
llegado a un límite en cuanto a sus posibilidades de expandir la producción
incrementando el área bajo explotación y Oran Bretaña entraba en un cono de
som bras como proveedora de los capitales y las manufacturas que nuestra
econom ía requería. La Primera Querrá Mundial significó un primer toque de alerta
en cuanto a las perspectivas de continuidad del modelo y la crisis de 1930 marcó
su ocaso definitivo" Ciertos autores, como D¡ Tr.UA y Z\m: lma.i , sitúan el retraso
hacia 1913, pero casi todos concuerdan en que el comienzo del fin del auge del
periodo agroexportador se sitúa hacia la primera década del siglo XX.
Por otra parte, los dalos de la evolución de la inversión bruta fija y del producto
bruto interno publicados por la CEPAI. muestran más claramente el ritmo irregular,
con tasas muy altas en algunos anos y muy bajas en otros, del crecimiento o|>erado
entre 1900 y 1914.
(1501 ISr htolv Lu». "fases, tendencias y ciclos en las economías de Argentina. Itrasll y
Uruguay", en Ciclos en (a historia, /a economía y l.i sociedad, PT I o. primer semestre 1996.
Buenos Aires. 1996.
(151) MuucitAL. Cahu», Historia tic /.i deuda externa de América taima. México. 19ttU.
pág. 13.
(152) Ver la discusión sobre las Ideas de tkrwir. al respecto en Llacii. Juai Josr. La
Argentina que no Inc. liucnos Aires, 1985. págs. 29 y 30.
Tata de creclm.
Inversión bruta Inversión bruta anual de la inv PBI a precios de Ta*a de credm.
Año*
fija % del P8I bruta fi|a mercado PBI
Etóoocón profw
Fuenir CEPAL, B ocsimti cconomco a.’pcrtr» Ancto esMüxo. Sigo 4e Chile. 1958
Cuadro 1,32. Crecim iento de l.i inversión bruta y del PBI (1900-19)4).
Como resulta lógico, las variaciones de la inversión bruta fija son m ucho más
bruscas que las del producto bruto interno, aunque am bas se hallaban, con el
previsible desfase, estrechamente relacionadas. Las tasas anuales de crecim iento
del producto bruto interno, por su lado, llegaron a ser muy altas en algunos anos,
pero presentan grandes altibajos.
Un indicador más heterodoxo de las características del desarrollo en los anos
de implementaclón y expansión del modelo, que trata de vincularlo a los cam bios
políticos ocurridos en esc lapso, consiste en medir el progreso económ ico del país
por la suma de su comercio exterior para los distintos periodos presidenciales
entre 10G2y 1916.
rio es, por supuesto, un exponento de la bondad de las respectivas adminis
traciones, sino que sirve para ratificar la ya mencionada evolución a saltos que
surge de los cuadros anteriores, pero en un periodo mucho más extenso.
intercambio Diferencia con el periodo interior
Administración»
comercial ($ oro) AbtckJtJ Relativa (% )
Cuadro 1,33. El crecim iento del com ercio exterior y los periodos presidenciales (1B62-1916).
l'.l análisis rlc la composición de las existencias de capital permite precisar, por
su parte, aquellos sectores que con su dinamismo sustentaron el desarrollo
económ ico cn el periodo agroexportador.
Mo sorprende encontrar que. además del sector agropecuario, los pilares
básicos fueron la industria de la construcción y los ferrocarriles. En 1900. la
distribución de las existencias de capital era la siguiente: Agricultura, ganadería y
pesca, 28.3 % ; Industria. 8.4 % ; Electricidad, comunicaciones y otros servicios
públicos. 0.9 ferrocarriles. 17.5 % ; Vivienda. Otros medios de
transporte. 0.3 % ; y Servicios del gobierno y otros servicios. I 1,1 % .
Pero es la estructura del producto bruto interno la que ayuda a visualizar mejor
los elementos constituyentes del modelo y su aporte al aparato productivo.
Fuente 3c K umobo, C*h.o>.Ensayos scOre la tusona económica ¿•gentna. Buenas Aires, 1975
C uadro 1,3-1. E structura del producto bruto interno en la Argentina (1900-1904 y 1910-1914)
(porcentaje del total a precios de 1937).
Puede percibirse el predominio del sector rural, la débil participación de la
industria manufacturera y la ya notoria hipertrofia del seclor terciario. La Argentina
era, hacia 1914, un pais que miraba hacia afuera; basado en cl desarrollo de sus
supuestam ente inagotables riquezas naturales y cn la continuidad del
endeudamiento externo. Que aprovechaba económicamente su m ejor recurso, la
fértil tierra de la Pampa Húmeda. |x*ro que estaba limitado socialm entc ¡>or la
estructura de propiedad de esc mismo recurso. Que captaba todo aquello que el
exterior podía darle (capitales, m ano de obra y hasta ideologías). pero que no
poseía un modelo político que asimilara adecuadamente las posibilidades de la
inmigración externa. Que se había transformado cn un importante proveedor de
alimentos cn los mercados mundiales, pero que necesitaba comprar, al mismo
tiempo, los bienes manufacturados que cl aparato productivo existente no proveía
y cl consumo de sus habitantes requería, En otros términos: un país dependiente
de las grandes potencias industrializadas, sobre lodo las europeas, y con una base
productiva unilateral y precaria. Como señala Vnrui. "a |>csar del éxito inicial del
modelo*, la Argentina tenía ya, después de 1900, una dilicultad para brindar a su
creciente población 'u n bienestar similar al que comenzaban a lograr los habitan
tes de Australia. Canadá. Estados Unidos y de los países del norte de Eurojía* i
Sus perspectivas de desarrollo estaban asociadas, por otra parte, a un mundo
que se hallaba cn vísperas de cam bios profundos. 1.a declinación del viejo
esquema de división internacional del trabajo y de la constelación de fuerzas
económicas que lo sostenían contribuyó a reconocer muy pronto los limites de una
experiencia que. por las características dcscriptas, no permitió afianzar luego un
proceso de desarrollo económ ico verdaderamente sostenido, como cn otros
paises que comenzaron su proceso de inserción cn la economía mundial por la
misma época.
H i p o i n o Y r ig o y e n
1 11 Cl. Lcajluc o l M .itlons. The Xclu oik o í Worlü T radr. G in eb ra. 1942; t'xLWirji, ti. V..
An American Cconomlc lllsto iy. rtueva York. 1960.
diferente del capitalismo. La participación del Estado en la vida económ ica, a
través de la propiedad estatal de los medios de producción y de distintos
mecanismos de planificación, se transformó en el eje central del desarrollo
económico y social del pais de' Este. La colectivización forzada y la progresiva
caida en el autoritarismo stalinista marcarían el curso de la economía soviética,
cuyos dirigentes procuraron |X>ncrcomo un ejem plo alternativo para el resto del
mundo y. especialmente, para las naciones periféricas. La Unión Soviética, bajo la
férTca conducción de S tal:m, primero, y luego de sus sucesores, se transformaría
con el correr de los años de foco revolucionario en una superpotencia mundial en
el orden político y militar, aunque sus bases de sustentación económ ica se
revelarían frágiles.
1.a guerra de 1914-1918 también modificó sustancialm cnte el panorama del
resto de Europa con la victoria de Oran Bretaña y sus aliados. La imposición de
cuantiosas sanciones económ icas a los países vencidos, sobre lodo a Alemania,
a través del Tratado de Versailles. de 1918. afectó severam ente a diversas
economías europeas, dando lugar a graves liiperinflaciones. a grandes fluctuacio
nes económicas y al surgimiento de condiciones críticas en el plano social, que
derivaron en la aparición de movimientos autoritarios, com o el fascismo y el
nazismo (J |. A este panorama contribuyó también, desde un punto de vista político
y estratégico, la desintegración del Imperio Austrohúngaro.
En la posguerra, después de una breve aunque intensa crisis entre 1920 y
1921. motivada por la reconversión de las econom ías orientadas hasta entonces
hacia la guerra, el sistema capitalista entró en una fase de expansión que se
evidenció especialmente en Norteamérica. Allí, las industrias surgidas de la
Segunda Revolución Industrial experimentaron un gran auge, sobre todo en los
sectores de la química, el petróleo, la electricidad, los automotores y la metalurgia,
asi como también en la construcción. Al mismo tiempo, las nuevas técnicas y
estrategias empresariales (concentraciones. holdin<is) y de producción (taylorismo,
fordismo) favorecían este proceso ile expansión. La sociedad estadounidense
pasó a ser un modelo de modernidad y prosperidad, basada en los automóviles y
el consumo de nuevos productos, principalmente electrodomésticos, en general
adquiridos por los consumidores mediante generosos créditos. Y, al tiem po que
las exportaciones aumentaban, la renta nacional crecía, facilitando también la
demanda interna. Además, los Estados Unidos |>oseian. a principios de los años
'20. la mitad de las reservas mundiales de oro.
A nivel internacional, sin embargo, el sistema monetario y financiero era frágil
y existían problemas en numerosos mercados. El mecanismo internacional que
había prevalecido antes de 1914 era el patrón oro, que conectaba a las diferentes
monedas por medio de una relación fija con el valor de dicho metal. Las monedas
eran, entonces, convertibles en oro. I'cro. durante la Primera Guerra Mundial, los
paises involucrados en el conflicto habían gastado gran parte de las reservas de oro
y creado papel m oneda en exceso para financiar las com pras de material bélico.
Este abandono forzado del patrón oro generó un fuerte proceso inflacionario.
(21 Cf. Knnt-v J a n Mwwiin. tos cortoccucncías económ icas de la par. Barcelona. 1907.
l’or esa razón, después <U- l.i guerra, la Conferencia Internacional de Oincbra,
realizada cn 1922. consagró un sistema diferente, el Oold r.xchange Standard, que
se había comenzado a utilizara |wrtir de 19 1H. De esta manera, la moneda de cada
pais ya no estaba vinculada directamente al oro. sino a una m oneda central,
definida y convertible en dicho metal. A partir de entonces, hubo dos monedas
convertibles en oro. la libra esterlina y el dólar, que fueron las que posibilitaron y
ampliaron la base de los intercambios internacionales, til mismo oro dejó de
circulai entre el público, pasando a jugar un papel de reserva nacional al igual que
las divisas
U i vulnerabilidad de este sistema monetario bipolar consagraba el debilita
miento británico a nivel mundial y el ascenso de los listados Unidos. 1.a regulación
internacional dependía del control y la coordinación de los dos grandes centros
capitalistas y de la contianza que les concedieran los demás países. A ello hay que
sumarle la debilidad de l.ts naciones deudoras sometidas a las disponibilidades del
sistema bancario norteamericano, dado que no existia un organismo financiero
internacional. La situación de los grandes mercados internacionales de materias
primas y de productos agrícolas e industriales era también precaria cn los anos 2 0 .
La posguerra se caracterizo por las rcoricntacioncs comerciales y el relorzamiento
del proteccionismo. Este y la falla de liquidez ocasionada por el restablecimiento
de un tipo de patrón oro a tr avés del Gold Exchange Standard, condujeron a serias
dificultades en los mercados.
Sin embargo, cn los listados Unidos proseguía la euforia, t i sistema bancario
norteam ericano experimentó un notable crecimiento, a excepción de los ámbitos
rurales, que se vieron afectados por la gran superproducción impulsada por la
extensión de las tierras de cultivo y la mecanización, lo que generó una baja en los
precios agrícolas. Con lina mayoría de pequeños bancos independientes y un
reducido número de instituciones que concentraban la mayor parte de los
depósitos internacionales, tanto los empresarios com o los pequeños inversores
comenzaron a invertir cn los circuitos de crédito y cn la especulación bursátil. Se
fue creando asi un ambiente especulativo y la posibilidad de acceder a grandes
fortunas en poco tiempo. Los estadounidenses se lanzaron a la compra de
acciones, favorecidos por el crecim iento de las sociedades por acciones y el pago
a plazos de las mismas sobre la base de los créditos de corto plazo (*!.
Durante los "felices" años ‘20. cn los que aparentemente se vivía una
expansión económ ica generalizada, se mantuvieron, sin embargo, una serie de
problemas que evidenciaban la fragilidad del sistema. Entre estas dificultades se
destacaron las tendencias proteccionistas establecidas al finalizar la guerra, que
obstaculizaron los intercambios internacionales; las deudas y reparaciones de
guerra que afectaron a Alemania, la gran vencida cn el conflicto bélico, y los bajos
precios de los producios agrícolas que generaron una profunda crisis agraria a nivel
Elaboración propia
Fuente: Mmmmüw, Agnu". L'éconornio mondialo au 20" sióclc. París. 19 8 9 .
(6) Cf. Bvt. M aí nxcy DtMsnnr i>r. ISnt>i>, Qekwd, KcIMions ccononilqucs intcmationalcs.
1’arís, 1907.
Por otro parte, las inversiones de capitales que atravesaban las fronteras
estatales asumieron un carácter cada vez más especulativo y de corto plazo. Al
movilizarse entre las plazas financieras del mundo en busca de una mayor
rentabilidad, los movimientos de capitales especulativos ejercieron una peligrosa
presión sobre las reservas de oro y de divisas de los diferentes países.
Ante este contexto, cualquier fluctuación brusca y repentina que afectara a los
mercados estadounidenses generaría una suspensión de los empréstitos externos
y el desmoronamiento de toda la compleja estructura en que se basaba el
restablecimiento del com ercio mundial. También jugó un |>apel pre(>ondcrantc en
las transformaciones económicas de la é|>oca la sistemática elevación de los
aranceles estadounidenses quc.com blnadoscon la creciente disociación entre las
exportaciones de capital respecto de las exportaciones de mercancías, crearon un
verdadero cuello de botella difícil de superar.
lis que en los años '20 los capitales fluyeron hacia otras áreas industriales,
como Alemania, y hacia los paises periféricos, pero para financiar la producción
de bienes de escasa importancia en cuanto a la capacidad de e\|>ortar del pais
receptor, Es decir que, a diferencia de las inversiones británicas, que tendían a
incrementar la producción de los países exportadores de materias primas, las
inversiones estadounidenses en otras naciones no incrementaban las exportacio
nes: se destinaban más bien a satisfacer la demanda de sus m ercados internos.
Este fenómeno fue criticado por economistas de la época: "Las naciones
mercantiles — se decía— han empleado siempre cuantiosos fondos en el com ercio
de ultramar, pero la práctica de la inversión extranjera, tal com o se conoce hoy en
día, es una idea muy moderna, muy inestable y sólo adaptada a circunstancias
particulares. Si los bonos europeos se emiten en América por analogía a los
emitidos en América por Europa en el siglo XIX. la analogía es falsa; lom ado en su
conjunto, no hay Incremento natural... a través del cual puedan ser restituidos* O .
(71 The Koyal Instituto o í International A lfairv Tile p rn h lrm o f ln tr m .ilio n .lt Invcstin cnt.
Lo n d re s. 1937. |>Aqs. 12 y 13.
Es cierto que la industria aloman,], por ejemplo, incrementó notablemente su
productividad como consecuencia de los prestamos norteamericanos de posgue
rra, |>cro el problema principal lo constituía la devolución de esos fondos y esta
cuestión reflejaba los cam bios que se estaban produciendo cn la división
internacional del trabajo. En el siglo XIX el Reino Unido era un mercado con
ilimitadas |>osibil¡d<ides para adquirir los productos de los países a los que
financiaba, pero éste no era el caso de los Estados Unidos, pues para pagar stis
deudas con este país. Alemania debía vender sus productos en el mercado
mundial, muy restringido, a fin de obtener las divisas necesarias; difícilmente lo
podía hacer cn el mercado estadounidense |>orla política proteccionista adoptada
por las autoridades de Washington. Por otro lado, para que los Estados Unidos
pudieran hacer efectivos sus créditos, debían incrementar sus importaciones o
reducir sus exportaciones. Esta situación demuestra que la exportación de
capitales se co m iitio en un verdadero bumerán al transformarse cn uno de los
principales desencadenantes de la crisis de 1929. El sistema internacional de
pagos de |ios<|iierra fue creando una serie de descompensaciones, sobre lodo
|H>rquc los Estados Unidos se habían transfontiadoal misino tiempo en el principal
exportador de m ercancías y de capitales, mientras que |>oderosos intereses
sectoriales norteamericanos no permitían una apertura del mercado a la importa,
ciót) de productos europeos o de otros países.
Todos estos heclios fueron llevando a la crisis desencadenada el 24 de octubre
de 1929 con la estrepitosa caula de los valores de la Ikilsa neoyorquina. La
es|>eculac¡ón, basada cn una increíble pros|>cridad que parecía no tener fin, había
llevado el valor de los títulos negociados en Wall Street a casi el equivalente del
ingreso nacional norteamericano. Cuando se produjo el pánico. 38 millones de
títulos se ofrecieron a la venta en sólo tres días. Sin embargo, el auge que precedió
a la crisis no fue puramente especulativo y superficial. Coincidió ron cambios
tecnológicos de significación, com o la aparición de nuevas industrias, la m ecani
zación acelerada, la racionalización del trabajo, la estandarización de la produc
ción y un fuerte proceso de concentración industrial. Quizá |x>r eso la crisis de
1929 ha sido calificada por algunos economistas, para diferenciarla de las otras,
de crisis de estructura. Lo cierto es que, contrariamente a lo que habia ocurrido
en el pasado, las fuerzas económ icas del mercado |«jr si solas no pudieron
remontar la situación. Sólo la intervención de los distintos gobiernos, primero, y
el estallido de la Segunda Querrá Mundial, después, posibilitaron el nuevo
despegue.
Mientras duró la exportación de capitales a Europa, esta sirvió ríe contrapeso
a la carencia de capitales y a la exigua salida de las exportaciones europeas, e hizo
posible la rápida reconstrucción riel viejo continente. Apenas estos capitales se
retiraron. Europa, sobre lodo Alemania, sufrió una generalizada dcllacíón. que se
agravó posteriormente con la agudización de las barreras proteccionistas. De esle
modo, los movimientos de la econom ía norteamericana y del resto del mundo, en
lugar de compensarse, se deprimieron reciprocamente.
Al estallar la crisis, la confianza cn que el funcionamiento de los mecanismos
de m ercado permitiría lograr un pronto retorno al equilibrio inhibió por cierto
tiempo la ¡m plcm cntación de políticas públicas anlicidicas. Sin embargo, dado
que. cn gran medida. la crisis se relacionaba con las transformaciones de los
procesos productivos cn cl m aico de noim as de consum o y de distribución del
ingreso más acordes a la capacidad productiva del pasado, hubo un increm ento
de stocks "no planeados* de producios, es decir, de bienes que no |>odian
venderse. 1.a respuesta de los empresarios ante este problema consistía cn reducir
su producción, despidiendo una parle de su plantel de obreros y reduciendo los
salarios para ajustar cl costo de producción a los precios declinantes por causa de
la sobreoferta. Este com portam iento, racional desde un punto de vista
microcconómico, no lo era desde la perspectiva m actoeconómica. 1.a desocupa
ción y la reducción de salarios contraían aún más la demanda, agravando cl
problema egue se pretendía combatir.
la espiral deílacionaría era impulsada, además, [>or las medidas defensivas
aplicadas por la mayoría de los (Mises, vasca mediante tarifas proteccionistas tpaia
defenderse de la caida internacional de los precios!, o a través de devaluaciones
y controles de cambios (para contrarrestar las fugas de capitales y los retiros de
prestamos de corto pla/o). Los efectos, durísimos para la ocupación y cl ingreso,
no fueion sólo consecuencia de las políticas restrictivas de los distintos gobiernos,
basados en conceptos de la ortodoxia financiera, sino que se multiplicaron
rápidamente en un sistema económico internacional desprovisto de organismos
capaces de mediar entre las distintas políticas nacionalistas. La crisis financiera
provocó cl quebranto de muchas empresas industriales y comerciales y la
liquidación de buena parte del sistema bancario. se contrajo cl comercio interna
cional, la demanda disminuyó y creció cn forma acelerada la desocupación. Se
había llegado a la depresión mundial.
Con patrón cambio oro. estabilidad monetaria, políticas económ icas pasivas
y una amplia libertad cn cl mercado financiero, los m ovimientos de capital en la
década de 1920. en lugar de jugar un papel de equilibrio entre los países deudores
y acreedores, contribuyeron, convergiendo con otros factores — como la caída cn
los precios de los productos primarios y la fuerte declinación cn la capacidad de
importación de los países deudores— . a desestabilizar la situación y desencadenar
la crisis <”).
2 ,2 .2 . L a s e le c c io n e s y e l tr iu n f o d e l r a d ic a lis m o
(I2t 5armv, frjow.no I., y EicMtrAKrjiuMM, Ruuam. Cl estado /ibera/ dem ocrático, Rueños
Aires. 1987. pág. 49.
( I 3 i Eirmi-AKtroKUA. K orrm o , Yrigoyen, I. U u e n o s A ltes. 1 98 3. pág s. 9-12.
*IA •Sm.vu, I'. \ £Tni;rAiunOKm. R. I LUÍ71. pácj. 51; l>;i Mvo. Cl*.rk.r.t. Los presidencias
radicales. L.i prim era presidencia de Yrktoycn, Buenos Aires. 1983. pógs. 27 y 2U.
El ciclo electoral iniciado en 1012 desem bocó en las elecciones presidencia
les del 2 de abril de 1916. Sólo la L’C K y los dos partidos oficialistas (el Demócrata
Progresista, cuyo candidato era !>r l a T o k r c . y el Conservador — adicto a M A K C t u p o
U<4.\mr y sus aliados del interior— que no presentó candidato a la Presidencial
demostraron poseer apoyos en todos los distritos del país. Los radicales triunfaron
en l.is regiones más prósperas: Capital federal, Santa Ce. Córdoba y Entre Ríos.
Aqui los votos radicales se concentraron en las ciudades y en los distritos rurales
dedicados predominantemente al cultivo cerealcro. En las zonas ganaderas, si
bien no obtuvieron la mayoría, logr aron un significativo aporte de sufragios. En las
ciudades, sus votos provinieron de los barrios de clase media, aunque también
captaron volantes en losdisl ritos obreros y en las zonas residenciales. En el interior
del pais, los radicales se impusieron en las dos provincias nías desarrolladas
(Mendoza y Tucumánl, y fueron derrotados, a excepción de Santiago del Estero, en
aquellas regiones de menor crecimiento. En consecuencia, el electorado radical
se localizaba cnlre los sectores intermedios (urbanos y rurales) de las zonas m ás
avanzadas del país. pero con significativos apoyos en todas las regiones y entre
todos los sectores sociales (*'). Las debilidades políticas de los conservadores se
hicieron más evidentes en aquellas zonas más beneficiadas por el desarrollo
económico iniciado hacia los anos '00.
Los partidos oficialistas recogieron los mayores apoyos electorales en las
provincias del interior y en las zonas ganaderas del litoral pampeano. En esta última
región, sólo en la provincia de Dueños Aires la vieja estructura electoral conserva
dora compitió exitosamente con los radicales.
Entre el oficialismo y los radicales se concentró el 05 V» de los votos. En tercer
lugar, figuraron los socialistas, reducidos prácticamente al ám bito de la ciudad de
Buenos Aires, donde sus votos se concentraron en los barrios obreros, en tenaz
competencia con los radicales, y en distritos de clase media. En el resto del país,
el PS cosechó algunos votos en ciudades donde existían importantes centros
lerroviarios. En las zonas rurales no obtuvieron votos.
Dado que el candidato radical no logró los electores necesarios para su
consagración, la definición quedó reservada a negociaciones en el Colegio
Electoral. El apoyo de los radicales santafesinos. disidentes de la conducción
nacional del partido y la división de las fuerzas oficialistas, que no pudieron
consensuar su apoyo al candidato dcmopiogresista. facilitaron la obtención del
elector que necesitaba Vwcovri para ser elegido presidente
U i clase dirigente tradicional afrontó, entonces, una derrota electoral inespe
rada. Los desacuerdos entre las fuerzas que enfrentaban al radicalismo y los
cambios socioeconómicos ocurridos en el país abortaron la posibilidad de una
perpetuación del conservadorismo oligárquico en el poder.
Al principio parecía existir una cierta continuidad entre la nueva adm inistra
ción radical y el gobierno conservador que la precedió. Su gabinete ministerial
estaba integrado en buena parte por miembros de la elite tradicional, la mayoría
afiliados a la Sociedad Kural Argentina y vinculados a la actividad ganadera.
tai materia de política exterior. Ytooorcn mvttuvo la postura de neutralidad
adoptada por su predecesor. Sin embargo, mientras Vicio r im o r>r. i* Plaza reiteró cn
ocho oportunidades— mediante sucesivos decretos— la declaración de neutrali
dad. el presidente radical no consideró necesario apelar a dicha formalidad. A .su
juicio, la neutralidad era el estado normal de las naciones y la declaración de guerra
sólo procedía en defensa de la soberanía nacional.
lio obstante, a pocos m eses de la asunción del mando, la determinación
presidencial fue puesta a prueba. El 2 de febrero de 1917. según Di:l M a z o , la
decisión alemana de emprender la guerra submarina 'sin lim ites' colocó al
gobierno argentino ante una situación difícil. 1.a medida germana afectaba al
com ercio exterior argentino y a los estrechos vínculos con Oran Bretaña. Pocos
días después, el canciller PmwEBOM manifestó a la autoridad imperial alemana su
pesar por la medida adoptada y la determinación argentina de ajustar su conducta
"a los principios y normas fundamentales del Derecho Internacional'.
En abril y junio, el hundimiento de dos barcos mercantes argentinos por parte
«le submarinos alemanes volvió a tensar las relaciones entre ambos países. El
gobierno argentino pr otestó enérgicamente ante ta cancillería Imperial c interpretó
ambos hechos com o una ofensa a la soberanía nacional. Asimismo, redam ó
acciones de desagravio y la reparación de los daños materiales sufridos. I.as
alem anes se comprometieron a satisfacer ambas demandas.
En setiembre, la difusión en los EE.UU. de tres telegramas cifrados del
encargado de la legación alemana cn la Argentina, determinó la detención del
funcionario germano. En los telegramas, el conde Von Luxin-no ridiculizaba la
l>ersona del canciller PutvRRcnoít y. con respecto a dos buques argentinos cn viaje
hacia burdeos, aconsejaba dejarlos pasar o 'hundirlos sin dejar rastros'. El
gobierno argentino entregó pasa[>ortes al funcionario alemán y presentó su
protesta al gobierno imperial. Este desautorizó a su enviado y se comprom etió a
respetar los compromisos adquiridos con el gobierno de Y k k ío v c n .
De inmediato, se intensificó la confrontación interna entre los rupturistas o
aliadófilos y los neutralistas. U is primeros, predominantes cn la opinión pública,
cuestionaron la postura gubernamental y reclamaron la ruptura de las relaciones
con las potencias centrales. Entre sus partidarios se encontraban los m anifestan
tes que apedrearon e intentaron incendiar el Club Alemán, atacaron el diario
gennanófllo U i Unión, la Compañía Transatlántica de Electricidad y otros lugares
de reunión de miembros de la colectividad germana.
I.os órganos de prensa también se alinearon. Expresaron su apoyo hacia la
causa aliadófila /.a nación. I.¿i Prensa. F.I D iario. L i Argentina, C rilicn , Caras y
C aretas y la mayoría de las publicaciones del pais. til m encionado La Unión se
presentaba como neutralista, en tanto que el diario radical La t'p o cu apoyaba la
postura presidencial.
notorios intelectuales adhirieron a los bandos en pugna. Cn la tendencia
aliadólila militaban Lr.oroioo Linones, R ic a r d o R o j a s . Roi>oi.rn R iv a k o i .». Penan IV
P a l a c io s , J u a .i Josc U i w m a y O l id o S p a -i o . Por el contrario. CsTAr-iM-AQ Zr.nAu.os,
adversarlo del gobierno, se refirió a la primera nota de protesta presentada al
gobierno alemán destacando que la República Argentina liabia definido su propia
personalidad internacional, luego de largos años cn que la política interna, la
ignorancia y la frivolidad 'la encuadraban casi sistemáticamente a rem olque de
otras cancillerías*. En ese sentido, la nota argentina "salva y mantiene la digna y
fecunda neutralidad del gobierno y de la nación*. Ju n io a ZrnAiLosy a favor de los
imperios centrales se alinearon, entre otros. C n irsT O Qi e s a d a . B e u s a k io R o l d a n y
S a l v a d o r DeiiC-inoem.
( 1 0 ) Cf. Prrr.tsoTt, I I a r o l d F . , Argentina y los lisiados Unidos, II. I'JI4 -I9 00 . Buenos Aires.
IM S .
(191 Cf. W o k a ss. !(.'t ».»:»>. Argentina en 1.1 P rim e ra Guerra Mundial, B u e n o s A ire s , 1994.
(211Cf. t-i.' Ko M \ N. y Sir rr, -jx>. Anjenlina en tUuo/M Yrigoycnyla So cird iu l ríe
/as Naciones i I9 IH 1020!, Buenos Aires. 1097.
(21 bis) Cf. A'5M[x. W a u x ) , ‘ La trunca transición del régimen oligárquico al régimen
dem ocrático*, cn Nueva Historia Argentina. Deinocmcia. conflicto social y renovación de
ideas 11910 1930). tomo (>, Buenos Aires. 2000.
122) r.rritrruKBuMM. Koirino, 'Aspectos políticos de la crisis de 1930". en /.r crisis de
1‘IJO. I 1'ns.lyns. Huenos Aires, 1987. pág 29.
que numerosos proyectos tlel presidente Ymooykd no tuvieron sanción |>or parte del
Congreso nacional.
Los episodios de agitación obrera pusieron de manifiesto la fragilidad de la
autoridad del presidente. I'ero desde mediados de 1919. Intentando recuperar el
a|)oyo popular. Y hioote* apeló a una política de incremento del gasto público. Como
señala R ock, 'repartiendo puestos burocráticos entre sus seguidores y recom pen
sando a los que tenía cn las provincias. Y w o m recuperó rápidamente su
popularidad personal" (**). También la reforma universitaria de 1918, a la que
luego nos referiremos, benefició politicamente al radicalismo.
La concesión y disposición de fondos públicos fue una de las causas
principales del enfrentamiento entre el gobierno y los conservadores. Como
durante varios años el Congreso no aprobó el presupuesto gubernamental.
YMaoven dispuso el uso de esos fondos mediante sim ples decretos del í'odcr
Ejecutivo.
2 ,3 ,2 . Alveax y el antipersonalism o
(27) Ai f Lamamo. lx:s C... Yrigoycnismo y antipcrsonalism o. buenos Aires. 11)06, págs.
23 y 24.; cf. tam bién. Rock, David, E l radicalism o argentin o ( Ifí9 0 - I9 3 0 l. Rúenos Aires. 1977.
(20) Caiaultia. Au-jtM*n. Marcelo T. de Alvcar. til com prom iso y la distancia. Buenos
Altes. 1997. páfls. 42 y 43.
Con la salida del ministro se abrió la tercera etapa del proceso. Josr Takhorim
se hizo cargo de la cartera del Interior y trató de atenuar el cnlrcntamicnto. I’or su
parte. A lvcak brindó un apoyo más cauto a los antipersonalistas y dejó de lado los
propósitos intervencionistas al distrito bonaerense.
En este marco, los anlipersonalistas se prepararon para concurrir (>or separa
do a las elecciones presidenciales de 1928. Proclamaron su fórmula, encabezada
por Lr.oroLnn Mno y Viccnr Ci a u o , contando con el respaldo de los conservadores
y de la mayoría de los gobernadores provinciales. A pesar de que los tránsfugas
parecían tener el triunfo asegurado, la derrota electoral los pondría en dis|>onib¡-
lidad hasta que el golpe de listado de 1930 les abrió nuevas perspectivas políti
cas O .
El socialism o también debió afrontar una división partidaria. La lom a de
posiciones frente al yrigoyenismo generó conflictos internos y en el propio
bloque parlamentario. Las rencillas derivaron en la expulsión de un grupo de
afiliados — entre ellos l'i iwjüco h 'ru o y Aironio ni. T omaso — que formaron el Partido
Socialista Independíente. En las elecciones de 1928. esta nueva fuerza política
acom pañó a la fórmula antipersonalista.
Mo obstante, pese a las adhesiones que recibió dicha fórmula, a medida que
se acercaban las elecciones, el retorno de YnJoovn.i a la presidencia parecía seguro.
Sus seguidores lograron reconstruir rápidamente el partido tras el alejamiento de
los antipersonalistas. Varios comicios provinciales previos confirmaban el crecien
te apoyo popular al viejo caudillo, mientras el radicalismo basaba su cam paña en
las expectativas de ampliar a lodos los sectores de la población los logros del
primer rjobierno radical.
t i previsible regreso del caudillo incentivó la animosidad de sus opositores,
que comenzaron a perder toda confianza en la Ley Sáenz Peña. Los grupos
conservadores opinaban que los seguidores de YrKiovti eran corruptos. En varias
provincias, las oligarquías que controlaban el poder no olvidaban las numerosas
intervenciones efectuadas durante la anterior administración de Ywoovtxi. A su vez.
los gobiernos (topulistas de Mendoza y San Ju a n expresaban, desde otra |>crspcc-
Uva. su oposición al caudillo. En el ejército, el descontento se manifestaba a través
de crecientes rumores de golpe militar.
El recelo de los militares hacia Yruoovr.i nació en las postrimerías de su primer
mandato. El nombramiento de civiles al frente del Ministerio de Guerra, rompiendo
con la anterior tradición de reservar el cargo a militares, fue sentido por el ejército
com o una falta de consideración. De igual manera fue estimado el desinterés por
promover el ascenso de varios oficiales superiores, la falla de atención a sus
exigencias de mayor presupuesto para armamento y construcciones y, finalmente,
la intención del presidente de reintegrar y restituir sus derechos a una pensión a
los oficiales que acompañaron los intentos revolucionarios radicales en 1890.
1893 y 1905. L l oposición militar a Y kic .o v l .1 comenzó a organizarse en logias cuyos
objetivos indicaban el endurecimiento de los oficiales de grado intermedio. Si bien
señalaban su disconformidad con aspectos profesionales, las sociedades secretas
estaban motivadas |X>r causas políticas, coincídentcs con los planteos de la
oposición conservadora (” ).
El gobierno de A lvear. p o rc l contrario, había recompuesto las relaciones con
las Tuerzas Armadas. El nombramiento del Cncl. Aoisrin P. Justo al frente del
Ministerio de Querrá marcó el comienzo de una política de acercam iento hacia los
militares. 1.a satisfacción de sus demandas profesionales y presupuestarias
aum entó el peso especifico del Ejército dentro del Estado. De esta manera, se
contribuyó al desarrollo del poder militar.
En tanlo, algunos conservadores abogaban claram ente por una dictadura
militar. Sus m odelos políticos c ideológicos eran las dictaduras de B ru to
Mussourn cn Italia y de Miotn. P r im o d c R iv e r a cn lis paña. Pero tlada l a acrecentada
popularidad de Ymoovr.i. si prom ovían un golpe m ilitar para im pedir su regreso
al gobierno, corrían el riesgo dc afrontar una guerra civil cuyo resultado
favorable no tenían garantizado I ' 1).
La compulsa electoral era insoslayable. El triunfo del radicalismo yrigoyenisla.
ante una o|x>slclón desorganizada, fue aplastante. Se Impuso cn todos los distritos
donde se presentó, recogiendo alrededor del GO % de los volos. C.on respecto a
las elecciones presidenciales dc 1916, el caudillo había incrementado sus votos
cn casi un 150 % .
En relación con la política exterior, e l gobierno dc A l v e a r compartía los ideales
de su predecesor acerca de la necesidad dc democratizar la Liga de las naciones.
Para ello solicitó cn reiteradas oportunidades al Congreso, aunque sin éxito, la
ratificación del Pacto. En cambio, logró pagar las cuotas correspondientes como
miembro integrante dc la Liga.
Pero las cuestiones más importantes de jiolilica exterior se manifestaron cn
la esfera continental cn la VI Conferencia Panamericana que se reunió cn La
Habana cn 1920 Ello sed eb ió ala política proteccionista que venían implcmcntando
los Estados Unidos y que afectaba a las e x c ita c io n e s argentinas y dc otros paises
del hemisferio, y al malestar creciente que existía cn toda la región por el
intervencionismo de Washington en América Central y, cn particular, cn nicaragua.
El representante argentino, II omoiuo Pukvrheikjm. se opuso abiertamente a esas
prácticas políticasyeconóm icas. Mientras que. por un lado, planteaba la reducción
de las barreras arancelarlas, por otro, afirmaba que "la soberanía dc los Estados
consiste cn el derecho absoluto a la entera autonomía interior y a la completa
independencia externa. Esc derecho está garantizado— sostenía— en las naciones
fuertes por su fuerza, cn las débiles por el respeto de las fuertes. Si esc derecho
no se consagra y no se practica cn fonna absoluta, la armonía jurídica internacional
no existe. La intervención diplomática o armada pcnnanenle o temporaria atenta
contra la independencia dc los Estados" (3Í).
(301 Putami. Ko&rm , t:i ejército y I,i política en la Argentina. 1920-1045. Dc Yrigoyen a
f’cron, Buenos Aires. 1981. 53-G6.
(31) Cf. Rock. D. 11992),
(32) Ptnmon. H. f‘. (1985). tomo II. pAg. 96.
El representante estadounidense. C mahixs Huodes, rechazó toda declaración
conjunta que proscribiera cl derecho de intervención de su pais y se opuso a
mencionar el tema arancelario, desarrollando una polémica con n.cviaieuon, que
tuvo repercusiones en cl continente e hizo recordar las discusiones entre los dos
países cn la Conferencia de Washington de I8 B9 . Al fustigar las actitudes
intervencionistas y proteccionistas del pais del (lortc, Finriwnion seguía las
instrucciones de su gobierno, entonces presidido por Alvcak. Pero el tono de su
intransigente cucstionainiento a la política norteamericana no estaba contem pla
do cn tales instrucciones. 1.a solicitud del canciller argentino para que Pirvimt-oor-
moderara su |>osición y no colocara a la Argentina cn una actitud de aislamiento
dcnlro del hemisferio no luc aceptada por éste, que entonces optó por renunciar.
La actitud de este diplomático, allegado a YniGorcn, ya insinuaba los nuevos
dcscncuentros con la gran potencia.
2,3,3. E l re to m o de Y rigo tk »
(34) Cf. Kurtamir/. CrLxi. Lenctnas y Cantonl: e l populism o cuyM Ío cn tiem pos dc
Yrífioyen, Buenos Aires, 1979.
l.VS) D ilicrw m w ». K. <19113). páfj 247.
Cf. Cir-irin, llt r.r, F.l r.itlUallsm o. Nudos gordianos de su economía, Buenos Aires.
Judicial de Sania Pe. el asesinato, en noviembre, del caudillo m cndocino C a h io s
WAvimOTOPi Ixtciias. y un atentado fallido contra V k k .o h - cerraron el año 1929 con
una creciente lensión política ( Por olra parte, las consecuencias de la depresión
que siguió a la crisis de Wall Street alcanzaron a la Argentina, contribuyendo al
enrarecimiento de la situación económica
Un nuevo factor se Iba a apreciar a este panorama: la presencia cada ve/ más
inquietante de las Tuerzas Armadas. Desde 1900, bajo la dirección del Oral. Pa r ió
K í c u i i r i . se produjo un proceso de modernización y profesionalizado!! en el seno
de aquellas con la creación del Servicio Militar Obligatorio, la obligatoriedad de ser
graduado del Colegio Militar para poder pertenecer al cuerpo de oficiales, la
creación de la Kscuela Superior de Querrá y, más tarde, de la Escuela de
Suboficiales. Dos características van a tener esas nuevas fuerzas Armadas: la
influencia prusiana, en la forma de asesores, periodos de entrenamiento en
ultramar y equipamiento de armas en Alemania; y, com o ya señalamos, la
existencia de logias militares, que comenzaron a desarrollarse en la década de
1920. com o la Logia Oral. San Maitin.que tuvo considerable influcnciaen la época.
Ambos hechos favorecieron la carrera de dos oficiales del ejército que luego
tendrían participación destacada en el golpe de Estado tic 1930 y fueron
presidentes del pais; J o s i: F. Umni ki y Aoi s td P. J usto . Ci primero de ellos, que llegó
al cargo de Inspector General del Ejército, tenia gran admiración por el ejército
alemán y tuvo com o asesor por varios años, entre 1921 y 1920. al general
germánico Wnrtrt.i F a v it i . J usto , por su parte, fue nombrado com o ministro de
Querrá de A i vcak debido a la presión de la l.ogia San Martin, con lo cual no sólo
consolidó su carrera militar, sino que también comenzó su carrera política,
vinculada al alvearismo primero y al conservarlo!ismo liberal luego (M). L is
orientaciones politlco-militarcs de ambos se manifestarían plenamente en sus
respectivos gobiernos, como veremos en el próximo capitulo.
Sin embargo, ni el accionar militar, ni la in d ic a d a gubernamental, ni la
menguada capacidad del presidente, ni las consecuencias de la crisis mundial,
fueron las únicas determinantes del derrocamiento de Yhiooh-i. Un condim ento
principal radicó en la poderosa coalición de intereses políticos y económ icos que.
desde la asunción de su primer mandato y. en especial, desde 1926. volcaron sus
esfuerzos en desestabilizar al gobierno y crear un clima que facilitara su derroca
miento. Los radicales antipersonalistas, los conservadores (dispersos en diversos
partidos provinciales! y los socialistas independientes, el llamado 'contubernio",
apoyados por medios de difusión de gran influencia, como el diario Crítica.
desarrollarían en el último periodode Ynioovcn una campaña política de desprestigio
de la administración radical, que culminaría en setiembre de 1930.
Com o señalaba un informe de la diplomacia británica haciendo un balance de
lo acontecido en esos años, "la experiencia de los gobiernos radicales de la época
había convencido a las -clases privilegiadas- de unirse a fin de evitar el peligro
comunista que esos gobiernos habían dejado desarrollar. Unión que pudo
1371 Cf. Kiiii«K,.rA ( ( 1979}, üroiCrAxusoxDA, K. 1 19031, págs. 231, 250 y 251.
138) Fomvi. K. <1901». cap. I.
concretarse en el golpe militar de 1930' Sin duda los ingleses se referían más
concretamente a los gobiernos yrigoycrtfslas, pero, en todo caso, que dicha
amenaza existiese o no, |>oco importaba; el desafio que significaba para las élites
tradicionales la popularidad del caudillo, el descontrol político y administrativo, la
profunda antipatía que en algunas provincias liabia creado la política intervencionista
de YKioorr.-» y la preocupación por iniciativas que afectaban intereses extranjeros
— como la propuesta de ley de nacionalización del petróleo— fueron los factores
que contribuyeron a decidir la acción de los goipislas.
fin un mitin realizado por los partidos de la oposición el 2 de setiem bre de
1930, pocos dias antes del golpe de Estado, éstos reconocían abiertamente su
actividad por el derrocamiento de Ymooykt!. Según palabras de Ftw-iuco Pinrioo. 'sólo
los muertos" podían dejar de oír la cam paña que venían haciendo los representan-
tesde esos partidos contra el gobierno más 'inep lo" y más "inmoral" que había regida
en el país, mientras que rU n u i Fhtsco sostenía que el remedio de todos los males
estaría en la renuncia del presidente de la República, lino «le los periódicos de mayor
influencia señalaba en su editorial: 'L o s diarios más autorizados comentan con
sorpresa el momento dramático en que ha caido la nación por el desgobierno... La
opinión no puede presenciar esa disolución del ascendente país, sin sentirse
culpable de complicidad si no contribuye con su presión al cambio radical de las
cosas. Y la opinión reclama de modo categórico ese cambio" I,").
Cuadro 2.3. Población activa o con recursos propios clasificada en grandes estratos
socioocupacionales (1B69-1914. en %).
Fara OrjtMAW, el periodo que se extiende desde 1800 hasta 1925 fue de una
intensa movilidad social, Entre los miembros de la clase media autónoma, el tipo
humano más frecuente lo constituía el inmigrante o hijo de inmigrante que.
individualmente, a través de la Industria o el comercio, transitaba hacía un nivel
social más alto. Mientras que cn la clase media dependiente, la figura típica
resultaba el "diplomado", nacido cn el país, cuyos estudios eran costeados con
esfuerzo por la familia, ella misma de origen obrero, y probablemente extranjera.
De uno u otro modo, la presencia de los inmigrantes cn los años '20 era
predominante en esa clase media en expansión y en el nuevo sector obrero urbano
Industrial. t)i Ti i ia afirma "que los Inmigrantes europeos en la Argentina ocupaban
una posición relativamente alta en la pirámide social, a pesar de sus modestos
orígenes y aunque m uchos provinieran de zonas bastante atrasadas del sur de
Europa, traían un caudal de cultura cam pesina o artesanal, que les facilitaba saltar
|«>r encim a de las clases populares nativas, y aun de los estratos m edios del
interior' (*■). Esta situación conlraslaba con la de los inmigrantes cn los Estados
Unidos, donde quienes provenían del sur o el este europeos, o de Idanda. tenían
que aceptar una situación de clara marginacíón c Inferioridad respecto de los
pobladores originarios. En consecuencia, en la Argentina, la burguesía empresarial
urbana, pequeños y medianos comerciantes, sectores medios rurales y la clase
obrera más calificada, estaba integrada |ior Inmigrantes o hijos de inmigrantes. Los
argentinos de origen criollo se concentraban cn sectores pudientes (estancieros,
militares, funcionarios públicos), elases medias tradicionales, sobre todo del
interior, y sectores bajos de las ciases trabajadoras, urbanas y rurales.
En su conocido estudio sobre la estructura social de la Argentina, G mimah da
cifras sobre la evolución de las clases sociales cn la Capilal Federal, entre 1895
y 1947. a efectos de destacar el crecimiento de las clases medias entre esos años,
teniendo en cuenta solamente la población activa.
(4 1» Di T r:ia, Tohcuaio. 'E l Im pacto Inm igtaloilo snbrc el sistem a político argentino", cn
R. y Sw tu. Rirm (comps ). Después de Germán!. Exploraciones sobre la estructura
Jü k k a i , J .
s o cial de la Argentina. Dueños Aires, 1992. páflv U7 y Bfi.
Clises sociales 1835 1914 1936 1947
Clise media 35 38 46 43
Palrxos y cuenaprcpisUí 4) ü hAist'j, correrco y servidos 17 14 16 14
flent5tss 3 2 3 2
Prcícsc.-aies aufcconc* y ttpendontts 5 6 9
Errpl-’idís y sffl.laros 10 16 ia 32
Clases populares 65 62 54 52
ToU.'es 100 ICO 100 100
Los dates de 1895.1914 y 19.17 corresponden a censos nacionales de población, m ientas que
los tío 1936 corresponden al censo general de la ciudad de Buenos Aires
Fuente: Glmvav. Gino. Estructura social do la Argentina. Buenos Aires. 1937
(42|Orx*i*«j. G«i>. Estructuraso ci.iltic l.i Argentina, Buenos Aires. I9B7. pa;;s. 219 y '¿20.
143) Oxru, R.1 .WUIO M., Historia económ ica tic la Argentina. I U5l>' I OJO. Buenos Aires, 2
tomos, 1964. págs. 191 y 192.
(44) riw rrm , J. (1982). pág. 208.
Asimismo, se inició ia reducción de la proporción «te extranjeros en la
población total del país. En I 9 14. de acuerdo con los datos del censo mencionado,
esa proporción alcanzó al 29.9 % de los habitantes. Estim aciones posteriores
efectuadas para 1920 y 1930 arrojaron el 2-1 Ri» y el 23,5 % . respectivamente. De
a poco, la inmigración comenzaba a disminuir su contribución al crecim iento
demográfico del país <*').
La primera interrupción de la corriente inmigratoria de ultramar se produjo con
la Primera Querrá Mundial. Los saldos inmigratorios máximos habían sido alcan
zados en el periodo 1900-1910. sobre todo en los anos ¡nnicdialám ente anteriores
a la guerra, con un total de 1.120.000 personas provenientes de ultramar. En 1914,
el número de inmigrantes experimentó un abrupto descenso, iniciándose un
•>eriodo con saldos inmigratorios negativos: entre 1914 y 1919 el saldo negativo
alcanzó a 214.175 personas emigradas, finalizada la guerra, el flujo Inmigratorio
recibió un nuevo impulso. Enlre 1921 y 1930. el saldo inmigratorio tic ultramar
alcanzó un lolal de 878.000. lo que dio un promedio anual de R7.800 personas
ingresadas, resultado interior al de la primera década del siglo.
A lo largo del periodo de inmigración masiva, casi la mitad de los inmigrantes
de ultramar eran italianos. Corno excepción, entre 1911 y 1920. la inmigración
española constituyó el 68 % del saldo inmigratorio, superando a la de origen
italiano. Durante la década siguiente, volvieron a predominar los inmigrantes
italianos, y se comenzó a registrar la presencia de inmigrantes de origen polaco.
De esta manera, se Insinuaba lo que sería un fenómeno propio de la década del
'30 donde, dentro de los magros saldos migratorios, predominarían los |>olacos.
El a|>oite inmigratorio siguió siendo importante para el crecim iento urbano.
Tanto la aglomeración de Buenos Aires como la de las grandes ciudades del país
se debieron a dicho aporte. Aunque fue durante el anterior periodo ¡ntcrcensal
cuando se produjo el mayor incremento relativo de la (¡oblación urbana, a partir
de 1914 comienza la fase de la formación de las grandes ciudades. Ya en ese año
se contaban — adem ás del Oran Buenos Aires— dos ciudades de más de 100.000
habitantes. Córdoba y Kosario.
Según los dalos censales, el país había adquirido un definido perfil urbano,
f’oco menos de una lercera parle de los habitantes vivía en ciudades medias o
grandes de 50.000 personas o más. mientras que la ¡«oblación urbana superaba,
l>or primera vez. a la rural. De. esos contingentes urbanos, el 25.4 ” í>de la población
(algo más de 2.000.000 de |>crsonas) estaba radicado dentro del área actualmente
conocida com o el Oran Buenos Aires.
SI bien la presencia de los inmigrantes extranjeros era decisiva en el proceso
de urbanización, sobre tocio en Buenos Aires y en el Litoral, las migraciones
internas comenzaban a adquirir progresiva importancia en el área metropolitana
de Buenos Aires. El censo de 18G9 habla registrado, para dicha área. 3 de
migrantes internos: pero en 1895. esa proporción se había elevado al 8 ‘l'j; y en
1914, alcanzaba ya al 1I % del total de la población respectiva.
2 .5 . LOS CONFLICTOS SOCIALES
(40) Cnu\. Amura y S.woutr'rm, IImacki. La reforma universitaria/1. Buenos Aires. 1903.
ivigs. 56 y 57.
entre 19 17 y 1921. fue acom pañada por un alza de los precios que provocó una
marcada redistribución de la renta contra litó clases medias y especialm ente las
bajas. Al mismo tiempo se expandían las ideologías contestatarias o revoluciona
rias al influjo de la Revolución Kusa. Como consecuencia de ello, las huelgas
crecieron cn número e intensidad
1.200
1.000
800
600
I ■
•500
íl
200
0 r r ll I
Huelgas Huelguistas Jornadas perdidas Salarios perdidos
Los avalares del crecim iento económico durante los gobiernos radicales
reflejaron la estrecha vinculación de la economía argentina con la coyuntura
internacional, pues, a pesar del cambio político que esos gobiernos representa
ban. las líneas esenciales del modelo agroexportador no se alteraron (apertura de
la econom ía; endeudam iento externo; comercio exterior basado en el intercambio
de materias primas y alimentos por productos manufacturados; estabilidad de la
m oneda e. incluso, retomo al patrón oro). La crisis mundial, que comenzó a fines
de 1929. coincidió prácticamente con el fin de los gobiernos radicales, que no
tuvieron oportunidad de producir cam bios drásticos cn las políticas económicas.
ICn esta perspectiva es posible analizar la evolución del produelo interno y de
los ciclos económicos en aquellos años. Asi se puede observar que durante la
Primera Guerra Mundial, enlrc 1914 y 1917, se produjo una brusca caída del PBI.
El comercio exterior, como ocurrirá luego en la siguiente guerra, resultó superavitarío.
pero ello fue consecuencia de un descenso de las importaciones (por la falta de
bodegas, el aumento de los fletes y la carencia de productos cx|>orlablcs. como
la que padecían nuestros principales proveedores, los países europeos, debido al
(54J Coukuie, Cuino J.. Orígenes d e l com unism o aigcnUno. Buenos Aires, IU84, pAgs
54 y 65. C.t. tam bién. Rato*. Jm r, E l m o vim iento socialista cn Argentina. Buenos Aires. l ‘J 8 l .
conflicto bélico) y 110 de un incremento sustancial de las exportaciones, aunque
el nivel de éstas se mantuvo gracias a la apertura del mercado norteamericano.
Dicha circunstancia favoreció un incipiente proceso de sustitución de importacio
nes en el sector manufacturero, pero la disminución de importaciones esenciales
— bienes manufacturados y de capital— repercutió de manera negativa sobre el
producto interno. I.a interrupción «le la corriente de capitales, producto de la crisis
de 1913-191 -1 y luego <1e la propia guerra, obró en el mismo sentido.
A partir tic 1918, la normalización de la economía internacional permitió que
se incrementaran de manera considerable las exportaciones agrícolas para
abastecer a los exhaustos países europeos, en tanto se mantenía un amplio
volumen de e x c ita c io n e s a los EE.UU., loq ue favoreció un repunte del crecim ien
to económico. Incluso la Argentina prestó a los aliados 250 millones de dólares.
Esto se realizó a través de un convenio firmado con Inglaterra. Italia y Francia,
según el cual el gobierno financiaba la compra de 2 millones y medio de toneladas
de cereales (?5).
Sin embargo, la crisis agrícola-ganadera, que se inició hacia fines de 1920.
como consecuencia de la caída de los precios internacionales de los productos
‘ agrarios, y en particular de las carnes, debido a la recuperación del sector
agropecuario en los países europeos, produjo una nueva disminución de la tasa de
crecimiento del FBI. Cero éste volvió a subir en 1922. alcanzando un pico máximo
del 11 % en 1923 respecto del ano anterior, nuevamente, las circunstancias
externas ayudaron: graciasal aumento, aunque breve, de los precios agropecuarios
internacionales y, sobre todo, al ingreso de capitales extranjeros, tuvo lugar un
nuevo periodo de bonanza hasta 1920. Tras una declinación momentánea de la
activ idad económ ica en 1925 (las exportaciones de algunos productos, com o el
trigo, cayeron en la cosecha 1925-192G con respecto a la anlerior en casi un millón
de toneladas, al tiem|>o que caían también sus precios, asi corno los de otros
cereales), el crecim iento retomó el ritmo ascendente que caracterizó a la mayor
parte de la década de 1920. Debido a la entrada masiva de capitales y al aumento
del volumen de los bienes exportados, que compensó otra caída de los precios
internacionales, se fortaleció el peso, loq ue p cnn ilióal gobierno volver al sistema
de la Caja de Conversión, en 1927 (v,(. U i subida de las tasas de Interés en los
lisiados Unidos a partir de 1928 y, luego, la crisis de 1929 revirtieron de nuevo la
tendencia y causaron ser ias dificultades en la balanza de pagos. El cuadro siguiente
nos ilustra acerca del comportamiento global de la economía en este periodo, que
comprende los gobiernos radicales de Ypjoovrn y Ai.yt.ak.
C uadro 2,5. E volución del producto bruto Interno y del com ercio c ite r io r
(en m illones de mSn).
<57>O 'O i-ni., Aitn.au, "L j Arycntina cn la Depresión: los problemas de una economía
abicna*. cn l)*sanotlo Económ ico. M 02. enero-marzo de I9B4. pags. 4B4-48G.
del producto bruto Interno, que sólo muestra ligeros cam bios relativos ile los
distintos sectores de producción entre 1919 y 1929. aunque se advierte una leve
caída de la agricultura y la ganadería y un incremento, poco significativo, del
com ercio y del sector manufacturero. Todavía cn el periodo 1925-1929 la
participación del sector agropecuario era de cerca del 25 ''b, un 5 1>menos que
en 1919. mientras que la industria no alcanzaba el 18 lo que representa un
increm ento m enor que el 2 °.'j con respecto a 1919. El rubro que más se
increm entó cn todo el período fue el de la construcción. Los lincam ientos del
m odelo agroexportador continuaban aún vigentes.
F u e n te . C E P A L (1959).
|5B) IjOKMttum. Jo w ir A.. Dinero, po lítica y barreos Historia del flanco Centra/ de l.i
R epública Antcntlna. Buenos Aires. 1996. páq. 30
Vr.GAs. que contaba con el ascsoramicnto dc Au uvw ko (h-nor.. Pero luego el ministro
renunció y fue reemplazado por V ictck M. Motín*, dc ideología liberal, que afirmaba
cn un débale cn el Congreso, cn noviembre dc 1923. que "el proteccionismo
transformado en abolicionista es lo que condena el gobierno del Dr. Ai .vkak" ('•).
Cn el orden agropecuario se produjo un impulso hacia la tccnilicación del
campo, lo que se tradujo en un incremento de las áreas sembradas. Mientras, en
el sector ganadero, se sancionó una serie dc leyes para controlar las transacciones
comerciales y establecer precios máximos y mínimos. También se debatió
extensamente, sin adoptarse medidas concretas, cn torno a la posibilidad de
intervención del Estado cn la cuestión del llamado ¡m ol dc los frigoríficos, hecho
que se analizará más adelante.
En cuanto a los transportes, se siguió extendiendo la red ferroviaria unos
2.500 kilómetros, llegando a alcanzar al término del m andato dc A lviak un total
dc 36.585 km. También se dio un Impulso a las obras dc construcción dc puertos
y cam inos, esto último vinculado a la difusión del automotor. Se establecieron,
asimismo, las primeras lincas aéreas, el servicio postal y un sistem a orgánico dc
transmisiones radiocléctricas.
Con la vuelta dc Y kioovii al poder, el gobierno reunió a los principales
representantes dc los frigoríficos y de los exportadores dc cereales para anunciar
les una nueva intervención del Estado cn el control dc los precios y calidad del
com ercio exterior de carnes y granos. Se destinaron, por otra parte, fondos para
el desarrollo del sector agropecuario mediante concesiones dc créditos a bajas
tasas de interés y con garantías dc las cosechas y se llevó adelante una serie dc
convenios con las empresas ferroviarias para el m ejoram iento dc los servicios a
fin dc facilitar el transporte de ccrcalcs y ganado.
Una cuestión que tuvo repercusión en esos anos fue la relativa al desarrollo
d c la industria del petróleo, pues en 1927. por una iniciativa dc legisladores
yrigoyenístas se discutió cn la Cámara dc Diputados un proyecto de ley sobre la
nacionalización dc todas las explotaciones petroleras, tema cn el cual también se
manifestaron contrastes cnlre Y kiooybi y Ai vrxx.
2 ,7 ,3 . La p olítica petrolera
tüOI C.I. t'u'wi. O kpta y Mowsrui. M«r«. Petróleo, tetarlo y noción, Buenos Aires. I 99 I .
(01) Cf. Mosco**!, Cnuwr, E l petróleo argentino (1922-1930). huellos Aires. I9H3.
(021 Soirr.Ku, Caki. Petróleo y nacionalism o cn la Argentina, filíe n o s A ires, 1002. págs,
IA 1-143 .
Producción Importación
Ano Consumo
Total Fiscal Concesieocs (en % )
Cuadro 2.8. Resultados financieros de YPF (1923-1930) (en m iles dc pesos papel).
C uadro 2,9. Crecim iento de los g is te s , recursos y deuda pública del gobierno n a cio nal
(1900-1930) (cn m illones de pesos oro).
En agosto de 191(1. se elevó al Congreso Nacional un proyecto de ley de
impuesto a los réditos, con lo que se perseguía no sólo aumentar en forma
inmediata los recursos ordinarios del Estado, sino operar también una auténtica
reforma impositiva. El proyecto se fundamentaba en la necesidad de paliar el
desequilibrio crónico cíe las cuentas fiscales y cn los principios de equidad que
aconsejaban solucionar el problema mediante la imposición directa antes que la
indirecta. I’or otra parte, se subrayaban las crecientes funciones del Estado, que
no pcmiitian la reducción del gasto público, y las tendencias contem poráneas en
los países democráticos donde se manifestaba una preferencia creciente por la
imposición directa. Com o esta iniciativa del Poder Ejecutivo resultó inaceptable
para la oposición, el gobierno debió orientar su búsqueda por cam inos más
tradicionales <").
Se implemento finalmente, como señalamos, un impuesto a las exportaciones
agropecuarias, rubro que por otra parte no se vela afectado por la situación creada
por la guerra. En cambio, disminuyeron en forma proporcional los gravámenes al
consumo Inferno. Esto indica las Intenciones de los gobiernos radicales, cn
especial los de YKioorr-i. cn el sentido de disminuir las cargas impositivas sobre los
sectores medios, tratando de aumentar los impuestos directos — a la tierra,
patentes, herencia y otros— y los destinados al comercio exterior.
Asimismo, estos cam bios impositivos procuraban cubrir los mayores gastos
del erario público, que desde 1914 sobrepasaron permanentemente a los recursos
públicos. La solución momentánea a este problema vino, sin embargo, por un
fuerte incremento de la deuda pública, que cn 1908 era 3,5 veces mayor que el
nivel de esos recursos, y cn 1930 llegaba ya a 4.6 veces. En el cuadro 2,9 puede
observarse la proporción entre los recursos y losgastos nacionales y el crecimiento
de la deuda pública cn el periodo 1900-1930. A partir de 1914 los gastos
comenzaron a superar a los recursos, compensándose esa diferencia por el
aumento del endeudamiento público, que se duplicó entre los dos años extremos
del periodo. Este crecim iento contribuyó al (m andam iento de los gastos adm inis
trativos ordinarios, ya que los gastos en obras públicas habían disminuido. Hacia
1922. los servicios de esa deuda absorbían ya ceica del 40 °.'j de las rentas
públicas, pero es durante el gobierno de Ai-vkar y el segundo de Y k jo o v e m , entre 1926
y 1930, cuando la deuda creció más aceleradamente. Com o señala P u t c k s , "la
década de 1920-1930 no fue feliz en la historia financiera Argentina. El presupues
to nacional no estuvo balanceado cn ningún año, en dos ocasiones el déficit
excedió los 150 millones de pesos oro, aproximadamente un tercio de los gastos
nacionales”, duplicándose casi la deuda interna ( '“ ).
Especialm ente durante el corto segundo gobierno de Y h i o o y i .i , se observó un
importante incremento del gasto público, que no fue acom pañado por una
recaudación suficiente com o para financiarlo. El creciente déficit fiscal que se
generaba ocasionó fuertes cólicas por parte de la oposición ya que la tcoria
107) M tvnroiifi. Admaka. 'Secto r público y sistem a tributario argentino. 1914 1932". en
Ciclos cn Id historia. 1.1 econom ía y M sociedad. Í1 9. piim er sem estre de 1995.
(681 l’rrmv Masolo K.. VicTon'ifinD t'btofthcAnicntim 'Rcputilic. Haití inore. 1934. pág. 104.
económ ica de la época sugería la necesidad dc un fén co equilibrio dc las cuentas
públicas, ro m o punto de apoyo para el equilibrio económ ico general. Sin embargo,
el déficit coincidía con el comienzo de una fuga dc capitales que preanunclaba la
crisis en ciernes y deprimía el ingreso nacional. En esc contexto, com o lo mostraría
posteriormente el kcyneslanismo. el déficit fiscal contribuía a conlra|>esar la caída
del ingreso y, en cierta medida, a estabilizarlo. Por eso. se ha señalado que esta
política ofreció un ejemplo de una política fiscal compensatoria que anticipaba las
recom endaciones que posteriormente formularía Krrrm:s cn su Teoría g en eral ('•').
(60) Bu «.«,01 Ai u .-;>r. Waitt*. E l scn icio del cupU.il extranjero y el control de ca/nb/os,
México. 1954, pág. 104.
(70) Cf. O ia k s a J n r-rj, K. (lílfiO ).
No obstante, debido a la entrada de capitales y al crecim iento de la economía,
el peso se revalorizaba. com o ocurrió entre 1925 y 1927. lo que perjudicaba a los
exportadores y a los productores agropecuarios que dependían de las venias cn
cl exterior y se veian afectados por la caída de los precios de sus productos
valorados cn pesos, aunque beneficiaba a los importadores.
El servicio de la deuda exterior crecía también, lo que preocupaba al gobierno,
mientras se acentuaba el conflicto permanente entre los Intereses de los
exportadores y los de los importadores, aunque los primeros, partidarios de un
retomo a ta convertibilidad, tenían un mayor peso |>olitico y presionaban cn ese
sentido rom o ya habia ocurrido en 1099.
Un elem ento decisivo fue que, cn caso de reabrirse la Caja de Conversión, se
beneficiaría, sobre lodo, a aquellos que necesitaban pagar con oro sus deudas a
los Estados Unidos, pais con cl cual se mantenía un balance crónicamente
negativo. I-a reserva de oro bajaría así cn forma considerable, iniciando una nueva
baja del peso, que favorecería, a su vez. a los ex|x>rladores, productores
agropecuarios e incluso a scctorcs industriales, beneficiados estos últimos por cl
encarecim iento de los productos importados con quienes competían.
Durante 1927 las existencias de oro experimentaron un incremento de más
de Ü5 millones de pesos oro. lo que permitió emitir 5B millones de pesos moneda
nacional, precipitando la decisión del gobierno de volver a la conversión, listo se
hizo cl 25 de agosto de aquel año, a una tasa de 2,2727 pesos moneda nacional
por |>eso oro, vinculando nuevamente la emisión monetaria a las reservas de oro
y divisas en el marco de un aumento de las exportacionesy de entrada de capitales
extranjeros, t i pais se sum aba a un escenario internacional donde la vuelta al
patrón oro pasaba a ser cl denominador común entre las econom ías más
desarrolladas. Sin embargo, economistas com o Pusuca señalaban cn la época
( 19 32 1que después de IA años de inconvcrtibilidad cl pais pudo retornar al patrón
oro, pero que lo habia hecho "a la deriva, arrastrado por las circunstancias
favorables que. cn éste como en otros casos de su historia financiera, solucionaron
espontáneam ente sus problemas, sin hacerle soportar de Inmediato el costo de
sus errores y su imprevisión", l'or eso. la crisis internacional sorprendió luego a la
Argentina "con una organización monetaria cn extremo inadecuada* (’ ').
300
203
100
0
1913 1922 1923 1924 1927 1929 1933 1935
H do infxxljocnes
í IIngresonetoüi>aversión**(30utram.ir
Fuente: Tho RsyjIInsKute cf Interrjl oral AMarrs, The Prctlem el lr.:em3t¡onal Invaslment. Londres, 1937
Gráfico 2,2. Reino Unido: excedente de im portaciones e ingreso neto de las inversiones en
ultram ar 1913 y 1922-1935 (en m illones de libras esterlinas).
t77) FVrtr>. V. L. (I93fl); fojinn. Janee y OCoaim . Aun no. “La Anientlna y la economía
atlántica en la primera mitad del sigluXX. en Desarrollo económico. ¡1 40. abril junio tic 1973.
El triángulo de los movimientos de capital tuvo también una importancia
decisiva. I’or un lado, el Heino Unido cubiia. con los ingresos provenientes de la
Argentina por inversiones y prestación de servicios financieros y comerciales, la
mayor parte de su balance comercial desfavorable. Pero. por otro, una corrienle
neta de capitales norteamericanos financiaba las importaciones argentinas con
prestamos o Inversiones directas, compensando en todo o cn parle tos déficit de
nuestro pais en su comercio con los vecinos del Norte. O sea que cl sistema
funcionaba porque cn la Argentina existían entradas de capital provenientes de los
Estados Unidos, y. a veces un superávit comercial con Oran Bretaña que superaba
las remesas de intereses y dividendos a ese pais. llegando a equilibrarse el
desajuste que podia producirse en cl comercio Irílateral. También se verificaban
corrientes de comercio y capitales compensatorias entre Gran Bretaña y los Estados
Unidos. De este modo se mantenían vigentes, aunque de una manera precaria,
como veremos, los principios del sistema multilateral de comercio y pagos.
El siguiente cuadro muestra las características del comercio triangular cn lo
que refiere a la participación de Oran Bretaña y los EE.UU. cn cl intercam bio
com ercial de la Argentina.
Entre 1914 y 1934. el saldo comercial negativo con los Estados Unidos fue de
1.316 m illones de pesos oro. mientras que el saldo positivo con Oran Bretaña
alcanzó los 2.991 millones de pesos oro, mostrando las características del
com ercio triangular. Pero cabria aclarar que cn el periodo de la guerra, entre 19)4
y 1917, los saldos con los EE.UU. fueron positivas. Si tomamos períodos distintos,
como, por ejemplo, entre 1921 y 1930. cuando los saldos con el pais del Norte
resultaron todos negativos, los superávit y los déficit comerciales con Inglaterra y
los Estados Unidos tendían a igualarse.
Empero, este triángulo comercial anglo-argentino-norteamericano no puede
ser bien comprendido si se lo considera solamente como la simple compensación
de los déficit del intercambio comercial con los Estados Unidos con los superávit
resultantes del com ercio con Ciran Bretaña.
En primer lugar, porque, como observamos cn el mismo cuadro, el saldo de
servicios con Oran Bretaña resultó fuertemente negativo, com o consecuencia de
la rem esa de utilidades c intereses de las empresas británicas cn el pais,
com pensando cn pane el su|>crávit comercial de la Argentina. En segundo término.
l>orquc el comercio triangular significaba para la Argentina supeditar su estructura
productiva y en particular su estructura industrial a las manufacturas y bienes de
capital norteamericanos. I.as importaciones de maquinarias norteamericanas en
este periodo, por ejemplo, posibilitaron, de una manera más significativa que lo
que generalmente se crcc. la industrialización de los anos '30. En tercer ténnino.
porque esc com ercio aceleraba el flujo de capitales estadounidenses en la
economía argentina mediante la colocación de lil ulos públicos en cl área del dólar
o de inversiones directos de empresas norteamericanas, permitiendo financiar cl
com ercio de importación y desplazando de esle modo la influencia económ ica
inglesa. Cl comercio triangular estaba señalando, cn realidad, un cam bio de
esleras de influencia (r"),
Pero veamos m is cn concreto cuál era la relación especial que existia con
Inglaterra y cl tipo tic vinculación que comienza a desarrollarse con los Estados tinldos.
tn realidad, desde cl punto de vista comercial, la relación económ ica entre la
Argentina c Inglaterra no era tan unilateral como se piensa. Es cierto que existía
una fuerte dependencia del mercado británico para el sector exportador argentino;
asi, por ejemplo, cn 1929, se exportaba a Oran Bretaña cl 99 % de la carne
enfriada, cl 5-1 % de la congelada, cl 76 ”.'a de todas las exportaciones de carne, cl
34 % de las de trigo y cl 10 % de las de maíz. |>ero al mismo ticm|>o, para Oran
Bretaña esas exportaciones representaban cl 40 % del consumo inglés de carne,
cl 85 % del de lino, cl 24 r/a del de trigo y cl 75 % del de niaiz ('■*>.
Cor otro lado, adem ás de la relación comercial que existía entre las dos
naciones luibia también un vinculo que tenia Igual o mayor ini|K>rtancia y que se
originaba cn las cuantiosas inversiones de capital británico que llegaron a la
Argentina desde fines del siglo pasado. Esas inversiones, que poseían una alta tasa
de rentabilidad y al mismo tiempo complementaban y estimulaban cl comercio
entre ambos países, se radicaron, fundamentalmente, cn cl transporte, ferrocarri
les. empréstitos al gobierno, frigoríficos, servicios públicos y cl sistema bancario
y financiero, lie esta forma, los ingleses participaban cn la producción de bienes
exportables y podían controlar el comercio exterior.
(7*1) IUi-otoht. Mml-o . 'El triángulo argentino Las relaciones económicas con Estados
Unidos y Oran Bretaña. 1914 1943", cn Katonmt. Mamo (romp.). Econom ía e Historia.
Contribuciones a /a historia económ ica argentina, fluenos Aires. 1988. p.igs. 254-200.
(79) Cf. Día? Air.iAiwui. C. (1975).
l.os ferrocarriles eran el punto clave dc todo este sistema, puesto que por su
intermedio se llevaban a los puertos los bienes exportables y se introducían las
manufacturas británicas cn el territorio nacional, constituyendo, además, una
demanda para los productos del Reino Unido. Asi. por ejemplo, el carbón y los
materiales ferroviarios llegaron a representar la cuarta parte de las importaciones
provenientes dc Oran Bretaña entre 1920 y 1930.
D ccstc modo, dc 20 millones dc libras invertidas por capitales británicos hacia
1000. se llegó a 357.7 millones cn 1914. alcanzando un pico dc 453 millones cn
1934. Un índice de la importancia que estas inversiones tenían para el Reino Unido
nos lo brinda el hecho dc que cn 1930 la Argentina ocupaba el cuarto lugar dentro
dc la distribución geográfica dc las inversiones inglesas en el mundo y sólo era
superada por la India. Australia y Canadá, sobrepasando a Europa continental.
Sudáfrica y los Estados Unidos.
Esta relación privilegiada entre la Aigcntina y Gran Bretaña ha sido muchas
veces mal interpretada, ya que su base la constituía sobre todo la dependencia dc
los grandes ganadcios argentinos del mercado británico dc carnes, aunque cn la
década dc 1920 la exportación dc carnes representó sólo entre un 12 y un 15 %
dc las exportaciones totales. Evidentemente, los hacendados eran el grupo social
y político más importante dc la Argentina, y su influencia sobre la política
económica del pais les permitió defender estas relaciones, que para ellos eran
vitales. Para algunos autores 'constituye un tributo del formidable poder político
dc la clase terrateniente que la dependencia de éstos del mercado d c carnes
británico fuese interpretada... com o la dependencia dc la Nación Argentina de la
suerte económica dc Oran Bretaña' (*°).
Al mismo tiempo que las relaciones con Oran Bretaña adquirían estas
características, se iba vislumbrando una participación crccientc dc los Estados
Unidos en la economía argentina. Antes dc la Primera Q uena Mundial, la presencia
del pais del Norte cn la economía argentina era bastante modesta, aunque ya
capitales norteamericanos se habían implantado, com o vimos, cn un punió clave
dc la estru ctu ra p ro d uctiva: la In d u stria frigorífica.
f’ero la verdadera irru p ció n dc lo s cap itales n o rteam erican o s se prod ujo
después dc la Prim era Q uerrá M undial, y particularmente cn la última mitad d c ia
década dc 1920. Corno analizaremos cn d etalle más ad elan te, se tratab a dc
establecimientos dedicados, cn su mayoría, a artículos Industriales, maquinarias,
vehículos, artefactos eléctricos, textiles, refinación del petróleo, alimentos y
bebidas y productos farmacéuticos. También en esos años se radicaron com pa
ñías dc seguros, bancos y numerosas firmas Importadoras y cornercializadoras.
muchas dc las cuales comenzaron luego a realizar larcas dc armado y manufactu
ra. Además, capitales norteamericanos compraron firmas ya existentes dc origen
europeo, como la International Tclephonc and Telcgraph Corporation, que se
transfonnaria cn la Unión Telefónica. Asimismo, invirtieron cn otras em presas dc
servicios públicos, como compañías dc electricidad provinciales i"'l.
.821 Cf. IVii-s, t)t )ii>. MigrMkms ul inducir) lo Soul/l Am erita, nueva YorK. 193<>.
les o de (ecnologias distintas. I'or ejemplo, los ingleses siguieron manteniendo en
la década de 1920 su predominio cn cl área de los textiles, que constituían, según
los anuarios de comercio exterior argentino, cn 1913. cl 49.6 de todas las
importaciones argentinas de esos productos y en 1927 todavía representaban cl
43.7 c.b de esas importaciones, En cambio, los norteamericanos participaban
respectivamente con cl I . I y cl 8.9 c.¡>de los textiles para los mismos anos. Pe
ro, cn oíros productos, com o cn m alcrías primas y manufacturas de hierro, se da
ba un proceso diferente: la participación británica caía de un 35.9 ¡ cn 1913 al
20.1 % en 1927. mientras que las importaciones de los EE.UU. crecían del 17.5 al
35.4 % l” ). 5obrc la base de estadísticas estadounidenses se ha calculado cl
incremento de la participación de los EE.UU. cn metales y maquinarias industriales
entre 191 3 y 1929 del 17 al 52,7 r.b y cn productos químicos del 18,5 al 20.4 c!b.
En 1929. cl 64 °.o de las importaciones de manufacturas del país del Norte se
correspondían a productos cn los cuales sus ventajas tecnológicas eran induda
bles frente a los europeos mientras que Oran Bretaña seguía exportando textiles,
material ferroviario y productos de consumo diverso ("*).
Por otra parte, corno ya se dijo, los saldos del comercio con los Estados Unidos
eran desfavorables para cl país del Plata, al contrario de lo que oc urna respecto de
Inglaterra. La razón |xir la cual la balan/a comercial con los Estados Unidos fuera
tan desfavorable se debía, evidentemente, a que am bas econom ías no eran
complementarias, sino competitivas, El mercado norteamericano se cerró por
completo, en 1926, a la importación de carnes argentinas, pero ya m ucho antes
cl alto nivel de protección impedía la colocación de nuestros productos y este
problema iba a ser una de las preocupaciones piinci pales de los sectores dirigentes
argentinos cn todo el periodo que estamos analizando.
Como resultado de estos procesos, tal como lo observamos cn siguiente
cuadro, hacia 1930 la Argentina era cl cuaito pais cn importancia dentro del total
de inversiones externas británicas cn cl mundo después de colonias o dominios
como India-Ccilán. Canadá y Australia, lo que revela la vigencia que aún tenía en
esa época la antigua relación anglo-argcnlina. Pero ocupaba también el cuarto
lugar dentro del total de las inversiones de los Estados Unidos en el exterior,
después de Canadá. Alemania y Cuba y antes que México. Chile. Inglaterra y Brasil,
dando también un indicio de la consideración que gozaba la econom ía argentina
para cl país del Morte cn la década de 1920. Aun teniendo cn cuenta sólo las
inversiones directas — pues cl dato anterior incluye las inversiones de portafolio—
la Argentina estaba ubicada en cl sexto lugar, lo que. por cierto, no se hallaba
desprovisto de significación.
Estados Unidos
País Malones de dolares N
El periodo que transcurre entie 1914 y 1929 ha sido objeto de una áspera
polémica. Según una interpretación, las décadas previas habían creado las
condiciones para un despegue del crecim iento autosostenído de la economía
argentina. No obstante, dicho despegue no se. produjo hasta 1933. l>c allí que esta
etapa habría significado una gran dem ora en la evolución argentina. Sin embargo,
esta hipótesis ha sido seriamente cuestionada, como veremos, por diversos
autores.
La ¡dea de la 'gran demora" es tributaría de los trabajos de A lejakok» ISt'-c,i.
quien, cn numerosos artículos y libros escritos a partir de la segunda década del
siglo, señaló el estancamiento relativo que comenzaban a reflejar los indicadores
de la producción agropecuaria, del comercio exterior, de las inversiones extranje
ras. de la extensión de las vías férreas y de la tasa de crecim iento de la población.
Para evitar cl progresivo estrechamiento de la base económ ica nacional, fitnor.
proponía una decidida Intervención del listado para fomentar cl crecim iento
industrial. Cn el fondo, Dtnor. apuntaba a mostrar que cl modelo agroexportador se
estaba agotando y que era necesario diseñar alternativas que estimularan un
cam bio estructural profundo.
Cl término de la 'gran demora" fue acuñado \mt Di Teua y Zyímu-man (Mt.
enm arcado cn la teoría de las etapas del desarrollo económico formulada por cl
economista norteamericano I V a l t W. R o s t o w . el trabajo se proponía periodizar la
evolución económ ica argentina de acuerdo con la sucesión de etapas que. según
R o s t o » . señalaban cl cam ino al desarrollo. Cl planteo teórico indicaba que, luego
de la "etapa del prcacondicionamicnto". debía iniciarse la "etapa del despegue*. Para
cl caso de la Argentina. Di Ti :ua y Zvmtjmvi indicaban que cl prcacondicionamicnto
habia concluido cn 1914. cuando se alcanzaron los Índices más elevados de
exportaciones |>er cápila y la mayor [jarte del área cultivable se encontraba cn
producción. A partir de ese momento, cualquier aumento de la producción debia
provenir de los cambios en la relación capital-tierra en la agricultura o de un aumento
de la inversión industrial. Sin embargo, ia baja movilidad de los recursos, las
estructuras político-sociales derivadas de la mala distribución de la tierra y cl carácter
antiindustrialista de la clase terrateniente obstaculizaron el paso de una etapa a la
siguiente hasta 1933. A ese periodo lo denominan "la gran demora", para llamar la
atención sobre un fenómeno de ajuste sectorial dentro del proceso de crecimiento
y sobre ciertos factores no económicos que pueden obstaculizar o acelerar cl
desarrollo. 'L a gran demora se caracteriza por una contracción de la tasa de
crecimiento de la inversión, particularmente de la inversión extranjera, y una
detención en la evolución de la posición relativa entre la agricultura y la industria' I" ).
Com plem entando estas hipótesis se enm arcó la teoría del "bien primario
exportable". Cn un pais que transita su etapa inicial de crecimiento basado en la
exportación, com o la Argentina del modelo agrocx|>ortador. el ritmo de esc
crecim iento se encuentra determinado por la tasa de crecimiento de la producción
exportable. Los bienes primarios exportables ejercen un efecto sobre cl resto de
i94l Cf. Gir.mti. M o k a c io . E l(Jc s .im ilío . K f / Y i D O anjenfuio. Uuenos Aires, l<>54.
ral podía ser excelente. Si. cn cambio, uno o varios se mostraban adversos, se
originaban problemas importantes.
La estabilidad de los sistemas productivos del periodo anterior a la querrá
creaba las condiciones para una expansión sostenida de la producción argentina.
El quiebre de esa estabilidad cn lorno a la Primera Guerra Mundial volvió más
aleatorio el marco externo, y la expansión interna comenzó a transitar por una
cornisa muy delgada.
Desde ese punto de vista, tanto las condiciones internas com o el m arco
internacional que habían permitido el notable dinamismo durante el modelo
agroexpoitador mostraron a partir de la guerra síntomas inequívocos de achola
miento y transformación, descubriendo simultáneamente las frágiles bases de la
estructura productiva argentina. Kn ese sentido, m ásque una dem ora, los anos '20
denotan el Inicio de una crisis del m odelo de crecim iento vigente desde el último
cuarto del siglo XIX. Pero, si bien las crisis expresan la desestructuración de un
modelo de crecimiento y abren paso a transformaciones que pueden generar un
cam ino alternativo, nada implica que ese camino se encuentre inmediatamente,
y ni siquiera que exista. Por eso, el paso automático de una etapa a la siguiente
implícito cn la perspectiva de la "gran dem ora" no parece describir de manera
adecuada la evolución cíclica del capitalismo.
Un idea de que el problema de londo consistía en que las ventajas com para
tivas estaban cambiando y de que la Argentina no supo adaptarse de lorma
inmediata es un tanto reduccionista, ya que sólo toma cn cuenta el fenóm eno de
los mercados. El proceso productivo es m ucho más abarcativo que un simple
juego de fuerzas económ icas resultante de la puja de actores individuales, incluye
relaciones materiales de producción, m ecanism os de regulación y relaciones
sociales que no se transforman al ritmo de los procesos de m ercado. Es. por lo
tanto, lodo el sistema el que se ve afectado, y los cam bios cn el m ercado sólo
reflejan transformaciones más profundas. I)c allí que la explicación de que la gran
demora se relaciona con rigideces en las estructuras social y política (consideradas
como factores "cxtraeconóm icos") que impidieron los cam bios económ icos
pertinentes se debilita también al no tomar cn cuenta que dichas estructuras
constituían un elcm cnlo central del modelo agroexportador.
Según nuestra interpretación, la Argentina no padeció en los años 20 una
demora, sino los primeros síntomas de una profunda crisis de la que le costaría
mucho tiempo recuperarse, ya que demandaba transformaciones económicas,
sociales y políticas que no podían concretarse sin aglutinar un conjunto de sectores
sociales capaces de proponer c imponer un nuevo m odelo de pais. 1.a Argentina
no se demoró cn el paso de una etapa a la siguiente, sino que se vio forzada a
abandonar una etapa sin que la siguiente pudiera aun perfilarse.
2 ,1 0 . EL SECTOR AGROPECUARIO
Una serie de factores fue alterando el sostenido crecim iento del sector
¿Kirieola c insinuando una situación más critica paro el sector cn el largo plazo.
Entre ellos se destacaron la fluctuación en los precios d c los cereales y su
creciente descenso desde I9 2 6 ; el aum ento cn los costos de producción,
especialm ente transportes, maquinarias, im plem entos agrícolas y alm acenaje;
la insuficiencia del crédito agrícola; el encarecim iento dc los arrendam ientos;
y los límites existentes a la expansión territorial extensiva d c la agricultura
argentina. Pero también influyeron en los problem as agrarios del pais los
rendim ientos decrecientes del sector cercalcro. sobre todo entre 19 14 y 1929,
cuando fueron com parativam ente inferiores a los dc los Estados Unidos.
Francia. Canadá. Alem ania c Italia para el trigo, y a los dc C anadá y Australia para
el maíz. Además, los costos de los fletes ferroviarios argentinos tenían m arca
das diferencias con lo sd cl Canadá, que cobraban por quintal y por una distancia
dc 500 Kilómetros, el equivalente a $ 1.04, m ientras que los dc los Estados
Unidos ascendían a S 1.87. y los de la Argentina prom ediaban $ 2.22 por la
m isma carga y trayecto. En las operaciones portuarias se advertía una situación
sim ilar por cuanto una em barcación dc G.000 toneladas que abonaba $ 1,22
por toncliula en buenos Aires, $ 1,20 cn bahía Blanca y S 1.05 cn Rosario, cn
el puerto dc Q u cb cc pagaba S 0,52. en Montrcal. S 0 . 19 y cn ttalifax $ 0.14.
Nota p ara t í tab aco , la s cifras corresp ond en al añ o a g n ccla ; 1914-1915.1916-1917, etcétera.
Fuente: Loague of Nabons. The N ctw rkol Wotld Trade. Ginebra, 1942, pág 86
Gráfico 2.3. Los Estados Unidos y I» Argentina: exportaciones de carne congelada y
enfriada, en miles de toneladas métricas.
(99i Owu, Rk akxi M-. Historia económica de la Anjenlina, tomo 2. Buenos Aires. 1904.
pág. 23.
Pero al finalizar la guerra. comenzó a dccrccer la demanda de ultramar,
¡nielándose un proceso depresivo en el sector, l a disminución del ¡xxlcr adquisi
tivo. las acumulaciones de grandes cantidades de carne envasada y congelada |xx
parte de los mismos |>aiscs aliados y la existencia de otios mercados vendedores,
junio con la paulatina recuperación del sector agropecuario curo|ico. originaron
una seria crisis en la ganadería argentina.
l a crisis de los años 1921 1022 reflejó crudamente cl conflicto entre los
invernadores y los criadores. Los primeros, ganaderos acaudalados y dueños de
gran cantidad de animales, podían sobrevivir a la conmoción reteniendo su ganado
hasta que los precios mejoraran o lograran algún beneficio particular |x>r parte de
los frigoríficos. Los criadores, en cambio, debían malvender sus novillos de inferior
calidad a los frigoríficos o entregarlos para su engorde a los invernadores,
sulriendo lorio el impacto de la reccsión. La crisis se reflejó en debates parlamen
tarios y en la prensa de la época ( l0‘).
Anle cl quiebre del sector, la Sociedad Kural Argentina, presidida por J cmqi :r<
A rc.mokwa, prominente invernador, dcscchó la idea de que la crisis se debía a las
presiones ejercidas por los frigoríficos sobre los ganaderos y desearlo la posibili
dad de loda intervención estatal. A fines de 1022. las elecciones llevaron a la
dirección de la organización a Peono Pagi.->, prestigioso criador, que modificó la
|x>lítica de la Sociedad, culpando directamente a los frigoríficos de lograr benefi
cios "m onstruosos' a expensas de los ganaderos. En contraste con el planteo de
AnoroKcnA, proponía la intervención del Estado com o única solución.
Los empresarios de los frigoríficos no lardaron en defenderse. Argumentaban
que los desequilibrios se debían a un cx ccso d c oferta, por loque había que dejar
actuar a las fuerzas del mercado. Una intervención estatal, según ellos, no seria
beneficiosa para cl país dado que desalentaría el crédito extranjero, favorecería
la huida de capitales y perjudicaría la iniciativa privada. Lo que más afectaba a
los frigoríficos era la idea de que se fijara un precio mínimo a pagar a los
ganaderos arguyendo que. de establecerse, encarecería cl nivel de vida de los
consum idores ingleses de menores ingresos, restringiendo el mercado para las
exportaciones argentinas.
En consecuencia, sus propuestas para solucionar cl conflicto eran la reducción
de impuestos, la disminución de los costos de producción y la mejoras de los
rebaños. El rol del Estado debía centrarse en la búsqueda de nuevos mercados.
Luego de meses de tironeo, cl Congreso decidió la aprobación de cuatro leyes:
a) la construcción de un frigorífico administrado por cl Estado en la ciudad
de Buenos Aires:
b) la inspección y supervisión gubernamental del comercio de carnes;
c) la venta del ganado sobre la base del |>cso en vivo;
d> un precio mínimo para la venta de ganarlo de exportación y uno máximo
para la venta local de carne.
Cuando A l vx a h estableció por decreto precios mínimos moderados, los
frigoríficos criticaron estas leyes y. como respuesta, dejaron de comprar novillos
c interrumpieron el comercio de exportación de carnes. De esfa manera, los
empresarios de los frigoríficos trasladaron el conflicto a la esfera económica, dado
el escaso resultado de su presión política. Ante estas medidas de fuerza tomadas
por las empresas, el gobierno debió ceder, suspendiendo la aplicación del decreto,
el 7 de noviembre de 1923. a Ires semanas de su sanción.
En 1025, la "guerra de carnes" entre los frigoríficos se reanudó. Un estableci
miento británico anunció la modernización y ampliación de su planta y pidió el
incremento de su cuota. I’or su parte, Swilt estaba construyendo una nueva planta
en Rosario y los V tsm (de origen inglés) hacían lo propio cn Dock Sud. Cuando
estos últimos solicitaron un aumento de su participación a expensas de las otras
compañías, se puso en marcha el nuevo conflicto.
finalmente, cn octubre de 1927. los empresarios de los frigoríficos llegaron
a un acuerdo: los norteamericanos nuevamente fueron los m ayores beneficiarios
ya que tomaron ahora una cuota mayor, el 5fJ,5 ■j de los em barques; los
británicos, el 29. G4 r;»y los argentinos, el I 1,8G % . t i com ercio de la carne quedó
totalmente dominado por los intereses extranjeros y. en particular. |>or los
estadounidenses
La Sociedad Kural Argentina, todavía bajo la dirección de P a o c s . argüía que la
competencia entre fr igoríficos alteraba la estabilidad del m ercado y ejercía una
presión bajista sobre los precios. Pero, cn 1920. P a o » fue reemplazado |>oi Liis
Dumau. uno de los invernadores más importantes de la provincia de Rueños Aires
y, por lo tanto, con una orientación diferente, t i conflicto entre criadores e
inver nadores no estaba todavía superado, y un nuevo capitulo se desarrollará en
la década siguiente.
Sin embargo, durante la conducción de Oumal, la 5RA elaboró un informe, " t i
I k >o I de los frigoríficos necesita la intervención del Estado", redactado |>or Ra. t.
Pk: tusen. joven pero ya destacado economista, cn el cual se acusaba de "ganancias
excesivas" a los Irigoríficos y se sugería como única solución (rosible la interven
ción del Estado. Pero sus recomendaciones se basaban, sobre todo, en la
necesidad de pedir al gobierno la inspección de los libros de las compañías por
parte de una junta independiente, no obstante, si Dmv. y los invernadores
manifestaban ahora resentimiento hacia el /*)<)/, no iban tan lejos com o para
apoyar los pedidos de los criadores de instalación de un frigorífico nacional
Otro acontecimiento tuvo una repercusión mayor sobre el sector ganadero y
la industria de las carnes: el 17 de setiembre de 192G. el Departamento de
Agricultura de los Estados Unidos emitió una disposición por la cual se prohibía la
importación de carnes frescas o refrigeradas, vacunas, ovinas o porcinas, desde
cualquier región donde existiera aftosa. La Argentina — que se hallaba muy
interesada en ampliar sus exportaciones hacia los EE.UU.— resultaba uno de los
<10-»i Cf, O'Conneu. Ahiuot. "La liebre aftosa. cl embaulo sanitario norteamericano y cl
triángulo Argentina-Gran Drctaña-Cstados Unidos", en Desarrollo Económico. N’ 101. atwii-
j u n l o d e 1 DIJO.
( 1051 .Ana/es üc /a Sociedad Rural Argentina. 25 de noviembre de 19 2 6 y I -de enero
de 1927.
2.11. EL DESARROLLO INDUSTRIAL
Una vez finalizada la guerra, se reanudó cl comercio con los paises europeos
sin establecerse ninguna política de protección a las industrias instaladas o cn
proceso de desarrollo, la s dificultades para ordenar nuevamente las relaciones
económicas internacionales y la reconversión de las industrias europeas de cara
a un nuevo periodo de paz. ocasionaron una profunda inestabilidad coyuntura! en
cl mundo. Las criticas condiciones que debió enfrentar la Argentina motivaron una
vez más. como cn cada coyuntura adversa, una polémica entre proteccionistas y
librecambistas, aunque en este caso sin la intensidad de otros momentos. Los
scctorcs tradicionales, cn defensa del libie comercio, exponían cl argumento del
"método indirecto", según el cual la Argentina podía proveerse de mayor cantidad
de productos manufacturados y a un menor precio para el consumidor a través de
las importaciones, dado que los costos de la producción de las manufacturas eran
menores cn el exterior que en la Argentina. Esta manera de pensar suponía que las
necesidades de consumo de manufacturas importadas podrían cubrirse indefini
damente. pues la producción agro|iecuaria generaría saldos exportables suficien
tes para la obtención de las divisas necesarias para esas importaciones, a lo que
podía agregarse la entrada de capitales extranjeros. Sostenían también que cn
caso de establecerse fuertes impuestos aduaneros, se reducirían las importacio-
nes argentinas, con lo cual los países vendedores, en represalia, disminuirían sus
compras, situación que |>erjudicaría las exportaciones agro|>ccuar¡as.
Los argumentos |>arecian razonables. Sin embargo, reflejaban una lógica de
corto plazo característica de las clases dirigentes de la época, que no consideraba
los graves problemas de largo plazo implícitos cn su postura. Cn efccto, sc pasaba
l>or alto los análisis de economistas como Air-JAumo IV K.r, que señalaban cl
agotamiento de las principales fuentes del crecim iento de la producción
agropecuaria. La ocupación y producción de la Pampa Húmeda habían llegado a
un techo, lo que permitía prever su pronto estancamiento. Simultáneamente, la
creciente urbanización absorbía una fracción cada vez mayor de la producción,
reduciendo los saldos exportables. Dado que la elasticidad-ingreso de la demanda
de bienes industr iales superaba a la de los agropecuarios, era de esperar también
un crecimiento más rápido de las ¡m|K>itnc¡oncs de bienes industriales que de las
exportaciones de productos agropecuarios, lo que, a la larga, desembocaría cn un
déficit crónico de la balanza comercial. La guerra habia mostrado, además, las
dificultades internas que provocaban acontecimientos súbitos c inesperados cn el
extranjero, hecho que sc pondría de manifiesto otra vez con la crisis de 1930 y con
cl estallido de la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, los argumentos a favor del
librecam bio, vistos desde una perspectiva más am plia, eran altam ente
cuestionables. Sobre lodo, teniendo en cucnt.i que el sector agropecuario
comenzaba a mostrar ya su insuficiencia pata sustentarla dinámica económica de
un pais que habia sufrido iiu|x>itantcs modificaciones desde 1880.
Por otra parte, el argumento de la ineficiencia del sector industrial también
podía ser evaluado de maneta diferente de acuerdo con el horizonte temporal que
se utilizara. Si cn el corto plazo er.t c ieito que algunas importaciones ofrecían una
mayor calidad a un precio más bajo, eso no representaba una fatalidad irreversible.
Como ningún otro sector, la industria es capaz de superar su desempeño
continuamente, cr cando cn forma dinámica ventajas conipaialív.is, a condición de
recibir los estímulos adecuados. A esa altura, las discusiones sobre los beneficios
de proteger a la industria naciente contaban con los formidables ejemplos de los
Estados Unidos y Alemania, que, en medio siglo, se habían transformado «le
economías de segundo orden a potencias industriales.
Sin embargo, ambos ejemplos también permitían ver que una |iolítica aduane
ra proteccionista era una condición necesaria |>cro no suficiente para el desarrollo
industrial y debía ser complementada con incentivos que estimularan el despliegue,
integral de las fuerzas productivas, la calificación de la m ano de obra, un entorno
más receptivo a las transformaciones tecnológicas, la consolidación de un fuerte
mercado interno corno paso previo a una inserción exportadora y la creación de una
infraestructura de transportes y comunicaciones adecuada para movilizar lodo el
potencial de riquezas que ofrecía el pais. potencial que. por otra parle, no había
sido explorado aún exhaustivamente. L is posiciones industrialistas de los anos '20
rara v ez avanzaban sobre estas cuestiones. Algunos autores señalan, incluso, que
los industriales carecían de criterios definidos de desarrollo y que sólo se sentían
convocados para resistir a los cambios sociales y a las reivindicaciones planteadas
pui las agrupaciones sindicales, pero no esbo/aban ideas claras para sentar las
bases de un proyecto de industrialización poderoso
Con todo, el modesto planteo de protección arancelaria también le parecía
excesivo a las élites dirigentes y el poder de los industriales era demasiado
reducido para forzar un cam bio de |x>lalira. Por lo tanto, en los hechos el debate
no condujo a ningún cambio de londo cn materia arancelaria.
2 .1 1 .3 . La política industrial
F u e n l e : C E P A L (1 9 5 8 )
El desem peño del sector observó un quiebre con respecto al pasado, que
preanunciaba y sentaba las bases de la segunda ruptura acaecida luego dc 1933.
Dada la apuntada pasividad cn malcría arancelaria, cl desempeño de la Industria
debe ser explicado por otros factores. Cn primer lugar, debe señalarse que la
corrípetitividad de un producto dc origen nacional frente a otro Importado, al
m enos en lo atinente a sus precios, depende c el cris p arib u s dc las lasas
arancelarias, del precio que se loma com o base para aplicarlas y del Upo de
cam bio. Indicam os ya que cn los años '20 no hubo modificaciones arancelarias
estructurales. Pero los impuestos aduaneros no se cobraban sobre el precio real
dc las importaciones, sino sobre una lista de precios (ijada por el Cstado. que no
se actualizaba periódicamente. Por eso. con cl tiem po se producían desfases
entre los precios reales y esos "aforos" o "avalúos", com o se llamaba a los valores
fijados para la aplicación de los aranceles. La última lista de aforos databa de
1900 y desde ese momenlo. los precios habían subido progresivamente, de
m anera que la brecha entre am bos alcanzaba en 1920 al 186.4 % . Por eso. los
gravámenes reales sobre las importaciones sujetas a derechos habian caído del
27.6 al 10.1 % , reduciendo la protección Industrial.
La situación también perjudicaba al fisco, porque una valuación deficiente
de las importaciones disminuía la recaudación tributaria. Por eso. en 1920
aumentaron las tarifas dc avalúo en un 20 % y en 1923 se volvieron a Incrementar
en un 60 % , Además, con la normalización dc la economía mundial luego de la
guerra, los precios descendieron, contribuyendo a reducir cl desfase. Hacia 1923
la protección efectiva se encontraba cn un nivel equivalente al dc 1906 ( ,u1).
11 101 El ingenioso término pertenece a IVrii. Ftu*. A ig c n tin v Hiddlc. h ueva Yoih. 1044.
R¿ma !9 tJ 1930
Alimentos y betxdas 33,6 26,2
Tí Sjc o 9.4 4.5
Te o es 9.5 7.6
ConUcoones «0.5 0,7
Madera 6.1 8,6
impcena y pubkacrcne s 42 9.0
Cueros 7.3 4.6
Papel y ca¡13n 2.5 2.4
Prod- gim iera 10 1 8.3
Caucho — 0.1
1.8 5.5
Piedras, vrdro y ce ramea5 4,5 7,4
V c+iic-Jc í y m ag ru ra s 05 5.1
Apara'os eücncos — 0.1
O w adosS¡:tectto¿ec — 1.9
F u e n te : O E C E I. A rg e n tin a ccono m .'ca y finan ciera.
Bu en o s A ires. 196G.
Fu e n te R ,M .
afofori ario "E l triangulo argentino. L a s relacio n es económ icas con E stad o s
Unidos y G ran G rclañ a, 1914-1943". en R ii- cro n r. Mam o (c o m p ). E c o n c m ia e h is to n s
C o n tn b u cto n cs a U h is to ria e c o n ó m ic a a rg e n tin a . Bu en o s A iros. 1988, pág s 270-270
( 1 121 C l. O m i/. K. M. ( 1 9 6 4 ) .
de compctitividad de su sector industrial y la pérdida de mercados y fuentes de
abastecimiento ante la irru|Kión de países competidores, listo obligó a Oran
Krclana a incrementarlos vínculos con su propio mundo colonial y con otros países
periféricos, tn esc sentido, la Argentina y Canadá pasaron a jugar un papel decisivo
cn cl mantenimiento del |>odcreconómico británico. más allá de lo que sus propias
limitaciones productivas lo hacían suponer.
I’l caso canadiense sc destaca |K>rt|ue la .importancia que adquiere para
Londres hacia fines del siglo XIX. coincide con un debilitamiento de los lazos
coloniales y políticos, tn efecto, cn 1867 sc sancionó el Acta de la América del
Morte británica que le otorgaba a los territorios que conformaban el nuevo iwis
mayores márgenes de autonomía, a través de la instauración de un sistema
confederado. Como señala un autor, y a c n esc entonces la presencia inquietante
de los Kf.UU. fue crucial cn esta decisión: 'Estados Unidos sumió de la guerra civil
poderoso, truculento y expansionista" y por una ironía natural "el expansivo
nacionalismo estadounidense" llevó a las discordantes provincias británicas de
América del norte hacia su federación y la creación del Dominio de Canadá
flste cambio |x>líl¡co fue acompañado por parte del gobierno canadiense |xx la
¡mplcmcntación de medirlas que contribuyeron a estimular el crecimiento económi
co. La llomestead Act de 1872. |ior ejemplo, mediante la cual se otorgaron tierras
gratuitas a los inmigrantes, fue un punto de partida para la notable expansión
productiva de las praderas. También contribuyó a ello la polillca económica del
primer ministro J omm NacIX w a iíi cn la década de 1880, cn cl marco de la llamada
"Política nacional", que se apartó de los principios del librecambio estableciendo
tarifas proteccionistas para las nacientes industrias canadienses; favoreció la
construcción de un ferrocarril entre cl Atlántico y cl Pacifico (cl Canadian Pacific
Kailway) que sirvió para afirmar la idenlidad del pais respecto de su vecino del Sur:
fomentóel incremento de la población: y procuró ampliar lasactividade-s productiv.is
cn las regiones del Centro y del Oeste, transformándolas asi cn centros exportadores
y cn mercados |>ara los productos industriales del Este (“ *).
Cl proceso de modernización de la Argentina, com o tuvimos ocasión de
analizar, se produjo igualmente cn esos años, aunque sc observan, sin embargo,
dos grandes diferencias respecto de la política que impulsaron los gobiernos
canadienses de la época. Por un lado, cn la Argentina la mayor |>artc de la tierra
apta para la agricultura o la ganadería ya era propiedad de un grupo de grandes
estancieros, los cuales tenían un peso decisivo cn las esferas de |>odcr y. por otro,
la política económica externa del pais adhería con firmeza a los principios del
librecambio. tn consecuencia, los inmigrantes debieron conformarse con un
acceso restringido a la tieira, como simples arrendatarios (o debieron radicarse en
las ciudades) al mismo tiempo que sc sacrificó la |>osibilidad de un dcsanollo
industrial frente a la importación de productos extranjeros, n o obstante estas
1 113( liKrrnrn Ju rn IV , ftotlh Atl.m lk Triangle. The Interplay o f Canatía. Ihe United S t.itrx
¿ind Urc.it lirit.iin , Tororlto. lD W i. páris lf>í) y IB7 .
1 1141 C l. S tu u u . Cam , The rm iríes .liu l thc Pampas. Aí/niri-in ro llcy tn C nrtJiLi and
Argentina. IHHO-I9M. California. I ‘JU 7 .
diferencias, la Argentina y Canadá parecían haber logrado a principios del siglo XX
un Inflar destacado cn la economía mundial, teniendo en común su vinculación al
Imperio Británico. Ambas naciones eran productoras dc materias primas y
alimentos requeridos por cl centro imperial y. a la vez. constituían atractivos
mercados para los productos británicos y dc otros [Mises europeos.
Pero la creciente y decisiva presencia dc los Estados Unidos cn las economías
argentina y canadiense, comenzaría a pesar también cn las políticas internas c
internacionales dc ambos paises. Asi como existió una relación triangular entre cl
Reino Unido, la Argentina y los Estados Unidos. c|uc podemos denominar "triángulo
del Atlántico Sur", también se puede hablar dc un "triángulo del Atlántico norte’ y.
si bien este último existía ya en la etapa colonial dc Canadá, cuando cl sistema
lacustre norteamericano permitía la entrada de productos estadounidenses cn los
territorios británicos, adquirió fuerza y dimensión destic mediados del siglo XIX l1 'l.
f.n l.i conformación dc estas |>cculiarcs relaciones triangulares un aspecto
im|K)rtantc fueron las inversiones británicas. Tanto cn Canadá como cn la
Argentina, estos capitales apuntaron no sólo a poner cn producción las enormes
riquezas potenciales de las praderasy las pampas, sino también, como en el caso
canadiense, a explotar los recursos forestales y mineros existentes. Ju n to a esto
era necesario establecer un sistema de transporte y distribución para los mercados
locales y del exterior de estos productos, además dc crear la infraestructura y las
industrias necesarias y facilitar el financiamicnlo de las distintas actividades. Sin
embargo, la naluralc/a de las inversiones británicas fue diferente cn ambos países.
Kn Canadá, la mayor parte dc ellas fueron indirectas, mediante la colocación dc
títulos o acciones dc empresas publicas o privadas canadienses en el mercado de
Londres, Teniendo en cuenta que el 85 % dc todas las inversiones dc esle tipo
existentes cn aquel pais antes de 1914 eran británicas, puede deducirse la
importancia que esa modalidad tuvo en la relación entre cl Reino Unido y su
Dominio. Cn la Argentina, por el contrario, a partir de 1890 las inversiones directas
pasaron a superar ampliamente a las de portafolio.
1.a composición dc esas inversiones también se diferenciaba. Mientras en la
Argentina los ferrocarriles constituían cl mayor porcentaje de las mismas, llegando
en 1913 al 33 % . en Canadá, en cambio, cl sector minero representaba, hacia
1910. más del 30 % . La vinculación política directa dc Canadá como un dominio
británico y las raíces culturales c incluso familiares comunes, elementos que no
jugaban en cl caso argentino, constituyen otra razón que explica las diferentes
modalidades dc inversión cn uno y otro país <"f'l.
Por otra parte, cn tanto Canadá se dedicó fundamentalmente a producir
cereales, la Argén liria se diversificó entre la ganadería y la agricultura, lo cual habría
dc producir efectos perdurables en la conexión con Oran Bretaña. F.n el pais cJel
Plata la ganadería era la actividad esencial del gru|x> económico y político más
Argentina Canadá
Año Reino Unido Estados Unidos Reino Unido Estado» Unidos
Imp. E«p. Irop. E»p. Imp. Eip. Imp. Eip.
ieso <9.0 6.9 7.2 6.9 47.8 51.2 40.0 40.5
1891 4i.a 16.0 4.4 3.9 37.7 48.8 « ,7 42.6
1901 31.8 17.9 13.1 5.4 24.1 52.3 E0.3 38.3
1911 29.4 23.2 1 *2 7.6 24.3 48.2 60.8 38,0
1921 23.1 35.6 26.8 8.9 17.3 26.3 69.0 45.6
1933 23.4 36.7 11.9 12,8 24.0 39.0 54.0 32.0
1933 22 2 35.9 16.4 12.0 15.2 353 66.1 41.1
F u e n te : FUroronr, Marxj, ' l a inserción internacional de Argentina y C an ad á. U n análisis
histórico com parado", en R*j>cí> crt M apo. G to b a li/a c ió n , in te g ra c ió n e ió c n ttd jc í n o c io n a l,
a n á lis is c o m p a ra d o Argentina y C anadá, 1994.
Las razones de esto, que explican en aran parte la diferente evolución de los
dos triángulos, tienen que ver con el tipo de exportaciones canadienses, el peso
de las inversiones directas estadounidenses y la vecindad geográfica que. entre
otras cosas, reducía los costos de transporte.
Las ex|>ortacionc5 canadienses, concentradas en las cereales, tenían otros
componentes com o los relacionados con la industria maderera y papelera,
minerales no ferrosos, hierro, cobre, níquel y oro. estos últimos destinados, sobre
lodo, al mercado estadounidense. La radicación de empresas del país vecino
activaba el intercambio en am bos sentidos, en especial las importaciones de
bienes de capital, al mismo tiempo que los canales de comunicación directa, como
los Chandes Lagos, el ferrocarril y los automotores obraban poderosamente a favor
de esta interconexión ( lla).
I 117) Debemos tener en cuenta que a partir de lí>33. corno consecuencia del Pacto
Koca-Kunciinan. las int|)ortaciones del p.iis del norte se redujeron notoriamente, lo que rio
(k u it íó ci» Canadá a pesar de su incorporación al sistema de preferencias imperiales
establecido por el Coinmonwcaltlt (comunidad británica de naciones vinculadas al Reino
Unido).
(I lili C".f. Mam. W. M y l’niuisoa, D.. Cañada; art Cconomlc ttistiny. Toronlo. 1900.
f'or otra parte, los grupos de poder económ ico canadienses eran más
diversificados que en la Argentina, dado que cl desarrollo industrial de Canadá lo
hizo menos dependiente de sus productos agropecuarios, permitiendo una
vinculación más madura con los listados Unidos. I’or eso. si bien Canadá sufrió las
consecuencias de las tarifas proteccionistas impuestas por los listados Unidos en
las décadas de 1920 y 1930. que le hicieron contraer, al igual que lo que ocurrió
con la Argentina, amplios déficit comerciales con su vecino del Sur. sus exporta
ciones hacia cl mercado estadounidense se mantuvieron constantes. En cambio,
la reducción de las ventas al Kcino Unido se compensó, primero, con un
incremento del intercambio con otras regiones europeas y. luego, con el retorno
del sistema de preferencias imperiales, debido al Tiatado de Ottawa de 1932, que
tes otorgó ventajas en los mercados del Commonwcalth.
tn el caso argentino, porcl contrario, las restricciones del mercado norteame
ricano para sus producios impidieron que éste cobrara mayor importancia,
mientras que las ex|>ortacioncs hacia Oran Bretaña, especialmente las ganaderas,
continuaron determinando su |H>litica comercial hasta la década de 1950.
Elaboración propia
F u e n te » Anuarios de Com ercio Exterior Argentino. T he C a ñ a d a YearBook, S tM s t/c s . Ministery
c l tndustry, 1928-1938.
Cuadro 2.22. Los triángulos del A tlántico Sur y del A tlántico Norte. Balanza com ercial con
lo* EE.UU. y Gran Bretaña fen m illonea de pesos moneda nacional para la A rgentina y en
m illones de dólares para Cañada).
Argtntin» Canadi
Año G. 3. g a EE.UU. EE.UU. G. B. G .B . EE.UU. EE.UU.
(USS) <••) (USS) (%> (USS) (%> (USS) <%)
1903 912 81 — — 1050 85 1C3 14
1913 1.860 59 39 1 2 77B 72 881 23
1923 1 751 H 72 2 2 729 60 1630 36
1927 2002 53 «7 14 2637 44 3.155 53
1931 2 026 55 654 IB 2.766 36 4660 61
1940 1 679 53 623 20 2.476 36 4 151 63
1945 1 414 53 565 21 1750 25 4930 70
1955 324 21 466 30 2143 17 9622 77
Este cuadro revela que cl peso de. los capitales británicos lúe muy importante
cn los dos países a comienzos del siglo y sc mantuvo casi constante hasta 1940.
Sin embargo, luego de la Primera Guerra Mundial los intereses británicos dejaron
de crecer por la falta de renovación ríe los equipos y bienes de capital, lo que cn
cl caso argentino afectó especialmente a los ferrocarriles. Otro lactor a señalar es
la gran diferencia cn cl valor de las inversiones estadounidenses en ambas
naciones desde fines del siglo pasado, mucho más relevante en Canadá que cn la
Argentina, y el hecho de que hacia I 'J25 esas inversiones ya superaban en Canadá
a las británicas como produelo del acelerado crecimiento de la economía de los
listados Unidos y del dinamismo de la propia economía canadiense. La pr eem inen
cia de los capitales estadounidenses en el país del Plata se debió, en cambio, a un
hecho político: el proceso de nacionalizaciones de em presas de servicios públicos
británicas y europeas emprendido por el gobierno del Oral. Prnor> en la segunda
mitad de los años 40 i " ') .
La diferencia entre el desarrollo de los triángulos del Atlántico Sur y del
Atlántico Morte en la primera mitad del siglo XX sirve, entonces, para explicar, entre
otras cosas, cómo sucedió que dos países, que parecían tener condiciones de
crecimiento potcncialmentc similares a partir de una posición internacional
también similar, fueron, luego, divergiendo en sus trayectorias. Ka/oncs estructu
rales. institucionales y vinculadas a los cambios en la coyuntura internacional y en
la evolución de los principales socios económicos arrojan luz sobre el sentido de
esa divergencia.
A g u s tín P. J u s to , 1 9 3 3
(3) R iH iw r.ii. r'wuwuii D,, "Plans for recovery', en Koetnr F. H m n a n , The Great
líepresslon and American Capltalism . Boston. 1968.
importar", procurando el establecimiento de acuerdos de com ercio recíprocos con
la clausula de 'la nación más favorecida*.
El balance del New Deal en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, seis años
después de su lanzamiento, parece moderado. Aunque entre 1933 y 1939 existió
una reactivación indudable (el ingreso nacional se duplicó, lo mismo que el índice
de la producción al tiempo que mejoró la infraestructura productiva! la economía
norteamericana no había alcanzado a recuperar aún. antes del conflicto, los
niveles anteriores a 1929. lo que lograría recién durante la guerra, com o conse
cuencia de la plena utilización del aparato productivo con fines bélicos. Sin
embargo, más allá de sus resultados inmediatos, el Mcw Deal intentó sentar las
bases de una nueva forma de organización de la economía, con un papel crucial
del tetado y a través de la utilización sistemática de políticas de carácter
Keynesiano. También implementó nuevas políticas sociales que mejoraron el nivel
de vida del conjunto de la población.
En Europa, los países más perjudicados por la crisis fueron Alemania y Austria,
pero también el Reino Unido y Francia sufrieron sus electos. La repatriación de
capitales efectuada por los bancos norteamericanos para afrontar la crisis de
liquidez extendió y agravó la situación del sector industrial y del com ercio
europeos. Los países abastecedores de productos agrícolas, com o Canadá, la
Argentina y los de Europa Central, resultaron particularmente afectados por el
descenso de la demanda.
Ello se debió a que la mayoría de las econom ías nacionales procuraron
defender sus mercados de la competencia extranjera y elevaron sus barreras
arancelarias. Por otra parte, la notable caída cn el valor de la producción agraria
impactó negativamente en aquellos países que, com o la Argentina, se habían
especializado en exportar productos agrícolas.
Países OCOE
14) Cf. para un panorama tic la evolución económica del periodo, t1»XKrtof, Mahh ted.i.
The f'conom ics o í W itrld liar II. Cambridge. I99B.
el control marítimo y comercial dc la época hacia los Estados Unidos. Asimismo,
el conflicto mundial dio un nuevo impulso al desarrollo industrial cn algunos paises
latinoamericanos, continuando cl proceso iniciado en los artos '30. Pero si bien la
guerra permitió la actividad industrial suslitutiva de importaciones, estos paises
debieron soportar la escasez de materias primas y maquinarias esenciales para
producir manufacturas, generando, cn consecuencia, el crecim iento dc aquellos
sectores que requerían una base tecnológica más sencilla.
Cn vísperas de la finalización dc la guerra, los países aliados, prácticamente
vencedores, fueron preparándose para diseñar la construcción de un nuevo orden
económico internacional, para lo cual se reunieron cn 1944 en la conferencia
económica internacional de Bretton Woods. cn los Estados Unidos. Allí se
presentaron dos planes dc reorganización dc la econom ía mundial: el plan Whitc
(nombre del subsecretario dc Tesoro norteamericano, que fue quien lo presentó)
y el plan Kcyncs. Después de discutir las distintas posturas se llegó a un acuerdo
piara crear el rondo Monetario Internacional (FMI), por un lado, y cl Banco
Internacional dc Reconstrucción y Fomento cBIKF), luego ha neo Mundial, por otro.
Esta base institucional jiermitió formular la creación de un sistema monetario
internacional que procuraba lograr un cierto equilibrio entre los ti|xxs dc cambios.
Mediante este esquema, cada país se veía obligado a establecer una paridad fija
de su moneda cn términos dc oro o dc dólares, aunque la misma podía
modificarse. Al mismo tiempo, para afrontar problemas de |>aqosydcfinanciam¡cnto
se creaba un londo dc crédito internacional compuesto por las contribuciones dc
los paises miembro. Esto permitió la existencia de un sistema multilateral dc pagos
basado en la libre convertibilidad dc las monedas y en la eliminación de los
controles dc cambio en las transacciones comerciales, convirtiéndose cl dolaren
la única divisa dc referencia. Aunque hubo dificultades para implementar los
acuerdos de Bretton Woods. éstos terminaron siendo fundamentales en cl
crecimiento dc la economía capitalista mundial cn las décadas siguientes, y en el
afianzamiento del liderazgo económ ico dc los Estados Unidos.
La rendición de Alemania, en mayo de 1945. y la del Jap ó n , cn setiem bre del
mismo ano después del lanzamiento dc las primeras bombas atómicas en
Hiroshima y flagasahi. y la creación dc la Organización dc las ilaciones Unidas, cn
la Conferencia celebrada cn San Francisco el 26 dc Jun io de 1945. anunciarían el
final de una pesadilla y cl comienzo del mundo de posguerra.
3 . 2 . EL GOLPE D E EST A D O D E 1 9 3 0 Y LO S G O B IE R N O S D E
URIBURU Y JU S T O
3 . 2 , 2 . E l g o b i e r n o d e A g u s t ín P . J usto
( 10) De Pmvimuo, UtiAio. Agustín P Ju sto Las armas cn la política. Buenos Aires. 1997,
págs. 50 y 5 1.
( 1 1 ) O r i a . Alkkto. Anfentina / -i dem ocracia constitucional y su crisis. Buenas Aires
1080. págs 164-166.
Una preocupación constante a lo largo del mandato de J u s t o fue la problemá
tica militar, temiendo que el propio ejem plo del golpe de Cstado del '30 le resultara
contraproducente. Ya durante el gobierno de U r ib u r u , militares simpatizantes del
radicalismo se habían sublevado, en julio de 19 3 1. bajo el mando del Tte. Cnel.
P o m a r , en la provincia de Corrientes. Los objetivos del presidente fueron, en este
sentido, lograrla prescindencia política de los jefes militares y afianzar una actitud
legalista y un mayor profesionalismo entre los uniformados. Para ello conló con la
estrecha colaboración de su ministro de Ouerra. el Oral. M v r u R o d r íg u e z , a cuyo
cargo quedó la tarea de imponer la disciplina dentro de la oficialidad. frente a las
corrientes internas que atravesaban al cuerpo dc oficiales. J i aro trató de apaciguar
a los nacionalistas uribuiistasy a los alectos al presidente depuesto con un manejo
equilibrado de los ascensos. Por otra parte, en un escenario mundial caracterizado
por cl rearme, las hipótesis de conflicto y la vecina Guerra del Chaco, el gobierno
em picó cuantiosos recursos en la compra de equipos y armamentos, fomentó la
capacitación técnica dc los cuadros militares, facilitó los viajes dc perfecciona
m iento a instituciones militares europeas, creó o reestructuró unidades y organis
mos administrativos para adecuarlos a las necesidades de la defensa nacional y
construyó, en escala inédita, numerosos edificios militares.
Sin embargo, los resultados de la política militar de J usto no fueron los
esperados. Otros intentos de golpes militares apoyados por sectores dc la
oposición radical, en diciembre dc 1932 y diciembre de 1933. encabezados
respectivamente por el Tte. Cnel. CAnwiEoy el Tte. Cnel. Boscn. aunque no tuvieron
éxito (incluso el primero fue abortado antes de consumarse) resultaron un toque
de alerta (,J). Luego de haber cobijado y fomentado el fraccionalismo político
dentro del ejército, durante los gobiernos de Ywoorrn. J usto intentó desde el
gobierno disciplinar y despolltizar a los oficiales, pero la tendencia castrense a
intervenir en los asuntos públicos no pudo ser revertida y. tras la muerte del
ministro Kooiuuucz. la disciplina y el fraccionalismo político se acentuaron (•*).
Cn este marco, las declaraciones de un jefe de Cstado Mayor adquirieron gran
resonancia. Cl Oral. R a m ó n M o l in a , militar en actividad con mucho prestigio cn el
ejército, repudió en 1936 al golpe de Cstado de 1930 y planteó la necesidad de
"elecciones libres y honestas". Asimismo, reclamó una legislación social dc
avanzada y reformas económ icas entre las que se incluía la nacionalización dc los
servicios públicos, ta s declaraciones del militar le permitieron ganar cierta
popularidad entre la civilidad dentro de la cual se destacaba el apoyo de sectores
de Izquierda. A los ojos de J l s t o . M o u n a aparecía como un peligro para sus propios
planes políticos por lo que dispuso el arresto del militar y obligó a su retiro activo
del servicio ('*).
112) Cf. CAriAnto, Anuo, flan ¡932. El concurrencism o y Ui revolución. Buenos Aires
1959.
1 13) Dt Pwvimjjo. L. (1997), págs. 51-53.
( I Al Cf. Potami. R. (1981), págs 140 142.
Por entonces, Justo buscó otros fundamentos para legitimar su gobierno. Su
preocupación inicial por otorgarle legitimidad al gobierno a través del sistema
electoral y el énfasis en un discurso que postulaba la dem ocracia tropezaban con
el hecho de que toda com pulsa electoral iba a consagrar al opositor radicalismo
como la fuerza mayoritaria. Frente a este dilema, el presidente buscó legitimar su
gobierno ante lo que llamaba 'e l tribunal de la opinión": sc mostró atento a la
imagen que presentaba la prensa de la acción oficial: procuró cl apoyo de las
entidades intermedias y persiguió el respaldo de la opinión “técnica y calificada*.
Por otra parte, buscó otras f uentes de legitimación en la Iglesia y en el Ejército, en
desmedro del Congreso y los partidos políticos. Así. el liberal y no creyente J u s t o
se acercó a la Iglesia apoyando y acom pañando al Congreso Cucaristico Interna
cional celebrado cn octubre de 1934.
Otro peligro para J l s t o lo constituyó una decisión de la conducción del
radicalismo. En 1935, A l v e a r puso fin a la abstención electoral en la creencia que
el presidente, no contando con apoyo político, recurriría a la UCR. 1.a decisión
concurrencista fue acompañada por varios sectores partidarios en la convicción de
que el gobierno garantizaría, mediante elecciones limpias, su previsible triunfo
electoral. Estas perspectivas movieron a varios dirigentes antipersonalistas a
[egresar al tronco partidario. Sin embargo, el crecim iento de los sectores intran
sigentes del ala izquierda, cl temor a la formación de un frente de izquierda
nudeado alrededor del radicalismo, el triunfo del radical A n a d e o S a im t t b u com o
gobernador de Córdoba, esgrimiendo un avanzado programa de reformas socia
les, configuraban un escenario poco propicio para los planes de J u s t o tendientes
a preparar su futura reelección.
Para los comicios presidenciales de 1937, J u s t o eligió com o candidato de la
Concordancia a R o b e r t o M. O k t iz , quien pertenecía a la U C R antipcrsonalista,
mientras que com o candidato a vicepresidente, por imposición de los conserva
dores. fue nominado el e x ministro del Interior de J u s t o . R a m ó n S . C a s t i u o . Por otra
parte, los mandos del Ejército aún mantenían su lealtad al presidente. Con este
apoyo y con la designación de un político com o O kt i/ , carente de bases propias.
J u s t o procuraba garantizar su reelección en 1943.
3 ,2 .3 . Los n acionalistas
3 ,2 ,4 . La corrupción
(231 JxuKticur-, Aun «o. f'ORJA y la M e a d a ¡ntame, Buenos Aire». 1974, pág. 144. Cf.
tam bién. Sccm *, Mnaei, A "0r.i, t'ORJA: una aventura argentina, dos volúm enes, Buenos
Aires 1972.
reiteraban las quejas acerca del costo del servicio y de los abusos de la compartía.
Se esperaba que la reciente mayoría radical en el Concejo Deliberante impusiera
la transformación de la prestación del servicio y sancionara un severo sistema
liscali/ador del mismo. Sin embargo, los concejales radicales, con la tácita
aprobación del jefe partidario — el Dr. A l v í a r — aprobaron un proyecto, elaborado
por los técnicos y abogados de la empresa, que legalizaba las transgresiones
criticadas por la opinión pública y prorrogaba la concesión por cuarenta artos.
Posteriormente, el gobierno militar, en 1943. designó una comisión investigadora
presidida por el Cnel. Rodkkjutz Conoe que comprobó que la empresa habia pagado
coim as a los concejales y efectuado aportes a la campana electoral del radicalismo
de 1937 (¡*1.
Otro hecho de corrupción, el más escandaloso de la 'década Infame",
comprometió al oficialismo, En abril de 1939, el gobierno adquirió 222 hectáreas
de tierras en El Palomar destinadas al Colegio Militar. En 1934, las tierras habían
sido ofrecidas por sus propietarios al Ministerio de Querrá a un precio de un peso
el metro cuadrado, pero la oferta fue rechazada por los peritos del Ejército que las
valuaron cn sólo diecinueve centavos el metro cuadrado. Posteriomiente. en
1937, unos testaferros fimiaron un boleto de compra con los propietarios
comprom etiéndose a abonarles las tierras a razón de sesenta y cinco centavos el
metro cuadrado. De inmediato, los testaferros interesaron al ministro de Querrá.
Qral. Rvuno Pttmnr.. para que el Estado las comprara a un peso el metro. Habiendo
alegado Primni la falta de fondos para concretar la operación, los testaferros
lograron que varios legisladores, entre ellos el presidente de la Comisión de
Presupuesto y Hacienda de la Cám ara de Diputados y el propio titular de Cámara.
Incluyeran en el presupuesto para 1938 una partida destinada a la compra. Tras
la asunción del presidente Orto, el ministro de Querrá. Qral. Carlos Makqi.tz. con
sospechosa premura, activó el trámite logrando que el presidente autorizara la
compra a un peso con diez centavos por metro. La operación se formalizó, en el
mismo dia. mediante tres escrituras: cn una se canceló la hipoteca que gravaba las
tierras: por la segunda, los propietarios las vendieron a uno de los testaferros y por
la tercera, el testaferro se las vendió al Estado. Un detalle agravante fue que la
sucesión de escrituras se realizó al revés. El Estado abonó con títulos del Crédito
Argentino Interno y del Empréstito de Repatriación al testaferro, que carecía de los
títulos de propiedad. Este, por su parte, abonó con parte de los títulos a los
propietarios, embolsándose la diferencia ($ 1.000.000). f inalmente, los propieta
rios cancelaron la hipoteca. La operación fue denunciada por el senador conser
vador Blujamipi V i i j a t a í i e , adverso al presidente Ounz. La comisión investigadora
nombrada al efecto reveló que varios diputados, conservadores y radicales, habían
recibido distintas sum as producto de su participación en el aflu iré. Uno de ellos se
suicidó y los restantes, junto a los testaferros, fueron condenados definitivamente
en abril de 1945 <2i).
Durante la década de 1930, ante las restricciones del com ercio internacional,
cl gobierno argentino tuvo que abandonar las antiguas tradiciones librecambistas
a favor de acuerdos bilaterales, y el ejemplo más acabado de esta política exterior
fue el Tratado Koca Runciman firmado en mayo de 1933. Si bien por su alcance
económico y significado político el tratado firmado con Oran Brelaña fue cl más
importante, durante esc mismo año y en 1934 se acordaron convenios bilaterales
con Bélgica, los Paises Bajos. Alemania. Suiza. España Brasil y Chile. Cn los años
siguientes se firmaron tratados similares con otros catorce paises europeos y
sudamericanos, y también con los estados Unidos, demostrando una gran
actividad de la diplomacia argentina en cl cam po económico.
Tal vez. cl rasgo más destacable de la política exterior argentina en esos años
fueron las negociaciones y acuerdos comerciales realizados con Chile y Brasil,
encaminados a un mayor entendimiento con los paises vecinos al revalorizar
antiguas iniciativas que apuntaban a una mayor integración de la región. Sin
embargo, durante la Guerra del Chaco, que entre 1932 y 1935 enfrentó al Paraguay
y Bolivia por las pretensiones que am bos paises tenían sobre dicha región, la
Argentina brindó veladamente apoyo logístíco al Paraguay, pais donde varias
empresas radicadas en Buenos Aires tenían importantes Inversiones. A su vez,
Brasil, que com o la Argentina se mantuvo neutral en el conflicto, favoreció
discretamente a Bolivia al permitirle el libre tránsito fluvial y marítimo de
mercancías. De todos modos, a ninguno de los dos países les convenía politica
mente profundizar sus divergentes intereses en el conflicto chaqueño, tan así es
que durante la visita que el presidente Justo realizó a Kío de Jan eiro en 1933. firmó
varios convenios y un tratado de comercio y navegación con su par, Q e t u i i o V a h o a s .
También, la actividad de la diplomacia argentina alcanzó cn los años '30 un
alto perfil, bajo la conducción del canciller C a i u o s S a a v c d k a L a m a s . Ello se debió a
una serie de hechos, com o cl reingreso dc la Argentina a la Sociedad de las
Naciones y la presidencia de la Asamblea de este organismo ejercida cn 1936; la
activa intcrvenciónen las gestiones para concluirla Guerra del Chaco entre Bolivia
y Paraguay, que incluyó la firma del Protocolo que puso fin al conflicto en Buenos
Aires en julio de 1935; y el otorgamiento a S a a v i -d r a L a m a *, del Premio Mobel de la
Paz por sus iniciativas a lavor de un Pacto Antibélico de No Agresión y Conciliación.
El protagonismo internacional del canciller argentino y el elevado perfil diplomá-
(311 Wru/.s, Sonn». Altere are ue tleadlng?. Nueva York. 1946 pág 183.
(32) Cf- Eomlwi), O., Intervención y anquí en Argentina. Buenos Aires, 1965.
133) Coom. Pm. A y fnw*iu, G. 1 1964». págs 60-63.
Paralelamente, y ante las restricciones del comercio internacional, en los años
30 se revalorízaron las ideas y proyectos de una mayor integración económ ica
entre los países del Cono Sur. En 1933 la Argentina firmó con Chile un acuerdo en
Santiago, cn el cual se estipulaba la iniciación de gestiones para la realización dc
una unión aduanera entre todos los países del continente, recom endando la
celebración de un tratado argentino-chileno com o punto de partida para concre
tarla. También fue importante cl sostenido intercambio de la Argentina con cl
Rrasil, su cuarto socio comercial cn aquellos anos, que impulsado por la
complementaríedad dc sus economías obligó a am bas naciones a fonitalizar e
incrementar ese comercio reciproco mediante un Tratado de Com ercio y navega
ción ílrmado en octubre dc 1933. complem entado por otros convenios refrenda
dos cn 1935 ('*). El progresivo acercam iento hacia los países vecinos pasó a
ocupar un lugar importante para la cancillería argentina y ello estuvo respaldado
en el aumento de los flujos comerciales con la región, sobre todo entre 1939 y
1945. cuando las exportaciones alcanzaron casi al 20 % y las importaciones
llegaron al 30 % . cor respondiéndole al Krasil el papel más importante al absorber
el 7 % de las ventas externas argentinas y el 1 6 % de las necesidades locales. Entre
1940 y 1943, la Argentina firmó varios convenios y acuerdos com erciales con
Cuba. Ecuador. Paraguay. Perú, Bolivia y Colombia, adem ás dc un am bicioso
Tratado de Libre Cambio Progresivo con el Brasil en 19 4 1.
En síntesis, entre 1933 y 1938. las cuestiones interamericanas giraron
mayormente cn torno a las diferentes |>os¡cioncs que sustentaron la Argentina y los
Estados Unidos a través de sus representantes, cl canciller S a a v e w ia L a m a s y su
colega norteamericano. Cotuxiu. huu~ Mientras la política de la Argentina quería
reactivar sus vínculos con Europa, a través de la Sociedad de las naciones y la finita
dc tratados bilaterales, y recuperar posiciones en América Latina; los Estados
Unidos, protegiendo sus intereses económ icos y estratégicos y reconociendo la
amcnazantesituaciónmundial. encararon un nuevo tipo dc proyecto panamericano
medíante su política del 'buen vecin o' l ” ). La diplomacia argentina percibía las
maniobras de Washington com o un pretexto para consolidar su hegemonía
continental mediante una versión renovada dc la Doctrina Monroc. pero también
quería un cambio en las reglas económicas vigentes, especialmente una remoción
de los obstáculos proteccionistas que aún existían cn cl país del norte.
<34t "i««m. CiHAKiHi, 'Argentina y Brasil economía y comercio cn los años treinta', en
Ciclos en l.i historia /a economía y la sociedad, año VI, vol. VI. M* I I . segundo semestre de
1996. pAgs 123 148
(351 Prrawv. II f. (1085). tomo II. 1985. pags I0 S I0 7
3 .4 . LOS EFECTOS DE LA CRISIS EN LA ARGENTINA
(36) O 'Q viim . Annwo, La Argentina en la Depresión: lo* problemas <!<•una economía
abierta*, en Desarroltu económico. N“ 92 (enero-marzo de 1984!. |>ágs 4BU y 489.
Precio Eip o . trigo Término* del
Año Eiportaciones Im porlactoc** Saldo
M trigo V harina intercambio
1925 1 972 567 911 1 992 835 604 •20.267 693 1220 2 237 883 80.3
1926 1 800 405 730 18 69 3 1 0 .2 2 0 -68.904 490 11,31 4.467.851 73.4
1927 2293920652 1 9 4 7 2 8 2 736 346 637.916 10.50 5.537 392 72.0
1926 2 3 9 6 6 0 8 299 1 9 0 1 6 0 8 474 494 999 825 968 6 809030 97.0
1929 2 167 599 813 1 969.084.896 208 5 1 4 9 1 5 8.79 2 362 389 90.4
1930 1 395691 317 1 679 960 782 -284 269 465 5.56 3 761.735 79.1
1931 1 455 814 660 1 173828.311 2 8 1 9 8 6 349 6.40 3 524 666 60.3
1932 1 2 8 7 7B2 498 8 3 6 2 6 4 536 4 5 1 5 1 7 962 528 4 0 1 3 423 58.7
1933 1 120 841.512 8 9 7 1 4 8 929 223662583 6,07 4 951 477 56.9
1934 1 438 433 978 1 109 0 3 2 444 328.501534 7.28 3948595 68.6
1935 1 569.349 057 1.174 981 2 2 3 394 367 834 10.52 1 724.362 70.3
1936 1 655 712.396 1.116 710 994 539 0 0 1 402 13.21 4 0 2 3 .1 8 9 86.7
1937 2 3 1 0 997.802 1 5 5 7 684 380 753 313 4 2 2 885 2 0 6 0 .4 0 9 97.3
1938 1 400.452 807 1 460 887 797 -60 4 3 4 9 9 0 8.71 4 886 970 79,5
1939 1.573.173.273 1.338.332 419 234 840 859 7.64 3 758.362 76,4
1940 1.427637 907 1.498 757 027 ■71 119120 fc'd s/d 715
N o ta : l a s c if r a s d e i m p o r t a c i o n e s e s t á n c a l c u l a d a s e n v a l o r e s r e a t e s t e n i e n d o e n c u e n t a l a s
d i f e r e n c i a s q u e s o b r e lo s v a l o r e s d e ta r i f a a d u a n e r a a c u s a n lo s v a l o r e s r e a l e s d e u n g r u p o
im p o r ta n t e d e a r t í c u l o s
T é r m i n o s d e l in te r c a m b io 1 9 1 3 = 1 0 0
F u e n te C o m ité N a c io n a l d e G e o g r a f í a (1 9 4 2 )
Cuadro 3.4. Comercio exterior y térm inos del Intercam bio (1925-1939) (en mSn).
(37) Para un anaiisis detallado <lcl control dc cambios pueden consultarse las tres obras
clásicas sobre cl tema: RtvtMooi Autnoc.. W 1 19541; Pr«>os Awixktt. Jrsis. Cl control ele
cam bias. Rueños Aires. 1944 y Sun». Vmcxi. Cxchartjje Control and thc .Argcntinc J*larhet,
Nueva YorH. 1941.
barí en declinación y no podían resistir ya una com petencia libre frente a las firm as
de otras potencias y a la aparición de bienes suslitutivos. corno el transporte
autom otor y el petróleo.
T.n el inform e presentado para dar cuenta de su m isión a la Argentina. Lord
D'ABamon señalaba que "la Argentina, especialm ente, no puede depender del
m ercado británico abierto y m enos aún de la capacidad y de la buena voluntad
británicas para absorber una cantidad m ayor de sus productos, a no ser que se
asegure ofreciéndonos facilidades para el com ercio reciproco". Pero al m ism o
tiem po reconocía que Oran Bretaña no había sabido aprovechar plenam ente las
ventajas que tuvo en el pasado, y ahora hacía frente a una com petencia m uy
m arcada de otros países, sobre todo de los Estados Unidos, por lo cual tam bién
le era conveniente estim ular las relaciones económ icas y com erciales con la
nación del Plata (M)
No es de extrañar que para el cónsul norteam ericano cn Buenos Aires, el
tratado se hacia con el solo fin de perjudicar a los Estados Unidos, y el m ism o
em bajador británico reconocía que el convenio representaba un regalo de 7 a 8
m illones de libras para las induslrias británicas sin ventajas aparentes para la
Argentina. Porque no significaba un aum ento de las exportaciones argentinas, sino
un com ercio "alado* a la com pra de productos ingleses. Sin em baryo, el Convenio
Oyhanarte-D’Abem on no llegó a ser aprobado por el Congreso (donde Y k i o o y e h veía
generalm ente bloquear sus proyectos por la oposición) antes del golpe de Estado
de setiem bre de 1930, y, por lo tanto, no tuvo vigencia. A pesar de ello, lo que no
se logró concretar a través suyo, se consiguió cn parte, m ás tarde, cn m ayo de
1933, con el Pacto Koca-Runciman (**).
En tanto, la depresión m undial afectaba seriam ente el sector ganadero
argentino. La reducción del poder adquisitivo en el extranjero detem iinó una grave
contracción de la dem anda de carne local. El volum en de exportaciones cárnicas
a ultram ar descendió en m ás del 25 % entre 1929 y 1932, y si bien el consum o
interno aum entó levem ente, las m atanzas anuales de 1931 y 1932 fueron
m enores con respecto a los años anteriores a la crisis. Debe agregarse que. al
tiem po que dism inuía el volum en exportado, tam bién caían los precios.
A m ediados de 1932 se sum ó a este fenóm eno el hecho de que los países del
Com m onwealth se reunieron en la C onferencia de Ottawa solicitando un retom o
al sistem a proteccionista de "preferencias im periales* a fin de defenderse de la
crisis. Esto significaba para el Reino Unido, abandonar los principios del ‘ librecam
bio* por los cuales habia bregado desde m ediados del siglo X IX . Se desarrolló así
una serie de convenios destinados a consolidar la unidad económ ica del Im perio,
y Oran Bretaña se com prom etió con Australia y nueva Zelanda a que la im portación
(381 lord D'Auwwrv "Informo sobre las relaciones com erciales anglo-anycntinas*.
Kevísta de Economía Argentina, fl” 141. marzo de 1930. p.ii+s 232-241.
139) C f ron<w, J. y O 'C o w ie u , A. (1973).
de carne enfriada 'extraim periai* seria m antenida al nivel de las im portaciones de
ju n io de 1932, cuando las exportaciones argentinas acusaron uno de sus niveles
m ás bajas dc casi toda la década. Cn relación con el m ism o ano base, las
im portaciones de otras regiones se reducirían en seis etapas trim estrales a sólo el
65 % de su nivel anterior. Se privilegiaba de esc m odo en el com ercio británico a
los paises del Com m onwealth m ientras que la im posición dc cuotas (y la reducción
de las im portaciones) para los productos argentinos constituía una realidad. Los
ganaderos argentinos podían perder a sus clientes m ás valiosos.
Por otro lado, com o consecuencia del control de cam bios argentino, las
ganancias de las com pañías británicas, sin posibilidad de ser rem itidas, com enza
ron a acum ularse en Buenos Aires, m ientras que cl aum ento de los gravám enes
aduaneros preocupaba a m uchos exportadores británicos cuyos productos habían
gozado de franquicias.
La Sociedad Rural Aigentina com enzó, entonces, a presionar al gobierno de
Justo para que se em prendiera una acción diplom ática a fin de ayudar a los
ganaderos locales a m antener su participación en el m ercado del Reino Unido y
arrebatar cl control del com ercio exterior al pool frigorífico anglo-norteam ericano.
El gobierno conservador, m uy recep<ivo a esta presión, envió a Londres, cn 1933,
una m isión encabezada por Jiu o Anocnnno Roca (h), vicepresidente de la Nación,
para negociar el m antenim iento de la cuota argentina de carne enfriada en el
m ercado británico.
¿C u áles eran los condicionam ientos que se planteaban cuando viajó la m isión
R o ca? Por el lado argentino, la principal preocupación era. evidentem ente, la
am enaza de reducción de la cuota de im portación de carnes para los paises ajenos
al Com m onw ealth, com o la Argentina. Tam bién perjudicaba la im plem entación de
licen cias de im portación, que oficializaban el po o l de los frigoríficos im poniendo
el control del com ercio de carnes por parte de Inglaterra. Pero, al m ism o tiem po,
algunas m edidas del gobierno argentino afectaban los intereses británicos, com o
el control de cam bios y el increm ento de aranceles, asi com o inquietaba la
situación de diversas em presas y com pañías británicas (dc seguros, ferroviarias,
tranviarias) y de los negocios vinculados a la obtención de contratos públicos (**').
Por consiguiente, tanto para la Argentina com o para Inglaterra había elem en
tos diversos de negociación, cuando viajó la m isión Roca — con el pretexto de
devolver una visita del príncipe de G ales a nuestro pais— a negociar el m anteni
m iento de la cuota dc carnes para la Argentina. Lo que Oran Bretaña pretendía era
una asignación preferencia! dc las divisas, un desbloqueo de fondos congelados
y una reducción de los aranceles. A cam bio, estaba dispuesta a aceptar la
(40) SnK D i Primo, "Cl deterioro y fin de Id hegemonía británica sobre la economía
argentina. 19 14 1947". en P»rwi». M. y otros Estudios sobre tas orígenes del peronismo 2
Buenos Aires. 1975, pág* 36-43.
suspensión tem poraria del pago del servicio de la deuda externa. La Argentina, por
su parte, pedia que no se redujera la cuota de ch ille d o carne enfriada, y que el
gobierno local m antuviera el control dc esa cuota (“ l.
Los ingleses no se hallaban tan seguros en su posición negociadora. Un
m em orándum del Foreign O ffice dc la época señalaba: '...s c puede hacer
cualquier cosa con una bayoneta m enos sentarse sobre ella, tiernos inducido a los
argentinas a negociar por m iedo (...) no vam os a poder seguir adelante solam ente
con m iedo I...I Sí dejam os pasar esta etapa, hay un peligro real de una reacción
violenta en la Argentina" (*J ).
Sin embargo, la firma del polém ico Pacto Roca-Runciman. el 13de mayo dc 1 9 3 3 ,
no ofreció dem asiadas ventajas |>ara la Argentina, m ientras satisfacía la m ayor parte
de los pedidos del lado británico (*-'). f.n forma resumida, cl Pacto aseguraba una cuota
de carne enfriada cn cl mercado inglés (en un monto un 10 % m enor que la cantidad
importada hasta junio de 19 3 2 , la más baja de los últim os años), e Inglaterra concedía
una participación a los frigoríficos nacionales para la exportación de carne argentina
mediante una cuota del 15 % que tardó varios años en poder hacerse efectiva. A
cambio, Gran Bretaña lograba diversas medidas que favorecían a los intereses
británicos. Así, por ejem plo, se garantizaba, a través del m ecanism o del control dc
cam bios, la cantidad de divisas necesarias para hacer frente a las rem esas corrientes
al Reino Unido en un volum en igual a las ventas de productos argentinos hacia aquel
país (lo que constituía un evidente privilegio respecto de otras naciones); se asumía
el comprom iso de tratar de una manera "benevolente" —o sea, cn forma preferenclal—
las inversiones inglesas; y se aceptaba no increm entar los aranceles sobre algunas
im portaciones británicas, com o cl carbón, e incluso reducir los aranceles para otros
productos de ese origen. La famosa frase de Juuo A. Roca (h), celebrando la firma del
pacto, en el sentido de que la Argentina era "por su interdependencia recíproca, desde
cl punto de vista económ ico, una fiarte integrante del Reino Unido", parecía hacerse
realidad.
Los acuerdos financieros de 1933, que acom pañaron cl Pacto, los llam ados
"em préstitos de desbloqueo", establecieron un plan de em isión dc bonos de largo
plazo y a un interés razonable para poder reestructurar las deudas anteriores,
dinero bloqueado por no haberse logrado la cantidad de cam bio suficiente para
hacer las correspondientes rem esas. Los títulos eran transferidos a los tenedores
dc ese dinero bloqueado, los cuales lo traspasaban al Tesoro argentino para ser
destinado a la am ortización dc la deuda flotante (**). El gobierno m antuvo asi el
servicio íntegro de su deuda externa, a diferencia dc lo que ocurrió con otros países
latinoam ericanos. En años posteriores, sc hicieron nuevas conversiones de la
i*9> P*uu h». Airremi. Petróleo, m o nopo lios y Id lilun dio. Bueno» Aires, 1957, pág 138.
Se acusaba, sobre Iodo, a los em presarios de los frigoríficos de dom inai por
com p leto el m ercado de la carne, lo que perm itía m anejar de m anera discrecional
el precio del ganado, independientem ente de las fluctuaciones de los precios en
Sm ith lield (el m ercado de Londres», favoreciendo a un |>equerio núm ero dc
in vernadores y expoliando a la inm ensa m ayoría de los productores. Los frigoríficos
im ponían, adem ás, condiciones inhum anas de trabajo a los obreros, a quienes
pagaban salarios m iserables. Su poder, con el apoyo del aparato burocrático del
Estado, era utilizado tam bién para forzar una descapitalización dc los pequeños
frigoríficos com petidores y para desplazarlos por com pleto del m ercado de
exportación o absorberlos.
Se señalaba, adem ás, que las leyes que creaban la Ju n ta nacio n al dc Carnes
y la C AP eran utilizadas discrecionalm ente en provecho del grupo oligopólico de
frigoríficos extranjeros y del grupo ganadero m ás vinculado a ellos, desvirtuando
los ob jetivo s in iciales que apuntaban a encontrar una solución a los productores
y frigoríficos m enos poderosos.
En especial, el ataque del político santafesino consistió en denunciar no sólo
la acció n d istorsiva del m ono|x>liode los frigoríficos, sino tam bién la com plicidad
del gobierno cn las m aniobras de dichos em presarios, La discusión term inó, luego
de varias sem anas de tratam iento del tem a, con el asesinato, en el m ism o recinto
del Congreso, de otro senador por Santa Fe, Enzo BoM M itetlC N r . am igo de Lisa-oro or
la ToKur. y a quien iban dirigidos aparentem ente los disparos, uno de los crím enes
La prim era reacción de las autoridades argentinas ante la Depresión fue evitar
que cl im pacto de la crisis golpeara las relaciones con Oran Bretaña, especialm ente
en lo referente al com ercio de carnes. Por eso, hasta la firm a del Pacto Roca-
Runcim an cl principal foco dc interés se centró allí, m ientras se contem plaba casi
pasivam ente él deterioro dc las relaciones con otras potencias.
Una vez logrado el objetivo principal con la firm a del Pacto, la política exterior
recuperó dinam ism o, aunque introduciendo características novedosas con res
pecto al pasado. En prim er lugar, y probablem ente recogiendo la influencia del
turbulento contexto m undial, se avanzó firm em ente hacia el bilateralism o. que
152) Cf, Etin., Ak>mh /).i> Iirltlc K cich u n d Argentinlen. C o lo n ia. 1970.
(5 3 ) obo, Amwis, 'L a A lem ania nazi y la Argentina en los anos 30. crisis eco n óm ica,
b llateralism o y grupos de in te ré s', en C irio s en la historia, la e c o n o m ía y la sociedad. N 2.
prim er sem estre de 1992.
Las inversiones germ anas sc caracterizaban por un fuerte grado de concentra
ción originado cn la escala de producción que dem andaban los sectores en los
que se situaban, el tam año dc las em presas que se instalaron o el carácter
oligopólico de esos m ercados (construcción, industrias quím icas y otras activid a
des industriales, com unicaciones, etc.). Adem ás tenían una gran diversificación,
em ergente tanto de la búsqueda dc m ayores ganancias com o de com plem entar la
actividad principal con la integración vertical de la cadena productiva. Su com por
tam iento m ostraba la constitución de un grupo con firm es vínculos entre em pre
sas. tanto por la ínten-elación com ercial y productiva, com o por la participación de
m iem bros com unes en m últiples directorios, El capital bancario era un luerte
factor de cohesión. Sin em bargo, esto no im pedia por com pleto la aparición de
com petencia y recelos entre diversas firm as.
F.l estallido dc la guerra significó un duro traspié para las em presas alem anas
en la Argentina. La interrupción del com ercio bilateral las aisló del viejo continente
y las m edidas dc boicot anglo norteam ericanas las confinaron al m ercado interno,
t i aislam iento interrum pió la rem isión de utilidades, lo que perm itió, em pero, una
m ayor capitalización. La presión de los paises aliados im pulsó al gobierno
argentino a ejercer un control creciente de sus actividades hasta que. con la
declaración de la guerra, fueron expropiadas y nacionalizadas (M).
Tam bién con los Estados Unidos se firm ó un tratado com ercial en 194 I . pero
en este caso las negociaciones padecieron de las m últiples dificultades que
atravesaron cn los años '30 las relaciones argentino-norteam ericanas El prim er
m olívo dc conflicto fue sin duda el m ism o Pacto Koca-Runciman, que por sus
cláusulas con respecto al tratam iento diferenciado del control de cam bios, los
aian celcs y las inversiones, beneficiaba al Keino Unido y discrim inaba a terceros
paises y. cn especial, a los Estados Unidas, que eran, com o hem os visto, el
segundo p aite n alrc económ ico m ás im portante de la Argentina. El secretario de
Estado norteam ericano, Cordeu. H u í, advirtió directam ente a los representantes
argentinos en W ashington sobre las consecuencias que podía traer cl tratado sobre
el com ercio «Je su país, "confirm ando que en el Pacto había evidentes elem entos
de discrim inación a favor del Reino Unido" (*5). La cuestión principal que los
norteam ericanos enjuiciaban era el m anejo del control de cam bios (Vl).
Por esa razón, aunque en jun io de 1934 se aprobó en cl Congreso norteam eri
cano la 'R ed p ro cal Trade Agreem enl Act". que estim ulaba la firma de tratados
com erciales recíprocos con otros países sobre la base de la cláusula de la nación más
favorecida procurando elim inar todo ti|K> de discrim inaciones m utuas y barreras
com erciales, las negociaciones con la Argentina fueron dem orándose F.n 1935. el
gobierno dc Washington trató de dar una solución parcial al problem a del embargo
sanitario de carnes m ediante una Convención Sanitaria que autorizaba la entrada de
productos (wovenlentes de la Patagonia zona que estaba libre de problem as dc
(541 Cf. Musaccmo. Ammrj. "Los capitales alemanes cn la Argentina en la decada del 30",
en Jahrburh lú r Oeschlchle l^tcinam eriluis. Colonia. 2000.
(55) García Mduma. Fewwnuo y Mayo, Cajú». 'Estados Unidos, Gran Bretaña. Argentina y el
Tratado Roca Ruin imán', en Academia Nacional de Ut llislo iia, Buenos Aires. 1999. páq. 6
(56) Cf S au-.ua, V. (1941)
aftosa. pero los intereses del llam ado 'la m í bloch" (ganaderos y agricultores del
m edio oeste y oeste estadounidense, que veían en la Argentina un com petidor fiara
sus propios producios) fueron más fuertes y la Convención no se aprobó.
Recién en agosto de 1939. poco antes de la invasión a Polonia y el inicio de
la guerra, el Departam ento de Estado norteam ericano dec idió in iciar form alm ente
las negociaciones para un acuerdo bilateral. Sin em bargo, a pesar de que el
com ercio entre los dos países había decrecido fuertem ente con respecto a la
década de 1920 el acuerdo se dem oró todavía dos años. En la Argentina eran los
sectores industríales los m ás Interesados en llegar a un arreglo, pues la situación
del abastecim iento de bienes de capital y m aterias prim as había devenido crítica,
en un país que se industrializaba rápidam ente. Algunos m iem bros prom inentes del
gobierno argentino se m ovían en la m ism a dirección y el Plan de Reactivación
Económ ica presentado al Congreso argentino por el m inistro de Hacienda, Frnfjuco
Pi'fDo. que analizarem os m ás adelante proponía regularizar en form a prioritaria
las relaciones con los EE.U U.. al tiem po que un m iem bro del equipo económ ico.
R all PKrniscn. viajaba a Washington para obtener un crédito del Exitnbank.
Finalm ente, el 14 de octubre de 1941 se firm ó el tratado com ercial entre los
dos países, que reem plazaba el firm ado en 1833. Pero si bien am bos se concedían
el tratam iento de la nación m ás favorecida en todas las cuestiones relativas a
derechos aduaneros, que significaba gozar recíprocam ente de las m ism as ventajas
concedidas a terceros |>or cualquiera de ellos, no se incluyó el lem a de la venta de
carnes y no se elim inaron aranceles e im puestos que m uchos productos
agropecuarios tenían de acuerdo con la legislación de los EE.UU. El convenio no
resolvía asi el tem a principal de controversias cn cuanto a la colocación de las
exportaciones argentinas aunque facilitaba el abastecim iento de productos cn el
m ercado norteam ericano.
La solución estaba lejos de llegar, aunque la guerra, si en otro sentido
entorpecería las relaciones políticas y económ icas, favorecería nuevam ente por un
tiem po la venta de productos agro|>ccuarios al |>ais del norte, debido a las m ayores
necesidades originadas por el conflicto bélico.
Otras negociaciones com erciales im portantes cn la época se desarrollaron con
nuestro principal vecino, el brasil. El com ercio arge rttino brasileño representaba
en los años '30 entre un 5 y un 6 % de las im portaciones y las exportaciones
argentinas y los saldos com erciales eran variables en el tiem po. Pero existía por
parte de las autoridades de los dos países el ánim o de increm entarlo, ts asi, que
el 29 de m ayo de 1935. aprovechando la visita a Buenos A ires del presidente del
brasil, G rn u o V akqas . se firm ó un convenio de cooperación y coordinación en el
cual se designaron técnicos a través de los m inisterios de Agricultura, para un
m ejor conocim iento de las condiciones sa n ita ria s!'7).
(57) Cf. Tiimr. Cniur. 'Estados Unidos, la Argentina y la unión aduanera con el Brasil,
19 3 5 1li42‘. en Licios en la historia, la econom ía y la sociedad N 13. Buenos Aires. 1997.
pág 152.
Tam bién se firm ó un tratado de com ercio y navegar ión entre los m inistros dc
Relaciones Exteriores de am bos (Mises, el cual contem plaba para las partes la
entera libertad de com ercio v navegación, y la protección e igualdad reciproca de
sus respectivos ciudadanos cn cl territorio vecino cn cuanto a sus personas y
bienes.
A partir de 1939 se aceleró la preparación dc la unión aduanera con cl Brasil.
El 13 dc abril de 1939 se firm ó cn buenos Aires un protocolo, donde cl gobierno
argentino se com prom etía a asegurar perm isos previos al tipo de cam bio oficial
para las m ercaderías provenientes del pais vecino tratando de no perjudicar a la
industria nacional. l)c igual m odo en el m ercado oficial de cam bios argentino se
exigiría la negociación dc las letras provenientes de la ex|x>rtacion dc productos
argentinos al brasil, m ientras este fiáis aplicaría cn sus liquidaciones las m ejores
condiciones establecidas en su régim en de cam bios.
había, asim ism o, un com prom iso de facilitar el desenvolvim iento del inter
cam bio com ercial y am bas naciones se concedían reciprocam ente el tratam iento
de nación más favorecida en los derechos de aduana y cn su forma dc percibirlos.
El 6 de octubre dc 1940 fueron firm adas entre los m inistros de Hacienda.
Pw.no y S o ti/A C o s ía una serie de Recom endaciones donde se establecía un régimen
dc intercam bio en form a progresiva, com erciando la producción dc artículos que
no fueran fabricados en ninguno dc ellos m ediante la garantía dc que esc
intercam bio no sería gravado con derechos aduaneros durante un plazo dc 10
años. Por otra parte, la Argentina se com prom etía a otorgar créditos al Brasil por
valor de 50 m illones de pesos m oneda nacional |w a la com pra de productos
argentinos excedentes y no com petitivos con productos brasileños, y se establecía
lo equivalente por parte del brasil. Estas recom endaciones tenían que ver con cl
m ism o Plan económ ico del m inistro Pntoo. que a través del increm ento del
com ercio con el brasil buscaba com pensar los problem as que se habían crearlo
cn cl triángulo económ ico anglo-argcntino-nortcamcrícano.
fin alm en te, cl 2 1 dc noviem bre dc 1941. los cancilleres O s v a l d o A r a m ia , del
Brasil, y Ewuoi r Hit/ Quvumv. de la Argentina, firm aron un tratado argentino
brasileño sobre librecam bio progresivo cuyo profxisito era establecer en el futuro
una unión aduanera abierta a la adhesión dc los países lim ítrofes, lo que se
reconoce com o un antecedente histórico del Mcrcosur. lin a dc las cláusulas más
im portantes se refería a la intención dc prom over la instalación cn am bos paises
dc actividades industriales o agropecuarias no existentes, indicando asi la
voluntad dc establecer políticas com unes activas.
G racias a estos acuerdos, las exportaciones argentinas hacia el brasil aum en
taron sustancialnientc. El brasil llegó a adquirir un m illón de toneladas de trigo
anualm ente, cerca del 40 % de las exportaciones trigueras argentinas, pero
tam bién bienes no tradicionales c o n » cem ento portland aparatos eléctricos y
productos farm acéuticos y quím icos, entre oirás cosas. Sin embargo, cn los años
'40 cl signo dc la balanza com ercial se volvió desfavorable para la Argentina
revirtiendo lo ocurrido en la década anterior y las ventas argentinas al Brasil se
centraron, sobre todo, cn bienes prim arios, com o exportaciones dc cereales,
frutas secas y sem illas de lino.
Adem ás d c estos I i . i i . k 1o v que lucron los m ás im portantes, sc hicieron
tam bién acuerdos bilaterales con varios |>aiscs europeos, com o Bélgica. Holanda
y Suiza. Lo notorio dc los m ism os lúe la rcoricntación del com ercio dc im|MHtacion
del pais. f.n 1929. cl 3 1 - de las im|>ortacioncs procedían dc t u rn io continental;
el 27 % , dc los Litad o s Unidos, y cl 17 uo. dc Oran Bretaña, f.n 1935, cn cam bio,
cl 25 % venia dc Luropa Continental, el 13 V del |w is del norte y cl 25 %. del Keino
Unido, a quien favoreció sin duda, al m enos cn un principio, cl Pacto Koca-
Kuncim an
f.n cl siguiente cuadro se puede observar la participación que tienen cn cl
intercam bio com ercial cn los anos 30 y '40. los E t.U ll.. Oran Bretaña. Alem ania
> Brasil.
(■portaciones Importaciones
G B EEUU Bí k i I Alemania G B EEUU Brasil Alemania
19» 35 1t 4 11 18 27 4 12
1930 40 11 5 10 20 22 4 12
1931 42 6 3 9 21 16 6 12
1932 39 4 2 9 22 14 C 9
1933 42 9 5 9 23 12 í 10
1934 43 6 5 9 26 13 6 9
1935 38 14 5 8 2S 14 6 9
1936 41 14 7 7 24 14 5 9
1937 34 15 7 8 21 16 5 11
193» 39 10 a 14 20 17 5 10
1939 42 15 5 7 22 16 7 9
Fuente: V x z a i tz Pwtsrtx>, V ic f x tr Crisis y retraso Argentina y la economía internacional
entre las dos güeñas B u e n o s A ire s . 1978
3 .5 ,1 . Crisis e intervencionism o
3 .5 .2 . El m ercado cambiarlo
Dentro del nuevo esquem a jugó un papel fundam ental el control de cam bios.
Su funcionam iento reflejó m ejor que ningún otro instrum ento el cam bio de rumbo
del gobierno, al convertirse en una pieza clave para la regulación de varios
m ercados. Para adaptarlo a los nuevos requerim ientos. P in e d o procedió a realizar
una im pórtam e reform a, luego de renegociar a largo plazo las deudas acum uladas
por las d eficien cias instrum entales de los dos años precedente», dando origen a
los llam adas 'em préstitos de desb lo q u eo '.
A fin de evitar una m ayor caid a de la actividad interna, que m anifestaba ya una
seria baja cn sus niveles de ingreso y ocupación, desde 1931 com enzaron a
crearse diversas com isiones asesoras y ju n tas reguladoras, cuya finalidad era
proponer soluciones y encarar m edidas para proteger los Intereses de los distintos
vectores productivos: ccrcalero . cárnico azucarero, vitlvim cola. textil, etc. En
total, entre 1930 y 1940, se crearon veintiún organism os autónom os y veinticinco
sin autonom ía. Entre ello s en un orden m ás general, la Com isión Nacional de
fom ento Industrial y la Ju n ta Nacional para Com batir la D esocupación, m ientras
que. con un carácter sectorial o regional, y m encionadas a m odo de e jem plo, las
Ju n ta Nacional del Algodón, la de la Yerba Mate, la de Carnes y la Ju n ta Reguladora
de G ranos: estas dos últim as, sin duda, las m as im portantes (' •>.
Todas contaban con representantes de las distintas actividades económ icas,
aunque la m ayor parte tenia funciones sim plem ente asesoras, sin gozar de
autonom ía, y m uclias eran transitorias o de em ergencia.
El propósito de estos organism os puede ser ejem plificado |x>r la acción de la
Ju n ta Reguladora de Oranos, que com praba los cereales a los productores a
precios 'b ásico s* —considerados m ínim am ente rentables— . y los vendía luego a
los e.\|xirtadores a los precios de m ercado, deprim idos (>or la crisis. 1.a idea era
proteger a los prim eros de la caída de los precios internacionales, absorbiendo las
posibles pérdidas que pudieran tener, aunque, por las diversas m odificaciones
que sufrió la estructura de com ercialización, sus electo s fueron bastante lim itados.
Sin em bargo, las jun tas reguladoras y otras instituciones que im plicaban una
m ayor intervención del Estado en la econom ía no generaban habitualm ente
condiciones para estim ular la producción, favorecer nuevas experiencias tecn o ló
gicas o m ejorar las condiciones de trabajo: habían sido creadas, sobre lodo, para
defender m ejor a los distintos sectores económ icos en crisis. Se lim itaron así a
organizar el sistem a de m anera de no perjudicar a los grandes productores y
m antener el interés de los pequeños y m edianos cn seguir produciendo. Tam bién
cum plían una doble función: centralizaban en la ciudad de Buenos Aires la
if>2) Cf. Peana*. Mohai 10. "Pin ed o y e l plan eco n ó m ico d e 1940". en Todo e s historia, Pl'
131. ab ril de 1970.
dirección y fiscalización (1c industrias básicas del pais y contribuían a consolidar
los niono|>olios productivos y com erciales existentes. Sc llegaba al extrem o de
volcar vino en las acequias ico n to cn el caso d c Mendoza). |>ara m ejorar los precios
dc las reservas en poder de los bodegueros. Fio sólo sc autorizaba la destrucción
dc m ateria prima, sino que sc perm itía cl establecim iento dc lim ites a la
producción (im puesto dc cuatro pesos por cada nueva planta dc yerba rnalc,