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Cordie, A: “El malestar en el docente”.

Capitulo IV CRISIS DE ADOLESCENCIA Y ESCOLARIDAD.

Introducción
La pregunta inicial del texto tiene como fin saber por que algunos adolescentes cuya
escolaridad ha sido normal, de repente se desinteresan por los estudios, fracasando.
No va a responderse tomando al fracaso de la enseñanza primaria, pues este fracaso tiene que
ver mas con múltiples causas (socioeconómicas, fácticas, etc). Sino que se va a ocuparse del
fracaso escolar de un alumno bien integrado hasta entonces.
Las conmociones de la adolescencia tienen la capacidad suficiente para perturbar a un sujeto
hasta el punto de vedarle todo interés por los estudios.
Se intentara explicar entonces, los factores característicos de la crisis de adolescencia y captar
mejor la naturaleza de las dificultades relacionales que esta crisis suscita entre el joven y los
adultos mas próximos a el, padres y docentes. El conflicto se condensa a menudo en el éxito
escolar.
En todas las etapas de la adolescencia se manifiesta una misma problemática. La
adolescencia es ese tiempo que separa la infancia de la edad adulta. El niño deja el mundo de
la niñez para afrontar la edad adulta. Momento bisagra en donde nada se ha jugado todavía,
puede salir reforzado de esta prueba o fragilizado para siempre; época de eclosión de las
neurosis y las psicosis.

La crisis
La palabra “crisis” sugiere una ruptura del equilibrio. Este “equilibrio” (latencia) se instalo
luego de la crisis edípica de los 6-8 años. En esta primera crisis el principal problema es el
trabajo de separacion con la madre.
Para que el sujeto se amolde a su nueva condiciones es preciso que la problemática fálica este
instalada, que la metáfora paterna haya operado desde siempre y que la primera crisis edípica
se haya resuelto.
Ciertas contradicciones (que provienen de situaciones exteriores como de conflictos internos
inconcientes), surgen ante el joven, lo cual hace dificultoso este trabajo de ruptura y de
maduración propio de la adolescencia. Apresado en imperativos paradójicos, reacciona con
conductas desordenadas que a su vez inducen actitudes reactivas en los adultos involucrados,
esto es sucedido por una incomprensión de lo que sucede.

Paradojas del adolescente.


1. Los imperativos sociales paradojicos.
La sociedad hace presion para que los niños se responsabilicen desde pequeños (tomar
decisiones a los 15 sobre su futuro en la escuela, etc). Pero a esta exigencia se le suma la
incertidumbre en cuanto a la inscripción en el mundo de los adultos (dificultades para
alojarse fuera de la casa, desempleo, etc). Conclusión: Hay que abandonar la infancia para
acceder a un mundo adulto, sin entrar en el.
* El rito
En dichos ritos se observa el doble movimiento de diferenciación y de pertenencia que los
adolescentes deben realizar para pasar de una condicion a otra.
Nuestras sociedades (occidentales) Otras sociedades
El joven debe arreglárselas solo. Servicio El cuerpo social entero acompaña al joven en
militar, alcanzar la mayoria de edad, el paso de la infancia a la edad adulta.
cumplen un poco la función de ritual de Rituales que reproducen las etapas que el
pasaje. adolescente debe franquear: separación,
renunciamiento, identidad sexual a
conquistar, nuevas identificaciones a
construir.
Borra cada vez mas las diferenciaciones Subrayan con inscripciones la pertenencia
sexuales (se exhibe el unisex). sexuada.
Las barreras que separan una generación de Existen límites que separan las generaciones.
la siguiente no son siempre claras. Paradoja
pues se les demanda ser maduros, mientras
que muchos adultos se identifican con ellos.
Renegar de la condicion de padres es algo
que desestabiliza mucho a un adolescente.

* Fases del rito (en otras sociedades).


1) Separación: El adolescente es separado de su ambiente habitual en un paraje aislado del
resto de la comunidad donde sufren diversas pruebas (se da la prueba de marcado de su
pertenencia sexuada en el cuerpo). Se marca el cuerpo, marcas que se asocian a vejámenes
diversos perpetrados por los mayores.
2) Aprendizaje: Viven fuera de la aldea en una construccion hecha para ese fin. Se los inicia
en diferentes tecnicas (caza, pesca, etc).

Los rituales en las sociedades tradicionales tienen un impacto muy fuerte. Pero cuando los
rituales pierden su valor simbólico, producen un efecto desestructurante, y el ritual se degrada
en simulacro. Por ejemplo la circuncisión es tomada como un acto de violencia de la madre
hacia su hijo adolescente cuando se practica en otra sociedad que no la practica, de manera tal
que pierde su valor simbolico. Los hombres pierden el poder que tenian en la comunidad de
origen, y si a esta debilidad del puesto del padre se le añade la inconsistencia de valor
simbolico en el ritual de la circuncisión, el enfrentamiento madre-hijo tendra que desatarse.
Estas tradiciones, al perder su autenticidad originaria y su valor simbólico, pierden su
impacto identitario. Y a la vez generan un efecto de violencia sobre el cuerpo, violencia del
enfrentamineto imaginario madre-hijo. Situación que refuerza la tendencia al pasaje al acto
en la adolescencia, en el modo de violencia física.

2. Las paradojas edificas.


El adolescente, rechaza ciertos valores e intenta adoptar otros para afirmar su personalidad.
La paradoja de esto es que quisiera realizar esta ruptura sin perder el amor de los padres. Sin
embargo, es objeto de imperativos contradictorios que lo descolocan: “separate de nosotros,
hacete independiente, pero segui siendo nuestro hijo, parecido a nosotros. Debes cambiar
pero ser el mismo. Debes romper sin romper. Etc”. Los padres demandan la autonomización
y a la vez la temen. Su hijo se les escapa, ya no tienen influencia sobre el. Este conflicto
puede exteriorizarse a traves de la revuelta, la oposición, el desafio. Los padres ya no saben
como conducirse.
3. Las paradojas de la comunicación.
La incomprensión y la ausencia de comunicación son las cosas mas recurrentes de los
discursos que aparecen sobre la adolescencia. Conservar el contacto, hablar, mostrar que uno
sigue ahí, si, pero esperar confidencias, no. Las razones son:
- Ya no ve a sus padres con mirada de niños. El adolescente toma en cuenta sus faltas y
debilidades, y discute su poder. Pero sigue siendo el representante de la ley, y las protestas
recaerán sobre ellos.
- El adolescente necesita tener frente a si a un adulto sólido, capaz de soportar el choque de la
oposición, en quien encuentre rasgos para identificarse. De lo contrario, le promoverán una
negativa a la identificación.
La revuelta edípica brota y se robustece a causa de la madurez sexual, el joven se convierte
en un rival en potencia. Esta problemática edípica puede vivirse en un enfrentamiento real
(con agresividad y rebeldía), o bien puede ser interiorizado el conflicto, hallando su expresión
en el síntoma neurótico (inhibición intelectual).
Niña: Provocara al padre, seduciendo o agrediendo. El padre deberá significar nuevamente la
prohibición del insisto, pero manifestando atención y ternura. Si es la niña la que debe marcar
los limites, la resolución edípica se vera perturbada.
Varon: La madre es mirada como una mujer deseable, complicando las relaciones con ella.
Se vuelven peligrosas las manifestaciones de cariño o conversaciones demasiado intimas, por
eso las muestras de retraesion y frialdad. La madre no comprende porque el hijo le pone mala
cara.
Los padres se quejan de este nuevo esquema y de la distancia que ponen hijos.
Lo que los adolescentes esperan de los padres y los adultos cercanos es que los escuches
cuando tienen deseos de expresarse, que los respeten en sus elecciones y gustos, que no se
burlen de sus chifladuras, que no los juzguen anticipadamente y no los condenen en nombre
de principios que ellos ponen en tela de juicio. Adultos que los amen y sean atentos, pero no
intrusivos. Demandan a los padres ser fieles a sus convicciones y principios y dar al mismo
tiempo prueba de tolerancia y afecto hacia ellos. Similares trampas en la comunicación
aparecen en la relación docentes – adolescentes.

4. Las paradojas puberales: el cuerpo.


Aparece un cuerpo que se transforma, ven una imagen de si en la que ya no se reconocen.
Estos cambios toman al sujeto por sorpresa y los sufre pasivamente (es frecuente que se
enfurezca por esta vivencia pasiva).
El empuje puberal, con la excitación sexual resultante, obliga al sujeto a definirse
sexualmente ¿Qué hara con la pulsión? La violencia de la pulsión se revela a menudo
antinómica a su ideal amoroso. Puede suscitar en el una intensa angustia (casi siempre
asociada a la idea de suciedad y culpa); se defenderá de ella a través de la represión (religión,
anorexia, sobre investidura de la actividad intelectual, etc).
En conclusión, el adolescente busca conquistar su autonomía, construir su libertad; intenta
abandonar su dependencia afectiva hacia los personajes edípicos. Sin embargo, teme
exponerse a una nueva dependencia afectiva en el mismo momento en que procura
desembarazarse de los vinculos parentales.

Papel de los adultos en la crisis de la adolescencia


1. Los padres: la crisis parental.
Los padres de los adolescentes en crisis suelen atravesar un mal trance. Se encuentran
(alrededor de los 40), en ese momento de la vida en la que hacen balances: elecciones
profesionales, amorosas y eticas quedan cuestionadas. La parejas se descubre en un frente a
frente en el momento en que sus hijos se emancipan. La sexualidad naciente de los hijos crea
una especie de despertar en los padres. Los abuelos toman partido en el enfrentamiento nietos
– hijos. Las demandas contradictorias de los padres son expresiones de la ambivalencia en
que se encuentran. Las manifestaciones sintomáticas de sus hijos, niños o adolescentes,
actúan como reveladores de su posición inconsciente. A la vez, el síntoma del adolescente
puede ser una respuesta en lo real a un fantasma fundamental de la pareja o uno de los
progenitores.
Los padres desbordados e inquietos por una situación que ya no pueden controlar, buscan
consejo ante personas que consideran idoneas: educadores y los “psi”. Los consejos sin
embargo, serán recibidos como otras tantas maniobras de culpabilización.

2. Los docentes.
Los docentes, deben afrontar al mismo tiempo la crisis de adolescencia de sus hijos propios y
de sus alumnos, lo cual le genera confusion.
La función de tercero en la crisis es importante: el joven necesita encontrar apoyos exteriores
que lo ayuden en su proyecto de emanciparse, pero también necesita modelos identificatorios
para poder forjarse una personalidad. Los docentes, por el prestigio que le dan el saber y la
cultura, pueden ser modelos identificatorios. Su influencia se manifiesta por como transmiten
su saber y sus cualidades personales. Los maestros intervienen, sin saberlo, en la resolución
de la crisis.

3. Los otros intervinientes.


Cuando un adolescente presenta trastornos alarmantes y la queja emana del mismo, el primer
interviniente se elegirá conforme a la índole del problema (medico, psicólogo, etc).
Sin embargo, casi siempre la queja emana del entorno (los padres estan preocupados por los
cambios de comportamiento de su hijo; este se irrita por cualquier cosa, bebe, fuma, etc). En
estos casos, cuando se le propone que vea a un “psi”, generalmente se niega.
El joven quiere actuar y arreglárselas solo. Es preciso un tiempo de observación para avanzar
un diagnostico, y es pco deseable que el adolescente sea orientado en un primer tiempo hacia
un interlocutor único; el frente a frente lo inquieta. Es decir, no hay que emitir diagnosticos
de entrada y hay que privilegiar la comunicación.

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