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Como colegio nos preocupamos por el quehacer diario de nuestros/as estudiantes, por lo que, a
modo de reforzar la labor realizada en el hogar, es que se hace entrega de esta guía, cuya finalidad
es apoyar en la mejora del rendimiento académico en su pupilo/a y orientar a nuestros/as
apoderados/as en su rol formador.
Los hijos aprenden de lo que los padres hacen, más que de lo que dicen. Por eso, la mejor manera
de tener hijos responsables y disciplinados es dando el ejemplo, es decir, siendo responsables y
disciplinados.
El castigo no da buenos resultados en el largo plazo, porque pone al estudiante contra la persona
que lo castiga. Es decir, más que reflexionar sobre su propia conducta, el estudiante tenderá a
sentir rabia y desilusión de la persona que lo castiga.
El castigo nos lleva a evitar las situaciones que lo provocan. En este sentido, puede llevar a los
estudiantes a hacer cosas, que antes hacían abiertamente, a escondidas para evitar ser castigados
(mentir entre ellas).
Es mejor orientar al estudiante respecto a lo que debe hacer, y ser claro y directo respecto a lo
que se espera de él.
No sólo hay que decirle lo que NO debe hacer, sino también, mostrar lo que SÍ se debe hacer o lo
que esperamos que haga. Además, es importante felicitarlos (de forma verbal) cuando hacen algo
que consideramos bueno y deseable.
Es importante ser claro y expresar lo que sentimos cuando el estudiante se comporta de una
determinada manera. Por ejemplo: 2me siento frustrada cuando desordenas lo que acabo de
ordenar”, “me siento enojada y triste cuando no haces tus tareas”.
Es necesario tener normas que permitan a los estudiantes saber lo que se espera de ellos. Así
también, es importante que estas normas sean conocidas por toda la familia, y que todos sepan
las consecuencias de no cumplirlas. Deben tener un sentido, una razón de ser, no se trata de
poner normas simplemente porque sí.
Las familias que tienen hábitos ordenados y rutinas, no encuentran grandes problemas con la
disciplina de sus hijos. Por eso es bueno que las horas de comida y sueño sean siempre las mismas,
para que los estudiantes se acostumbren a una vida ordenada.
El lugar de estudio debe ser siempre el mismo para que el estudiante se acostumbre a éste y no
existan nuevos distractores cada vez que va a estudiar o hacer las tareas. Debe ser adecuado y:
Contar con elementos básicos como: mesa o escritorio, silla, lámpara, lápices, etc.
Permitir la concentración y atención mantenida (evitar los elementos distractores como ventanas,
computador y celular).
El estudio y las tareas se deberían realizar TODOS los días a la MISMA hora (ojalá temprano). En
estudiantes mayores de 8 años es bueno establecer un horario en conjunto para involucrarlos y
responsabilizarlos.
Que aproveche las horas libres en la clase para hacer sus tareas.
Es aconsejable que los periodos de estudio no sobrepasen las 2 horas. Si el estudiante se siente
cansado, es mejor interrumpir sus tareas, descansar 30 minutos y luego continuar.
Es importante dejar tiempo para actividades recreativas, ya que estas también son necesarias para
su hijo.
Los/as apoderados/as deben apoyar al estudiante en sus trabajos y estudios. Esto no implica
realizar las actividades por él, sino responder a las dudas que le puedan surgir, recopilar material o
indicar donde se puede buscar. Además, deben ayudar a organizar su trabajo, escuchar
comentarios acerca de la lectura y hacer preguntas sobre esto.