Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
DE
WILLIAM MacDONALD
Editorial CLIE
1ª TESALONICENSES
William MacDonald
Título original en inglés: Believer’s Bible Commentary
Algunos de los materiales de esta obra fueron editados previamente por Harold Shaw
Publishers y Walterick Publishers, y han sido empleados con su permiso. No obstante, han
sido revisados, expandidos y editados considerablemente.
Publicado originalmente en dos tomos, Antiguo y Nuevo Testamento.
Traductores de la versión española del Antiguo Testamento:
Neria Díez, Donald Harris, Carlos Tomás Knott, José Antonio Septién.
Editor y revisor de traducciones: Carlos Tomás Knott.
Traductor de la versión española del Nuevo Testamento:
Santiago Escuain.
Copyright © 2004 por CLIE para esta edición completa en español.
Este comentario se basa en la traducción Reina Valera, revisión de 1960.
Copyright © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas.
Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de esta versión.
«BAS » indica que la cita es de la versión Biblia de las Américas,
Copyright © 1986 The Lockman Foundation.
Los esquemas y otros gráficos son propiedad de William MacDonald.
Depósito Legal:
ISBN: 978-84-8267-410-0
Clasifíquese:
98 HERMENÉUTICA:
Comentarios completos de toda la Biblia
C.T.C. 01-02-0098-04
Referencia: 22.45.73
Prefacio del autor
El propósito del Comentario Bíblico de William MacDonald es darle al lector cristiano
medio un conocimiento básico del mensaje de la Sagrada Biblia. También tiene como
propósito estimular un amor y apetito por la Biblia de modo que el creyente deseará
profundizar más en sus tesoros inagotables. Confío en que los eruditos encuentren alimento
para sus almas, pero deberán tener en consideración y comprender que el libro no fue
escrito primariamente para ellos.
Todos los libros han sido complementados con introducciones, notas y bibliografías.
A excepción de Salmos, Proverbios y Eclesiastés, la exposición del Antiguo
Testamento se presenta principalmente de párrafo en párrafo en lugar de versículo por
versículo. Los comentarios sobre el texto son aumentados por aplicaciones prácticas de las
verdades espirituales, y por un estudio sobre tipos y figuras cuando es apropiado.
Los pasajes que señalan al Redentor venidero reciben trato especial y se comentan con
más detalle. El trato de los libros de Salmos, Proverbios y Eclesiastés es versículo por
versículo, porque no se prestan a condensación, o bien porque la mayoría de los creyentes
desea estudiarlos con más detalle.
Hemos intentado enfrentar los textos problemáticos y cuando es posible dar
explicaciones alternativas. Muchos de estos pasajes ocasionan desesperación en los
comentaristas, y debemos confesar que en tales textos todavía «vemos por espejo,
oscuramente».
Pero la misma Palabra de Dios, iluminada por el Espíritu Santo de Dios, es más
importante que cualquier comentario sobre ella. Sin ella no hay vida, crecimiento, santidad
ni servicio aceptable. Debemos leerla, estudiarla, memorizarla, meditar sobre ella y sobre
todo obedecerla. Como alguien bien ha dicho: «La obediencia es el órgano del
conocimiento espiritual».
Willian McDonald
¿Qué es un comentario?
¿Qué es exactamente un comentario y por qué no debemos menospreciarlo? Un editor
cristiano hizo una lista de quince tipos de libros relacionados con la Biblia. No debería
extrañar, entonces, si algunas personas no saben describir la diferencia entre un comentario,
una Biblia de estudio, una concordancia, un atlas, un interlineal y un diccionario bíblico,
nombrando sólo cinco categorías.
Aunque sea una perogrullada, un comentario comenta, es decir, hace un comentario que
ayuda a entender el texto, versículo por versículo o de párrafo en párrafo. Algunos
cristianos desprecian los comentarios y dicen: «sólo quiero leer la Biblia misma y escuchar
una predicación». Suena a piadoso, pero no lo es. Un comentario meramente pone por
impreso la mejor (y más difícil) clase de exposición bíblica: la enseñanza y predicación de
la Palabra de Dios versículo por versículo. Algunos comentarios (por ejemplo, los de
Ironside) son literalmente sermones impresos. Además, las más grandes exposiciones de la
Biblia de todas las edades y lenguas están disponibles en forma de libro en inglés (tarea que
todavía nos incumbe en castellano). Desafortunadamente, muchos son tan largos, tan
antiguos y difíciles que el lector cristiano corriente se desanima y no saca mucho provecho.
Y ésta es una de las razones de ser del Comentario Bíblico de William MacDonald.
Tipos de comentarios
Teóricamente, cualquier persona interesada en la Biblia podría escribir un comentario.
Por esta razón, hay toda una gama de comentarios desde lo muy liberal hasta lo muy
conservador, con todos los matices de pensamientos en el intermedio. El Comentario
Bíblico de William MacDonald es un comentario muy conservador, que acepta la Biblia
como la Palabra de Dios inspirada e inerrante, y totalmente suficiente para la fe y la
práctica.
Un comentario podría ser muy técnico (con detalles menudos de la sintaxis del griego y
hebreo), o tan sencillo como una reseña. Este comentario está entre estos dos extremos.
Cuando hacen falta comentarios técnicos, se hallan en las notas al final de cada libro. El
escritor comenta seriamente los detalles del texto sin evadir las partes difíciles y las
aplicaciones convincentes. El hermano MacDonald escribe con una riqueza de exposición.
La meta no es producir una clase de cristianos nominales con comprensión mínima y sin
mucho compromiso, sino más bien discípulos.
Los comentarios también suelen distinguirse según su «escuela teológica»:
conservadora o liberal, protestante o católico romano, premilenial o amilenial. Este
comentario es conservador, protestante y premilenial.
Abreviaturas
Abreviaturas de libros de la Biblia
Libros del Antiguo Testamento
Gn. Génesis
Éx. Éxodo
Lv. Levítico
Nm. Números
Dt. Deuteronomio
Jos. Josué
Jue. Jueces
Rt. Rut
1 S. 1 Samuel
2 S. 2 Samuel
1 R. 1 Reyes
2 R. 2 Reyes
1 Cr. 1 Crónicas
2 Cr. 2 Crónicas
Esd. Esdras
Neh. Nehemías
Est. Ester
Job Job
Sal. Salmos
Pr. Proverbios
Ec. Eclesiastés
Cnt. Cantares
Is. Isaías
Jer. Jeremías
Lm. Lamentaciones
Ez. Ezequiel
Dn. Daniel
Os. Oseas
Jl. Joel
Am. Amós
Abd. Abdías
Jon. Jonás
Mi. Miqueas
Nah. Nahúm
Hab. Habacuc
Sof. Sofonías
Hag. Hageo
Zac. Zacarías
Mal. Malaquías
Mt. Mateo
Mr. Marcos
Lc. Lucas
Jn. Juan
Hch. Hechos
Ro. Romanos
1 Co. 1 Corintios
2 Co. 2 Corintios
Gá. Gálatas
Ef. Efesios
Fil. Filipenses
Col. Colosenses
1 Ts. 1 Tesalonicenses
2 Ts. 2 Tesalonicenses
1 Ti. 1 Timoteo
2 Ti. 2 Timoteo
Tit. Tito
Flm. Filemón
He. Hebreos
Stg. Santiago
1 P. 1 Pedro
2 P. 2 Pedro
1 Jn. 1 Juan
2 Jn. 2 Juan
3 Jn. 3 Juan
Jud. Judas
Ap. Apocalipsis
Abreviaturas de versiones de la Biblia, traducciones y paráfrasis
Otras abreviaturas
a.C. Antes de Cristo
Aram. Arameo
AT Antiguo Testamento
c. circa, alrededor
cap. capítulo
caps. capítulos
CBC Comentario Bíblico
cf. confer, comparar
d.C. después de Cristo
e.g. exempli gratia, por ejemplo
ed. editado, edición, editor
eds. editores
et al. et allii, aliæ, alia, y otros
fem. femenino
Gr. griego
i.e. id. est, esto es
ibid. ibidem, en el mismo lugar
ICC International Critical Commentary
lit. literalmente
LXX Septuaginta (antigua versión gr. del AT)
M Texto Mayoritario
marg. margen, lectura marginal
masc. masculino
ms., mss., manuscrito(s)
MT Texto Masorético
NCI Nuevo Comentario Internacional
NT Nuevo Testamento
NU NT griego de Nestle-Aland/S. Bíblicas Unidas
p.ej. por ejemplo
pág., págs. página(s)
s.e. sin editorial, sin lugar de publicación
s.f. sin fecha
TBC Tyndale Bible Commentary
Trad. Traducido, traductor
v., vv. versículo(s)
vol(s). volumen, volúmenes
vs. versus, frente a
El Alfabeto Hebreo
Álef ´
Bet b (v)
Guímel g
Dálet d
He h
Vau w
Zain z
Chet h
Tet t
Yod y
Lámed l
Mem m
Nun n
Sámec s
Ayín ´
Pe p (ph)
Tsade ts
Cof q
Resh r
Sin s
Tau t (th)
El hebreo del Antiguo Testamento tiene veintidós letras, todas consonantes; los rollos
bíblicos más viejos no tenían vocales. Estos «puntos vocales», como se les llama, fueron
inventados y colocados durante el siglo VII d.C. El hebreo se escribe de derecha a
izquierda, lo opuesto a idiomas occidentales tales como español e inglés.
Hemos empleado un sistema simplificado de transliteración (similar al que usan en el
estado de Israel en tiempos modernos y las transliteraciones populares). Por ejemplo,
cuando «bet» es pronunciado como la «v» en inglés, ponemos una «v» en la transliteración.
Transliteración de palabras griegas
Nombre griego Letra griega Equivalente en inglés
alfa α a
beta β b
gamma γ g, ng
delta δ d
épsilon ε e (corta)
tseta ζ ts
eta η e (larga)
zeta θ z
iota ι i
kappa κ k
lambda λ l
mu μ m
nu ν n
xi ξ x
ómicron ο o
pi π p
rho π r
sigma σ s
tau τ t
ípsilon υ u, y
fi φ f
ji χ j
psi ψ ps
omega ω o (larga)
LA PRIMERA EPÍSTOLA A LOS
TESALONICENSES
Introducción
«Esta carta, más que cualquiera otra de las de Pablo, se caracteriza por su sencillez,
gentileza y afecto … aquí no hay controversia.»
W. Graham Scroggie
II. Paternidad
Prácticamente ningún erudito bíblico niega que 1 Tesalonicenses sea una carta paulina
genuina. El apoyo para esto es suficiente, como dice J. E. Frame, «a no ser que uno esté
dispuesto a afirmar que Pablo nunca vivió o que no ha sobrevivido ninguna carta de él».
La evidencia externa de que Pablo es su autor se encuentra en Policarpo, Ignacio y
Justino, así como en el Canon Marcionita y en el Canon de Muratori (primitivas listas de
las Escrituras Cristianas —la primera herética y la segunda ortodoxa).
La evidencia interna reside en el empleo de un vocabulario paulino y en su estilo, y en
la muestra de un padre espiritual lleno de ternura. Las alusiones históricas coinciden con
Hechos. Tanto en 1:1 como en 2:18 el escritor se autodesigna como Pablo.
III. Fecha
Primera Tesalonicenses fue escrita desde Corinto durante la estancia de Pablo de
dieciocho meses allá, no mucho después de que Timoteo llegase adonde Pablo (1 Ts. 3:6;
2:17). Por cuanto se cree que Galión (Hch. 18) llegó como procónsul al principio del
verano del año 51 d.C., Pablo debió llegar allí a principios del 50 y escrito 1 Tesalonicenses
poco después. Casi todos los eruditos datan el libro a principios del año 50, y es
probablemente seguro datar la carta de manera más precisa en el 50 o 51 d.C., sólo veinte
años después de la Ascensión de nuestro Señor.
BOSQUEJO
I. SALUTACIÓN (1:1)
II. RELACIONES PERSONALES DE PABLO CON LOS TESALONICENSES (1:2–
3:13)
A. Elogio de los tesalonicenses de parte de Pablo (1:2–10)
B. Repaso del ministerio, mensaje y conducta de Pablo en Tesalónica (2:1–12)
C. Repaso de la respuesta de los tesalonicenses ante el evangelio (2:13–16)
D. Explicación de que Pablo no volviese a Tesalónica (2:17–20)
E. La misión de Timoteo a Tesalónica (3:1–10)
F. La oración específica de Pablo (3:11–13)
III. EXHORTACIONES PRÁCTICAS (4:1–5:22)
A. La santificación que cumple la voluntad de Dios (4:1–8)
B. El amor que piensa en los demás (4:9, 10)
C. La vida que habla a los de fuera (4:11, 12)
D. La esperanza que consuela a los creyentes (4:13–18)
E. El Día del Señor (5:1–11)
F. Diversas exhortaciones a los santos (5:12–22)
IV. SALUDOS FINALES A LOS TESALONICENSES (5:23–28)
Comentario
I. SALUTACIÓN (1:1)
Esta carta comienza con los nombres de tres hombres que habían sido acusados de
trastornar el mundo entero. La acusación había sido dada como calumnia; de hecho, era un
tributo.
Pablo era el autor de la Epístola. Silvano y Timoteo estaban entonces viajando con él,
por lo que incluyó sus nombres. Silvano es probablemente el mismo que el Silas que cantó
un dúo con Pablo en la cárcel en Filipos (Hch. 16:25). Timoteo es el joven hermano de
Listra que se había añadido al grupo de Pablo justo antes del viaje a Tesalónica (Hch. 16:1).
La carta había sido escrita a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor
Jesucristo. La palabra que traducimos como iglesia se usaba en aquellos tiempos para
describir cualquier clase de asamblea, de modo que Pablo quiere poner en claro que no es
una asamblea pagana, sino de una asamblea relacionada con Dios como Padre y con
Jesucristo como Señor.
La salutación de gracia y paz abarca las mejores bendiciones de que nadie podría gozar
a este lado del cielo. La gracia es el favor inmerecido de Dios en cada aspecto de nuestras
vidas. La paz es la tranquilidad imperturbada que desafía a las azarosas y aplastantes
circunstancias de la vida. La gracia es la causa, y su efecto es la paz. Pablo repite los
dobles nombres divinos como la fuente coigual de las bendiciones, poniendo esta vez el
pronombre posesivo nuestro conectado inmediatamente con Padre.
1. Nos libera del castigo eterno por nuestros pecados. En la cruz, Él soportó la ira de
Dios contra nuestros pecados. Por la fe en Él, se nos pone a nuestra cuenta el valor de Su
obra. De ahí en adelante, no hay condenación para nosotros, por cuanto estamos en Cristo
Jesús (Ro. 8:1).
2. Pero también nos libera del venidero periodo de juicio cuando la ira de Dios será
derramada sobre un mundo que ha rechazado a Su Hijo. Este periodo es conocido como la
Tribulación y como el tiempo de la angustia de Jacob (Dn. 9:27; Mt. 24:4–28; 1 Ts. 5:1–11;
2 Ts. 2:1–12; Ap. 6:1–19:10).
B. Repaso del ministerio, mensaje y conducta de Pablo en Tesalónica
(2:1–12)
2:1 En la última parte del versículo 5 del capítulo anterior, Pablo alude brevemente a su
carácter y conducta personal mientras estuvo en Tesalónica. Ahora emprende un repaso
más a fondo de su ministerio, mensaje y estilo de vida.
El punto es que el ministerio primordial de un cristiano es el ministerio de carácter. Lo
que seamos es muchísimo más importante que lo que jamás podamos decir. Nuestra
influencia inconsciente habla con mucha más elocuencia que nuestra influencia consciente.
James Denney dijo:
El carácter de un cristiano es todo el capital que tiene para llevar a cabo su actividad. En
la mayor parte de las otras vocaciones, un hombre puede proseguir, sin importar cuál sea su
carácter, siempre que su balance en el banco esté bien. Pero un cristiano que ha perdido su
carácter lo ha perdido todo.
El misionero mártir Jim Elliot escribió en su diario:
En la obra espiritual, si no en otras partes, el carácter del obrero decide la calidad de su
trabajo. Shelley y Byron pueden ser libertinos morales y sin embargo escribir buena poesía.
Wagner puede ser libidinoso y sin embargo producir una hermosa música, pero no puede
ser así en ninguna obra para Dios. Pablo podía referirse a su propio carácter y forma de
vivir como prueba de lo que estaba diciendo a los tesalonicenses. En nueve ocasiones en
esta primera epístola les dice: «Vosotros sabéis», refiriéndose a la observación que los
tesalonicenses habían tenido de primera mano de la vida privada así como de la pública.
Pablo fue a Tesalónica y vivió una vida que más que ilustró lo que predicaba. Fue más allá
de la ilustración, a una prueba convincente. No es asombroso que tanta obra del Reino sea
deficiente: sólo hay que mirar al carácter moral del obrero.
Quizá en estos versículos el apóstol esté defendiéndose contra las falsas acusaciones de
sus detractores. En todo caso, recuerda a los tesalonicenses que su ministerio tuvo éxito.
Ellos mismos eran evidencia viva de que su obra había sido fructífera. Sabían que su visita
no resultó vana. Ellos mismos se habían convertido y se había establecido una
congregación.
2:2 También su ministerio era valeroso. La amarga oposición y el insultante trato
recibidos en Filipos, incluyendo su encarcelamiento allá con Silas, no le arredró, ni le
desalentó ni intimidó. Prosiguió hacia Tesalónica. Allí, con el valor que sólo Dios puede
dar, predicó el evangelio frente a gran oposición. Una persona menos robusta habría
pensado en numerosas razones teológicas por las que Dios le llamaba a una audiencia más
favorable. ¡No era así con Pablo! Él predicaba el mensaje sin temor a pesar de gran
oposición, como resultado directo de la llenura del Espíritu.
2:3 La exhortación del apóstol a creer el evangelio era genuina en su fuente, pura en
sus motivos y fiable en su método. En cuanto a su fuente, no surgía de falsas doctrinas sino
de la verdad de Dios. En cuanto a sus motivos, el apóstol contemplaba a los tesalonicenses
de manera altruista, con el bien de ellos a la vista, y sin ningún deseo ulterior, impuro. En
cuanto a su método, no había ningún astuto plan para engañarlos. Aparentemente, sus
celosos enemigos le acusaban de herejía, de deseo concupiscente y de astucia.
2:4 Para Pablo, el ministerio era una sagrada administración. Su responsabilidad era
agradar a Dios mediante la fiel proclamación del mensaje, sin importar cuál sea la reacción
de los hombres. Él veía con claridad que no podía agradar a Dios y a los hombres, por lo
que prefirió agradar a Dios, que prueba nuestros corazones y que recompensa en
consecuencia.
Un administrador está obligado a agradar a aquel que le paga. Los predicadores pueden
a veces sentirse tentados a retener parte de la verdad por miedo a las repercusiones de parte
de aquellos que contribuyen a su sustento. Pero Dios es el Amo, y Él tiene en cuenta
cuándo el mensaje es diluido o suprimido.
2:5 En los versículos 5–12, Pablo da un relato de su conducta en Tesalónica; con ello,
nos ha dejado una espléndida pauta para todos los siervos de Cristo.
Primero, nunca se rebajó a la adulación ni a la insinceridad para conseguir resultados.
Sus palabras eran sinceras y transparentes, y sus motivos estaban exentos de la hipocresía.
Segundo, nunca empleó la palabra del Señor como pretexto para ocultar deseos de
enriquecerse. Su servicio no era una falsa apariencia para la codicia.
Para refutar toda acusación de adulación, apela a los santos. Pero para refutar todo
pensamiento de codicia apela a Dios, el único que puede leer los corazones.
2:6 Aquí tenemos otro impresionante atisbo del carácter de este gran hombre de Dios.
Como apóstoles de Cristo, él y sus compañeros tenían derecho a ser sustentados
económicamente (lo que aquí recibe el nombre de gloria) por los tesalonicenses. Pero
decidieron no ser carga para ellos, de modo que trabajaron de día y de noche para proveer
para sus propias necesidades. En Corinto era cosa distinta. Allí Pablo trabajó para no dar
base alguna a sus detractores para que le acusasen de predicar por dinero. En Tesalónica
trabajaba porque los santos eran pobres y estaban perseguidos, y no quería ser una carga
más para ellos.
2:7 En lugar de ejercer el dominio sobre las heredades de Dios, fue amable entre ellos,
como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Pablo se daba cuenta de que
los nuevos convertidos necesitaban de cuidados, y llevó a cabo este ministerio con toda la
solicitud de una amante madre.
2:8 Tan profunda era su amante solicitud por ellos que anhelaba compartir con ellos
más que recibir. Su actividad no era la de una fría y calculada dispensación del evangelio
de Dios, sino un derramamiento de su propia alma. Los amaba, y el amor no cuenta el
dispendio. Al igual que su Maestro, no había venido para ser servido, sino para servir y dar
su vida (Mr. 10:45).
2:9 Aquí tenemos una evidencia adicional del altruista carácter de Pablo. Le vemos
trabajando como fabricante de tiendas a fin de ganarse la vida, para poder ministrar a la
gente sin ser gravosos a ninguno de ellos. Aunque es cierto que el predicador del
evangelio tiene derecho a ser sustentado económicamente por otros cristianos, es
encomiable verle ceder este derecho de vez en cuando, si es necesario. Un verdadero
ministro de Cristo seguirá predicando el evangelio, tanto si recibe dinero como si tiene que
trabajar para financiar sus actividades. Observemos estas expresiones: trabajo y fatiga y
de noche y de día. El evangelio no les costó nada a los tesalonicenses, pero sí y mucho a
Pablo.
2:10 Los creyentes podían testificar acerca de la conducta ejemplar de Pablo hacia
ellos; y Dios también era Testigo de que él era devoto (o santo), justo (o recto) e
irreprensible. Santo, esto es, separado a Dios y del pecado. Recto en carácter y conducta.
Irreprensible delante de Dios y de los hombres. Si el mejor sermón es una vida santa, Pablo
era un gran predicador. No como otros predicadores la elocuencia de los cuales es mayor
que su conducta. ¡Cuando estaba en el púlpito, la gente deseaba que nunca lo dejase.
Cuando estaba fuera del púlpito, deseaban que nunca dejase su vida cotidiana!
2:11 En el versículo 7 se había comparado con una madre nodriza; ahora cambia la
figura a la de un amante padre. Si lo primero sugiere ternura y afecto, lo segundo sugiere
sabiduría y consejo. Como el padre a sus hijos, los exhortaba a que viviesen una vida
santa, los alentaba a proseguir para el Señor a pesar de persecuciones, y testificaba acerca
de la bienaventuranza de la obediencia a la voluntad y a la palabra de Dios.
2:12 La meta del ministerio de Pablo era que los santos anduviesen como es digno de
Dios, que los había llamado a su reino y gloria.
En nosotros mismos somos indignos de Dios o de un puesto en el cielo; la única
dignidad que tenemos se encuentra en el Señor Jesús. Pero como hijos de Dios, se espera de
nosotros que andemos como es digno de la vocación suprema. Podemos lograrlo
sometiéndonos al control del Espíritu Santo y constantemente confesando y abandonando
todo pecado en nuestras vidas.
Todos los que son salvos son súbditos del reino de Dios. En la actualidad este reino es
invisible, y el Rey está ausente. Pero las enseñanzas morales y éticas del reino se nos
aplican en la actualidad. Cuando el Señor Jesús regrese a reinar, el reino será entonces
establecido en forma visible, y compartiremos aquel día la gloria del Rey.
C. Repaso de la respuesta de los tesalonicenses ante el evangelio (2:13–16)
2:13 Ahora el apóstol recoge otro tema que ha tocado en 1:5a —la respuesta de los
tesalonicenses a la predicación del evangelio—. Cuando recibieron el mensaje, esto es, lo
oyeron, no lo recibieron, esto es, aceptaron, como palabra de hombres, sino como palabra
de Dios:
Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando
recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de
hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los
creyentes.
Pablo está profundamente agradecido por su recepción y aceptación del mensaje. Este
es otro ejemplo de su altruismo. La mayoría de nosotros queremos que los otros crean lo
que decimos sencillamente porque lo decimos nosotros. Pero la palabra del hombre es un
débil fundamento para la fe. Sólo se puede confiar plenamente en Dios, y es sólo cuando
confiamos en Su palabra que se producen resultados en los corazones y en las vidas. Esto es
lo que sucedió a los tesalonicenses: la palabra obraba de manera eficaz en sus vidas porque
creían. Walter Scott escribió:
Su Palabra —la Biblia— es inspirada, exhalada por Dios, en todos sus libros y partes tal
como fue originalmente escrita. Es nuestra única autoridad en todas las cosas, para toda
circunstancia y en todo tiempo. Se necesita de una generación que tiemble ante la Palabra
de Dios. Es la carta de navegación de la vida; nuestra guía, nuestra luz, nuestra salvaguarda
moral. Gracias a Dios por el sagrado Volumen.
2:14 ¿Qué resultados produjo la Biblia en las vidas de estos creyentes? No sólo habían
sido salvados, sino que pudieron mantenerse firmes en medio de una severa persecución.
Esto era una buena evidencia de la realidad de su conversión. Por su resistencia firme, se
hicieron imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea. La única
diferencia era que los tesalonicenses padecían a mano de los de su propia nación, mientras
que los creyentes en Judea padecían de manos de los judíos.
2:15 Con esta mención de los judíos, Pablo lanza una acusación contra ellos como los
oponentes principales del evangelio. ¿Y quién podría saberlo mejor que él? Antes él había
sido cabecilla de esos judíos que intentaban liquidar la fe cristiana. Luego, tras su
conversión, él mismo sintió el acerado filo de la espada de su persecución.
El pecado culminante de los judíos fue dar muerte al Señor Jesús. Aunque la
crucifixión misma la llevaron a cabo los romanos, fueron los judíos los que los llevaron a
hacerlo. Esto vino como culminación a siglos de persecución de los profetas de Dios
enviados a la nación de Israel (Mt. 21:33–39).
En la era cristiana, ya habían perseguido a Pablo y a otros apóstoles, creyendo
erradamente que agradaban así a Dios. Sus acciones eran gratas delante de Él, y se oponían
a todos los hombres.
2:16 No contentos con rechazar el evangelio ellos mismos, estaban decididos a impedir
que Pablo y sus compañeros predicasen el mensaje a los gentiles. Nada les enfurecía más
que oír que los gentiles podían ser salvos del mismo modo que los judíos.
En su oposición a la voluntad de Dios, proseguían allá donde sus padres lo habían
dejado: así colman ellos siempre la medida de sus pecados. Era como si estuviesen
decididos a mantener siempre llena la copa de su culpa.
Pero su condenación está declarada, porque vino sobre ellos la ira hasta el extremo.
Pablo no especifica lo que significa por esta ira. Quizá sea una declaración general de
inminente juicio como resultado de una plena medida de culpa. Sí sabemos que al cabo de
veinte años (70 d.C.) Jerusalén fue destruida y los judíos supervivientes fueron esparcidos
por toda el mundo.
En base de pasajes como este, algunos han sugerido que Pablo era antisemita, y que el
NT es un libro antisemita. La verdad es que Pablo tenía un profundo amor para con sus
compatriotas, los judíos, y que estaba dispuesto a ser él mismo cortado de Cristo si esto
significase la salvación de ellos (Ro. 9:1–3). Aunque su ministerio se dirigía principalmente
a los gentiles, nunca perdió su carga por la evangelización de los judíos; en ocasiones esta
carga casi parece haber tomado precedencia sobre su principal misión.
Lo que el apóstol dice aquí acerca de los líderes judíos es un hecho histórico, no
invectiva personal. Y hemos de recordar que Dios lo movió a escribir como lo hizo. El
antisemitismo es anticristiano y no puede ser justificado bajo ninguna circunstancia. Pero
no es antisemita decir que el pueblo judío es acusado por Dios de la muerte de Su Hijo
(Hch. 2:23), así como los gentiles son considerados responsables por la parte que tuvieron
en ello (1 Co. 2:8).
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; después, los que son de Cristo,
en su venida (1 Co. 15:22, 23).
Y no queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os
entristezcáis como los demás que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús
murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual
os decimos esto por palabra del Señor: que nosotros los que vivamos, los que hayamos
quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el
Señor mismo, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los
muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivamos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para salir al encuentro del
Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos unos a otros
con estas palabras (1 Ts. 4:13–18).
Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y de nuestra reunión con
él … (2 Ts. 2:1).
Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el
labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que reciba
la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afianzad vuestros
corazones; porque la venida del Señor está cerca (Stg. 5:7, 8).
Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos
confianza, y en su venida no seamos avergonzados (1 Jn. 2:28).
Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois
vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? (1 Ts. 2:19).
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, alma y cuerpo,
sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo (1 Ts. 5:23).
Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como
el sonido de fuertes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios
Todopoderoso ha establecido su reinado! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria;
porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha
concedido vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las
acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Dichosos los invitados a la
cena de las bodas del Cordero (Ap. 19:6–9).
3. La manifestación de la venida de Cristo es Su regreso a la tierra en poder y gran
gloria para reinar como Rey de reyes y Señor de señores. El Arrebatamiento no será visto
por el mundo; tiene lugar en un abrir y cerrar de ojos. Pero todo ojo verá a Cristo cuando
venga a reinar. Por ello, se le llama la manifestación de su parousia. Ésta es la tercera
fase de Su venida.
¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde el día en que los padres
durmieron, todas las cosas permanecen como estaban desde el principio de la creación (2
P. 3:4).
En este capítulo se hace referencia a los escarnecedores que surgirán en los últimos
días, que negarán la posibilidad del regreso de Cristo. ¿A qué aspecto de la parousia se
refieren?
¿Se están refiriendo al Arrebatamiento? No. Probablemente no saben nada del
Arrebatamiento. ¿Se están refiriendo a la venida de Cristo para reinar? No. Es evidente
que no. Todo el contexto indica que están ridiculizando el castigo final de todos los
malvados por parte del Señor. Se refieren a un último y culminante juicio de Dios sobre la
tierra, o a lo que ellos llaman «el fin del mundo». Su argumento es que no tienen nada de
qué preocuparse. Dios no ha intervenido en la historia y no intervendrá en el futuro. De
modo que se sienten libres de continuar en sus malvadas palabras y acciones.
Pedro responde a sus escarnios señalando hacia adelante, al tiempo, después del
reinado milenial de Cristo, en que los cielos y la tierra como los conocemos serán
totalmente destruidos. Esta culminación de la parousia de Cristo tiene lugar después del
Milenio y en la inauguración del estado eterno.
Además de la parousia, las otras dos palabras empleadas en la lengua original del NT
para describir la venida del Señor son apokalupsis y epiphaneia.
De tal modo que nada os falta en ningún don a los que esperáis anhelantes la
revelación de nuestro Señor Jesucristo (1 Co. 1:7).
Para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perece,
aunque se prueba con fuego, se halle que resulta en alabanza, gloria y honra en la
revelación de Jesucristo (1 P. 1:7).
Por lo cual, estad preparados para la acción, sed sobrios, y esperad por completo en
la gracia que se os traerá en la revelación de Jesucristo (1 P. 1:13).
Sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que
también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría (1 P. 4:13).
En otro pasaje, esta palabra parece referirse muy claramente a la venida de Cristo a
reinar:
Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando sea revelado el
Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder (2 Ts. 1:7).
Epiphaneia significa manifestación o aparición. Una vez más, algunos piensan que se
refiere tanto a la aparición de Cristo a por Sus santos como a Su aparición con Sus
santos; otros dicen que sólo se refiere a esto último. La palabra se halla en estos pasajes:
Y entonces será revelado aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su
boca, y lo reducirá a la impotencia con la manifestación de su venida (2 Ts. 2:8).
Que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro
Señor Jesucristo (1 Ti. 6:14).
Te encargo solemnemente delante de Dios y del Señor Jesucristo, que va a juzgar a
los vivos y a los muertos por su manifestación y por su reino … (2 Ti. 4:1).
Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, el juez
justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida
[literalmente, manifestación] (2 Ti. 4:8).
Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran
Dios y Salvador Jesucristo (Tit. 2:13).
Los versículos primero y tercero describen con claridad la aparición de Cristo ante el
mundo. Los otros podrían referirse en cambio al Arrebatamiento. Lo que está claro es que
tanto el Arrebatamiento como la venida de Cristo a reinar se ponen ante el creyente como
acontecimientos que espera con anhelo. Cuando sea arrebatado, verá al Salvador, y
recibirá su cuerpo glorificado. Cuando Cristo regrese a la tierra, el creyente aparecerá con
Él en gloria (Col. 3:4). Es entonces también que serán manifestadas las recompensas del
creyente. Estas recompensas se habrán dado antes ante el Tribunal de Cristo, pero las
ven todas cuando Cristo viene a reinar. ¿Cuáles son las recompensas? En Lucas 19:17
hay una insinuación de que tendrán que ver con el ejercicio de la autoridad local durante
el Milenio. Una persona es puesta sobre diez ciudades, y otra sobre cinco.
Al estudiar las varias referencias acerca de la venida del Señor, hemos visto que tiene
que ver con un periodo de tiempo y no con un acontecimiento único, y que este periodo
de tiempo tiene varias fases o etapas. Hay un comienzo, un curso, una manifestación y
una culminación. Comienza con el Arrebatamiento, incluye el Tribunal de Cristo, será
visiblemente manifestada cuando Cristo venga a la tierra, y terminará cuando los cielos y
la tierra que son ahora sean destruidos con fuego.
1. Demuestran la realidad de nuestra fe, y separan a los que son meros profesantes (1 P.
1:7).
2. Nos capacitan para consolar y alentar a otros que están pasando a través de pruebas
(2 Co. 1:4).
3. Desarrollan ciertas gracias en nuestro carácter, como la paciencia (Ro. 5:3).
4. Nos hacen tanto más celosos acerca de esparcir el evangelio (Hch. 4:29; 5:27–29;
8:3, 4).
5. Ayudan a quitar la escoria de nuestras vidas (Job 23:10).
Se fue insensibilizando acerca de las vidas de otros, o, como diría Pablo, transgredió y
defraudó en este asunto a su hermano.
4:7 No nos ha llamado Dios sobre la base de inmundicia moral, sino en relación con
vidas de santificación y pureza. Nos ha llamado de una ciénaga de degradación y ha
comenzado en nosotros un proceso de por vida dispuesto para transformarnos más y más a
Su semejanza.
4:8 Todo aquel que desecha esta instrucción no está simplemente menospreciando la
enseñanza de un hombre como Pablo; está desafiando, menospreciando, desdeñando y
rechazando a Dios mismo —que también nos dio su Espíritu Santo—. Aquí la palabra
Santo es enfática. ¿Cómo puede uno en quien mora el Espíritu Santo gozarse en pecados
sexuales?
Observemos que todos los miembros de la Trinidad son mencionados en este párrafo. El
Padre (v. 3), el Hijo (v. 2) y el Espíritu Santo (v. 8). ¡Maravilloso pensamiento! Las tres
Personas de la Deidad están interesadas e involucradas en la santificación del creyente.
El tema cambia ahora de la concupiscencia (vv. 1–8) al amor (vv. 9–12), y la
exhortación cambia de abstenerse a abundar.
4:12 El hecho de que los cristianos estemos esperando la venida de Cristo no nos libera
de las responsabilidades prácticas de la vida. Deberíamos recordar que el mundo nos
observa. Los hombres juzgan a nuestro Salvador por nosotros. Deberíamos conducirnos
honradamente para con los de afuera, los incrédulos, y ser independientes de ellos en lo
económico.
1. Puede que signifique que en el momento del Arrebatamiento Dios resucitará los
cuerpos de los creyentes y los llevará al cielo con el Señor Jesús.
2. O puede que signifique que cuando Cristo vuelva a la tierra a reinar, Dios traerá con
Cristo a aquellos que han muerto en la fe. En otras palabras, el apóstol está diciendo: «No
os preocupéis de que los que han muerto se vayan a perder las glorias del reino venidero.
Dios los traerá con Jesús cuando vuelva con gran poder y gloria». (Este último es el sentido
generalmente aceptado.)
Pero, ¿cómo puede ser? Sus cuerpos están ahora yertos en el sepulcro. ¿Cómo pueden
volver con Jesús? Antes que Cristo venga a establecer Su reino, volverá para llevarse a Su
pueblo consigo, para que estén con Él en el cielo. Luego, posteriormente, volverá con ellos.
4:15 ¿Cómo sabía Pablo esto? Su respuesta es: Por lo cual os decimos esto por palabra
del Señor. Recibió esto como revelación directa del Señor. No se nos dice cómo la recibió
—si por visión, por una voz audible, o por la impresión interior del Espíritu Santo—. Pero
es una de manera clara una verdad desconocida para los hombres en aquel
tiempo.
Después pasa a explicar que cuando Cristo regrese, los santos vivos no tendrán
precedencia o ventaja sobre los santos que hayan dormido.
En este versículo, Pablo se refiere a sí mismo como uno entre los vivos en la venida del
Señor (véase también 1 Co. 15:51, 52). Sin embargo, en 2 Corintios 4:14 y 5:1, habla de la
posibilidad de que esté entre los que resucitan. La evidente conclusión es que deberíamos
estar esperando la venida del Señor en todo momento, pero darnos cuenta también de que
podemos ser llamados a llegar al cielo por la vía de la muerte.
4:16 El orden exacto de los acontecimientos en la venida del Señor a por Sus santos se
nos da aquí. Porque el Señor mismo …descenderá del cielo. No enviará un ángel, sino
que vendrá Él mismo.
Esto tendrá lugar con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios.
Hay varias explicaciones acerca de estos sones de autoridad, pero debemos decir
abiertamente que es casi imposible hablar con seguridad acerca de ellos:
1. Algunos piensan que la voz de mando es la voz del Señor Jesús mismo que resucita
a los muertos (Jn. 5:25; 11:43, 44) y transforma a los vivos. Otros, como Hogg y Vine,
dicen que la voz de mando es la voz del arcángel.
2. La voz de Miguel, el arcángel, es generalmente considerada como un mandato de
reunión para los santos del AT, puesto que está tan estrechamente asociado con Israel (Dn.
12:1; Jud. 9; Ap. 12:4–7). Otros creen que su propósito es avivar nacionalmente a Israel. Y
aún otros sugieren que la voz de arcángel convoca a los ángeles como escolta militar para
acompañar al Señor y a Sus santos por territorio enemigo de vuelta al cielo (cf. Lc. 16:22).
3. La trompeta de Dios es la misma que la última trompeta de 1 Corintios 15:52, que
tiene que ver con la resurrección de los creyentes en el Arrebatamiento. Llama a los santos
a la bendición eterna. No se debe confundir con la séptima trompeta de Apocalipsis 11:15–
18, que señala el final derramamiento de juicio sobre el mundo durante la Tribulación. La
última trompeta aquí es la última para la iglesia. La séptima trompeta de Apocalipsis es la
última para el mundo incrédulo (aunque nunca es llamada de manera específica la «última
trompeta»).
Los cuerpos de los muertos en Cristo resucitarán primero. Que se incluya aquí a los
santos del AT o no es cosa debatible. Los que creen que sí observan que la voz del arcángel
se oye en este momento, y que el mismo está estrechamente unido a los destinos de Israel
(Dn. 12:1). Los que piensan que los santos del AT no resucitarán en el Arrebatamiento nos
recuerdan de que la frase en Cristo (los muertos en Cristo) nunca se aplica a los creyentes
que vivieron antes de la Era de la Iglesia; estos creyentes resucitarán probablemente al fin
de la Tribulación (Dn. 12:2). En todo caso, es evidente que aquí no tenemos una
resurrección general. No todos los muertos resucitan en esta ocasión, sino sólo los muertos
en Cristo.
4:17 Luego, los vivos serán arrebatados juntamente con ellos en las nubes para
salir al encuentro del Señor en el aire. La palabra Arrebatamiento que empleamos para
describir esta primera fase del regreso del Señor se deriva pues del verbo «arrebatar» que
tenemos en este versículo, y que significa tomar arriba. Se emplea de Felipe en Hechos
8:39, de Pablo en 2 Corintios 12:2, 4, y del Hijo Varón en Apocalipsis 12:5.
El aire es la esfera de Satanás (Ef. 2:2), de manera que ésta es una triunfante reunión en
abierto desafío al diablo en su propio dominio.
¡Pensemos en todo lo que se incluye en estos versículos! La tierra y el mar dando el
polvo de todos los muertos en Cristo. Luego el milagro transformador mediante el que este
polvo es tornado en cuerpos glorificados, libres para siempre de enfermedad, dolor y
muerte. Luego, el vuelo espacial al cielo. Y todo esto, ¡en un abrir y cerrar de ojos! (1 Co.
15:52).
A los hombres del mundo les cuesta creer el relato de la creación del hombre en
Génesis 1 y 2. Si tienen dificultad con la creación, ¡cómo no la van a tener con el
Arrebatamiento —cuando Dios recreará a millones de cuerpos desde un polvo que ha sido
sepultado, esparcido, desparramado o amontonado en las playas del mundo!
Los hombres del mundo se sienten entusiasmados acerca de los viajes espaciales.
¿Pueden compararse sus más grandes hazañas con las maravillas de viajar al cielo en una
fracción de segundo sin llevarnos con nosotros nuestra propia atmósfera, como tenen que
hacerlo los astronautas cuando salen en sus pequeños saltos al espacio exterior?
En relación con la venida de Cristo hay un son que oír, un espectáculo que ver, un
milagro que sentir, una reunión que gozar y una consolación que experimentar.
Es también bueno observar la repetición de la palabra Señor en estos versículos:
¡Para siempre con el Señor! ¿Quién puede contar el gozo y la bienaventuranza que se
conllevan e incluyen estas palabras?
4:18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. Pensar en la venida
no produce terror en el creyente. Es una esperanza que entusiasma, que alienta y que
consuela.
1. La constitución del Estado de Israel en 1948 (Lc. 21:29). La higuera (Israel) está
brotando, es decir, sacando sus hojas (Lc. 21:29–38). Por vez primera durante siglos, los
judíos tienen una existencia nacional en su propia patria. Esto significa que el reino de
Dios está cerca.
2. El surgimiento de muchas otras naciones (Lc. 21:29). Jesús predijo que no sólo la
higuera brotaría, sino que también lo harían todos los árboles. Hemos sido recientemente
testigos del fin de gobiernos coloniales y de la proliferación de nuevas naciones. Es una
era de renovados nacionalismos.
3. El regreso de Israel a la tierra en incredulidad (Ez. 36:24, 25). Ezequiel profetizó que
sólo sería tras el regreso de ellos que serían purificados de sus pecados. En la actualidad,
Israel es mayormente una nación de agnósticos; sólo un segmento muy pequeño (aunque
muy ruidoso) de la nación son judíos ortodoxos.
4. El movimiento ecuménico (Ap. 17, 18). Entendemos que la Gran Babilonia es un
inmenso sistema religioso, político y comercial compuesto de cuerpos religiosos que
profesan ser cristianos, quizá una fusión del catolicismo apóstata con el protestantismo
apóstata. La cristiandad se está volcando más y más hacia la apostasía (1 Ti. 4:1; 2 Ts.
2:3) y está de camino a ser una super iglesia mundial.
5. El crecimiento mundial del espiritismo (1 Ti 4:1–3). En la actualidad se está
esparciendo por amplias zonas del mundo.
6. La drástica decadencia de las normas morales (2 Ti. 3:1–5). La prensa diaria da
abundante prueba de esto.
7. Violencia y desobediencia civil (2 Ts. 2:7, 8). Abunda un espíritu de anarquía en los
hogares, en la vida nacional e incluso en la iglesia.
8. Gente con una forma de piedad, pero negando su poder (2 Ti. 3:5).
9. El surgimiento del espíritu anticristiano (1 Jn. 2:18), y que se manifiesta en la
multiplicación de falsas sectas que profesan ser cristianas pero que niegan todas las
doctrinas fundamentales de la fe. Engañan por imitación (2 Ti. 3:8).
10. La tendencia de las naciones a confederarse en corrientes que se aproximan a la
alineación de los últimos días. La Comunidad Económica Europea, basada en lo que se
conoce como el Tratado de Roma, ha dado paso a la Unión Europea, y puede conducir al
avivamiento del Imperio Romano —los diez dedos de hierro y barro (Dn. 2:32–35).
11. La negación de la inminente intervención de Dios en los asuntos del mundo por vía
de juicio (2 P. 3:3, 4).
1. La Tribulación, esto es, el tiempo de la angustia de Jacob (Dn. 9:27; Jer. 30:7; Mt.
24:4–28; 2 Ts. 2:2; Ap. 6:1–19:16).
2. La venida de Cristo con Sus santos (Mal. 4:1–3; 2 Ts. 1:7–9).
3. El reinado de mil años de Cristo sobre la tierra (Jl. 3:18 [cf. v. 14]; Zac. 14:8, 9 [cf. v.
1]).
4. La final destrucción de los cielos y de la tierra por el fuego (2 P. 3:7, 10).
El día del Señor es el tiempo en que Jehová intervendrá públicamente en los asuntos de
los hombres. Se caracterizará por el juicio sobre los enemigos de Israel y sobre la sección
apóstata de la nación misma de Israel, por la liberación de Su pueblo, el establecimiento del
reino de paz y prosperidad de Cristo, y por la gloria para Sí mismo.
El apóstol recuerda a sus lectores que el día del Señor vendrá como un ladrón en la
noche. Será totalmente inesperado, y caerá sobre los hombres totalmente de improviso. El
mundo estará totalmente desprevenido.
5:3 Este Día llegará también de una manera imprevista, repentino, destructivo,
inevitable e ineludible.
Habrá en el mundo una actitud de confianza y seguridad. Entonces comenzarán a caer
de improviso los juicios de Dios con una poderosa fuerza destructora. Destrucción no
significa pérdida de ser, ni aniquilación; significa pérdida de bienestar, o ruina por lo que
atañe a la existencia de uno. Será tan inevitable e ineludible como los dolores a la mujer
encinta. Los incrédulos no tendrán vía de escape de este juicio.
5:4 Es importante observar el cambio de pronombre de «ellos» en los versículos
anteriores a «vosotros» y «nosotros» en los siguientes.
El Día del Señor será día de ira para el mundo perdido. Pero, ¿qué significará para
nosotros? La respuesta es que no peligramos, porque no somos de la noche.
Aquel día vendrá como ladrón en la noche (v. 2). La única manera en que sorprenderá
a alguien será como un ladrón, y las únicas personas a las que sorprenderá serán aquellos
que son de la noche, es decir, a los inconversos. No sorprenderá a los creyentes en
absoluto, porque no son de la noche.
En la primera lectura, podría parecer que este versículo dice que el Día del Señor sí
sorprenderá a los creyentes, aunque no como un ladrón. Pero no es así. No los sorprenderá
en absoluto, porque cuando el ladrón venga en la noche de este mundo, los santos estarán
morando en luz eterna.
5:5 Todos los cristianos son hijos de la luz e hijos del día. No son de la noche ni de
las tinieblas. Es este hecho lo que les eximirá del juicio que Dios derramará sobre el
mundo que ha rechazado a Su Hijo. Los juicios del Día del Señor se dirigen sólo a aquellos
que viven en tinieblas morales y en la noche espiritual, a esos que son ajenos a Dios.
Cuando aquí dice que los cristianos son hijos del día, no se refiere al Día del Señor. Ser
hijos del día es una referencia a aquellos que habitan en el reino de la rectitud moral. El
Día del Señor es un tiempo de juicio sobre los que pertenecen al reino de la negrura moral.
5:6 Los tres siguientes versículos llaman a los creyentes a una vida consecuente con su
exaltada posición. Esto significa vigilancia y sobriedad. Debemos velar contra tentación,
pereza, etargo y distracciones. En sentido positivo, deberíamos velar por el regreso del
Señor.
Ser sobrios aquí no se refiere sólo a serlo en la conversación y conducta generales, sino
también a ser templados en lo que se refiere a la comida y a la bebida.
5:7 En el reino natural, dormir está asociado con la noche. Igualmente en el reino
espiritual, la indiferencia negligente caracteriza a los hijos de las tinieblas, es decir, a los
inconversos.
Los hombres prefieren celebrar sus orgías y borracheras de noche; aman las tinieblas
más que la luz, porque sus obras son malas (Jn. 3:19). El mismo nombre «club nocturno»
vincula las ideas de borracheras y orgías con las tinieblas de la noche.
5:8 Los que somos del día deberíamos andar en la luz así como Él está en la luz (1 Jn.
1:7). Esto significa juzgar y abandonar el pecado y evitar excesos de toda clase. También
significa revestirse de la armadura cristiana y mantenerla puesta. La armadura se compone
de la coraza de fe y amor y de la esperanza de salvación como yelmo. En otras palabras,
la armadura es fe, amor y esperanza —los tres elementos cardinales del carácter
cristiano—. No es necesario apremiar los detalles de la coraza y del yelmo. El apóstol está
sencillamente diciendo que los hijos de luz deberían llevar la cubierta protectora de una
vida piadosa y consecuente. ¿Que es lo que nos preserva de la corrupción que está en el
mundo por causa de la concupiscencia?
La fe, o dependencia de Dios. El amor al Señor y los unos a los otros. La esperanza
del regreso de Cristo.
5:9 El Arrebatamiento tiene dos aspectos: salvación e ira. Para el creyente significa la
consumación de su salvación en el cielo. Para el incrédulo, significa la introducción de un
tiempo de ira sobre la tierra. Por cuanto somos del día, no nos ha puesto Dios para la ira
que derramará durante el Periodo de la Tribulación, sino para salvación en su sentido más
pleno —exención para siempre de la misma presencia del pecado.
Algunos comprenden la ira aquí como refiriéndose al castigo que los incrédulos
sufrirán en el infierno. Naturalmente, es cierto que Dios no nos ha puesto para eso, pero es
arbitrario introducir aquí este pensamiento. Pablo no está hablando del infierno, sino de los
acontecimientos futuros sobre la tierra. El contexto trata acerca del Día del Señor —el más
grande periodo de ira en la historia de hombre sobre la tierra (Mt. 24:21). No tenemos una
cita con el verdugo, sino con el Salvador.
Algunos dicen que la Tribulación es el tiempo de la ira de Satanás (Ap. 12:12), no de la
ira de Dios. Dicen que la iglesia experimentará la ira de Satanás, pero que será librada de
ira de Dios en la Segunda Venida de Cristo. Sin embargo, los siguientes versículos hablan
de la ira de Dios y del Cordero, y su marco es durante el Periodo de la Tribulación:
Apocalipsis 6:16, 17; 14:9, 10, 19; 15:1, 7; 16:1, 19.
5:10 Este versículo enfatiza el inmenso precio que nuestro Señor Jesús pagó para
librarnos de la ira y asegurar nuestra salvación. Murió por nosotros para que, ya sea que
velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.
Hay dos maneras de comprender la expresión ya sea que velemos, o que durmamos.
Algunos eruditos lo comprenden como significando «vivos o muertos» en el tiempo del
Arrebatamiento. Señalan que habrá en aquel tiempo dos clases de creyentes: los que habrán
muerto en Cristo, y los que estén todavía vivos. De modo que el pensamiento sería que
tanto si estamos entre los vivos como si estamos entre los muertos para cuando Cristo
regrese, viviremos juntamente con él. Los cristianos no pierden nada. El Señor lo explicó a
Marta: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto [esto es,
un cristiano que muera antes del Arrebatamiento], vivirá [resucitará de entre los muertos].
Y todo aquel que vive y cree en mí [un creyente que esté vivo cuando llegue el
Arrebatamiento], no morirá eternamente …» (Jn. 11:25, 26).
El otro punto de vista que mantienen ciertos eruditos es que la frase que velemos o que
durmamos significa «vigilantes o mundanos». En otras palabras, Pablo está diciendo que
el hecho de que estemos espiritualmente alerta o que seamos carnalmente indiferentes a las
cosas espirituales, seremos arrebatados para encontrarnos con el Señor. Nuestra salvación
eterna no depende de nuestra agudeza espiritual durante los últimos momentos de nuestro
tiempo sobre la tierra. Si estamos verdaderamente convertidos, viviremos juntamente con
él cuando Él vuelva, tanto si estamos de puntillas y llenos de expectación como si estamos
tumbados durmiendo. Nuestra condición espiritual determinará nuestras recompensas, pero
nuestra salvación depende de la fe sólo en Cristo.
Los que mantienen este segundo punto de vista observan que la palabra para velemos es
la misma palabra que aparece en el versículo 6, y que la palabra para durmamos se utiliza
en los versículos 6 y 7 para significar «insensibilidad a las cosas divinas, involucrando
amoldamiento al mundo» (Vine). En cambio, no es la misma palabra que se emplea en
4:13, 14 y 15 para denotar muerte.
5:11 En vista de una tan gran salvación, por amor a un tan gran Salvador y a la luz de
Su pronto regreso, deberíamos exhortarnos unos a otros mediante la enseñanza, el aliento y
el ejemplo, y deberíamos edificarnos unos a otros con la palabra de Dios y con una amante
solicitud. Debido a que viviremos entonces con Él, deberíamos vivir unos con otros ahora
de forma cooperante.
1. Que amonestéis a los ociosos —los que no quieran mantenerse al paso, sino que
insisten en perturbar la paz de la iglesia con su conducta irresponsable—. Aquí, los ociosos
son los que rehúsan trabajar. Son los mismos que se describen en 2 Tesalonicenses 3:6–12,
que andan desordenadamente, no trabajando, sino entremetiéndose en cosas ajenas.
2. Que alentéis a los de poco ánimo —los que necesitan de constante exhortación para
trascender sus dificultades y proseguir firmes para el Señor.
Acerca de la traducción de la KJV, «confortad a los de mente débil», Ockenga observa: «Si
éste fuese el significado del término, también los confortaríamos. Parecen congregarse
cuando se predica el evangelio.» ¿Y no es éste un tributo al evangelio y a la iglesia
cristiana? Al menos ésta es una esfera donde encuentran simpatía, amor y consideración.
3. Que sostengáis a los débiles —es decir, ayudar a los que sean espiritual, moral y
físicamente débiles—. Probablemente la idea principal aquí es el soporte espiritual y moral
de los débiles en la fe, aunque no deberíamos excluir la ayuda financiera.
4. Que seáis pacientes para con todos —mostrad la gracia de la longanimidad cuando
otros tiendan a irritar y a provocar.
5:15 Hablando ahora a los cristianos en general, Pablo prohíbe todo pensamiento de
revancha. La reacción natural es la de desquitarse, de devolver mal por mal. Pero el
cristiano debería tener tal comunión con el Señor Jesús que reaccione de una manera
sobrenatural. En otras palabras, de manera instintiva mostrará bondad y amor a otros
creyentes y también a los inconversos.
5:16 El gozo puede ser la constante experiencia del cristiano, aun en las circunstancias
más adversas, porque Cristo es la fuente y el tema de su gozo, y porque Cristo está al
control de las circunstancias. De pasada, el versículo «Estad siempre gozosos» es el más
corto del NT griego, aunque «Jesús lloró» es el más breve en castellano.
5:17 La oración debería ser la constante actitud del cristiano —no que abandone sus
deberes normales y se dedique sólo a la oración—. Ora en ciertos tiempos regulares;
también ora extemporáneamente cuando surge la necesidad; y goza de una continua
comunión con el Señor mediante la oración.
5:18 Dar gracias a Dios debería ser la emoción arraigada del cristiano. Si Romanos
8:28 es cierto, entonces deberíamos poder dar gracias al Señor en todo tiempo, en todas las
circunstancias y en todo, siempre y cuando mediante ello no excusamos el pecado.
Estos tres buenos hábitos han sido designados como las consignas de la iglesia.
Representan la voluntad de Dios para con nosotros en Cristo Jesús. Las palabras en
Cristo Jesús nos recuerdan que Él nos enseñó estas cosas durante Su ministerio terrenal y
que fue la viva encarnación de lo que enseñaba. Por la enseñanza y por el ejemplo, nos
reveló cuál es la voluntad de Dios acerca del gozo, de la oración y de la acción de gracias.
5:19 Los siguientes cuatro versículos parecen tratar con la conducta en la asamblea.
Apagar el Espíritu significa ahogar Su obra en medio de nosotros, limitarlo y
estorbarlo. El pecado apaga al Espíritu. Las tradiciones lo apagan. Los reglamentos y
normas humanas en el culto público lo apagan. La desunión lo apaga. Alguien ha dicho:
«Las miradas frías, las palabras despreciativas, el silencio, la calculada indiferencia, hacen
mucho por apagarle. Lo mismo las críticas carentes de amor». Ryrie dice que el Espíritu es
apagado siempre que Su ministerio es ahogado en un individuo o en la iglesia.
5:20 Si ligamos este versículo con el anterior, entonces el pensamiento es que
apagamos el Espíritu cuando menospreciamos las profecías. Así, un hermano joven puede
hacer una declaración poco elegante en su ministerio público. Si lo criticamos de forma que
lo avergoncemos de su testimonio para Cristo, apagamos el Espíritu.
En su sentido primordial en el NT, profetizar significaba hablar la palabra de Dios. Las
proclamaciones inspiradas de los profetas se nos preservan en la Biblia. En un sentido
secundario, profetizar significa declarar la mente de Dios que nos ha sido revelada en la
Biblia.
5:21 Debemos evaluar lo que oímos y retener lo bueno, genuino y veraz. La norma por
la que examinamos toda predicación y enseñanza es la palabra de Dios. Habrá abuso en
ocasiones en el contexto de la libertad del Espíritu de hablar por medio de diferentes
hermanos. Pero apagar el Espíritu no es la forma de remediar estos abusos.
Como escribió el doctor Denney:
Una reunión abierta, una libertad de profetizar, una reunión en la que cada uno podía
hablar según el Espíritu les diese que lo hiciesen, es una de las clamorosas necesidades de
la iglesia moderna.
5:22 Absteneos de toda especie de mal puede referirse a falsas lenguas, profecías o
enseñanzas, o puede referirse al mal en general.
A. T. Pierson observa que hay siete distintas actitudes para el cristiano en los versículos
16–22:
1. La actitud de alabanza (16). Hallando todos los tratos de Dios como infinitamente
entusiasmantes.
2. La actitud de oración (17). La oración nunca debería ser inapropiada ni vergonzosa.
3. La actitud de acción de gracias (18). Incluso en circunstancias no gratas para la carne.
4. La actitud espiritual (19). Él debería tener plena libertad en y por medio de nosotros.
5. La actitud dócil (20). Por medio de cualquier canal que Dios elija emplear.
6. La actitud judicial (21). Comparar 1 Juan 4:1. Ponerlo todo a prueba por la palabra de
Dios.
7. La actitud santificada (22). Si se forma mal en tu mente, evítalo.
SANTIFICACIÓN
Hay cuatro fases de la santificación en el NT —la anterior a la conversión, la
posicional, la práctica o progresiva, y la perfecta.
1. Incluso antes de que una persona sea salva, es separada en una posición de
privilegio externo. Así, leemos en 1 Corintios 7:14 que un marido incrédulo es santificado
por su mujer creyente. Esta es una santificación anterior a la conversión.
2. En el momento en que una persona nace de nuevo, es santificada posicionalmente
en virtud de su unión con Cristo. Esto quiere decir que es apartada a Dios del mundo. Se
hace referencia a esto en pasajes como Hechos 26:18; 1 Corintios 1:2; 6:11; 2
Tesalonicenses 2:13; Hebreos 10:10, 14.
3. Luego hay la santificación progresiva. Se trata de un apartamiento presente del
creyente a Dios, dando la espalda al mundo, al pecado y al yo. Es el proceso por el que
va asemejándose más y más a Cristo. Es la santificación por la que Pablo ora por los
tesalonicenses aquí. También se encuentra en 1 Tesalonicenses 4:3, 4; 2 Timoteo 2:21.
Es producida por el Espíritu Santo cuando somos obedientes a la palabra de Dios (Jn.
17:17; 2 Co. 3:18). Esta santificación práctica es un proceso que debería proseguir en
tanto que el creyente esté en la tierra. Nunca conseguirá la perfección ni la impecabilidad
en su estado actual, pero debería siempre estar lanzado hacia esta meta.
4. La perfecta santificación se refiere a la final condición del creyente en el cielo.
Cuando vaya a estar con el Señor, será moralmente como el Señor, total y finalmente
separado del pecado (1 Jn. 3:1–3).
1. El espíritu, (a) de todo aquello que lo contamine (2 Co. 7:1); (b) todo lo que
obstaculice el testimonio del Espíritu Santo acerca de la relación de los santos con Dios
(Ro. 8:16); y (c) todo aquello que impida la adoración que Él busca (Jn. 4:23; Fil. 3:3).
2. El alma, (a) de malos pensamientos (Mt. 15:18, 19; Ef. 2:3); (b) de apetitos carnales
que militan contra ella (1 P. 2:11); y (c) de amarguras y contiendas (He. 12:15).
3. El cuerpo, (a) de contaminación (1 Ts. 4:3–8); y (b) de malos usos (Ro. 6:19).
Algunos niegan que los inconversos tienen espíritu. Quizá basan esto en el hecho de
que espiritualmente están muertos (Ef. 2:1). Sin embargo, el hecho de que los inconversos
estén espiritualmente muertos no significa que no tengan espíritu. Significa que están
muertos por lo que respecta a toda comunión con Dios. Sus espíritus pueden estar muy
vivos, por ejemplo, por lo que respecta al contacto con el mundo del ocultismo, pero están
muertos para con Dios.
Lenski advierte:
Muchos se sienten satisfechos con un cristianismo parcial, y algunas partes de sus vida
siguen siendo mundanas. Las amonestaciones apostólicas hurgan constantemente en todos
los rincones de nuestras naturalezas, para que ninguno se escape de la purificación.
Observemos que en los versículos 25–27 tenemos tres claves para una vida cristiana de
éxito: (1) la oración (v. 25); (2) el amor por los hermanos en la fe, lo que habla de la
comunión (v. 26); y (3) la lectura y el estudio de la palabra (v. 27).
5:28 Finalmente, tenemos el característico final de Pablo. Comienza su Primera
Epístola a los Tesalonicenses con gracia, y ahora la concluye con el mismo tema. Para el
apóstol, el cristianismo es gracia de comienzo a fin. Amén.
Bibliografía
Buckland, A. R. St. Paul’s First Epistle to the Thessalonians. Philadelphia: The Union
Press, 1908.
———. St. Paul’s Second Epistle to the Thessalonians. Philadelphia: The Union Press,
1909.
Denney, James. The Epistles to the Thessalonians. New York: George H. Doran Company,
s.f.
Eadie, John. A Commentary on the Greek Text of the Epistles of Paul to the Thessalonians.
Londres: MacMillan, 1877.
Frame, James E. A Critical and Exegetical Commentary on the Epistles of Paul to the
Thessalonians, ICC. New York: Chas. Scribner’s Sons, 1912.
Hogg, C. F. y Vine, W. E. The Epistles of Paul the Apostle to the Thessalonians. Londres:
C. A. Hammond, 1953.
Kelly, William. Elements of Prophecy. Londres: G. Morrish, 1876.
———. The Epistles of Paul the Apostle to the Thessalonians. Londres: C. A. Hammond,
1953.
Morris, Leon. The Epistles of Paul to the Thessalonians,TBC. Grand Rapids: Wm. B.
Eerdmans Publishing Company, 1957.
. The First and Second Epistles to the Thessalonians, NIC. Grand Rapids: Wm. B.
Eerdmans Publishing Company, 1959.
Wood, George Robert Harding. St. Paul’s First Letter. Londres: Henry W. Walter Ltd.,
1952.
Carrol, B. H. Comentario Bíblico-Carrol, Vol. 10: Santiago/Tesalonicenses/Corintios.
CLIE, Terrassa.
Ironside, H. A., Estudios sobre Primera y Segunda Tesalonicenses. CLIE, Terrassa.
Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 12–2ª Corintios-Hebreos. CLIE, Terrassa.
Paley, Guillermo. Epístolas de Pablo. CLIE, Terrassa.