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Erik H. Erikson EL CICLO VITAL COMPLETADO f AUN editorial PAIDOS INDICE PREFACIO Introduccion Nota historiea sobre el “mundo externo” igénesis y pregenitalidad Modos orginicos y modalidades posturales ¥ sociales Modos pregenitales, 41. Modalidades posturales, 48, Ritualizacion, 53 "te psicosexualidad y ol eielo de las gene- E LlFéstadios fundamentales del desarrollo psicosocial TReerca de los términos utilizados y de tos diagramas Eraltimo.estadio 1 vineuto generacional: la adultez La adolescencia y la edad escolar {Los aftos preescolares 15 15 29 29 4 wo HL CICLO ViTAL comPLeTADe mismo"; “de ta centricidad yoica a las relaciones entre pares”; “del juego al trabajo”. Como concepto, este ‘esquema evolutivo se basa, por supuesto, en las dos teorias fundamentales del psicoundlisis: la del desarro- Mo psicosexual y la del yo. En mi contribucién (1980 a) yo trataba de delinear los “elementos” de una teorfa psicoanalitica del desa- rollo psicosocial, Ademds, rastreé por primera vez la tgradual inclusion en el pensamiento psicoanalitico de To que se Hamé una vez “el mundo externo”, desde mis primeros dfas de formacién psicounalitica en Viena, hasta Jos primeros anos que pasé en Estados Unidos. Luego de acentuar la complementariedad de los enfo- ques psicosexual y psicosocial y su relacién con el con- cepto del yo, procedi a resenar los correspondientes es tadios del ciclo de la vida Reformular ahora con tanta extensién las considera clones teéricas que uno fue enunciando a lo largo de st vida y en una variedad de contextos plenos de datos, puede parecer tarea poco fructifera para el autor y el lector. Pero fue en realidad el énfasis que se daba al en- Foque histérico en la invitacion del NIMH, Io que me sgiié que era ésta una empresa valida, pues tal exten- sion de la teorfa psicoanalitica s6lo podria haberse ori- ginado en Estados Unidos y en un perfodo —las déca- das del 30 y del 40— en que los psicoanalistas, en una fatmésfera de creciente turbulencia mundial, fueron ‘bien recibidos en los centros médicos y también en las discusiones interdisciplinarias intensivas. Y tales discu- siones resultaron mds tarde fundamentales para el tema central de la Midcentury White House Conference on Children and Youth, a la que Joan Erikson y yo con- tribuimos con un trabajo titulado “Growth and Crises of the “Healthy Personality’ ” (1950), Deed entonces volver a editar y ampliar en los pun- tos necessrios lo que habia escrito para el NIMH intro- duciendo s6lo un cambio importante: al Hegar (una ver més!) a resefar los estadios de la vida, cambié el ‘orden de presentacion. En el capitulo escrito para el NIMH ya habia optado por comenzar la lista de 10s es tadios psicosociales no con la nif, como es costum= bre, sino con la adwltez: la “idea” es que una vez que luno ha elaborado Ta intervinculacion de todos los esta- dios, debe poder comenzar con cualquiera de ellos llegar desde éste, de un modo orgénico, » cualquier ‘otro en cl mapa que los agrupa, Y la adultez, después de todo, es el vineulo entre el ciclo vital individual y el ticto de las generaciones. Sin embargo, en este ensayo voy més lejos y comienzo mi tratamiento de los esta- dios con el iltimo, la vefez, para averiguar en qué me- ‘ida el ciclo vital completado puede dar sentido a toda la trayectoria de la vida No obstante, por dondequiers que comencemos, el rol fundamental que los estadios de la vida desempenan fen nuestra teorizacién psicosocial nos llevaré cada vez. mas profundamente a los problemas de la relatividad histérica Asi, una mirada rotrospectiva a Tas dtimas| ‘dScadas del presente siglo muestra que la vejez sélo se ‘sdescubrié’” en afios recientes —y ello por razones tan to tebricas como historicas~, pues requifid por cierto, alguna redefinicién elhecho de que se descubriera y que los propios viejos descubrieran) que un ntimero erecien- te de viejos representan una masa de viejos més bien ‘que una dlite de ancianos. Antes de esto, sin embargo, 2 BLEICLO VITAL COMPLETADO hhabfamos legado finalmente a reconocer @ la adultez como una fase evolutiva y conflictual por sf misma, sas bien que considerarla meramente como el fin ma duro de todo desarrollo (p. ej., Benedek, 1959). Antes, de esto (y entonces s6lo en los aflos 60, perfodo en que se produjo una crisis de identidad nacional reflejada Graméticamente en la conducta publics de algunos de ‘nuestros jévenes), habiamos aprendido a centrar nues- tra atencién en la ensis de identidad de la adolescencia como algo fundamental para la dinémica evolutiva del ciclo vital (Erikson, 1959). ¥ como hemos sefalado, Ia “personalidad sana” del nino y todos Tos estadios in- fantiles que sélo se descubrieron en este siglo no llega ron a constituirse en el centro de fa atencién sistemati- ca en Estados Unidos antes de la d&cada del 50, Por lo tanto, al leer este ensayo el lector en st. tiempo y lugar vital histérico— puede querer examinar ‘nuestro intento de “completar” el ciclo vital dentro del lapso de nuestra vida, Esperamos que este titulo suene suficientemente irdnico como para que no se lo tome como una promesa de expasiciOn exhaustiva de una vi- dda humana perfecta, pues sélo estd destinado a contfir- ‘mar el hecho de que si uno habla de la vida como un Ciclo, ello implica ya alguna clase de autocompleta Imiento, Pero la elaboracién que de esto se haga en un determinado momento depende, por supuesto, del es tadio tedrico de la propia disciplina y del significado que pueden tener para nosotros y para nuestros congé- heres diferentes perfodos de la vida. En Ia actualidad, tallgunos de nuestros términos y conceptos parecen demasiado ligados a nuestro tiempo —0 a nuestra épo- ca? Y si el cambio de los tiempos sugiere un cambio PREACIO B en ty ideas, ;pueden mantener nestos txminos = Silents ginal y sepuir contrbuyendo 4 gue nos catondamos? orn parte, s6lo puedo reformblar aqui losin: nos tl como "se me presenaron” en su complelidad, Ttonces mgestiva, pero tambien adecuadaments onde. saa Comptia “que, in embers, condujo my Mango's duraderos equivocoff Al eformlarios on et Feuents bro ne puedo eviter que sua en algunos de eee catores la seiteradasospecia de que ya han Te(Jo rh iguna parte” ete o age pase, quzdsextenso, Puede ue set ast use me ha pared que en eta sin- raiessd tents seldom algunos casos reformular os ya paecia haber sido expresado en forma adecus- ay focurse asi que mis reconocimientos también pue- den formularse referidos a una secuencia de décadas, ‘Lo que he aprendido de mis colaboradores puede no- tarse muy bien observando la lista de las instituciones de investigacién con las que tuve el priviegio de estar Vinculado mientras cjeresa como psicoanalista y parti- ‘ipaba en las aplicaciones de esta disciplina en as es- feuelas de medicina. En la década del 30 estuve vineul do con la Harvard Psychological Clinic y con el Yale Institute of Human Relations; en los afios 40, con el Guidance Study det Institute of Human Development de la Universidad de California, Berkeley, y en Jos aos $0, como residente en el Austen Riggs Center, en las Berkshires. Cada una de estas instituciones, con sus modalidades innovadoras, me permitio una consagra- ion memorable al estudio clinico 0 evolutivo de de- terminados grupos de edad de seres humanos, Por dl. ry ELCICLO VITAL COMPLETADO. timo, en los afos 60 mi propio curso para alumnos no graduados, sobre “EI ciclo vital humano”, dictado en Harvard, me permitié compartir el esquema evolutivo con un amplio grupo de alumnos que respondian muy bien y estaban profundamente interesados tanto en la vida como en la historia. En el texto se nombra a algunas personas cuyo ‘apoyo result especialmente vital a lo largo de los afos. Cualquier intento de hacerles “justicia”, en este con- texto a ellos y a otros que no menciono, parecerta fk a! Como en todos mis prefacios, concluyo mis reco- nocimientos dando las gracias a Joan Erikson, Nuestra contribucién conjunta (ya mencionada) a la Midcentu- ty White House Conference muestra muy claramente que su gufa “editorial” ha ido mucho mis allé de ha- ccerme legible: ha logrado vivificar todo el mundo de imagenes del ciclo vital que aqui dejo reseftado Erikson, 1950, 1976). * La preparacié de este ensayo cont6 con el apoyo parcial et Maurice Falk Medical Fund, de Pitsburg, Pennsylvania, 4 INTRODUCCION Norauusrontes = bio= FI término y concepto “psicosocial”, en un con- texto psicoanalitico, est4 obviamente ‘destinado a complementar ta teorfa dominante de la psicosexual dad. Para presentar un cuadro de los comienzos de tal esfuerzo debo remontarme a la época de mi formacion fen Viena el periodo en que ibs cobrando atige la psi- cologia del yo y esbozar brevemente algunas concep~ walizaciones cambiantes de Ia relacién del yo con el ambiente social. Es cierto que las dos obras bésieas s0- bre el yo ~E1 yo.» los mecanismos de defensa, de Anna Freud, y La psicologia del yo y el problema de ta adap- tacién, de H, Hartmann séio aparecieron en 1936 y en 1939, respectivamente, Pero las observaciones y conclusiones en que se basaban estas dos obras domi- nnaron buena parte de la discusién en los anos anterio- res al completamiento de mi formacién y a mi emigra- cidn a Estados Unidos en 1933. Entretanto, las funcio= nes defensivas y adaptativas del yo han llegada a cons- tituir facetas firmes de la teoria psicoanalitica, it pro- Pésito af remontarme a sus origenes es indicar de qué 16 EL CICLO VITAL COMPLETADO in nt ay comune fren es fet ar Sonne pent en 1936, “Hartmann mostré una actitud positiva ei r nerRoDUCCION " de cada término correspondiente en Ia teoria psicoana- Iitica y, en verdad, en todas las aplicaciones de teorias de le ciencia natural al hombre. La posici6n original de Freud se orientaba, por supucsto, hacia el impulso, ¥ ii generacion de hombres y mujeres formados en ropa Central recordarén que este término, ef més fu damental de todos, Trieb, en sti uso en alemén tenia luna cantidad de connotaciones en la filosofia de la na turaleza, y a Ia vez un valor ponderativo y también re lacionado con una idea de desarreglo: esto (para bien 0 para_mal) se perdié al traducitio como “instinto” 0 “impulso”, Die suessen Triebe ~“los dulces impulsos”—, podia decir ef poeta alemin, mientras que severos fi- Sidlogos podian hablar de la obligacién de que, todo trabajo digno del nombre de ciencia encontrara “fer zas de igual dignidad” (Jones, 1953) ~iguales a las que ‘ya habjin aislado y cuantificado las ciencias naturales Pero si bien Freud insistié en que “todas nuestras ideas provisionales en psicologia se basardn alain dfa, pre- fumiblemente, en una subestructura orgdnica” (1914), tambien dejo en claro que estaba dispucsto a esperar tun apoyo experimental realmente confiable de la exis- tencia de una energta instintiva de alcance universal y, sin embargo, de innegable cardcter mitico. Asi com- prendimos que se oponfa a los intentos “materialistas” de Reich, de hallar hucllas mensurabes de Ia libido en la tonicidad de algunas superticies corporates Los trabajos de Freud habjan comenzado en el siglo cen que Darwin investigaba el origen evolutivo de tas es- pecies; y el nuevo effios humanistico requeria que la hhumanidad, otrora tan orgullosa de ta conciencia y ta festatura moral de su supuesta madurez civilizada, acep- L 6 1H CICLO VIFAL cOMPLETADO tara el descubrimiento de las rafces primarias de sus ancestros animales, de su prehistoria pristina, y de tos estadios infantiles de st. ontogenia. Estas ideas estaban fen todo easo implicitas en esa terminologia de la ener fia instintiva que a To largo de los afios ha llegado a fransmitir una cierta conviceién ritualista, mas bien que tina persistente esperanza de lograr estricta confirma cidn cientifica, En su momento, sin embargo, esta for ima enetgética de pensamiento abrio insospechadss —0 ‘quizds sospechadas— comprensiones. El propésito por cl que Freud traz6 esta linea se inspiraba, sin embargo (como lo ha mostrado en forma tan elocuente la correspondencia entre Freud y Jung, recientemente publiada), en su conviccién de que era de fundamen- tal necesidad estudiar con gran atencién ese micteo in- consciente e instintivo del hombre que él llamaba el “ello” (y, por ende, algo afin a un mundo-exterior in~ temo), y no ceder de ninguna manera a la tenaz resis- tencia de la humanidad a ver su naturaleza “inferior”, nia su tendencia a desvitalizar tales perspectivas remi- tologizandolas como “superiores”. No es sorprendente, entonces, que la realidad social, en relacion con ese bus lente caldero interno que era el principal objeto de exploracién, ocupara al comienzo una especie de posi- Gign extraterritorial y se denominara, con mucha fre- ‘cuencia, “mundo externo” o “realidad externa”. Asi, nuestro orgulloso yo, al que Freud llamaba une “eriatura de frontera”, “tiene que servi a tres duefos y est, por Consiguiente, amenazado por tres peligros, prove niientes del mundo externo, de la libido y el ello, y de la severidad del supery6" (S. Freud, 1923). ‘Al examinar por primera vez la relacion entre el Yo y la vida grupal, Freud (1921) analiz6 las posiciones de los autores de su época (por ejemplo, Le Bon, MeDou- all) que trabajaron sobre formaciones erupales “artifi- Giles”, es decir, multitudes, muchedumbres, meras ‘masas, 0 lo que Freud llama grupos “primatios” y “primitivos™. Freud cents6 su atencién sobre la "inser- cién del individuo adulto dentro de un conjunto de personas que ha adguirido la caracteristica de grupo psicol6gico” (Ia bastardilla es mia). Proféticamente, el objeto de su reflexién era el problema de cémo tales ‘grupos “permiten que el hombre se desembarace de la represién de sus impulsos inconscientes”. En esa época, Freud no se formulé la pregunta fundamental acerca de cémo el individuo ha llegado a adquirir lo que “po- sefa fuera del grupo primitive”: “sw propia continul- dad, su autoconciencia, sus tradiciones 9 sus costum bres, las funciones y la posicién que le son propias y articulares”. E1 principal objetivo de Freud al analizar grupos “artificiales” (tales como una iglesia 0 un ejérci- to) era mostrar que la cohesi6n de tales grupos depen- de de “instintos de amor” que se han desviado de sus fines biologicos para contribuir a formar apegos socia- les, “aunque no aetiian con menos energia en ese res- ecto”. Este dltimo supuesto debe interesarnos en el contexto del desarrollo psicosocial: zeual puede ser la legitimidad que permita “transferir el amor... de fines sexuales @ fines sociales” —queremos decir, transferitlo sin menoscabo~? Anna Freud, en su sintesis de los mecanismos de- fensivos del yo, telex de nev a un “mundo externo™ Ja presencia de fuerzas sociales, ya generalmente reco- nocidas: “EI yo resulta vietorioso cuando sus medidas » ELCICLO viral. coMPLETADO dofensivas fe permiten restringir el desarrollo de la an- siedad y transformar los instintos de modo que, aun en circunstancias dificiles, se asegurealgtn grado de gratift cacién, con lo cual se establecen las relaciones mis ar- ‘moniosas posibles entre el ello, et supery6 y las fuerzas del mundo externo” (A. Freud, 1936). En sus trabajos Posteriores siguid esta misma direccién al formular ff nneas evolutivas que “en cada caso..., sefalan como, a partir de actitudes dependientes, irracionales, determi nadas por el ello y tos objetos, el nino va destrrollando gradualmente un control ereciente del yo sobre st! mundo interno y externo” (A. Freud, 1965). Sin em- Dargo, al preguntarse “qué es lo que selecciona lineas individuales y las promueve especialmente en el desa- rrolfo”, Anna Freud sugirié que “tenemos que tener en cuenta influencias ambientales accidentales. En el and lisis de nifios mayores y al reconstruir el proceso a par- lir det analisis de adultos, hemos descubierto que estas fuerzas se encarnan en la personalidad de los progeni- tores, sus acciones ¢ ideales, la atmésfera familiar, el impacto que produce el ambiente cultural como un to- do”. Subsiste Ia cuestidn respecto de cules de estas influencias ambientales sonmés omenes “aceidentales” Hartmann, por su partg, tomé una posiciin total ‘mente distinta al sugerir que el yo humano, lejos de ser ‘meramente Ia defensa evolutiva contra el ello, tenfa raices independientes. A funciones clisicas de ia mente ‘humana, tales como la motilidad, la percepeién y la ‘memoria, Hartmann las Hamaba “aparatos yoicos de la autonomia primaria”. También consideraba que todas estas capacidades de desarrollo consistfan en tn estado ide adaptaciin a lo que él denominaba “un ambiente 3 rvrRopuccion a promedio previsible”, Como dij Rapaport: “Mediante Eyton soncepton, puso et undamento del conceptoy a tcovia piconnaliticos se im adaption, y esboe8 lt pnimerd tooria enerairada de as relaciones de real Mn la palelogta psicoanalitica del yo (Rapaport, a Eason, 1959), Foro. -apes Rapaport no n0s ‘treet icoriapicosoildfernciadsy especies {Yen verdad un “ambiente promedio previsile” Pars ce ‘postular Salo un minio de las condiciones que Sys atevros det hace pole mer sper civenca, pero inno las enormes variaciones comple. Jidaden den vida social que son eate dela vita naval y comuntaria~y, adem, de graves confe~ to En verdad, Hartmann sis también empeando Cha sent express te oo “atu respecto Ile vealidad™ (L047), "accion frente ata reali thot y tua enel mundo extern (1986) nara Sarna unos breves prays ue senalan nde puee Gen tearrseen an determinado momento, ls ines ne destroilo den camo El vocabularo ecanisita _isialinta deta teoria psicoanaltic, suf como ls pesstentes referencias l nun extern legaron a ntirme en as prmeras Clapas de mi Tormasion,expecalmente debi a lima general de los seminaros sinicos en particular el ‘indreminar” te Ana Fe, gue estaba a SDelaes somo internos y trasintaban entonces un expt mt ue caacterian lo mejor dela formacton pstoana- Ika, Freud esenbio una ver 4 Romain Rolland que "endo vomo son nosso istntos santos Ye mo do que now rove pienso qe el amor nO es menos 2 EL ClcL0 VITAL CoMPLETADO esencial para la supervivencia de ta raza humana que cosas tales como la tecnologia" (1926), ¥ nosotros los estudiantes pudimos en verdad experimentar en las dis ‘cusiones clinicas una forma moderna de carltas consis- fente en reconocer que, en principio, todos los seres hhumanos son iguales porque estin expucstos a los mismos conflictos, y que la “técnica” psicoanalitica requiere la aprehension por el psicoanalista de los con- Mietos que puede estar “transfiriendo” en forma inevi- table (y muy instructiva) de su propia vida a una de- {erminada situacion terapéutica Estos son, en todo easo, los conceptos y las palabras ‘que yo utilizaria hoy para caracterizar el nicleo de un nuevo espiritu comunitario que percibi a veces en mis anos de estudiante, Ast, la presentacion y discusidn ex- fensiva ¢ intensiva de casos parecéa estar en oposicion polar con e! legato terminologico que proveia el marco de referencia para el discurso tedrivo. El lenguaje clit= co y el feérico parecian fomentar dos actitudes dife rentes hacia Ia motivacién humana, aunque resultaran complementarias en nuestra experiencia formativa demas, as{ como el tratamiento de adultos habta Nevado 2 ta formulacién de algunos subestadios defini ddos y decisivos de la ninez, y por ende a supuestos evo- lutivos que establecieron una primera pauta en el evere tual estudio de todo el ciclo vital, también la observa cidn directa y el tratamiento psicoanalitico de nitos Ja sugirieron contundentemente. En la discusion de te- les trabajos, lego a manifestarse de la manera mas cla- fa el canicter evolutivo del psicoanilisis, pues los ninos no solo offectan sorprendentes verifieaciones sintomé ticas de los supuestos patozraticos del psicoanlisis, si lnermopuecion 2 ‘no que @ menudo lo hacfan superando todas las expec fativas adultas por su manera directa de expresién Idk cca y comunicativa. Se revel6 ast, junto con los intensos tonflictos infantites, un esfuerzo de experiencia y sf tesis pleno de recursos e inventiva. Fue en los seminse rios en que se trataba la patologia infantil yen los que intervenian psicoanalistas profundamente interesados cen la “eduicacion progresista”, donde fue pasando a se~ undo plano el lenguaje reduccionista de la teorva cien {ifiea, mientras la escena se iba animando con innume- rubles defalles ilustrativos de Ia mutua implicacion en- tre el paciente y otras personas sipnificativas. Se suge- ia entonces como futuro tema de estudio, no la “eco hom{a™ interna de impulso y defensi de una sola per sona, sino una ecologia de activacién mutua dentro de tuna unidad comunitara, tal como la familia. Esto pa reefs ser particularmente exacto en el caso de las ob- servaciones presentadas por los dos principales obser- vadores de jovenes, Siegfried Bernfeld y August Aich- hom. Al primero de ellos lo conoet sobre todo como conlerenciante invitado, y al segundo como el exposi- tor mis sensible y realista de los problemas de los de- lincuentes juveniles. En fa actualidad, no vacilaria en afiemar que la di ferencia fundamental que existia entre el enfoque ted rico y el clinico que cargcterizaban nuestra formacion fe lt que observamos entre Ia preocupacion del siglo pasado por la economia de la enersia, y el énfasis que se da en nuestro siglo ala complementariedad y la rela tividad. Sin saber muy bien por qué lo hacia, titulé lego el primer capitulo de mi primer libro: “Relevans cia y relatividad en Ia historia de casos" (1951, 1963). 2% BLCICLO VITAL COMPLETADO. Como quiera que se Io lea, y por més analégico que pueda ser tal pensamiento, he legado a considerar que |i actitud cliniea bsica del psicoandlisis consiste en luna experiencia basada en el reconocimiento de malt bles relatividades ~idea que espero se vaya aclarando eneste ensayo Pero habia un tercer ingrediente en ta situacién de aprendizaje en Viena, que para mf no podis subordi, narse ni al enfoque elinico nial teorico: me refiero al placer (S610 puedo Mamarlo estético) surgido de la ‘atencion configuracional, abierta, que se dedicaba a la rica interaccién de forma y significado, cuyo modelo ra, sobre todo, La interpretactén de tos suefos, de Froud. De alli se ta transferfa ficilmente a la observa cidn de Ia conducta de juego de los nifiog, y permitia ercibir igualmente 1o que tal eonducta negaba y dis. torsionaba, y esa artificiosidad (a menudo humoristica) de Ia expresién manifiesta, sin Ia cual no podfan en- tenderse las pautas conductales simb6licas,ritualizadas, Y, en verdad, rituales ~y sin ta cual yo, que entonces estaba més entrenado para la comunicacidn visual que Para la verbal, no hubiera hallado un acceso “natural” 4 una masa tan abrumadors de datos. (En todo caso, luno de mis primeros articulos psicoanaliticos publica. ddos en Viena se referia a libros de imdzenes hechas por niflos {1931}, y mi primer articulo en tos Estados Unik dos tratarfa de “Configuraciones en el jueso™ [1937]. Reitero todo esto porque para mi estos ingredientes siguen siendo bésicos paral arte » la ciencia del psicoa nilisis, y a los fines de la “prueba” no es posible reem- Plazarios por investigaciones experimentales y estadis- = INTRODUCCION s tica, por mis sugerentesy stisfactorias que puedan tfero yaen el momento de mencionar el hecho do- iminant que el pero hstrico en que aprendimos 2 Glnervar tales revetacones dea vida Interna estaba onvitendose en uno de Tos pertodos mas catastrOfe on de ta historia, yt vision ieotopicn entre el mn ter igermo”y ei “entero puede my Bie haber te sido las profuhdas connotaciones de una amenazadora {Sehiom ente Ia eiviizaion judeo-crstian, Indra Ten y We agambreuminsta Ta venencin ota tira dol Estado tacit, Hste hecho esuvo a punto de vinenarar tava misma de algungs dels personas aoe se edicaban entonces sos estudios gue aqut dser bimos. No obstant, ellos redoblaron ermpeciadamen- te sus eafucrzs (como to mest is fechas de publi Scion ave hemos ctado), como a entonces se neces tara més urtentemente que mane una devocon met6- dice alas empresisstomporales dela salud y ef sear imiento Tintretanto, de est ldo del Adsntco pscoanaists aun mis jovenes, como yo miso, descubrieron que Si ps cna y upland eda ee Ter que apuntaban acl a tvestiacion sos, prepara Sis dantet den eels ene 90, pues todos nos sentimos fucrtementeatraios por © trabaiointedisciplinrio ycompartimos. el sptritu pHonero de ly iuerasistituiones y "escuela pe Connaices En Harvard existin un ambiente médieo Scopeton,vigoriato por el nacente trio sions fuigtrco, Tambien alt Henry A. Murray estaba est lando historias de via mas len que desasos mientras 2% BL tanto, en ona variedad de reuniones interdisciplinariss (bajo la amplia influencia de Lawrence K. Prank, Mar- ‘taret Mead y otros), se abrian ls barreras existentes en- tre los diferentes compartimientos de los estudios me dicos y sociales y se establecsa un intercambio de inte- reses que pronto resultaron complementarios, Y as si ccedi6 que en el afio mismo en que apareesa en Viena EI vo ¥ los mecanismos de defensa (A. Freud, 1936), tuve el privilegio de acompanar al antropélogo Scudder Me- keel a Ia reservacién de los indios sioux, en Pine Ridge (South Dakota), y de realizar observaciones que resulta- ron fundamentales para una teorfs psicoanalitica de cenfoque psicosocial. Uno de los rasgos mis sorprenden- tes de nuestras primeras conversaciones con los indios norteamericanos fue la convergencia que s¢ products entre la explicacion que éstos daban respecto de sus antiguos métodos de crianza de ninos, y el razonamien- to psicoanalitico por el cual Nepariamos @ considerar 05 mismos datos como relovantes ¢ interdependicntes, EI método de crianza en tales grupos hecho que per cibimos en seguida— es la forma en que los modos bs sicos de omanizacion de su experiencia —lo que deno- ‘minamos el ethos de grupo se transmiten a las prime- ras experiencias corporales del infante, y, a través de cla, @ 10s comienzos de su yo. La reconstruccion comparativa de Ios antiguos sis- temas de erianza do esta tribu cazadora de las Grandes Llanuras, y, mds tarde, de una tribu pescadora de Cal Yomia, arrojaron mucha luz sobre lo que Spitz llam@ el “didlogo” entre la disposicién evolutiva del nino y la pauta de euidado materno que una comunidad le offe ce —"la fuente y origen de la adaptacion especstica de vrmonucetos a la especie” (Spitz, 1963, pig. 174). También apren- dimos a reconocer la impostancia del estilo de forma- ‘cin del nino no s6lo para la economia interna del ci- clo vital individual, sino también para el equilibrio eco- Togico de una comunidad dada, sometida a cambiantes condiciones teenoldgicas ¢ Mstdricas. No nos proporcioné ningin consuelo, pero sf un sombrio aliento, ef hecho de que lo que Ilegamos gra ddaalmente a comprender sobre el holocausto y lo que experimentamos durinte Ia Segunda Guerra Mundial, ssgiriera porlo menos la posibilidad futura de un escla: resent mediante una nae paola politica de las tendencias mas devastadoras y destructivas man festadas en representantes de la especie humana que eran, aparentemente, los mis civlizados y avanzatos.f’ #¢ El propésito de este ensayo es limitado: se propone esclarecer Ia teoria psicosocial que se Fue desarrollando, especialmente en lo que respecia a cémo se originé a partir de la teorta psicoanalitica general, y a que signi ficacion puede tener para ésta. Para comenzar por lo que es primero, cual es la funcion de la pregenitali- ‘dad, esa gran distribuidora de energfa tbidinal, en la “tanto sana como enferma— del cielo vital individual —y en el ciclo de las seneraciones~? ;La pre- penitalidad existe s6lo para la genitalidad, y la sintesis yoiea solo para el individuo? ‘Lo que sigue se basa en una gran variedad de obser- vaciones y experiencias, tanto elinicas como “aplica- fdas”, que he referido.en mis publicaciones. Por esta ver, septin he sefalado, trataré de preseindir del relato por- menorizada. Ademds, como he dicho antes todo esto, Es HL Cicto ViTAL.COMPLETADO (0 ta mayor parte), debo parafrasearme ¢ incluso, en algunos puntos, citarme, AI mismo tiempo, serfa totalmente incapaz de rela cionar estas ideas sumarias con las de otros que a lo largo de las deécedas han expresado puntos de vista si rilares u opuestos, aunque no. pretendo representar ne comiente psicosocial dentro del psicoandiss. Este esfuerzo cireunscripto es lo que a mi juicio respondia a lo solicitado en la invitacion del NIMH. LA PSICOSEXUALIDAD Y EL CICLO DE LAS GENERACIONES [me Denominaciones combinalat tales como “psico seal”) “psicosocal” estan obvimentedestingdas a {Tava as Lneas divisorias de dos campos —eada uno es tableside en su dominio metodotdgico © ideolico— Ge modo de promover un triico bidvecional entre Stator, Pero tales Tocuciones hibridasraramente supe Bin in tendencia humana 2 confundir fo que puede s- mmetese a tdenicts establecids, con Ta verdaders ma ‘cea de las cos, Felizmente el crar sempre reauic qe aa acttud holistica, que no intentacuestonar los frosts etalecigos, sino que intents, sabre (Odo, in UiSilos en un contexto de alguna valid eslarecedo- saPor io tanto sobre la base de una experiencia apo- Fra en historias Je casos y de vids, a610 Puedo €o- hhumano depende en todo momento de tres procesos de breanizacién que deben complementarse entre st. Sfase TT nenzar con el supuesto de que la existencia de un a) tl orden que se prefiera, existe el proceso biologico de rganizacion jerirquica ‘de Ios sistemas orginicos que Constituyen un euerpo (soma): el proceso psfquico que \ 20 ELCICLO VITAL comPLETAb ‘organiza 1a experiencia individual mediante la sintesis del yorpsyché), y el proceso comunal consistente en la organizacion cultural de ta interdependencia de las per- sonas ethos). « Para comenzar, cada uno de estos procesos tiene sus Propios mStodos especializados de investigacién, que no deben confundirse si se desea aislar y estudiar cier- {os elementos bisicos para la naturaleza y para el home bre, Pero en altima instancia, los tres enfoques son ne cesarios para esclarecer cualquier suceso humano inte- eral En el trabajo clinico, por supuesto, nos enfrentamos ‘con 1a manera —a menudo mucho més sorprendente fen que estos procesos, por st naturaleza misma, estén expulestos a fallar y a aislarse uno de otro, provocando lo que mediante diversos métodos puede estudiarse ‘como fensidn somitica, ansiedad individual, 0 pdnteo social. Lo que hace que el trabajo clinico resulte tan instructivo, sin embargo, es Ia regla segin la eual enfor car la conducta humana en funcién de uno de estos Drocesos significa siempre verse envuelto en los demas, Dues se observa que cada item que resulta relevante en lun proceso da significacién a items de los demés, y a st vez 1a recibe de ellos. Podemos lograr como Io hizo Freud en sus estudios clinicos de las neurosis de su tiempo y de acuerdo con los conceptos cientificos do- ‘minantes de ese perfode— un acceso decididamente huevo a la motivacién humana suponiendo la existen- cia de una energfa sexual todopoderosa (Eros) negada por la conciencia humana, reprimida por la moral do- ‘minante ¢ ignorada por la ciencia. Y la magnitad mis ma de fa represion de la sexualidad en aquella epoca, LA PSICOSERUALIDAS 3 agravada por una prohibicion cultural masiva, contribu. {yO # dotara la teoria dela energi sexual, primero de la capacidad de escandalizar, y Inego, de una resplande- ciente perspectiva de liberacion. No obstante, cvalauier historia de cas, cualquier historia de vida, o explicacion si se realiza exhaustivamente, nos Hevaré a tomar en cuenta la interacci6n de esta postulada enerpia con otras aportadas (0 retenidas!) por los dems proceso Los informes sobre suenios y Ios fragmentos de casos {que relata el mismo Freud, contienen siempre de todas modos datos que sefalan (ales consideraciones ecolog El principio organismico que en nuestro trabajo re sult6 indispensable para la fundamentacion somitica del desarrollo psicosexual y psicosocial, es la @pigeni@si, Este término ha sido tomado de la embriolosia, y cualquiera sea hoy su status, en los tempranos dias de nuestro trabajo hizo progresar nuestra comprension de la relatividad que rige los Fendmenos humanos vineula- dos con el desarrollo organismico. Cuando Freud reconoci6 Ia sexualidad infantil, la sexolog{a se encontraba en el punto en que se hallaba Ja embrioiogia en la época medieval. Ast como la em- briologta supuso tina vez que en el semen mascutino habia un homunculus diminuto pero totalmente for- mado que estaba pronto a implantarse en el dtero fe menino, a agrandarse dentro de él y a sali de allf ala vida, la sexologia anterior a Freud suponia que la sexualidad emergéa y se desarrollaba durante la paber ta, sin ningun estadio preparatorio infant. Sin embar- 10. la embriologis Hlex6 con el tiempo 2 comprender el desarrollo epigenético, la evolucion paso a paso de los, | TTT 2 ELCICLO VITAL comPLETADO Organos fetales, tal como el psicoanilisis descubri6 los estadios pregenitales de la sextalidad, :De qué manera se relacionan los dos tipos de desarrollo por estadios? Alcitar ahora lo que el embridlogo tiene que decirnos ‘acerca de Ia epigénesis de los sistemas organicos, espero ue el lector percibiri la probabilidad de que todo cre- cimiento y desarrollo sia pautas andlogas. En la se- cuencia epigenética del desarrollo, cada 6rgano tiene st tiempo de origen —factor tan importante como el locus de origen. Si el ojo —dice Stockard no sirge en el momento sefialado, ‘nunca seré capaz de expresarse plenamente, pues habra llegado el momento de ripida eclosidn de alguna otra parte del cuerpo” (1931). Pero siha comenzado a surzir a su debido tiempo, hay otro factor temporal que determina el estadio mds eritico de su desarrollo: “Para suprimir por completo 0 modi- ficar profundamente a un determinado drgano hay que interrumpirio en el primer estadio de su desarrollo” (Stockard, 1931), Siel 6rgano se frustra en el momento de su desarrollo ascendente, no solo esta condenado como entidad sino que al mismo tiempo pone en peli ‘gro a toda Ia jerarquia de éreanos. “La detencion de luna parte en ripida eclosién...no s6lo tiende a reprimir temporariamente su desarrollo, sino que la pérdida prematura de supremacia respecto de aletin otro Orea- nno hace imposible que la parte reprimida recobre su dominio, de modo que queda modificada en forma Permanente". Sin embargo, el resultado del desarrollo normal es la adecuada relacién de tamano y funcion entre todos los Organos del cuerpo: el higado adaptado en tamaiio respecto del estomazo y ef intestino: el co” razén y los pulmones en adlecuado equilibrio: y la ea {LAPSICOSEXUALIDAD 38 pacided del sistema vascular exactamente proporcions dda al cuerpo en su conjunto. det desarrollo normal partiendo de los accidentes evo Hus que provocan monsira im excess y monstra in defect, asi como Freud se vio Hevado a reconover las eyes dé la pregenitalidad infantil normal, a partir deta ‘observacion eliniea de la distorsion que sufria la genitax fidad, sea por s{ntomas de perversion “excesiva” 0 de represion “defectiva”” Los trabajos sobre desarrollo del nifio deseriben to- do lo referente al modo en que el onganismo en madu- raviGn sigue evolucionando después det nacimiento en forma planfieada y desarolando una secuenci pres cripta de capacidades Fisica, cognitivas y sociales. ara nosotros, Jo més importante es comprender que cen la secuencia de experiencias significativas, el ninio ano, sise lo gu(a en forma adecuada, lograré adaptarse 2 las Leyes epigensticas del desarrollo, pues éstas van Greando una sucesién de potencialidades para la inte- fuecin significative con un nimero creciente de indi- ‘duos y con las modalidades de condueta que los rigen, “aunque fal interacein varia ampliamente de cultura a cultura, todas tas cuturas deben garantiaralgén “ei mmo adecuado” y alguna “secuencia adecuada” esencia~ Jes, con una adecuacién que correspond a lo que Hart mann (1939) denomind “lo esperable promedio"; es Uceir, lo que es necesario y manejable para todos fos se- es humanos, por mds que differan en personalidad y pautas culturales 7 4 La epigénesis no significa entonces, de ninguna ma- hers, una mera sucesion, También determina ciertas le \ ‘Ademds, la embriologta ha averiguado mucho acerca 4 EL CICLO VITA COMPLETADO ] yes que rigen ls relasfonesfundamentales que as par tes en crecimiento guardan ene sf como trator de | mostaren of oagmma siguiente Parte Parte 2 Parte 3 Las casas de raya prest_ bias en diagonal a condente demstran favor una setucncte de cvtadion Gh Mp yun desaroo de partes components (2 3); eh otras palabra, dagama mucstia tn bree Sion tavedet tlempo dena diferencia Be partes Esto Indica que ead parte (por ejemplo, 2p erste (or debajo dela diagonal) de alguna mancra antes de due Hlegue “su” momento decstvo ) erin (21)? 36 Imanienesstemateamente sinc con ll tas eras 1'y 3), de modo que todo el eonpinto depend det adecuado desaroto 9 fa adecuada seuencd de ot a em: Finalmente, a medida que cat part legs & 50 pena culminaiény sncuentr alguna solulon ds radera durante su estado (en a agonal), tambien se tepert ue we dosrole aun mds (24) bao ol peed ming de lat eulminaciones ugulentes yp 9, sobre todo, que ocupe st higar en Ia integraci ie feo ontinto (iit 2uik SID. Veamos shorn qué conse ASICOSEXUALIDAD, a cuenctas puede tener tal esquema para la pregenitalidad ¥y (posteriormente) para el desarrollo psicosocial. Ta/pretenitalidad es tn concepto tan difundido en} Iiteretira psicoanalftiea, que bastard sintetizar qué algu nos de sus raspos esenciiles, en los que debe basarse una {orfa psivoanalitica del desurrollo. Las experienciaser6- ticas del nifio se Haman pregenitales porque lasexualidad s6lo cobra primacia genital enla puberiad. Ena ne, ef desuirollo sexual pata oF tres fases, cada una de ias ccales marca la fuerte lbidinizacidn de una zona vital del organismo. Por lo tanto, se las denoming habitual: mente fase “oral”, “anal” y “filica”. Se ha demostrado con abundaneia de priebas la duradera repercusion que tiene su fuerte dotacion libidinal sobre las vicsitudes de Ja sexuatidad humana, es decir, laamena variedad de Jos placeres pregenitales (si en realidad se limsitan a ser “placeres provios"); fas perversiones consisuientes, si ‘uno u otto de aquelios placeres mantiene sus exigencias hasta el punto de -trastornar la primacta genital; y, so- bre todo, las consecuencias neurSticas de Ia represiin indebids'de fuertes necesidades pregenitales. Obvia- mente, también estos tres estadios.estin vinculados fpigenéticamente, pues fa analidad (2)) existe durante 1 estadio oral (1) y debe tomar su lugar en el estadio ico” (IID, después de su crisis normativa en el est dio anal Qyp. a) Dando todo esto por sentado, subsiste ta siguiente cuestion: Ia pregenitalidad como una parte intrinseca de ta nifez protongada del hombre, zexiste solo para el desarrollo de la sexvatidad y slo adquiere sentido por ells? Desdeun puntodevistapsicobiologico esabsolutame ene nn So ES 36 BLCICLO VITAL COMPLETADO. te obvio gue estas zonas “erdxonas” y los estadios de su libidinizacton parecen fundamentaies para una ean- tidad de otros desarrollo basicos para la supervivencia, Ocurre, ante todo, el hecho fundamental de que sirven 8 funciones necesarias para la preservacion del orgs. rismo; Ja ingestion de alimento y la eliminacién de ex- cerementos —y, luego de un cierto lapso denominade h tencia sexual, los actos procreativos que presetvan la cw. pecie~. Ademis, la secuencia de su erotizacion se halla intrinseeamente vinculada con el desarrollo contempo- ineo de otros sistemas de Sreanos. Consideremos aqui al pasar una de las funciones de Ja mano humana, es decir, la mediacion entre las expe. riencias autoer6ticas y su sublimacidn. Los brazos, con todas sus funciones defensivas y apresivas, estén “dis. Puestos” de modo que las manos puedan servir de transmisores sensitivos de la excitacién manipulatoria, asi como son los diestros ejecutores de las actividades Is complejas, tales como las que también contribuye 4 realizar la coordinacién ojo-mano, especitica del hombre. Todo esto es de extraordinaria importancia en Ja edad de juego, ala cual asignamos el conflicto psico- social de infciativa versus eulpa donde la culpabilidad contrarresta el autoerotismo habitual y tas fantastas 2 las que éste sirve, mientras que la iniciativa abre milti- ples vias de sublimaciOn en el juego habit y en las pau tas basicas del trabajo y la comunicacién. Para comen- ar, debemos relacionar entonces en todos los respec. tos las zonas y los perfodos erégenos con todon los sistemas organicos en desarrollo, sensorial, muscular y locomotor. y hablar aside: (ae LAPSICOSEXUALIDAD ” coral (un estadio oralrespiratorio y sens (2) unestadio analureiral y muscular 3) un estadio genitabinfantil y locomotor Estos estas y todor ss apectosparcisesdeben sinuazaae, 2 0 ver, en chorden epigenstico ave he nos dlagramado en fa pa. 34 AT mismo tempo, poe {re route otal lecforlvaiar esto estadios en a ott A elevate | (pigs 3839) donde damos una sision panorimica de algunos de Tos temas que se irin Vineulando tadusimente entre sien este snaiyo ‘ALabordar ahora el problema de como ests siste nan de teanos “adguicten’ tambien signi “ps Conoctat™ ebemos recordar, ate todo. qe fs Sta os de tanner humana profonsada (con toda su Ya ‘bid intntva) ha extract ce as comunidades farmanas (en toda sa vasacon cultural) forman parte de un desrollo evoutivo y deben poseer un potencial inst par sen ns eo ten Es rere fos potencales evolutves de Tor sintomas de Gran, fnaue astm, af mismo tiempo, en da cada Ture Siam’ parca asi como ner en conto) conne- taciones especificas que apoyen las normas cultures, {heat comunal Ta cosmovision dominante,¥ pue- dan ain embargo provocar tambien el const no-eeo- Torco "Pro rapes del problema espesifin de smo te ge Ir comuridad ala experensia yl expresion at {eroteavnculadaconcadsestadidelspregntaidd. ton vomon enentados con un dilemma hstico de in tcapetacon, pues ls obeerscones elinies del ps r ey ELCICLO VITAL COMPLETADO coanilisis que Mevaron al descubrimiento de los esta dios de Ia pregenitalidad s6Io permitfan Ia conclusion de que la “sociedad” como tal, por su naturaleza mis- ma, es tan hostil a ta sexualidad infantil que ésta se convierte en cuestion de represion més o menos estrie- ta, que legs, 2 veces, a una supresién tipieamente hue mana, Sin embargo, puede decirse que tal represion po- tencial fue excepcionalmente monomanfaca en el pert- odo vietoriano y especificamente patogénica, al crear sus principales formas de neurosis: la ister y la nen rosis compulsiva. Y mientras la psiquiatria y el psicow ndlisis pueden y deben descubris siempre tales aspectos “nuevos” de ta naturaleza humana tal como los reflejan las tondencias epidemiologicas de cada época, si inter. pretacion debe permitir, en cada momento historico, 10 que examinaremos més adelante bajo el concept’ de relatividad histérica. Los perfodos no especificamente ropensos a formar alos niftos con excesivo moralismo permiten, hasta cierto punto, una explicitacion directa de las tendencias sexuales infantiles, Todas las socieda- des deben cultivar, en principio, una interaccién instin- tualmente dotads entre adultos y nifios, offeciendo formas especiales de “didlogo” mediante las cuales las experiencias Fisicas tempranas del nifo reciban hondas ¥ duraderas connotaciones culturales, A medida que la Persona maternante y ta patemante, y luego diversas ersonas parentales entran en el dibito de la eapacidad ¥ disposicion del nifio para el apego y la interaceién instintiva, ef nino suscita a su vez en esos adultos las correspondientes pautas de comunicacion de duradero significado para ta intesraci6n comunitaria e individual LA PSICOSEXUALIDAD, 4 'MoD0S ORGANICOS ¥ MODALIDADES POSTURALES ¥ SOCIALES | Modos presenitales re of desfatio. Jenalames como nexo primaio ent pskononal 9 e pabosocal 3 toymodes orniosaue Sona is ont poset ds organi bums esos mods orpincos son ta Incorporation, le ae a tmactan ia nition} cls. bien diversas aberturas pueden venir wn eas too tora de a preentaiéad sostiene qu a Ge is onasiidindes ext domnada, das “Mi ertadlo, tanto placentera como intencionalmente, por unt configuracion modal primaria de funciona: Ihengo La bee funamentaimente ncaa, aunave eda ambien arojr conten o cere a8 Tnlas que le Wogan, El ano la uretra refiner. ncn qu lato eta destinado 4 a Hon, Pero estos mogos tam- lon, ln vanina a a clusion a bi comprenen coniarciones seas ue dominan, Inineracetn dl rzanismo masfero y aus partes con Sito orniom ys partes, at como com elmundo de ts cot Lat say 99 odo sn, pot 1 fo foco de algunas preacpacionesprimanas de 0 st (RSS de ertanea de cualquier cultura, aunque sigan si Toon au desarollo posterior, fundamentals part “Sod de vida” de la eultars, Al mismo tiempo, st ro depen en ener ents por ses sin Teatwanenetelaionada con ts cambiony mova fundamentals para Un Of des posturtes que son tan nor fanigmo destinado ala ponicion erecta ~deste I 2 BL.CICLO viTaL conPLETADO cion supina al gateo; deste Ia posicién sentada y de pie hasta la marcha y la carrera —con todos los cambios consiguientes de perspectiva— Estos incluyen la con. ducta espacial adecuada que se espera de los dos sexos Al abordar los métodos "primitivos"de erianza uno rho puede dejar de pensar que hay alguna sabiduria ins. Untiva en la manera en que se utifizan en ellos las fuer- as instintivas de ta pregenitalidad, no s6lo haciendo que ef nitio sacrifique algunos fuértes deseos de un mo- do sigificativo, sino también ayuddndolo a gozar y Perfeccionar funciones adaptativas desde lox mis me- rhudos habitos cotidianos hasta las técnicas requeridas or la tecnologia dominante, Nuestra reconstruceion de la crianza original de los sioux nos hizo creer que lo ‘que més adelante describiremos y snalizaremos como, confianza bisica en la primera infancia se establecié al | comienzo por la atencién y generosidad casi irrestrictas | brindadas por la madre,)Mientras ésta todavia amamary taba durante ta etapa de denticion, suscitaba jugando |i prontg cétera del nino de tal manera que provacaba el maximo grado posible de ferocidad latente. Esto pa reefa canalizarse mas tarde en el juega habitual y luego en el trabajo, pues la caza y la guerra requieren una seresividad effeaz contra la presa y el enemigo. Lles ‘mos entonees a la conclusion de que las eulturas primi tivas, mas alli de dar significados especiticos a la expe- Fiencia corparal e interpersonal temprana para ercat los Enfasis “correctos” sobre los modos de los Steanos ¥ sobre las modalidades sociales, parecen canalizar cuida- dosa y sistematicamente las enerpias asi provocadas y refractadas y dan un significado sobrenatural eoherente LAPSICOSEXUALIDAD 8 a las ansiedades infantiles que han explotado mediante tal provocacion [A profundivar algunas de fs modaldades sociales tempranas vinculadas con los modos orginicos, me per- mitre recurrr al inglés bisico, pues st uso verbal co- nomico es el mejor medio pare transmitimos ls con- ductas fundamentales de todos os lenguajesy nosincita {Ta comparicion sistemtica que su estructura permite El extadio orabsensoral esti dominado por dos mo- dos de-incorporacin.[Obrener {to get] significa al co- imienzo reebir y aceptar lo que.es Jado. y hay, por sux puesto, una signifiacion realmente fundamental en la Similitad existente entee Jos modos de respirar y- de hupar. EI modo de “{chupar esl primera modalidad social aprendida en la vida, y se aprende en relacion ‘con la persona matemante, el “otra primar” del pri mer espejamiento narcsistico y del apego de amor. Asi, al obtener lo que se le da, y al aprender a obtener {que alguien fe dé fo que se desca, cl infante desarolla tambidy l funtamento adaptative necesario para ave slgin dia fogre ser un dador, Pero entonces se desarro- an os diets Junto-con ell el place de hinearfos en cons, jorer a través de ells, y morder arrancando Sonar a og Sc Eig, 2 oa ra incorporativo también caracteraa el desarrollo de otros Grganos. Los ojos, dispuestos al comienzo a aceptar las impresiones tal como vienen, van aprendicndo a enfo- car, a anlar y & "caplar” objetos separindolos de un Tondo mis vago ~y a seguitlos~. En forma similar los fdas aprenden a discernir sonidos sigificativos, 4 o> calizarls y a guiar un giro de bisqueda hacia ellos, asf como los brazos aprenden a alcanzaslos con un prope “4 ELCICLO VITAL cOMPLETADO, sito y las manos a aferatos firmemente. A todas Imodadaes sees dan connote siinen ae fetentesen el contexto del deste pecor 6 tains te la dependencia mas o menos prolongada, Nos eneontea ‘nos entonces aqut no con name leco eu eh evianta sobre el desaroa, sin, comme hemos sone on una aimiacion mut ce pats somaieas, seen ‘es ¥ sociales: un desarolo adapta uc dee oy fla por una ciertalopia interna dels pas eae, dad ei yopunintpraratapiaisonen ea ee Reapecto de la allerativa simple y funcionel de oe: tener'y dlr te aganas cars “y vrstenere sali frst cl apostle gual sel ethos cultural’ tendcess saa tetentiias ¥ liminativod dominante on ferme ea tiva cl estadio anal-museulat, ¥ Blieden transforman « estan zones SUN ipo Ne balls Ea ne pesteor, motos tlt coment pecden sence fe en untrtenclono eos beeen converte sere do apoyo una puta cutis ns ne En forma antar, deb Ir puede eater Aesenctdenamients Hovde faras eet n un relajado “dejar pasar” y “dejar ser”. Entretanto, un sentimiento de derrota (a raiz de los muchos significa. esd confi del ntesumite fet O excouto) puede lovr «ena ona grace 2a at dda comput acon dea esse pes tite ete goto qc secu feo duile) que dominebusnn pri de a LEA TSICOSEXUALIDAD 6 conducta del tercer estadio, el genialintintl caracte- tian a Una variedad de actividades “similares” desde el punto de vista de su configuracton: la intasion en el Repacio mediante una. enerica locomtociOn; en ottos tuerpos mediante el atague fisico; en Tos ofdos y Ia mente de otras personas mediante sonidos agresivos, y tn lo desconocido por una eusjosidad devoradora.Pars- {Rhamente, effmodo inlusio puede cxpresarse en la ak teracion + meniido sorprendente de tal conducta agre- Sta, que se convirte en una receptividad trangula “Tumue avila, yespecto de material imagintivo, y en tina iaposiion a constr relacionesternas y protec: {ores con sus pares ytambigh con niios més pequstios. Ex certo que la primera libidinizacion del pene y lt va fina puede manifestarse en cl juego autoerotico y en fantasies edipicas, aunque cuando las condiciones 10 penmiten, también se dramatizan en el juego sexual Zonjunto, mcluida una mimesis del coito adulto, Pero sto delard pronto ol paso a faflatencia), mientras ef SStagio-ambulatorio y genitsinfanbilarese al invent Sho de modalidades genetalizadas que se integran en el Ingles bisco, la de hacer” making] en el sentido de "Matar de lograrcossk- La palabra super “iniciatva”, imistescia et un fn, placer de conguista. Ademés, a- unas cultures tenden a cultivar en el iio un mayor Enfasis sobre el “hacer” mediante modos intrusivos y tn in nifa tin “hacer” mediante el mportunar y provo- aro on otras formas de "captacion' ses desir, hacia Clune stractivay eartosa. ¥ ain embargo, ambos sexos tienen su disposicion una combinaciGn de todas estas rmodalidades ebernos decir agut una palabra respecto del hecho «6 LCICLO virat.comPLETApO: de que, en lugar de la original “fase filica”, preficro hablar de un estadio genitatinfantiL ¥ considerarlo do- ‘minado en ambos sexos por combinaciones de modos y modalidades intrusivos e inclusivos, pues en el nivel ze- nitakinfantil ~y ésta parece ser una de las “razones™ (evolutivas) del perfodo de tatencia~ debe suponerse luna cierts disposicion bisexual en ambos sexos, mien= tras que la plena diferenciacion de los mods genitales de intrusién masculina e inchusién femenina no se pro- duce hasta la pubertad. Es cierto que el hecho de que Ja nina observe el Grgano visible y eréctil del varbn puede Hevar a una cierta envidis del pene, especialmen- fe en ambientes patriareales, pero también, y més sim- mente, produciré el fuerte deseo de ear a incluir el pene en el sitio donde éste parece querer entrar. Sin embargo, el hecho mismo de que hablemos no sblo de ‘modos orgénicos sino también de modalidades sociales de intrusién © inclusion como evohutivamente esencia- les para nifios y ninas, requiere un desplazamiento del Enfasis tedrico respecto del desarrollo femenino para trasladarlo: 1) del sentimiento exclusive de pérdida de tun Omano extemo, a la eclosion de un sentimiento de potencial interno vital el “espacio interno”, entonces— que de ninguna manera se contrapone a una plena ex presion de una vigorosa intrusividad en la locomocién y en pautas generales de iniviativa; 2) de una renuncia| “pasiva”” a la actividad masculina, a la gozosa realiz cidn de actividades que se expresan en la coherente po- sesion de Greanos destinados a producir el nacimiento y la mutticién. Asi, una cietta propension bisexual que eva al uso altemado de modos tanto intrusives como inclusivos, permite una mayor variacién cultural y per= sonal en ef despliegue de las diferencias de géncro, aunque sin impedir una plena diferenciacion genital en la pubertad, Le alternancia entre los modos inclusivos e intrusi= vos lleva, por supuesto, « conflictos especificos en el nit, Fs cierto que a esi edad de grandes intereses fis ‘cos, la observacién de los genitales femeninos puede suscitar en los nifios el temor de castracion, que a veces inhibe tas identificaciones con personas femeninas. Y sin embargo, cuando se les permite expresarse con tna actitud comprensiva, tales identifieaciones pueden promover en los nifos el desarrollo de cualidades de cautela no incompatibles con una vigorosa locomocién ni finalmente, con una genitalidad intrasiva, ‘Una plena consideracién del destino final de las z0- nas, modos y modalidades genitales debe ayudar a es- clarecer ciertos problemas femeninos y masculinos unk versales, que pueden tener que entenderse en st. com= Plejidad evolutiva antes de que Hegue a ser totalmente comprensible la tradicional explotabilidad de las dife- Fencias sexuales, que ahora resulta tan obvia. Existe tuna innegable afinidad entre los modas inclusivos «in- comporativos. En la mujer, dada Ta ausencia de una po- tencia félica para la intrusion (y Ia demora en el desa- rrollo de los pechos), esta afinidad puede agravar, en eterminadas condiciones culturales, 1a tendencia a busear refugio en la dependencia, Esto, a su vez, puede Hievar a que se produzca una colusién con las fenden- cias explotativas de algunas culturas, especialmente en Vineulacién con las condiciones dependientes rite re sultan de las responsabilidades procreativas exclusivas & itimitadas. Por lo menos en algunos esquemas cultora- s BLCICLO VITAL cOMPLETADO les, y junto con una radical division de la funcion eco- nomiica de los dos sexos, ests tendencia puede haber contribuido, en Ia evolucién humana, a una cierta ex- plotabilidad de 1a mujer como alguien que espera —co- ‘mo se espera que Io espere— mantenerse dependiente aunque, o especialmente cuando, toma a su cargo a sus dependientes infantiles (y adultos).* En et hombre, en cambio, cualquier necesidad correspondiente de de- pendencia regresiva o, de hecho, una identificacion de crianza con la madre, pueden evar, en las mismas condiciones cutturales, a una sobrecompensacién mili- tante en la direccién de las empresas intrusivas, tales como cazar 0 guerrear, competir —o explotar—. Por lo tanto, lo que ocurre en cada sexo con los contramodos merece un estudio comparativo, a realizar con sumo ‘euidado en una época en que todas lis conclusiones {e6ricas sobre tales materias estn sometidas a un agi do disenso ideotdgico. El punto principal es que los experimentos sociales de hoy y los conocimientos que yyase han logrado deben conducir eventuslmente a un ethos sexual suficientemente convineente para los nik fos de ambos sexos y también para los adultos liber 1). Modatidades pasturales Al reseftar el destino de los modos de tos 6reanos de 2 Si bien cio, en principio, en tal potencilevatutvo y en ta necesidad de cobrar concionca del, debo admitir que su Pre ‘entacion en un cuadro de modos y Zonss (Erikson, 1963) pue- se induce «enor debito au exenivasimpiision configura: LAPSICOSEXUALIDAD 2 las zona erdgenasy telactonarlos con las modalidades de ls cxitencia social, resulta importante sefalar en forma ind sistematics la signficaion psicosocal de as tnodatdades sensorial, museulae y ocomotrz, durante tl perfodo mismo de ia pregenitalidad. FUnino que pe & por estos evtados vive, como hemos sefalado breve- mente, enna experiencia espacontempora en expa- Hm, ¥ tambien en un radio de nteraccton socal sien eating on expansion Te teorta pscoanalitia no ta dado suficionte im- portancis al diferencia entre ls cambiantes condicio tes de la poscionsupinao el gateo ola posiion erecta Jin marcha durante los extadios dela psicosexuaidad, Zunque el enigma mismo que 3° le planted a Edipo Scontta su fundamental importanca: {Que es fo que ening en cuatro pies por fa matte, eh dos a medio- din, yon twes al atardecer?” Permiasome entonces omnehaar una vee nis orl postura mas temprana y fratar de iustrar a manera en que ésta determina (en onsonancia con los estadiospsicosoxual y psicosocal) Slpunasperopectivas iste la existencia espacio temporal El rcvién nacido, echado de espaldas,gradualmente a buscando y explorando sl rostro dela persona ma: Temante, que se inclina sobre dy manifesta una tes cesta afectuoss. La psicopaologtaensena que estar Ecion ooo que se va desirollande UJ. Erikson, T9G6) e> un “eilogo” an esenclal pare el desarrollo. patqueo y. en verdad, para a superivenca de todo el Eerhunmano, como lo es la rlacion bocepecho paras Sistonto: a mas radial Incapacidad para "tomar com fhoto" con ef mando matemal se tase de enteada en 0 PLeICLO VirAat.coMPLETADO la falta det encuentso ojo-a-oj0. Pero cuando ese con- tacto se establece, el ser humano buscari siempre luego @ alguien a quien respetar y durante toda su vida se sentiré reafirmado por encuentros “estimulantes”. Ast, cen el diflogo liidico y a la vez planeado que negocia los primeros encuentros interpersonales, la luz de los ofos, los rasgos del rastro yy el sonido del nombre se vuciven ingredientes esenciales de un primer reconocimiento del ¥y por el otto primario, Bl valor existencial duradera ex 1 atestiguado por la manera en que estos ingredientes retorman, segtin Trecuente interpretacion, a lo largo de Ja vida, sea en forma de amantes que aplican el famoso ruego: “Brinda por mf sélo con tus ojos”; 0 en ese en- eantamiento de las masas que (como en el darshan in dio) “beben” fa presencia de una figura carismatica; 0 en Ia persistente busqueda de un rostro divino ~como en la promesa de San Pablo, de que penetraremos en et “espejo oscuro” y “conoceremos como también noso- tos somos conocidos”—.* Las dercripciones actuales de Ja experiencia que relatan personas que parecen haber ‘vuelto de una muerte certificada, podrian confirmar la visién de tal reunion final ‘Alextendernos agus acerca de la significacion de la posicion supina inielal del hombre, no podemos dejar de mencionar el artificioso ordenamiento de la situa- cién terapéutica bisica del psicoanslisis, que permite, paradéjicamente, Ia libre asociacién bajo la condicion dde que el paciente mantenga una posieion supina que impide el encuentro de los ojos durante un intercambio de palabras de la mas decisiva importancia,:Tal mezcla LA FSICOSEXUALIDAD st de libertad y constriccion esté destinada, en verdad, a evar a transferencias apasionadas y persistentes, entre las cuales ta més profunda (y, para algunes, perturba dora) puede ser muy bien una repeticién de la bisque dda que hace el nino del rostro respondiente de la perso- ra que lo cuida, cuando se ve privado de ella El desarrollo humano esta dominado por cambios dramaticos de énfasis; y aunque al comienzo el nino se siente fortalecido en su dependencia infantil, singular- mente largs, muy pronto y en forma contundente de- bberd aprender a “mantenerse sabre sus (dos!) pies” ¥ 1 adquirir una firme posicién erecta, que crea nuevas perspectivas con una.cantidad de significados decisivas, 4 medida que el homo ludens se vuelve también homo erectus, Para la criatura que estd en posicin erecta, la cabeza {al comienzo un poco bamboleante) esté en la cima ¥ los ojos al frente. Nuestra vision estereose6pica nos hace “encarar”, entonces, fo que esta adelante y al frente Lo que esti detris est4 también a la espalda; y hay otras combinaciones significativas: adelante y arriba: adelante y abajo; detris y arriba, y detrés y abajo; to- das las cuales reciben, en diferentes lenguas, fuertes ¥ variadas connotaciones. Lo que esta adelante y arriba puede guiarme como una luz;'y lo que esta abajo y al frente puede hacerme tropezar, como una serpiente, La persona 0 cosa que esté a mis espaldas no es visible, aunque puede verme, por lo cual la verstienza se rela: tiona no s6lo con la conciencia. de estar expueste de frente, cuando uno esti en posicion erecta, sino tam bién con tener una espalda —y especialmente un “de- tris". Los que estin “detras de mi” se dividen enton- 2 BL eleko virAL coMPLETABO ces en eategorfas contradictorias tales como los que me estén “respaldando” y guiindome para que vaya hacia adelante, o los que me estén vigilando sin que yo lo se- a, y quienes estin “detrés de mi” tratando de “aga- rrame”. Debajo y detris son esas cosas y personas que yo puedo haber simplemente superado, 0 aquellos que “quiero dejar atras, olvidar, descartar. Fn este caso se ve que el modo eliminativo asume una modalidad eyectiva eneralizada, y existen, por supuesto, muchas otras combinaciones sistematicas y significativas de modos de Organos y perspectivas posturales, que el lector pue~ de analizar por su cuenta. Entretanto, quizis se haya notado (como yo mismo acabo de observar) que he es- crito este pirrafo refiriéndome a un “yo que experi- menta las situaciones, ¥ en verdad, todo paso en el de- sarrollo que va recibiendo confirmacién experiencial y FneXistica convalida también no s6lo al ego (incon ciente) sino también al “yo” consciente como centro ‘continuo de la autoconciencia —combinacion tan fur. damental para nuestra vida psfquica como lo es el res- pirar para nuestra existencia somatica Respecto de todo esto, la Logica postural (y también modal) del lenguaje es una de las garentias primarias, para el nino en crecimiento, de que “su modo indivi dual de dominar la experiencia (su sintesis yoica) es una variante exitosa de una identidad de grupo y ests de acuerdo con su plan espacio-temporal y vital”. Yor veremos sobre este punto. Finalmente, un aio que ha adquirido 1a habilidad de caminae parece no sélo Hlevado a repetir y perfec: cionar ese acto con un aire de impulsividad y ve domi nio, sino que también tenders pronto, come corres: an nin LATSICOSEXUALIDAD, 53 ponde a la intrusividad del estadio genital-infantil, a realizar una vatiedad de invasiones en laesfera de otros. ‘Ast, en todas las culturas el nino cobra conciencia del huevo status y estatura de “uno que puede cafhinar”, on todas sus connotaciones a menudo contradictorias Sat que ita lejos”, 0 “el que podria ir demasiado lejos”, ‘9 “a que se mueve con gracia”, o “Ia que podria ten- Ger a Vagabundear’ ”. Asf el caminar, como cualquier foro logro evolutivo, debe contribuir a ta autoestima ‘que tefleja la conviceién de que uno esta aprendiendo a dar pasos competentes hacia algin futuro compartido ¥ productive, y adquiriendo a la vez una identidad pst cosocial En lo referente a la estructura interna del nifto, que va surgiendo y debe estar relacionada con et “mundo externo” cultural y seguir estandolo, el psicoanslisis ha fenfatizado las maneras en que durante Ia nifez las prohibiciones y prescripciones de los padres se intema- Tizan para transformarse en parte del superva: es decit, tuna voz intema, superiorabtd, que nos hace “obede- fer” © un ideal del yo que nos hace tener en cuenta con ansiedad y “orgullo # nuestro yo superior y n ayuda, més tarde, a encontrar mentores y “grandes deres y a eonfiar en ellos, Ritualizacion Lo que hasta ahora ye ha Tamado, en forma més ben van “atalogo™ 0 iniracton entre el nite cm re Cimento los adultos qu to euitan, asameuna mayor revencipaigosoiel cuando. deverbimos una deus st BLeICLo ViTAL coMPLETADO érmino estd tomado de la etologia, es decir, del est ddio comparativo de la conducts animal, Fue acufiado por Julian Huxley (1966) para designar ciertos actos “ceremoniales” filogenéticamente realizados por ios denominados animales sociales, tales como las lamati= vas ceremonias de saludo de algunas aves. Pero aqui debemos notar que las palabras “ceremonias” y “cere- monial” en este contexto solo tienen sentido entre comillas como ocurre con a palabra “rth ejemplo, cuando se la utiliza como caracterizacion eli- nica de la compulsion a lavarse las manos. Nuestro término ritualizaciénes, felizmente, menos pretencios0, ¥ en un contexto humano solo se To emplea para desig har un cierto tipo de interaccion informal, y sin em bargo prescripta, entre personas que la repiten a inter valos significativos y en contextos Fecutzentes. Si bien tal interaceion puede no significar mucho mas (por lo ‘menos para los participantes) que “ésta es la manera en ue nosotros hacemos las cosas”, sostenemos que tiene valor adaptativo para todos los participantes y para su vida grupal, pues promueve y gufa, desde el comienzo de Ia existencia, ese estadio de carga instintiva del proceso social, que debe representar para la adaptacion humana lo mismo que la adecuacion instintiva a una seeoion de Ia naturaleza representa para una especie animal Para elesir una analogia cotidiana con las ritvaliza ciones animales tan vévidamente descriptas por J. Hux- ley y K, Lorenz (1966), nos viene a la mente le aproximacién de la madre humana cuando saluda a st infante al despertarlo, 0 las maneras en que esa misma madre alimenta © higieniza a su bebé o lo pone a dor LA PSICOSEXUALIDAD, s air. Se vuelve claro, entonces, que fo que lamamos ri- tualizacién en el contexto humano puede ser, al mismo tiempo, extremadamente individual (“tipico” para una ‘madre en particular y sintonizada con un infante en particulae), y parecerle sin embargo al mismo tiempo, 3 tun observador externo, visiblemente estereotipado se abn algunos lineamientos tradicionales sujetos a com- paracion antropologica. Todo el procedimiento esté superpuesto a la periodicidad de necesidades fisieas y libidinales, en tanto responde a las crevientes capaci- dades cognitivas del nifio y a su avider de vivir expe riencias variadas & las que su madre dé coherencis. La madre, en su estado de posparto, también esté necesi= tada de una manera compleja, pues por més eratifica- cién instintiva que busque en el hecho de ser madre, también necesita Hegar a ser una madre de una clase especial y de uns manera especial. La primera ritualizs- cién humana, al cumplir una serie de usos y deberes, apoya entonces esa necesidad conjunta, ya examinads, de una reciprocidad de reconocimiento, por el rostro y por el nombre. Y aqui, si bien siempre tendemos a acoplar @ un infante con su madre, debemos admitir: por supuesto, la intervencién de otras personas mater- nantes, y por cierto de los padres, que ayudan a evocar ¥y a robustecer en el infante el sentimiento de un of rimario —Ia contraparte del yo Todas las veces que este elemento se repite, tales feneuentros en su mejor expresi6n reconcilian aparentes| paraclojas: son una especie de juego y, sin embargo, de contenido Formalizado; se wuelven familiares por la re- peticion y, sin embargo, siempre parecen sorprendentes. 56 PLEICLO VITAL COMPLETADO Por supuesto, tales cosas, si bien pueden ser tan simples como parecen “naturales”, no son en absoluto delibe- radas y (como las mejores cosas de la vida) no se las puede inventar. Y, sin embargo, sirven al permanente establecimiento de lo que en el uso cotidiano (lamen- tablemente) ha tlegado a Hamarse la relacién de “obje- to” —lamentablemente, porque en este caso un térmé- hho {écnicamente significativo para los iniciados como parte de la teorfa de la libido (pues la persona amada es lun objeto” de la libido) se generaliza con consecuen ‘ias probablemente “no reconocidas” (Erikson, 1978)-. AA Ia persona més apasionadamente amada se la lama “objeto”, yeste equivoco léxico saca ala palabra objeto del mundo de las cosas féeticas: el mundo en el cual el nino debe también investi intereses tanto emocionales como cognitives de extraordinaria importancia. En to- do caso, el aspecto psicosexual de la cuestion esté com- plementado por la capacidad psicosocial de enfrentar la existencia de un otro primario y también de compren: dense a sf mismo como win yo separado™a la Iuz del ‘otro~. Al mismo tiempo, contrarresta la rabia y la an siedad del infante, que parecen ser mucho mas comple {as y ominosas que los sobresaltos y temores del animal pequeno. Paralelamente, Ia falta de tal conexién tent prana puede revelar, en casos extremos, un “autismo™ Por parte del nilo, que corresponde a quizés recibe como respuesta algdn retraimionto matemo. Si esto sucede, observamos a veces un intercambio estéril, una clase dle ritualismo privado que se caracteriza por falta de contacto visual y de responsividad facial y, en el ni- Ro, una incesante y desesperanzada repeticion de ges- tos estereotipados, LA PSICOSEXUALIDAD, 7 t Dabo admitir ahora que wna justificaciOn adicional pate aplicar Tos terminos situalizaion y’ituaismos a {ates fenomenos es a corespondencia que existe de Ttecho entre las ritualizaciones cotiianas y lo grandes ‘ne de fa culture en que als oeumen Hess fido anteriormente que el econocimicnto mutuo entre fn madre y el ifante puede ser modelo de algunos de tormis exaltados ensenton due ae produce 0 mode la vida, Esto puede setvir ahora, en verdad, para ‘ersuadimos de que ins ritulizaciones de cada uno de Tor estagios mas importantes de i vida corresponden a dna de las insituciones fundamentals que existen en la Shtructura de las sociedades ~y asus rituales~ Sosten- fo que esta primera y més imprecisa afirmacién de la Polaridad descripta de "yo" y “otro” es bisica para el uate um ser hurman para sus necesidades este fas de una cualidad ommipresente que caificamos de fuminoag’ cl aura de una presencia reverenciada. Lo muminoao nos asepura uty otra ver, el aislamiento Iuscendtdo y, sin embargo, tambien la dstintvidad Conpinmada, y por ende la base mismaa de un sentimien fede “yor. La religion y el arte son las instituciones {hus tienen is pretensin tradicional mas enfitce sobre a Guttwo de fa numinosidad, come puede discerirse Gosonando los detalles de rituales mediante los cuales fo muminowo es compartido con ne congresacion de ‘tros "yoer" todos los euales comparten ahora Ye Soy Wehowd) gue To barca todo Erikson, 1981)~ [Lis monarguias han competido por esta pretension, y ten mucatra epoca, por supuesto las ideologias polTtcas fan asumide la funeion mininosa, con el rostro del 1 ler mutiptfeado en millaes de banderes. Peto les te 8 HL elev viva comPLETADO sulta demasiado facil a fos observadores exespticos (in: cluidos los el nicos que, aparte de una poderosa técnica, comparten un “movimiento” profesional, con un re- trato del fundador en la pared y una pretistoria he- roiea como guia ideolégica) considerar las necesidades tradicionales de tales experiencias inclusivas y trascen- ddentes como uns regresi6n parcial a lo que parecen set necesidades infantiles 0 formas de psicosis de masas Deben estudiarse tales necosidades en toda su relativie ad evolutivae historic Es cierto, sin embargo, que toda ritvalizacion bsica se relaciona también con una forma de ritualist, co- mmo Tlamamos a las pautas conductales dle aspecto ritual ccaracterizadas por la repeticién estereotipada y los pre textos ilusorios que obliteran el valor integrative de la organizacion comunal. Asi, la necesidad de lo numino- so en determinadas condiciones degenera facilmente en ‘dolatria, forma visual de adiceién que en verdad puede cconvertirse en un sistema delusivo colective muy peli Bros. Caracterizaremos (mds brevemente) la ritualizacio- nes primarias de los estadios segundo (anal-muscular) y lercero (genital-iocomotor infantil): en el segundo es ladio surge la euestion respecto de como puede gularse el placer voluntario que acompafa a las funeiones det sistema muscular (ncluidos los esfinteres) de modo que se convierta en pautas de conducta adecuadas a los hhabitos culturales, y esto por mediacion de una volun {ad adulta que debe transformarse en la voluntad mis- ma del nifto. En las ritualizaciones de la infancia, fas precauciones ¢ indicaciones sobre lo quese debe evitar & ran responsabilidad de los padres; alara el nino mismo {LA PSICOSEXUALIDAD 2 debe entrenarse para “vigiarse” respocto de lo que espo- sible y/o permisible y de lo que no lo es. Con esta fina fidad, los padres y otros mayores lo comparan (Jo en frentan) con lo que él podria llesar a ser # él (o ellos) [no estuvieran viellantes, con To cual se erean dos auto- Imagenes opuestas: una, que caracteriza a una persona encaminada hacis el tipo de expansion y autoatinme- cidn deseadas en su hogar y en su cultura; y otra ima- gen negativa (muy ominosa) de lo que se supone que tuno no es (o muestra ser) y que sin embargo es poten cialmente. Estas imdgenes pueden reforzarse con per- ‘mantes referencias a Ia clase de conducta para Ia cual el nino es atin demasiado pequeno, o esti en edad, 0 ya es demasiado grande. Todo esto ocurre dentro de un ra- dio de apegos significativos que incluyen ahora a nifios mayores y a personas matemales y paternales, mientras Ja figura del padre va ocupando un lugar cada vex. ms entral. Quizds ya haya terminado la etapa de la figura {de autoridad muscular con su voz profunda que subra- yaba los sf y los no, y que sin embargo equilibraba los aspectos amenazadores y prohibitivos de su apariencia con una actitud hstelar benevolente y conductors Clinicamente sabemos cules son los resultados pa- tol6gicos cuando ocurre una perturbacion decisiva en este estadio. Se trata otra vez de una falla de las rituali- zaciones que definen el ambito de libertad det pequenio individuo de manera que se garantizan slgunas eleccio- nes bisicas, a le vez que se entrepan ciertos sectores de Ja autovoluntad, Y asi, Ia aceptacion ritualizada de Ia necesidad de diferenciar entre correcto e incorrecto, bueno y malo, mfo y tuyo, puede degenerar en una sumisién francamente compulsiva, 0 sino, en una im- o EL CICLO VITAL COMPLETADS Pulsividad compulsive. Los mayores demuestran, a su vet, su incapacidad para producir una ritualizacion productiva, puet se entregan ellos mismos a ritualismos compulsivos o impulsivos, a menudo muy erueles. Este estadio es el terreno en que se establece otro fran principio de situalizacién. Lo llamo juicioso, pues combina ‘la Jey” y “la_palabra’": estar dispuesto a aceptar el espiritu de la palabra que transmite fa legal dad es un aspecto importante de este desarrollo. Aqui reside, entonces, el origen ontogenético de esa gran preactipaciin huimana por los problemas del lisre albe- rio y de la autodeterminacién, asf como de la defini- cidn legal de la culpa y la transgresiOn, Paraletamente, las instituciones enraizadas en esta fase de la vida son Jas que definen mediante la ley la libertad de accién del Individuo. Los rituales correspondiontes deben buscar se en el sistema judicial, que muestra claramente en el escenario pablico de los tribunales un drama que es familiar para la vida intima de cada individuo: pues la ley —se nos debe hacer ereer~ esté incansablemente vi \gilante, tal como to est, sin piedad, nuestra conciencia moral; y ambas deben declaramos libres, como conde- nnan al culpable. Ast, el elemento juicioso es otro ele: mento intrinseco de la adaptacién psicosocial det hombre, pues tiene sus raices en el desarrollo ontoge- nético. Pero tambign aqui acecha el peligro de rite liso. Es el fegaismo —a veces demasiado indulgente ¥ otras demasiado estricto—, que es la contrapartida bur rocrdtica de la compulsividad individual Finalmente, la edad del juego es un buen estadio pa ra terminar la descripeién de las ritualizaciones de la vida preescolar. Desde el punto de vista psicosexui, la LA PSICOSEXUALIDAD, 6 ‘edad del juego debe resolver la trfada edipica que rige & fa familia basica, mientras los apegos extrafamilianes in- tensivos quedan pospuestos para ana época posterior, Ia edad escolar, cualquiera sea el método de primera escolaridad de la sociedad en cuestion. Entretanto, la fedad del juego confia In esfera vastamente ampliada de iniciativa a la capacidad de los niftos para cultivar su propia esfera de ritualizaci6n; es decir, el mundo de ju- fuctes en miniatura y el expacio-tiempo compartido de fos juegos. Estos pueden absorber en la interaccion imaginative tanto los suefios excesivos de Ta conquista como Ia culpa consiguiente TE elemento bésico de Ia ritualizacion aportado por fa edad del juego es la forma infantil de 1o dramatico. ‘Sin embargo, el mapa epigenético insistird en que 10 dramatic no reemplace sino que més bien se una a los tlementos numinosos y judiciales, asf como anticipa fos elementos que nos quiedan por rastrear ontozenéti camente, es decir, el formal y elideolbgico. Ninstin ti tual, rito © eeremonia adultos pueden prescindir de ni ttuno de estos elementos. No obstante, las instituctones correspondientes a fa esfera del juego del nto son ef fescenario-o-pantalla que se especializa en Ia expresion, Sxpantada o humoristica de lo dramitico, u otros te renos circunscriptos (el foro, el templo, el tribunal. los euerpos deliberativos) ei los que se desplieean aconte~ timientos dramaticos. Como en ol caso del elemento de Fitualismo enraizado en la edad del juego, pienso que se trata de le represiOn moralista e inhibidora de fa inicia- tiva Iidica en ausencia de maneras ereativamente rituali- zadas de canalizar la culpa, Moratismo es la palabra que fa designa, e BLCICLO VITAL compLerapo: wdo legato a la vineulaci6n entre el juego y eb drama, parece apropiado decir una palabra acerca de la significacion psicosocial del destino infantil det rey Ea o que fue, por supuesto, el héroe de una obra dramatic Al diagramar algunos aspectos det orden ortanismico, hie dejado de lado hasta ahora el miimero creciente de contntactores con los que el nillo en crecimiento (a través de Tas zonas, los modlos y las modalicades) puede entrar en una interaccién sixnificativa. Primero esti, Por supuesto, la persona maternal que en el estadio de simbiosis permite que ta libido se vuelque al oro pri mario” que, segtin hemes visto, se vuelve tambien pa tante de un tipo de autoamor (det cual Narciso pare- ce, en verdad, ser un'easo un poco especial) y propor ciona asf la confianza basiea que examinaremos en 3¢- {guida como la actitud sint6niea fundamental Cuando esta diada original se desarrolla en wna tra: da que incluye al 6 a tos padres, se dan las condiciones ~“‘conflictivas” para el complejo de Eadipo, es decir, un fuerte deseo instintivo de poseer al progenitor del otro Sexo para siempre, y el consiguiente odio celoso contra cl progenitor (también amado) del mismo sexo, Los aspectos psicosexuales de este apeto temprano han ido el complejo nuctear mistno del isicoanlisis dehemos anadit, sin embargo, que estos deseos apasionados stn cuidadosumente dispuestos en el fdempo de modo que su pico coineida con ef momento fen que las posibilidades somaticas para su constimacion * te tomado et termine “otra” dels cartas de Freud a Flies, slonde conte que tiscs "al otro ("der Ande”) em se ‘orresponsl (Freud, 1387-1902) 1Véaeetambicn rikson. 19951 LAPsIcosExUALIDAD e faltan totalmente, mientras esté floreciendo la imagi- nacibn Kidica. Asi, los deseos instintivos primarios y tambin las correspondientes reacciones de culpa ocu- ren en uin perfodo de desarrollo que combina flicto infantil més intenso con cl méximo progreso de 1a ludicidad, mientras que los deseos fantasticos —y los sentimientos de culpa— que leguen a Norecer estin or- denados de modo que se sumerjan en el estadio sh zuionte, que corresponde a la “latencia™ y a la edad es- colar. Con el advenimiento, a su vez, de la maduracion genital en Ia adolescencia y su eventual direccién hacia companteros sexuales, los femanentes de las fantasia infantiles de conquista y competicién edipiea se vinew- lan con los de los pares de edad que comparten héroes y Ifderes idealizados (que gobiernan areas y terrenos de ‘competencia concretos y también “teatros” y mundos). Todos éstos estdn dotados de energtas instintivas con las que debe contar el orden social para su renovacion seneracional Debemos observar al pasar, sin embargo, otro atribu to esencial de todo despliegue evolutivo. A medida que sumenta el aleance de los contre-actores, graduando al ser en crecimiento para que vaya asumiendo roles siempre nuevos dentro de formaciones grupales més amplias, ciertas configuraciones basicas tales como a ddfada o la triada original tienden a encontrar una nuc- va representacion dentro de contextos posteriores. to no nos da el derecho, sin una prucba muy especi considerar tales reencarnaciones come un mera signo de fijacion o regresion a la simbiosis inicial. Pueden muy bien ser, en cambio, una recapitulacién epigensti- a en un nivel evolutivo superior y, quizds, sintonizada a ELcIcLo VITAL coMPLETADO con los principios y necesidades psicosaciales vigentes en ese nivel. Una imagen carismética 0 divina, en el contexto de Ia biisqueda ideologica de la adolescencia o de Ta comunalidad generativa de laadultez, no es “solo” tun recuerdo del primer “otro”. Como explico Blos (1967), puede haber “regresién al servicio del desarro- Mo” ‘Coneluyo este capstulo sobre fas consecuencias gene- racionales del desarrollo epigenético con algunas obser- vaciones sucintas sobre el juego. La teoria original del | psicoundtisis acerea del juego era, de acuerdo con sus conceptos energéticos, de cardcter “‘catértico”, pues el Juego tenfa on la ninez Ia funcidn de descargar emocio- nes reprimidas y encontrar un alivio imaginario para las frustraciones pasadas. Otra explicacion plausible era que el niio utilizaba su creciente dominio sobre los ju guetes para realizar ordenamientos Iidicos que le per ymitian la ilusion de que también dominaba algunos [[trances vitales oprimentes. Para Freud ol juego trans- formaba, sobre todo, ta pasividad forzada en actividad imaginaria. De acuerdo con el punto de vista evolutivo, yo postulé en un tiempo una autoesfera para el juego ‘con as sensaciones del cuerpo; una mleroesfera para Jos juguetes, y una macroesfera para el juego con otros. Fue de gran ayuda en el juego elfnico la observacion de ‘que Ia microesfera de los juguetes puede seducir al nino atrayéndolo hacia una expresion desprevenida de de- seos y femas peligrosos que suscitan entonces ansiedad y evan a una muy reveladora interrupeidn det juego ‘que se produce en forma repentina y constituye, en la vida de vigilia, la contrapartida del sueno de ansiedad. Y en verdad, si ol nino se asusta y frustza de este modo LAPSICOSEXUALIDAD 6 cen la microesfera, puede regresar a la autoesfera, al en~ Sueflo diumo, la succion del pulgar y la masturbacién. Sin embargo, desde el punto de vista evolutivo la ludi- cidad lesa hasta la macroesfera, es decir, el terreno s0~ ial compartido con los otros, donde se debe aprender ‘Qué intenciones Iedicas pueden compartirse con los demés —c imponérecles—. Aqui se ubica, muy pronto, fa gran invenci6n humana de fos juegos formales, don- de se combinan fines agresivos con reglas de honradez EI juego constituye entonces un buen ejemplo de ia nanera en que todas las tendencias fundamentales del Gesarrollo epigenético continian expandiéndose y de- Sarrollindose a Jo largo do la vida, pues el poder rt ante del juego e la forma infantil de Ix capacidad humana de manejar la realidad mediante ef experimen= to y el planeamiento, En fases cruciales de su trabajo, fl adulto “juega” ademds con la experiencia pesada y ton las tareas que prevé, comenzando con ess actividad ten la autoesfera llamada pensamiento. Pero mas allé de esto, al construir situaciones modelo no solo en drama- tizaciones abiertss (como en las “obras de teatro” y en. le novela), sino también en el laboratorio y en el table- fo de. dibujo, anticipamos inventivamente ef futuro desde la posicion estratégica de un pasado corresido y ‘Ccompartido cuando redimimos nuestros fracasos y for- falecemos nuestras esperanzas. AI hacerlo asf, debemos bviamente aprender a aceptar y a utilizar los materia- Jes —sean juguetes 0 pautas de pensamiento, materiales naturales © téenicas inventadas— que ponen a nuestra Gisposicion las condiciones culturales, cientificas y tecnoldicas de nuestro momento hist6rico. ‘Y asi, la epigénesis sugieremuy convincentementeque no hacemos del juego y dal trabajo formas mutuamente excluyentes. Hay una forma primaria de trabajo serio en el mds primigenio de los juegos, mientras que algn elemento maduro del juego no estorba sino que acre- cienta la verdadera seriedad con que se resliza un traba- Jo. Pero entonces, los adultos tienen el poder de utili zar Ia ludicidad y su capacidad de planesmiento para fos fines més destructivos; el juego puede convertirse cen una apuesta de escala gipantesca, y jugar el propio Juego puede significar que uno apuesta a descalabrar el de los otros. Sin embargo, todos los temas de la edad del juego =de Is iniciativa inhibida por la culpa; de Fantasias ma- terializadas en cosas que son juguetes; de un espacio de juego socialmente compartido, y de la saga de Edipo—, todos estos temas nos recuerdan ese otf0, ese escenario= y-pantalla que es el més privado: el sueno, Es much simo Io que hemos aprendido de su verbalizacion y anilisis, y sin embargo debemos pasarlo por alto en es- ta exposicion psicosocial, excepto para sefalar que el iado hasta ahora principalmente respecte. de su contenido oculto “latente", puede resultar muy instructivo en su uso "manifiesto” de modos y modali- Habiendo esbozado la sucesién, a través dela ninez, de elementos bisicos det desarrollo psicosocial tales como los modos y modalidades, Ia ritualizacion y el juego, debo volver una vez mis a la teorfa psicosexual, ue atribuye tales contribuciones especificas de la cenersia instintiva al desarrollo pregenital del nino. La teoria de Ia psicosexualidad presenta como meta del desarrollo pregenital 1a reciprocidad de potencia [LA PSICOSEXUALIDAD o genital de os dos sexos, De este logro hace depender, en gran medida, buena parte de la maduracion adulta, y muy especialmente Ia vida del adulto libre de neurosis Sin embargo, como quiera que se entienda esta libido, sus transformaciones en desurrolla psicosocial no podrian efectuarse, segtin hemos visto, sin fa interaccion de Tos adultos, esforzada, y a veces spasionada o indu- ida, con el desafio generacional. Por lo tanto, la logica ide tina teorfa psicosexual realmente completa puede muy bien exigir que se suponga la existencia en la na- turaleza humana de algin impulso instintivo hacia la procreacién y de una interaccién generativa con la des eendencia, como contrapartida del compromiso instin- tivo del animal adulto en Ia creacion y el cuidado de la ceria (Benedek, 1959). Asf, al completar la columna A del cuadro 1, agregamos (entre paréntesis) un estadio procreativo que representa cl axpecto,instintial del es tadio psicosocial de la generatividad (Columns B). ‘Cuando postulé esto en tuna comunicacin presenta da al International Psychoanalytic Congress, en Nueva York, en 1979 (Erikson, 1980c), dlustré Ia universali- ‘dad det tema sefalando que en ls forma clésica del Qe ddipus Rex, el rey no es de ninguna manera acusado s0- lamente de un crimen genital. Se dice en toda Is obra que Edipo ha “arado el campo donde ét mismo fue sembrado” (Knox, 1957), y como resultado, toda la terra se volvié estéril y las mujeres infértiles. ‘Sin embargo, subrayar el aspecto procreativo de la Psicosexualidad puede parecer, yo lo admitia, extre- madamente paradéjico (sino, ne-etico) en una época en, que debe practicarse en todas partes, sin excepci6n, el control de la natalidad. Con todo, es y seré tarea del psi- es) HL-CICLO VITAL COMPLETADO coanilisissefialar los posibles peligros de los cambios raicales en la ecologia psicosexusl (como fue, de he cho, s misién original en la época victoriana), de mo- do que sus efectos puedan reconocerse en el trabajo linico —y més alli de él. ¥ podrfa muy bien ocurtr, pot ejemplo, que alguna preocupacién exagerada por el 'yo", como se ha observado en pacientes actuales, de- ‘ba atribuirse en algunos casos a una represion del deseo de procreacion y a la negacién del consiguiente senti- miento de pérdida. Pero siempre hay, por supuesto, tuna alterativa a la represién patogena: la sublimacion, es decir, el uso de fuerzas libidinales en contextos psi. cosociales. Consideremos solamente fe acrecentada ca- pacidad que muestran algunos adultos contemporé neos, de “cuidar” a nifios que no son "biol6gicamente suyos, sea en sus hogares, en escuelas, o sino, en partes “en desarrollo” del mundo. Y la generatividad invita siempre a la posibllidad de que se produzca un desvio enengético hacia Ia productividad y la ereatividad al ser- vivio de fas generaciones. m ESTADIOS FUNDAMENTALES DEL DESARROLLO PSICOSOCIAL ACERCA DE LOS TERMINOS UTILIZADOS {Y'DE LOS DIAGRAMAS Reformular Ia seenencia de los estadios psicosociales flo largo de la vida significa asumir a responsabilidad por los términos que Joan Erikson y yo les hemos aplicado originariamente —términos que ineluyen pala~ bras tan sospechosas como esperanza, fidelidad y cu dado— En nuestra opinion, estos conceptos se cuentan fentte las fuerzas psicososiales que emergen de Ins Ia ‘chas entre las tendencias sintOnicas y las distOnicas en tes estadios cruciales de la via: a esperanza, de Jaan Kitesis de conflanza. bdsica versus. desconftanza. bdsica en la infancia; la fidelidad, de 1a antitesis de identidad ‘versus, confusion’ de.identidad en.ta adolescencia: x. Cuidado, de gerievatividad versus autoabsorcion en la fadultez, (“Versus” significa “contra”, pero en vista de lz complementariedad de estos pares de conceptos, también algo parecido a “viceversa”.) La mayoria de tstos vocablos parecen prestarse a la afirmacion de que, 4 a larga, representan cualidades basicas que “califi- Z ” EL CICLO VIFAI.COMPLETADO can”, de hecho, a un joven para entrar en el ciclo gene- racional ~y a un adulto para concluielo— Respecto de nuestros términos en general, citaré a lun tardio srbitro tedrico, David Rapaport, Al tratar de asignarme un lugar firme en la psicologia del yo, adver: ta a sus lectores; “La teoria de Erikson (como la ma yor parte de la de Freud) cubre una gama de propos ciones fenomenologicas. y_psicoanalitico-psicologicas especificamente elinicas, sin diferenciar en forma sis- temética entre ellas. Paralelamente, el status concep- tual de ta terminologia de esta teoria no resulta hasta ahora claro” (Rapaport en Erikson, 1959), Los lectores de esta cita sabran de qué esté hablando. Pero si acep- famos la proposiciOn segin la cual Ja ritualizacidn es un) vineulo entre los “yoes” en desarrollo y el ethos de st comunidad, los lenguajes vivientes deben considerarse como una de tas formas mas sobresaliontes de ritualiza- cidn, pues expresan tanto Io que es universalmente hhumano como lo que es culturalmente especifico en Jos valores que implica la interaccién ritualizada, Asi, ‘cuando enfocamos el fenémeno de la fuerza humana, las palabras cotidianas de los lenguajes vivientes, made radas en el uso de generaciones, serin la mejor base del discus, Mas especificamente, si consideraciones evolutivas nos llevan a hablar delesperanza, fldelidad y cuidado \/, como fuerzas humanas 6 cualidades del yo que sutgen de estadios estratégicos tales como la infancia, la ado- Tescencia y la adultez, no deberfa sorprenderios (aun les como Ia esperanza, la fe y Ia caridad. Los lectores DESARROLLO PSICOSOCIAL a Formados en la tradicién escéptica vienesa recordarin, por supuesto, que el emperador de Austria, cuando se le pidio que inspeccionara el modelo de un nuevo mo- rumento de estilo barroco Mamégero, declaré con su- (oridad: “ ;Agreguen un poco mis de fe, esperanza y ccaridad en el angulo inferior izquierdo!” Tales valores tradicionales probados, en tanto se refleren a las maximas aspiraciones espirituales, deben haber alber- ado, sin duda, desde sus oscuros comienzos, alguna re- lacién con los rudimentos evolutivos del poder humano; y seria muy instructive explorar tales paralelos en dife- rentes tradiciones y lenguales. Para mi charla sobre el ciclo generacional le solicité a Sudhir Kakar el termina hindi correspondiente a “cui- dado", Contesté que no parecfa haber una palabra para fllo, pero que se dice que el adulto cumple sus tareas practicando Ddma (restriccidn), Dana (catidad) y Daya (Compasién), Estas tres palabras ~s6lo pude responder ~ se traducen muy bien con sus equivalentes: “tener eui- dado”, "euider de”, “preacuparse por” (Erikson, 1980), Pero aqui puede ser ttl recordar la secuencia de es- tos estadios en fa escala sugerida por el punto de vista epigenético, como se indies en el cuadro 2. En especial, puesto que me propongo, en lugar de “comenzar otra vex por el principio”, empezar este examen de los esta- dios psicosociales desde el nivel mis alto y ditimo de la adultez, parece importante dar una répida y precauto- ria ojeada a toda la escala de ubajo arriba. Para comple- lar la lista de poderes, se verd que entre los de la espe- ranza_y a fidelidad’ postulamos (en firme relacién con los mas importantes peldafios evolutivos) los esca- fones de la voluntad, la finalidad y la competencia, » ELCICLO VITAL COMPLETADO DDIESARROLLO PSICOSOCIAL B Es ELCICLO VITAL coMPLETADO ‘nite la fidelidad y el euidado, el escalon del amor. Mas alld del cuidado, postulamos aun algo lainado sabidu- ria, Pero el cuadro también muestra en las columns verticales que cada escalén {incluso la sabiduria) est fundado en todos los anteriores; mientras que en cada hifera horizontal la maduracién evolutiva (y la crisis psicosocial) de una de estas virtudes da nuevas conno- laciones a todos los estadios “inferiores” ya desarrolla- dos, y también a fos superiores ain en desarrollo. Nun- ca se insist bastante sobre este punto, En cambio, podemos muy bien presuntamos por qué nos resulta tan prictico el principio epigencticn at eseribir la configuracion general de los fenomenos ipsicosociates: ,no significa esto conferir a un proceso [somatico un poder orpanizador exclusiva sobre wn pro- ‘ces0 social? La respuesta debe ser que los estadios de la vida permanecen siempre “vinculados” a procesos so- miticos, aunque sigan dependiendo de los procesos siquicos de desarrollo de la personalidad y del poder Stico del proceso social ‘La naturaleza epigenética de esta eseala deberfa re flejarse, entonces, en una cierta coherencia lingiistica de todos los términos. Y en verdad, palabras tales co- mo esperanza, fidelidad y cuidado tienen una Yogica in- terna que parece confirmar significados evolutivos. Es eranza es “deseo expectante”, giro bien de acuerdo con una vata tendencia instintiva que subyace en las experiencias que despiertan algunas expectativas firmes También estd perfectamente de acuerdo con nucstro supuesto de que este primer poder bisica y raiz del de sarrollo del yo surge de Ia resolucion dle la primera an- ttesis evolutiva, es decir, la de confianza hasica versus DESARROLLO PSICOSOCIAL 8 desconflanza bdsicas Y respecto de sugestivas connota- ciones linghsticas, en el idionra inglés esperanza (ope) parece relacionarse con “saltar” (ro hop), ¥ siempre hhemos dado mucha importancis al hecho de que Platén pensaba que cf modelo de toda la ludicidad era el salto de los animales jévenes. En todo caso, la esperanza confiere al futuro anticipado un sentimiento de liber tad que invita a saltos expectantes, sea en I cidn preparatoria 0 en pequeftas acciones de iniciacién. Y tal osadfa debe contar con la confianza basica, en el sentido de “total confianza”” que, literal y figurad mente, debe alimentarse del cuidado materno y ~cuan- do corre peligro por una dessz6n demasiado de sesperada— restaurarse mediante adecuado consuelo, To que en aleman se denomina Trost. Paralelamente, ‘culdado (care) se revela como el impulso instintivo a “abrigar” (fo cherish) y a “acariciar™ (10 caress) a lo que, en su desamparo, emite sefiales de desesperacién. Y sien la adolescencia, en Ia edad intermedia entre ninez la adultez, postulumos la emergencia del poder de (fidelidatl (fidélité, fedeltd), esto significa no solo tuna renovacién, en un nivel superior, de la capacidad de confiar (y de confiar en sf mismo), sino también Ia pretension de ser confiable y de ser capaz de compro- ‘meter la propia lealtad (en alemén, Treue) a una causs cualquiera sea su denominacion ideoldgica, Sin embar- 0, una falta de fidelidad corroborada dari por resulta do actitudes sintométicas generalizadas tales como le falta de confianza en sf mismo y la rebeldfa, e incluso un apego fie a pandillas v causas cuyo rasgo bsico es la rebeldia y Ia inseguridad. Asi, la confianza y la fide dad se relacionan tanto lingulsijea eomo epigens | | \ 6 ELCICLO VITAL COMPLETADO mente, como vemos en nuestros j6venes més enfermos, ‘que en la adolestencia presentan un regresion semide- liberada al estadio evolutivo més temprano para recu- perar —a menos que la pierdan totalmente algunos elementos fundamentales de la esperanza inicial, de modo de poder dar, de nuevo, a partir de ella, un salto adelante, No obstante, senalar una l6gica evolutiva en valores uuniversales tales como la fe, la esperanza y la caridad, no significa reducirlos, a su vez, a sus raices infanties Mas bien, nos obliga’a considerar c6mo los poderes Iumanos que van surgiendo, paso & paso, estin intrin- secamente asediados no s6lo por graves vulnerabilida- ides que exigen permanentemente nuestra comprension ‘terapéutica, sino también por males basicos que requie- ren la presencia de valores redentores de sistemas de ‘reencias 0 ideologfas universales basadas en creencias. ‘Asi, algo alentados, presentaremos Tos estadios psi: cosociales. Y segtin he dicho, comenzaré esta vez con el Ultimo estadio es decir, Ia hilera superior de nuestro cuadro~, ¥ esto no s6lo por el cardeter oposicional de nuestro método, sino también para acentuar Ta fogica del cuadro, Como hemos explicado, 1a lectura de éste requiere que cualquier hilera ~horizontal o vertical~ se relacione evolutivamente con cualquier otra, sea en forma de una condiciOn anterior o de una consecuencia posterior de necesidad demostrable. Y parecerta que esto debe ser posible de realizar en el caso de un esta dio que exige agudamente tuna nueva atencion y preo- ‘cupacién en nuestros dias. | | DESARROLLO PSICOSOCIAL n | EL ULTIMO ESTADIO La antitesis dominante en la vejex y el tema de la Gl tima crisis es lo que denominamos infegridad versus de- sesperanza Aqui el elemento distonico puede parecer mds inmediatamente convincente, teniendo en cuenta el hecho de que la hilera superior marca el fin total (impredecible en su tiempo y naturaleza) de este curso de Vida, el dnico que nos ha sido dado. Sin embargo, la integridad parece traer consigo una exigencia peculiar “tal como ocurre con la fuerza especifica que postu- amos como algo que madura a partir de esta titima santitesis: a sabiduria La hemos descfipto como una especie de “preocupacin informada y desaper: ta vida misina, frente a la muerte misma", como lo ex- presan antiguos adagios, y como, sin_embargo, esta también potencialmente presente en las referencias mas simples a cosas coneretas y cotidianas. Pero entonces lun desdén ms 0 menos abierto es otra vez la contra ‘parte antipitica de la sabidurfa —una reacci6fi ante el Sentimiento de un creciente estado de acabamiento, confusion, desumparo (y ante el hecho de percibirlo en ottos)— ‘Knics de que tratemos de dar sentido a tales contra icciones terminales, podemos evaluar de nuevo Ta rela tividad historica de’ todo desarrollo y, especiaimente también, de todas las teorfas evolutivas, Tomemos este lltimo estadio: Tue en nuestros “atios medios” cuando to formulamos —en tina época en que no teniamos por cierto ninguna intencién de imaginarnos realmente vie- jos ni capacidad para ello. Esto ocurri6 hace solo unas pocas décadas, y sin embargo, la imagen predominante cs CICLO viral COMPLETADO, de Is vejez era entonces totalmente distinta. Uno podia pensar afin en los “mayores", los pocos hombres ¥ mus jetes sabios que vivian tranquilamiente de acuerdo con To que ese estadio de su vida les habéa asignado y sa- ban cémo morir con cierta dignidad en culturas en que Ia larga supervivencia parcefa ser un don divino y una especial obligacion para unos pocos. Pero. zman= tienen aiin validez tales términos, cuando la vejez esta representada por un grupo de meras “personas de mis edad” que cada vez se hacen mas numerosas y se mues- tran razonablemente bien conservadas? Por otro lado, deberian los cambios historicos Hevarnos a modificar Jo que alguna vez concebimos como “la veje2", en el lapso de nuestra propia vida y de acuerdo con el cono~ cimiento decantado que hia sobrevivido en ta azudeza y la sabiduria popular? Sin duda, es necesasio volver a considerar y repensar el rol de la vejez. Solo podemos tratar de contribuir qué al tema resenando nuestro esquema. Volwamos a nuestro tuadro: jqué lugar ocupa la Velez a lo largo y a To ancho de ese cuadro? Ubicada como esté cronoldsi- camente en el dngulo superior derecho, su dltima iter Aisténice, segin dijimos, es la desesperanza; y si damos tuna répida ojeada al Angulo inferior izquierdo, recor- damos que alli abajo el primer elemento sint6nizo es la esperanza, y en castellano el idioma muestra como se va de la esperanza a la desesperanza. En verdad, en ‘cualquier lengua, la esperanza connota la cualidad més bisica de, “yoidad”, sin la cual ta vida no podrfa co- ‘menzar_o ferminar con sentido. ¥ al ir ascendicado al cuadrado vacfo del éngilo superior izquierdo, com- prendemos que allf necesitamos una palabra para de- signar la tina forma posible de esperanza tal como ha madurado en la primera columna ascendente: y para ‘slo stings, decidida y esponténeamente, la palabra fe Por lo tanto, si el ciclo de la vida retorna a sus co- ‘mienz0s, ha subsistido algo en la anatomia, incluso de | esperanza madua, y en una yariedad de fos (“A me- rnos que cambiéis y os volvdis como nifios..”), Io que confirma que la capacidad de esperanza es la mis in- fantl de todas las cualidades humanas.-Y en verdad, el ‘iltimo estadio de la vida parece tener una gran signifi- cacion potencial para el primero: los ninos de las cultu- ras dotadas de energéa vital adquieren modos de pers samiento especfficos en su contacto con los vielos, ¥ es ficilestimar qué ocurrira y deberd ocurtir con est re- laci6n en el futuro, cuando una vejez madura legue a ser una experiencia “esperable en promedio”, pueda anticipar en forma planificada, Asi, un historico como el de la prolongacién del lapso prome= iio de vida requiere retritualizaciones vitales, que de~ ben proporcionar un intercambio significative entre el comienzo y el fin, y también alsin sentimiento finito de sintesis y, quizds, tina anticipacion més activa del morit. Por todo esto, sabiduria segura siendo una pa- Jabra vilida —y también, a nuestro parecer, lo seri de- sesperanza Volviendo una vez més al sngulo superior derecho, retrocedemos un paso por la diagonal y reentramos en el estadio generarivo que precedia a la veiez. Pero en tun esquema epigenético, segin hemos dicko, “después solo debe significar una version posterior de. item previo, no una pérdida de éste. Y en verdad, ios vieios| pueden y necesitan mantener una funcidn generativa HBTELF S t EL cicio viTat comeLerabo de gran estilo, pues poca duda cabe de que en la actua- lidad la discontinuidad de la vida familiar como resul- tado dela dislocacién contribuye mucho a que la vejez ccarezca de ese minimo de compromiso vital que es ne- ‘cesario para permanecer realmente vivo. Y Ta falta de compromiso vital parece ser, a menudo, el tema nostél fico oculto en los sintomas manifiestos que llevan a los ‘iejos a la psicoterspia, Buena parte de su desesperanza consiste de hecho en tin sentimiento permanente de es- tancamiento, Se dice que esto es lo que puede hacer que algunos vigjos traten de prolongar la terapia (King, 1980), un nuevo sfntoma que se confunde fécilmente ccon una mera regresion a estadios anteriores: y esto, en especial cuando los pacientes vieios parecen hacer un duele_no s8lo por el tiempo perdido y el espacio ago- ado, sino también (para seguir la hilera superior de nuestro cuadro de izquierda a derecha), por 1a auto- nomia debilitada, [a iniciativa abandonads, la intimi- dad faltante, fa generatividad deseuidada —y no hable innos de los potenciales de identidad que se pasan por alto 0, en verdad, la vivencia de und identidad dema- ‘siado limitadora. Todo esto, como hemos dicho, puede ser “regresion al servicio de desarrollo” (Bos, 1967) ~es decir, una bisqueda de la solucién de algo quees,literaimente, unconficto especifico de la edad ~ Valveremos sobre estas cuestiones en el capitulo fi nal, Aqui deseamos acentuar de paso que en la vejez todas las cualidades del pasado asumen nuevos valores que podemos muy bien estudiar por sf mismos y no sie lo por sus antecedentes ~sean suludables 0 patoloei- cor. En ténminos mas existenciales, el hecho de que el Sltimo estadio encuentre al hombre relativamente mis DESARROLLO PsICOSOCAL st libre de ansiedad neurética, no significa que éste esté absuelto de femor de videy-muerte; [a comprension Ws profunda de la culpa infantil no elimina el senti- miento de mal que en eada vida se experimenta a su tmanera, asi como la identidad psivosocial mejor defi- hnida no excliye que se adquiera el “yo” existencial. En. ‘ima, un yo que funciona mejor no sintetiza y absorbe ‘la autoconciencia, Y el ethos social no debe abrogar Su responsabilidad por estas perspectivas ‘timas que fen Ia historia han sido encaradas proféticamente por las ideologias rligiosas y politicas. Pero para completar Ia rosena de nuestras conclusio- nes psicosociales: si la contraparte antipatica de la sa- bidurfa es cl desdén, éste (como todas las antipatias) debe ser reconocido, hasta cierto punto, como una reac~ ‘ion natural y necesaria ante Ia debilidad humana y la mortifera reiteracién del deterioro y el engaho. En verdad, s6lo es posible negar el desdén a costa de ta Gestructivided indirecta y de un autodesdén mis © me- nos encubierto. “Cual es la ultima ritualizacion incorporads al estilo dela veiez? Creo que es filo-sdfica, pues al mantener algiin orden y significado en Ia des-integracion de cuerpo Y mente, también puede defender una esperanza dura- dera de sabidurfa, El correspondiente peligro ritualist 0, sin embargo, es el dogmatismo, una seudointesri- Gad compulsiva que, cuando se vincula con wn poder indebido, puede transformarse en ortodoxia coercitiva YY, jqué jestadio psicosexualf final podemos sugerir para'la vejez (presenil)? Creo que es una generalizacién ide modos sensuales que puede promover una experien- ia corporal y mental enriqueeida, aunque se debiliten xt 2 EL c1CL virat, comeLETADS. funciones parciales y disminuya la energta genital. (E ‘bbvio que ales extensiones de It teorsa de la libide re- -atuieren andlisis ¥ par eso fag formulamos entie paréie tesisen ol cundro 1.) YY asi voivemos a Jo que hemos sostenido que es et aso sinténico dominante det iltima estadio: fa inte: ‘sidad. Esta, en su significado mas simple, tin sent Itieato de coherencia y roralidad gue corre, sin duds, m rlewga supreme en condiciones terminates que ia luyen una pérdida de vinculas en los tees provesos or anizativos: en el soma, el debilitamiento generalizado de fa interaccién tOnica en loz tefidos conjuintivos, 10s vvasos sangusineos y el sistema muscular; en la psiges, la ppérdida gradual de coherencia mnémica de fa experien: ia, pasada y presente; y en ef ethos, lx amenezs de une repentina y casi total pérdida de la funcién respondien- | fe en fa interaccidn generative, Lo que aqut se requiere podria Hamarse simplemente “integralidad™, es decir, una tendenoia a mantencr las cosas unidas, Yen verdad, debemos_reconacer en la vejez uns mitologizacion r=. frospectiva que puede equivaler a una seudointegra- ién como defensa contra la desesperanza en acecho, (Por supueito, pede hacerse el mismo uso detensivo de todas las cuabidades sintonicas que dominan la dia- gonal del cuadro,) Sin embargo, « todo lo large del dis- rama debemos permitir que Is capacidad potencial de lun sor humano, on condiciones fevorables, disfrute mds ‘© menos activamente de la experiencia integrativa de los estadios anteriores; y asf, nuestro cuadro permite, Inasta su extremo superior derecho, la gridual madura. cidn de a integridad, Permftaseme dar otra ojeada a la manera en que DPRARROLLO PRICOSOCTAL & planteamos toda esto cuando fonnulamos af comienz0 Ja integridad: pero si fos viejos, en clertos respectos, se mielven de nuevo como nifios, la cuestion es s este “gi ro" e8 hacia una apsriencia de infancia sazonada con sabiduria, © hacis un esizdo infantit finito. (El viejo puede volverse, 0 desear volverse, demasiado viejo de- ‘masiada.ripido, o seguir siendo demasiado joven dems- ado tiempo.) Aquf, lo tnico que puede armar un to- do e8 un cierto sentimiento de in‘egridad: y por inte- fridad no podemos entender solamente tina rars cull ad de cardeter personal, sino, sabre todo, wna procl vidad compartida 2 comprender, o a “oir” a los que realmente comprenden, los modos integrativos de la vida humana, Se trata de una especie de camaraderia ‘con los modos ordenadores do tiempos distantes y en pefios diferentes, tal como se expresa en sus simples productos y dichos. Pero surge también un amor dife- rente, intemporal, por esos pocos “otros” que han He igado 4 ser los principales contra-actores en los contex~ tos més significative de la vida, pues la vida individual es la coincidencia ‘de un solo ciclo vital con un solo segmento, de la historia, y coda le integridad humana se mantiene 0 derrumba junto con el estilo (nico de inte sided del que uno participa, EL VINCUILO GENERACIONAL: TA ADULTE Lego de haber resefado el fin del ciclo vital en la medida en que mi contexto me lo ha permitide, me siento urgide a ampliar lo dicho sobre un estadio “rea!” a FL CICLO VITAL COMPLETADO, ~es decir, el que media entre dos estadios de la vida~ y sobre el ciclo generacional mismo. Este sentimiento de turgencia parece expreserse muy bien en cl cuento del Viejo que estaba muriendo, Mientras él yacéa ahi con los ojos cerrados, su esposa Te susurraba el nombre de cada miembro de la familia que habia acudido a desear~ le shalom. “Y jquién —pregunté de repente, incorpo- Hindose-, quién estd atcndiendo el negocio?” Esto ex- presa el espiritu de adultez que los hindiies Haman “el ‘mantenimiento del mundo”. Nuestros dos estadios adultos, la adultes y la juven= ‘tad, no estin destinados a absorber todos los posibles subestadios del periodo que va de la adolescencia a la vejez; pero st bien apreciamos las subdivisiones alterna- tivas sugeridas por otros investigadores, repetimos puestras conclusiones originales aquf —sobre todo para {transmit la 1dgica global de cualquier esquema de esta clase. Esto significa, dentro de la re-vista que estamos intentando, que a medida que retrocedemos al estadioy precedente, éste debe haber resultado sobre todo evor lutivamente indispensable para los estadios posteriores que hemos descripto. En lo referente al rango de edad apropiado para todos estos estadios, es razonable pen Sar que estin cizcunscriptos por el primer momento en que, feniendo en cuenta todas las condiciones necesa- Flas, una cuslidad evolutiva puede cobrar relativo pre dominio y producir una crisis significativa, y por el til- timo momento en que, en bien del desarrollo general, debe coder ese predominio critico a la cualidad siguien fe, En esta sucesion, son posibles rangos temporales| bastante amplios, pero In secuencia de los estadios si sue estando predeterminada DESARROLLO PSICOSOCIAL 6 A tsladltee!| esto séptimo estado) le hemos asignado la antitesis cftea de generastdad versus satubnorcton peotancomiento. Lagencratividad,sextn ‘ijtmos, shares tn procreatvdad, la productividad y i ‘femvidad, y por Yo tanto la generacion de nuevos se

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