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Hay que recordar que uno de los mayores temores del paciente para-

noide es llegar a ser descubierto por la mirada de los demás, la mirada que
puede captar su punto vulnerable, casi siempre más imaginario que real: una
deformidad física en el delirio dismórfico, el desprendimiento de malos olores
en el delirio disósmico, o algún elemento fisionómico o conductual que pueda
poner al sujeto en evidencia como un individuo homosexual, masturbador,
carente de inteligencia, autor de un delito que en realidad no ha cometido,
hace que rehúya al máximo la observación de otras personas. Se esfuerza en
extremo en pasar inadvertido. Cuando está en presencia de otros, se dedica a
vigilarlos escrupulosamente tratando de captar alguna expresión verbal o ges-
tual que confirme su sospecha o presunción de que se le está identificando. La
humillación definitiva puede llegar en cualquier momento. Cada vez que esto
ocurre, el delirio de autorreferencia se consolida34.
En otras palabras, la observación del trastorno sensoperceptivo, puede
conducir a la observación del trastorno del pensamiento, y viceversa.

34. F. Alonso-Fernández, op. cit.

Percepción • 57

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