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Síndrome de Hemorragia Alveolar Difusa: Revisión

Comisión Neumonología Clínica

Dres: Ernesto J. Prieto B.*, Enrique Barimboim** y Daniel Schoenfeld***

* : Servicio de Neumonología, Hospital Alemán, Buenos Aires; Ayudante


de Medicina Interna y Farmacología UBA; Ayudante de Laboratorio
Pulmonar de la Carrera de Especialistas en Neumonología, UBA
** : Servicio de Neumonología, Hospital Central de Mendoza; Docente de
Medicina Interna de la Universidad Nacional de Cuyo; Docente de la
Carrera de Especialistas en Neumonología, Universidad Nacional de
Cuyo
*** : Neumonólogo, Ciudad de Puerto Madryn, Chubut

RESUMEN:

El síndrome de hemorragia alveolar difusa se caracteriza por la presencia de


hemoptisis, anemia ferropénica e insuficiencia respiratoria aguda. Suele
provenir de los vasos de pequeño calibre, constatándose 3 subtipos
histológicos: capilaritis pulmonar, hemorragia alveolar leve y daño alveolar
difuso. La clasificación clínica de hemorragia alveolar difusa más apropiada
es la aportada por Ronald Green, que muestra 13 subtipos clínicos, de acuerdo
al tipo de patología que la ocasiona. Se explica la fisiopatología de la
hemorragia alveolar y el papel que juegan los distintos anticuerpos, tales como
los ANCAy otros inmunocomplejos circulantes.
Se profundiza además en las manifestaciones clínicas, radiológicas y
funcionales de las patologías que con mayor frecuencia causan hemorragia
alveolar difusa.
Finalmente, se ponen a consideración los diversos tratamientos, de acuerdo a
la enfermedad de base.
SUMMARY:

The Diffuse Alveolar Hemorrhage Syndrome is characterized by the presence


of hemoptisis, ferropenic anemia and acute respiratory failure. The bleeding
site most frequent are the small vessels, stating three defines histological
subdivisions: pulmonary capilaritis, bland pulmonary hemorrhage and diffuse
alveolar damage. The most appropriate clinical classification is supported by
Ronald Green, who subdivides the diffuse pulmonary hemorrhage in 13
different items, according to the disease which causes the pulmonary bleeding.
Herewith it will be explained the physiopathological mechanisms of
pulmonary bleeding and the role played by the ANCA and other circulating
immunocomplexes.
Also the clinical, radiological and functional manifestations will be discussed.
Finally, an overview of the different treatments will be done.

I. INTRODUCCION

El síndrome de Hemorragia Alveolar Difusa (HAD) se caracteriza por


episodios únicos o repetidos de hemorragia pulmonar, anemia ferropénica e
insuficiencia respiratoria aguda. En general forma parte de una enfermedad
sistémica, manifestándose muchas veces como signo inicial de la misma. (1)

II. CLASIFICACION HISTOLOGICA

El sangrado pulmonar suele provenir de los vasos de pequeño calibre, y


dependiendo de la afectación de la membrana alveolo-capilar, la HAD se
puede clasificar histológicamente de la siguiente manera:

1) Capilaritis Pulmonar: está dada por la infiltración neutrofílica de los


septos alveolares, produciendo necrosis de dichas estructuras. Esto lleva
a una pérdida paulatina de la integridad estructural capilar, permitiendo
de ésta manera la extravasación de los glóbulos rojos al espacio alveolar
y al intersticio pulmonar. La mayor parte de los neutrófilos, al
fragmentarse, liberan radicales libres de oxígeno y enzimas proteolíticas
a los espacios alveolares e intersticio, produciendo injuria pulmonar.
Los restos celulares de los neutrófilos picnóticos y fibrina ingresan
también a los espacios alveolares, produciendo necrosis fibrinoidea.

2) Hemorragia Alveolar Leve: consiste en la hemorragia dentro de los


espacios alveolares, sin evidencia de inflamación o destrucción de las
estructuras alveolares y de la membrana basal.

3) Daño Alveolar Difuso: es la lesión típica del distress respiratorio del


adulto (SDRA), consistiendo en edema de los septos interlobulillares y
presencia de membranas hialinas a lo largo de los espacios alveolares.
Este tipo de lesión puede dar sangrado pulmonar.

Además le la clasificación histológica descripta, deberán ser considerados


otros aspectos patológicos:

1) Hemorragia en los espacios alveolares y pequeñas vías aéreas

2) Presencia de macrófagos cargados con hemosiderina en los espacios


alveolares y en el intersticio pulmonar

3) Fibrosis intersticial, que puede ser leve a moderada, dependiendo del


tiempo de evolución y repetición de la hemorragia

4) Hiperplasia de los Neumonocitos tipo II

5) Presencia de hierro libre en el tejido intersticial, o incrustado en las


fibras elásticas de las paredes de los pequeños vasos y en la membrana
basal

6) Infiltrado linfocitario intersticial de carácter leve


Muchas de las entidades clínicas que cursan en alguna de sus etapas con HAD
tienen patrones histológicos que les son propias, y serán descriptas más
adelante.

III. CLASIFICACION CLINICA

Han habido diversos intentos para clasificar el Síndrome de Hemorragia


Alveolar Difusa, siendo la más apropiada la aportada por Ronald Green y col.
(2):

1) Vascultitis Sistémicas

 Granulomatosis de Wegener
 Poliangeitis Microscópica
 Púrpura de Henoch Schoenlein
 Síndrome de Behcet
 Crioglobulinemia Mixta
 Síndrome de Churg Strauss

2) Enfermedades del Tejido Conectivo

 Lupus Eritematoso Sistémico


 Artritis Reumatoidea
 Esclerodermia
 Enfermedad Mixta del Tejido Conectivo
 Polimiositis
 Dermatomiositis

3) Enfermedades Anti Membrana Basal

4) Glomérulonefritis asociadas a HAD

 Mediadas por Complejos Inmunes


 Nefropatía Pauci-inmune por Ig A

5) Infecciones

 Neumonía Bacteriana Aguda


 Candidiasis
 Infecciones por Citomegalovirus
 Legionelosis
 Neumonía por Herpes Simplex
 AIDS

6) Drogas y Agentes Tóxicos

 Penicilamina
 Anhídrido Trimelítico (Resina Epoxi)
 Isocianatos
 Cocaína y su variedad Crack
 Propiltiouracilo
 Abciximab
 Fenitoína
 Agentes Fibrinolíticos

7) Metástasis Pulmonares

 Metástasis de Angiosarcoma
 Metástasis de Sarcoma de Kaposi
 Metástasis del Coriocarcinoma
 Hemangioendotelioma epitelioide

8) Por Transplante

 Transplante de Médula Ósea


 Transplante de Órgano Sólido

9) Distress Respiratorio Agudo


10) Enfermedades Cardíacas

 Estenosis Mitral
 Insuficiencia Cardíaca Congestiva
 Cor triatriatum

11)Alteraciones Hematológicas

 Tratamiento Anticoagulante
 Coagulación Intravascular Diseminada
 Púrpura Trombocitopénica Trombótica

12) Enfermedades Vasculares Pulmonares

 Hipertensión Pulmonar Primaria


 Enfermedad Tromboembólica
 Hemangiomatosis Capilar Pulmonar

13) Otras Enfermedades

 Linfangioleiomiomatosis
 Esclerosis Tuberosa
 Fibrosis Pulmonar Idiopática
 Sarcoidosis
 Síndrome Antifosfolipídico
 Asociado a la Alergia a los Lácteos (Síndrome de Heimer)
 Capilaritis Pulmonar Pauci-inmune
 Hemosiderosis Pulmonar Idiopática
 Ruptura Espontánea de la Arteria Bronquial

IV. FISIOPATOGENIA:
Los datos existentes acerca del depósito de complejos inmunes en el endotelio
capilar son muy limitados, aunque la presencia de dichos complejos en la
circulación sistémica puede ser demostrada en muchas de la enfermedades que
producen capilaritis pulmonar. Se han realizado modelos experimentales, en
los que se han aislado complejos inmunes de los granulocitos algunas horas
después de haber inyectado un antígeno por vía intradérmica en el animal
sensibilizado previamente. (2).

Los ANCA juegan un papel importante en la patogenia de las vasculitis, como


la Granulomatosis de Wegener y la poliarteritis microscópica, ya que activan
los polimorfonucleares y los monocitos circulantes, uniéndose posteriormente
a los antígenos a lo largo de la pared endotelial formando complejos inmunes.
Los polimorfonucleares activados liberan además por degranulación enzimas
liposómicas, que en su mayoría son proteolíticas, iniciando de ésta manera una
injuria celular a nivel del endotelio capilar. Esta injuria es la que aumentaría la
permeabilidad vascular, permitiendo la extravasación de sangre hacia el
espacio alveolar y el intersticio pulmonar. Esta descripción fue realizada in
vitro, pero nunca pudo ser corroborada en piezas de biopsia.

Por otro lado, la injuria celular iniciaría la activación de más complejos


inmunes y una serie de respuestas inflamatorias, entre las cuales se incluyen
los factores del Complemento y agentes quimiotácticos (2).

Ahora bien, qué es lo que desencadenaría esta gran tormenta inflamatoria?


Algunos autores coinciden que habría algún factor predisponente para que se
inicie esta gran génesis inflamatoria. En el caso del transplante de médula ósea
o de células hematopoyéticas, la explicación parecería recaer en el tratamiento
previo al transplante, que consiste muchas veces en quimioterapias agresivas
e irradiación corporal total o torácica.(3)Aparentemente, a raíz de los
tratamientos expuestos, se producirían anormalidades en la vasculatura
pulmonar, con edema del endotelio y formación de trombos. Sumado a lo
anterior, habría vasculopatías de las arterias musculares y microangiopatía
trombótica. Esta vasculopatía daría como resultado una hiperplasia
concéntrica de la íntima y de la media del vaso ocluyendo la luz arterial,
dando lugar a la extravasación de sangre hacia el intersticio pulmonar. Se
especula además que la alveolitis y el daño capilar por los tratamientos
pretransplante estimularían a una serie de agentes inflamatorios, aumentando
el daño ya causado. En los transplantes alogénicos, los linfocitos T del
donante reaccionan y se activan, proliferando y secretando mediadores
inflamatorios, por lo que es necesario un tratamiento inmunosupresor
agresivo. En cambio, en el transplante autólogo, la generación de citoquinas es
autolimitada, resolviéndose a los 7 - 10 días.

La fisiopatogenia de la hemorragia alveolar difusa por HIV parece ser


diferente a las demás entidades clínicas (4). De por sí, la infección por HIV
causa lesiones no específicas en toda la circulación que depende de la arteria
pulmonar, pudiendo también lesionar el capilar alveolar. La asociación de
HAD con el sarcoma de Kaposi es evidente, y se caracteriza por la
proliferación de células endoteliales y la extravasación de de glóbulos rojos
hacia los espacios alveolares.

V. MANIFESTACIONES CLINICAS, DE LABORATORIO Y


FUNCIONALES

Las manifestaciones clínicas más frecuentes son las siguientes:


 Tos
 Disnea
 Hemoptisis
 Dolor Torácico

Estos síntomas respiratorios son comunes a todas las entidades que pueden
causar HAD. Dichos síntomas pueden persistir por días e incluso hasta
semanas, suelen ser recurrentes en el tiempo y generar una anemia ferropénica
que contribuye al cortejo sintomático. Pueden afectar a todos los grupos
etarios y un 50% de los casos culminan en insuficiencia respiratoria,
requiriendo muchos de ellos asistencia respiratoria mecánica.

El resto de los síntomas guardan relación con la entidad clínica causal del
fenómeno pulmonar.

Los volúmenes pulmonares suelen estar levemente reducidos, siendo


patognomónico el incremento de la capacidad de difusión de monóxido de
carbono, dada la alta concentración de hemoglobina en los espacios
alveolares. Uno de los parámetros de mejoría es la reducción paulatina de la
capacidad de difusión.
VI. MANIFESTACIONES RADIOLOGICAS:

La radiografía de tórax muestra un patrón de consolidación de los espacios


aéreos en parche, asimétricos y bilaterales. Las opacidades son más
prominentes en las regiones perihiliares y en las zonas medias y bajas de
ambos campos pulmonares. Los ángulos costofrénicos y las regiones apicales
suelen estar respetadas. Si la radiografía muestra compromiso apical, debe
sospecharse neumonía sobreagregada. (1)

La tomografía de tórax muestra áreas de vidrio esmerilado o consolidación


bilaterales, en parche o difusas, a predominio de las zonas declives del
pulmón.

Ante episodios repetidos de depósitos de hemosiderina en el intersticio


pulmonar, se va observando engrosamiento del mismo, causando fibrosis
progresiva, dejando infiltrados retículonodulillares remanentes bilaterales.

VII. DIAGNOSTICO:

Además de los signos y síntomas, la radiología y el laboratorio descriptos


anteriormente, la fibrobroncoscopía resulta de gran utilidad. El lavado
broncoalveolar puede mostrar eritrocitos en el episodio agudo de la
hemorragia y macrófagos cargados con hemosiderina en el sangrado crónico
(5). Luego de la hemorragia aguda los macrófagos aparecen entre las 48 y 72
horas, persistiendo entre las 2 y 4 semanas ulteriores al sangrado inicial. Sin
embargo no siempre se observa microscópicamente líquido serosanguinolento
en el rescate del lavado broncoalveolar, y los macrófagos cargados con
pigmentos pueden ser visualizados en pacientes fumadores, lo que da falsos
positivos. Es por éste motivo que Golde y sus colaboradores introdujeron una
escala basada en el contenido de hemosiderina dentro de los macrófagos sobre
200 a 300 contados, teñidos con azul de Prusia de Perl. Cada célula es
graduada por la cantidad de hemosiderina contenida en ella en una escala de 0
a 4. Se recuentan en total 200 células y el valor total de la graduación se
divide por 2, obteniendo de esa manera el score de Golde. Así una hemorragia
alveolar cuyo score de Golde es menor a 20 es de carácter leve, entre 20 a 100
es moderada, y es severa si el score es mayor a 100 (6).
Una forma más simple es contabilizar el porcentaje de macrófagos cargados
con hemosiderina, teniendo un punto de corte del 20% del recuento total (7,
8).
La fibrobroncoscopía permite además excluir la presencia de una infección, lo
que no es un dato menor para llevar a cabo el tratamiento lo más rápidamente
posible.
Las biopsias transbronquiales tienen un rédito del 7% en una serie de 59 casos
en un estudio de Fauci y col. Las biopsias a cielo abierto permiten demostrar,
además de los focos de hemorragia, la presencia de granulomas y vasculitis.
Últimamente se han establecido los siguientes criterios diagnósticos (7, 9):

 Evidencia de injuria alveolar, expresada como infiltrados pulmonares


multilobares, signos y síntomas de neumonía y un defecto ventilatorio
restrictivo con aumento del gradiente alveolo-arterial de oxígeno

 Ausencia de infección

 Lavado broncoalveolar que demuestre la presencia de líquido


sanguinolento proveniente de 3 subsegmentos separados, o la presencia
de más del 20 % de macrófagos cargados con hemosiderina, o la
presencia de sangre en al menos el 30 % de la superficie alveolar en una
muestra de tejido pulmonar.

Los ANCA constituyen un grupo heterogéneo de autoanticuerpos que han


facilitado el diagnóstico de las capilaritis pulmonares pauci-inmunes, tales
como la Granulomatosis de Wegener, poliaangeítis microscópica y síndrome
pulmonar-renal idiomático. Por inmunofluorescencia se pueden distinguir 2
patrones: el ANCA-C citoplasmático, que es altamente específico de la
Granulomatosis de Wegener, y el ANCA-P perinuclear, hallado comúnmente
en la poliangeitis microscópica y una amplia variedad de enfermedades
autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoidea,
enfermedad de Churg Strauss, síndrome de Good Pasture y enfermedades
inflamatorias intestinales.
VIII. CONSIDERACIONES PARTICULARES DE CADA PATOLOGIA

- Granulomatosis de Wegener:

La Granulomatosis de Wegener (GW) fue descripta por primera vez en 1930,


siendo una enfermedad de etiología desconocida que afecta a ambos sexos por
igual y que puede manifestarse a cualquier edad. Anatomopatológicamente se
trata de una vasculitis granulomatosa necrotizante del tracto respiratorio
superior e inferior, asociándose con una glomerulonefritis y vasculitis de los
pequeños vasos de grado y ubicación anatómica variable.

La afectación respiratoria de la GW ocurre a lo largo de toda la vía aérea. Las


vías aéreas superiores se afectan en un 70% de los casos al inicio de la
enfermedad, siendo la afectación nasal la más frecuente (30 % de los síntomas
al momento de la presentación). En el 85% de los pacientes hay algún
episodio de sinusitis en el transcurso de la enfermedad.

Los síntomas más frecuentes son:

 Descarga mucosa o serosanguinolenta

 Ulceras y perforaciones con deformidad en silla de montar de la nariz

 Coexistencia de infecciones (habitualmente por Staphylococcus aureus,


aunque también pueden haber Streptococcus pneumoniae y
Haemophylus influenzae. Si hay destrucción mucosa hay que considerar
la presencia de bacterias anaerobias, Gram negativos y hongos.

 La afectación laringo-traqueal puede ser asintomática. Si hubiera alguna


manifestación clínica la misma varía desde una simple ronquera no
significativa con o sin estridor, hasta una obstrucción importante de la
vía aérea.
 El 16% de los pacientes tienen estenosis subglótica, siendo aún mayor
éste porcentaje en los niños y adolescentes.

 Las manifestaciones pulmonares están presentes en el 45 % de los casos


cuando se realiza el diagnóstico, y aparecen en un 87% de los casos en
el transcurso de la enfermedad. Los síntomas mas comunes son la tos,
hemoptisis y dolor pleural.

 La afectación renal define si la GW es localizada o generalizada. Está


presente en alrededor del 15% de los pacientes al comienzo de la
enfermedad y en el 80% en el transcurso de la misma. La afectación
renal puede ir desde una glomerulonefritis leve hasta un fallo renal
fulminante en el curso de pocos días.
El sedimento con hematuria tiene un valor predictivo de 100% para el
diagnóstico de glomerulonefritis

 Otras afecciones son los trastornos orales, tales como úlceras, gingivitis
y aumento del tamaño de las glándulas salivales.

 El oído es otro órgano que puede participar de la sintomatología de la


GW, siendo la otitis media serosa la afectación más común.

 Pueden haber además manifestaciones oculares, del músculo


esquelético, cutáneas, neurológicas y cardiovasculares

 Si hay hemoptisis, deberá sospecharse en capilaritis, sangrado de


lesiones necrotizantes o por enfermedad endobronquial

 La Academia Americana de Reumatología propone 5 criterios para el


diagnóstico de ésta enfermedad: 1) Inflamación oral o nasal
2) Hemoptisis
3) Radiografía de tórax anormal
4) Sedimento urinario patológico
5) Inflamación granulomatosa en la
biopsia

Si se cumplen 2 o más de éstos criterios, la sensibilidad y la


especificidad para llegar al diagnóstico de GW son del 88 y 92 %,
respectivamente.
La radiografía de tórax muestra infiltrados pulmonares intersticiales, puede
haber consolidación de los espacios aéreos y nódulos, que son generalmente
bilaterales y cavitados. Se observa con menor frecuencia derrame pleural,
nódulos linfáticos hiliares o mediastinales.

La radiografía de tórax y la biopsia no son requerimientos absolutos para


diferencias la GW de otras formas de vasculitis.

En cuanto al laboratorio, se observa por lo general leucocitosis, trombocitosis


> a 400.000 plaquetas/ml, aumento de la eritrosedimentación y una anemia
por lo general normocrómica y monocítica.

La positividad de los Anticuerpos Antineutrófilos Citoplasmáticos (ANCA) se


da en un 65 al 90 % de los casos con sospecha clínica de GW, aunque éste
dato por sí solo no es suficiente para el diagnóstico de certeza. El valor
predictivo positivo para el diagnóstico de vasculitis sistémicas primarias fue
del 38% para todos los ANCA-C, mejorando su sensibilidad si se toma un
título superior a 1:640 (10), y en algunos casos se correlaciona con el grado de
actividad de la enfermedad.

En lo que se refiere a las pruebas de función pulmonar, cabe destacar que en


más del 55% de los pacientes se observa obstrucción al flujo aéreo,
manteniendo muchas veces los volúmenes pulmonares normales o levemente
aumentados.

Los paciente con diagnóstico de GW que cursan en algún momento de su


enfermedad un episodio de hemorragia alveolar tienen una mortalidad del 66
%. Muchas veces la hemorragia alveolar suele ser la manifestación inicial de
la enfermedad, sin daño evidente de la vía aérea superior, pero desarrollan
rápidamente una insuficiencia renal aguda (11, 12).

El protocolo de tratamiento consiste en ciclofosfamida por vía oral (2


mg/kg/día) más Prednisona (1mg/kg/día). Con éste tratamiernto se ha logrado
una remisión del 91% (13). La formas más graves han sido tratadas con
ciclofosfamida 5 mg/kg/día más prednisona 2 mg/kg/día.
El efecto de la ciclofosfamida se hace evidente luego de 7 a 10 días del inicio
de su administración. Los bolos de metilprednisolona son muy efectivos en
pacientes en aquellos pacientes con una glomerulonefritis rápidamente
progresiva (14). Los resultados obtenidos con el uso de pulsos de
ciclofosfamida han sido inconsistentes, no recomendándose en enfermedad
grave (15).
En los pacientes que no responden ante éste protocolo de tratamiento, deberá
intentarse el uso de inmunoglobulina por vía endovenosa (16).

- Enfermedad de Good Pasture

Es una enfermedad autoinmune caracterizada por depósitos de anticuerpos en


la membrana basal de los alveolos y del glomérulo renal. Fue descripta por
primera vez durante una epidemia de gripe en 1919 y redefinida en los años
50. Tiene una triada diagnostica característica (1) :

1) Hemorragia alveolar difusa


2) Glomerulonefritis moderada a rápidamente
evolutiva
3) Anticuerpos anti membrana basal

La incidencia es de 1: 100.000 y tiene un predominio en varones con una


proporción de 7:1 siendo más probable que ocurra en fumadores
preferentemente durante la segunda década de la vida.

Su etiología es desconocida, vinculándose con factores genéticos, virales y


ambientales, como por ejemplo la inhalación de gases de hidrocarburos).

Se cree que su mecanismo patogénico es a través de anticuerpos del colágeno


tipo IV.

Los síntomas pulmonares son tos, disnea y hemoptisis. Estos síntomas


preceden a los renales, que se manifiestan en tiempo variable con hematuria y
proteinuria como traducción clínica de la glomerulonefritis focal proliferativa
o necrotizante severa.

Otros síntomas acompañantes son fiebre, artralgias y síndrome anémico


ferropénico.

La radiografía muestra en el cuadro agudo infiltrados difusos bilaterales


perihiliares que respetan los vértices con un fondo micronodular.
El BAL muestra más del 20% de macrófagos cargados con hemosiderina, que
se demuestran histológicamente con la tinción de azul de Prusia. La biopsia
pulmonar evidencia hemorragia intraalveolar y hemosiderina en los
macrófagos.

A través de la microscopía electrónica se puede observar engrosamiento o


pérdida de la solución de continuidad de la membrana basal, tanto la
glomerular como la pulmonar. Se prefiere la biopsia renal para éste estudio.

Con las técnicas de inmunofluorescencia se ven los depósitos de Ig G en las


membranas basales, tanto en el pulmón, el riñón y plexos coroideos. Se han
reportado recientemente falsos positivos en pacientes HIV negativos que
cursan una neumonía por Pneumocystis carinii (17).

La sensibilidad del hallazgo de anticuerpos anti membrana basal en suero a


través de ELISA o radioinmunoensayo es del 97%, y su especificidad del
98%.

Debido a la rápida y fatal progresión de la enfermedad el diagnóstico debe ser


efectuado a la mayor brevedad posible para poder iniciar el tratamiento
precozmente. En 1975 Lockwood introdujo el tratamiento combinado con
plasmaféresis e inmunosupresión, cuyo objetivo es el de remover los
anticuerpos anti membrana basal circulantes y prevenir su resíntesis (18).
Peters evaluó el tratamiento sobre 41 pacientes con un régimen de
ciclofosfamida (1 a 3 mg/kg/día), azatioprina (1 a 2 mg/kg/día), prednisona
(60 mg/día) y plasmaféresis (de 10 a 14 sesiones), pudiéndose controlar la
enfermedad en un alto porcentaje de los mismos. La función renal mejoró en
16 de los pacientes, respondiendo mejor los no oligúricos y aquellos que
tenían una creatinina sérica menor de 6 mg/dl. Los pacientes oligoanúricos
murieron o desarrollaron insuficiencia renal terminal (7).
Jonson y colaboradores randomizaron 17 pacientes en un estudio prospectivo,
comparando la inmunosupresión como monoterapia versus inmunosupresión
más plasmaféresis. Este segundo grupo tuvo mejor evolución en términos de
la función renal (19).

El protocolo de tratamiento ante un paciente con probable enfermedad de


Good Pasture es el inicio temprano de la plasmaféresis durante 2 semanas y
metilprednisolona 2 mg/kg por vía endovenosa cada 8 horas. Debe completar
por lo menos 6 meses con corticoides por vía oral. Si se confirma el
diagnóstico por presencia de anticuerpos anti membrana basal, se comienza
con ciclofosfamida 2 mg/kg/día por vía oral, en dosis ajustada para mantener
el recuento de glóbulos blancos por encima de 5000/ml, manteniéndola
también por 6 meses. Si la función renal es mala deberá hacerse hemodiálisis
y si el paciente no mejora, deberá suspenderse la plasmaféresis (20).

- Lupus Eritematoso Sistémico

Se calcula que el 1 al 6 % de los pacientes portadores de Lupus Eritematoso


Sistémico tendrán en el transcurso de su enfermedad por lo menos 1 episodio
de HAD (23, 24).

Este evento se presenta clínicamente con tos, disnea, expectoración


hemoptoica y dolor pleurítico, tomando un curso rápidamente progresivo
pudiendo existir caída brusca del hematocrito.

La radiografía de tórax muestra infiltrados alveolares bilaterales a predominio


basal acompañados generalmente de derrame pleural.

Es excepcional su presentación aislada y en general se asocia a compromiso


lúpico de otros órganos y cursa con hipocomplementemia y Ac Anti DNA
nativo positivo.

Puede presentar infecciones sobreagregadas y debe realizarse un diagnóstico


diferencial con las siguientes entidades:
 Neumonitis lúpica aguda
 Edema pulmonar cardiogénico
 Infección pulmonar
 Tromboembolismo pulmonar con infarto (facilitado por anticoagulante
lupico)
La metodología diagnóstica es la fibrobroncoscopía con BAL, la medición
de la presión en cuña y la biopsia a cielo abierto.

La tasa de mortalidad de la HAD en el paciente lúpico es del 50% y puede


recurrir en quienes sobreviven. (8)

En una serie de 7 pacientes con LES y hemorragia alveolar reportada por


Mandell, todos sobrevivieron al episodio agudo, debiendo requerir 4 de ellos
asistencia ventilatoria mecánica. En 9 de 11 episodios se utilizaron pulsos de
metilprednisolona (240 a 1000 mg/día por 3 días como mínimo). Dichos
pulsos tuvieron que ser repetidos en 2 episodios a la semana por persistencia
del cuadro de hemorragia alveolar. Se utilizó simultáneamente ciclofosfamida
a dosis ajustadas según el recuento de glóbulos blancos (de 2 a 5 mg/kg/día
por vía endovenosa u oral). 5 de 11 episodios debieron requerir, además del
tratamiento antedicho, plasmaféresis. Se ha sugerido la utilización de ésta
técnica ya que existe un riesgo teórico de provocar un efecto rebote en la
producción de autoanticuerpos, además del riesgo de ingección asociada al
catéter. En un estudio control Lewis demostró que la plasmaféresis sumada a
la prednisona y a la ciclofosfamida no mejora la evolución de la nefritis lúpica
severa (21). Sin embargo, hay consenso en su uso en la hemorragia alveolar
que genera insuficiencia respiratoria aguda con riesgo de vida..

- Hemosiderosis Pulmonar Idiopática

Es una patología que afecta principalmente a niños y adultos jóvenes. La


incidencia por sexo en niños menores a los 10 años es de 1:1, en cambio en
adultos jóvenes mayores a los 16 años la misma llega a 3,6:1. Se han
reportado incluso en hermanos, sugiriendo un factor hereditario en su
patogenia (1).

Su etiología es desconocida, y ha llegado a relacionarse con la elevación


inespecífica de Ig A y con esprue celiaco por lo que se piensa en una etiología
inmune aún no identificada.

El cuadro clínico es de tos con hemoptisis, disnea y anemia ferropénica,


pudiendo cursar con brotes leves que se auto limitan con escasas secuelas.
Pueden haber formas severas que llevan a la muerte del paciente en forma
irremediable. Los cuadros recurrentes llevan a una fibrosis intersticial
cicatrizal con insuficiencia respiratoria restrictiva.

El diagnostico de ésta enfermedad es por exclusión en un paciente anémico


con un cuadro de hemoptisis con infiltrados agudos intersticiales bilaterales.
Una vez descartado el origen infeccioso o cardiogénico, deberá realizarse
fibrobroncoscopía diagnóstica.
Los corticoides parecen ser útiles en los episodios agudos, pero no parecen
alterar el pronóstico a largo plazo. Ha habido reportes que han descripto
remisión con azatioprina y cloroquina. Sin embargo, la tendencia que tiene
ésta enfermedad a remisiones parciales espontáneas y recurrencias sucesivas,
crea una dificultad para evaluar cualquier forma de terapéutica (22).

- Síndrome de Churg Strauss

La Granulomatosis Alérgica y Angeítis (síndrome de Churg Strauss), es una


entidad poco frecuente, caracterizada por hallazgos histopatológicos de
vasculitis necrotizante sistémica, formación de granulomas extravasculares e
infiltrados eosinofílicos en un paciente que sufre de asma o rinitis alérgica
(23).

Los criterios diagnósticos de la forma limitada del síndrome de Churg Strauss


son la presencia de asma, eosinofilia periférica (mayor al 10% del recuento
total de glóbulos blancos) y vasculitis sistémica que compromete más de 2
órganos (23, 25).

La Asociación Americana de Reumatología (ARA) ha propuesto los siguientes


criterios diagnósticos:

 Asma bronquial
 Eosinofilia mayor al 10%
 Neuropatía
 Infiltrados pulmonares
 Anormalidades en los senos paranasales
 Presencia de eosinófilos extravasculares

4 o más de los criterios enunciados darían una especificidad diagnóstica


cercana al 100% con una sensibilidad del 85%.

Clínicamente, el síndrome de Churg Strauss tiene 3 fases bien definidas:


 Prodromo: caracterizada por la presencia de asma, rinitis alérgica y
sinusopatía.
 Fase eosinofílica: presencia de eosinofilia en sangre periférica e
infiltración eosinofílica en distintos tejidos.
 Fase vasculítica: vasculitis multiorgánica, en donde ya aparecen
síntomas constitucionales, tales como fiebre, descenso de peso,
sudoración y disnea.

Los ANCA son positivos en el 66 % de los casos, a predominio del subtipo


perinuclear (P). Otras alteraciones de laboratorio son el aumento de la Ig E,
aumento de la eritrosedimentación, hipergammaglobulinemia y factor
reumatoideo positivo. El lavado broncoalveolar muestra también eosinofilia
en el recuento total de células.

La radiografía de tórax muestra infiltrados en parche, bilaterales, no


segmentarios, con compromiso intersticial y alveolar. La tomografía de tórax
muestra además la presencia de vidrio esmerilado difuso, engrosamiento de
los tabiques interlobulillares e incluso derrame pleural.

El tratamiento se realiza con corticoides sistémicos (metilprednisolona 1


mg/kg/día) durante 3 meses con reducciones paulatinas hasta completar un
año. Con éste tratamiento la remisión clínica es del 90 %, y el porcentaje de
recaída es del 25%. El 50 % de los pacientes no tratados fallecen a los 3 meses
de haberse efectuado el diagnóstico, siendo las causas de muerte más
frecuentes la insuficiencia cardíaca, hemorragia cerebral, fallo renal y
hemorragia digestiva.

IX. CONCLUSIONES:

El síndrome de hemorragia alveolar difusa es un patología grave, que pone en


serio riesgo de vida al paciente, llegando incluso en muchos casos a la
asistencia respiratoria mecánica. Su diagnóstico debe ser planteado
rápidamente para poder iniciar el tratamiento en forma acorde. Se deben
recabar todos los antecedentes clínicos y farmacológicos posibles para poder
permitir al médico intensivista el planteo diagnóstico temprano. No se debe
dudar en recurrir a la realización de la fibrobroncoscopía como diagnóstico de
certeza y para permitir la exclusión de otras enfermedades, como las de origen
infeccioso.
La rareza del síndrome de hemorragia alveolar difusa hace que no la tengamos
presente como diagnóstico probable. Siempre debe ser sospechada ante un
paciente que presente disnea súbita, infiltrados pulmonares difusos que
respeten los vértices pulmonares y los ángulos costofrénicos, y anemia
ferropénica. La hemoptisis muchas veces es de aparición tardía, objetivándose
la presencia de sangre muchas veces a través de la fibrobroncoscopía.
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