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El envejecimiento es un proceso universal, continuo, irreversible, dinámico,

progresivo, declinante y heterogéneo, y hasta el momento, inevitable, en el ocurren


cambios biopsicosociales resultante de la interacción de factores genéticos, sociales,
culturales, del estilo de vida y la presencia de enfermedades.

El deterioro cognitivo es la pérdida de funciones cognitivas, específicamente en


memoria, atención y velocidad de procesamiento de la información (VPI), que se
produce con el envejecimiento normal.

Este deterioro cognitivo de nuestro cerebro depende tanto de factores fisiológicos como
ambientales y está sujeto a una gran variabilidad interindividual.

La demencia es un síndrome (progresivo o no progresivo) caracterizado por el deterioro


de la función cognitiva, es decir, la capacidad funcional y cognitiva para procesar el
pensamiento más allá de lo que podría considerarse una consecuencia del
envejecimiento normal. La demencia afecta a la memoria, el pensamiento, la
orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el
juicio. La conciencia no se ve afectada. El deterioro de la función cognitiva suele ir
acompañado, y en ocasiones es precedido, por el deterioro del control emocional, el
comportamiento social o la motivación.

La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia entre las personas


mayores. La demencia es un trastorno cerebral que afecta gravemente la capacidad de
una persona de llevar a cabo sus actividades diarias.

Reserva cognitiva: Es la capacidad cognitiva e intelectual que una persona ha logrado


acumular en su vida mediante sus conocimientos culturales, estudios académicos,
participación en actividades intelectuales y de esparcimiento (la lectura, la escritura,
aprender idiomas, los juegos de mesa, pasatiempos, etc.)

Edad, sexo, nivel de estudios, factores vasculares.

Historia familiar y factor genético.

Factores bioquímicos.

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