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La Reforma (en honor a la Reforma Liberal de 1871) es un municipio del departamento de San Marcos en

la República de Guatemala. Se encuentra en el suroeste del país y se proyectaba que para 2010 tendría una
población de 15,314 habitantes en base al censo de población de 2002.3
Su población está compuesta principalmente por mames, que hablan su propio idioma, el mam, y el español.
Coexisten los ritos católicos y las prácticas religiosas precolombinas.
La principal fuente de ingresos del municipio es el cultivo del café.
Originalmente La Reforma era un caserío del departamento de San Marcos y dependía de la jurisdicción
de San Cristóbal Cucho, y el principal propietario era Mariano Maldonado; en esa época la población medía
dos caballerías, se dedicaba al cultivo de café, caña y azúcar y crianza de ganado y tenía únicamente
diecinueve habitantes. En el censo del 31 de octubre de 1880, no aparece La Reforma, sino que solamente se
menciona a San Cristóbal Cucho, el cual tenía una población urbana y trece poblaciones rurales.7a
En 1893, La Reforma continuaba como poblado de San Cristóbal Cucho, y en el censo de 1921 aparece ya
con 6,125 habitantes, de los cuales 3144 eran varones y 2981 mujeres. Los habitantes comprendieron que ya
era tiempo de organizarse y tener un centro de acción para sus necesidades básicas. Finalmente, el municipio
de «La Reforma» —llamado así en honor a la Reforma Liberal de 1871— fue autorizado en 1988

Reforma católica o Contrarreforma a la respuesta de la Iglesia católica dada a la reforma protestante de Martín
Lutero, que había debilitado a la Iglesia. Denota el período de resurgimiento católico desde el Concilio
Ecuménico de Trento en 1545; el pontificado del papa Pío IV en 1560 hasta el fin de la guerra de los Treinta Años,
en 1648. Los actos antiprotestantes después del siglo XVII se denominan antiprotestantismo.
Sus objetivos fueron renovar la Iglesia y evitar el avance de las doctrinas protestantes.
Se centró sobre todo en cinco aspectos:

1. Doctrina.
2. Reestructuración eclesiástica, con la fundación de seminarios.
3. Reforma de las órdenes religiosas, haciéndolas volver a sus orígenes tradicionales.
4. Vigilancia de los movimientos espirituales, centrándolos en la vida piadosa y en una relación personal con
un sacerdote, y este, con Cristo.
5. Creación de la Inquisición romana y gestión de ésta.
La Contrarreforma, para algunos, no difería en forma sustancial de aquello que buscaba la Reforma protestante a la
hora de renovar la Iglesia. Sin embargo, en cuestiones teológicas era completamente opuesta. Los esfuerzos
reformistas de Pablo IV se basaron en el Derecho Canónico y las encíclicas papales. Dos de sus herramientas
fueron la Inquisición, institución creada por el papa Gregorio IX en el siglo XIV para investigar y juzgar a los
acusados de herejía o brujería, y la censura, con la creación del índice de libros prohibidos.
Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos (Madrid, 14 de septiembre de 15801-
Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 de septiembre de 1645), conocido como Francisco de Quevedo,
fue un escritor español del Siglo de Oro. Se trata de uno de los autores más destacados de la historia de la
literatura española, conocido especialmente por su obra poética, aunque
también escribió narrativa, teatro, y diversos opúsculos filosóficos,
políticos, morales, ascéticos, humanísticos e históricos.
Ostentó los títulos de señor de La Torre de Juan Abad y caballero de
la Orden de Santiago (su ingreso se hizo oficial el 29 de diciembre de
1617). Quevedo nació en Madrid en el seno de una familia
de hidalgos provenientes de la aldea de Vejorís (Santiurde de Toranzo),
en las montañas de Cantabria.23 Fue bautizado en la parroquia de San
Ginés el 26 de septiembre de 1580. Nació cojo, con ambos pies
deformes y una severa miopía; quizá por ello pasó una infancia solitaria
y triste (origen del "desgarrón afectivo" del que habló a su respecto el
crítico Dámaso Alonso)4 en la Villa y Corte, rodeado de nobles y
potentados, ya que sus padres desempeñaban altos cargos en Palacio,
soportando las pullas de otros niños y entregándose compulsivamente a
la lectura. Su madre, María de Santibáñez, era dama de la reina, y su
padre, Pedro Gómez de Quevedo, era el secretario de la hermana del
rey Felipe II, María de Austria. Pero Quevedo tuvo que superar muy
pronto otra amargura, quedarse huérfano de padre a los seis años, de
forma que le nombraron por tutor a un pariente lejano, Agustín de
Villanueva; en 1591, además, cuando contaba once años, falleció su
hermano Pedro.

Luis de Góngora y Argote (nacido Luis de Argote y Góngora;1 Córdoba, 11 de julio de 1561-ibidem, 23 de
mayo de 1627) fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria
conocida más tarde, y con simplificación perpetuada a lo largo de siglos, como culteranismo o gongorismo,
cuya obra será imitada tanto en su siglo como en los siglos posteriores en Europa y América. Como si se
tratara de un clásico latino, sus obras fueron objeto de exégesis ya en su misma época. Nació en la antigua
calle de Las Pavas en una casa propiedad de su tío Francisco Góngora, racionero de la catedral, situada en el
lugar que hoy ocupa el número 10 de la calle, aunque siguen existiendo dudas sobre estos datos. Era hijo del
juez de bienes confiscados por el Santo Oficio de Córdoba don Francisco de Argote y de la dama de la
nobleza Leonor de Góngora. Estudió en la Universidad de Salamanca, donde llamó ya entonces la atención
como poeta, tomó órdenes menores en 1575 y fue canónigobeneficiado de la catedral cordobesa, donde fue
amonestado ante el obispo Pacheco por acudir pocas veces al coro y
por charlar en él, así como por acudir a diversiones profanas y
componer versos satíricos. Desde 1589 viajó en diversas comisiones
de su cabildo por Navarra, León (Salamanca), Andalucía y por
ambas Castillas (Madrid, Granada, Jaén, Cuenca o Toledo).
Compuso entonces numerosos sonetos, romances y letrillas satíricas
y líricas, y músicos como Diego Gómez, Gabriel Díaz o Claudio de la
Sablonara le buscaron para musicar estos poemas.2
Durante una estancia en la Corte de Valladolid se enemistó
con Quevedo, a quien acusó de imitar su poesía satírica bajo
pseudónimo. En 1609 regresó a Córdoba y empezó a intensificar la
tensión estética y el barroquismo de sus versos. Entre 1610 y 1611
escribió la Oda a la toma de Larache y en 1613 el Polifemo, un
poema en octavas que parafrasea un pasaje mitológico de
las Metamorfosis de Ovidio, tema que ya había sido tratado por su
coterráneo Luis Carrillo y Sotomayor en su Fábula de Acis y Galatea;
el mismo año divulgó en la Corte su poema más ambicioso, las
incompletas Soledades.
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