Está en la página 1de 2

Domingo 20 de mayo 2018 | Devoción Matutina

para Damas | Tenemos una historia


“Diles todo lo que el Señor ha hecho por ti cómo te ha tenido compasión”
(Mar. 5:19).

Desde el momento en que acepté contar la historia para niños en la iglesia


hasta el momento en que la conté, sentí total angustia. Me culpé por acceder
siempre a todo pedido. Me reprendí por no tener las agallas de decir que no.
Había contado la historia para niños varias veces en mi iglesia anterior, y
también en la colonia bíblica de vacaciones. ¿Cuál era el problema ahora?
Quizás era por ser nueva en la congregación; pero pienso que, realmente,
era porque me sentía intimidada. Cada semana había escuchado a otros
contar historias emocionantes de aventuras vividas por niños, o de
encuentros familiares intrigantes en los cuales el Señor había realizado
cosas asombrosas. Yo no tenía una experiencia así. Al menos, eso era lo que
me decía a mí misma. Pensé y pensé, tratando de encontrar una historia
adecuada, pero no se me ocurría nada. Leí varias, pero las rechacé todas.
Eran historias de otras personas. Yo quería una que fuera mía.
Casi se me había acabado el tiempo, cuando me di cuenta de que tenía una
historia, una historia sobre una sobrina que, mientras me visitaba, había
perdido su teléfono celulary lo había encontrado luego de que yo oré
silenciosa pero fervientemente. También recordaba que esa respuesta a mi
oración me había dado mucho gozo espiritual. ¡Qué emocionante! Dios me
había escuchado y me había contestado. La lección: él cuida hasta de los
gorriones y encuentra teléfonos celulares perdidos. Seguramente también
cuidará de mí.
Preparé mi historia con la ilustración apropiada: una almohada con un
teléfono celular en la funda; donde habíamos encontrado el teléfono perdido
justo a tiempo para que mi sobrina pudiera viajar de regreso a Nueva York.
La historia recibió una respuesta entusiasta, tanto por parte de los niños
como de los adultos agradecidos. Me sentí gratamente sorprendida.
Después de ese sábado, por algún tiempo reflexioné sobre el evento. Yo
había creído que no tenía una historia propia, pero sí la tenía. Es típico de
nosotras minimizar lo que debería ser una fuente de afirmación y deleite
espiritual. Todas tenemos una historia. Cada uno de los pequeños milagros
diarios de Dios en nuestras vidas es una historia. Nuestra salvación es una
historia maravillosa; y algunas tenemos experiencias más impresionantes
que otras. Pero, si fuimos partícipes de la gracia salvadora de Dios, ya eso
es una historia maravillosa. Y debiéramos estar dispuestas para compartirla
con sus hijos.

JUDITH P. NEMBHARD fue profesora de Inglés en los niveles secundario y


universitario, y vive en Tennessee, EE. UU.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2018
BENDECIDA
Ardis Dick Stenbakken
Lecturas Devocionales para Mujeres 2018

También podría gustarte