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EL MERCANTILISMO

El mercantilismo es un conjunto de ideas económicas que considera que la


prosperidad de una nación o estado depende del capital que pueda tener, y que
el volumen global de comercio mundial es inalterable. El capital, que está
representado por los metales preciosos que el estado tiene en su poder, se
incrementa sobre todo mediante una balanza comercial positiva con otras
naciones (o, lo que es lo mismo, que las exportaciones sean superiores a las
importaciones). El mercantilismo sugiere que el gobierno dirigente de una nación
debería buscar la consecución de esos objetivos mediante una política
proteccionista sobre su economía, favoreciendo la exportación y
desfavoreciendo la importación, sobre todo mediante la imposición de aranceles.
La política económica basada en estas ideas a veces recibe el nombre de
sistema mercantilista.

Los pensadores mercantilistas preconizan el desarrollo económico por medio


del enriquecimiento de las naciones gracias al comercio exterior, lo que permite
encontrar salida a los excedentes de la producción.

Fue la teoría predominante a lo largo de toda la Edad Moderna (desde el siglo


XVI hasta el XVIII), época que aproximadamente indica el surgimiento de la idea
del Estado Nación y la formación económico social conocida como Antiguo
Régimen en Europa Occidental. En el ámbito nacional, el mercantilismo llevó a
los primeros casos de intervención y significativo control gubernativo sobre la
economía, y fue en este periodo en el que se fue estableciendo gran parte del
sistema capitalista moderno. Internacionalmente, el mercantilismo sirvió
indirectamente para impulsar muchas de las guerras europeas del periodo, y
sirvió como causa y fundamento del imperialismo europeo, dado que las grandes
potencias de Europa luchaban por el control de los mercados disponibles en el
mundo.

A partir de esa época, las cuestiones económicas dejan de pertenecer a los


teólogos. La Edad Moderna marca un giro con la progresiva autonomía de la
economía frente a la moral y la religión así como frente a la política. Esta enorme
ruptura se realizará por medio de consejeros de los gobernantes y por los
comerciantes.1 Esta nueva disciplina llegará a ser una verdadera ciencia
económica con la fisiocracia. Entre los muchos autores mercantilistas, hay que
destacar a Martín de Azpilicueta (1492-1586), Tomás de Mercado (1525-1575),
Jean Bodin (1530–1596), Antoine de Montchrétien (1576–1621), o William Petty
(1623–1687).

La confianza en el mercantilismo comenzó a decaer a finales del siglo XVIII,


momento en el que las teorías de Adam Smith y de otros economistas clásicos
fueron ganando favor en el Imperio Británico, y en menor grado en el resto de
Europa (con la excepción de Alemania, en donde la Escuela Histórica de
Economía fue la más importante durante todo el siglo XIX y comienzos del XX).
Adam Smith, que lo critica con dureza en su obra titulada Una investigación sobre
la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (conocida comúnmente
como La riqueza de las naciones), califica el mercantilismo como una "economía
al servicio del Príncipe".
PROTECCIONISMO

Se ha atribuido a Abraham Lincoln la siguiente afirmación: Yo no sé gran cosa


de aranceles. Lo que sí sé es que cuando compro una chaqueta de Inglaterra,
yo me quedo con la chaqueta e Inglaterra con el dinero, mientras que si la compro
en Estados Unidos, yo me quedo con la chaqueta y Estados Unidos con el
dinero.

Este razonamiento es un argumento antiguo que utilizaron los escritores


mercantilistas de los siglos XVII y XVIII. Estos autores consideraban afortunado
aquel país que vendía más bienes de los que compraba, pues una balanza
comercial de carácter favorable significaba que entraba oro en el país para pagar
su exceso de exportaciones. Los argumentos de los mercantilistas confunden los
medios con los fines. Una acumulación de oro o de dinero no tiene porque
mejorar el nivel de vida de un país, puesto que el dinero no posee valor en sí
mismo, sino por lo que puede comprarse con él en otros países, la mayoría de
los economistas, en la actualidad, rechazan la idea de que la recaudación de
aranceles para tener un superávit comercial mejora el bienestar económico de
un país.

El proteccionismo es la política económica de restringir el comercio entre los


estados, a través de métodos tales como los aranceles sobre las mercancías
importadas, restrictivas cuotas , y una variedad de otras regulaciones del
gobierno diseñadas para desalentar las importaciones y evitar la toma de
posesión extranjera de los mercados nacionales y las empresas. Esta política
está estrechamente alineada con anti-globalización, y contrasta con el libre
comercio, donde las barreras gubernamentales al comercio ya los movimientos
de capital se mantienen al mínimo. El término se utiliza sobre todo en el contexto
de la economía, donde el proteccionismo se refiere a las políticas o doctrinas
que proteger a las empresas y los trabajadores dentro de un país mediante la
restricción o control de su comercio con las naciones extranjeras.

DIFERENCIAS ENTRE EL MERCANTILISMO Y EL LIBERALISMO

El mercantilismo es pragmático (el fin justifica los medios) y no respeta


principios, pues éstos no dependen del gobernante, quien con frecuencia los
consideran obstáculos para sus fines. Como su legislación no respeta los
derechos individuales (la propiedad, la libertad y los contratos), escasean las
plazas de trabajo, la ineficiencia abunda, surgen las economías informales,
aumenta la violencia, se arruina el medio ambiente y aumenta la miseria.

Al contrario del liberalismo, el mercantilismo no es cosmopolita y supone que


la riqueza del país consiste en atesorar reservas, en exportar mucho e importar
poco. Surgió en el feudalismo de la Edad Media, cuando el comercio se
consideraba una cuestión entre los nuevos estado-naciones y no entre las
personas. Inglaterra, una pequeña isla, abandonó el mercantilismo en el siglo
XIX y surgió como ejemplar potencia económica mundial.
Bajo el liberalismo, el gobierno respeta la libertad de las personas, limitada
solamente por los iguales derechos de los demás; protege la integridad física de
las personas (la vida) y sus legítimas posesiones (la propiedad privada), pero
deja a las personas libres para buscar su felicidad, en cooperación pacífica con
los demás.

Ni el mercantilismo ni el socialismo logran éxito por las mismas razones,


algunas meramente técnicas, otras relacionadas a la ausencia de incentivos
constructivos y también por la abundancia de incentivos perversos. Tanto el
mercantilismo como el socialismo fomentan que personas y grupos interesados
corrompan y controlen al gobierno, también que se enriquezcan sacrificando a
los demás. En cambio, bajo un sistema de libertad (limitada por los iguales
derechos de los demás, aunque siempre existirán diferencias de riqueza), las
personas solamente se pueden enriquecer en el grado que sirven y enriquecen
a los demás

EN QUE CONSISTE LA TEORIA MERCANTILISTA?

Se puede entender al mercantilismo como un conjunto de políticas o ideas económicas


que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII en Europa.
Se caracterizó por una fuerte injerencia del Estado en la economía. Consistió en una
serie de medidas tendentes a unificar el mercado interno y tuvo como finalidad la
formación de Estados-nación lo más fuertes posibles.El Mercantilismo es una doctrina
de pensamiento económico que prevaleció en Europa durante los siglos XVI, XVII y XVIII
y promulgaba que el Estado debe ejercer un férreo control sobre la industria y el
comercio para aumentar el poder de la nación al lograr que las exportaciones superen
el valor de las importaciones. El mercantilismo no era en realidad una doctrina formal y
consistente, sino un conjunto de firmes creencias, entre las que cabe destacar la idea de
que era preferible exportar a terceros que importar bienes o comerciar dentro del
propio país; la convicción de que la riqueza de una nación depende sobre todo de la
acumulación de oro y plata; y el supuesto de que la intervención pública de la economía
es justificada si está dirigida a lograr los objetivos anteriores. Los planteamientos
mercantilistas sobre política económica se fueron desarrollando con la aparición de
modernas naciones Estado; se había intentado suprimir las barreras internas al comercio
establecidas en la edad media, que permitían cobrar tributo a los bienes con la
imposición de aranceles o tarifas en cada ciudad o cada río que atravesaban. Se fomentó
el crecimiento de las industrias porque permitían a los gobiernos obtener ingresos
mediante el cobro de impuestos que a su vez le permitían costear los gastos militares.
Asimismo la explotación de las colonias era un método considerado legítimo para
obtener metales preciosos y materias primas para sus industrias.
El mercantilismo tuvo gran éxito al estimular el crecimiento de la industria, pero también
provocó fuertes reacciones en contra de sus postulados. La utilización de las colonias
como proveedoras de recursos y su exclusión de los circuitos comerciales dieron lugar,
entre otras razones, a acontecimientos como la guerra de la independencia
estadounidense, porque los colonos pretendían obtener con libertad su propio
bienestar económico. Al mismo tiempo, las industrias europeas que se habían
desarrollado con el sistema mercantilista crecieron lo suficiente como para poder
funcionar sin la protección del Estado. Poco a poco se fue desarrollando la doctrina del
librecambio. Los economistas afirmaban que la reglamentación gubernamental sólo se
podía justificar si estaba encaminada a asegurar el libre mercado, ya que la riqueza
nacional era la suma de todas las riquezas individuales y el bienestar de todos se podía
alcanzar con más facilidad si los individuos podían buscar su propio beneficio sin
limitaciones. Este nuevo planteamiento se reflejaba sobre todo en el libro "La riqueza
de las naciones" (1776) del economista escocés Adam Smith.

El sistema de librecambio, que prevaleció durante el siglo XIX, empezó a perder fuerza
a principio del siglo XX, al replantearse los elementos filosóficos del mercantilismo que
originaron el neomercantilismo. Se volvieron a imponer fuertes aranceles a la
importación, por razones políticas y estratégicas y se fomentó la autarquía económica
como sistema contrapuesto a la interdependencia comercial de los países. Esta
tendencia volvió a cambiar de signo más tarde, pero fue asociada con el nacionalismo y
la competencia estratégica que provocaron, entre otras causas, la I Guerra Mundial,
demostrando de esta forma que el mercantilismo tenía una fuerte base política.

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