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28 oe Se Eros y el fildsofo El amor es un filosofema, un abjtofilossfico; y el amor «esti nel principio mismo de la flosoffa. Lo que algunos a veces olvidan si han abandonado la ilosofia antigua, platéni- a, 0 si ecuerdan més bien a Aristteles. Plton no picnsa la actividad filosfica sin Eros; es preciso volver a partir de alt. Dictima expresa en £7 Banguete (204) hasta qué punto el anor Y Ia filosofia tienen en comtn ete desea que'es& la vex pone. sion y no posesida, hasta qué punto el filbsofo es, ante todo, amante de la verdad. Un poco mas adelante (208-208), el Amante se vuelve “fecundo sega el alma” y no sessin el cuer- o, Como una mujer, hasta egara dar a lz discursos La filo. Sofa nace con Es, y el deseo de verdad hace al fldsofo. No sin une divisién sexual el hecho de que el hombre fil6sofo se ‘propie, como imagen y metéfora, de la actividad de una mi. jr, embarazo y alumbramiento, noes sino el segundo mame to de una primera diferenciacién, entre Distima y Séerates, en {que uno se apropia del discarso del otto. y ene los diversos Selsios de que habla el Fedro: Platén distingue cuatro deliios Aivinos, “fuente de los més grandes bienes” (244), el de la profetisa de Deifos, el de las sacerdaisas de Dosiona el de la Sibila y el de las Musas, y ademas, dice mis adelante, la ins ‘icin de los profetas (Apolo), los iniciados (Dioniso), Ios 2 LLADIFERENCIA DE LOS SEXOS pects Ma) soon sli eco Atay Fs), Lapin arora ora vera” e sin dua la mejor Inopracign (6s), Peo lel de as ujeres no azar la falda da delio de los bores leg a una cet verdad, pero no ala verdad. No nox srpendean entonoe, las mme- Foss cuidate del er soo: "ste naturaene proviso Sk memoria de clad ara aprender, de gandeza de i de gai, asigo a come paint ela verdad, a ost, a ‘edad emplana® 87a). De a viliad otras tac Sones no ade Pest Pahet dicen bare, cone. Cone ida june, entones? Sila andra , El filésofo inspirado se separa de Ia mujer inspirada, el fi- sf ean amet i wf nt Ue homes sia que oso femenino, como april 0 como em: Ents, desapurezcan, Como tan bien I dice Nicole Lora, Sep gs al et ea a io eo ye se de lo fernenino; obra sminio que permite ‘Kehr mejor ain. Yel tof exten el eno “Complicada nesttegiapatnica qu, en un perptwo movimiento de ceclacn, ge consgra en iso eto a reabsorer To fme- tino en el ater Gombe) Alsons, micnras que en vos Gisoges lear apiniach su lida a desviar el conju tode ls represenaciones do politic, compendias I x- {Hisn def fomeninoy la eparacin igus eT e805, fn tenefco del hombre soto"? i flosooes hombre ans sn embargo debe sepe- 1. La traduocin de Pere Pachet spares en Gallimard (Pai), 1983, cl Foto. °, Nicole Loraux, Let expérlences de Tirsis, le féminin et homme grec, Pars, Gallia, 1989, pg 21 0S ¥ EL ILGsOFO 5 tase de su cuerpo; ésa es una de las Ieeciones del Fedén. Se- pararse de su cuerpo, por Io tanto de su cuerpo de hombre,» también del Eros que, pese a todo, siempre sraviess el cuerpo, ‘na forma sensible, Platéninaugura ast una segunda tradici6n, al lado de Ia del Eros filsofo: a del filésafo desencarnado, 4el puco espiritu. Puro esprit masculino, te entiende, Arist. telesesté de ese lado, sin duda: “Los placeses son an obstécalo 4 la prudencia, y tanto mayor cuanto més intenso es el goz0 sentido, como en el caso del placer sexual, en el que nadie es ‘apaz de pensar nada cuando lo experiment”. _De alli proviene Ia idea, posterior, de que el matrimonio es incompatible con la actividad filostica; que el filsofo no de- be ser distrafdo ni por su euerpo i por su sexo, y ni siquicra, desde luego, por una esposa, Algunos creyeron que la esc0- Ustica, e1 modelo cristiano y monscal, habla producido esta imagen del filsofo, Por ejemplo el bidgrafo de Hegel, Kar Rosenkranz dice: “Los filsofos de los siglos xv y Xv si- _guieronofteciendo un sacrificio al modelo escoléstica del ce- libato: Bruno, Campanella, Descartes, Spinoza, Malebranche, Leibniz, Wolf, Locke, Hume, Kant Este fue en Alemania el ‘imo de e508 solterones, que rompié con su teorianefastare= ferente sl matrimonio, Fiche fue el primero de ls ilsofos de dimension mundial que se cas6. Después de 41, Schelling, Her- bart, Krause, Wagner, Troxler y hasta eatélicas como F. von Baader”.* Hegel, en consecuencia, se cas, y ée fue un acon- tecimiento filossfico. Su bidgrafo alvids que el mismo Sera tes, el primero de los filésofos, estaba casado; también ignore 3. Atisttle, fica Nicsiac, tbo VIL 12 4 "Le mariage de Hegel, automne 1811", La Cahier d Collage Intemational de Philosophie, 9° 3, 1987, ps. 65:6, ba que el clibatoflossfico se habia insttaido con mucha an- terioridad ala Edad Media. Enel siglo 1, Musonio Rufo escr- be un tratado Sobre el matrimonio como obstdcule a la filo soffa, precisamente para demostrar Ia falsedad de semejante incién, Como lo comenta Michel Foucault, aq afirma alli “un vincuto de pertenencia esencial” entre matrimonio y filosofia, ve una doble oblgacion ala vida maeimonial del f losofo: “Frente asi mismo, es el deber de dara su existencia una forma universalmente Valedera,y frente a los otros la ne- cesidad de proponerles un modelo de vida".® Pero mientras Musonio Rufo toma partido contra lo que parece un lugar ‘comin anterior al crstianismo, su propio discipulo Epicteto ‘escoge una acttud opuesta el deber del fildsofo hacia la hu ‘manidad no tolers preocupsciones domésticas. No obstante si la humanidad accede a una comunidad de sabios, entonces el matrimonio se vuelve posible ya que el ilésofo tiene que vér sefis con otros come él mismo. Lo cierto es que el deslizamiento entre castidad y celibato, Vida sexual y vida marital, es fuente de exror: desde luego, puede haber eelibato sin eastidad y vida sexual sin matrimo. bio. El cristianismo seri experto en dstinguir minuciosamente las cosas y, al mismo tiempo, no impediré ninguna transgre- sién, ninguna subjetivacién en los arcanos complejos de pre- ra en la literatura, se debe al hecho de que Tos filésofos no picnsan en esas cos, 0 es que no son entendidos en ella?” [La teorfa dl beso constituiie una rupura en la historia de Ta flosofia, A semejanza de Schopenhauer, Kierkegaard tiene 1a sensacién de inaugurar una reflexién sobre el amor y la die reneia de Tos 80x06. ‘Kierkegaard es cl amante de la verdad y toda su obra obede- 18, Soren Kirkegaard, Ou ben... Bien... Pas, Gallimard, 1984, pi, 323, “ {LA DIFERENGIA DE LOS SEXOS ce a Fos. Lo que se atna tanto a la castidad del hombre como fl reeonocimiento de fo femenino, de Ia mujer en él En todos estos aspectos, es contemporineo (0 casi) de un fl6sofo por cura parte muy diferente, Nietzsche. Pero este dkimo agrega ‘ana cualidad a Eros, el emibaazo del filésofo. Recuperacion de ‘un tema antguo, si recordamos el embarazo tan presente en Ia boca de Sdertesy los eserits de Platdn; pero recuperacion de ‘un tema poco empleado en a histori dela filosofia. Derrida ve aa Nietzsche como el “pensador de la pretez”, de la “preiiez intelecual” (La gaya clencia, § 72) "Creadores, procreadores, amigos del deveni", dice en Zararusia (“Del Inmacalado Co- ‘hocimiento"), sefalando con ello lo que importa dela creaciOn, cl devenir: “Nunca enconté todavia ala mujer de Ia que desea ‘ahs, sino de ésta ala que amo; jpues yo te amo, ob Bterni- dad! Predez sagrada, por consiguiente, del fidsofo y la eter- nidgd: “(Es en esta aumésfera sagrada donde hay que vivir! {Donde se pede vivir! Y sea que estemos a la espera de un pensamiento 0 una accibn, reat a toda realzacién esencal no demos comportarnos sino como ante una prefiez y deberia- mes echar a los cuatro vientos los pretenciosos discusos que hablan de «querer» y screaro!” (Aurora, § 552). Se entiende entonces por qué Jacques Derrida no se contenta con subrayar tuna metéfora, la de Ia presiez, aunque esté tan presente en el texto nietzscheano, La predic es, en efecto, In metatora misma ‘el pensamienta del fildsofo, ¥ no alvidemos que pretezsigni- fea parto. Ni Sécrates ni Platn, desde luego, con la mayéuti- ca, y tampoco Nietzche, abandonan por el camino la imagen ella prefiez: “Uno busca un hombre que lo ayude a dar a luz 19, Jacques Deri, Peron, Pars, Flammarion, 1978, pg 51 ‘Maa. esp. Espoloes, Valencia, Pre-Textos, 1981] EROS ¥ EL FLOSOFO 6 ss pensamientos, el otro, un hombre al que pueda ayudar: ast race un buen didlogo” Todo el problema sigue consistiendo, exté claro, en el producto del alumbramiento: la verdad, del ‘mismo modo que el nfl que tal vez nazca, no siempre es per- fect, El parto, eal o filosético, de todas maneras es dif Giulia Sissa lo recuerda cuando cita el Teeteo, para dstinguit cl part real del prt flosico: "No sucede, en efecto, que as ‘mujeres a veces den a luz una Vana apariencia y otras un fruto real, y que cuestealgin esfuerzodiscerir entre unas y otto Si ‘cutiera as, el abajo més importante y més hermoso de las parteras seria separa lo real de lo que no Io es, El mayor privi= legio del arte que yo practico es que sabe probar y discemir, ‘con todo rigor, si es aparienca vana y meatiosa la que stumbra Ja reflexion del joven, o si es fruto e vida y verdad” (1506). Nietsche, sin dud, tendris menos certidmbres en el discern siento, pero la herencia platénice sigue siendo vigorosa; la he- rencia del origen, nos aveveriamos a deci. ‘Con Eros o sin él; de ln castidad real del individuo M6sofo Ja prefiez imaginaria que actia en el texto fioséfieo: entre estos dos extremos piensa el hombre filsofo occidental 2? En- tte el miedo al sexo que aparia del ejercicio filosico y Ia apropiacidn de lo femenino por el pensador, la filosofia deja 20, Friedrich Nietsche, MCs ald del bien y del mal 136, 21, Giulia Siss, "On parvientpéniblement a enfant a conn ance en L'eercce du savoir ela difference des sexes, 0b. ct. ¥ “Philosophies du gone, Paton, Ansa eta aféence dee sexes en Histoire des formes. ob. cit. 1, dzgido por Pauline Schmit Pant "22. Testimonio de ello esa aparicin reciente de iro de John Rejehian, Broigue de la vert, Foucoal, Lacan et la question de ethique, Pas, PUF, 1994, poco lugar alas mujeres gu, sin embargo, testimosian a 10 Jeg de fos ils una carsidad gue fos hombres Lintan con ter Senge Eva? No obs a wansrsin se proj, yet desde et o- meno de Ta istorade a lost, Para ls mujeres tambien $e planes a cues del Eos onl pensamienta,Popongo Sau eanto sjempostomados def epoca conempersnes, Ampo en qe la tanspresinenpieea& dear Je sumac cepeldn dos mujeres que no exciyen la coneicnla de ser Iujer en flosofa otras dos qe elgen el neuro cn cl pens. tient Peron hab de liars ues ata de 9 erm jer en un campo sealizado poe hombres El juego con lof ienino 1s cvestion isms del jeri desu saber cruz oma dferencia dels sexo sige sind um horizon ae. 8 imaginado. = ae “un Clénence Royer on el siglo xx come Simone de Betivor ene sgl se intetogan sore ugar de mujeres en el pnsaniena, Clemence Royer, fsa mujer de cin. cin" wadutra de Dati tors de mnereas ota floss fcas, enfin esrb un bot texto sore as mujeres a ost. Eoanca en unset, age. dh de “aa expres femenia de la cheney convoca¢ ana presencia obverse la meen ner del ae il Seco: “La ions permances completamente prepa Caritr vil ya verdad of sino un mmol hemos en 50 23. CL A History of Women Philosophers, stigido por Mary en Wath, DorirechuBoston/Landes, Klunes Academic Piblis- hes, 19874 tomos. 24, Genevitve Frise, Cénence Royer, philosophe et femme de selences, Pars, La Découverte, 1985, ROS VEL FILOSOFO o forma y sus proporciones, peo helado¢ inanimado. (Ojai pu- eraser yo el Pigmalisn de esta estaua!”8 Simone de Beau ‘voir se ve igualimente mujer en el ejrcicio del pensamiento,y eseribe todo un libro sobre las mujeres. Agui me interesa me- ros lo que dice sobre éstas que su necesidad, semejante a a de CClémence Royer, de encarar una reflexion sobre ellas en medio de sus otros trabajos filosoficns, Digamos gue en estos dot ci- ‘08-9 esto podria verificarse, con seguridad, en otras mujeces| {ilésofas dela historia ells plantean la euesti de su ser mu jer enel pensamniento. Nola cuestén del Eros, demasiado mas- cline por tradicin: mais bien lade sueto mujer (incluso antes {que el sujeto femenino),dimensin insoslayable de la ransgre sidn: "Si quiero definirme, estoy obligada a declrar, antes que nada: soy una mujer; esta verdad consttuye el fondo sobre el ‘cual se ergira cualquier ota afimacion’.* Algo de un cogito, ‘de una coniicién de la verdad esi en juego en una declaracien de este tipo. El sujeto del conocimiento es mujer y no femeni- ‘no; asunto ce condiciones del conocimiento, por consiguient, 4 no de psicologiaw ontologia Puede comprenderse asimismo la eleccién opuesta, la elec cin del neutro, del “poco importa mi sexo" de dos flésofas| el siglo xx, Hannah Arendt y Simone Weil. Ante el hecho de la mujer que se aventura en el campo de la Hiosofia, ellas ni siquizra ven de qué se habe: la diferencia sexual “no desem- ‘eRs personalmente, ningsn pape pars mi. En realidad, sim- 25. 0b. cit pag. 106. 26, Simone de Beauvoir, Le deuslime sexe Pais, Gallimard, 1049, pg. 18. [rad esp. BT segundo sero, Buenos Aies, Siglo XX. 1973.2 volimenes; cf. Genevieve ralsse, "Le paviltge de Simone de Beanvoit, ea La rlson des femmes, Pais, Plon, 192, “ LA DIFERENCIA DE LOS SExOS plemente hice lo que tenfa ganss de hacer”, confia Hannah ‘Arendt? lo que no impide en modo alguno que reeonozea la esventaja hist6rica suftida por las mujeres en general. En ‘cuanto a la neuialided de su sexo en materia de pensemiento, ‘también es una evidencia: Simone Wel se entusiasma por una ‘iscusidn con algunos camaradas obreros porque, por un ins- ‘ante, quedan abolidas las diferencias de clase y de sexo. "Mi- ros0", dice * En aparienca, Eros esté ausente: sobre todo, se anhela que lo esté. Cabe imaginaree Ia imposiblidad de usar Ia metfora del embarazo o el parto. Tal vex, incluso la de ioneras” sean realmente madres. Se comprende, 30- bre todo, que la evidencia dela metafora para un fil6sofo mas- culino se transforme en une trampa para una mujer fldsofa. Puesto que loreal de la materaidad puede revelatse como una tramps may conereta, un impedimento material parse trabajo intelgsua Ep el fondo, estas dos mujeres suseribinian bastante bien la doctrina freudiana de la sublimaciéa. Fread formulé la hi- pétesis de que, en Ia vida psiquies, “una energia indiferente y susceptible de desplazamiento proviene de la reserva de libido atcisista, es decir que epresenta tna Hibido (Eros) desexuali- zada”® Libido desexualizada la que también denomina “energia sublimada’, ene sentido de que hace “suya a princi- pal intencin de Eros, que consiste en reuni y liga en realizar 27, “Soule demeure Ja langue materelle"conversacion con Gunter Gaus, 1964; Espino de 1980. 28. Simone Weil La condition ouvrite, en Caves complites, Pars, Gallimard, tM, vol. 2, pg 290 28, Sigmund Freud, Essals de psychanalyse, Pats, Payot, 1967, Dlg. 216. (Trad. esp, Bsquoma del pscoandisis, Buenos Airs, Paid, 1991, EROS Y EL FILOSOFO s 1a unidad que constituye el rasgo distinive 0, como aténimo, la principal aspracin del yo, Al asocir igualmente 2 esa enct- fa susceptible de despiazamientos los procesos intelectaales fenel sentido amplio de la palabra, puede decree ue el trabajo inelectual se alimenta, a su vez, mediante impulsos erétcos sublimados”. Desexusizado o sublimado: ai hace falta poner- sede acuerdo acerca de lo que se pert del sexoren le transfor. maciéa de Eros: entre “la renunca alas metas sexuales”, ola {nvestcidn en la actividad intelectual, hay sin duda varias pos- {ras posibies, No obstante, Eros estésuicientemente transfor ‘mado para que se lo contradiga: “Al spropiatse asf dela digo ssociada alos objetos y hacia la cual es empujado el ello por sus tendencias ersticas, al postularse como el Gnico abjeto de apego amoroso, al desexualizar 0 sublimar Iaido del ello, el Yo trabajaen contra de las intenciones de Etos, se pone al set= vicio de tendencias instintivas opuests”.” ‘Hannah Arendt y Simone Weil podrian suscribir esta afi maciones, pues Freud hace que se termine la divisiéa tadicio- nal entre los defensores de la presencia de Eros y quienes creemen su ausencia en el ejericio del pensemiento, Puesto «que Eros est allen lucha conta s mismo, dice Freud, con lo ‘que la divisin ya no tiene validez. ¥ por eso mismo anula en Principio el género masculino o femenino de Eros. Este no es sfectado por le masculino © lo femenino: el Sexo deja st lugar fa sexualidad, Ya no hay motivo para suponer une diferencia ‘entre el hombre y Ia mujer que piensan. Freud induce una concepeién abstracta de la sublimacisa, y subraya en ella el abandono de Eror, que sin embargo la hizo posible. Pero noes tan facil, Nietzsche, una vez més: "En un 30. bid, pgs. 217 y 218, ser humano, el grado y Ia eaturaleza dela sexualidad tienen repercusiones hasta en las regiones mis elevadas del espiri- 11" Esta repercusiones dehen comentase, a riesgo de vel- ver encontrar a Eros en el pensainiento mismo. Gilles Delew- gel testimonia muy claramente en Légica del sentido. A la idea de “desexualizacién, o energla desexualizada", susceptible ala vez de alimentar el instinto de muerte y de Condiionar el mecanismo del pensamiento,” Deleuze preflere Ja de “trasmutacién”;trasmutacién o comienzo del fantasma a partir dela her narcisista, dl trazado dela eastracién, “Hay por lo tanto Un salto, El trszado de la castracion como sureo ‘moral se converte en la fisura del penstmiento que marca sin dduda la impotencia para pensar, pero tambign a linea y el pun- {partic de os cuales el pensamiento invste su nueva super- Ficie: Y, precisamente porque la eastracin esté como entre las dos superficie, no sulre esta trasmutacion sin arrastrartam- bign sv mitad de pertenencia, sin hacer recaer 0, en cierta for ma, proyectar toda Ia superficie corporal de In sexualidad en la superficie metafisca del pensamiento, La formula del fantas~ ‘ma es: de Ia para sexuada al pensamionto por intermedi de “Fruna castracidn. Si es cierto que el pensador de las profundida- des es sltero, y el pensador depresivo suefa con noviszgos perdidos, el pensador de las superfices est casado, o piensa el «problemas de le pareja" Trasmutacién, dice Deleuze; pe ‘Ia expresin nictzscheana de “repercusin” tiene la venaja de ser mis polisémiea.Puesto que, aun si por ota pate Deleu 31, Newsche, Més alld del ben y de mah $75. 32. Gilles Deleuze, Logique du rns, Pass, Minuit, 1969, pig 242. [iad esp, Ligica de sentido, Barcelona, Paid, 1989.) 38. bid, pgs 254255, [BROS ¥ EL ILOSOFO 3 2e insste en la multiplicidad de los efectos de Is sexuslidad (desde la castracisn hasta las zonas erdgenas; desde Ia boca ‘asta el cerebro), virtualmente categoriza la posiciéa del pen- sador. Cabe sonreft, entonces, ante lo que dice de sf mismo co- ‘mo historiador de la filosofia: “Mi manera de salir del paso en est epoca era, ya lo creo, concebir la historia de la filosofia ‘como una especie de dar por el culo 0,10 que viene & ser lo ‘mismo, de inmaculada concepcién”.® Dar por el culo maseu- lino equivalente ata vrginidad femenina, yustaposicién sor prendente para calificar la idea de ta historia de a filosofa "Me imaginaba que montaba a un autor por ards y Te hacia un hijo, que seria sayo y que, no obstane, teria monstruoso” (ibid) El paso de la posicién sexual al alumbramiento de un monsiruo es, como minimo, una imagen diferente de aquella de la prefiez del filsofo platénico y nietzscheano. Es Nietzs- che, precisamente, quien interrumpis esta sucesion de partos| de monsiruos en Deleuze: “Puesto que es imposible hacerle suirir un tratamiento semejante. Es él quien nos hace a noso- tros los hijos por ats" (ibid), Nietesche, decididamente, 34, Gilles Deleuze, Powrparters, Pars, Minuit, 1990, pag. 15. (Td. esp, Conersaciones,Valncia, Pre‘Texto, 1994,]

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