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Energía, Carácter y Sociedad

VOL. 6. N.° 1 MAYO 1988

Sumario
EDITORIAL: «Hacia la luz»

DIDÁCTICA
DOSIER: LA VIDA INTRAUTERINA
«Perspectivas orgonterapéuticas de la vida intrauterina».
Xavier Serrano
«Apuntes sobre embriología». Genovino Ferri «Las Biopatías». Federico
Navarro
«La experiencia del embarazo. Orgonterapia prenatal».
Maite S. P/nuaga
«Aproximación al mundo sonoro intrauterino». María Montero

OPINIÓN
«Estudio sobre la sicología del embarazo y sus repercusiones emocionales en
relación a las variables 'Deseo de embarazo' 'Rol sexual' y 'Satisfacción
marital'».
Yolanda González
«Apuntes sobre la relación parento filial en la autorregulación». Vicenta
Gilabert

EDITORIAL

«HACIA LA LUZ»

En números anteriores he comentado en esta misma sección nuestra opinión


a favor del aborto en aquellos casos en los que no existan unas condiciones
adecuadas para responsabilizarse del desarrollo positivo y sano del futuro niño-
a. Este es el comienzo de la profilaxis infantil, junto al resto de los métodos
anticonceptivos.
Pero una vez se asume el compromiso de tener un hijo-a, conocer los
medios para mejor maduración, facilitará su puesta en práctica, y desde
nuestra postura de padres y profesionales de la salud, intentamos contribuir a
esta tarea.
La profilaxis orgonómica infantil, de la que hemos hablado también
anteriormente en nuestra revista, cuenta con un discurso teórico, una
sistemática de actuación práctica y un proyecto continuado y permanente de
investigación, que nosotros como Escuela empleamos en nuestra labor clínica
y didáctica. No es algo que se le ocurriera a un sabio loco llamado Reich, o a
un maestro utópico llamado Neill y que se quedara estancado a su muerte, sino
que es algo real, con una expe-riencia avalada por la práctica continuada, y
que en Valencia, y pronto en otros lugares del Estado Español, se realiza.
Al confeccionar este número de la revista, nos hemos parado en nuestro
quehacer cotidiano, y hemos querido reflexionar y plasmar en estas hojas lo ya
conocido y los proyectos de futuro. Empezamos dedicando a este tema un
dossier sobre LA VIDA INTRAUTERINA. Continuaremos en siguientes
ocasiones con el parto, la fase oral, la genitalidad... Es decir, remarcando
aquellos elementos que en nuestro pasar por la vida son fundamentales para la
maduración del animal huma-no. También es nuestro objetivo con este
empeño, el reflejar nuestro pensar respecto a nuestro trabajo, el cual no se
queda en las paredes del espacio terapéutico, ayudando a éste o aquél, sino
que intentamos proyectar esa experiencia cotidiana en lo social, porque
sabemos que sin un cambio en las estructuras sociales que va vinculado a un
cambio de la estructura caracterial individual, seguiremos teniendo muchos
clientes. Muchas personas que sufren y acceden a nosotros, y otras
muchísimas, que por diversos motivos no lo hacen o no pueden hacerlo. Y,
coincidiendo con el sentir de F. Navarro, deseamos que la sociedad llegue a un
punto de transformación que no necesite de los terapeutas, porque entonces
será la señal de que la autorregulación, la autogestión, está presente. En el
dossier que os presento, posiblemente se repetirán conceptos en los diversos
artículos que lo componen, pero serán conceptos básicos que no está de más
oír en ocasiones diver-sas. Hemos querido dar una visión general de lo que
conocemos e intuimos que ocurre en ese tiempo que puede ser tan
maravilloso, pero que la mayoría de las veces suele ser el bautismo de fuego
del organismo naciente, LA VIDA INTRAUTERINA

XAVIER SERRANO Mayo de 1988. Valencia


DIDACTICA

PERSPECTIVAS ORGONTERAPEUTICAS DE LA VIDA INTRAUTERINA

XAVIER SERRANO HORTELANO (A)


INTRODUCCIÓN

Los avances de la técnica aplicados a la medicina han favorecido en los


últimos años un amplio conocimiento de la evolución morfológica y fisiológica
del Organismo Intrauterino (O.I.) 1
Existen filmaciones brillantes donde se observa el proceso de crecimiento
desde el encuentro entre el óvulo y el espermatozoide, hasta la salida uterina.
Proceso, donde para K. Von Baer un antiguo Darwinista— «la ontogenia
recupera la filogenia», realizándose el pasaje de la vida anfíbica a la mamífera.
Pero poco se sabe aún de la experiencia vital, emocional y para algunos—
síquica del O.I.
Históricamente hablando «Reich fue el primer investigador que situó su foco
de atención en el primer período de la vida humana, la vida pre-natal, el
proceso del nacimiento y los primeros días del recién nacido» (Konia, 1975). A
partir de su trabajo con la vegetoterapia, sobre todo con sicóticos, y de sus
investigaciones biofísicas y profilácticas en la década de 1940-50, en diversos
textos, se observa la necesidad de Reich por intentar comprender lo que
ocurría dentro del útero de la madre, no como algo aislado, sino como
fenómeno de interrelación funcional. Así lo definía un colaborador suyo, «el feto
es al mismo tiempo un organismo independiente e integrante en el sistema
orgonótico constituido entre la madre y el feto, siendo también dependiente
para el propio bienestar del organismo materno» (Silvert,1955). Este interés
tenía una razón profiláctica, pues conociendo los mecanismos que facilitan o
perturban un buen pasaje intrautero, se podría instar a aplicarlos para la salud
del recién nacido.
------------------------
(A) Sicólogo Clínico.
Orgonterapéuta de la S.E.O.R.
Director de la Escuela Española de Terapia Reichiana.
(1) Proceso evolutivo del nuevo ser humano desde el zigoto hasta el momento del parto.

La experiencia clínica y profiláctica dentro de la Orgonomía ha enriquecido


este interés histórico, y en la actualidad, podemos tener más conocimiento del
tema. Pero, como en otros campos, podemos observar cómo el discurso de
Reich, y su metodología de trabajo, el funcionalismo orgonómico es el pilar
básico donde apoyamos las conclusiones más recientes. Voy a intentar
aproximar a los lectores los elementos básicos que facilitan la comprensión y la
continuidad en la investigación de la vida intrauterina. Utilizando a la par, datos
históricos, bibliográficos y de experiencia clínica.

PUNTOS A DESARROLLAR:

I) Aproximación histórica.
II) Período crítico biofísico.
III) El Potencial orgonómico en el O.l.
IV) El triángulo interaccional de la vida intrauterina
V) Biopatías y vida intrauterina
VI) Aportaciones clínicas
VII) APROXIMACIÓN HISTÓRICA

Durante mucho tiempo se tenía la imagen Kantiana de que el feto quedaba


marcado por las impresiones de la madre de un modo directo. Así, si durante el
embarazo la gestante se cruzaba con un conejo seguramente el niño saldría
con orejas similares a las del conejo...
Groddeck en 1916 con su increíble intuición menciona los abortos
prematuros consecuencia de un no deseo del niño por parte de la madre, pero
al mismo tiempo afirma que «el niño es completamente autónomo y poco
influenciable por los pensamientos y actos de la madre». Lo que influye en el
niño son los movimientos y las sensaciones» (Groddeck, 1916, pag. 21).
En el ambiente sicoanalista de principios de siglo, algunos autores se referían
a la vida intrauterina, como una vivencia deseada y donde el o.i. está en una
posición receptiva, pasiva, siendo «un endoparásito en el período fetal»
{Ferenczi, 1924, pag. 321), estado de bienestar que continuamente se añora y
se reproduce en la reali-zación de otras funciones. ;«Si consideramos ahora
toda la evolución de la sexualidad, desde la succión del pulgar del bebé hasta
el coito heterosexual pasando por el narcisismo de la masturbación genital, y
si guardamos memoria de los procesos complejos de identificación del Ego
con el pene y la secreción genital, llegamos a la conclusión de que toda esta
evolución, comprendido el coito, solo puede tener por objetivo una tentativa del
Ego, primero dudosa y torpe, luego cada vez más decidida y por último
particularmente acertada, de retornar AL CUERPO MATERNO, situación en
que la dolorosa ruptura entre el ego y el entorno aún no existían») (Ferenczi,
1924, pag. 318). Para el mismo S. Freud (1926) va a ser en el parto donde
comienza el peligro, siendo la primera reacción de angustia sentida por el
neonato al separarlo del nirvana intrauterino. Y aunque fuera del útero el
vínculo es también con la madre, hay una diferencia cualitativa: «La vida
intrauterina y la primera infancia constituyen una continuidad menos
interrumpida de lo que el parto nos hace suponer. La relación objetal síquica
con su madre sustituye para el niño la situación fetal biológica. No debemos
olvidar que para estos autores en la vida intrauterina NO EXISTÍA OBJETO
ALGUNO, no siéndolo, por tanto, tampoco, la madre» (Freud, 1926, pag.
2.865). Al mismo tiempo, para Freud la angustia «es un estado afectivo que
sólo puede ser percibido por el yo», y en la vida intrauterina no hay yo, sólo
ello, por esto «el peligro del nacimiento carece aún de contenido síquico» (S.
Freud, 1926, pag. 2.861). W. Reich, en 1926, escribe: «Generalizando,
podemos decir que el retiro de la libido de una posición genital, que es
envestida con angustia, a una fantasía de regresión intrauterina, tiene lugar
hasta cierto punto en todas las neurosis». Sin coincidir totalmente con O. Rank
(1924) en cuanto que afirma: «el nacimiento es una fuente secundaria de
angustia, que solamente se hará operativa como resultado de la regresión
patogénica. Solamente podría operar como fuente primaria de angustia cuando
el desarrollo postnatal se ha rebelado contra obstáculos externos crueles, como
por ejemplo, fuertes dificultades en la fase oral» (Reich, 1926).
Se analizaba la vida intrauterina con una neutralidad más bien próxima a ese
estado nirvánico descrito por Freud. Sin cuestionarse que no siempre-tenía que
ser así, y que sin siquismo sí podía haber otras formas de repercusión
traumática. Es a fines de 1944 cuando el Dr. Lester W. Sontang escribió un
estudio titulado «la guerra y la rela-ción materno-filial», en el que demostraba
que «las intensas ansiedades maternas podían alterar físicamente en el útero
los reguladores emocionales del niño... definió a este fenómeno
«somatosíquico», afirmando «que la excesiva secreción neurohormonal
materna crea un S.N. autónomo sobrecargado que conduce a poco peso al
nacer, trastornos gástricos, dificultades de lectura y problemas de conducta»
(Verny-Kelly, 1982, pags. 51-57). Es en esta década donde otros autores como
Caruso, Fodor, Graber... hablan de que las emociones maternas influían en el
feto, siendo posible, por tanto, una estancia intrauterina donde la ansiedad, la
tristeza y el miedo de la madre, así como el placer y la alegría estaban influyendo
neurohormonalmente los sistemas funcionales del feto.
Al mismo tiempo, y dentro del movimiento sicoanalítico otros autores se
preocupaban por este tema.
Es, en base a los puntos de desarrollo de la teoría de Melanie Klein (1952),
que A. Rascovsky2, junto a otros sicoanalistas desarrollan la teoría de que
existe un yo durante la vida fetal que establece una intensa relación con el ello.
Para este autor, «en los más primitivos estadios del desarrollo prenatal, la
percepción, la identificación y la delimitación del Yo constituyen un fenómeno
único. La percepción interna es de carácter visual bidimensional y percibe las
protofantasías heredadas que constituyen el primitivo objeto interno antes del
desarrollo de la percepción posnatal y de la relación con los objetos reales. La
herencia filogenética se cumple en el desarrollo on-togenético, donde el Yo percibe y
se identifica con las imágenes originadas por el ello. El Ello constituye el ambiente
primitivo del yo antes del advenimiento del mundo real» (Rascovsky, 1956, pag. 142),
y más adelante «ya hemos señalado que la actuación de este núcleo rector arcaico de
la organización síquica se observa en la clínica, toda vez que el incremento de las
ansiedades paranoides fuerza a la regresión del Yo a la posición pre-natal o autista.
Esta regresión implica la vuelta al refugio inicial de la vida intrauterina, donde no
existían objetos externos, ni se había establecido aún el mecanismo
esquizoparanoide, que al incrementarse no puede ser luego su--ficientemente
elaborado por el yo. Así como la amnesia infantil con respecto a la vida sexual
primitiva surgió de la angustia provocada por el complejo de castración genital,
la amnesia y resistencia al conocimiento fetal y el sentido siniestro que
adquiere su estudio tienen origen en la gran fuente angustiosa que representó
el parto» (Rascovsky, 1960, pag. 65). Pero, en definitiva sigue pensando que
«durante el período fetal las tensiones instintivas, mantienen un nivel de
satisfacción a expensas del constante e ininterrumpido aflujo umbilical. Este
equilibrio tensional se manifiesta síquicamente como el principio de Nirvana»
(Rascovsky, 1960, pag. 71). Será en el momento del parto cuando, siguiendo la
teoría Kleiniana, se incrementarán las tendencias basadas en el instinto de
muerte posnatales que configuran la posición esquizoparanoide inicial.
Siguiendo la tónica psicoanalítica de lo que Reich definió como «la
sicologización de la función», «Rascovsky no sólo acepta la existencia de un
Yo fetal, sino que «éste construye su cuerpo reproduciendo las
representaciones existentes en el ello, representaciones que están
estructuradas bajo la forma de protofantasías genéticamente heredadas»
(Abuchaem, 1981, pag. 21).
Entiendo que estos autores se plantean una vida síquica independiente de la
madre, creándose una dinámica de interrelación protofantasiosas entre el yo y
el ello, lo cual los sitúa en una posición adialéctica, teniendo en cuenta
solamente el legado filogenético, y no el medio externo, que es la propia
madre.
Partiendo de !a Teoría de que existe un yo síquico en el feto llegan a afirmar
algunos autores la ingenua y adialéctica tesis de que es posible recordar
experiencias intrauterinas, y además cómo, «a partir del tercer trimestre el
cerebro funciona a niveles próximos a los de los adultos normales» (Verny-
Kelly, 1982, pag. 180), el feto vivirá su experiencia intrauterina consciente de lo
que ocurre aunque no lo recordemos por «el lavado de oxitocina a que
estuvimos expuestos durante el parto», pero con sicodélicos, hipnosis, terapia
de renacimiento, grito primal... se pueden recordar estas experiencias y no
contentos con esto, -reduccionistas y místicamente-afirman que: «todas las
entidades comunes de diagnóstico de la práctica siquiátrica, histeria, depresión,
fobia, obsesión, esquizofrenia y paranoia tienen sus raíces claramente
discernibles en el primer trimestre de la vida intrauterina. Cada una de ellas
constituye una visión especial del mundo feto-placenta y lo que ocurre en él»
(F. Lake. 81).
Cuestionando esta idea no estaría de más recordar las enseñanzas de Luria,
entre otros, respecto a la funcionalidad del cerebro, «Las formas superiores de
los procesos síquicos poseen una estructura mucho más compleja y no pueden
comprenderse sin el apoyo del proceso de «historia social»... Por ello no
pueden localizarse en sectores restringidos de la corteza cerebral o en grupos
celulares aislados, sino que deben distribuirse en sistemas complejos de zonas
que actúan conjuntamente... En lo que se diferencia el cerebro del animal del
hombre es, por tener lazos funcionales entre todos los sectores, que antes
trabajaban independientemente, influidos por los medios histórico-sociales
(Luria, 1970, pag. 118).
Simplemente desde un punto de vista mecanicista sabemos que «solo
después del nacimiento, las fibras que llegan a la corteza, y que de ella parten,
comienzan a recubrirse de mielína; hay que esperar dos o más años para que
acabe la mielinización de las vías intracorticales» (Tomkiewiczx, 1970, pag.
208), y con ello la posibilidad de conceptualizar.
Dentro del sicoanálisis la postura contraria a Klein y Rascovsky, la
encontramos en Hartmann y R. Spitz. Estos autores, siguiendo a Freud y
apoyándose en la neurofisiología hablan de que durante la vida intrauterina y
los primeros meses de vida hay un estado objetal indiferenciado y por tanto no
hay yo. «En el estado de indiferenciación del recién nacido no hay yo alguno.
Menos se puede hablar aún de la existencia de un complejo de edipo o de un
super-yo al nacer. Del mismo modo no existen ni el simbolismo ni el
pensamiento por medio de símbolos y por ende las interpretaciones simbólicas
sicoanalíticas son inaplicables. Los símbolos aparecen más o menos con la
adquisición del lenguaje. Pero éste no existe tampoco durante el primer año de
vida. Asimismo se hallan ausentes los mecanismos de defensa». (Spitz, 1965,
pag. 18). Así, para estos autores, es a partir de la relación objetal, la relación
con el otro, como puede haber un yo, que se establecerá alrededor del primer
año de vida, en base a la relación madre-hijo y a los «organizadores». Por ello
para Spitz las influencias intrauterinas o de parto se limitan a las fisiológicas
(rubéola de la gestante, anoxia cerebral en un parto traumático, que junto al
equipo heredado (adn, arn...) forman la impronta individual» (pag. 22), y
discrepa «de las especulaciones de ciertos autores que pretenden que el
infante da muestras de desagrado ya en el útero, cuando no hay medio de
saber lo que «expresa la conducta del feto...» y encuentra inaceptables las
especulaciones sobre la actividad síquica en el recién nacido durante las
primeras semanas y meses que siguen al nacimiento» (pág. 40).
Pero, para algunos autores, «precisamente porque el nacimiento y la vida
intrauterina son etapas pre-síquicas, implica que somos mucho más
vulnerables y condicionales que en cualquier otra etapa de nuestra vida, al no
poseer un sistema nervioso suficientemente maduro como para proporcionarle
las ventajas DEFENSIVAS de una sique eficiente». (Fries, 1977, citado por
Laing).
Es Portman (citado por Carballo, 1952) quien en 1944 demuestra cómo el
mamífero humano nace al mundo como un ser todavía en estado fetal,
inacabado e imperfecto, y será a lo largo del primer año de vida existiendo UNA
RELACIÓN OBJETAL AMOROSA (vínculo afectivo de Bowly, simbiosis madre-
niño de Carballo...) que habrá un proceso de maduración funcionalmente
estructurado, y que por tanto podrá empezarse a hablar de siquismo, en cuanto
que «la simbiosis madre niño facilita la urdimbre y el proceso epigenético, la
culminación y el coronamiento de la actividad de los genes» (Carballo, 1972,
pag. 178).
Por esto, «el ambiente es absorvido como un componente estructural de las
neuronas del cerebro en desarrollo» (Rodríguez Delgado, en Carballo, 1972).
Y si bien hay una relación vincular entre madre- O.I, esta biofísica y
energética, como quiero demostrar a continuación. Pues las funciones síquicas
aparecen más tarde. Será durante el «nacimiento sicológico del infante humano
finalizado hacia los dos años de vida» (Mahler) cuando se podrá hablar DE
FUNCIONALIDAD SICOSOMATICA, dentro de lo que yo he denominado
proceso de estructuración energético corporal, y Reich (1949) proceso de
coordinación organísmico.

II. PERIODO CRITICO BIOFISICO


Partiendo de la teoría del funcionalismo orgonómico podemos tener una
óptica más clarificadora sobre este discurso. «Durante los primeros meses de
vida se desarrolla poco a poco la coordinación de los movimientos
independientes y separados. Debemos suponer que se establece
progresivamente algún tipo de CONTACTO fun-cional entre los numerosos
órganos, comenzando a desarrollarse la unidad... Sobre la base de que la
autopercepción depende del movimiento plasmático, en la existencia uterina y
postuterina la auto-percepción sería algo brumoso, dividido en numerosas
experiencias separadas del propio ser, conforme a la división de los
movimientos plasmáticos de los órganos. Al aumentar la coordinación de los
movimientos, sus persepciones también se coordinan entre sí, hasta que el
organismo se mueve en forma coordinada como un todo y se alcanza una
percepción total del ser en movimiento... Por ello es evidente que ninguna
actividad racional es posible mientras el organismo no se desempeñe como
una totalidad, de manera bien coordinada (Reich, 1948,b). Y esto no ocurre
hasta que no hay una conciencia de la existencia, y de la existencia del otro,
que exige una «espacialidad y una temporalidad, necesaria para percibir al otro
y al yo mismo» (Pinuaga, 1986).
Concibo, pues, la experiencia del O.l. como una receptividad progresiva,
protoplasmática primero; «la función perceptual existe ya en los protozoos
primitivos vinculada al fenómeno de la excitación biofísica» (W. Reich, 1 949); y
vinculada a la implosión morfológica y formativa en relación con los mensajes
hormonales y la cualidad energética fruto del proceso de luminación, después.
Y en ese proceso de formación del yo, las funciones de las partes separadas
se unifican, favoreciendo esta unificación el desarrollo formativo del sistema
nervioso vegetativo y del cerebro visceral (Mac-Lean, 1949) que con la
maduración del hipotálamo y de los telerreceptores prepara al anfibio a su
salida al mundo mamífero.
Siguiendo esta lógica funcional formativa, sabemos que el feto a partir del
quinto mes tiene la capacidad de oír, que el oído está en conexión directa con
la formación reticular, y que ésta es un sistema disparador y tonificador de los
músculos de la respiración.
Así como la presión arterial del polígino de Willis también» (Imbriano, 83). Lo
cual significa que la maduración de los distintos órganos cubre funciones
comunes. La función precede y suscita el desarrollo estructural de los órganos,
y no a la inversa (W. Reich, 1951, pág. 162). Siendo lo básico para la
supervivencia fuera del útero, el poder respirar como el mamífero, poder estar
receptivo al mundo externo y succionar —para desarrollar su autorregulación
energética por medio de la función del orgasmo, en el encuentro pezón-madre-
boca-O. Extrauterino — , son los órganos de los telerreceptores, la zona
cefálica, y la boca (los 2 primeros segmentos y el diafragma en clave
Reichiana), los que empiezan antes a madurar. Y no podemos olvidar que «la
Viabilidad y vitalidad del recién nacido depende en gran medida de la eficiencia
del mecanismo respiratorio, el cual a su vez depende de la función directriz que
es EL TONO MUSCULAR... En realidad el TONO MUSCULAR ES LA
CONDUCTA EMBRIOLÓGICA» (A. Gessell, 1972), y sabemos, que el tono
muscular está influido por el mensaje interno facilitado por el S.N.V., por el
sistema neurohormonal que reacciona a los impactos hormonales de la madre
por la circulación sanguínea umbilical.
Golfarb, en 1971, realizó un estudio que constataba que «un tono muscular
hipotónico es un síntoma común en niños esquizofrénicos» (Konia, 1981).
«Desde un punto de vista biofísico estos cambios miopáticos (incluyendo la
falta de coordinación motriz son el resultado de una reducción relativa en la
transmisión de material trófico que, a su vez, está basada sobre una pulsión
reducida del neurón» (Konia, 1984).
Es en base a este esquema como podemos comprender la interacción
funcional madre-O.I., y cómo el estado de la madre o segundo «campo
energético», en palabras de Gino Ferri, afecta al O.I. Pero en esta formación de
la unidad, es decir del yo, en este proceso «de coordinación del biosistema»
(Reich, 1 948,b), no hay toda-vía una conciencia de la existencia, ni un
siquismo lo suficientemente maduro como para «darse cuenta», y poder
integrar las experiencias de manera unificada. Por ello utilizo el término «Yo
biológico» siguiendo la nomenclatura de F. Navarro diferenciándolo del «yo»
entendida como funcionalidad sicosomática. «El Yo no es simple, es
compuesto; no funda el ser consciente, es su resultante estructural e histórica»
(Ey, 67, pág. 31).
Y esa complejidad funcional, en base a la capacidad de autorregulación
energética, puede evolucionar sin necesidad de recurrir a mecanismos de
defensa homeostáticos, cuando permitimos que se pueda dar dicha
autorregulación por la pulsación plasmática y el reflejo del orgasmo en el O.I.
De lo contrario, empieza ya la patología, y precisamente porque no hay
defensas síquicas como en la fase edípica que permiten hacer frente a la
angustia de castración estructurando el carácter, durante la vida intrauterina las
defensas serán biofísicas. Influyendo en la formación progresiva del siquismo
posteriormente. Por ello la vida intrauterina forma parte del denominado por
Reich, período crítico biofísico.
III. EL POTENCIAL ORGONOMICO EN EL O.l.
«La física orgonótica ha demostrado que cada organismo vivo, y por tanto
cada célula viva tiene un campo de energía específicamente biológica, energía
orgónica, que rodea al organismo. Este campo tiene la capacidad de
contraerse y de expandirse, y esto dependerá del estado emocional del
organismo... con el medidor de campo orgonótico he observado que la
radiación varía considerablemente de individuo a individuo y va desde unos
pocos cm. a 4 metros» (Reich, 1948, pág. 292).
Siendo las células sexuales especialmente activas, y con una función
germinativa, pienso que su campo energético deberá ser mayor que en el
resto. Pero como hay una influencia emocional en la funcionalidad de las
glándulas sexuales (mediatizado por la hipófisis y la glándula pineal,
pertenecientes al primer segmento reichiano) habrá variaciones en dicho
campo energético áurico celular, que a su vez está influido por el quantum
energético del núcleo celular protoplasmático (energía libre encerrada en la
membrana celular, Reich, 1951), mediatizados por la pulsación protoplasmática
del biosistema del organismo materno.
En mi experiencia como orgonterapeuta he visto casos de esterilidad
funcional (falta de movilidad espermática, debilidad ovular...) en los que, a partir
del desbloqueo parcial del primer segmento (regulación hipofisaria-pineal) y
aumentando la capacidad respiratoria (aumento de la pulsación diafragmática)
se ha visto recuperada la función y producido el embarazo.
Por tanto, partimos del hecho de que en el encuentro entre dos células
sexuales con una pulsación energética determinada que se encuentran a partir
del abrazo genital de un hombre y una mujer, la calidad del abrazo genital está
ya influyendo en el proceso de superposición celular y de luminación orgonótica
que acompaña un aumento intenso de la excitación bioenergética que permite
el proceso de mitosis celular siguiendo la fórmula de los 4 tiempos del reflejo
del orgasmo (Reich 1948) tensión carga-descarga-relajación. Con dicho
proceso de superposición y luminación celular comienza la formación del nuevo
«yo», o fragmento de energía de orgón cósmica organizada» (Reich 1951, pag.
148). A partir de este momento las funciones energéticas del organismo vivo
empiezan a desarrollarse. Así, comenta la llamada por Ferri, fase autógena (ver
artículo en esta revista), donde el potencial energético consecuencia del
proceso de luminación le permite una propulsión autógena suficiente para tener
una división celular constante que convierten al cigoto unicelular en una esfera
celular hueca - Blástula -, de la que se derivan las formaciones tróficas y el
embrión (Gesell, 72). Este pasaje hasta la anidación que dura cuatro días y 5 ó
6 más, hasta que anida en el endometrio, recorriendo en total 10 cm., está
facilitado por el «arrastre de las secreciones» tubáricas, en forma de corriente
ondulante» (Gesell, 72), abierto a la influencia de los cambios coloidales e
iónicos, y por tanto de la pulsación energética de la pelvis materna.
Es importante hacer notar que durante este período el cigoto es una célula
extraña al organismo materno y no se sabe a ciencia cierta cómo se excita la
reacción inmunitaria del organismo materno que destruirá al proyecto de
embrión. «Las claves del misterio de esta tolerancia entre la madre y su feto no
han sido descubiertas en su totalidad» (Chaouat, 1986). Se habla de que el feto
se defiende del sistema inmunitario de su madre, mediante un cierto número de
estrategias instaladas principalmente al nivel de la placenta» (idem, pag. 723).
Lanzo como hipótesis, en clave energética, que la carga energética del cigoto,
blástula... siempre tiene que ser mayor que la carga del biosistema de la madre
(en un primer período, zona pélvica). Confirmándose la primera función
energética del organismo vivo descrita por Reich, de que el organismo viviente
en tanto que sistema energético de alto nivel de energía extrae su energía de
sistemas con un nivel más bajo: es el POTENCIAL ORGONOMICO. Este
principio se aplica no solamente al organismo en su conjunto SINO TAMBIÉN
AL NÚCLEO DE TODA CÉLULA VIVIENTE, núcleo que extrae su energía del
protoplasma, circundante de nivel energético más bajo» (Reich 1949). Función
energética básica en la Orgonomía y que está demostrada por Reich y sus
colaboradores en diversos textos como la Biopatía del cáncer, funcionalismo
orgonómico...
Es en base a esta «ley», como Reich explica el funcionamiento básico de la
vida y la muerte, ya que «cuanto más bajo es el nivel de capacidad, tanto más
baja es la capacidad de absorción, como ocurre en la atrofia biopática, hasta
nivelarse con la carga del orgón circundante y morir» (Reich, 1949b, pág. 48).
Esta hipótesis explicaría lo que en clínica médica conocemos como abortos
espontáneos. En estos casos, la reacción hormonal de la madre por un rechazo
del hijo (no deseado, violación, conflictos edípicos...), va acompañada de un
aumento de tensión muscular en el primer segmento y en el diafragma, con la
consiguiente repercusión en el O.I., disminuyendo su pulsación y su carga,
produciéndose un mecanismo de fuga y de «parto» prematuro. En algunos
casos el factor dinámico puede no darse, pero existirá el factor muscular, de
anorgonía pélvica, y de una luminación debilitada, que impide la capacidad de
pulsación bioenergética del embrión-feto, muriendo, o provocando la salida
prematuramente (suicidio homeostático), que es algo similar al mecanismo de
reproducción y de mutación de la célula cancerosa (ver Biopatía Cáncer, capit.
VIl).
«En apoyo a este punto de vista, Mednick descubrió que las complicaciones
post-natales asociadas con un bajo peso al nacer y un desarrollo retrasado
estaban a menudo presentes en niños de padres esquizofrénicos. Reider
(1975) informó de una mayor frecuencia de nacimientos de niños muertos en
madres esquizofrénicas» (Ko-nia, 71).
No puedo estar de acuerdo, según esta visión, con F.Draggotto, cuando
habla del «útero frío que chupa energía del feto» (Dragotto, 83), puesto que
según la ley del potencial orgonómico invertido (Reich, 1949b), es el organismo
más cargado* que extrae la energía del protoplasma circundante. La madre es
el medio posibilitador de la pulsación del O.l. de que su carga aumente,
teniendo en cuenta que «la superposición germinal produce un progresivo
incremento de excitación en la mujer» (Ganz, 1979), aumentando su nivel de
carga a su vez, que en casos positivos le llevará aumentar su deseo sexual y,
el abandono vegetativo en el orgasmo facilitará la descarga de excedente
energético en la madre aumentando la capacidad de pulsación en el O.l. «Un
organismo materno pulsante permite la pulsación en el feto» (Silvert, 1955).
Puede ser por esto que el sistema inmunitario de la madre no rechaza al O.I., y
por el contrario se convierte en un «nutriente», para ese «injerto» uterino.
El aumento de carga en la madre tiene repercusiones importantes en el
funcionamiento energético y emocional de ésta (síntomas del embarazo),
aumentado el bienestar y la sensación de expansión y de calidad vital en el
caso de la mujer con un carácter genital, y creando una desestabilización en la
coraza en el caso de otros caracteres (ver artículo de M.S.Pjnuaga en este
número). Es por lo que en una mujer con carácter genital al ver aumentada su
carga energética, su campo áurico se amplía y se producen cambios
perceptivos e incluso extrasensoriales muy interesantes durante sus
embarazos.

IV. EL TRIANGULO INTERACCIOIMAL DE LA VIDA INTRAUTERINA.


Esto crea una interacción triangular fundamental para que «este período
crítico en la constitución del sistema orgonótico de funcionamiento, que se
constata en el grado de orgonidad y de capacidad pulsatoria de los tejidos,
determine un alto grado de actividad pulsatoria del plasma» {Reich, 48, pag.
362), que es la base predisposicional para un estado de salud biofísico
extrauterino.

FIGURA A Triángulo Interaccional de la vida intrauterina


EC.M.

EC.O.I.
P.O.I. *-

EC.M. = (Ecosistema materno: ambiente, partner, etc.). EC.O.I. = (Ecosistema materno: el


biosistema materno). C.P.O.I. = (Capacidad de pulsación del Organismo Intrauterino).
Esta situación triangular la forman (ver figura A) el ecosistema de la madre
(EC.M.) (buenas condiciones infraestructurales, afectivas y sexuales que
conllevan la existencia de un partner disponible dieta favorable sin tóxicos, sin
elementos contaminantes atmosféricos excesivos; situación laboral creativa y
tranquila...) que in-fluye directamente en el biosistema de la madre y en su
situación síquica y también, en ocasiones, de manera directa en el O.l. (sonidos
a partir del quinto mes, radiaciones e indirectamente por las repercusiones en
el biosistema materno); B) el ecosistema del 0.I. (EC.O.I.) (útero de la madre y
organismo materno que afecta direc-tamente en la capacidad pulsátil del 0.I.. y
en su proceso de tono muscular y de formación positiva del yo biológico y C) la
capacidad de pulsación del 0.I., (C.P.O.I.) que influye directamente en el propio
bisistema materno, continuando el proceso de luminación constante, donde la
descarga del excedente energético mediante «un movimiento mecánico —
convulsiones orgásticas, desprendimiento de calor, según el principio del
potencial mecánico del nivel superior al inferior— se realiza en la madre con el
abrazo genital con el partner, y en el O.I. con el crecimiento del Orgonoma
intrauterino, que en 266 días aumenta de tamaño más de mil millones de
veces» (Gessell). «El orgonoma energético desemboca en la formación del
Orgonoma material. La forma de los órganos reproduce la forma del
movimiento primordial de la energía. La orgonoma es la forma geométrica
específica cuyo esquema más puro está constituido por el huevo de gallina, y
que es consecuencia formal del impulso de la energía libre y el freno de la
membrana que la contiene» (Reich, 1951).
Por tanto la dinámica de crecimiento del O.l. tiene lugar según la fórmula del
orgasmo, en constante dialéctica de contracción-expansión donde en los
momentos expansivos se producirán los movimientos clónicos que acompañan
al crecimiento y la formación de órganos, es decir el desarrollo de la
funcionalidad del orgón cósmico sujeto a las influencias filogenéticas y
ambientales.
Puede ser por tanto un triángulo favorecedor para los tres elementos, o
perturbador para todos.

Reich nos dice al respecto: «Las contracciones del embrión de pollo


registrados en películas cinema-tográficas confirman la naturaleza clónico-
pulsatoria del crecimiento embrional. La propia forma vesicular indica que allí
operan las típicas funciones bioe-nergéticas de profusión protoplasmática, que
tan bien pueden estudiarse en las amebas que fluyen libremente. Es lógico
suponer que un útero que se contrae libremente representa un medio mucho
más favorable para el embrión que un útero espástico y anorgonótico. En un
útero orgonóticamente vigoroso, la circulación de la sangre y los líquidos del
cuerpo es más completa y, por ende, el metabolismo energético es más
eficiente. Pero, además, la capacidad de carga de tejido materno se transmite
al embrión, el cual es en realidad una parte funcional de la mucosa uterina. El
embrión participa de las contracciones orgásticas del útero durante el acto
sexual de los padres. No puede ser de otra manera dada la situación
fisiológica-anatómica. Antes del nacimiento se producen también
contracciones evolutivas que desde el punto de vista bioenergético no se
distinguen de las contracciones orgásticas. A eso se suman las contracciones
orgásticas estimuladas por el orgasmo materno. Si por añadidura, el organismo
femenino poseía un alto grado de orgonidad antes del embarazo, las
condiciones bioenergéticas para la orgonidad del embrión son favorables...
Para resumir «EL ALTO GRADO DE ORGONIDAD Y LA POTENCIA
ORGAST/CA DE LOS PADRES, LA AUSENCIA DE ANORGON/A EN EL
ÚTERO. LA AUSENCIA DE BACILOS T Y DE EXCESO DE C02 EN SANGRE
MATERNA, SON LOS REQUISITOS BIOSOCIALES PARA LA FUERTE
ORGONIDAD DEL SER EN ESTADO EMBRIONARIO» (Reich 1948, pág. 361-
362).
Pero no hay que olvidar que Reich, como Portman, Mahler, Spitz y otros
autores que hemos citado en este trabajo insisten en que el animal humano,
por su posición bípeda nace muy pronto, nace inmaduro, por esto-, LA VIDA
INTRAUTERINA ES SOLO UNA PARTE DE UN CONTINUUM QUE INCLUYE
EL PARTO Y LA FASE ORAL PRIMARIA (HASTA LOS 2 AÑOS DE VIDA).
Continuum que es donde se gestan las raíces del futuro árbol.
«Si en lugar de fijar la terminación del proceso de desarrollo embrional en el
parto, lo establecemos alrededor de los 10 ó 12 meses de vida extrauterina, —
es decir en el momento en que se reúnen todas las bifurcaciones, para
constituir un biosistema unitario y coordinado- habremos abarcado EL
PERIODO CRITICO BIOFISICO, DECISIVO PARA EL FUNCIONAMIENTO
BIOENERGETICO. EL PERIODO CRITICO PARA EL DESARROLLO
SÍQUICO ESTA COMPRENDIDO, EN TÉRMINOS GENERALES, ENTRE EL
TERCERO Y QUINTO AÑO DE VIDA. SU RESULTADO ESTA
CONDICIONADO, EN GRAN MEDIDA, POR EL CURSO DEL CRITICO
PERIODO BIOFISICO PRECEDENTE. Es en esta fase biofísica precedente
donde debe buscarse la solución del misterioso hecho de que, después del
tratamiento con la orgonterapia, cuando se han elaborado todos los
mecanismos patológicos, queda algo INTANGIBLE: una inmodificable
desesperanza en la actividad vital, una pasividad del organismo, una
irritabilidad, en resumen lo que la siquiatría clásica solía definir co-mo
«disposición innata» (Reich 1948, págs. 362-363).
Vemos, por tanto como Reich nos indica la necesidad de poner medidas
profilácticas en la vida intrauterina, porque no solo encontramos una situación
de nirvana, sino que en la mayoría de los casos hay un impacto biofísico en la
estructura básica del neonato. Pero tampoco da una total responsabilidad a
este periodo en la patogénesis del adulto, pues, llega a decir, «en condiciones
de salud durante la gestación, la predisposición para una biopatía carcino-
matosa o para una anorgonía se hace así poco probable, aunque no del todo
imposible, pues las influencias destructivas en etapas ulteriores pueden llevar
al organismo más vigoroso a la resignación y al encogimiento» (Reich, 1948,
pág. 362).

V. BIOPATIAS Y VIDA INTRAUTERINA


Vemos, pues, cómo entrar en el terreno de la alteración patológica del O.I.
supone introducirnos en el terreno de las BIOPATIAS, o «procesos patológicos
que se cumplen en el aparato autónomo vital... siendo un trastorno de la
función natural de pulsación en la totalidad del organismo» (Reich 1948, págs.
154-155). «El encogi-miento biopático comienza con un crónico predominio de
la contracción y con la inhibición de la expansión del sistema nervioso
autónomo» (idem, 1 57). Y dentro de las Biopatías (cardiovasculares de la piel,
de retracción carcinomatosa...) se encuentra la esquizofrénica, que F. Navarro
prefiere llamar SICOSIS, porque «esta palabra indica una separación entre
intelecto y sentimiento y según esto todos seríamos esquizofrénicos» (Navarro,
1986).
«Comprendemos ahora por qué la disociación esquizofrénica se encuentra
arraigada con tanta claridad en el desarrollo pre-nataI y posnatal inmediato:
toda severa perturbación ocurrida durante el proceso de coordinación
organísmica constituye un punto débil de la personalidad en el cual más
adelante en determinadas condiciones emocionales tiene las máximas
probabilidades de asentarse la falta de coordinación esquizofréncia... El
esquizofrénico no regrede al útero materno, lo que le ocurre es que cae víctima
de la misma escisión sufrida en la coordinación de su organismo cuando se
hallaba en la amortiguada matriz de la madre; pues ha conservado esta es-
cisión para toda su vida. SON ESTAS FUNCIONES ACTUALES, PRESENTES,
DEL ORGANISMO Y NO HECHOS HISTÓRICOS» (Reich, 1948b, pág. 446).
Esto significa que la verdadera sicosis tiene su génesis en el «miedo
embrionario», donde al no haber funcionalidad neuromuscular se vive un miedo
de muerte en la célula misma, produciéndose así una perturbación en la
cadena de ADN cuyos iones metálicos rompen las estructuras evolutivas
embrionarias. Es por tanto una respuesta celular con una contracción
irreversible y crónica de la actina y miosina de las células, impidiendo la función
normal del tejido conjuntivo» (Navarro, 1986). Es una respuesta de un
biosistema con una débil pulsación ante un medio (útero de la madre) que le es
hostil y le comunica —con su baja pulsación y carga energética— una
sensación de axfisia, de desnutrición, de hambre. Y ese hambre, provoca
cambios irreversibles en su proceso de coordinación titular y organística. Es la
situación hioorgonótica que va a acompañar a ese nuevo ser, si consigue llegar
al momento del parto. Y para no morir totalmente, se contrae y se adapta a
funcionar con un nivel metabólico basal reducida.» Sabemos por Moskins
(1946) que el B.M.R. (índice basal metabólico) está reducido en pacientes
esquizofrénicos (Konia, 1971).
Si la pulsación de la madre es favorable y el embrión se organiza y se
desarrolla, el feto tiene ya una posible respuesta defensiva neurovegetativa
ante el stress y el miedo. La contracción repercutirá en la integración funcional
neurovegetativa entre el cerebro visceral y el desarrollo del córtex, mediatizado
por los telerreceptores. Recibiendo segregaciones hormonales que favorecerán
la tendencia a la simpaticotonía primaria y «a la inmovilidad energética del
primer nivel» (Navarro, 85).
Durante todo este período hay otro elemento descrito por Reich y que
favorece el proceso biopático. «Cuando en la sangre materna hay un gran
número de bacilos T suficientemente virulentos durante el embarazo, el hijo
tiene que resultar infectado» (Reich, 1 948) y son los bacilos t, junto a una
escasa orgonidad vital que los pueda anular lo que facilita una acción
carcinógena.
También tenemos otro factor, el de la débil respiración de la madre que
ocasiona una sangre con poca oxigenación que facilita en el feto una carencia
de oxígeno-energía, y un exceso de C02. Esto tendrá una repercusión directa
en el momento del parto, especialmente si hay peligro de traumatismo fetal, al
prolongarse la salida uterina por impedimentos fisiológicos o musculares de la
madre, sufriendo una cierta anoxia cerebral al no poder respirar
bronquialmente. Esta situación patológica será más o menos gravé según la
reserva de glucógeno que el feto haya realizado, y esto depende de la
oxigenación que ha recibido en el útero. A mayor reserva de glu-cógeno mayor
período de tiempo que no necesita respirar en un estado de alarma en el parto
sin tener repercusiones vitales.

VI. APORTACIONES CLÍNICAS


La experiencia intrauterina es individual. En cada persona se ha desarrollado
de una manera cualitativa y cuantitativamente diferente. Y esa experiencia hay
que vincularla a las condiciones —desde una perspectiva de interrelación e
interacción de funciones — , del ecosistema del O.I., fundamentalmente con la
madre. Por ello un Organismo materno (O.M.) hipoorgonótico, es decir
con una estructura sicótica (Serrano, 1987) facilitará a su futuro niño-a una
nutrición vital", bioenergética, carente, viviendo el O.I., si no se ponen
soluciones, un MIEDO ESTRESSANTE (Navarro, 85) que al no poder filtrar con
el intelecto, utilizando mecanismos de defensa racionales, será cada una de
sus células las que recibirá el impacto contrayéndose su núcleo, y
disminuyendo gravemente su capacidad de pulsación plasmática, como hemos
visto a lo largo de este trabajo. Ahí están las bases bioenergéticas y nucleares,
biológicas del deterioro biopático primario que se manifestará clínicamente
antes o después, dependiendo de las compensaciones y refuerzos posteriores.
Por eso la persona biopática siempre necesita tener a su lado una madre-útero,
que si la encuentra frenará su pánico celular, pero si las situaciones posteriores
le impiden nutrirse de forma permanente, su biosistema irá languideciendo,
predispuesto por la toxemia de los bacilos T de la madre.
Una mujer embarazada con una «estructura borderline» (Serrano, 1987), le
facilita a su O.l. una matriz con una cierta pulsación plasmática, que si bien
«vivirá con insatisfacción» le sabrá a poco, no le produce un dolor ni una
experiencia de pánico determinante para su asentamiento y organización
celular, pero recibirá poca oxigenación sanguínea de su madre, y una invasión
hormonal desestabilizadora para sus débiles circuitos integradores, fruto de la
imposibilidad de contacto de la madre borderline, que le impide vivir
conscientemente sus emociones nuevas de embarazo, con las con-siguientes
reacciones neurovegetativas que irán predisponiendo al feto a una
simpaticotonía, a una disminución de tono muscular y a una «organización del
yo desorganizada». En estos casos la experiencia del parto, y la relación
objetal neonatal será fundamental para asentar la predisposición biopática y un
fuerte núcleo sicótico, o para compensar esa desorganización con una buena
relación objetal, —cosa no fácil en una estructura borderline— que le permitirá
una estructuración caracterial, con una tendencia al desarrollo de una biopatía
secundaria.
Por último, para que se comprenda la necesidad de situar siempre
dialécticamente los fenómenos humanos y relaciónales que nos permitirá
enriquecer nuestra sistemática de diagnóstico y clínica terapéutica, podemos
ver como en el caso de una mujer embarazada con una estructura
neurótica» (Serrano, 87), el O,I,., puede tener un pasaje intrauterino fluctuante,
pero sin grandes heridas, siempre y cuando el ecosistema de la madre
(relación sicosexual positiva-normalizada con el partner, situación
infraestructura! y coyuntural estable y condiciones médicas favorables) se
mantenga en unas condiciones favorables que no ayuden a la desorganización
de la coraza caracteromuscular que sufre toda mujer neurótica en el embarazo.
Y esto será fundamental para la estructuración caracterial (digo caracterial para
diferenciarlo de estructuración yoica. Entiendo el YO, como la potencialidad, y
CARÁCTER, como la adaptación del yo al medio histórico concreto limitado y
destructivo), que le permita una normalización futura. Es lógico pensar que
siempre habrá una cierta carencia nutritiva fetal, pero éste ya se defiende del
exterior con la tensión auditiva, una tendencia a hipooxigenar y una cierta
simpaticotonía.
Por tanto, a partir de que el O.I., desde el 6.° mes, tiene la capacidad de
responder neurovegetativamente ante los estímulos del medio, podemos
afirmar que la predisposición a la formación de la coraza muscular y la génesis
de la misma comenzará ya en la vida intrauterina como mecanismo
homeostático ante estímulos desequilibradores y de ataque de su ecosistema o
del medio exterior.
En relación a este punto, en mi trabajo con la Vegetoterapia
caracteroanalitíca he observado como recuperando una buena pulsación
plasmática, y una adecuada circulación bioenergética acompañada de un buen
CONTACTO intra y extrasíquico, el sujeto alcanza una capacidad de
autorregulación y de salud favorable, y que sólo en las estructuras sicóticas el
HILO ROJO (REICH), es decir el eje nuclear ante lo que gira toda su
problemática, ha sido su pánico caótico dinámicamente hablando, y su
hipoorgonia intrauterina, que me ha obligado a realizar el trabajo de
«Maternage» que ahora brevemente describiré. A partir de este «nacimiento»
terapéutico el sujeto ha podido empezar a estar en el aquí y ahora y a
organizar su carácter. En el resto de estructuras, el HILO ROJO se centra más
en elementos vinculados a la lactancia y a la relación edípica-angustia de
castración.
En las personas donde se observa en la terapia una esta problemática
intrauterina es donde la metodología de la Vegetoterapia caracteroanalítica se
tiene que ver enriquecida con herramientas mucho más vinculadas al terreno
de lo energético3 y de lo epidérmico, de los sentidos y de lo «mágico», antes
que al músculo, a la palabra o análisis simbólico. Pero no debemos caer en el
error de pretender que toda persona con una problemática determinada deba
reencontrar un útero más favorable, y que nuestro trabajo terapéutico como
vegetoterapeutas se encamine hacia ese objetivo, porque estaríamos
«perdiendo el punto». Es el HILO ROJO, repito, lo que nos permite, estirándolo,
sacar el ovillo. Y sólo en las estructuras sicóticas ese hilo rojo está vinculado a
la vida intrauterina. Para no «perder el punto», es importante manejar
adecuadamente un diagnóstico inicial y diferencial, y utilizar nuestras
intuiciones subjetivas en la relación terapéutica para saber cual debe de ser
nuestra presencia.
Partiendo de lo que decía REICH en 1949 de que «la estructura de carácter y
el sentido de la percepción del observador son los instrumentos más
importantes, sino los decisivos, de la investigación natural —(no por casualidad
todo orgonterapeuta ha realizado antes su vegetoterapia personal, y sigue con
la terapia ad-vitam) —, describo algunas de mis sensaciones trabajando con
pacientes de estas características.
Durante algunas de estas sesiones empiezo a sentir tensión occipital,
necesidad de respirar profundamente, aumento de sudoración con sensaciones
de calor y frío, sed, ganas de orinar acompañado de un cierto decaimiento y
fatiga. Este cuadro sintomático permanece durante unos minutos e incluso
algunas horas, y hasta recuperar mi estado normal. Comentándolo con algunos
de mis colegas coinciden en esta sintomatología, Reich en varios de sus textos
describe los efectos del D.O.R.4, o energía estancada o negativa y su
metabolización:
(3) Actualmente estamos combinando la vegetoterapia con el uso del 0R.AC (Acumulador de energía orgónica y la
Audiosicofonología.

«El organismo metaboliza aparentemente la energía Or en D.Or., que es


expulsada bajo la forma de C02 en la orina (productos NH3), las heces, el sudor
y las exudaciones gaseosas» (Reich, 1 956, pág. 6). Por esto hipotetizo que, al
abrir nuestro campo energético en la función terapéutica y estar en contacto
con el paciente sicótico, y éste a su vez estar ávido energéticamente hablando,
se produce una posible reacción dialéctica. A saber: en el proceso de
intercambio que se produce con el contacto entre el campo energético del
terapeuta y el del paciente sicótico, el terapeuta secuestra D.O.R. del paciente
facilitándole su circulación energética y por tanto su capacidad de carga del
exterior, con lo que el lugar donde se realiza la terapia se convierte en el útero
del paciente, favorecido por el secuestro del D.Or del paciente por el terapeuta
(organismo más cargado siguiendo la ley del potencial orgonómico).
Esta es una hipótesis que tendrá que confirmarse con experimentación física
en su día, pero que explicaría las reacciones vegetativas del terapeuta como
necesidad homeostática energética y los cambios progresivos del paciente:
aumento de su temperatura epidérmica, enrojecimiento de la piel, sensaciones
de vigor, de plenitud, de contacto, aumento de sus funciones de micción,
defecación y sudoración... Por ello creo que, si bien no es equivalente el
maternaje del terapeuta con el paciente sicótico al acaecido en el útero
materno entre el O.l. y el O.M., —pues en este último caso ambos se ven
favorecidos del fenómeno de lum¡nación al aumentar la ca-pacidad de carga
del biosistema materno con un carácter genital, que el permite absorver más
energía del exterior y así verse nutrido el O.I., sin desestabilizarse su
organismo materno—, sí que hay un punto común. El de facilitar la capacidad
de carga energética. Pues en el caso del sicótico, como hemos visto, el lugar
donde está con el terapeuta sesión tras sesión, pasa a ser el útero, durante el
tiempo que necesite para desarrollar esta nutrición vital. Porque es en él donde
tiene más capacidad de carga y por tanto se percibe como que se siente
protegido, comprendido, caliente, seguro y fortalecido. Y esto, se personaliza
por asociación a la figura del terapeuta, que pasa a ser una especie de madre
adoptiva, y a partir de este vínculo terapéutico se puede desarrollar el proceso
de crecimiento y de envestimiento yoico. Pero, repito no creo que sea el
terapeuta el que «carga» al paciente o le «da» energía directamente, sino que
es por un proceso indirecto. El terapeuta se carga temporalmente del D.O.R. o
energía estancada del paciente, que es la que impide que su epidermis y sus
telerreceptores desarrollen su función. Por ello el terapeuta tiene que tener una
capacidad de metabolización del D.O.r., importante si trabaja con sicóticos, o
poner medios para favorecerlo (cámara de aislamiento sensorial, sauna...)
porque de lo contrario puede poner en peligro su propia salud. Tengo intención
de ampliar estos últimos conceptos en un posterior artículo por lo que no me
extenderé más en ello. Es, por tanto, esta apertura de nuestro campo
energético, que supone una «presencia» real y activa del terapeuta, junto con
el masaje y el trabajo técnico con los ojos del paciente utilizándola linterna 5y
sus oídos, es decir con el primer segmento, cómo el paciente va organizando
su carácter que, en muchas ocasiones y durante un tiempo, tendrá rasgos
similares a los del terapeuta, pues, como dice F. Navarro, se produce una
simbiosis identificativa muy fuerte durante el primer período de la terapia.
Situación que irá cambiando a lo largo del proceso terapéutico.
(4) D.O.R. (Deadly Orgone Radiation), energía orgonómica estancada, fruto del estasis producido por un bloqueo
muscumuscular. A más D.O.R. menos capacidad de carga

Asimismo, la receptividad del sicótico, por su gran avidez de «todo» (he


tenido algún paciente que compensaba esta avidez parcialmente leyendo todo
lo que caía en sus manos, y escuchando toda la música que podía), está «ojo
avizor» de su terapeuta, y muchas veces esta vulnerabilidad del terapeuta,
aunque te sitúes detrás de la mesa o llegues a la consulta con un traje de
astronauta, exige que — rompiendo la norma terapéutica— debas permitir que
el paciente «entre en tu vida» (durante el tiempo de la sesión). Así, necesitará
saber cosas del terapeuta, de su vida privada. Y, en mi práctica clínica, he
sentido que debía contestar estas preguntas. Aquí no vale la frase «estamos
analizando problemas, no los míos». Creo que el ser consciente de esto
evitaría algunos problemas fuertes en la relación terapéutica con el sicótico.
Por ejemplo, el miedo no manifestó de un terapeuta ante un paciente (por crisis
destructiva, manifestación sexual...) es percibido por el sicótico, y éste para no
vivir su propio pánico puede ser terriblemente destructivo contra aquello que le
pone en contacto con su miedo (¿agresiones físicas a los terapeutas?).
(5) Técnica desarrollada por B. Goldenberg (citado en E. Baker, 1969, pág. 72)
Termino anotando que en la Vegetoterapia con estos pacientes no he tenido
nunca casos en los que se llegue a recordar episodios intrauterinos, o sucesos
de la madre durante la estancia intrauterina, pero sí se observan reacciones
corporales vegetativas y energéticas, así como sensaciones y sueños que
hacen referencia a situaciones prenatales y perinatales como las descritas
anteriormente.
He querido reflejar en este artículo mí impresión de que el trabajo
orgonterapéutico con el sicótico, nos está diciendo muchas cosas sobre la
experiencia intrauterina, y a la par el trabajo con la vida intrauterina en profilaxis
durante el embarazo (ver artículo de M. S. Pinuaga) nos dice muchas cosas
sobre el sicótico. Una vez más se impone el trabajo en equipo. La
interdisciplinariedad apoyada en la sistemática del funcionalismo orgonómico.

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APUNTES SOBRE LA EMBRIOLOGÍA (1)

GENOVINO FERRI(2)

Observación
El fin de esta observación, que adjunta una breve e incompleta síntesis de los
sucesos más significativos de la vida intrauterina, es inducir a una relectura en
clave de funcionalismo orgonómico, de la fisiología y desarrollo de dicho
período presentando la perspectiva y las consideraciones-conclusiones
siguientes.

Perspectiva
El hombre viviente, núcleo focalizado de energía cósmica, muy organizado y
especializado, en su crecimiento vital (progresión del estado energético
biofisiológico siempre mayor) se encuentra en un juego de separación-
aproximación a un sistema estático, tendiendo siempre a una mayor
funcionalidad y utiliza medios apropiados para la economía energética de cada
estado siendo proporcional y especificad cada uno de ellos.
En esta progresiva evolución biofisiológica vemos, además del suceso
fundamental que apunta más claramente el momento de separación-
aproximación, los momentos del pasaje a este estado que definen
consecuentemente la fase.
Con esta óptica orgonómica sistémica, espero aportar algo más de claridad a
la vida intrauterina, zona un poco oscura de la literatura analítica.
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(1) Comunicación en el Congreso de la S.E.O.R. 1984 en Grenoble. Traducido por Miquel García y Rosa Clemente.
(2) Neuropsiquiatra, orgonterapeuta de la S.E.OR.

Las dos fases de la vida intrauterina

1) Primera fase o fase de la energía autógena, propia u original.


Abarca desde la fecundación (nacimiento del nuevo núcleo energético) hasta
el anidamiento: el medio específico de esta fase es la creación de la blástula
que parte del pequeño núcleo.
A mi parecer el quantum de energía original, responsable de la formación de
la blástula, tiene una relación y una variable que considero muy importante. La
vitalidad de un espermatozoo y además la vitalidad de un óvulo, depende, y por
lo tanto es, expresión del séptimo nivel (pelvis) y del conjunto de la persona.
Ya que el nuevo núcleo proviene de un acto de amor, partiendo de unas
condiciones adecuadas, me parece correcto pensar que se produzca una
dotación energética, producto de una «LUMINACIÓN» de la pareja que se
complementaría con un útero acogedor, abierto, nutriente, plástico-genético.
El quantum energético del nuevo núcleo por consiguiente es fundamental
para los siete primeros días: de hecho la energía consumida para la
segmentación es autógena y bajo la influencia inhibidora de la secreción de la
trompa pone a punto la creación de la blástula. La calidad energética del líquido
absorvido, ya expresión del campo energético del útero, concurre y repercute
claramente a la creciente potencialidad invasio-agresivo-expansiva de aquel
extraordinario elemento-tejido que es el trofoblasto (ya presente en el quinto
día de la fecundación).
Se intuyen ya los primitivos signos del circuito funcional niño-madre.
2) Segunda fase que llamo trofo-umbilical.
El momento de separación-aproximación a ésta, de la fase precedente, está
representado por el anidamiento.
Este va del séptimo día de la fecundación hasta el parto (nacimiento
extrauterino) y el medio específico está constituido por el trofoblasto, soporte
de la función umbilical.
La considero en sentido absoluto la fase biológica más determinante de la
vida de un ser, expresión de una fundamental oralidad primaria que precede
tanto cualitativamente como cuantitativamente a la fase oral (biológica) del
pezón.
Me explico mejor: si la oralidad es condición de la necesidad energética
variable, cíclica o constante, fisiológica o patológica, entonces nada mejor la
definiría que la condición de este pequeño núcleo. Este, por la pulsión vital, se
estructura absorviendo energía y lo realiza con los medios que tiene.
Observo cómo y cuándo sucede: Gastada la energía autógena, el pequeño
núcleo absorve líquido, se robustece y estructura el trofoblasto para afrontar el
primer momento crítico de la vida: el anidamiento.
Este deberá agarrarse a la pared uterina e infiltrar minuciosa y ávidamente la
raíz succionante, la ramificación trofoblástica. (Reparar en que las células
trofoblásticas poseen una sustancia cuya mayor parte es seguramente
glucógeno, material energético).
En la implantación comenzará a coger, o mejor, a succionar energía que será
la energía específica del útero); la gran oralidad del embrión se nutrirá del
séptimo nivel y de la globalidad de la madre.
A medida que este proceso sucede, e! área embrionaria se mueve al centro
por lo tanto se distancia del trofoblasto que permanece como superficie
absorvente (parte fetal de la placenta, en contacto con la parte materna de la
placenta) formándose el cordón umbilical que permite cubrir la distancia que
separa el embrión-feto del trofoblasto. El cordón es una estructura muy
elástica: puede alargarse hasta tres veces lo normal; el cordón umbilical se
convierte así en el eje portante o río de energía materno fetal, expresión de la
creciente riqueza energética de la organización del pequeño núcleo, junto a la
estructuración de la placenta; y todo esto termina en el parto, nuevo momento
del pasaje a otro estado y a otro medio.
Si la función de la boca es la oralidad, entonces me parece que es.necesario
redefinir la zona umbilical (diafragmática-abdominal o bien visceral), como la
primera «gran boca».
El testimonio de la prevalencia de esta zona viene indicada también por el
aspecto extrauterino; en un nacimiento el abdomen de un neonato está tenso y
voluminoso, tanto por la presencia de los gases intestinales como por las
visceras y por el hígado que ha sido durante el embarazo un órgano
hemopoyético y en el neonato es el centro metabólico, siendo la respiración
diafragmática.
Algunas consideraciones-conclusiones
Hablamos pues de la implantación uterina, que se realiza en fase
trofoumbilical y que actúa como primera gran boca determinada por el espesor-
densidad energética, y para la anorgonía e hiperorgonía del pequeño núcleo,
según el potencial de los dos campos energéticos..
De esto surge una distinción clínica fundamental que aporto
esquemáticamente.
La psicosis se genera en la vida intrauterina, en base a una anorgonía de
fondo de la fase trofo-umbilical y de la primera gran boca.
Las fases sucesivas (oral, anal, fálica) van a sustentarse y estratificarse
sobre este quantum-terreno originario.
La neurosis se genera en la vida extrauterina; las fases siguientes van a
sustentarse y a ser determinantes por un quantum-terreno medio ambiental.
2) Creo que podemos preveer el indicio de la psicosis en los primeros días
de la vida intrauterina. La psicosis se estructura fundamentalmente en el
período embrionario (período de prevalencia de la formación sobre el
crecimiento, de la cualidad sobre la cantidad),se completa en el período fetal
(período de prevalencia del crecimiento sobre la formación, de la cantidad
sobre la cualidad) y es confirmado, o progresivamente enmascarado en las
sucesivas fases; en definitiva la fase trofoumbilical.
3) La psicosis puede ser observada y sentida mayormente como derivado
ectodérmico, por lo tanto ligado la vida de relación, estrato de separación,
encuentro de sí con el otro.
Esto no quiere significar, sin embargo, que el mesodermo y el endodermo no
estén relacionados, sino que están interesados tal vez en menor medida.
También esta capa es nutriente de la primera gran boca y de la misma energía,
solo que no ocupa la línea de separación del yo-otro, al no estar expuesta
directamente al campo uterino.
Una pequeña reflexión interrogativa: la cavidad oral tiene un revestimiento
epitelial en la parte interior, de naturaleza ectodérmica y por lo tanto, en la fase
oral, el «sabor» de la leche del pezón ¿no estará ya prevista y determinada en
buena parte?
4) La estructura del sistema límbico deriva de la formación olfativa
embrionaria, y es el determinante de la modulación emotiva del
comportamiento.
Se define como cerebro visceral, en cuanto que sus circuitos y asociaciones
tienen aferencias orales, auditivas, visuales, olfativas, somáticas y viscerales.
Sostengo que la aferencias viscerales, o bien provinientes de la primera gran
boca, estando completamente en funcionamiento en la fase trofoumbilical, van
a informar-impresionar, el primer circuito del sistema límbico, la estratificación
más profunda, ayudada en esto de las primeras aferencias, que convergen,
pero de modo menor, estando todavía, ése, en estado de sub o pre o mejor
TODAVÍA del funcionamiento parcial contemporáneo, madurando y
funcionando plenamente después del nacimiento extrauterino.
Hay que reconocer que el neocortex (eso por lo que el individuo sabe o
conoce) va a edificarse sobre este terreno de fondo.
Así nos encontramos, por ejemplo, con el estrechamiento parcial de la vía
óptica hacia el tercero o cuarto mes de vida extrauterina, que permite el
funcionamiento simultáneo para la focalización de los objetos.
5) Concluyo reafirmando la necesidad de ser «MADRE BIOLÓGICA» solo
cuando «se lo siente», o sea, cuando en el curso de la propia vida una mujer
posee la fluidez y la disponibilidad energética necesaria tal, que pueda gratificar
la gran necesidad (oralidad) del embrión-feto neonato y volver así agradable y
funcional la experiencia con el pequeño.
Cuando se afronta un embarazo en condición de insuficiencia energética, se
genera un «vacío» y se intuye que esta disfunción, crea patología obstétrica,
psiquiátrica y otras.

La vida intrauterina: suceso fisiológico significativo


El desarrollo intrauterino presenta dos períodos:
1) El proceso embrionario fundamental, cuya duración es aproximadamente
los dos primeros meses del ciclo, se define por el proceso de multiplicación
celular, de movimiento del complejo celular y de transformación celular que
lleva gradualmente al embrión a la forma y arquitectura funcional definitiva.
Esto comprende la embriogénesis, que consiste en la constitución He estas
tres fases principales, la morfogénesis durante la cual el nuevo organismo
asume forma y volumen y la organogénesis, corresponde a la edificación del
primer esbozo de los órganos; en otras palabras, se realiza en este período un
proceso de crecimiento fuer-temente cualitativo.
2) El período fetal que va del tercer mes al nacimiento, el feto tiene
prácticamente solo fenómenos de maduración, histogénesis. En este periodo,
aunque no habiendo llegado a su fin el proceso de formación, comienza el de
crecimiento que adquiere una importancia prevalente; en la práctica se produce
un proceso de crecimiento fuertemente cuantitativo.
Profundizando un poco más y puntualizando:
El esperma se deposita en el fondo de la vagina y es posible que con el
orgasmo sexual (cuando ocurre), el útero pulsante aspire el esperma a su
interior. De todos modos, ya por la propia capacidad de; locomoción
(flexibilidad y extensibilidad de la cola, rotación sobre el propio eje, presenta
capacidad reotrópica) favorecido por la alcalinidad de las secreciones del útero
y la trompa (acción quimio-trópica positiva) ese espermatozoo remonte el
interior de la trompa hasta encontrar el óvulo.
Un espermatozoo penetra en el interior del huevo y se produce así la
fecundación, fusión de dos elementos sexuales, el masculino y el femenino en
una sola cédula (cigoto).
Comienza el desarrollo del nuevo organismo, representado en una célula con
un acto de división, al cual sigue otra división continuada, completándose la
«segmentación del huevo».
La penetración del espermatozoo y la división celular es probablemente
efecto de la lisozima, enzima presente en la cabeza del espermatozoo.
Cuando las células han alcanzado la amplitud característica de la especie, la
segmentación llega a su término; hasta este momento la célula se formaba a
partir de las sustancias acumuladas en el mismo huevo.
Recordemos que el huevo va a segmentarse mientras desciende y que
bañado en las secreciones aumenta de volumen por absorción de líquidos.
Cuando después del cuarto día alcanza el útero, está constituido por muchas
células dispuestas de manera que forman una esfera cava: los blastocitos. Por
un poco más de tiempo el blastocelo todavía no toma contacto con la pared del
útero, sino que flota en virtud de un grado de presión vigente entre el cuello y el
fondo del útero, fluctúa por dos o tres días y absorve líquido, aumenta aún más
de volumen para afrontar el anidamiento. Durante ese tiempo está diferenciado
en dos estratos, uno externo (trofoblasto) que se pone en contacto con el
epitelio endometrial y otro interno que constituye el área embrionaria.
Examino primero lo que sucede en el estrato interno.
Ciertamente en el blastocito humano de 7 días, un pequeño grupo celular de
la masa celular interna, está destinada a ser cuerpo del embrión: todas las
otras, junto a la pared del blastocito, fomentando el trofoblasto.
Es a la actividad del trofoblasto y a los movimientos ameboides de sus
células, que se implante en el espesor del tejido materno del huevo y su
alimentación, y no sólo por su actividad endocrina sino también el
mantenimiento del embarazo.
El trofoblasto erosiona activamente y destruye el epitelio uterino permitiendo
al blastocito profundizar en el estroma del soporte «el anidamiento del huevo
en el útero es un proceso activo del huevo mismo».
En el undécimo día el blastocito se encuentra incluido en el espesor del
endometrio, el trofoblasto ha formado una red espesa que rodea
completamente el área embrionaria, mientras que el epitelio uterino ha
reparado la brecha formada por la implantación del huevo.
Aumentando interiormente de volumen (el trofoblasto permite la inhibición de
las sustancias nutritivas), el huevo llena la mucosa y se desplaza en todas las
direcciones, permaneciendo inmerso en una cierta cantidad de sangre materna,
en un espacio bascular que toma el nombre de cámara incubatriz.
Mientras tanto, a medida que se asiste al desarrollo del huevo, la mucosa del
útero sufre una transformación particular por acción del huevo mismo, que la
vuelve apta para proceder a su propio desarrollo. Este endometrio así
transformado, «cae» después del parto, por eso se le llama «decidua».
La transformación decidual se completa algún día después del anidamiento.
La decidua basal es el estrato de la decidua entre el huevo y la musculatura
del útero, y participará en la formación de la placenta.
El crecimiento de las vellosidades se hace más activo, claramente, en esta
zona, que después es la misma cavidad que forma el eshozo del embrión en el
huevo.
Algunas vellosidades, liberadas del conjunto de las otras, van a adherirse a la
decidua basal, que presenta láminas de naturaleza correctiva, el espacio
intervelloso.
En este punto el lado materno de la placenta se divide por los espacios
¡ntervellosos en veinticinco unidades llamadas cotiledones, con cada uno de
los cuales existe una vellosidad principal.
El número de los cotiledones permanecerá fijo durante todo el embarazo. En
estas lagunas (espacio intervelloso) circula la sangre materna proveniente de la
arteria útero placentaria. El trofoblasto de las vellosidades es directamente
expuesto a la sangre materna.
Examino ahora lo que sucede en el estrato interno del blastocito (area
embrionaria). Después de la segmentación, el embrión procedo a la colocación
de los variados materiales celulares en su sede definitiva: es ésta la
gastrulación que consiste en la separación variada y complicada del
blastomero, colocándose cada parte en su ubicación definitiva. Se determina,
por esto, la importante transformación que precede a los primeros fenómenos
plásticos del desarrollo del embrión.
Al finalizar la gastrulación, se ha realizado un primer boceto del futuro ser:
una parte del material que permanece en el exterior representa al ectodermo;
todo el resto el material inmigrado de alguna manera al interior de la gástrula,
proviene del endodermo y el mesodermo.
A medida que se desarrollan y perfeccionan esas tres capas se derivan de
ellos los diversos órganos y estructuras: este es el proceso general de la
morfogénesis, que comprende la diferenciaciónde las capas, la formación de
sus derivados y el proceso de la organogénesis, ambos estrechamente
concatenados.
Utilizo para estos procesos un esquema resumido:

Morfogénesis
1) Del ectodermo:
a) Epiblasto.
— Epidermis y piel, uñas, epitelio de las glándulas sudoríparas.
— Epitelio del revestimiento glandular del vestíbulo de la boca,de la parte interior
de la cavidad oral y de la cavidad nasal.
— Epitelio de los últimos trozos del canal digestivo, genital y urinario.
— Cresta dental.
— Silla de Rathke que formará la adenohipófisis.
— Lente del cristalino, epitelio corneal y epitelio externo de la membrana del
tímpano.
— Epitelio sensorial olfativo.
— Órgano de Corti para la audición y crestas ampulares para el equilibrio.
b) Tubo neural:
— Encéfalo y médula.
— Vesículas ópticas, retina y nervios ópticos.
— Músculo liso del iris.
c) Cresta ganglionar.
— Ganglio sensitivo y espinal con el nervio sensitivo y raíz posterior de la médula
espinal.
— Ganglio simpático y su nervio.
— Sustancia medular de la cápsula suparrenal.
— Células de Schwann del nervio periférico.

2) Del Endodermo:
— Epitelio del revestimiento y glándula del canal alimentario tracto inicial y final.
— Epitelio de la trompa auditiva y de la cavidad del oido medio.
— Epitelio de la amígdala, parótidas, timo, tiroides.
— Epitelio del hígado y del páncreas.
— Epitelio de la laringe, tráquea, bronquios y alveolos pulmonares.
— Epitelio de la vejiga urinaria, uretra femenina, parte basal de la vejiga, parte de
la uretra masculina, próstata.

3) Del mesodermo:
a) Mesenquima.
— Aparato esquelético, óseo, cartilaginoso, fibroso.
—Dermis e hipodermis cutáneos, sustento de todos los órganos, membranas y
músculos, de los tendones, de los expansivos nerviosos periféricos, de la
cavidad sinovial de las articulaciones.
Gran parte del tejido vascular sanguíneo y linfático, médula de los órganos
hematopoyéticos.
— Musculatura lisa de los diversos aparatos.
b) Músculos estriados del cuerpo.
c) Riñón.
d) Miocardio.
e) Epicardio.
f) Gónadas.
g) Aparato genital.
Organogénesis
Órgano: Médula espinal; semana de formación completa: 20.
Cerebro; 28.
Oído; 20-24.
Olfato; 8.
Gusto; 24-28.
Sistema respiratorio; 24-28.
Corazón; 6.
Sistema gastro-intestinal; 24.
Hígado; 12.
Riñón; 12.
Genitales; 7. '
Cara; 8.
Otros puntos significativos
A los 30 días se reconoce la cabeza y la estremidad caudal.
A los 18 días esbozo del corazón y de la placa auditiva.
A los 24 días esbozo del tubo neural.
A los 26 días esbozo del tubo superior.
A los 28 días placa óptica, pulmones, páncreas inferior.
A los 30 días, placa olfativa.
A los 42 días, mano.
41
A los 60 días, cordón umbilical. La función sináptica está suficientemente
desarrollada, se puede flexionar el cuello y el tronco.
A los 70 días, tenues ondas peristálticas intestinales, los estímulos locales
pueden provocar respuestas como: apertura de la boca, cierre incompleto de
los dedos de la mano y flexión plantar de los dedos del pié.
Al 4.° mes, movimientos de deglución.
Al 6.° mes, reflejo de succión.
Una última anotación: sobre la precocísima particularidad de una estructura
especial.
En el origen el embrión está unido a la pared por el pedúnculo abdominal
(17-18 día). Este se encuentra primero en la continuación del extremo caudal
del embrión, después se sitúa ventralmente en el ombligo cutáneo.
El pedúnculo abdominal será la parte fundamental del cordón umbilical (el
cual ya será distinguible al 60 día) y origen de otras estructuras, en especial de
los vasos umbilicales que unen embrión y placenta, o mejor dicho, embrión y
trofoblasto.

BIBLIOGRAFÍA

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Ed. Vallardi.
BLOOM E VAWCETT. «Trattado di istologia.» Ed. Picein.
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FERRI, G. «N. 1, 6, 7, Energía, Carattere e Societá.» Ed. Riza.
42

LAS BIOPATÍAS1

DR. FEDERICO NAVARRO(2)


Reich define como biopatías todos los procesos mórbidos que tienen su
origen en el disfuncionamiento del sistema nervioso autónomo. Por
consecuencia, es el conjunto del sistema plasmático el que se encuentra
perturbado en su función biológica de pulsación. En estas condiciones, se
produce:
- O bien una descarga continua de la energía vital.
- O por el contrario, en estasis de esta energía.
Todo ello como resultado de una tensión crónica del aparato vegetativo
autónomo. Hoy en día se sabe que el sistema nervioso autónomo corresponde
al conjunto de los efectores del sistema neurovegetativo.
Desde un punto de vista clínico, se puede considerar que forman parte de las
biopatías, todas las enfermedades sístémicas y/o degenerativas cuya etiología
es por lo general desconocida para la medicina oficial.
En todas estas enfermedades, la disfunción aparece siempre previa a la
transformación tisular, lo que explica su frecuente desarrollo insidioso. El curso
de las enfermedades biopáticas es imprevisible y en general de larga duración,
con remisiones y exacerbaciones, para terminar en irreversibles. Se trata del
último estadio, donde todo el organismo se encuentra invadido. Muy
frecuentemente, en las biopatías, no es posible localizar la zona anatómica de
comienzo (como en la hipertensión, la arterioesclerosis, las colagenosis, etc.).
(1) Texto de la conferencia dada en México en el marco del Primer Congreso Internacional de Terapias Psico-
corporales. Traducción de Dr. Manuel Redón.
(2) Director de la S.E.Or. (Scuola Europea di Orgonoterapia). Neurosiquiatra

En las manifestaciones biopáticas, el terreno bioenergético es lo


fundamental. El carácter juega su papel de defensa y por consecuencia se le
debe considerar:
— Sea como una copertura.
— Sea como el factor desencadenante del proceso mórbido, cuando la
defensa se derrumba.
Mis investigaciones personales y mi experiencia clínica me permiten clarificar
la definición que Reich da de las biopatías, de la manera siguiente:
— A partir del momento en que sabemos que la emoción primaria negativa
(se podría decir: el estímulo negativo primario) que está en el origen de todos
los transtornos, es el miedo. Se puede localizar la irrupción de este miedo
siguiendo las diferentes épocas de la vida.
Es así como se pueden distinguir:
1) UN miedo embrionario (LAINU).
2) Un miedo fetal.
3) Un miedo neonatal.
4) Un miedo en la edad de la estabilización caracterial (al momento, dónde y
cómo, se resuelva el período edípico).
Los dos primeros tipos de miedo son miedos inconscientes, en el período
embrionario y fetal hay una situación fusional entre el hijo y la madre.
En el período embrionario el predominio biológico es endocrino, mientras que
en el período fetal es neurovegetativo. El período fetal se extiende a los diez
primeros días tras el nacimiento.
El miedo que incide durante estos dos períodos, ocasiona biopatías
primarias, es decir las enfermedades psicosomáticas. Este miedo, es un miedo
de «muerte» de la célula misma (sabemos ahora que existe una memoria
celular) tras un peligro real; se produce así una perturbación en la cadena de
ADN, cuyos soportes vibratorios (los iones metálicos) rompen las estructuras
evolutivas embrionarias.
La respuesta a este miedo durante el período embrionario es celular, se trata
de una contracción irreversible y crónica de la actina y de la miosina de las
células (observaciones hechas en BOULDER). Esta contracción afecta en
particular al tejido conjuntivo, cuya función normal está impedida.
La respuesta, durante el período fetal, es una condición simpaticotónica muy
intensa que ocasiona una contracción del sistema nervioso autónomo, con
tendencia a la cronicidad.
Para asegurar la supervivencia del individuo, la energía se concentra en las
células de la base del cerebro (el «cerebro reptiliano» de Mac León): zona
diencéfalo-hipofisaria, donde están los centros nerviosos vitales.
El miedo fetal es así mismo inconsciente y ocasiona el doloroso y atroz
sentimiento angustiante de «desestructurarse» en (clínica corresponde al
miedo a la disgregación típica de un núcleo psicótico).
Las biopatías de origen embrionario son irreversibles, las de origen fetal
pueden regresar, con la ayuda de terapias convergentes.
La dificultad de verbalización en las enfermedades psicosomáticas, es decir,
las que yo llamo biopatías primarias, es debida a la inmovilización energética
en el primer nivel (base del cerebro, ojos y oídos). Esto impide el paso
energético funcional del primer nivel del segundo, el de la boca (la palabra).
En este caso, la sintomatología se expresa por el lenguaje de los órganos del
cuerpo, en los diferentes niveles reichianos. Se observa pues la relación entre
biopatía y carácter.
El tercer tipo de miedo, el miedo neonatal, provoca:
- O bien las enfermedades somatopsicológicas.
- O bien las biopatías secundarias.
En estos casos, el stres emocional ha actuado durante los 8 ó 9 primeros
meses de la vida: el período simbiótico madre-niño. Este período se caracteriza
por el paso de la prevalencia neurovegetativa a la prevalencia neuromuscular.
Se trata del paso de la «impresionabilidad» emocional (imprinting) al
aprendizaje y utilización del lenguaje expresado o reprimido. Durante este
período comienza la adquisición de la identidad biológica y el patrimonio
inmunitario está en curso de constitución.
En este período, el miedo ha sido consciente y desencadena una respuesta
agua del simpático junto al bloqueo energético de una zona específica del cuerpo,
pero no de la totalidad del organismo (o sea, la formación del carácter).
El cuarto tipo de miedo, que incide tras los primeros nueve meses de vida, provoca
las enfermedades que se pueden definir como somatizaciones y que interesan a
ciertos niveles del cuerpo ( característicos de ciertos caracteres) o las uniones entre
ciertos niveles.
En estos casos, no se puede hablar propiamente de «condiciones
biopáticas» sino solamente de manifestaciones ligadas a la llamada "distonía
neurovegetativa».
Se puede decir que en las biopatías primarias, el sujeto existe pelo con
miedo de ser, mientras que en las secundarias tienen miedo del porvenir
En lo que concierne al aspecto energético, en las biopatías primarias
(embrionéticas) existe una hipoorgonía. En las biopatías fetales, hay una hipo-
orgonía disorgonótica (una mala distribución de la poca energía presente). En
las biopatías neonatales, se trata de una hiperorgonía disorgonótica (mala
distribución de la energía, que se encuentra en exceso). Por último, en las
somatizaciones se trata solamente de una disorgonía.
Desde el punto de vista de la psicopatología, la biopatía embrionaria provoca
lo que puede denominarse la «verdadera psicosis»: el autismo. La biopatía
fetal, conlleva la constitución de un «núcleo psicótico». La neonatal una
situación border-line. El miedo postnatal acarrea las manifestaciones
neuróticas. Estamos de acuerdo con G. FERRI que las define como trastornos
del primer campo energético, del segundo campo energético, del tercero y del
cuarto campo energético.
En todas las biopatías, la simpaticotonía provoca un estasis energético con
insatisfacción sexual (sexual = gratificación, placer en el sentido Reichiano de
la palabra). La excitación sexual se mantiene activa y la repercusión sobre el
cuerpo es una descarga de compensación. Así, en todas las biopatías, el plexo
solar está siempre fuertemente afectado.
Todas las biopatías tienen en común el hecho de que en una primera
aproximación, los sujetos se encuentran resignados a una situación existencial,
por lo que no se produce una adaptación adecuada que pueda provocar una
sana respuesta homeostática.
Esto puede, con el tiempo, provocar un exceso de desintegración tisular e
incluso llegar hasta el colapso energético.
Existen casos donde podemos discernir una hipoorgonía en el biosistema y
una hiper-orgonía muscular (una buena terapia debe provocar una
desomatización). Se trata de sujetos que tienen una coraza interior y a veces,
una coraza exterior.
En lo que concierne al carácter, éste se instala después del nacimiento y
debido a ello el bloqueo del primer nivel (que acarrea un núcleo psicótico) es
origen solamente de biopatías secundarias por lo que éstas pueden regresar.
Todos los demás niveles, con los rasgos del carácter que les son propios,
pueden ser punto de partida de biopatías secundarias, salvo el séptimo nivel
que caracteriza a la histeria y que está en el origen de las somatizaciones de
conversión.
Para terminar, precisemos que son los rasgos del carácter de un individuo los
que dan la clave de la interpretación psicodinámica de una biopatía. Pero, es
preciso distinguir claramente si el terreno biopático es pre o postnata/. Esto nos
va a permitir, si es necesario, aconsejar al paciente que añada a la
vegetoterapia otras terapias auxiliares como la homeopatía, la
audiosicofonología, la dietoterapia, el acumulador de Orgón, la acupuntura, la
osteopatía, etc.

LA EXPERIENCIA DEL EMBARAZO. ORGONTERAPIA PRENATAL

MAITE S..PlNUAGA(1)'

INTRODUCCIÓN
La experiencia del embarazo es, sin duda, una de las más hermosas y
plenas. Su inicio habrá que establecerlo en el momento mismo en que un
hombre y una mujer, que se aman, expresan su «decisión de tener un hijo».
Personalmente pienso que la sensación intensamente emotiva, cálida y alegre
de «elegir» ser padres teniendo en cuenta responsablemente los cambios que
tendrán que afrontar, supone un serio compromiso con la VIDA.
Amarte con ternura, sin reservas, dándose al compañero-a y compartir juntos,
en el abrazo genital orgástico, el deseo consciente de crear la vida de un hijo-a
a quien ya han preparado un lugar en sus vidas, en su casa, al que disponen
ya un buen pedazo de su amor, es sin duda la manera de empezar esa gran
aventura de ser padres.
«La superposición sexual va acompañada de la luminación orgonótica de las
células corporales, de la penetración y fusión de dos sistemas de energía
orgonótica en una sola unidad funcional. En el momento culminante de la
excitación ( = luminación) los dos sistemas orgonóticos convertidos en uno,
descargan su energía en convulsiones clónicas. En este proceso se liberan
sustancias sumamente cargadas (c. espermáticas) las cuales continúan a su
vez la función de superposición, penetración, fusión» (Reich, 49). A partir de
tiste encuentro fusional de las dos células germinativas creando el zigoto, que
irá desarrollándose hasta el embrión y luego el feto (lo que en términos
globales, Serrano denomina Organismo Intrauterino), la fascinante sensación
de crear una vida humana empieza.
Son muchos los estudios, sobre todo sicodinámicos, realizados en torno a la
experiencia del embarazo. Yo me atrevo, no obstante a afirmar, que al igual
que para el estudio del desarrollo sicoafectivo del bebé y niño, los datos a
estudio v, así los resultados hablan de la situación normal ( = neurótica) y
patológica. Con este estudio pretendo contribuir a la tarea de establecer las
bases profilácticas adecuadas que permitan la autorregulación del niño-a desde
el momento mismo del embarazo.
Veamos, por tanto distintos tipos de embarazo, de sensaciones y
sentimientos ligados a ese estado, sus causas y consecuencias. Conociendo
la situación real de la «pareja embarazada» (padre-madre) y el desarrollo
físico y emocional del embarazo, como experiencia bioenergética de la madre,
podemos conocer además la dimensión auténtica de la vida intrauterina del
O.I., base, o de una buena disposición sicofísica vital o de-deficiencias
energéticas estructurales y biopatías posteriores.
(1) Psicóloga. Orgonterapeuta de la S.E.OR, miembro de la E.S.T.-E.R.
EL EMBARAZO EN UN ESTADO NUEVO
Por una parte tienen lugar cambios hormonales (la acción de estrógenos
sobre el mecanismo de las catecolaminas y la acción hipnógena y depresiva de
la progesterona...) que participan en la dinámica sicoafectiva de la futura
madre.
Por otra, dentro de un contexto «normal», como bien denotan serios estudios
sicoanalíticos, acontecen también factores síquicos importantes: la mujer
reactiva viejos fantasmas relacionados con su fase oral y/o su propio desarrollo
neonatal (regresiones, dependencia, infantilismo...), o con su fase edípica (la
sensación física de tener el feto dentro puede reactivar el miedo al castigo por
antiguos deseos incestuosos, así como el sentimiento de estar «completa», no
castrada).
Y por último, ya desde la perspectiva orgonómica se puede hablar de que, en
base al proceso de luminación (ver artículo de X. Serrano en este número),
existe un quantum energético mayor en el biosistema materno, siendo la
capacidad de excitación mayor y también el campo energético externo y su
capacidad de contacto orgonótico.
Es por ello de destacar la importancia de la propia función del orgasmo de la
madre en este período, pues es precisamente la posibilidad de descarga del
excedente energético por medio de las convulsiones orgásticas en el abrazo
genital la que asegura su autorregulación. Y el buen estado energético-
emocional de la madre es el todo para el buen desarrollo del O.l.
Antes de continuar es fundamental establecer claramente las diferencias
entre el embarazo próximo a la salud y el embarazo normal y/o clínico.
50
Yo sigo utilizando un baremo diagnóstico, básicamente igual al utilizado ya
en los años 40 por W. Reich y el equipo de colaboradores en el «Orgonomic
infant research center». (Reich, 1951).
Expuestas de manera breve, las siguientes serían las características que se
observan en un buen embarazo:
A) La mujer embarazada está cercana a la genitalidad con:
- Existencia de una coraza flexible.
- Respiración libre.
- Buen contacto ocular, mirada móvil y brillante.
- Pulsación bioplasmática positiva y capacidad de contacto.
- Ausencia de bloqueo diafragmático y pélvico: potencia orgástica.
- Poseedora de sentimientos cálidos y tiernos hacia su partner y su bebé
deseado.
B) El futuro padre cuenta, así mismo con una buena capacidad de contacto y
de entrega amorosa y orgástica.
C) Se cuenta con unas condiciones infraestructura/es adecuadas para
afrontar las necesidades del nuevo miembro familiar.
Describiré a continuación lo que considero un embarazo normal y/o
patológico:
A) Características de la mujer embarazada:
- Existencia de una coraza rígida o hipoorgonotica.
- Dificultades de contacto o ausencia del mismo.
- Mirada vacía, huidiza, fija, etc.
- Respiracion controlada ( bloqueo cérvico-diafragmatico) o reducida.
- Bloqueo diafragmático hiper o hipoorgonótico.
- Pelvis bloqueada, sexualidad disminuida o distorsionada. Impotencia orgástica,
etc.
B) Disponibilidad negativa por parte del partner por aparición de conflictos
dinámicos, y límites sexuales, padre ausente o inexistente,etc.
C) Condiciones socioeconómicas, médicas y familiares adversas a la llegada
de un nuevo hijo-a.

DESARROLLO DEL EMBARAZO POSITIVO


La mujer embarazada llega a percibir desde los primeros días que siguen a la
concepción, sensaciones de calor en el bajo vientre. Mayor sensibilidad en los
pezones, unidas a un estado de ánimo caluroso alegre y optimista.
No se observan vómitos ni sensaciones de angustia, y sí de gran vitalidad,
con un claro sentimiento de «esperar un hijo» previamente a cualquier análisis
que lo confirme. Estos primeros cambios físicos y síquicos contrastan con las
afirmaciones del sicoanálisis al hablar de una primera fase del embarazo de
indefinición, donde no se observan sensaciones ni cambios particulares,
encarando el tema de la duda, la sorpresa y la necesidad de la constatación
analítica del embarazo como algo normal. Vemos de nuevo aquí cómo lo
normal es equivalente a acorazado = falta de contacto orgonótico.
A lo largo del desarrollo del embarazo la mujer ve aumentar su capacidad
perceptiva; así como siente espontáneamente deseos de acariciar su vientre,
sus senos, de comunicarse tiernamente con su bebé.
Los sueños tienen contenidos relativos al deseo de ver y abrazar a su hijo, o
acerca del momento del nacimiento, en estado de alegría y fuerte emoción
(anticipándose a lo que ella siente que ocurrirá poco tiempo después en
realidad).
— Ambos, padre y madre, tienen la sensación compartida de que el
embarazo y la crianza es una experiencia cuyo sentido y fuerza se extrae del
deseo y la implicación de los dos.
— Se observa ausencia de miedo, ya sea ante la posibilidad del dolor o las
complicaciones eventuales, sea debido a la llegada del nuevo hijo-a.
— Confianza y seguridad en su capacidad natural de llevar a término
felizmente su embarazo, parto y lactancia.
— En la «pareja embarazada» se desarrolla todo un lenguaje comunicativo
interpersonal, que incluye la existencia viva y sentida del hijo (O.I.).
— El hombre, empáticamente tan cercano a su mujer y deseoso de su
bienestar, llega a vivir sensaciones similares. No se siente decepcionado por el
nuevo aspecto físico de su mujer, sino que al contrario la ve atractiva y llena de
una vitalidad envolvente. Me referiré aquí a una hipótesis de X. Serrano, según
la cual en base a la «Ley del potencial orgonómica invertido» el organismo
abierto y disponible del hombre se deja «atrapar» por la demanda energética
de la mujer. Es atraído, como hechizado, dando más y más porque su
biosistema se excita más ante el continuo despliegue energético de la madre
(aumento de carga) en busca de energía. A lo largo del embarazo, pues las
relaciones sexuales no son interrumpidas, por el contrario, el deseo y la
capacidad de amar y, como dijimos antes, la excitabilidad orgonómica de los
dos campos energéticos (hombre-mujer) se ve aumentada y la expansión
bioenergética, producto de cada descarga sexual en el abrazo genital
incrementa el bienestar y la autorregulación del organismo materno, viéndose
asegurado asi el clima orgonótico, oxigenado y estimulante del O.l.
- La mujer suele sentir claro malestar ante situaciones de con-laminación
ambiental, tabaco, estrés laboral, debilidad temporal ante la constante
exposición de luces de neón, etc., y se ve tentada espontáneamente a buscar
ambientes distendidos, pasear por el campo, solicitar masajes a su compañero,
inspirar profundamente, etc.
DESCRIPCIÓN DEL EMBARAZO NORMAL Y PATOLÓGICO
Puede decirse que ya desde el momento del surgimiento del deseo de tener
un hijo encontramos condicionantes neuróticos y fijaciones más o menos
importantes, como son, por ejemplo: el hijo como «compensación», como
forma de sentirse completa («complejo de Castración»): el niño= pene del
padre, regalo de éste... en listo caso el bienestar de la mujer, que puede llegar
a ser exhibicionista, es más narcisista que otra cosa.
«Todo embarazo moviliza a la mujer en un doble registro:
I) El de la carencia narcisista, el de la pérdida y su contrario, o sea, la
plenitud imaginaria. Lo que Lemoine llama "Crisis narcisista deI embarazo". 2)
El de la espera, seguido del alumbramiento del hijo, que es un hijo imaginario
del deseo infantil, y como tal, soporte de fantasías y de representaciones
obtenidos de la propia historia de cada uno dé los padres. (A. Beetschen y F.
Charvet, 78).
O es vivido como oportunidad para mostrar sus sufrimientos masoquistas,
requerir cuidados, ser tenida en cuenta, etc. «Como su madre, ella es capaz de
tener un hijo, pero esta identificación puede ser el motivo para que se
despierten conflictos que, más o menos liquidados, han marcado el período
edípico.» (A. Betschen y F. Charvet, 78).
Realmente la labor de la profilaxis empieza ya en este momento inicial del
embarazo.
En este nuevo estado de la mujer acontece una desestabilización de su
coraza. Se desequilibra el orden neurótico: el concepto energético funcional
será este: debido al proceso de luminación (en la zona del abdomen-pelvis) de
los dos biosistemas (O.I.-O.M.) hay una fuerte absorción de energía hacia esta
zona, recurriendo a extraerla Incluso de otros segmentos de la coraza
muscular. A consecuencia de esto es frecuente la aparición de somatizaciones,
crisis emocionales y situaciones síquicas que estaban en la base de dichos
bloqueos: orales-depresivos, fálicos, masoquistas, etc.
En el caso de la mujer con estructura sicótica, cuyo nivel de energía es
siempre bajo, por lo cual el feto será hipoorgónico, curiosamente su
sintomatología sicótica disminuye, incluso desaparece, debido a que el bloqueo
ocular se ve descongestionado energéticamente, al absorver energía la pelvis
excitada por la luminación del embarazo.
Las diferentes manifestaciones patológicas, somáticas y síquicas que vive la
mujer embarazada normal varían según su particular estructuración muscular y
caracterial. Así por ejemplo la existencia de una base oral desencadenará una
regresión oral, tendencia al mimo, dependencia, sensación de invalidez,
caprichos... Identificándose ella misma con su organismo intrauterino. (La
existencia del feto le sirve para volver a ser ella misma niña.) Ante la
predominancia de rasgos fálicos con bloqueo cervical-torácico y pélvico
fundamentalmente, vive en su necesidad de afirmarse como mujer, hace
despliegue de su orgullo característico y muy probablemente tendrá problemas
de estreñimiento, vómitos, dolores de cabeza, abdominales, y todo ello como
pruebas de su valor. En el caso de la mujer, con marcados rasgos
masoquistas, se aprovechará el nuevo estado para recrear su comportamiento
sufriente, de «víctima», etc. Con respecto a la patología desarrollada, a lo largo
del embarazo, por la mujer cuya estructuración caracterial se ha visto impedida
o es muy débil (en el caso de las estructuras sicóticas) no se manifiesta por
la emergencia de los conflictos síquicos contenidos por la coraza
caracteromuscular sino por su situación hipoorgonótica (anemias, abortos
repetidos). La escasa energía que el O.l. tendrá a su disposición en este caso
es lo que provoca que el biosistema se contraiga extremamente, tratando de
asegurarse el mínimo de energía para sobrevivir.
En los primeros días del embarazo, en lugar del aumento natural de la
somnolencia que favorece el descenso para una mejor anidación, puede surgir
insomnio, como expresión de una extrema ansiedad. La aparición de los
vómitos y náuseas consideradas como normales, vendría motivada por la
ansiedad ligada a la incertidum-bre y al temor. Como algunos autores
mantienen: «La génesis de los vómitos está en el temor a tener un feto
defectuoso (proyección del complejo de castración» (Garma). «Esta ansiedad
por la incertidumbre expresa el conjunto de ambivalencia entre ocupar el lugar
de la madre y la sensación de realidad (no fantasía) del hijo» (R. Soifer 71).

En el desarrollo del embarazo en que se inicia la nutrición al embrión a través


de la placenta, el riesgo de aborto es grande en las mujeres que viven un
rechazo más o menos consciente al hijo.
Tienen su aparición conflictos internos que provocan diarrea o estreñimiento
como «expresión del rechazo, le da salida a este sentimiento a través de
diarreas y vómitos disociando así el rechazo del hijo al que sí desea conservar»
(R. Soifer, 71). Así como momentos de temores intensos respecto a la
responsabilidad que deben asumir y a la existencia misma del hijo, que es
nuevo y desconocido en su vida. Miedo a morir en el parto, aparición de sueños
relacionados con el temor a que se les quite la vida) ( = da la vida)
representado por robos, asaltos; o sueños de niños monstruosos... Aquí vemos
claramente la explicación dinámica de acontecimientos que tienen que ver con
la desorganización en la coraza muscular, en este caso en relación con el
segmento diafragmático.
He observado que en pacientes con una estructura neurótica histérica el
percibir los movimientos fetales va acompañado de una mayor percepción de
sus sensaciones genitales, sexuales, por el incremento de carga bioenergética
de la pelvis, lo cual aumenta su ansiedad, ligada a la culpa vinculada a las
fantasías incestuosas y al miedo al castigo, hipertensando, por tanto, su zona
diafragmática para anular dichas sensaciones genitales. Con la consiguiente
falta de oxigenación para el O.l.
Las relaciones sexuales durante el embarazo disminuyen e incluso llegan a
ser inexistentes. Surgen temores a dañar al feto. Por parte del hombre rechazo
ante el nuevo físico de la mujer, con inapetencia sexual, que encubre un claro
conflicto con la propia madre, sentimientos no resueltos en relación a su propio
edipo, vivenciando a su mujer como madre, y para no vivir el miedo a la
castración hipertensa el primer segmento con la consiguiente pérdida de
contacto que les impide «estar» con su compañera embarazada y recibir su
transmisión bioenergética aumentada, con tendencias a huidas en busca de
relaciones amorosas con otras mujeres, viviendo Ia compañera una situación
de soledad o rechazo que repercutirá en la «capacidad de dar» al O.l.

PROFILAXIS ORGONOMICA EN EL EMBARAZO


La profilaxis orgonómica infantil es el término empleado ya por Reich y
colaboradores para definir el trabajo de la prevención de la coraza en el niño,
desde el período de embarazo. Participando completamente tanto en el plano
emocional como profesional (científico) del pensamiento reichiano —«a menos
que la medicina y la educación logren restablecer el funcionamiento
bioenergético en la masa de la población tal que el útero no quede contraído,
que el embrión crezca en cuerpos en perfecto funcionamiento, que los pechos
y pezones de las madres sean sexual y bioenergéticamente vivos nada
cambiará, y ninguna constitución o parlamento podrá impedirlo. No se puede
No se puede imponer la libertad a los empobrecidos sistemas bioenergéticos
de los niños» (Reich) los profesionales de la orgonomía, interesados en la
profilaxis infantil, partimos, por lo que se puede deducir también de la
exposición de este trabajo, de la necesidad de procurar —desde nuestra
función de orgonterapeutas— el buen estado bioenergético de la madre y el
buen funcionamiento sicosexual y afectivo de la «pareja embarazada», para
favorecer la autorregulación del O.l.
ASPECTOS QUE INCLUYE LA «PROFILAXIS ORGONOMICA EN EL
EMBARAZO
1) La primera atención a la «pareja embarazada»: analizando los posibles
conflictos latentes, informando detalladamente de las bases bioenergéticas de
la vegetoterapia prenatal (término acuñado por el D. Federico Navarro (1 983),
introducido ya antes por Alberto Torres), o como, actualmente prefiero
llamarla: Orgonterapia prenatal (puesto que se incluyen, como luego veremos,
otros elementos orgonómicos, como el O.R.AC). y de los objetivos de salud
hacia los que podemos encaminarnos.
Subrayo la importancia decisiva para el buen desarrollo de este trabajo
profiláctico, del compromiso responsable, por parte de los padres, de no
interrumpir la dinámica orgonómica, iniciada en el embarazo, y de llevar a cabo
los principios de la Pedagogía Orgonómica, a lo largo de la fase oral,
continuando, durante el período de tiempo que se estime necesario, según el
caso, el seguimiento del desarrollo psico-afectivo de bebé.
Se tiene en cuenta el surgimiento del deseo de tener el hijo, el desarrollo de
su relación sexo-afectiva, el nivel real de implicación y participación por parte
del padre, etc.
En el caso particular de la madre que quiere tener a su hijo ella sola, sin
contar con el padre, como cosa exclusiva (y posesiva), mi respuesta es que no
puedo ni quiero hacerme cargo del caso. Recomiendo el aborto u otros tipos de
preparación, porque pienso que nunca podrá salir bien la «mágica aventura de
crear una vida» en esas condiciones.

2)La orgonterapia prenatal


Incluye:
A) El trabajo de la Vegetoterapia prenatal, tanto en sesiones individuales
como de grupo.
B) El uso del Acumulador de energía Orgónica.
C) Importancia de la sana alimentación. La ingestión, por parte de la futura
madre, de vitaminas naturales, productos fuertemente energetizantes,
desintoxicantes, etc. Así como la recomendación de medicinas energéticas
(como la acupuntura o la homeopatía) en caso de necesidad, como sustitución
—siempre que sea posible —de la medicina halopática, más debilitadora del
biosistema energélico de la madre.
A) La vegetoterapia (breve, como resultará obvio) de la madre, en sesiones
individua/es. Pretende conseguir:
- Favorecer su capacidad de Contacto Orgonótico.
- Explorar sus sentimientos inconscientes y conscientes hacia ni O.I..
ayudándole a recuperar la expresión emocional (/= represión) para evitar serias
repercusiones en el temprano acorazamiento del O.I. «Parece que la
prevención más segura sea la de hacer expresar a la madre los sentimientos
ocultos hacia el feto, pues es potentísima la energía ligada a las emociones
escondidas» (Sivert 55).
- Que tome conciencia de sus propios conflictos relacionados con su madre y
pueda evolucionar hacia la «función» de su propia maternidad.
- El desbloqueo (a lo largo de los siete segmentos descritos por Reich)
muscular y caracterial de sus principales zonas de tensión, con el fin de
restablecer su equilibrio vegetativo y aumentar su pulsación plasmática.
En el estado de embarazo la mujer atraviesa cambios muy particulares, como
ya hemos ido viendo. Su mayor sensibilidad y vulnerabilidad, así como el
aumento de su capacidad perceptiva, y la gran movilización energética que se
está produciendo en su estructura corporal le-posibilitan un considerable
debilitamiento de sus resistencias más tenaces y la hacen susceptible de una
mayor y más rápida percepción de sus estados emotivos y de sus sensaciones
vegetativas.
Mi experiencia con la vegetoterapia caracteroanalítica en las mujeres
embarazadas me han hecho constar que: a) Están más próximas a sentir su
cuerpo y los procesos y cambios que en él están ocurriendo, b) La agudización
y reactivación de conflictos infantiles, unida a la conciencia de necesitar ayuda
(debido a la invasión de dudas, temores, angustias profundas, mayor
dependencia...) favorecen que el contacto con la figura del o la terapeuta
adquiera mas rápidamente que en sujetos en estado normal, una intensa
calidad de vínculo terapéutico. Hablo de vínculo, y no de transferencia, sobre
todo en una primera parte de la terapia, porque he podido constatar tanto en la
cualidad de la relación con la terapeuta como en la evolución misma del
proceso terapéutico de la embarazada grandes similitudes al efectuado con la
persona sicótica. c) No dudo de la eficacia de la intervención terapéutica sea
cual sea el sexo del profesional, pero me inclino a pensar que la terapeuta
mujer, en el trabajo con las embarazadas, puede llegar a favorecer el contacto
de la paciente y la entrega y aceptación de sus sensaciones, de manera
particular. Recuerdo una frase de una paciente embarazada en su segunda
sesión de vegetóterapia: «me encanta darme cuenta de que tú también eres
madre y que tú cuerpo y el mío son iguales, saber que tú sabes qué noto en mi
vientre, y todo eso». En otra ocasión una mujer con una estructura borderline y
con rasgos caracteriales masoquistas e histéricos, me decía: «Cuando llego a
la sesión vengo algo nerviosa, hasta que me tumbo, me tocas la cara, el vientre
empiezo a aflojarme y me doy cuenta de que lo que quiero es que me des calor
con tu cuerpo, meterme dentro de tí, entonces me siento contenta, pienso que
mi hijo está dentro de mí y yo le doy calor, por eso me río». En efecto, esta
mujer, al rato de conectar piel a piel con el masaje reichiano en la cara,
ejerciendo presión en sus oídos, y sobre su tórax y diafragma para favorecer su
respiración... cambiaba de color, de pálida a rosada, aumentaba su calor
corporal, comenzaba a sonreír y a inspirar profundamente, y su mirada me
buscaba confiada y segura.
D) Resulta en una mayoría de los casos de gran utilidad terapéutica para la
mujer, la continuación del proceso de terapia personal iniciado en el momento
del embarazo, al finalizar éste, con el mismo/a terapeuta, y muy
frecuentemente es ella misma la que lo solicita consciente de que ciertos
problemas suyos pueden repercutir sobre la crianza de su hijo.
Las sesiones de vegetoterapia en grupo (de hasta 5 parejas embarazadas)
complementa el trabajo individual al introducir en el ambiente terapéutico al
partner.
En el trabajo por segmentos generalmente nos encontramos: En el primer
segmento (ojos, oídos y olfato) problema de contacto limitado o ausente, de
falta de aceptación de la realidad y los sentimientos. En el segundo
segmento, la boca, situaciones depresivas y de fuerte rabia oral, ambivalencia
afectiva, dependencia excesiva. El bloqueo de cuello y alto tórax (Navarro,
1988) condiciona la imposibilidad de abandonarse a las sensaciones corporales
y tiene mucho que ver con el dar y el recibir y el abrirse a la experiencia del
parto. En el trabajo con el tórax es importante fortalecer el yo y la libertad de
elegir (el no), y rebelarse, afrontando el miedo a la soledad que está en la base
del bloqueo afectivo. La rigidez del carácter de las personas con bloqueo
torácico encuentran serias dificultades para tolerar los cambios y el «desorden»
que el nuevo hijo traerá a sus vidas. Asimismo el desbloqueo torácico
acompañado del trabajo con el primer segmento sobre todo, y siempre dentro
de una perspectiva de interrelación funcional de todos los segmentos se verá
favorecida la función de la lactancia. El bloqueo diafragmático es responsable
de la respiración inhibida o deficiente. Su movilización pone en juego muchas y
muy variadas sensaciones relacionadas con segmentos anteriores y
posteriores. Al conseguir abrir más la respiración y que el diafragma pierda
parte de su tensión surgen claras sensaciones vegetativas de corrientes,
hormigueo, calor... y en el caso concreto de la mujer embarazada, una mayor
sensación de órgano (percibe mejor su útero y su zona genital, la existencia
viva del feto y la afectividad que les liga a éste). Hace poco una joven
embarazada y con una contracción diafragma-pelvis considerable, me decía:
«noto como si un tapón que me congestionaba aquí (tocándose su zona
diafragmática) se hubiera disuelto, es una sensación de libertad que no
conocía. Da gusto llenarse de aire y siento lo bueno que debe ser esto para mi
hijo». La inspiración profunda, que culmina en una espiración completa y sin
«escalones», acompañada de un ¡ah!, placentero desde la garganta, hacia el
dia-fragma y hasta resonar en el abdomen-pelvis va abriendo paso a la
posibilidad, de apertura pélvica tan importante para el parto. Por último, el
trabajo con la pelvis, donde encontramos fuertes tensiones ((glúteos,
aductores...) relacionados con la inhibición de las sensaciones genitales, el
miedo al castigo por su sexualidad. Es de suma importancia ayudarle a aceptar
sus sensaciones, a integrar la función sexual dentro de su personalidad global.
Poco a poco, los actings relacionados con la pelvis van disolviendo tensiones y
temores relacionados con su sexualidad y la función misma de «parir al hijo»
que lleva dentro, y sin retener su espiración, va abriéndose a sus sensaciones.
Francesco Dragoto, orgonterapeuta italiano, me decía, en cierta ocasión:
«Lo importante es abrir no empujar». Esta idea va resultando clara a la mujer
(futura madre), conforme empieza a saber qué es eso de respirar «a gusto», su
pelvis va respondiendo a sus deseos de apertura y puede dejarse conducir por
la honda de la respiración, sin «perder el contacto».
La importancia del trabajo en pareja (y en grupo) radica en que es de sumo
interés que el padre se encuentre incluido completamente en este viaje hacia el
descubrimiento de las sensaciones profundas y, que él mismo pueda percibir
sus sensaciones vegetativas y sus emociones infantiles y hasta qué punto
estas condicionan al adulto que hoy es. Por otro lado, la «pareja embarazada»
la componen él y ella y... la existencia acorazada o no del compañero de la
mujer, su capacidad de contacto y de comprensión (más allá de lo intelectual),
su respiración inhibida o completa, su disponibilidad para darse o su
hermetismo, su bloqueo afectivo o su libre expresión emocional, su sexualidad
en un sentido u otro, etc., interactúan de manera constante con el organismo
de la mujer embarazada en el triángulo afectivo. Hay que destacar también que
tanto en el embarazo como en el parto y en la lactancia, la función del padre de
ayuda física, de apoyo, comprensión y desculpabilización de la madre, de
«amoroso compañero» que hace posible que ésta renueve día a día su
capacidad de dar sin límites a ese hijo que ambos aman. Todo ello es tan
importante que el padre que llega a darse cuenta de esta realidad y la asume
en sus manos vive, él mismo, la experiencia del embarazo, parto y lactancia de
manera comprometida y apasionante, madurando día a día.
B) Uso del Acumulador de Energía Orgónica (OR. Ac). (Reich, 51 ,a): La
utilización del acumulador de orgón con la mujer embarazada fue utilizado por
vez primera en 1944 por W. Reich, su inventor, con buenos resultados, y
desde entonces es un instrumento complementario en la profilaxis pre-natal.
Los beneficios que reporta son grandes, ya que previene, restablece y ayuda
a la pulsación plasmática del biosistema. Además en el embarazo, su
aplicación incide directamente sobre el biosistema del O.I. «El acumulador de
energía orgónica es un instrumento esencial en la asistencia obstétrica. Con su
uso diario es ayudada la pul-sación plasmática y la desintegración T, puede ser
superada» (Silvert, 55).
Yo aconsejo a la embarazada el uso del Or. Ac. al menos dos veces por
semana (limitación real, pues no contamos con acumuladores para poner a
disposición de cada sujeto), y los resultados apuntan, en general, a un aumento
del bienestar subjetivo, desaparición de anemia (en casos con este problema),
ligero ascenso de la temperatura, y sensación posterior de optimismo y
vitalidad. Su uso es recomendable sobre todo en el caso de mujeres
hipoorgonóticas, con estructuras sicóticas, pues en estos casos el O.I. corre el
riesgo de no obtener suficiente carga energética para su estructuración
biofísica. Siendo, además, necesario, permanecer en él por un período más
largo de tiempo.
Dentro de esta dinámica terapéutica y profiláctica estamos empezando a
utilizar otros elementos novedosos en plan experimental, como son la
audiosicofonología en la embarazada, el agua biotónica como aporte
energético...
BIBLIOGRAFÍA

A. BEETSCHEN y F. CHARVET. (1978). «Sicología y sicopatología de la


maternidad.» Revista confrontaciones siquiátricas, número 16.
NAVARRO, F. (1983). «Aproximaciones a la vegetoterapia pre-natal». Revista
«Energía, carácter y sociedad». Vol. I, núm. 1. Valencia. (1986). «La
somatosicodinámica». Edit. Orgón. Madrid. 1988.
REICH, W. (1948). «La biopatía del cáncer.» Edit. Nueva visión, 85.
(1949). «Análisis del carácter.» Edit. Paidos, 1980.
(1951,a). «The orgone energy accumulator: It scientific and medical use».
Orgone institute press. Rangeley, Maine, 1951.
(1951,b). «Superimposicione cósmica.» Edit. Sugar,Milán, 1975.
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SEIFER, R. (1971). «Sicología del embarazo, parto y puerperio.» Edit. Kargieman,
B.A. 1975.
SERRANO, X. (1984). «La profilaxis orgonómica infantil.» Revista: Energía,
carácter y sociedad. Vol. 2, núm. 2. Valencia, 84. (1986). «Apuntes del
seminario de Pedagogía Orgonómica.»
SILVERT. (1955). «The orgonomic practices in obstetrics». Revista Orgonomic
Medicine, volumen 1, núm. 1.

VOL. 6. N.° 1 MAYO


1988
«Aproximación al mundo sonoro intrauterino». María Montero

OPINIÓN
«Estudio sobre la sicología del embarazo y sus repercusiones emocionales en relación
a las variables 'Deseo de embarazo' 'Rol sexual' y 'Satisfacción marital'».
Yolanda González
«Apuntes sobre la relación parento filial en la autorregulación». Vicenta Gilabert

APROXIMACIÓN AL MUNDO SONORO


INTRAUTERINO
MARÍA MONTERO RÍOS1

A lo largo de las páginas de nuestra revista se ha insistido en la importancia


dada por Reich a la profilaxis como forma de asentar los medios para posibilitar el
desarrollo natural y espontáneo de los niños.
Dentro de cómo entendemos el concepto de profilaxis, me gustaría repetir que ni
el embarazo ni el parto ni «el primer año de vida» son estadios independientes, sino
parte de un continuo desarrollo madurativo y psico-efectivo. Por ello, las posibles
intervenciones a esté respecto deben considerar esta globalidad. Así, una preparación
al embarazo o al parto deben seguir consecuentemente con el seguimiento y apoyo
durante los primeros años. En este sentido, la Audio-Psico-fonología entendida como
vía de apertura a la comunicación y al lenguaje debe respetar y regresar al origen del
desarrollo y gestación de la palabra desde la primera comunicación establecida ya en
el útero materno.
En la estructuración Reichiana de la coraza caractero-muscular se distinguen
siete segmentos, siendo el primero de ellos el más íntimamente ligado a los
telerreceptores, ya que comprende los ojos, la nariz y los oidos. Observemos la
distribución sobre la extremidad cefálica para el olfato, gusto, visión y audición,
mientras que el sentido del tacto tiene una distribución globalizada, existiendo, sin em-
bargo, partes diferencialmente más sensibles como las palmas de las manos y los
pies, el rostro, la cara anterior de las piernas y el pecho.
En un animal vertical como el hombre, esta localización permite poner a
disposición de los telereceptores la mayor cantidad de información posible. Sabemos
que los telerreceptores son los instru-
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(1) Sicóloga. Pedagoga. Especialista en audiosicofonología. Miembro de la ESTEr (Escuela Española de Terapia Reichiana).
63
mentos de aproximación al entorno y a través de ellos recibimos la estimulación
necesaria que será transformada y utilizada para el desarrollo del biosistema.
Utilizando palabras del doctor Tomatis diremos que, «el hombre aparece como una
antena abierta al mundo y al universo».
Siguiendo una aproximación anatomo-fisiológica, descubrimos que desde los cuatro
meses y medio de la vida intrauterina el feto es capaz de reaccionar a los sonidos. A
esta edad su oído está completamente acabado, tanto en sus aspectos anatómicos y
morfológicos como a nivel neurológico, es decir, el nervio auditivo está mielinizado y el
oído es funcional.
Recordemos que el sistema nervioso finaliza su proceso de mielinización
aproximadamente a los dos años.
En el siguiente cuadro podemos observar la aparición de los telerreceptores y sus
interrelaciones.
El análisis de las diferentes partes que componen el sistema auditivo y su función,
nos servirán de orientación para acercarnos a los mecanismos que se ponen en
marcha durante la vida intrauterina y que van a ser utilizadas para establecer una
comunicación con el entorno.
Clásicamente el oído se divide en externo, medio e interno.
Tanto a nivel filogenético como ontogenético es el oido interno el primero que
aparece, a él se unirá el oído medio y posteriormente el externo.
Embriológicamente la cavidad del oido medio es de origen endoblástico; la cadena
de huesecillos, la cavidad ósea, la membrana timpánica, y las ventanas oval y
redonda proceden del mesoblasto, y el pabellón del oido externo del endodermo.
Como vemos, la construcción de este complejo órgano hace intervenir a las tres capas
embrionarias.
Es por el oído interno que comienza la formación del órgano. En él se distingue el
vestíbulo, su parte más arcaica, que se compone del sáculo y del utrículo con los
canales semicirculares, que en el caso del ser humano son tres distribuidos sobre
diferentes ejes espaciales superior, posterior y externo. Básicamente se encarga de
equilibrio, del movimiento del cuerpo, su desplazamiento y localización espacial;
proporcionando ya a el embrión una dinamización gracias al juego de estimulaciones y
contraestimulaciones provocadas como respuestas a la gravedad.
Al sistema vestibular se añade otro más reciente que es el coclear.
El oído medio se sitúa más al exterior, comprende la caja del tímpano, al interior de
la cual se encuentra la cadena de huesecillos, siendo el estribo el más interno seguido
del yunque y del martillo
65
El oído externo es el más conocido por todos y consta de la oreja o pabellón y del
conducto auditivo. Su forma particular posibilita recoger los sonidos y dirigirlos hacia la
membrana timpánica que comenzará a vibrar.

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No existe en el cuerpo humano ningún órgano cuya función básica sea el habla. La
boca y la lengua tienen como misión de glutir, la nariz y los pulmones respirar, el oido
mantener el equilibrio y proporcionar estimulación. Parece como si la importancia de la
palabra en nuestra especie hubiera inducido a una adaptación y coordinación de todo
este conjunto a favor del lenguaje, es decir, de la comunicación y la socialización-
humanización.
Analizando un poco más. detenidamente estas funciones del oido, nos acercaremos
a comprender las razones de su rápida evolución y puesta a punto en el período
intrauterino.
El sistema vestibular se desarrolla ya en la fase embrionaria; su función se relaciona
con la movilidad tanto a nivel de la tonicidad
66
muscular como de los movimientos y ritmos en general. Gracias a él se irá integrando
la noción de equilibrio a nivel corporal condición imprescindible para preparar el
acceso a la postura vertical. Así mismo posibilitará el desarrollo de la orientación
espacial y de la noción de esquema corporal.
La aparición de la cóclea acontece en la etapa fetal, y su función será la de analizar
los sonidos o mejor los paquetes sonoros que recibe el vestíbulo. Para conseguir un
equilibrio que posibilite un análisis fino del sonido es necesario establecer un sistema
de regulación que permita que la presión del interior del caracol se mantenga
constante. Precisamente será esta la función del estribo, que gracias a la elasticidad
de su musculatura actuará como un amortiguador. La distribución de las células
sensoriales de Corti no será regular a lo largo de la coclea. Encontramos que los
sonidos graves correspondientes a ondas frecuenciales largas se analizan en la parte
terminal en donde existen alrededor de 3.500 células de Corti, mientras que en la zona
de los agudos, son ondas frecuenciales cortas situadas a la entrada del caracol
encontramos de 20 a 21.000 células de Corti. A través del nervio coclear y respetando
esta repartición la información se proyectará sobre el área temporal del Córtex. De ahí
que los agudos sean considerados sonidos de mayor carga frente a los graves. Para
Tomatis el oído asegura una gran parte de energía, el 60% más respecto a los otros
órganos sensoriales; si a esta aportación añadimos la respuesta de la piel ya que la
función sensorial se encuentra ligada filogenéticamente, a la auditiva y además las
musculares y sensitiva articulares tienen su punto de origen a nivel auditivo a través
de las vías aferentes y eferentes del VIII par/craneal, observaremos un porcentaje del
90% de estimulación aportada por el aparato cocleo-vestibular.
Como vemos el sistema auditivo aparece responsable de múltiples funciones que le
otorgan el derecho a ser analizado desde una perspectiva global. De ellas, las más
arcaicas, se relacionan con el movimiento y corresponden al vestíbulo laberíntico, las
otras más recientes son las destinadas a la audición o mejor a la escucha y son
propias de las cócleas y sus anexos, y del oído medio y externo.
No es lo mismo oír que escuchar. Para oír es necesario que los mecanismos físicos
auditivos funcionen correctamente, que no exista ningún problema que impida esta
capacidad, pero ello no va implicar que la persona quiera escuchar. El acto de
escucha exige el deseo de entrar en contacto con el otro, con el exterior, esto le con-
fiere una dimensión psicológica y emocional. El órgano es el oído, pero la escucha
necesita de la voluntad de integrar, memorizar, incarnar la estimulación recibida.
Escuchar es, pues, un acto activo de apertura del ser al otro y a uno mismo.
67
Volviendo a recoger el discurso sobre lo que acontece en la vida intrauterina
podemos afirmar que el feto oye y más aún que mantiene una verdadera
comunicación con su entorno. Siguiendo esta línea podemos reflexionar sobre la
existencia de una cierta memoria intrauterina que irá nutriéndose de voces, música,
ritmos y tantos otros sonidos.
En este sentido recuerdo la experiencia que Negus realizó con aves cantoras, y le
permitió demostrar cómo cuando los huevos eran incubados por pájaros de canto
diferente las crías tendían a modular su canto según el de ellos. Y si eran incubados
por pájaros no cantores un gran número corría el riesgo de perder su propia facultad.
El universo intrauterino no es de ninguna manera un mundo de silencio. Todo lo vivo
se mueve, todo sonido es una vibración. Para ni doctor Tomatis es la vibración propia
de la molécula o sin ir tan lejos de la célula, tomada individualmente la que podemos
considerar como el elemento primero de la vibración orgánica. Los fenómenos
acústicos serán percibidos por el feto como rupturas del campo resonancial primero.
Cualquier ruido, sea el que sea, rompe el listado de equilibrio al mover el campo
molecular presente en ese lugar. Todo fenómeno sonoro según Tomatis, puede ser
considerado como una modulación del silencio.
Las vibraciones infinitesimales resultado del movimiento propio de la actividad tanto
celular como de los líquidos (movimientos brownianos) constituyen un ambiente sutil
de onda frecuencial muy corto ya que se trata de agitaciones mínimas que Tomatis
define como el murmullo de la vida.
Según él, a la banda pasante donde se sitúa este sonido que anima todo el conjunto
celular corresponde una pendiente ascendente que va de 800 Hz hasta 8.000 Hz, y
que en audio-psico-fonología denominamos sonidos filtrados.
Podemos imaginar al feto expuesto a una gran variedad de estímulos provenientes
tanto del interior de la madre: movimientos cardíacos, digestivos, respiratorios,
articulares... como del exterior: voces, ruidos, música y otros.
De entre todos ellos, la voz de la madre destaca por la fuerza de un carga
emocional, verdadera inductora del lenguaje futuro en la medida que a través de este
diálogo primario y fundamental la madre transmita a su hijo un profundo deseo de
comunicar y contacto! con él y esto se producirá a través de la voz, no de la palabra.
Ya que será el contenido energético y emocional lo que llevará a Vibrar en resonancia
a estos dos biosistemas. Y en esta relación comenzará a sentarse la calidad de la
comunicación.
En experiencias con neonatos llevadas a cabo por TB. Brazelon se observó que
existe una sutil adaptación de sus movimientos al
69
ritmo del lenguaje de la madre, actuando, como una retroestimulación sobre ella.
Comprobando la importancia de este sincronismo en las comunicaciones afectivas
posteriores. Su comunicación se convierte en una especie de danza de apareamiento
si se analiza cuadro por cuadro a través de un film cinematográfico.
La madre es el primer entorno donde se establecerá un diálogo bien de amor, bien
de rechazo, ya de armonía o de desequilibrio. De ahí la importancia de cómo la pareja
viva el embarazo, puesto que cuanto más positivo y equilibrado sea su entorno
aparecerán menos sobresaltos que alteren el ritmo cardíaco, respiratorio, hormonal y
mensajes de información y contrainformación que obliguen a reaccionar al feto con el
fin de conseguir su homeoestatis con el consecuente gasto energético a favor de la
contracción y no de la expansión. El amor y el deseo será la pieza clave, el estímulo
que invite a vivir, que comunique la alegría de existir.
Frente a los otros sonidos que pueblan el universo intrauterino la voz de la madre
constituye una necesidad, y a diferencia de los movimientos y ruidos propios de la
actividad neurovegetativa, que serán transmitidos por el impacto sobre la membrana
uterina haciendo vibrar el líquido amniótico, la voz también llegará al útero y al oido del
feto, pero a través de la columna vertebral de la madre, es decir por transmisión ósea.
Esta transmisión por vía osea va a constituir un importante elemento de filtro
favorecedor del paso de los sonidos agudos, que permitirá la estructuración de las
funciones superiores por la proyección de la información coclear directamente sobre el
córtex. Para que esta proyección pueda acontecer es necesario que no encuentre
obstáculos ni bloqueos a su paso, fundamentalmente a nivel de los núcleos grises,
situados en el tálamo y que son los intermediarios entre la estimulación de los órganos
sensoriales y las vías que ascienden al encéfalo. Una vez más remitimos a la
importancia de la profilaxis de cara a posibilitar las mejores condiciones en la ges-
tación que permitirán un buen desarrollo madurativo. En este sentido no quisiera dejar
de apuntar la influencia de la voz del padre, tanto como estímulo estable que el feto irá
reconociendo como por las variaciones emocionales que provocan en su entorno, es
decir en la madre.
Para analizar que es lo que oye el feto, debemos hacer referencia a la capacidad de
selección propia de la fisiología auditiva, que conducirá a establecer una cierta
elección. Es decir todos los sonidos que forman la banda de percepción no van a ser
aprendidos de la misma manera. Como dice el doctor Tomatis lo propio del oído no es
oír sino saber que es lo que oímos.
70
Por otra parte, el feto vive en un medio acuático lo que marcará una importante
diferencia entre la escucha «acuosa» propia de la vida intrauterina y la escucha aérea.
El sonido va a quedar filtrado por el líquido amniótico favorecedor de los sonidos
agudos, y que actuará en general, como un amortiguador.
Estamos rodeados por un medio acústico que va desde los infrasonidos a los
ultrasonidos. La capacidad auditiva de los hombres se sitúa entre 16 y 16.000 Hz.,
mientras que la gama, digamos conversacional o más usual está entre 1 25 Hz
sonidos graves a 8.000 Hz sonidos agudos. Al período intrauterino corresponden
frecuencias medias en adelante. Como vemos para acceder a la transmisión aérea el
oído va a tener que hacer una acomodación. Después del nacimiento el oido aún
permanece lleno de líquido, lo que da una especial tonicidad muscular al recién
nacido, a la vez que permite la identificación de las voces familiares y otros estímulos
a los que ha estado acostumbrado, favoreciendo una adaptación gradual y no violenta
al nuevo medio. El vaciado del oído sucederá durante las dos primeras semanas a
través de la trompa de Eustaquio, que comunica la caja del tímpano con el sistema
rinofaríngeo. En este momento un buen contacto a través del olfato, la vista, la piel y el
pecho permitirá que el período de confusión auditiva, debida a la adaptación a la
escucha aérea no se convierta en una situación de pérdida o escisión.
Con el fin de aproximarse al mundo sonoro intrauterino se han realizado múltiples
experimentos. En los años cincuenta el doctor Tomatis llevó a cabo una serie de
mediciones utilizando micrófonos colocados en el vientre de embarazadas según el
siguiente esquema.
Estas y otras investigaciones confirman un privilegio de los sonidos agudos en este
período, frente a los graves. Las razones en este sentido abogan —a parte del efecto
del filtraje de la pared uterina, del que ya hemos hablado — , por el poder
dinamogeneo de los agudos, que como también dijimos estimulan gran cantidad de
células sensoriales frente al menor estímulo de las frecuencias graves. El importante
gasto energético debido al desarrollo y al crecimiento contará por esta vía con una
valiosa aportación. Por su parte Goran Bieolberg y otros autores demostraron que el
desarrollo del órgano de Corti comienza a estructurarse por la zona de los agudos.
Hoy sabemos que el embrión y el feto están sometidos a estímulos sonoros que
grabarán en él influencias e impresiones que van a marcar sus propios ritmos y
cadencias vitales, y facilitarán la capacidad de apertura y contacto energético, o en el
peor de los casos bloquearán la estructuración del carácter. El bloqueo del primer
segmento va a impedir o condicionar la formación de los posterio-
71
ESQUEMA N.° 4

72

res con el consecuente déficit en el proceso de maduración psicoafectiva.


Para terminar quisiera apuntar brevemente que se está utilizando actualmente
material sonoro en la preparación al embarazo y al parto así como en bebés que
hayan sufrido algún tipo de traumatismo fetal, niños prematuros u hospitalizados.
Salk, en 1961-62, analizó las reacciones del niño al ritmo cardíaco de su madre, así
como las posibles consecuencias debidas aun ritmo perturbado o constantemente
estresado. También observó un efecto calmante y regulador en los bebés, utilizando
gravaciones del latir del corazón.
Otras experiencias más recientes llevadas a cabo en Francia, utilizando música
filtrada en la preparación del embarazo y parto, han puesto de manifiesto la existencia
de un efecto sobre la mejor aceptación y vivencia de la gestación, una actitud más
positiva frente n la imagen corporal de la propia embarazada, una mayor facilidad a la
hora del parto, y en general un aumento de la presencia y el contacto con el feto.
En mi opinión queda abierta una importante perspectiva de trabajo y de
profundización en las aportaciones que la audiosicofonología ofrece el universo
energético sonoro de la unidad madre e hijo
BIBLIOGRAFÍA

EMBRIOLOGÍA, CUADERNOS PRÁCTICOS. Cátedra de Embridogía de la Facultad


de Medicina de París. Ed. Toray-Masson.
LA NUIT UTERINE. A.A. Tomatis. Ed. Stock.
VERS L'ECUTE HUMAINE. A.A. Tomatis. Ed. E.S.F. París. 1974.
LA RELACIÓN MADRE-HIJO. Marshall-H. Klaus. John Kennell. Ed. Médica
Panamericana.
LA FUNCIÓN AUDITIVA. Piero Borrelli. «Energía, carácter y sociedad», vol. 3, n.° 1.
Valencia, 1985.
LA SOMATOSICODINAMICA. Federico Navarro. Ed. Orgón. 1988.
73

OPINION

«ESTUDIO SOBRE LA SICOLOGÍA DEL EMBARAZO


Y SUS REPERCUSIONES EMOCIONALES EN
RELACIÓN A LAS VARIABLES DESEO
DE EMBARAZO' 'ROL SEXUAL' Y SATISFACCIÓN
MARITAL»(1)

YOLANDA GONZÁLEZ(2)

La realización de un trabajo de Investigación sobre la Problemática del Embarazo,


implica la conveniencia de enmarcarla en un contexto más amplio que abarque
Perspectivas como la Antropológica-Histórica, Biológica y Socio-Cultural. Este
enmarque ofrece una Panorámica global de la situación de la Mujer de cara a una
adecuada aproximación a la Psicología Femenina durante este Período. Sin embargo,
dado los límites de espacio, partiré de un marco más concreto como es la Descripción
y análisis de los procesos generales vividos durante la gestación, centrándolo en
nuestro ámbito cultural, planteando por último las Hipótesis y conclusiones globales
del trabajo realizado.
Aunque sea brevemente, quiero señalar que tanto los estudios realizados en
Sociedades Primitivas, como el análisis Histórico de la Sociedad Occidental,
cuestionan el concepto de «Instinto Maternal» defendido en nuestra Cultura como
inherente a la Naturaleza Femenina (todavía ejercen su influencia los prejuicios de
algunos teóricos que consideran incompleta a una mujer no procreadora), y que ha
fomentado a nivel Social la exclusiva función Reproductora de In mujer, como destino
natural e inevitable. Son muchas las consecuencias sociales y Psicológicas que se
derivan de este planteamiento, entre ellas, los estereotipos y roles sexual con la
consiguiente división sexual del trabajo, pero quizá la más sobresaliente, sea la actitud
generalizada que ignora que una mujer, puede y debe decidir libremente si desea
desarrollar en esta Sociedad, la Potencialidad de ser Madre, sin por ello dejar de ser,
ante todo Mujer.

(1) Resumen de la memoria de licenciatura que obtuvo sobresaliente en octubre de 1986.


(2) Sicóloga. Trabaja en sicoprofilaxis del parto en San Sebastián.

79
Sin entrar en investigaciones biológicas, que demuestran las lagunas en la defensa
del supuesto instinto, la maternidad es una Opción, que como tal puede resultar
altamente satisfactoria en función de las condiciones psicosociales inmediatas, pero
bajo ningún concepto, representa la consecuencia inevitable de un condiciónamiento
institivo previo al ejercicio de dicho deseo. Este aspecto no: llevaría a la profundización
sobre el Rol Sexual y Rol Maternal, que por razones de espacio, dejo para otra
ocasión.
Centrándonos ya en la Psicología del Embarazo, podemos observar que en las
últimas décadas se han producido diversas investígaciones de tipo empírico, dirigidas
principalmente a analizar el aspecto Sintomatológico que acompaña al periodo
Perinatal. Sin embargo, y debido a la inclinación científica que busca la cuantificación
y medición de los estudios realizados, existen pocas investigaciones destinadas a la
comprensión del mundo Afectivo Subyacente, que quizá, podría explicar el Dinamismo
de estos Síntomas: La dificultad de estos estudios, estriba fundamentalmente en la
Corroboración experimental. A pesar de esta Dificultad, la tendencia Psicoanalítica
trata de contemplar estos aspectos, aportando datos de gran relevancia a través del
método de la Observación Clínica En este sentido, cada vez son más destacables los
estudios destinados a las Relaciones Primarias entre madre e hijo, como elemento
vital para un adecuado desarrollo Psicosexual Infantil, así como los análisis de la
Influencia de la Actitud Emocional de la mujer embarazada y sus repercusiones en el
recién nacido, que demuestran la importancia de la vida intrauterina, paralelamente a
la existencia del entorno prenatal, aunque todavía se manejen especulaciones al
respecto. Es éste, uno de los aspectos que requieren mayor atención y que constata
la importancia de una adecuada Psicoprofilaxis durante el Embarazo.
Una revisión Bibliográfica basada en los estudios relacionados con el Embarazo,
evidencia como premisa básica universalmente aceptada, que el Embarazo es una
etapa de importantes cambios Psicofisiológicos, en donde la interacción de factores
como las alteraciones hormonales, y las modificaciones en la Imagen Corporal, junto
con los aspectos ambientales y Culturales, quedan reflejados en la vida Psíquica de la
mujer embarazada. Este proceso se expresa habitualmente, traducido en una intensa
Labilidad Emocional
Desde el P. V. Biológico, son muchas las transformaciones que sufre el organismo
para adaptarse a la nueva situación. Por citar brevemente algunas, hay un aumento
considerable de los Estrógenos destinado a incrementar el Metabolismo Energético,
interviniendo
80
en el crecimiento del útero y estimulando el aumento de secreciones del tiroides y de
la adrenalina. Por otro lado la Progesterona actúa fundamentalmente sobre los senos
y el Endometrio. Th. Benedek (1973), aunque como señalan Colman y Colman (1971),
los cambios hormonales no son los responsables directos de las alteraciones
emocionales, ya que aunque determinen la intensidad de un sentimiento, su calidad
dependerá de la historia personal de la mujer. En este sentido, a pesar de que está
demostrado que la Progesterona y los Estrógenos afectan directamente al
Metabolismo de las Catecolaminas (agentes químicos que juegan un papel importante
en la mediatización de las emociones, como la depresión y la euforia), cabría
relativizar la influencia hormonal, ante la presencia de otros factores importantes como
los cambios en el Esquema Corporal, el contexto, etc.
Desde el P. V. Psicológico, y partiendo de la incuestionable interacción Físico-
Psíquica, existen divergencias a la hora de analizar Ia incidencia de esta interacción.
De forma muy esquematizada, podrían agruparse en las siguientes concepciones:
1) Etapa de Bienestar. Considerado como de «calma vegetativa», debido a los
altos niveles hormonales y Metabólicos necesarios para el mantenimiento normal del
desarrollo fetal, generando como consecuencia un aumento de la energía vital de la
madre. En esta línea se encuentran autores como Benedek (1973), Sherman (1 978),
N.Murai y Cols. (1975), etc.
2) Periodo Crítico. Estos autores conciben la Gravidez como una crisis evolutiva
en el proceso madurativo de la mujer, que dependiendo de las condiciones
psicosociales, pueden desencadenar situaciones delicadas a nivel Psicológico. Entre
ellos cabe destacar a Cáplan (1960), que define el Embarazo como «Crisis de
Personalidad a gran escala», E. Erikson (1961) como una «crisis de identidad», D.
Pines (1972) «Período crítico en la búsqueda de su identidad femenina»etc,. Algunos
autores como Freedman, Clifford, etc.,matizan el factor Stress como desencadenante
de conflictos psicosomáticos. Son varios los autores que consideran el factor Pre-
embarazo, como determinante presente en las dificultades de la Gestación, hallando
que las mujeres con antecedentes de desórdenes emocionales, (Depresión, Ansiedad,
e indicios de Neuroticismo), son Ias más predispuestas a sufrir alteraciones
emocionales en embarazo. Wolkins (1974), Stander (1945), etc.
La dificultad para realizar este tipo de estudios, estriba en la necesidad de contar
con muestras repetidas de sucesos Psicológicos y Fisiológicos con anterioridad al
periodo de Embarazo, para poder finalizar con mayor precisión los cambios
actitudinales y emocionales durante el mismo.
81
3) Respuesta individual. Conectando con esta dificultad, y partiendo de la base del
peligro que supone realizar excesivas generalizaciones, existe una serie de autores
que plantean la importancia del Factor Individual es decir, defienden que la respuesta
Emocional de la Embarazada, está inseparablemente ligada a su Personalidad Total,
siendo su estructura la definidora de una saludable o deficitaria adaptación a la
Maternidad. P.M. Shereshjsky (1973). Ampliando esta concepción, A.D. Colman
(1969), resalta la conveniencia de estudiar todo el complejo sistema que supone el
embarazo, resaltando como elemento central la figura del compañero. En la misma
línea, son varios los estudios realizados sobre la actitud de la mujer embarazada sobre
las relaciones sexuales en relación con el embarazo y previo al mismo, que podrían
explicar muchos trastornos psicosomáticos.
Ya en este punto, y antes de entrar en la Perspectiva Analítica, conviene recordar a
M. Mead (1976), quien a través de sus estudios antropológicos comparativos,
concluye que cada cultura tiene sus preceptos frente a las funciones procreativas de
la mujer, existiendo una adaptación a los mismos en función de si son considerados
como peligrosos y dolorosos o sencillos y naturales.
M. Langer (1973), parte de este condicionamiento social, señalando la vivencia en
nuestra sociedad, de las funciones femenina: como dolorosas y llenas de peligros. En
concreto el Embarazo, siendo un episodio procreativo normal en las mujeres sanas, se
convierte en toda una vivencia con dificultades. Este fenómeno lo explica en función
de la identificación de la mujer gestante con su propia madre. El análisis profundo de
estos trastornos constataría que el Embarazo representa la activación de antiguos
conflictos no resueltos: en la que emergen Temores y angustias incluso, en los
embarazos deseados. Es decir, que la mujer adulta, repite toda la conflictiva infantil,
especialmente la relación primitiva con su propia madre. Helene Deutsch, considera
que la mujer aporta a la preñez situaciones conflictivas y emocionales previas al
mismo, e interpreta este hecho, a través de las observaciones profundas de
tratamientos Psicoanalíticos, como un Fenómeno de Doble Identificación. Según es-
tas autoras, estos fenómenos se dan en toda mujer embarazada siendo el grado y su
intensidad lo que determinará su patología
De acuerdo con M. Langer, la educación basada en un mínimo de angustia y
sentimientos de culpa, con una aceptación gozosa de la feminidad, permitirá vivir el
embarazo y parto, como el máximo logro de las facultades biológicas y experienciales:
gestar, alimentar y dar vida a un nuevo ser.
Desde esta Perspectiva, y una vez analizadas las diferentes concepciones sobre la
Psicología del embarazo, describir las diferentes
82
FASES del Embarazo, llevaría excesivo espacio, por lo que esquematizaré
brevemente. J.S. Kestenberg (1977), plantea que existe una regresión considerable
durante el embarazo, con tendencia a conflictos orales en el primer trimestre, anales
en el segundo y uretrales en el tercero. En el primer trimestre la tendencia es incorpo-
rativa, reflejando la ligazón del feto a la madre. El segundo trimestre, la tendencia anal
retentiva facilita el reconocimiento del feto como un objeto separado, siendo el tercer
trimestre la tendencia expulsiva la que actúa como ayuda para la conversión
anticipada de un objeto interno en externo. La Ansiedad se ve incrementada en el
primer y tercer trimestre.
R. Soiffer (1976), recalca que pese a la existencia de embarazos deseados y
aceptados por la madre y el medio, la observación clínica detecta que ciertos
movimientos específicos incrementan la ansiedad durante el embarazo, que clasifica
de la siguiente manera:
a) En el comienzo de la gestación.
b) Durante la formación de la placenta (2 y 3 meses).
c) Ante la percepción de los Movimientos fetales (3 y medio mes).
d) Por la instalación franca de los movimientos (5 meses).
e) Por la versión interna (6 y medio meses en adelante).
f) y g) En el comienzo del noveno mes. Los últimos días del parto.
Cada uno de estos accesos de Ansiedad que pueden durar días o
semanas acompañados probablemente de una sintomatología propia, se
caracteriza por fantasías bien determinadas, que Soiffer considera
interesante sean conocidas por el Profesional y la Interesada, de cara a
realizar una adecuada Psicohigiene.
Una vez realizada esta breve exposición de los aspectos más importantes,
paso a señalar el objetivo de esta investigación: Fundamentalmente se
centra en un intento de mayor comprensión de la Psicología del Embarazo, a
través de dos aspectos centrales:
a) Descripción de los cambios emocionales operados a nivel Piscológico
en la mujer gestante y detallado a lo largo de los tres trimestres.
b) Análisis Descriptivo de la Psicopatología del Embarazo (no expuesto en
este resumen). Posteriormente, estos objetivos, pueden ampliarse desde
una Práctica preventiva, en dos sentidos:
1) Detección e Identificación de los Embarazos de alto riesgo, en el sentido de T.
Vemy y John Kelly (1982)
83
(aquellos, en los que el alto nivel de intensidad síntomatológica, coloca en situación
de peligro el equilibrio psíquico de la gestante y su futuro hijo).
2) Prevención. Situando la labor profiláctica en:
a) Atención específica a las alteraciones emociónales vividas durante el
embarazo y sus repercusiones en la salud Psíquica de la futura madre.
b) Atención a las repercusiones en el estado psicofisiológico del desarrollo fetal,
que como está siendo demostrado, afectan directamente al entorno prenatal.
c) Atención a las Disfunciones en el desarrollo Post-Natal, como consecuencia de
la vivencia negativa del estado de gestación y que alteran la relación vincular
materno-filial.
d) Consecuencia inmediata de esta labor psicoprofiláctica: Garantía de una
óptima interacción madre-hijo como base indispensable para un adecuado
desarro infantil.
e) La Metodología que considero adecuada al respecto, sería:
1) Comprensión por parte de la Embarazada y su entorno inmediato,, de los
cambios producidos por su estado de gestación a través de los Grupos Dinámicos de
Encuentro, con participación activa de la pareja.
2) Posterior seguimiento del Proceso Post-Parto, en evitación de Depresiones o
alteraciones emocionales.
Teniendo en cuenta la relevancia del Contexto Sociocultural, como factor
condicionante, así como la inexistencia de antecedentes preembarazo, planteo la
siguientes HIPÓTESIS centrales:
1. Experimentarán MAYOR NIVEL DE ANSIEDAD, las mujeres que presenten un
BAJO DESEO de Embarazo
2. Experimentarán MAYOR NIVEL DE ANSIEDAD, las mujeres embarazadas con
ajuste «marital» insatisfactorio.
3. Experimentarán MAYOR NIVEL DE ANSIEDAD, las mujeres con una auto-
percepción más «expresiva» (afectivo-pasiva) de su rol sexual.
4. Disminuirá el DESEO DE EMBARAZO, en las mujeres con una relación de
pareja insatisfactoria.
5. Disminuirá el DESEO DE EMBARAZO, en las mujeres con una auto-percepción
más «instrumental» de su rol sexual (activa).
84
Para la comprensión de las Hipótesis planteadas, considero importante
realizar una breve explicación sobre el Rol Sexual, no reflejada en este
resumen por razones de espacio.
La Clasificación tradicional de Parsons (1955) respecto al rol sexual en
papeles Instrumentales (activo, resolución de problemas, responsabilidades
sociales, etc.) atribuido socialmente al hombre, y papeles Expresivos (inte-
reses afectivos, armonía grupal, responsabilidades familiares, etc.); atribuido
socialmente a la mujer, es superado por la Teoría de la Androginia
defendido por Sandra Bem (1976), que admite y potencia la coexistencia de
ambas cualidades en un mismo individuo. Es desde esta perspectiva, desde
donde están planteadas las hipótesis.
Una hipótesis no planteada y de gran relevancia, es la influencia ejercida
por la relación con la propia madre. La causa de no ser formulada, radica en
la dificultad de obtener datos retrospectivos que indiquen fiablemente el gra-
do de identificación con la imagen materna.
La muestra, se ha obtenido de un total de cuarenta mujeres que acuden a
los C.P.F. y Ambulatorios. La edad abarcada es de 18-40 años, siendo su
media de 27. El nivel cultural es heterogéneo, así como el lugar de origen,
existiendo tanto Primíparas como Multíparas, trabajadoras y sin trabajo
remunerado. Las respuestas obtenidas son voluntarias, siendo mujeres que
no presentan una patología específica, por lo que son consideradas como
población «normal».
A través de los análisis Estadísticos adecuados (que no explícito), se han
obtenido los siguientes resultados:
1) El resultado más sorprendente en la presenta muestra, lo ofrece el hecho de que
las mujeres embarazadas no presentan Diferenciación significativa del nivel de
Ansiedad, en función del mayor o menor deseo Explícito de Embarazo.
Causas orientativas de este resultado, podrían resumirse en:
a) El instrumento utilizado no recoge aspectos inconscientes, relacionados con el
rechazo o la ambivalencia, sino la explicitación consciente del deseo.
b) La influencia socio-cultural, a pesar de una mayor permisividad en la elección de
la maternidad, ejerce una considerable presión moralizante que impide la.expresión
de sentimientos negativos hacia el embarazo, con la consiguiente aparición de
sentimientos
85
de Culpabilidad. Es decir, las mujeres temen expresar sus auténticas sensaciones,
hecho que se agrava por la dificultad de conecta, consigo mismas, al margen de las
expectativas sociales.
c) Desde una perspectiva analítica, y recordando a R. Soiffer, Ia ansiedad puede
manifestarse en los embarazos deseados y aceptados, coincidiendo con ciertos
movimientos específicos, siendo la intensidad lo que determina su patología.
2) Efectivamente existe correlación entre Insatisfacción «marital y Ansiedad,
confirmando la hipótesis inicial y corroborando las posiciones que defienden la
importancia de la figura del compañero en la vivencia más o menos gratificante del
embarazo. A nivel preventivo, es fundamental resaltar la atención del entorno
psicoafectivc
3) Sería lógico pensar que una deficiente relación afectiva, produjera un descenso
en el deseo de Embarazo. Sin embargo, los resultados no destacan diferencia entre
los grupos estudiados. Quizá, aunque resulte paradójico, la explicación se pueda hallar
en las múltiples parejas que deciden tener hijos como medida compensatoria a la
vivencia deficitaria de su propia relación, proyectando en el futuro hijo, la solución a
sus conflictos afectivos y personales Son muchos los motivos neuróticos
(comprobación de fertilidad, deseo de identificación materna, proyecciones,
compensaciones, realizaciones fantaseadas, etc.), que pueden llevar a una mujer o
pareja a decidir tener un hijo, con las consiguientes repercusiones graves para el
posterior desarrollo psicosexual y social del niño.

4) En cuanto a la relación entre Rol Sexual y Ansiedad, se ha visto confirmada la


Hipótesis inicial: Las mujeres con una autopercepción más instrumental (activa),
presentan un menor grado de Ansiedad. Quizá es ésta la Hipótesis que se presente a
más controversia. En esta línea, cabe especular, que las mujeres con una actitud más
expresiva, es decir «femenina» o pasiva, pueden presentar una mayor sobrecarga
emocional, debido a factores como la aceptación inevitable de su rol de mujer = rol de
madre (asignado socialmente), con la consiguiente carga de responsabilidades,
(generalmente en solitario), sentimientos de inseguridad con respecto , a su capacidad
maternal, mayor dependencia con respecto al compañero, menos actividad social,
menor inquietud personal (por factores espacio-temporales), etc. Sin embargo, una
actitud más instrumental, que no implica, ausencia de sentimiento maternal, ni
aptitudes masculinizadas, sino una mayor auto-consciencia e independencia y una
actitud más activa hacia el proceso del embarazo, parto y post-parto, pudieran ser la
explicación de un equilibrio emocional más acorde con una actitud de madurez
personal hacia la gestación
86
Una posible objeción hacia la cualidad Instrumental (activa), que no excluye
simultáneamente la expresiva (afectiva) con relación a la ansiedad en la mujer
embarazada, podría orientarse en torno a la renuncia que implica el embarazo y la
maternidad. En efecto, toda opción implica una renuncia dentro de un campo de
posibilidades, pero probablemente esta renuncia sea más integrada, aceptada y
superada que si se viviera la maternidad como inevitabilidad inherente a la «condición
femenina». Es más, esta situación de renuncia momentánea es válida para el proceso
del embarazo, pero puede ser retomada duramente el ejercicio de la maternidad a
través de una adecuada co-responsabilización en la pareja respecto al nuevo ser.
Otras hipótesis derivadas de las centrales, de menor relevancia, contemplan
aspectos como el nivel cultural, el número de hijos, la edad, la situación laboral, lugar
de origen, etc., con relación al nivel de ansiedad, que no voy a detallar para evitar la
extensión excesiva de esta exposición.
Naturalmente son muchos los aspectos a abordar con posterioridad en relación a
este estudio, como por ej., todo el campo de Identificaciones que pudiera explicar la
semejanza o diferencia de la vivencia del embarazo de madre e hija y que por tanto
pusiera de relevancia la importancia del entorno Familia-Sociedad, de cara a una
prevención adecuada. Otro aspecto importante a trabajar es el análisis de los cambios
en el esquema corporal con relación al incremento de ansiedad, así como el campo de
la sexualidad y los roles asignados, o bien la relación de pareja y los estereotipos, etc.,
que serán objeto de posteriores estudios.
Básicamente, el trabajo realizado, pone de manifiesto, la dificultad de muchas
mujeres en esta sociedad, de conectar consigo mismas y formular con claridad su
deseo, así como la influencia sociocultural de la división de roles y el incremento de la
ansiedad producido por esta imposición, junto con el valor fundamental del entorno
afectivo previo a la situación de embarazo y durante el mismo, de cara a una vivencia
gratificante de una experiencia de vital importancia, para la mujer, el futuro hijo, y su
entorno inmediato.
La perspectiva Preventiva, tiene la palabra.
87

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89

APUNTES SOBRE LA RELACIÓN PARENTO-FILIAL EN LA AUTORREGULACIÓN

VICENTA GILABERT MORA(A)

¿Será excesivamente aventurado declarar


que la Vida, mejor que nadie, sabe crear
sus necesarias formas de existencia?
W. Reich

El objetivo de este trabajo es intentar delimitar en lo posible la función de los


padres, en cuanto que inciden directamente en el desarrollo de sus hijos. Si de alguna
forma podemos hablar de personas «sanas» y personas «neuróticas», paralelamente
podríamos hablar por un lado, de los padres que como inductores de la estructuración
psicobiológica del hijo, fomentan en el mismo una personalidad independiente,
autorregulada y libre; y por otro lado, en contraposición con éstos, de los padres que
limitados por su propia estructura caracterial, perpetúan en sus hijos su propia
dependencia, su sumisión a la autoridad, su falta de madurez; en suma, su infelicidad.
No hay duda en que todos los padres, salvo raras excepciones, quieren lo mejor
para sus hijos, sin embargo, no todos consiguen que crezcan felices y que se
desarrollen sanos, tanto física como emocionalmente. Gran parte de esta culpa la
tiene el desconocimiento de la naturaleza infantil y de la psique humana, otro tanto es
debido a los propios conflictos no superados, que nos hacen personas inmaduras e
indecisas.
En esta sociedad desnaturalizada y deshumanizada, que ha olvidado sus propias
raíces, es muy difícil salir con éxito de la empresa que supone la crianza de un hijo
«sano». Realmente el camino es muy difícil en una sociedad negadora de lo vivo, que
utiliza la represión sexual para tener subordinados a sus componentes, sin que éstos
sean conscientes de tal hecho, pues ya desde el nacimiento o incluso antes, fueron
disciplinados a bloquear la expresión de sus emociones, que hacían peligrar el
equilibrio neurótico reinante.

(A) MAESTRA. En formación con la ESTER.

99
La calidad del contacto con la madre, como primer objeto, va a ser determinante en
la personalidad del niño. Los bloqueos que pueden establecerse durante los primeros
meses, a nivel de ojos, nariz, boca y oídos, van a incidir sobre la posterior
estructuración del resto del cuerpo, y van a limitar y trastocar la percepción del niño en
el contacto con el mundo exterior.
Durante la primera etapa después del nacimiento, el bebé debería ser el centro de
la atención materna, y ésta será el único objeto que reclamará para la satisfacción
de sus necesidades físico emocionales. Esto puede agotar a la madre, que debería
encaminar o dirigir su energía al bienestar de ambos, y olvidarse de tareas do -
mésticas y compromisos sociales. Es una etapa de adaptación mutua madre-hijo. Esto
puede entrar en conflicto con la opinión de muchas mujeres para quienes la
maternidad supone esclavitud y servilismo. Obviamente, la etapa de maternidad, que
abarcaría hasta los dos años, edad en la cual se podría incorporar progresivamente a
la relación afectiva maternofilial una sustituta materna, no está reconocida
socialmente; por esta razón la madre que desempeña una profesión, no tiene las
facilidades suficientes, para ocuparse adecuadamente de su hijo. Sin embargo, la
maternidad es algo que se debe reivindicar, en vez de negarse a ella. Como dice
Margarette Ribble: «Sobre la relación que se establece entre madre e hijo va a
descansar la posterior adaptación emocional y social del niño»'
Cuando el padre entra en la dinámica del niño directamente, éste ya lleva una
estructuración energética determinada por la relación con la madre. Una forma
particular de reaccionar ante las frustraciones, de pedir las cosas. Tendrá una manera
peculiar de relacionarse con el objeto. Las frustraciones que el niño reciba en la satis-
facción de sus necesidades durante este período, van a crear una profunda huella en
el sistema biofísico del niño. Es decir cuando mayor es la inmadurez, peor serán las
consecuencias de las frustraciones.
La falta de conocimiento de la psicología humana, reflejo de la inmadurez afectiva,
lleva a muchas mujeres a maltratar indirecta e inconscientemente a su hijo. Tienen
ideas absurdas, como que hay que acostumbrar al niño a que desarrolle ciertos
hábitos, a no mimarlo, a no ceder ante sus demandas; cuando para todo esto no hay
reglas fijas, y lo único que cuenta es la capacidad de contacto en todo momento, y el
efecto. Habrá que esperar que el niño adquiera cierta madurez en su desarrollo, que
permita introducir ciertas frustraciones. Las cosas se confunden hasta tal punto, que
se cree que el niño debe adaptarse a las exigencias de la madre desde

1) Margarette Ribble. «Los derechos psicológicos del niño», Cap. I, pág. 12.

100
el primer momento, en vez de adaptarse la madre a las necesidades del hijo. Por
supuesto, que el niño no tiene más remedio que adaptarse al sistema biofísico de la
madre, esto ya lo hace desde la misma concepción. A lo que yo me refiero al decir
«adaptación de la madre al hijo», es respetar el ritmo biológico que lleva el niño, y no
dejarse imbuir por ideas preconcebidas provenientes de la abuela o de algún
mercachifle, como dice W. Reich. Cuando el niño no tiene la suficiente madurez,
entonces esto se convierte en una lucha constante de la madre por sobrevivir ante las
impetuosas demandas del hijo, que al no ser satisfechas, pronto renunciará a ellas en
detrimento de su salud.
Muchos padres entrenan severamente a sus hijos en períodos tempranos, con el
concepto erróneo de que así se adaptarán mejor a la vida social, sin tener en cuenta
que la infancia tiene sus propias características, y que hay que vivirlas plenamente
para esa posterior adaptación. «Frustrado en una dirección el bebé tomará otras para
expresarse y aliviar la tensión, desarrollando hábitos protectores que pueden
deformar el crecimiento normal.» (M. Ribble2). Estas actitudes denotan una falta de
amor y comprensión hacia las necesidades del niño, que pueden no estar en
consonancia con lo que los adultos esperan de él.
Me gustaría distinguir aquí la frustración negativa de la frustración positiva. Si la
primera impide la satisfacción de una necesidad vital para el bebé, la segunda puede
ser considerada como un estímulo para que el niño abandone cierto hábito y pase a
la etapa siguiente, cuando este hábito solo sirve para dispersar la energía que
debería ser encaminada hacia la genitalidad.
Una buena relación entre madre e hijo supone la presencia de un padre,
imprescindible en la estabilidad emocional de ambos, algo que muchas mujeres
menosprecian. En caso de que el padre biológico no exista por alguna causa, siempre
existe la posibilidad de que el niño mantenga una relación afectiva con algún adulto
varón, amigo o familiar, con el que pueda identificarse. El bebé se verá afectado por
la relación emocional entre sus padres, sus tensiones, su insatisfactoria relación
sexual, etc. «La falta de una relación con el padre en la primera edad, puede dejar un
penoso vacío en los sentimientos infantiles». (M. Ribble3).
Es bastante común en el hombre quedarse rezagado, cuando su mujer queda
embarazada o cuando nace su hijo. Sentir que su presencia no es importante y
adoptar una actitud de huida; estas actitudes negativas abrirán una brecha en la
relación con su mujer y

2) M. Ribhle. «Los derechos psicológicos del niño», Cap. IX, pág. 89.
3) M .Ribhle. «Ios derechos psicológicos del niño», Cap. X, pág. 99.

101
su hijo. La conducta de estos hombres puede estar determinada por la no superación
del complejo de Edipo, bien pueden sentir envidia por la mujer o por el hijo, o por
ambos a la vez. Aunque también puede ser debido, entre otras causas, al cambio de
conducta de su mujer; ya sabemos que durante el embarazo se va abriendo progre-
sivamente la pelvis, y esto puede llevar a vivir las emociones que en ella están
bloqueadas, emociones de rabia, de miedo... que si se proyectan al marido, éste
puede sentir con razón el rechazo, que le hará revivir a su vez el rechazo de su
madre.
Durante el embarazo y el amamantamiento, algunas mujeres dan muestra de
necesitar mayor afecto y satisfacción genital, dada la mayor carga energética, que tal
vez el marido no esté capacitado ni dispuesto a dar plenamente. La sinceridad, la
comunicación, el amor y el considerar el tener un hijo como una empresa difícil para la
que se necesita dedicación y esfuerzo, son necesarias para un buen desenlace.
El complejo de Edipo es algo característico de nuestra sociedad, aunque el
problema no es que se dé el complejo, sino el que éste llegue a superarse o no. La
competencia que vive el hijo hacia el progenitor de sexo contrario, se suma a la
aversión que inconscientemente puede vivir el progenitor hacia el hijo (el padre hacia
el hijo y la madre hacia la hija); en cuanto que el adulto no superó positivamente dicho
complejo en la relación con sus padres. Pues aun que bien se dé una atracción hacia
el progenitor de sexo contrario dependerá del ambiente en que se desarrolle, de la
reacción de los padres hacia este hecho, el que el niño se estanque en este período o
lo supere positivamente. «El factor patógeno básico no es, por consiguiente el conflicto
sexual infantil y el complejo de Edipo como tal, sino la manera en que estos conflictos
se resolvieron.» (W Reich 4). Cuando la niña recibe una negativa de su padre, la
madre puede pensar para sus adentros «¡muy bien, ahora te jodes, ¿crees que lo vas
a conseguir todo?! Esta situación está demostrando que la madre está en contra de
las demandas afectivas de la hija hacia el padre, que revive su propia competencia
con su padre, y esto le hace resurgir emociones que no quiere aceptar, por lo que
puede permitírselas en su hija. Y viceversa, el padre puede vivir una situación de
competencia con su hijo, negando la relación afectiva de éste con su esposa. El tono
de voz y la emoción ligada al lenguaje, son expresiones sutiles que están
transmitiendo al hijo: «¡la mamá es sólo para mí, o desapareces, o te voy a hacer
mucho daño»!, con lo cual el niño queda atemorizado, y su necesidad de afecto a la
ma-

4) W. Reich. «Análisis del carácter», pág. 162.

102
dre va a presentarse unida a un sentimiento de culpa, por estar haciendo algo que no
debe.
El encontrar los límites en la expresión de afecto a nuestros hijos, la diferencia entre
seducir o simplemente «estar» es difícil sin una revivencia y análisis del desarrollo de
nuestra sexualidad, de las represiones de las que hemos sido víctimas, de la relación
con nuestros padres.
En el «Desarrollo del instinto de saber en un niño» de Vera Schmidt, se nos revela
el error que se comete al evadir las preguntas de los niños sobre temas sexuales, ya
que despiertan la desconfianza hacia los padres, al mismo tiempo que da a entender
al niño el tabú de tales temas, al no hablar de ellos con naturalidad. El por qué pre-
cisamente los temas sexuales y no otros nos infunden tanto temor y nos
desconciertan, vienen explicados por la propia represión que hemos sufrido.
Que la represión sexual es el resultado de la sociedad patriarcal, lo demostró
Wilhem Reich basándose en el análisis que Malinowski hizo de la sociedad
trobiandesa. En la sociedad trobiandesa, el padre no es el cabeza de familia ni se le
reconoce ninguna autoridad sobre su mujer ni sus hijos, ya que esta autoridad la
representa el hermano de la mujer; por lo que la relación con sus hijos es de com-
pañero, amigo y protector. El padre en esta sociedad se esmera por demostrar a los
hijos de su mujer ternura y amor, juega con ellos y les enseña tareas que les agradan.
En su relación, no hay cabida para el deber, ni para enseñanzas moralizantes; todo se
basa en el agrado. En cuanto que el padre tiene que merecerse el amor de su mujer y
el de los hijos de ella, pues no hay ninguna ley social que se lo otorgue por derecho,
se esmera en este sentido por conseguirlo; así mismo como no es el proveedor
económico no tiene posibilidad de culpabilizar a su familia si su negocio va mal. Sus
afectos parentales se ven libres de cualquier interferencia de deber económico y de
educación.
Deberíamos preguntarnos, si el período de latencia es algo que se da por
naturaleza o si por el contrario es consecuencia de la represión sexual que el niño
sufre desde el nacimiento; y llamo represión no sólo a la inhibición directa de prohibir
el contacto con los genitales sino también a la no potenciación de este contacto, a no
favorecer el desarrollo sexual, a no poner los medios para que el niño viva su
sexualidad de forma natural, en suma a la pasividad de los padres frente a este tema.
«Hasta que conocí a. Reich creí que bastaba con darles libertad a los niños. Reich
dijo: —No, eso no es suficiente — . Tenía razón.
103
Con el enemigo en la puerta tenemos que ser positivos, no sólo, por ejemplo, tomar el
juego sexual como algo normal (como haríamos en una sociedad sana) sino mostrar
positivamente al niño que estamos luchando por sus derechos naturales para el
autojuego sexual y el juego heterosexual.» (Neill5.)
Esto nos llevará a pronunciarnos abiertamente sobre los derechos de nuestros hijos,
tanto en la escuela como en la calle y donde se dé la oportunidad para ello. Esta
actitud puede llevarnos a enfrentamientos y hostilidades por parte de vecinos,
maestros, etc. si no tenemos la posibilidad de elegir tanto a unos como a otros, lo
mejor que podemos hacer es hablar con nuestros hijos sobre las deficiencias
caracteriales y humanas de estas personas, y de esta forma ir introduciéndolos en la
comprensión de la realidad social, y evitar que se sientan seres extraños. Hay que
explicar detalladamente y a su nivel cada duda y confusión del niño. Conviene sobre
todo no dejarse llevar por la rutina y modos convencionales de comportamiento, elegir
en lo posible a nuestros amigos.
No se puede entender la libertad y la autorregulación como dejar que el niño saque
sus propias consecuencias con las relaciones con los demás, en edades en que no
tiene el carácter aún formado, ya que estas relaciones no propician la autorregulación,
son en su mayor parte negativas. Esto se podría comparar como dejar al niño suelto
en la jungla cuando todavía no es capaz de valerse por sí mismo.
La libertad de los hijos es algo que muchos padres se plantean Padres que han
vivido en un ambiente autoritario y que desean para los suyos mayor libertad, pero que
encuentran dificultades para encontrar los límites. ¿Dónde termina la libertad? ¿En un
ambiente protector y permisivo, cómo se adaptarán posteriormente a la sociedad? Son
dudas que muchos padres se plantean sin encontrar respuesta. El contacto con la
situación nos ayudará a decidir. Tan nocivo es inhibir cualquier conducta del niño
como permitírselo todo dando como resultado en ambos casos un desarrollo del carác-
ter que se alejará de una regulación energética sana: «...debe señalarse que la
formación del carácter no depende sólo de que el instinto y la frustración crean un
conflicto, también depende de la índole de este conflicto, del período en el cual tienen
lugar los conflictos de formación del carácter, y de cuáles son los impulsos implicados
en ellos... El resultado de la formación del carácter depende de los siguientes factores:
— El momento en el cual se frustró el impulso.
— El alcance y la intensidad de la frustración.
— Contra qué impulsos se dirigió la frustración central.
5) Neill. «Autorregulación y mundo exterior», pág. 3.

104
— La relación entre tolerancia y frustración.
— El sexo de la principal persona frustrante.
— Las contradicciones de las frustraciones mismas.
...Lo opuesto del carácter impulsivo es el carácter de instintos inhibidos. El primero
muestra en su historia el impacto de un instinto plenamente desarrollado y de una
repentina frustración; el segundo la frustración constante, desde el principio hasta el
fin, del desarrollo. instintivo.» (Reich6).

Paul Martin en su artículo «La educación económica sexual», destaca como


imprescindible para el desarrollo armónico de los hijos, la afectuosidad y la seguridad
de los padres. En esta seguridad que deben poseer los padres, se encuentra la
capacidad de decir «no» al niño, de hacer valer sus propios derechos, no dejar que el
niño con su egocentrismo, invada la libertad de los padres; ser capaces de expresar el
enfado sin que el niño reciba una impresión de rechazo a su persona, aunque sí a
cierta actitud o comportamiento del niño.
Ser capaces de hacer valer los derechos del niño fuera del hogar, protegiéndolo de
las nefastas influencias del medio social, poner los medios para un sano desarrollo, a
pesar de las barreras exteriores; aceptar cuando uno se equivoca (pues no somos
perfectos), no sentirse culpable por errores cometidos con anterioridad, e intentar so-
lucionarlos; no confundir las insatisfacciones de la propia infancia, con las vivencias de
los hijos, pues pueden ser muy diferentes y esta confusión puede llevarnos a ser
demasiado benévolos con ellos, dado la falta de afecto que hemos sufrido.
El ¡No! de los padres, puede ser malentendido por el hijo, puede vivirlo como un
abandono, esto suele suceder cuando el niño no está seguro del afecto de sus padres.
El decir ¡no!, es un derecho biológico y vital de la persona, ya sea ésta niño o adulto.
Actualmente parece que los padres tienen miedo a negar cosas a sus hijos, a limitar
espacios, y es porque ellos mismos confunden el ¡no, porque no me apetece, o
porque es peligroso para ti!, con el ¡no, porque no te quiero!, y esta confusión persiste
en sus hijos. Los padres pueden decir ¡No!, a su hijo en un momento determinado, por
causa X, sin que esto tenga que minar la relación. Es posible que el hijo no acepte la
negativa y llore, patalee, esto significa que es capaz de expresar sus emociones y es
bueno que saque su rabia. Luego, cuando ya esté más calmado y esté dispuesto a
recibir alguna explicación se le pueden exponer los motivos por los cuales
6) W. Reich. «Análisis del carácter», págs. 163-165.

105
nos hemos negado. Esta sinceridad con él y la explicación de nuestro punto de vista le
ayudarán a madurar.
Desde luego, el niño también tiene derecho a decir ¡NO!, a su vez, y los padres
deberán ser dispuestos a aceptarlo y a escuchar sus motivos.
Con esto se cuestiona el autoritarismo de los padres, que mandan y ordenan con la
acatación incondicional de sus hijos. También se cuestiona en la escuela el
autoritarismo del maestro, que dirige a sus alumnos, diciéndoles lo que en cada
momento tienen que hacer. Los niños acostumbrados a que les dirijan la vida, se ven
con dificultades y verdaderos problemas, cuando se les da la oportunidad de
responsabilizarse de sus actos, de hacer aquello que les apetezca, pueden
desbordarse en su destructividad o bien quedar inhibidos esperando órdenes.
Cierto llamar la atención sobre los efectos negativos que pueden causar en el niño
la imposición de conductas y la no aceptación de sus necesidades, la inhibición de sus
iniciativas, en suma la falta de amor que recibe el niño. Entre las secuelas, podemos
enumerar falta de seguridad en sí mismo, y por tanto inhibición de la AGRESIVIDAD
diferente de la DESTRUCTIVIDAD. Esta inseguridad va a llevar entre otras cosas,
como dice Vera Schmidt a una inhibición del desarrollo del saber; también puede
resultar por el contrario una persona muy destructiva, que busca en su conducta la
provocación del otro.
Para entender las reacciones y mecanismos de los niños, hay que ponerse en su
lugar, hay que intentar ver las cosas como ellos las viven, es decir hay que tener una
capacidad de contacto y desinhibición que nos permitirá comprender los motivos del
niño. A partir de esta comprensión se podrán poner los medios para solucionar la
situación problemática. Tenemos que tener en cuenta que nuestras propias
inhibiciones, frustraciones, incapacidades, están impidiendo el desarrollo armónico de
nuestros hijos, y que sus incipientes bloqueos son reflejo de los nuestros. «...Frente a
cualquier manifestación instintiva del niño, recuerdan (los padres) sus propios deseos
infantiles reprimidos, y las instancias instintivas del niño, representan un peligro para la
subsistencia de las represiones propias» (Wilhem Reich7).
Cuando un niño tiene celos de su hermano, está expresando que no obtiene todo el
amor que desea de sus padres, e imagina que el otro sí que lo obtiene (sea en
realidad cierto o no). El amor que piden los niños es tan desbordante, que en
cualquier momento que

7) W. Reich. «Psicoanálisis y educación 2», pág. 85.

106
no estés emocionalmente capacitado para prestarle atención, puede vivirlo como un
rechazo; y si tiene hermanos desarrollará la tendencia a fijarse en la relación que los
padres mantienen con ellos, y cualquier desliz que se tenga, puede ser reclamado por
el niño celoso. Está claro que el niño celoso busca el afecto y la dedicación de sus
padres, por lo que se siente insatisfecho. Por supuesto no podemos decir que hayan
padres que satisfagan totalmente y plenamente a sus hijos, teniendo en cuenta el
entorno social en que vivimos y los bloqueos que en mayor o menor grado existen en
los padres.
Los celos y la expresión de los mismos pueden ser un signo de salud en la medida
que significan no querer compartir el objeto amado. En cuanto que estos celos no se
manifiestan abiertamente en los niños «normales», significa que hay una resignación
a la falta de amor.
La definición que da A. Tallaferro de los celos es la siguiente: «Los celos se basan
en la envidia, pero comprenden una relación de por lo menos dos personas y
conciernen principalmente al amor que el sujeto siente que le es debido y le ha sido
quitado o está en peligro de serlo por un rival.»
A. Neill por su parte, propone revolear una moneda en caso de desacuerdo entre
hermanos, como forma más imparcial de tomar una decisión. «Los niños tienen muy
desarrollado el sentido de la justicia auténtica.»
La diferencia de edad entre hermano es definitiva en el desarrollo de los celos. Un
niño que ha disfrutado del amor de sus padres, de forma exclusiva, durante sus
primeros años y que haya formado su carácter sin tener que compartir la dedicación
de sus padres con otra persona, tendrá menor predisposición a desarrollar los celos.
Cuando se tiene un segundo hijo, el papel del padre es fundamental. Debería dedicar
más tiempo al hijo mayor, hacerle sentir un hombrecito o mujercita. Habrá que
explicar al niño que sus necesidades son diferentes de las del bebé.
Según Th. Lidz, para que la familia permita a los niños un desarrollo armónico, los
esposos deben permanecer unidos en calidad de padres, preservar la frontera entre
generaciones y asumir de modo continuo la función de su sexo.
La identidad sexual de los padres, facilitará la identificación del niño al progenitor
del mismo sexo y evitará muchos trastornos de la personalidad. La madre machista,
dominante, y el padre afeminado y débil son individuos que se encuentran por
doquier. El padre moralista y demasiado exigente, crea temor en el niño hacia la in-
dependencia, por lo que seguirá buscando la protección materna.
107
Por otro lado, la madre sobreprotectora, que protege a sus hijos incluso del padre,
impidiéndole que haga presencia de su autoridad, anulándolo, busca en el fondo
seguir mandando en la educación de sus hijos; estas mujeres buscan como
compañero un hombre débil de carácter que subordina su autoridad a la de la mujer.
«El padre que no tiene ganas de jugar con sus hijos, pero que lo hace porque
piensa que ese es su deber, es un mal compañero de juegos, fastidiado e irritable.»
(Dr. Spock8).
El padre no puede ser, un buen padre por el simple hecho de leer manuales de
educación y comportarse con sus hijos de una determinada forma que se cree la
adecuada, si realmente su actitud hacia ellos no es sincera, si emocionalmente no
está dispuesto a ello, pues tarde o temprano aflorará la hostilidad hacia sus hijos. Es
preferible aceptar los propios límites, desempeñar una paternidad realista,
renunciando a lo que fastidia y aprovechar los momentos de placer, aunque sean
escasos, en la convivencia con los hijos. En la paternidad como en cualquier relación
interpersonal, lo que cuenta no es la cantidad, el estar continuamente dispuesto a dar,
sino la calidad de la relación.
¿Qué pasa cuando el niño se empeña en conseguir algo que no es viable en la
opinión de los padres? Parece ser que el niño varón se siente más seguro cuando la
negativa viene del padre, aunque proteste y coja un berrinche, pasado este momento,
se siente más tranquilo. Si la negativa procede de la madre es posible que la rebelión
del niño varón se prolongue, y el conflicto perdure, como esperando que alguien más
poderoso que él ponga los límites.
Muchas madres deberían ceder el sitio al marido en numerosos asuntos referentes
a sus hijos y que sea él quien decida, aunque esta decisión no sea la adecuada en
opinión de la madre. En todo caso más vale tener un padre autoritario o exigente que
no tenerlo; pues con un padre presente, el niño varón tendrá la posibilidad de
enfrentarse a él. Si el padre no existe, tal enfrentamiento no se podrá dar, ni podrá
identificarse mínimanente con él.
Los puntos que destacaría para favorecer la autorregulación, son los siguientes:
a) Conocer y aceptar las propias limitaciones, sin que esto signifique resignarse a
ellas, pues el curso de la vida pueden hacerlas cambiar.
b) Tener un contacto permanente con nuestras emociones y analizar las
situaciones que las provocan, sin dejarse llevar por lo que «debería» o «no debería
ser».
8) Dr. Spock. «Tu hijo en tiempos difíciles», pág. 237.
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c) No cerrarse en la actitud de culpa, que en el fondo es una actitud masoquista y
buscar los medios adecuados para salir de la situación.
d) Tener presente, que los niños necesitan unos padres con «autoridad» y
protectores, no unos amigachos, que aunque muy modernos le harán sentirse
inseguro.
e) No ponerse en un plano de superioridad, de padres que lo tienen todo superado
y a quienes los hijos deben admirar y «respetar», sino ser humanos con nuestras
debilidades, nuestros sentimientos. En suma ser accesibles. Los dioses no son
humanos ni accesibles. Merecerse el respeto sin imponerlo, ya que cuando es
impuesto por la fuerza, ese supuesto respeto es más bien miedo que amor.
f) No impedir la creatividad del niño ni sus libres manifestaciones. «No podemos
decir a nuestros hijos qué tipo de mundo sería o habría que construir, pero podemos
equipar a nuestros hijos con el tipo de estructura caracterial y con el vigor biológico
que les harán capaces para tomar sus propias decisiones y encontrar sus propios
caminos para construir, de una manera racional, su propio futuro y el de tus hijos».
(W. Reich9).
g) Propiciar que el niño, progresivamente y de acuerdo con su madurez, vaya
responsabilizándose de sus actuaciones, es decir,vaya conociendo las consecuencias
de sus actos. Sin la necesidad de sermonear, ni moralizar. Sin la necesidad de
adelantar conclusiones: «Niño, no hagas esto porque sucederá aquello.» El niño
necesita experimentar y sacar sus propias conclusiones para que su aprendizaje sea
verdadero, con conocimiento del hecho, siempre, por supuesto, que no exista un
peligro real para su persona. («...Somos solo los transmisores de un pasado
depravado, hacia un futuro eventualmente mejor. No debemos ser los que edifican
este futuro.¡No tenemos derecho a decir a nuestros hijos como construir su futuro! Ya
hemos demostrado que somos incapaces de construir nuestro propio futuro. Lo que
podemos hacer como transmisores, no obstante, es contar a nuestros hijos, dónde y
cómo fracasamos. Podemos, además, hacer todo lo posible para remover los
obstáculos que están en el camino de nuestros hijos, para que construyan un mundo
nuevo y mejor para ellos mismos.») (Wilhem Reich10).
h) Tener en cuenta que los niños perciben la vida tal como los padres se la
transmiten.
9) W. Reich. «Los niños del futuro», pág. 2.
10) W. Reich. «Los niños del futuro», pág. 1.

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i) No forzar a los hijos a que se comporten de una forma determinada para regocijo
de los padres. Ellos tienen sus propias razones para actuar de una forma u otra.
También tienen los hijos derecho a rebelarse, a sentir miedo, a sentir vergüenza de
sus genitales, por ejemplo.
Finalmente y de forma global destacaría que la incorporación del hijo a la pareja
hombre-mujer, supone una ampliación del campo relacional y comporta una
adecuación a la nueva situación, ya que se introduce un nuevo elemento (el hijo). El
hijo va a sentirse influenciado por la estructura caracterial y energética de cada uno de
los progenitores, por un lado y, por otro por la relación que ambos progenitores
mantienen entre ellos.
En la relación interpersonal que se da en la tríada:

cualquier disturbio emocional que se dé en uno de los componentes, va a repercutir


en el comportamiento de los otros, como el desequilibrio que se produce en un
estanque de aguas tranquilas, al echar una piedra.
Este equilibrio emocional en la relación entre los padres, supone que cada uno de
ellos individualmente tenga una regulación energética más o menos genital, que no se
vea coartada, sino conplementada por la estructura caracterial del otro componente de
la pareja:

Me queda agradecer a W.Reich y a todos los que han hecho posible la práctica de la
vegetoterapia, el que por medio de ella sea una realidad posible el reencuentro con
nuestra infancia, que permite poner de relieve experimentalmente las vivencias que
habían trastocado nuestro natural equilibrio energético y recuperar, cada uno según
sus posibilidades, un poco de felicidad que en una sociedad menos represiva hubiese
sido seguramente mayor.
Abrigamos la esperanza de que progresivamente las nuevas generaciones de
padres sean individuos más sanos, que harán posible un mejor desarrollo hacia la
genitalidad y la autorregulación de sus hijos. «El niño recién nacido, el eterno hijo del
futuro. La tarea
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consiste en salvaguardar sus potencialidades innatas para que encuentre el camino.
El niño aún por nacer se convierte en el foco de atención. Es el principio común de
funcionamiento de toda la humanidad pretérita, presente y futura. Teniendo en cuenta
su flexibilidad y el hecho de que esté dotado de ricas potencialidades naturales, es la
única esperanza viva que nos queda en este holocausto de infierno humano.» (W.
Reich11).
BIBLIOGRAFÍA

«Los derechos psicológicos del niño». M. Ribble. Edit. Nova Terra.


«Sexe i represió en les societats primitives», Malinowski. Ed. Llibres l'abast.
«Psicoanálisis y educación 2». W. Reich/Vera Schmidt. Ed. Cuadernos Anagrama.
«Hijos en libertad». A. Neill. Ed. Gedisa.
«Curso básico de psicoanálisis». Tallaferro. Ed. Paidos.
«Si tu hijo te pregunta». Annie Reich. Ed. Cuadernos Anagrama.
«Tu hijo en tiempos difíciles». Spock. Granica editor.
«Educación económica sexual». Paul Martin (pseudónimo) (1919).
«Manual de psiquiatría infantil». Ajuriaguerra. Ed. Toray-masson, S.A.
«Análisis del carácter». W. Reich. Ed. Paidos.
«El asesinato de Cristo». W. Reich. Ed. Bruguera.
«Los niños del futuro». W. Reich. Conferencia de orgonomía 25-VIII-1950.
«Apuntes del seminario «La Sicopedagogía Orgonómica» a cargo de Xavier Serrano
en Valencia, cursos 1986-1987.
«Curso básico de Sicoanálisis», A. Tallaferro, Paidos, 76.
11) W. Reich. «El asesinato de Cristo», pág. 303.

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