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Au r e l i o A s i a i n

EL PAÍS DE LOS POETAS


H a sido tal la fortuna del haiku en todo el mundo que hay quien cree
que en Japón no se escribe otra cosa. La mayoría de los cinco mi-
llones y medio de escritores registrados oficialmente practica el gé-
nero, lo mismo que un número muchas veces mayor de aficionados anóni-
mos. Los grandes diarios le dedican una o varias columnas. Hay progra-
se de un juego mnemotécnico indispensable en las celebraciones de Año Nue-
vo y sobre el que se transmiten telenovelas y series radiofónicas.
Mientras todos los japoneses saben de memoria los cien waka, los es-
tudiosos discuten interminablemente el sentido de los versos. No es sólo que
el tiempo los haya oscurecido: los enigmas y las disputas sobre ellos surgie-
mas de haiku en la radio. Y diariamente, a primera hora de la mañana, se ron de inmediato. La poesía cortesana japonesa abunda en alusiones, am-
transmite uno de televisión en el que poetas reconocidos leen, comentan y bigüedades, dobles sentidos, juegos de palabras, aliteraciones, y otras oscu-
corrigen los ejercicios enviados por el público, algunos de los cuales merecen ridades que hacen posibles las interpretaciones más dispares y pueden lle-
publicarse en una revista de gran tiraje, de venta en los supermercados. gar a ser irritantes. Arthur Waley escribió célebremente: “La selección pa-
Pero no todo el mundo escribe haiku. Los emperadores y la familia im- rece haberse hecho con el propósito de exhibir los rasgos menos placenteros
perial no componen naturalmente sino waka, una forma que data del si- de la poesía japonesa.” Es cierto, pero también lo es que, como apunta Do-
glo VII y cuyo nombre significa literalmente “poesía japonesa”. En la Ce- nald Keene, la antología incluye muchos buenos poemas. Algunos están en-
remonia Poética Imperial del Año Nuevo, que se celebra desde la época de tre los más notables de todos los tiempos. (No es una poesía, de todos mo-
Kamakura, en el siglo XIII, se canta el mejor de los waka escrito en el año dos, fácil de traducir, y no es extraño que hasta ahora no haya encontra-
por cada uno de los miembros de la familia, lo mismo que una decena es- do en nuestra lengua un puente como el que tendieron para Basho Octavio
cogida entre las decenas de miles enviados por los ciudadanos en respuesta Paz y Eikichi Hayashiya, o como el que le ha dado a Issa Kobayashi y a
a la convocatoria y con un tema determinado. Yosa Buson, Orlando González Esteva, traductor admirable como pocos.)
Entre los siglos VII y XV la poesía japonesa casi no conoció otra forma La estrofa sigue en plena forma. Hace unos años, la poeta Tawara Ma-
que la del waka (31 sílabas en versos de 5-7-5-7-7), de la que el haiku es chi, traductora y crítica de poesía clásica, se dio a conocer con un libro de
un desprendimiento, una condensación y una crítica. Este fenómeno extra- tanka (es decir, poemas en la forma del waka, pero no estrictamente tra-
ñísimo (una larguísima tradición poética con una sola forma, y de extrema dicionales), Sarada Kinenbi (El día de la ensalada), del que se han ven-
brevedad) tiene explicaciones muy diversas, pero la esencial tiene que ver dido hasta la fecha cuatro millones de ejemplares.
tanto con la naturaleza fonética de la lengua, que dispone de un número en El más popular de los poetas japoneses, sin embargo, no escribe haiku
extremo reducido de sílabas (los japoneses no cuentan fonemas ni letras si- ni tanka. Tanikawa Shuntaro, que empezó a escribir “como quien toma
no sílabas), como con el extremo formalismo de una cultura en que la crí- una bicicleta”, según dice, dio a la imprenta su primer libro en 1951, a los
tica ha podido casi siempre desarrollarse mejor como enérgica preceptiva. veinte años, y ha publicado un nuevo título cada año desde entonces. For-
En cualquier caso, en torno a la mínima estrofa se desarrolló un mundo li- mado a la luz de Whitman y de William Carlos Williams, Tanikawa ven-
terario complejo y refinado, cuyo momento de mayor esplendor ocurrió pre- de millones de ejemplares y llena estadios con una poesía de entonación co-
cisamente a principios del siglo XIII, cuando se compiló la octava de las an- loquial e intención filosófica, que está entre las más puras e intensas de nues-
tologías imperiales, el Shin-Kokin-Wakashu. tro tiempo. Probablemente sea el único poeta en el mundo que podría vivir
En el centro de la época dorada se encuentra uno de los compiladores tranquilamente de escribir poesía, pero se da tiempo para pintar, traducir
de la antología: Fujiwara no Teika, uno de los tres o cuatro poetas mayo- las tiras cómicas de Charles Schultz, escribir para el teatro, el radio y la te-
res de la historia de Japón. Además de gran poeta, Teika es sin lugar a du- levisión, producir y dirigir películas, emprender giras de lecturas-conciertos
das el más influyente de los críticos y editores de Japón, y probablemente con su hijo, músico de jazz.
del mundo. Autor de tres tratados decisivos sobre la naturaleza del lengua- El poeta más leído de Japón no es él sino Makoto Ooka, aunque en su
je poético, de un diario puntual y de una curiosa ficción narrativa, Teika función de crítico. Durante veinticinco años, el Asahi Shinbun publicó
definió el texto, y en buena medida la posteridad, del Genji Monogata- todos los días en su primera plana Oriori no uta, una columna en que
ri. Conceptos como el de wabi, esencial en la estética japonesa (y popular Ooka comentaba, en no más de ochenta caracteres (hay que decir que el
en el Occidente contemporáneo), son en buena medida obra de Teika. Pe- japonés ocupa cuatro veces menos espacio en la página que el español), un
ro su obra más popular (no hay japonés que no se la sepa de memoria) es breve poema o el fragmento de un poema, siempre con erudición, con gra-
una de sus antologías. El Hyakunin Isshu (Cien poemas de cien poetas), cia –y con economía de medios. Lo más notable es que no se trataba de la
compilada hacia 1230, ha sido durante siglos, sin duda alguna, la más po- crítica de un académico o un periodista, sino de un poeta muy destacado.
pular entre las numerosas antologías de poesía japonesa. Las ediciones, co- Notable, claro, para quien mira las cosas desde fuera. No parece tan
mentarios, adaptaciones, parodias y recreaciones no han dejado de suce- extraordinario en un país en el que los grandes poetas se convierten al mo-
derse desde el primer momento y el libro (un conjunto de poemas escritos rir en divinidades, y en donde los políticos no citan a autores que no han
entre los siglos VII y XIII) ha desempeñado un papel determinante en la for- leído, porque son autores ellos mismos. El gobernador de Tokio, Shintaro
mación del gusto y la conformación del canon literario. Su influencia se ha Ishihara, obtuvo el Premio Akutagawa con su primera novela y se ganó el
extendido a todas las artes y, más allá de ellas, a toda la cultura del país. respeto y la amistad de Yukio Mishima mucho antes de convertirse en el
Los estudiantes aprenden durante los primeros cursos los cien poemas, ba- hombre más poderoso de la política japonesa. ~

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Del Hyakunin Isshu: Cien poemas de cien poetas

Honda montaña, Boca de Yura.


entre los arces rojos. Igual que el marinero,
El ciervo brama roto el timón,
y al oírlo, de pronto, voy al pairo y no veo
se entristece el otoño. a dónde va mi amor.
– Sarumaru – Sone no Yoshitada

Corté estos brotes Como las olas


del campo, en primavera, que furioso echa el viento
por complacerte, contra las rocas:
y mis mangas enteras así estoy yo, deshecho,
se cubrieron de nieve. entre mis pensamientos.
– El Emperador Koko – Minamoto no Shigekuyi

Si las cortara, Aunque amanezca,


las cortara con una lo sabemos, la noche
corazonada: siempre regresa.
flores de crisantemo ¡Pero cómo es odiosa
blancas bajo la escarcha. la débil luz primera!
– Oshikochi no Mitsune – Fujiwara no Michinobu

Es insondable Calló hace mucho


el corazón del hombre, la voz de la cascada,
pero en mi pueblo pero su nombre
huelen igual que antes corre aún por el mundo
las flores del ciruelo. y acrecienta su fama.
– Ki no Tsurayuki – Fujiwara no Kinto

No se ha cerrado La aurora rasga


la noche y ya amanece: la niebla y en el Uji
es el verano. surgen las cañas
–¿Y dónde, entre las nubes, de las redes de pesca
la luna se ha alojado? en los vados clavadas.
– Kiyohara no Fukayabu – Fujiwara no Sadayori

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Por almohada El cuco canta,
tu brazo en breve sueño pero al volver la vista
de primavera... no encuentro nada.
¡y que mi nombre a nada Una pálida luna
después se redujera! en el cielo del alba.
– Suo Nakako – Fujiwara no Sanesada

No es lo que quiero.
Pero si en este mundo No se han secado
cambiante quedo, las gotas del chubasco
de esta noche y su luna en los cipreses
conservaré el recuerdo. y la niebla se extiende:
– Sanjyo, emperador retirado es otoño, y ocaso.
– Jakuren, monje
La tempestad
sobre el monte Mimuro:
fluye un brocado Noche escarchada.
de hojarasca de arce Cantan cerca los grillos.
río Tatsuta abajo. Tiendo mis ropas
– Noin, monje sobre la estera helada:
nadie duerme conmigo.
Qué soledad. – Fujiwara no Yoshitsune
De mi cabaña salgo
para encontrar
lo mismo en todos lados: Viento en los robles
otoño en el ocaso. por el río de Nara
– Ryosen, monje en el ocaso.
Hacen sus abluciones:
El Takasago, el verano no acaba.
con cerezos en flor – Fujiwara no Ietaka
sobre las faldas...
¡No suban, por favor,
nieblas de la montaña! – Traducción de Aurelio Asiain
– Masafusa

Nubes viajeras
por el viento de otoño
Mis versiones, que no se toman libertades con el sentido de los versos, conservan la
de pronto abiertas. métrica original y, a cambio de los juegos fonéticos que es imposible reproducir,
introducen la rima. A.A.
Claridad de la luna
a través de una grieta.
– Sakyo no Daibu Akisuke

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TANIKAWA SHUNTARO
Cuatro poemas
Árbol toba 1
Muy pronto seré un árbol. No tengo nada que decir en este instante.
El dedo medio me hormiguea, Estoy sentado aquí nomás, tomando el sol.
hay brotes en mis yemas. Mi mujer es hermosa
Me descubro otras hojas y mis hijos encantadores.
en el dedo anular y el índice, y el brazo
se me bifurca en ramas ágiles. ¿Te digo la verdad?
Bajo la camiseta No soy ese poeta
tengo un tronco rugoso. que finjo ser.
Los dedos de mis pies entran al lodo,
agua tibia me sube al bajo vientre. Fui creado y aquí estoy, descartado.
Voy a dejar de ir a la escuela. Mira: aunque es oscuro el mar,
Voy a dejar el beisbol y la pesca. la luz rompe en las rocas.
Voy a quedarme quieto, hasta de noche.
La lluvia me refresca. De veras que no tengo qué decirte
Nadie se fija en mí. salvo que el día está empapado de sol y paz;
Pasan corriendo al lado. aunque la sangre corra por las calles de tu ciudad.
Aquí me quedaré hasta que me seque. Voy a estar siempre encandilado por este sol.
Murmurando, cimbrado por el viento.

toba 11
Secreto
No intento preservar este instante en el tiempo.
Alguien oculta algo. Tiene cierto valor
No sé quién, y no lo dejaré pasar inadvertido.
no sé qué. Pero la luz se escapa todo el tiempo
Si lo supiera lo sabría todo.
Aguanto la respiración y escucho y aun estas palabras,
el rumor de la lluvia por el suelo. escritas en la arena
Algo estará ocultando. –aunque no por dedos–
Cae para que sepamos su secreto están sujetas al capricho.
pero no puedo descifrar su código.
Me escurro en la cocina, Mis hijos se parecen
husmeo, a mí completamente, y no.
veo la espalda de mi madre. Estoy contento.
También oculta algo.
Piensa en sus cosas mientras ralla un rábano. Como estos guijarros, conchas y trozos de botellas,
Me intrigan los secretos tan duro como frágil,
pero nadie me cuenta nada. mi corazón humano se lava en la playa. ~
Me asomo al agujero de mi pecho:
sólo veo, nublado, el cielo negro. – Traducción de Aurelio Asiain

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ANUNCIO SECTUR
MAKOTO OOKA
Tres poemas

A la manera de Goethe El sauna y el agua del lago


–Viaje a Finlandia–
No hay, en este mundo,
nada que no se aguante Iba de Kuhmo hacia Cayani
–como no sean esos días y al pasar a la orilla del lago
de dicha interminable. me detuve y entré en el sauna
Y de ahí que los dioses
sólo a las cosas efímeras Azotado con ramas de abedul
les dieran esa sombra, volví a la vida
esencia y apariencia y me arrojé en el agua helada
fugaz de eternidad que es la belleza ~ Con los músculos tensos relajados
– Traducción de Aurelio Asiain solté la música del cuerpo
y Kuhmo volvió a ser
la tierra legendaria de este tiempo

Plegaria matutina Nadaba entre los patos y en la orilla


un amigo en cuclillas me observaba
Oh, dioses, yo Estuve largo rato a voz en cuello
contándole chistes obscenos
quisiera pensamientos
claros como los hilos Suspendido en el agua transparente
radiantes de la araña olvidado de mí en lo hondo del cielo
supe de pronto
aunque formaran, ay, la tela que las bromas obscenas las hacían los dioses
en que la hermosa mariposa moradores de un lago tan hermoso
en cadáver al viento se quedara ~ donde sin duda se aburrían ~
– Traducción de Aurelio Asiain – Traducción de Aurelio Asiain y Yumio Awa

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