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Diez puntos sobre el pensamiento


Variedades

Se celebra el día de la filosofía. La filosofía diría que con un sólo día no le


basta, que el despliegue pensante que ella encarna necesita más tiempo y
más espacio, que todos los días son suyos, pero sírvanos el pretexto de
recordarla con una fecha para llamar la atención sobre su importancia y
sobre la necesidad de actualizarla.

La filosofía es la operación básica de todo emprendimiento educativo, el


pensamiento eje, la militancia pedagógica elemental, el cultivo
imprescindible de la propia mirada, la visión del mundo gestada y vuelta a
parir innumerables veces. Debemos darle la vitalidad que requiere,
alejándola del rigor mortis en el que la tradición la confina. Sea el siguiente
texto una invitación a avanzar en ese sentido.

1. Pensar es una actividad constante. No puede ser evitada pero sí puede


ser incentivada. Si el pensamiento puede a veces sentirse como un peso no
debemos optar por ahogarlo: hay que mejorarlo, depurarlo, curarlo. Pensar
nos molesta cuando estamos atascados, cuando tenemos ideas viciosas,
cuando no hemos logrado aun pensar a favor nuestro. Cuando el
pensamiento está emplazado en el lugar que le corresponde, que es el de
ayudarnos a avanzar en lo que queremos, no molesta, resulta excitante.

2. El pensamiento es un poder similar a la energía nuclear: parte de


operaciones mínimas, casi invisibles, pero genera movimientos y poderes
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capaces de alterar la vida personal completa o incluso de modificar algunos


aspectos de sociedades enteras.

3. Pensar es un trabajo, un juego, una libertad, una disciplina, un camino,


un hallazgo, una costumbre, un instante, un compromiso, un placer, un
ritual, un salto, un amor, un esmero, un atrevimiento.

4. El pensamiento pertenece a todas las tareas, se entremezcla con todos


los proyectos, puede ser útil en cualquier circunstancia. El pensamiento es
un arte guiado por el deseo y la intención, capaz de dar forma y sentido allí
donde es necesario.

5. El pensamiento es la respiración del sentido, el que elabora el caldo de


las emociones y la sensorialidad, y entrega como fruto un alimento siempre
renovado.

6. Pensar hace hombre al hombre, mujer a la mujer, individuo al individuo.


Lo más propio se enuncia en la constante irradiación de una conciencia
activa. Esa conciencia no es dueña del ser, pero en ella la totalidad entra en
ebullición permanente.

7. El pensamiento inventa los problemas y las soluciones, produce los


avances y los retrocesos, desata los nudos o genera trabas que pueden
parecer insolubles. Del cultivo adecuado de su arte depende el rumbo que
tome una vida, una comunidad o una empresa.

8. El pensamiento se aprende, se cultiva, se protege, se promueve, se


fortalece, se dirige, se produce, se empuja y se sostiene. El pensamiento es
una acción del cuerpo que siente y busca, y está presente en todos los
impulsos más ambiciosos de los que somos capaces.

9. La información puede ayudar al pensamiento, pero puede también


paralizarlo. La competencia puede hacerlo más vigoroso, pero puede
inhibirlo. La inteligencia es una ayuda, a no ser que lleve al pensamiento
por caminos errados o innecesarios, cosa que también sucede. El
pensamiento requiere del ajuste de muchas variables. Se afina, como un
motor o un instrumento.

10. El pensamiento de un equipo bien entrenado lleva la elaboración a un


nivel superior. El equipo de pensamiento debe sumar perspectivas,
combinar estilos, ensayar distintas estrategias.

Por: Alejandro Rozitchner | 17-Nov-2004|

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