Está en la página 1de 4

A.

Razón observante

148 (30-34)

Empezamos el itinerario de la exploración de lo que significa la identidad de


la autoconsciencia y de la conciencia –es decir la Razón- por un primer
enfoque que considera esta identidad como “inscrita en el “en sí”, en el ser,
por así decirlo. Después de ver que eso no concluye pasaremos a otro enfoque
que será considerar esta identidad como algo que podría entender del “para
sí”, y por fin intentaremos pensar esta identidad a través de un enfoque
juntando en sí y para sí. Por el momento empezaremos por el en sí.

Así que vemos la razón persevante tratando de buscar la identidad


pensamiento–ser inscrita en el ser. Ella se considera como siendo este otro
que es el ser aprehendido en la certeza sensible y la percepción. Es la
significación de la frase “el ser tiene la significación de lo suyo” (juego de
palabra sobre “sein” y “sein” como suyo igual a “mein” y “meinen” de la
certeza sensible).

148, 33; 149, 1

La razón es diferente de lo que la conciencia pensaba antes: la conciencia en


la certeza sensible o percepción estaba llevada por los acontecimientos sin
entender lo que le pasaba mientras que ahora la conciencia retoma esta
certeza sensible y esta percepción a partir de la identidad pensamiento/ ser
que es ella misma: lo que para la certeza sensible y la percepción era una
cosa, ella ahora lo quiere encontrar en el ser como concepto, “a tener en la
coseidad solamente la conciencia de ella misma” (148, 49)

149 (1-5)

No estamos en este sentido en el idealismo inmediato descrito anteriormente.


Estamos en una conciencia que es el resultado de la mediación del ser (o de
la conciencia) por la autoconciencia mediación que ha salido de su propia
inmediatez progresivamente en la sección autoconciencia para entenderse de
manera completa al pasar en la sección razón. Esta génesis que hemos visto
como auto diferenciación del para si en el si, como asunción del en si por el
para sí hace que la razón, que es esta auto diferenciación, toma “interés”
(149, 1) en el mundo “porque es la certeza de tener su presencia en él” o “de
que la presencia sea racional” (149,3). Esta razón se busca a sí misma en el
mundo, siendo ella misma identidad de ella misma y de su otro, “infinitud”.
Pero todo eso, que es otra cosa que el idealismo “inmediato”, es sin embargo
una primera autorrealización de la certeza de la razón en el registro del ser,
del “en sí” y esta búsqueda va a tener sus límites que van a abrir después
otras etapas: en el para sí (B) y en el en sí y para sí (C)

149 (5-10)

En el comienzo la razón solamente “se barrunta” (s’entrevoit) en la realidad


y su enfoque frente a esta realidad es todavía superficial. Se ve como
posesora de ella y “toma” universalmente “posesión de esta de la propiedad
de que está segura”

149 (10-13)
Pero esta curiosidad superficial no la satisface y su interés no se reduce a
ella. En la realización de su “toma de posesión universal” encuentra como
propiedad suya el “otro ajeno” que el idealismo inmediato temía siempre
afuera de si (Hegel lo califica aquí como Razón abstracta) (Kant/Fitchte). Aquí
se va a plantear la cuestión de saber a qué profundidad se va a establecer la
relación de la conciencia con este otro “que tiene en sí misma” (a la diferencia
de la Razón abstracta” 148, 8) y que es su “esencia”.

149 (13-17)

Nota de J. Gauvin a este texto. Las dos versiones alemanas difieren:

Primera versión (Glokner, seguido por Hyppolite y Negri). Hay una coma
después de “esencia más profunda”. Se lee por consiguiente así: “la Razón
sospecha (o se barrunta) como una esencia más profunda de lo que es el
puro yo, etc.

Segunda versión (Lasson): hay un punto y coma después de “esencia más


profunda” se lee entonces así: “la razón se barrunta como esencia más
profunda porque el puro yo es y tiene necesariamente que exigir que la
diferencia y el ser multiforme devenga para el cómo lo suyo”, etc. Lo que
parece mejor.

Comentario: es necesario que las diferencias efectivas caigan en el yo, la


toma de posesión no hacen caer en el yo el ser como diferenciado. Sigue
ajeno. Es necesario que las cosas vuelvan a ser mías en cuanto sean
diferentes.

BH: me parece que se puede relacionar esta exigencia con la diferencia que
hay entre certeza sensible y percepción (63, 12-29)

En esta etapa, en cambio, la razón es solamente “instinto”, quiere


encontrarse directamente en el ser, en lo que busca (nota Hippolyte I 205,
4) se adivina a sí misma como más que esta actitud instintiva pero no es sino
una “adivinación”.

Intuirse a sí misma “como la realidad y hallarse presente como figura y como


cosa” (149, 16-47) sería para la razón haber recorrido toda la Fenomenología
hacia el saber absoluto y haberse introducido en el registro de la Lógica; como
lo vamos a ver en lo siguiente, no va a ser el caso de nuestra razón
observante.

149 (17-20)

La razón observante no va a tener la dicha de encontrarse en su otro a partir


de lo biológico o de la Naturaleza, más generalmente.

Su experiencia nos hace avanzar, sin embargo, hacia el saber absoluto y la


lógica; es solamente una filosofía de la Naturaleza a partir de la lógica que
nos podría hacer entender la verdadera relación de yo con su otro. Eso sería
la realización de la razón (“su florecimiento en ella misma”) “para poder luego
experimentar su realización (“para poder hacer después la experiencia de su
propia perfección”)
El tema se va a desarrollar en el párrafo siguiente.

149 (21-25)

Observar para la razón es quererse encontrar ella misma y “tenerse como


objeto” en lo sensible; la conciencia “supone” (certeza sensible) y dice que
se va a encontrar no como ella misma sino con la “esencia de las cosas como
tales” en un sentido totalmente realista.

149 (25-34)

Explicación “ontológica” de Hegel sobre ese sesgo de la razón observante:

Esta conciencia es razón pero su objeto no es todavía la razón como tal, es


decir la razón como mediación del pensamiento y del ser, la razón como
“esencia igual de las cosas y de sí misma” (149, 28). Si la conciencia como
razón observante se podía entender a sí misma y “supiese que la razón en su
figura peculiar solo se puede hacer presente en la conciencia (y no en el ser)”,
“se buscaría más bien en ella que en las cosas” y “se vería llevada de nuevo
de esta profundidad a la realidad para intuir en esta su expresión sensible
pero tomando esta en segunda como concepto”

Hyppolite: Eso constituyera propiamente una filosofía de la naturaleza (nota


6, pág. 206)

No sería posible esta filosofía de la naturaleza sino como una etapa que
implica para Hegel primero un “conocimiento directo de la razón por ella
misma” que es la tarea de la lógica (ver la nota sobre N. Hartmann Hyppolite
p. 205 note 5) para ir “de nuevo de esa profundidad a la realidad”.

P.149, 35 – p. 150, 9

La conciencia piensa que observa y recoge las cosas como son; en realidad
las transforma en cosas “que sólo poseen verdad como conceptos”. Para ella
las cosas que observa “son”, para nosotros en este proceso de objetivación
de la conciencia, se va revelar por su fracaso lo que ella misma es.

J. Gauvin: la Razón busca leyes; lo sensible por consiguiente desaparece


siempre; lo que conseguimos es la diferencia interior como diferencia exterior
en vez del puro concepto que tiene en sí mismo sus diferencias.

a. OBSERVACION DE LA NATURALEZA

I. Observación de las cosas de la naturaleza

a). Descripción

P. 150, 14-151, 25

La conciencia afirma que es solamente certeza sensible, pero olvida decir que
es ella la que determina la sensación.

Igualmente dice que es percepción, pero es ella misma que dice que lo
universal es lo que vale.
La conciencia, pensando que lo que vale es lo Universal, lo piensa como
Universal abstracto sin movimiento.

Ha superado la certeza sensible originaria por todo el camino de la conciencia


y la autoconciencia. No estamos en lo “esto” de la certeza sensible a pesar
de lo que dice la conciencia cuando habla de experimentación. Esta
proclamando una fe en la certeza sensible que no practica porque ha
interiorizado la imposibilidad de lo “esto” y la necesidad de la tarea de la
abstracción: “lo Universal”. Aquí es pensado como la repetición de lo mismo
y la identificación de este “mismo” en cada una de sus repeticiones es la
“memoria” que hace oficio de “abstractora” (B.H algo hace pensar en Hume).

La conciencia observante extrae del objeto su universalidad por un esfuerzo


de “memoria” que saca el objeto de su singularidad. Es universal lo que
permanece igual a sí mismo. Sobre esta base pasa a una actitud infinita de
“inventariar” en la cual finalmente no se ve claramente lo que es clasificable
como Universal (necesario) y lo que es solamente contingente (151, 20-25).

También podría gustarte