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Acción de lesividad

La administración pública ha instruido a través de diferentes medios jurídicos, la


capacidad, derecho o garantía para que el administrado pueda ejercer el derecho a la
impugnación de tales actos en los casos de vulneración de sus derecho (Flores, 2017)
En una primera línea o instancia tenemos aquellos recursos que pueden ser
interpuestos ante el mismo órgano administrativo que expidió el acto administrativo, para
que en uso de su capacidad para expresar la voluntad administrativa, declare la
ineficacia y la nulidad del acto administrativo, para ello se debe de instaurar el
procedimiento administrativo adecuado para tal efecto (Fraga, 2000).

La opción para el administrado es recurrir ante el mismo órgano que emitió la resolución
del acto administrativo, hecho, o contrato para lograr su reconsideración (rectificación),
mediante el reclamo. Otra opción es la impugnación ante la autoridad superior para
lograr que el acto emitido por el funcionario inferior sea cambiado, para ello se puede
interponer el recurso de reposición en los casos que la ley establece como parte del
derecho de impugnación que le asiste al administrado cuando este ha procedido en
ilegal, e indebida forma (Santofilio, 2003).

Sin embargo cuando la presentación de reclamos o de recursos no han surtido el efecto


deseado por el administrado, es decir que sea cambiado, rectificado o declarado nulo,
y sin haber más opciones dentro del sistema de administración pública, el presunto
perjudicado tiene la posibilidad de propiciar una acción ante el poder judicial, claro está
sin la necesidad de agotar la vía administrativa.

Dentro del sistema de administración de justicia, el poder judicial ha instaurado las


acciones Contenciosos Administrativo y Contencioso Tributario, órganos de
administración de justicia que los particulares tienen como un medio judicial para hacer
valer sus derechos presuntamente perjudicados por decisiones de la administración
pública; a pesar de la presunción de la legitimidad y legalidad de los actos
administrativos, la ley prevé como una garantía jurídica para el administrado de recurrir
ante los tribunales de justicia judicial para que revean estas decisiones administrativas
(Correa, Gonzales, & Valencia, 2012).

Pero que sucede cuando es la propia administración publica la que debe de rever sus
decisiones administrativas, por deducción lógica y amparada en la autotuleta
administrativa debería tener la capacidad de poder revocar esos actos considerados
nulos por cualquiera de las causas que la misma ley (ERJAFE), ha señalado como
causales para declarar las expresiones de voluntad emanadas de los organismos y
dependencias estatales (ERJAFE, 2002).

La doctrina en cuanto a la posibilidad de que la propia administración revea sus


decisiones en sede administrativa ha sido tema de debate entre los estudiosos que
opinan que debería instaurarse el mecanismo dentro de sus facultades administrativas,
por lo que mediante este procedimiento se evitaría la recurrencia a los órganos judiciales
para que conozcan y resuelvan estas controversias. Para ello ha de considerarse que
tal posibilidad cuando los actos carecen de legalidad. El asunto varía cuando los actos
que se pretende impugnar poseen todos los requisitos formales, legales y de
procedimiento.

En los casos antes citado la posibilidad para que la propia administración revea sus
actos se ve restringida y esta restricción se relaciona en principio con la seguridad
jurídica que debe de establecer cada estado para con sus actuaciones. Para ello si la
administración pública requiere la revocatoria o anulación de un acto administrativo que
en principio contiene todos los requisitos antes descritos, se requiere de la declaratoria
de lesividad para su ulterior revocatoria (Dromi, 1979).

Para poder dilucidar con mejor claridad, es necesario aclarar cuáles son los casos en
que se ha de recurrir en la declaratoria de lesividad de los actos administrativos, se debe
recurrir a la doctrina, debido a que la Ley, en este caso la ERJAFE, solo hace un
pronunciamiento general de los actos que pueden ser declarados lesivos, el mismo
artículo 97 citado anterior explica que son los actos declarativos de derechos y que no
son anulables porque poseen todos los elementos de validez: elementos objetivos,
subjetivos y formales.

Esta declaratoria de lesividad debe darse como un requisito de procedibilidad para que
la acción pueda ser presenta ante los tribunales Contenciosos Administrativos, tal como
lo dispone el ERJAFE en el artículo 97, que dispone que para proceder a la anulabilidad
de los actos que han sido impugnados por los administrados perjudicados o por
consideración de la propia administración que ha de declarar mediante decreto ejecutivo
o acuerdo ministerial.

El artículo 168 del mismo cuerpo legal dispone cual es el procedimiento para que se
proceda a declarar la lesividad de un acto administrativo, los plazos indicados para tal
efecto son que no debe de haber transcurrido más de tres años de que acto ha sido
emitido por el órgano administrativo, caso contrario opera la Impugnabilidad de tal acto.
Además se deberá notificar a los interesados los actos administrativos, aquellos
administrados favorecidos o beneficiados de alguna manera para que hagan valer sus
derechos (ERJAFE, 2002).

El procedimiento Contencioso Administrativo según lo define Carlos Betancourt


Jaramillo es el conflicto que surge entre el administrado y la administración pública, en
los cuales se considera que el administrado ha sufrido la vulneración de sus derechos
subjetivos y que se requiere para ello la declaratoria por parte de un organismo
independiente que mediante se pronuncia mediante sentencia sobre el objeto
controvertido (Betancourt, 2003).

Quienes pueden actuar como legitimadores activos están las instituciones del estado
que en los términos que señala La Constitución en el artículo 225, y el COGEP, en el
artículo 301 y con mayor precisión en el artículo 303: como legitimadores pasivos están
aquellas personas naturales o jurídicas descritas en el artículo 304, sin embargo cabe
anotar que el administrado no se presenta como el demando, sino que este deberá ser
notificado para que haga valer sus derechos.

Cuando se ha procedido a realizar la declaratoria de lesividad en los términos previstos


en la ley, la acción Contencioso Administrativo ha se presentarse también respetando
los términos de acuerdo a lo que establece el Código Orgánico general de Procesos que
según dispone el numeral cuatro, ha de ser de noventa días desde la fecha en que se
declaró la lesividad del acto administrativo.

El procedimiento a aplicarse en los casos de acción de lesividad es el ordinario, según


lo dispuesto en el numeral tres del artículo 326. Como requisito de procedencia esta que
la demanda ha de contener los mismos elementos del artículo 142 y los que dispone el
artículo 308 y que son la copia certificada del acto administrativo y la declaratoria de
lesividad. Por ultimo cabe anotar que se establece un término de prescripción de la
acción tal como los dispone el artículo 307.

Como conclusión podemos señalar que la acción de lesividad es un recurso instaurado


en la ley para que la propia administración pública pueda revocar sus decisiones que
poseen los requisitos de validez y que ha creado derechos subjetivos en los
administrados Se requieren de una declaratoria previa de lesividad para los intereses
generales por parte de la propia administración y se debe presentar ante el tribunal
Contencioso Administrativo en los términos señalados en la ley.

Bibliografía
Betancourt, C. (2003). Derecho Porcesal Administrativo (Cuarta ed.). Bogota: Señal
Editora.
Correa, J., Gonzales, J., & Valencia, A. (2012). La Revocatoria Directa de los Actoas
Administrativos. Pereira: Universidad Libre de Pereira.
Dromi, R. (1979). Accion de lesividad. Dialnet, 209-225.
ERJAFE. (18 de marzo de 2002). Estatuto del regimen Juridico Administrativo de la
Funcion Jucidial. Quito, Ecuador: Editorial Lexis S.A.
Flores, J. (2017). La Potestad Revocatoria de los Actos Administrativos. Revista de
derecho de la Universidad Del Norte, 191-222.
Fraga, G. (2000). Derecho Administrativo (40 ed.). Buenos Aires: Editorial Porrúa.
Santofilio, J. (2003). Tratado de derecho Administrativo. Bogota: Universidad de
Externado de Colombia.

Integrantes:
María José Morocho
Johnny Landázuri
Diego Orobio
Carlos Zúñiga
Sebastián García
Roberto Mogrovejo

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